“Y os restituiré los años que comió la oruga” (Joel 2:25).
¿Desperdiciaste años antes de arrepentirte y entregarle todo a Jesús? Quizás piensas: “Podría haber avanzado mucho más en Cristo. Podría haberle traído tanto gozo a su corazón. Nunca podré recuperar todos esos años desperdiciados”.
Todos queremos compensarle a Dios nuestros años perdidos, hacer las paces y pagarle. Pero él dice: “¡Yo te lo compensaré! Tú no puedes compensarme ni una sola hora desperdiciada, así que anda delante de mí en justicia y aléjate de tus pecados. Yo compensaré todas las pérdidas, independientemente de si son tuyas, de tu familia o de otras personas”.
Para los pecadores arrepentidos, el Señor declara: “No temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas” (Joel 2:21).
No necesitas avergonzarte de tus años desperdiciados. Naciste para sus propósitos eternos. Él planeó para ti una vida de satisfacción, gozo y utilidad en su reino, pero el plan de Dios para tu vida fue interrumpido por el devorador.
¡Pero ahora, en Cristo, todo es nuevo! El Señor vuelve al día en que llegó la langosta y comienza a contar nuevamente desde el momento en que te arrepentiste. Todas esas bendiciones que te perdiste fueron almacenadas; y todo el gozo y la paz que pensaste que se habían ido para siempre fueron de hecho, guardadas por el Señor.
Pablo dijo: “Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).
Puede ser que sientas remordimientos por tu tiempo desperdiciado; y los recuerdos te mantendrán humilde, pero a los ojos de Dios, tu pasado es un tema muerto. Tu Padre amoroso dice: “Olvida el pasado y sigue adelante, hacia lo que yo te he prometido”.
DAVID WILKERSON