El primer mensaje que Jesús dio, después de salir de la tentación en el desierto fue: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Él llamó a las personas a arrepentirse incluso antes de llamarlas a creer!
La palabra “arrepentirse” rara vez se menciona en la mayoría de las iglesias de hoy. Los pastores rara vez piden a sus congregaciones que se entristezcan por el pecado, que se aflijan por herir a Cristo por su maldad. En cambio, el mensaje que escuchamos desde muchos púlpitos es: “Sólo cree. Acepta a Cristo y serás salvo”. El texto utilizado para justificar este mensaje es Hechos 16:30-31. El apóstol Pablo estaba detenido en la cárcel cuando de pronto, la tierra tembló y se abrieron todas las puertas de la celda. El carcelero inmediatamente pensó que todos los prisioneros habían huido, lo que significaba que se enfrentaba a la ejecución.
Desesperado, el carcelero sacó su espada y estaba a punto de suicidarse cuando Pablo y Silas lo detuvieron, asegurándole que nadie había escapado. Al ver esto, el hombre cayó ante los apóstoles y gritó: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:30-31). Es importante recordar que el carcelero estaba al borde del suicidio, con la espada en la mano. Ya estaba en el punto de arrepentimiento: de rodillas, quebrantado y temblando ante los apóstoles. Entonces, su corazón estaba verdaderamente preparado para aceptar a Jesús con fe genuina.
Jesús promete que tu tristeza segun Dios, tu corazón arrepentido y tu renovado amor por él te llevarán a la vida. Entonces, ora a él en este momento: “Señor, dame un corazón verdaderamente arrepentido. Llévame de vuelta a quien yo era cuando estaba enamorado de ti. Pero esta vez llévame más allá, a una mayor profundidad que la que haya estado antes!”
Jesús promete que tu corazón arrepentido y tu renovado amor por él te llevarán a la vida.
David Wilkerson