Puerto Rico ocupa una zona privilegiada en la región del Caribe. Localizado en el extremo oriental del archipiélago de las Antillas Mayores, sus islas habitadas localizadas en la región Este, las islas de Culebra y Vieques, inician geográficamente hablando, lo que constituye el archipiélago de las Antillas Menores.El Caribe ha sido el escenario de luchas entre diferentes estados que desde la época mercantil han venido librando importantes batallas por el control de sus rutas comerciales; por el control de sus mercados; y por su control militar. El apetito estadounidense por el Caribe, precede la constitución de su propia república. La adopción de la Doctrina Monroe el 2 de diciembre de 1823 estableció una nueva justificación para tales ideas expansionistas al consignar que cualquier acto o ingerencia de parte de las potencias europeas en lo que antes fueron las colonias españolas, constituía una amenaza a la seguridad de Estados Unidos.
La Doctrina del Destino Manifiesto adoptada en el 1845, establecía que la "providencia divina" llamaba a Estados Unidos a conducir los destinos del Continente. Sobre esta intención, ya Simón Bolívar alertaba a los pueblos latinoamericanos en el Congreso efectuado en Panamá el 22 de abril de 1826 cuando señaló:
"Los Estados Unidos parecen haber sido colocados por la fatalidad en el Nuevo Mundo para causar daño a América en nombre de la Libertad"
Tanto la Doctrina Monroe como la Doctrina del Destino Manifiesto formaron parte en las premisas ideológicas sobre las cuales se desató la Guerra Hispano-cubana- americana de 1898.
En virtud del Tratado de París que puso fin a la guerra, Puerto Rico fue cedido por España como botín de guerra. Su Artículo IX dispuso que los "derechos civiles y la condición política de los habitantes naturales de los territorios aquí cedidos a los Estados Unidos se determinarían por el Congreso."
En 1950 el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley 600, mediante la cual autorizó el inicio de un llamado "proceso constitucional" dirigido a que los puertorriqueños organizaran un gobierno propio en conformidad con los parámetros definidos por el propio Congreso.
Entre las imposiciones del Congreso a la Constitución que aprobó el pueblo de Puerto Rico se encuentra el Artículo VII, Sección 3 que dispuso, lo siguiente:
" Cualquier enmienda o revisión de esta Constitución deberá ser compatible con la resolución decretada por el Congreso de los Estados Unidos aprobando esta Constitución, con las disposiciones aplicables de la Constitución de Estados Unidos, con la Ley de Relaciones Federales con Puerto Rico y con la Ley Pública 600 del Congreso Octogésimo primero adoptada con el carácter de un convenio."
A lo largo de los pasados 108 años nuestro país, no sin grandes esfuerzos, ha mantenido en forma sostenida una resistencia histórica ante los intentos de anexar y asimilar a Puerto Rico.
A partir de la segunda década del siglo XX, el Partido Nacionalista de Puerto Rico bajo la dirección de Pedro Albizu Campos, articuló un discurso político de resistencia activa a toda manifestación de intentos de asimilación y anexión política.
Entre las décadas de 1930-50 el Partido Nacionalista escribió una de las páginas más gloriosas en la historia política puertorriqueña. Desafiando el poder imperialista, llevó a cabo acciones de carácter político militar contra los órganos de poder imperialista en Puerto Rico y Estados Unidos. Entre éstos últimos destaca el ataque a la residencia provisional del Presidente Truman en el contexto de la Insurrección Nacionalista de 1950 y el Ataque al Congreso de Estados Unidos en 1954 como manifestación de repudio a la creación del Estado Libre Asociado y su ratificación como un status no colonial por parte de la ONU. Uno de los héroes combatientes de esa jornada se encuentra entre nosotros participando en este evento. Nos referimos al compañero Rafael Cancel Miranda.
A partir de la implantación del Estado Libre Asociado en 1952, Puerto Rico sufrió importantes transformaciones en el plano económico, político y militar.
Desde 1952, en adelante, se han desarrollado sin éxito diferentes iniciativas por parte de Puerto Rico dirigidas a ampliar el marco de los poderes reconocidos por el Congreso de Estados Unidos a Puerto Rico.
En el plano militar, Puerto Rico pasó a partir de 1898 a ser un importante complemento en la dominación de Estados Unidos en la región.
Desde nuestra isla, Estados Unidos organizó, coordinó o desplegó miles de efectivos militares en todos los conflictos desarrollados en dicha región y en los cuales ha participado. Puerto Rico ha servido, también, de plataforma marítima y aérea en el desarrollo de invasiones militares hacia países hermanos. Desde Puerto Rico, además, se ha brindado apoyo logístico en decenas de actos dirigidos a lesionar y violar la soberanía de países latinoamericanos en el Hemisferio.
Entre las últimas manifestaciones de este tipo de intervención se encuentran la participación de militares puertorriqueños en las operaciones militares relacionadas con la implantación del Plan Colombia y el desplazamiento desde Puerto Rico de unidades navales de la Flota del Atlántico en apoyo a los golpistas durante el Golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Venezuela en abril de 2002.
Históricamente hablando, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, principalmente la Marina de Guerra, han actuado como muro de contención para impedir todo esfuerzo por desarrollar mayores poderes soberanos en Puerto Rico. A pesar de los cambios operados en los pasados años y el cierre exitoso de la Base Naval de Roosevelt Roads gracias a la movilización, lucha y sacrificios de miles de puertorriqueños(as) -entre los cuales se cuentan más de 1,500 detenidos, arrestados y encarcelados- Puerto Rico sigue siendo un importante bastión militar en la nueva arquitectura militar de Estados Unidos en la región.
En los pasados años la insatisfacción con las relaciones políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos se ha manifestado en todos los sectores políticos del país. Tanto los sectores anexionistas, autonomistas como independentistas han catalogado tales relaciones políticas como coloniales.
El autonomismo, no obstante, se encuentra dividido ideológicamente en diferentes tendencias que van desde los que exigen la salida de las instituciones federales de Puerto Rico, FBI y Tribunal de Estados Unidos incluidos, hasta los que plantean solo cambios cosméticos en la estructura colonial. Cabe señalar que desde el punto de vista organizativo, se agrupan casi todos en un mismo partido político. Más allá de sus diferencias o sectores internos, por lo general concurren a las elecciones generales como un solo partido político.
Los cambios que propone el partido que agrupa a los sectores autonomistas, son cambios afirmados a partir de la presión que sobre ellos ejercen las otras dos tendencias ideológicas. Por un lado, afirman la nacionalidad, la cultura, la autonomía fiscal, nuestra personalidad internacional y el desarrollo del ELA hacia unos nuevos poderes soberanos; por otro lado, afirman la ciudadanía estadounidense, la defensa común, la común moneda y el mercado común como base de la unión permanente en la llamada asociación con Estados Unidos. Aunque cada vez mayores sectores en ese Partido adoptan la libre asociación como resultado del proceso descolonizador, la oficialidad rechaza toda propuesta de asociación soberana o república asociada. Para ellos la independencia no constituye una alternativa viable.
El independentismo, a su vez, ha sido incapaz hasta el presente de desarrollar una propuesta aceptable de independencia para nuestro pueblo en la que el propio pueblo haga de ella una opción superior al modelo dentro del cual se desarrolla nuestro país.
De cara a un nuevo siglo y luego del resultado de las pasadas elecciones, el país se encuentra más dividido y con más interrogantes en torno a su futuro político que nunca antes.
En primer lugar, el resultado de los comicios electorales refleja que ni el sector autonomista, ni el sector anexionista, cuenta por sí solo con el voto de la mayoría del electorado. EL sector anexionista, sin embargo, demuestra una mayor cohesión y organización que el sector autonomista.
En segundo lugar, el sector independentista luego de las elecciones, se encuentra más fraccionado que en los pasados años. A la pérdida de la franquicia electoral del Partido Independentista Puertorriqueño, se suma la incapacidad manifiesta del propio movimiento independentista y muchos de sus dirigentes para manejar sus propias contradicciones internas como movimiento político.
En tercer lugar, a pesar de las diversas contradicciones al interior del sector autonomista y su diversidad, el independentismo tiene que sentarse a reflexionar en torno a las particularidades de dicho sector; sus diferencias en términos del desarrollo de su propuesta política; y la posibilidad de articular ciertas alianzas que bien pudieran ser desarrolladas de cara al futuro, tanto desde el punto de vista del fortalecimiento de nuestra identidad nacional, como desde el punto de vista económico, social y político. Asumir que dicho sector es monolítico resultaría tan equivocado como no distinguir que, aún dentro del independentismo, se manifiestan igualmente contradicciones entre sus distintos componentes.
En la lucha contra la corriente anexionista, como en la búsqueda de nuevos poderes soberanos para el país, sectores del autonomismo pueden contribuir significativamente a dicho proyecto.
En cuarto lugar, la parálisis resultante del pasado proceso electoral donde el poder Ejecutivo quedó en el control de un partido; el poder legislativo en otro partido; el poder judicial modificado en la composición de jueces en el Tribunal Supremo por vacantes que surgirán en los próximos años; junto con la pérdida da la franquicia electoral del Partido Independentista Puertorriqueño; unido esto a lo que conforman las luchas sociales, sindicales, ambientales y estudiantiles, por mencionar algunas, en los próximos años; ofrece condiciones favorables para articular una nueva respuesta popular en la descolonización de Puerto Rico.
La realidad económica de Puerto Rico a la luz de los intentos de implantación del ALCA o de modelos a escala más reducida en contexto de la región caribeña, centroamericana o suramericana; la pérdida de la posición favorable frente a otros estados de la región en términos de acceso de nuestros productos al mercado de Estados Unidos; la situación de nuestra hermana Cuba frente a nuevas políticas de agresión económica y militar por parte de Estados Unidos y sus repercusiones; las políticas ingerencistas de Estados Unidos con la soberanía de los pueblos de América Latina y el Caribe; los desarrollos a corto y mediano plazo de la llamada "guerra contra el terrorismo" y sus efectos en nuestros pueblos; el deterioro de la calidad de vida y la depredación del medio ambiente en beneficio de los grandes intereses económicos y políticos; los efectos del narcotráfico, el incremento en la criminalidad y la adicción a las drogas, particularmente sobre nuestra juventud; el desempleo y el derecho del pueblo a recibir servicios efectivos de salud y protección social, constituyen agendas de trabajo igualmente importantes en el desarrollo de nuestro quehacer político futuro.
La Vitrina del Caribe
Dediquemos unos minutos a describir someramente el cuadro social y económico por el que atraviesa Puerto Rico. Hace algunas décadas a Puerto Rico se le llamaba la Vitrina del Caribe; un lugar donde todos los países de Latinoamérica debían mirar como ejemplo de progreso bajo "la bandera americana". Aquella vitrina que pretendía proyectar el modelo de desarrollo económico dependiente y colonial como un ejemplo a seguir se ha hecho añicos ante los ojos del mundo y la incredulidad de gran parte del pueblo puertorriqueño. Hoy nadie debe dudar que aquella frase era pura fantasía para mercadear la colonia y ocultar el saqueo imperialista de nuestros recursos y la utilización de nuestra isla como una gran fortaleza militar.
No hay mas que echar un vistazo a algunos indicadores de desarrollo tales como la economía, la seguridad, la salud y la educación. Estas son las estadísticas de la otrora Vitrina del Caribe:
Economía: Hoy, más de 50 años después de establecido el llamado Estado Libre Asociado y su proyecto de industrialización "Manos a la Obra", el 68% de la población está bajo los niveles de pobreza, de acuerdo a los estándares del costo de vida y las necesidades básicas de la población. La situación de bancarrota por la que atraviesa el país hizo crisis durante el pasado mes de mayo, con más de 95,000 trabajadores cesanteados y una virtual parálisis gubernamental. La deuda pública del ELA sobrepasa actualmente los $42 mil millones, siendo la jurisdicción de mayor endeudamiento público en todos los Estados Unidos y la de mayor endeudamiento per cápita en toda Latinoamérica. El 13% del presupuesto nacional (unos $3,500 millones anuales) está comprometido para dar servicio a esa deuda pública a los bonistas de Wall Street.
En mayo de este año, la deuda privada de los consumidores se aproximó a los $58 mil millones o $20,200 per cápita, según datos de la Comisión de Instituciones Financieras. Por cabeza, Puerto Rico es la capital de endeudamiento privado de los Estados Unidos. En contraste, los bancos tienen más de $110,000 mil millones en activos y en términos per cápita tienen las ganancias más altas de cualquier institución bancaria en los Estados Unidos.
Según las propias admisiones del Sistema de Retiro, el Gobierno tiene apenas 17 centavos por cada dólar de obligaciones en pensiones que posee. El Sistema de Retiro está en bancarrota, con un déficit actuarial de $11 mil millones.
Según el Departamento del Trabajo de Puerto Rico, el desempleo para el mes de junio fue de 13.3% vs. un 5% a nivel de Estados Unidos. Cuando Estados Unidos invadió Puerto Rico en el 1898, la tasa de participación en la fuerza laboral de hombres con edad para trabajar era de un 81%. Hoy día, la tasa de participación en la fuerza laboral de personas con edad para trabajar es de apenas un 40%.
En contraste, la actividad de las industrias manufactureras estadounidenses, principalmente farmacéuticas, que operan en Puerto Rico, produjo cerca de 250,000 empleos en Estados Unidos, producto de la exportación de la mercancía y la subsiguiente participación de la fuerza laboral estadounidense en la elaboración del valor añadido.
Debo señalar que por virtud de las llamadas Leyes de Cabotaje, Puerto Rico está obligado a transportar toda la mercancía que entra o sale de la Isla vía marítima en barcos de la marina mercante de Estados Unidos, la más cara e ineficiente del mundo. Esta imposición que rige desde 1917 encarece todo lo que importamos en un 20%. Ese monopolio representa casi la mitad del negocio de la marina mercante estadounidense. Es en la práctica, un impuesto imperial a la navegación.
Educación: En su sistema educativo, Puerto Rico tiene la mayor tasa de desertores escolares del Hemisferio con un 40% de nuestros jóvenes que no llegan a graduarse de escuela superior, el analfabetismo funcional más alto con un 50%, la población estudiantil con menos rendimiento en las destrezas básicas con apenas un 50% de aprovechamiento en las pruebas suministradas de español, matemáticas y ciencias; las escuelas públicas en las condiciones más deplorables, el año y el horario escolar más cortos, la violencia escolar más alta, el Sistema de Educación Especial que menos servicios ofrece.
El resultado de los que logran una educación superior deja mucho que desear, con jóvenes poco solidarios, individualistas, con pobre conocimiento de sus valores e historia y una baja autoestima y escaso compromiso social.
Seguridad: El FBI confirmó en octubre, que por quinto año consecutivo el ELA continúa siendo la primera jurisdicción de asesinatos en los Estados Unidos, con 21 asesinatos por cada 100,000 habitantes. Como marco de comparación, Irlanda tiene un índice de 0.9 asesinatos por cada 100,000 habitantes y Singapur, una isla similar a la nuestra, tiene un índice de 1 asesinato por 100,000 habitantes.
Puerto Rico no es un lugar seguro para vivir. Las casas tienen que ser reforzadas con rejas en puertas y ventanas, las comunidades de clase media y alta tienen control de acceso con guardias de seguridad privados, las escuelas son focos de agresiones entre estudiantes y hacia maestros, la delincuencia juvenil, producto del trasiego de drogas, es rampante. Todos los días aparecen dos, tres o cuatro jóvenes acribillados en las calles en la guerra por el control de puntos de drogas. Según el USA Today de noviembre del 2004, el ELA es la jurisdicción más peligrosa para los policías en todos los Estados Unidos. Cuarenta guardias asesinados en 10 años, nos convierten en la capital de asesinatos de oficiales de seguridad pública. Según el FBI, el Puerto Rico es la capital de delitos violentos de Estados Unidos.
Sin embargo, estas agencias federales no mencionan en sus estadísticas que, por virtud de nuestra sujeción colonial, son ellos los responsables de la vigilancia de nuestras costas, puertos y aeropuertos, por donde entran las armas y drogas sin control, para caer en manos del bajo mundo. No son capaces de reconocer que han sido un estrepitoso fracaso en la llamada guerra contra el narcotráfico. Parecería como si se estuvieran haciendo de la vista larga para que nuestra juventud se revuelque en el lodazal delictivo y en la deserción escolar, limitando las posibilidades de que estos tomen conciencia de hacia donde deben dirigir sus cañones.
Salud: Decía Eugenio Maria de Hostos: "Las sociedades, como los individuos, están sujetos a enfermedad". En efecto, la violencia y las enfermedades mentales tienen a Puerto Rico sumido en una grave crisis de salud pública.
Según concluyó un reciente informe producido en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, titulado "Perfil de la Violencia en Puerto Rico: 1984-2004", la mayoría de los incidentes de violencia provienen de familias en las que las agresiones físicas y verbales dictaban las relaciones interpersonales. Entre los factores de riesgo el estudio destacó los trastornos afectivos, las enfermedades mentales y el uso de alcohol y drogas.
El estudio, que se publicará el próximo mes de septiembre, reveló que los homicidios se han convertido en la primera causa de muerte para los jóvenes entre los 15 y los 29 años. En ese grupo, los homicidios causan más muertes que los accidentes de auto, que el SIDA o que el Cáncer.
Según otro estudio de las escuelas de medicina, el 85% de los puertorriqueños tiene problemas de insomnio, lo que nos convierte en la jurisdicción con mayores problemas para dormir. Las alteraciones a la salud mental, la violencia doméstica, el maltrato infantil, la depresión, ansiedad y los índices de suicidio son de los más altos del mundo, convirtiendo las enfermedades mentales, el alcoholismo y la adicción a drogas en Puerto Rico en una condición alarmante de características epidémicas.
Como si esto fuera poco, las estadísticas de salud demuestran que en términos per cápita, en comparación con Estados Unidos, Puerto Rico es la jurisdicción de mayor incidencia en diabetes, enfermedades coronarias, enfermedades venéreas, embarazos precoces, muertes neonatales, SIDA, hepatitis C, lupus, dengue, hipertensión, colesterol alto y obesidad.
Mas no es mi intención provocarles con estos datos un estado de depresión y desesperanza, sino todo lo contrario. Está más claro que el agua. La estrechez y limitaciones económicas que por largos años ha experimentado el pueblo cubano, producto del bloqueo criminal a que los ha sometido el imperialismo, no son agradables, pero menos lo es el cuadro de descomposición social imperante en Puerto Rico, donde la opulencia de la clase dominante parece deslumbrar a muchos. Hace tiempo Puerto Rico dejó de ser la Vitrina del Caribe. Hoy, esa vitrina son los pueblos de nuestra región que como Cuba, no escatiman en educar a los suyos y ayudar a alfabetizar a otros pueblos vecinos. Cuba es la vitrina donde se miran los pueblos que desean establecer cuidados de salud de la más alta calidad y accesible a todos; y una sociedad donde la dignidad del ser humano se respete, las oportunidades se amplíen y las desigualdades sean recordadas como cosas del pasado. Claro que en Cuba tenemos problemas que enfrentar y resolver, muchos de carácter urgente. Pero jamás comparables con los de Puerto Rico o con los de otros vecinos caribeños.
Conclusión
Luego de siglos de coloniaje, dependencia e indoctrinación, la lucha por la independencia ha sido criminalizada, estigmatizada y hasta demonizada. La futura República de Puerto Rico ha sido asociada a la miseria, pobreza, pérdida de derechos democráticos, caos y retroceso en el nivel de vida. Las potencias imperiales, tanto la española como la estadounidense, han sido exitosas en inculcar en la mentalidad de las masas que sin el ala protectora del país imperial no podríamos sobrevivir como pueblo, nos moriríamos de hambre.
La realidad es todo lo contrario. Si los puertorriqueños no nos libramos de la camisa de fuerza que representa el colonialismo, no podremos lidiar efectivamente con la pobreza, la descomposición social, el desempleo, la criminalidad y el estancamiento económico en que nos encontramos. Al día de hoy, son cada vez más los sectores que sin reconocerse como independentistas han venido tomando conciencia de esa realidad. De otra parte, una propuesta independentista sin un profundo sentido de justicia social, no tendrá un significado práctico para nuestro pueblo. Por eso, el proyecto independentista tiene que estar vinculado a un compromiso de cambio del régimen de injusticia social imperante.
En Puerto Rico tenemos que reconocer, colectivamente, que estamos ante una verdadera emergencia nacional, con un deterioro impresionante del entretejido social, económico y moral. En particular, estamos ante una emergencia de salud mental de características epidémicas. Conocer la magnitud del problema es necesario para calibrar la urgencia y la necesidad de nuestra respuesta.
Ante el cuadro tan desolador a que nos enfrentamos hoy, se abren grandes oportunidades para que pueda florecer en el país un proyecto histórico que descarte por completo el modelo anterior y se encamine por nuevos rumbos. No hay lugar para parches. Lo anterior ha fracasado. El país espera de los herederos de Betances, de Albizu y de Hostos una propuesta que represente una alternativa de esperanza y renovación.
No aspiramos a que nuestra lucha sea obra de otros. Sabemos que es a nosotros los y las puertorriqueñas a quienes nos corresponde esa responsabilidad. Aspiramos a que la independencia, como obra anhelada de tantos en el pasado y en el presente, sea finalmente el triunfo colectivo de todo un pueblo. Solo así será posible su conquista y será permanente su defensa.
El Movimiento Independentista Nacional Hostosiano de Puerto Rico se une al reclamo de integración de los pueblos de América Latina y el Caribe, redoblando nuestra lucha para que salgan los Yanquis de nuestra América. Nuestro pueblo los hizo retroceder en Vieques y a replegarse de la base naval de "Roosevelt Roads", su instalación militar más importante en el Hemisferio. Desde las entrañas del mounstro, el pueblo puertorriqueño ha logrado mantener intacta su identidad cultural e histórica con Latinoamérica y el Caribe, a pesar de más de un siglo de colonialismo y agresiones imperialistas que incluyen intentos de genocidio y de transculturación.
Puerto Rico ha sido en gran medida muro de contención para el expansionismo imperialista hacia el resto del Caribe y Latinoamérica, pero la agenda de Bolívar está inconclusa. Para hacer retroceder la frontera que el imperialismo ha pretendido extender hasta el Caribe con su presencia en Borinquen, tenemos que convertir la lucha por la independencia de Puerto Rico en parte esencial de la lucha por la integración de nuestra América. Nuestra lucha contra el colonialismo y la del resto de los pueblos del Caribe y de América, es una misma lucha.
Como fue ayer, cuando Simón Bolívar contempló su proyecto libertador para toda América Latina; como fue ayer cuando el puertorriqueño Mayor General Antonio Valero de Bernabé consultó con el Libertador el primer proyecto expedicionario para la liberación de Puerto Rico del yugo español; como fue en el 1895 cuando se fundó la Sección de Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano en Nueva York para asistir y auxiliar la lucha por la independencia de Puerto Rico. Hoy la delegación de Puerto Rico en este evento siente en cada momento, en cada ocasión, en cada detalle, la solidaridad y el cariño del pueblo cubano.
Hoy, contamos con el apoyo de muchos pueblos del mundo, pero en particular del pueblo venezolano y su Presidente Hugo Chávez; como hoy, contamos con el apoyo masivo del pueblo cubano, de su Gobierno y de su Comandante Fidel Castro Ruz, lo que nos llena de entusiasmo, esperanza y energía. Vaya nuevamente nuestro agradecimiento solidario al respaldo histórico que hemos recibido de este valeroso pueblo cubano, del que la presencia por 40 años de la Misión de Puerto Rico en Cuba es sólo una muestra concreta de esa ventana al mundo que la Revolución le ha abierto a la desigual lucha del pueblo de Puerto Rico por su soberanía e independencia nacional.
¡Que viva Cuba!
¡Que viva la integración Latinoamericana!
¡Que viva Puerto Rico Libre!
Muchas gracias.
Conferencia dictada en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), con motivo de la celebración de los 40 años del establecimiento de la Misión de Puerto Rico en Cuba.
La Habana, Cuba
7 de Julio de 2006.