interés
como para pedirle a Jesús que les diera la interpretación. Para el resto, los misterios se mantuvieron
escondidos en el simbolismo de la parábola.
A los
discípulos les dijo aparte: <> (Lucas 8:10). A
los que tenían oídos para oír, El estaba diciendo, en efecto: <>. Era un privilegio asombroso para
un grupo compuesto en gran parte de pescadores de una aldea remota de Galilea.
Aunque
Jesús estaba presentando las parábolas de manera que ocultara la verdad a los
oídos incrédulos, nadie fue excluido en contra de su voluntad. Cualquier
persona que realmente quería entender podría haberlo pedido. Recuerde que Jesús
insto a cada persona a escuchar con atención para lograr entender:
<> (Lucas 8:18). La respuesta de los
oyentes haría separación entre los que creían y los que no creían. Los que
creían buscarían la verdad y la encontrarían. Pero para los que no creían, las
parábolas solo les ocultarían más la verdad. La ceguera espiritual de ellos se
vio agravada por su propia incredulidad y se hizo más profunda por el juicio
divino.
Pero a los discípulos
indagadores, Jesús les dijo: <> (Mateo 13:16-17).
Años más tarde, Pedro todavía estaba en asombro de tal privilegio. El escribió:
Los profetas que profetizaron de la
gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de
esta salvación, escudriñando que persona y que tiempo indicaba el Espíritu de
Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de
Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A estos se les revelo que no
para sí mismo, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas
por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del
cielo; coas en las cuales anhelan mirar los ángeles. (1 Pedro 1:10-12).
Verdades que eran un misterio, no
solo a los profetas del Antiguo Testamento, sino también a los ángeles, fueron
explicadas a Pedro y sus compañeros.
La
explicación.
Esta
parábola nos da un importante cuadro de cómo debemos leer e interpretar la
narración de Jesús. La explicación de Jesús es tan simple y directa como la
propia parábola.
Esta
es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de junto al
camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la
palabra para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que
habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen
por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre
espinos, son los que oyen, pero yéndose son ahogados por los afanes y las
riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Más la que cayó en buena
tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y
dan fruto con perseverancia. (Lucas
8:11-15).
La semilla representa la Palabra de Dios. Específicamente aquí es el
mensaje del evangelio (las buenas nuevas del reino). La palabra de Dios (el
mensaje del evangelio en particular) también se prefigura como semilla en Santiago 1:18-21 y 1 Pedro 1:23-25.
Hay un atisbo de esta misma figura en dos conocidos pasajes del Antiguo
Testamento. Isaías 55:11 muestra la
Palabra de Dios siendo esparcida de manera análoga al método del sembrador:
<>. El
principio de Salmos 126:5-6 ciertamente se aplica a la labor del evangelista de
esparcir el evangelio:
Los que sembraron con lágrimas,
Con regocijo segaran.
Ira andando y llorando
El que lleva la preciosa semilla;
Más volverá a venir con regocijo,
Trayendo sus gavillas.
Esta, entonces, es la clave para entender el significado de la parábola:
<< La semilla es la palabra de Dios>>.
El sembrador no se identifica propiamente. Algunos piensan que representa
a Cristo mismo, porque cuando Jesús explico la parábola de la cizaña, El
dijo:<< El que siembra la buena semilla es el hijo del hombre>> (Mateo 13:37). Pero estas son diferentes
parábolas y las figuras del lenguaje no son las mismas. Una regla importante a
tener en cuenta en la interpretación de las parábolas es no mesclar los
detalles. Por ejemplo, en la parábola del sembrador se nos dice expresamente
que la semilla representa la palabra de Dios y (como veremos en breve) la buena
tierra representa un corazón humano debidamente preparado para recibir la
Palabra. Pero solo unos pocos versículos más adelante, en la parábola de la
cizaña (Mateo 13:2-30), la buena
semilla representa a <> (los verdaderos
habitantes del reino de Dios) y << el campo es el mundo>> (v. 38). Así que debemos tener cuidado
de no mesclar el simbolismo de las parábolas.
El sembrador de la parábola no se identifica porque su identidad no es lo
más importante. El representa a cualquier persona que distribuye la semilla. El
sembrador es todo aquel que proclama la Palabra de Dios, ya sea mediante la
predicación, el evangelismo personal, mediante el testimonio personal, o de
cualquier otra forma. El sembrador es el que esparce la palabra de Dios o el
mensaje del evangelio.
El mensaje de la parábola tiene que ver con el terreno. No se puede
obtener la esencia de esta parábola sin entender que el suelo es una imagen del
corazón humano. De manera específica, la parábola destaca cuatro tipos
diferentes de corazones con diversos grados de receptividad. Lucas 8:12 da una prueba irrefutable de
que el suelo de la parábola representa el corazón humano: <y quita de su corazón la Palabra, para que no crean y se
salven>> (énfasis añadido).
Esta palabra corazón facilita
una correcta interpretación de la parábola. El corazón es, por supuesto, donde
la semilla de la Palabra de Dios debe prender. En las palabras de Lucas 8:5: << mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la
palabra oída, y dan fruto con perseverancia>> (énfasis añadido).
Así que la parábola se refiere a los corazones en etapas variadas de
receptividad. Todos los cuatro tipos de terreno consisten en los mismos
minerales. Son orgánica e intrínsecamente idénticos. Lo que los hace distintos
unos de otros es si están en una condición adecuada para producir o no fruto.
Una vez más vemos que el asunto que Jesús está enseñando no tiene nada
que ver con la habilidad del sembrador o
por la calidad de la semilla. La semilla es perfecta y eternamente
inmutable. Cualquier intento de mejorar la cosecha mediante el uso de diferente
semilla es una negligencia en el cumplimiento del deber incuestionable del
sembrador. El asunto no es producir solo un denso pero infructuoso follaje. Si
este fuera el objetivo, podría sembrar plantas productoras de hojas como diente
de león. Es muy cierto que estas germinan y crecen con mayor facilidad en
tierra poco profunda, dura o con malezas.
Pero, ¡ay del que trabaja la tierra y busca una cosecha de esta manera!
La palabra de Dios no adulterada es la única semilla verdadera y
legitima. El sembrador es el que esparce el mensaje de la Palabra de Dios
(representado en la proclamación del evangelio). Jesús ni siquiera menciona las
condiciones climáticas, pero estas serian las mismas para los cuatro tipos de
terreno, y la cosecha cien veces más implica que el clima fue muy bueno en este
caso. El único factor que es distinto entre una cosecha abundante y la seca
esterilidad desolada de la tierra junto al camino es simple y sencillamente la
condición del suelo.
Aquí, entonces, esta la lección de esta primera parábola: la respuesta de
una persona a la Palabra de Dios depende de la condición del corazón de esa
persona. Además, el fruto es la única evidencia de que alguien ha escuchado la
palabra correctamente.
No deja de ser significativo que cuando Jesús comenzó
a develar los misterios del reino, esta haya sido la primera verdad que enseño.
Es una verdad fundamental que necesita con urgencia recordársele a la iglesia
de hoy. Los evangélicos adoptan constantemente todo tipo de metodologías
extrañas y no bíblicas porque piensan que pueden obtener una mejor respuesta de
los corazones mundanos, duros y de poca profundidad. Algunos alteran la semilla o crean semilla sintética.
Tratando actualizar el mensaje, bajan el tono del escándalo de la cruz y ponen
fuera las partes duras o impopulares. Muchos simplemente reemplazan el
evangelio por un mensaje totalmente diferente.
Algunos abandonan la tarea del sembrador. Deciden
que esparcir la semilla en su alrededor es primitivo e ingenuo. Imaginan que
pueden diseñar un mejor uso para el campo. ¿Por qué no utilizarlo para un festival de música o
convertirlo en un teatro?
Sin embargo, la parábola no se trata de mejorar
la calidad de la semilla, la habilidad del sembrador o encontrar un uso más
elegante para la granja. Todo es acerca de la condición del terreno. Si la
Palabra de Dios da fruto en la vida de un oyente o no depende en última
instancia de la condición del corazón de esa persona. Las diversas condiciones
del corazón expuestas por Jesús ilustra toda la gama de posibilidades humanas.
EL que oye junto al camino.
El terreno poco profundo, comprimido y seco junto
al camino es un cuadro del corazón que es impenetrable a la verdad bíblica.
Esta es quizá la más inquietante y sin esperanza de todas las condiciones que Jesús
presenta. La incredulidad y el amor al pecado han cubierto el corazón como de
una roca densa y dura donde la verdad no puede penetrar y mucho menos echar raíces.
La persona oyente así es, por lo tanto,
indiferente, sin esperanza, espiritualmente muerta y totalmente susceptible a las estratagemas de Satanás.
Jesús explica: << y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el
diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se
salven>> (Lucas 8:12). Este versículo, por cierto explica el verdadero
objetivo simbolizado en la tarea del sembrador. Su objetivo es que las personas
<>. Solo hay una manera de sembrar la semilla
adecuada para este objetivo: proclamando el evangelio de Jesucristo (que es, después
de todo, el asunto final y el verdadero objetivo de toda la Biblia). El
sembrador es un evangelista. El espera una cosecha de almas.
Inevitablemente, se encuentra con oyentes que
tienen un corazón como de concreto. El Antiguo testamento los llama <> (Éxodo 32:9; 2 Reyes
17:14). La clara implicación es que estas personas han endurecido
deliberadamente sus propios corazones. <> (Jeremías
19:15). De Sedequias, el rey joven y malvado quien <> (2
Crónicas 36:12), las Escrituras afirman: <> (v.13). Deliberadamente endureció su
propia voluntad para no arrepentirse. Los hombres como el eran los que
apedrearon a Esteban, quien los llamo: ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón
y oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así
también vosotros>> (Hechos 7:51).
Tal persona se representa por un sendero estéril
y muy transitado alrededor del campo. Este corazón es una vía pública,
atravesado por la multitud mixta de iniquidades que continuamente lo cruzan. No
está cercado, de manera que se mantiene expuesto a toda pisada de cualquier
malvado que pasa por él. Nunca es arado por la convicción. Nunca se cultiva con
algún tipo de búsqueda de sí mismo, examen de conciencia, contriccion, evaluación
honesta de culpa o arrepentimiento verdadero. El corazón esta tan endurecido en
contra de la dulce atracciones de la Gracia como lo está en contra de los
tremendos terrores del juicio. La indiferencia, la insensibilidad y un amor por
el pecado han hecho el corazón de esta persona denso, seco e impenetrable.
Este es el necio de (Proverbios 1:7) y <> (18:2). Lo interesante aquí es que Jesús no está ante ateos. El
esta hablando a gente de una cultura muy religiosa y el mas difícil de todos los corazones
entre los que le escuchan ese día es la aristocracia religiosa, lo más selecto
de los escribas y fariseos, los mismos que hacia tan poco habían blasfemado
contra El Espíritu santo, separándose ellos mismos de la gracia por completo.
El pecado de ellos personifica el máximo grado de dureza de corazón. La condición
de ateo es un mejor estado espiritual que el que ellos tienen. En otra parte Jesús
les dijo: <> (Juan
8:44).
Aquí de nuevo Jesús afirma que los corazones
endurecidos están por completo a merced del maligno. << Viene el diablo y
quita de su corazón la Palabra, para que no crean y se salven>> (Lucas 8:12).
¿Cómo el diablo arrebata la palabra de dios de un
corazón? El tiene muchos mecanismos y no deberíamos ignorarlos (2 Corintios 2:11). Si piensa que Satanás y sus obras son siempre obviamente diabólicos,
usted va a ser defraudado por él. El diablo utiliza el engaño. El << es
mentiroso, y padre de la mentira>> (Juan
8:44). Se transforma a sí mismo y a sus siervos para parecer ángeles de luz
y ministros de justicia (2 Corintios
11:14-15). Confunde a la gente mediante falsos maestros que vienen en
nombre de Cristo, pero sutilmente atacan o menoscaban la verdad del evangelio. También
utiliza las pecaminosas paciones humanas: el temor a lo que puedan pensar los demás,
el orgullo, la obstinación, el prejuicio o las diversas concupiscencias. Apela
al amor del corazón caído por os placeres del pecado porque sabe que la gente
ama < (Juan 3:19), y él se aprovecha de
esto. Es fácil para el hacerse atractivo a los amantes de las tinieblas. Luego
de haber ganado la confianza y atención del pecador, le desvía la mente de la
verdad de la Palabra, despojándole de esa verdad de la conciencia de la
persona.
El que hoye
superficialmente.
La delgada capa de tierra
sobre un estrato de roca ilustra a una
persona de corazón poco profundo que responde de inmediato, pero solo superficialmente.
<> (Lucas
8:13). Sin raíces profundas la vegetación no puede vivir mucho tiempo en un
clima seco. Crece verde y frondosa con rapidez, pero muere con la misma
rapidez, antes de alcanzar la madurez para dar fruto. Este crecimiento es inútil
con fines de alcanzar alguna ganancia.
Salmos 129:6 compara de manera similar a los malvados con
<> en la
fina capa de polvo que se acumula en un techo plano, la hierba o maleza pueden
germinar e incluso verse exuberante por corto tiempo, pero esta ubicación no
puede sostener la vida a largo plazo. Está destinada a morir en cuanto brota,
incluso los restos muertos son inútiles para cualquier propósito. El salmo
continua diciendo que << de la cual no lleno el segador su mano, ni sus
brazos el que hace gavillas>> (v,7).
En la zona donde vivo,
estamos rodeados de colinas y montañas estériles. Durante la temporada de
lluvias, de repente cobran vida con vegetación de exuberante aspecto. Pero en
muy poco tiempo vuelven al color marrón. El verde que lucía tan prometedor se convierte
en matorrales sin vida, buenos para nada sino como yesca para alimentar los incendios
forestales de California.
Esto es una parábola
perfecta de la forma en que algunas personas responden al evangelio. Ellos son
el polo opuesto de los oyentes de corazón duro. Ellos parecen receptivos. Muestran un gran interés. Jesús dice que
<> (Lucas 8:13). Se entusiasman con ella. Pero todo el entusiasmo se
obscurece por el hecho de que no tienen raíz. Ellos <>. Este es un hecho importante a reconocer: al menos
intelectualmente son receptivos, afirmativos e incluso bastante entusiastas.
Hay una especie de notoriedad temporal que no es autentica fe, precisamente
porque es superficial, sin raíces, por completo a merced de los elementos
contrarios que con seguridad probaran su viabilidad.
No es cuestión de si tal <> caerá, sino de
cuando. Por lo general (aunque no
siempre) ocurre más temprano que tarde. Cada persona que responde positivamente
a la Palabra de dios se enfrentara a un <>. La
palabra griega traducida en Lucas 8:13
se refiere a una prueba, que es claramente el sentido aquí. A la larga, la fe
del nuevo discípulo será puesta a prueba bajo la amenaza de persecución, por
una de las calamidades de la vida, o por la enorme dificultad de mantener la pretensión
de que se tiene una fe profunda y duradera. Si la fe es superficial, sin raíces
y no de corazón. No importa lo entusiasta que la respuesta pueda parecer en un
principio, esa persona va a apartarse, lo que significa que abandonara la fe
por completo.
Jesús dijo en Juan 8:31: <>. En hebreos 3:14 se afirma: <>. El apóstol Pablo dijo que usted puede
saber que está verdaderamente reconciliado con Dios << si en verdad permanecéis
fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis
oído>> (Colosenses 1:23).
Aquellos
cuya fe es meramente temporal escuchan el evangelio y responden de forma rápida
y superficial. Quizá tienen algún motivo egoísta (pensando que Jesús va a arreglar sus problemas o hacerles la vida más
fácil). Ellos no toman en cuenta realmente el costo. Durante un tiempo se
deleitan en una emoción, un sentimiento de alivio, alegría, euforia o lo que
sea.