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General: Hugo Chavez es traidor
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De: RudolfRocker1 (Mensaje original) |
Enviado: 24/08/2006 16:08 |
> ENTREGAN RIQUEZAS PETROLERAS A TRASNACIONALES Leocenis García* / Semanario La Razón (Venezuela) - 30/04/06 Proponen distribuir con equidad las ganancias de PDVSA Supongo, Hugo, que en tú último viaje a Brasil creíste que mientras hablabas tenías una corte de pendejos que te escuchaban, y que el único vivo eras tú. Acuérdate que cuando intentaste apoyar a Lula, el público calló. No, Hugo Rafael, ellos no son pendejos. Imagínate nuevamente diciendo que Cuba nos defendería de una agresión imperialista. ¡Imagínate esa ridiculez! El asunto no es que nos van invadir sino que ya estamos invadidos por la Habana, y Washington. Y dicho sea de paso por el sub-imperialista más grande que parió la historia: Fidel Castro. No en vano la economía cubana creció en el 2005 en más de un 10 %, gracias a nuestro aporte. Así de fácil.
Hugo de derecha Mira, Hugo Rafael, yo no soy de derecha. Ser de derecha y sin una cuenta en dólares, eso si raya en el disparate. Pero tú si lo eres. Y lo eres porque tú has entendido bien la lógica del capital. Tú has puesto en práctica el concepto que tiene la derecha del pueblo. Es decir, que la miseria sirve para apuntalar el poder; en efecto, no hay gobernante que no haya llegado al poder sino por concesión de los pobres. De ahí que, los aturdas, domestiques y multipliques. Sin los pobres que salieron el 11 y el 12 de abril tú no fueras presidente. Lo segundo es que los pobres sirven para trabajar por salarios miserables para el capital. Y lo tercero, que es lección aprendida de conmociones sociales y rebeliones militares, es que los pobres ponen los muertos en la hora de los estallidos. Y tú lo has entendido y lo has sostenido, porque este gobierno tiene lengua de izquierda y saliva de derecha. Este es un gobierno sin ética. Porque, Luis Guisti habló claro de los principios que lo guiaban y planteó la privatización de Petróleos de Venezuela: sin tapujos. Cisneros nunca ha negado que vive para crear fortunas. Ellos son de derecha y no les da miedo reconocerlo. Sin embargo, tu Ministro de Energía ha pactado con Washington y concretizado la apertura petrolera con las empresas mixtas, diciendo que eso es una acción de plena soberanía. Supongo que él cree que uno es tan idiota como lo es tu gobierno de focas y loros. Y es que tú has permitido la creación de una nueva capa de la burguesía que se hacen de fortunas de la noche a la mañana. Porque los adecos acumularon fortunas en cuarenta años, pero cuando uno ve hoy las cuentas de un hombre que hasta hace poco era un matraquero en Oriente y hoy se pasea en una camionetas de 120 millones, uno se asquea. Y fíjate que yo no te critico que seas de derecha, sino que no lo reconozcas. Pan y Circo Esto es pan y circo. Tú podrás gritar, aquí y allá, decir que el imperialismo es neoliberalismo salvaje o que Condoleezza tiene las piernas flacas; pero mientras sigas haciendo lo que hasta ahora, es decir: entregar nuestra principal industria al capital petrolero internacional, podrás hablar todo lo que quieras durante tus monólogos dominicales. Porque la derecha -y tú lo sabes bien-, no se ofende con palabras, son sordísimos mientras les tengas las cuentas llenas de billetes, prefe-riblemente verdes y no estos billetes bolivarianos que son mucho papel y poca moneda. Lo único que les ofende es que se les metan con el bolsillo. Por eso, ante lo que quedará como el acto de burla más grande a un presidente venezolano, en diciembre del año 2004 el presidente de la Chevron Texaco, David J. O’Reilly, te dijo: "Señor Presidente tenga la seguridad que usted puede contar con nosotros porque creemos en hechos no en palabras".
Dicho en criollo: Métase con el santo, no con la limosna. Por su parte, como lo reseño el Wall Street Journal- 29/08/2005- el gerente de producción regional de la Shell, Frank Gaviano, afirmó también que “...la compañía se muestra optimista sobre Venezuela” y concluyó que “No se trata de estar enojado, se trata de hacer negocios”. Así de fácil. Entonces, verás el ridículo que haces antes los factores reales de poder que dominan Venezuela. Y déjame que te diga una cosa, los gringos no van a volar Venezuela. Te van a despachar a ti, después que se cansen de tu retórica como lo hicieron con Noriega. Pero si ya tienen el petróleo que tú les entregaste por qué van a volar Venezuela. Y dime una cosa, sin cortapisa: tú crees que cualquier de los venezolanos con seriedad, se pondrán unas alpargatas, agarrarán un fusil o en el peor de los casos un garrote, ¿para defender este gobierno de una invasión? Hombre por Dios. Tú crees que van a defender tu gobierno. Para que nos sigamos calando como se persigue a la gente honesta por denunciar a los corruptos que te rodean. Defenderte de los gringos para que un Ali Rodríguez, un Rafael Ramírez, un Luis Vierma, o un mercenario como Bernard Mommer sigan haciendo lo que hemos denunciado ante la saciedad: robar. No, Hugo Rafael; no lo harán. La gente agarrará su maleta y si te he visto no me acuerdo. Cuál comunismo Yo me imagino a Marx oyéndote hablar, con las piernas cruzadas y una mano en la cabeza diciéndose así mismo: “Hasta yo estoy confundido con este comunismo”. Es que ese “comunismo” tuyo, yo no lo entiendo. Porque en tú comunismo salen bien las compañías extranjeras, y tú Corte, mientras los pobres son más pobres. Tú, en una decisión que no tiene parangón en la historia petrolera, has hecho codueñas y socias a las empresas en el beneficio final del negocio petrolero. Le niegas la propiedad en el suelo pero le das el derecho en la explotación. Lo que equivale a que un borracho le diga a otro: esa cerveza es tuya mientras esté en la nevera, pero después que la saques, la borrachera y la cerveza es de los dos. ¿Tú quieres comunismo? Entonces haz lo siguiente: Reparte Tomoporo entre los venezolanos, un campo que tiene 1.500 millones de barriles en reservas probadas. La venta total de ese petróleo a una cesta de 60 dólares/b, significaría -te lo voy a poner con todos los ceros- la cifra de 90.000.000.000 de dólares. Y luego divide esa factura entre los 6 millones de hogares venezolanos. Estaríamos hablando de 16 mil dólares- 34, 4 millones de bolívares anuales; 2,8 millones de bolívares mensuales- por hogar. Y así sólo en ese caso todos llegaríamos al comunismo. ¿O, por qué no divides entre los venezolanos las ventas de Petróleos de Venezuela, que el año pasado fueron de 83 mil millones de dólares? Quédate con la mitad de ese ingreso en gastos, y aún así cada hogar venezolano tendría que recibir sin trabajar unos 7 mil dólares. Unos 15 millones de bolívares al año. Esto si es comunismo. Lo demás es paja. Ah, y para terminar, ni se te ocurra volar esos campos petroleros como dijisteis en tu última gira. Porque si incendias los pozos le podrías en las manos un tremendo negocio a los norteamericanos, porque ellos son los únicos que apagan pozos. Y entenderás que esa vaina si es ridícula. Nota Aparte: Otra cosa Nunca hablo de otros temas y me he esforzado por cultivar y mantener un respeto a mis lectores de la fuente petrolera. Pero hoy me siento violentado a opinar sobre las declaraciones del Fiscal General en torno a los hechos que rodearon la muerte del sacerdote Piñango. Y no caeré en detalles sobre el caso, sino sobre el regodeo del Fiscal en unas declaraciones de lo más vulgares que yo en mi vida he escuchado. Señor Fiscal, nunca he escrito sobre usted; pero por respeto al país, renuncie. Los muertos, buenos o malos se respetan. Yo he sido critico con la Iglesia y en enero de 2004 en las paginas centrales del Diario Vea dejé clara mi posición en la Carta Abierta al Cardenal Castillo Lara, pero por ser un hombre coherente con mi pensamiento, tengo que decir que usted cometió un acto desprendido de todo valor elemental de humanidad. |
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De: ilcocco1 |
Enviado: 31/08/2006 20:59 |
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De: mfelix28 |
Enviado: 02/09/2006 01:42 |
Pues no leas esto Omar, que ta vas a hundir aún más: Anarquismo, antiimperialismo, Cuba y Venezuela
x Pablo Moras - La Haine
Denunciar la política imperialista debe complementarse con la crítica a los Estados, ya sean socialistas o capitalistas. Por tanto, la participación del movimiento anarquista en los procesos de lucha antiimperialista se advierte indispensable. | 1) CNT y CGT en Salamanca ¿Qué posición debemos defender lxs anarquistas ante movimientos y conquistas populares que no son específicamente anarquistas? ¿Cuál debe ser nuestra postura frente a procesos como el cubano o el venezolano? Desde un sector del movimiento anarquista la cosa está clara. En la manifestación de CNT contra la cumbre de Salamanca el pasado 15 de octubre se gritaron consignas sobre Cuba y Venezuela como “Chávez y Fidel la misma mierda es” y “lo llaman socialismo y no lo es”. La CNT de Salamanca señalaba en una nota de prensa que “La situación en Cuba y Venezuela tras la implantación de los regímenes castrista y chavista respectivamente, no ha mejorado mucho respecto a la anterior. Ambos países siguen siendo paraísos turísticos de los países occidentales mientras la miseria sigue afectando a gran parte de la población; y para colmo se ha generado una gran casta política que parece indestructible”. En una entrevista en esa manifestación, un portavoz de CNT definió a Cuba y Venezuela como “dictaduras camufladas”. En la misma jornada de protesta, la anarcosindical CGT y Ecologistas en acción repartieron en su manifestación conjunta un texto con las consignas: “La lucha armada no sirve de nada”, “Cuba libre de todo tirano, Vista verde olivo o kaqui tejano”. Este sector libertario forma parte de una tendencia que entiende que la única revolución es la anarquista, y no reconoce el carácter revolucionario al resto de procesos de liberación no específicamente anarquistas. Para estos compañerxs, cualquier avance popular en el mundo que no consiga hacer desaparecer el Estado no supone ventaja alguna. 2) Imperialismo, antiimperialismo y anarquismo Desde los planteamientos citados, la lucha antiimperialista no tiene ningún sentido. Algunos compañerxs anarquistas van más allá y plantean que no existe el imperialismo, que eso es una invención de los marxistas, olvidando que la dominación de empresarixs sobre obrerxs no es la única en el mundo aunque sea la más decisiva: también hay un norte que oprime al sur, países que oprimen a países, hombres que oprimen a mujeres… Por desgracia, analizar la realidad de América Latina sin el concepto de imperialismo es imposible. ¿Cómo definir, entonces, la estrategia de EEUU en América? ¿Cómo definir la estrategia de la UE cuyo puente es el Estado español y las multinacionales españolas? Es imposible entender lo que pasa en el mundo sin el concepto de imperialismo, por eso hasta la internacional obrera anarquista AIT lo utiliza: Hace un año vimos el montaje de la guerra de Irak y las riñas en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con relación a las inspecciones de armamento. Estos desacuerdos entre los USA y Rusia, Francia y Alemania eran sólo la tapadera de las raíces subyacentes del conflicto: la batalla imperialista sobre recursos petrolíferos presentes y futuros, el control de los competidores, el mecanismo de precios, y las divisas de transacción de petróleo e inversiones.[1] La tendencia libertaria que niega la validez de la lucha antiimperialista y la entiende como específicamente marxista, puede debilitar al anarquismo ya que olvida la lucha de miles de militantes anarquistas contra el imperialismo de desde hace 150 años en todos los rincones del mundo: En la Europa de 1873, los anarquistas tuvieron un papel destacado en las insurrecciones de Bosnia y Herzegovina contra el imperialismo Austro húngaro y 30 años después en Macedonia, esta vez contra el imperio Otomano. La tradición anti imperialista del anarquismo continuó quince años más tarde con el movimiento Makhnovista que organizó una revuelta campesina para derrotar a la ocupación alemana de Ucrania y de los distintos ejércitos rusos hasta ser vencidos en 1921. En Egipto el movimiento anarquista impulsó la lucha contra el colonialismo británico y en Argelia, se opuso por todos los medios al dominio francés. En Francia y España, los sindicatos anarquistas lanzaron insurrecciones en contra del imperialismo de estos países en el norte de África, durante los primeros años del siglo XX. En la guerra colonial de Cuba (1895-1904), los anarquistas cubanos y sus sindicatos confluyeron con las fuerzas armadas independentistas, mientras sus compañeros españoles realizaban propaganda contra el imperialismo. Cuando el anarquista Michele Angiolillo ajustició al presidente del gobierno español Cánovas en 1897, declaró que lo hacía como respuesta a la represión contra los anarquistas hispanos y como respuesta a las atrocidades cometidas en las guerras coloniales. En la Italia de finales del siglo XIX, el más duro oponente al imperialismo italiano en el este de África no era otro que el movimiento anarquista. Cuando Italia entró en la primera guerra mundial en 1915, los anarquistas impulsaron una gran campaña anti imperialista que continuó en 1920 con la oposición a la invasión de Albania y a la intervención militar contra la revolución rusa. A principios del siglo XX, con Japón expandiéndose por China y Corea, el movimiento anarquista coreano declaraba que “las políticas de saqueo de Japón constituyen el enemigo de nuestra nación y es nuestro derecho expulsar al Japón imperialista por todos los medios necesarios”. A renglón seguido señalaban que la solución al imperialismo japonés no pasaba por la creación de un Estado coreano sino de la revolución social de pobres y campesinos. [2] Como muestra el ejemplo del anarcosindicalista irlandés James Connoly, el antiimperialismo que desarrollaban los anarquistas se negaba a dejar de lado la lucha de clases. Es decir, la participación en las luchas de liberación nacional se hacía desde una perspectiva propia, libertaria, basada en que sólo se logrará el fin de la opresión nacional y el imperialismo con la destrucción del capitalismo y el Estado. Los anarquistas han participado en la lucha anti imperialista oponiéndose a aquellos nacionalistas que tratan de ocultar el antagonismo de clases para fundar un Estado independiente. El antiimperialismo, aún pudiendo conllevar mejoras para los pueblos dominados, tiene el peligro de que por sí sólo no amenaza la perpetuación del capitalismo. Por eso es tan necesaria la participación de los anarquistas en las luchas contra la dominación de los estados sobre los pueblos: ¿unidad antiimperialista con tendencias capitalistas? No. Más bien defensa de la autodeterminación de los pueblos, denuncia frontal al imperialismo y lucha desde una independencia política que nos permita impulsar la acción contra el capital y el Estado. 3) Las otras tendencias revolucionarias Una vez repasadas algunas razones que tenemos los anarquistas para participar en luchas justas y necesarias aunque con claras limitaciones como el antiimperalismo, conviene hacer una reflexión sobre la postura de algunos sectores libertarios con relación a otros sectores revolucionarios. Una posición bastante extendida se basa en no reconocer el resto de tendencias revolucionarias, no reconocer los avances positivos de los procesos revolucionarios en América Latina y no reconocer los logros de determinadas políticas antiimperialistas. Desde estos planteamientos, si no se logra la destrucción del Estado, la lucha no vale de nada. ¿Es la revolución anarquista la única revolución posible? Veamos qué plantea Enrico Malatesta sobre este mismo problema en la Italia de principios del siglo XX: Suceden, han sucedido y sucederán revoluciones independientes de la voluntad y de la acción de los anarquistas, puesto que los anarquistas no son más que una pequeñísima minoría de la población y la anarquía no es una cosa que se pueda hacer por la fuerza, por imposición violenta de algunos. No podemos hacer la anarquía, o por lo menos la anarquía extendida a toda la población y a toda las relaciones sociales, porque hasta ahora ninguna población es totalmente anarquista y no podemos aceptar otro régimen sin renunciar a nuestras aspiraciones y a perder toda la razón de ser como anarquistas. Y entonces ¿qué podemos y debemos hacer?[…] Con frecuencia se repite la frase: “La revolución será anarquista o no será”. La afirmación puede parecer muy revolucionaria, muy “anárquica”, pero en realidad es una tontería, cuando no es un medio peor que el mismo reformismo para paralizar las buenas voluntades e inducir a la gente a permanecer tranquila, soportando en paz el presente esperando el paraíso futuro. Evidentemente, la “revolución anarquista” o será anarquista o no será. ¿Pero acaso no hubo revoluciones en el mundo cuando aún no se concebía la posibilidad de una sociedad anarquista? […] La verdad es que la revolución será lo que pueda ser y nuestra tarea es acelerarla y esforzarnos para que sea lo más radical posible. Pero entendamos bien. La revolución no será anarquista si, como verdaderamente ocurre actualmente, las masas no son anarquistas. Pero nosotros somos anarquistas, debemos seguir siéndolo y obrar como tales antes, durante y después de la revolución. Sin los anarquistas, sin la obra de los anarquistas, la revolución podrá malograrse y hacerse estéril. La revolución necesita de nuestro impulso. […] Nosotros debemos actuar y permanecer en medio de las masas, impulsarlas a la acción directa, a la toma de posesión de los instrumentos de producción y a la organización del trabajo y de la distribución de los productos, a la ocupación de los edificios habitables, a la ejecución de los servicios públicos sin esperar deliberaciones ni órdenes de autoridades superiores. [3] La cuestión está en cómo se logrará destruir el Estado: ¿con una huelga general revolucionaria? ¿Con una insurrección como la que recientemente golpeó al Estado francés? ¿Acaso una revuelta consigue una transformación tan radical de la mayoría de las personas para poder vivir sin Estado de un día para otro? Porque el problema, como planteaba Enrique Malatesta en una sociedad mucho menos compleja que las actuales, es que hasta que el pueblo organizado no esté preparado y sea capaz de asumir las tareas estatales distintas a la represión y a la dominación, no desaparecerá el Estado. Ahora bien, tampoco podemos limitarnos a construir organización popular sin preocuparnos por el Estado, como si éste fuera un agente neutral en la lucha de clases. Aunque el Estado garantice en algunos casos ciertos servicios y funciones sociales (arrancados por las luchas de las generaciones anteriores), su función esencial es garantizar la desigualdad y la sumisión de la sociedad. El Estado no se va a extinguir sólo, hace falta la voluntad de combatirlo y destruirlo. En este sentido, los anarquistas debemos mantener intactas nuestras ideas y pelear por ellas porque siguen siendo más válidas que nunca y tienen mucho que aportar a los procesos revolucionarios en todo el mundo. Pero eso no puede hacerse sin reconocer los avances que logran otros movimientos y organizaciones. No debemos imponer nuestra concepción de la lucha social y global sino construirla desde la base, de la mano del resto de sectores sociales oprimidos. Somos anarquistas, no autoritarios ni dictadores. 4) Cuba y Venezuela: ¿qué estrategia anarquista? En el estado español varios grupos anarquistas se agarran, para analizar la realidad venezolana, a la visión del colectivo "El Libertario". Vaya un saludo afectuoso a este colectivo, coincidamos o no en todos los planteamientos, porque por lo menos ellos luchan con sus propias ideas en las tripas del sistema. Pero mientras en el estado español, en el día a día los anarquistas sabemos muy bien diferenciar entre CNT o CGT (por poner un ejemplo), esta precisión no se da con un grupo de exiliados que se autoproclaman "movimiento libertario cubano". Más que anarquistas nos recuerdan a los soviéticos, ya que los movimientos no se decretan, se construyen. Mientras vemos que durante las dictaduras más feroces que ha habido en el continente, como la chilena o la argentina, financiadas por EEUU, los movimientos anarquistas han resistido desde dentro de los países junto a los oprimidos, en el caso cubano casualmente no ocurre lo mismo. No existe un movimiento libertario en Cuba, pero eso no significa que no existan anarquistas, con quienes he hablado y, textualmente, reconocen que "los comunistas nos cierran las puertas pero no nos persiguen, porque en Cuba no se persigue a nadie, sólo a la gusanada pro-imperialista". Lo que existe es un grupo que desde Mexico se llama a si mismo “movimiento libertario cubano”, un grupo que es ensalzado por revistas y publicaciones abiertamente oligárquicas y neoliberales, como "Carta de Cuba" o "La Nueva Cuba". ¿Hay alguna revista burguesa que en el estado español difunda a los anarquistas revolucionarios? ¿los burgueses son nuestros amigos o nuestros enemigos? Con similar sorpresa, aunque ya menos, comprobamos como desde este grupo se reclama a los zapatistas que abandonen las armas para caminar únicamente por el sendero del pacifismo y se apoya a Frank Fernandez. Un compañero anarquista del colectivo mexicano Axión Kritika Kolectiva (que de represión contra el anarquismo saben bastante por lo que les toca), nos recuerdan que Frank Fernández "tiene mucho de esos anarquistas de café; digo la verdad les guste o no, que lo más importante de un movimiento social no es la propaganda así lo haya dicho Kropotkin sino -y evidentemente- la construcción y defensa de las bases del movimiento social, y como no soy comunista pues obviamente no me refiero a las bases como gente seguidora de una dirigencia que encabeza protestas sino y principalmente al sustento de él. Si en Cuba ha habido revolución es precisamente debido al pueblo trabajador que mediante la autogestión ha podido crecer y desarrollarse de una manera que no tiene igual con los otros países de América y aún de Europa. Si Frank Fernandez es anarquista entonces en lugar de exiliado deberia estar cortando caña, organizándose autogestivamente con los cubanos, rompiendo la vieja infraestructura estatal vanguardista de una idea de revolución, y creando aquella que permita seguir viviendo libremente a los cubanos, claro sin pagar impuestos. Asi que choros a la tira". Represión es la que sufren los compañeros anarquistas colombianos, que lloran a sus muertos asesinados por la policía en manifestaciones callejeras, como denuncia El Piojo Editorial, y con todo, acto seguido levantan las ideas por las que ellos lucharon para seguir combatiendo la dictadura capitalista de Uribe y de cuantos sangrientos presidentes coloque allí EEUU para la defensa de sus intereses. Lejos de regalar legitimidad a determinados grupos que dicen mucho y hacen poco, la validez y actualidad de los principios anarquistas nos sitúa ante la cuestión de cómo intervenir (ya sea en América latina o en Europa) en realidades como la revolución cubana o el antiimperialismo venezolano que nace en el pueblo. ¿Qué actitud debemos tomar los anarquistas respecto a revoluciones que no son anarquistas como la cubana o procesos antiimperialistas que caminan con todos sus titubeos hacia una sociedad más justa, como en Venezuela, aunque no supongan por ahora la desaparición del Estado? - No podemos dejar de reconocer los avances revolucionarios o simplemente democráticos y sociales, siempre que se demuestre que estos avances chocan con los intereses del capitalismo imperialista, que es quien pretende adueñarse del mundo a través de la sumisión y colaboración activa de los gobiernos locales del llamado tercer mundo. Debemos respetar los procesos defendidos mayoritariamente por los pueblos oprimidos, sin dejar de trabajar por nuestro proyecto. Reconocer no significa aceptar sumisamente ni quedarse de brazos cruzados. Eso sí, tampoco podemos olvidar que no actuamos en el vacío, sino en una coyuntura inestable en la que el imperialismo yanki y en un segundo plano el europeo, realizan un permanente trabajo de acoso con todos los recursos de desestabilización a su alcance, que no son pocos. - El indispensable aporte anarquista pasa por plantear que la lucha antiimperialista es absolutamente necesaria pero insuficiente, que además de ella, es la autoorganización popular quien debe asumir la gestión de la economía y la sociedad y no el Estado, que debe debilitarse hasta desaparecer durante el mismo proceso de lucha revolucionaria de masas. - La participación en los movimientos revolucionarios en ningún caso debe ser acrítica, en ese caso el anarquismo perdería su potencial liberador. Debe impulsar la máxima descentralización, la máxima participación popular y la mínima delegación. Es decir, quedarnos en la posición de criticar a Cuba y a Venezuela tachándolas de “dictaduras camufladas” no sólo dice muy poco del anarquismo a ojos de muchos simpatizantes, además es un error. Lo primero es reconocer el valor del antiimperialismo en un continente sometido política y económicamente por EEUU a sangre y fuego. La UE quiere su parte y trabaja activamente por lograrlo con el Estado español de punta de lanza: la pasada cumbre de Salamanca es una clara muestra de ello. No podemos ignorar el avance que para toda la humanidad supone cuestionar en la práctica que el capitalismo no es “la menos mala de las soluciones” ni “el único sistema posible” con el desarrollo de una economía y una cultura socialista en Cuba y sus tímidos avances en Venezuela. Y es que aquí no estamos hablando en el plano de las ideas puras. Estamos hablando, en el caso de Cuba, de un pueblo culto, donde no les falta el pan cada día en la mesa, donde la atención médica (desde la clínica barrial hasta el dentista) y la educación (desde el jardín de infancia hasta la universidad), son gratuitas. Donde los que aquí entendemos por diputados municipales (que en la mayoría de los casos no conocemos o a lo sumo oímos hablar por la televisión), allí rinden cuenta a la población de la gestión política local y nacional, barrio a barrio y manzana a manzana, cada seis meses en asambleas vecinales abiertas. Quien firma este texto ha participado en ellas más de una vez, comprobando con sus propios ojos que cuando hablamos de Cuba, hablamos de un país donde el estado tiene estructuras de poder que ya han desaparecido y donde no rige la lógica del máximo beneficio económico en la mayoría de los pilares fundamentales que sostienen el modelo social. Si esto no fuera así, entre otras cosas Cuba no podría hacer frente con éxito a los destructivos huracanes caribeños. La gente moriría a puñados en la primera ráfaga de viento, desorganizada e incluso enfrentada entre sí, como ocurre en EEUU y en los países centroamericanos. Esto no significa que debamos dejar de luchar contra las estructuras del Estado que aún se mantienen en pie, todo lo contrario. Pero no empobrezcamos el análisis. Una sanidad desmercantilizada salva vidas y garantiza una población sana. Una educación desmercantilizada enriquece culturalmente y garantiza el derecho al conocimiento. Si los anarquistas no tenemos esto en consideración cuando elaboramos nuestra crítica a Cuba, jamás podremos situarnos correctamente en el escenario de la lucha por la transformación social radical y global. Y de la misma manera, si abandonamos la lucha por la desaparición total del estado cubano, entonces estaremos traicionando nuestros ideales. Y en el caso de Venezuela, si bien hasta el momento no podemos hablar más que de un “debilitamiento del capitalismo”, tampoco podemos quedarnos al margen de todo el llamado “proceso revolucionario bolivariano”. Hay obreros que siguen luchando por mejoras laborales y con ellos debemos estar, al igual que con los campesinos que luchan por sus tierras frente a la lentitud del burocrático “estado chavista”. Pero en ningún caso podemos pasar por alto las reformas (en algunos casos en paralelo al estado, por su incompetencia) en el ámbito de la educación, la sanidad y la alimentación. Estas medidas son contrarias al actual desarrollo del capitalismo y mientras en todo el mundo las sociedades caminan hacia la catástrofe humana y social, en Venezuela los niños empiezan a comer, a leer y a escribir, a recibir atención médica. A día de hoy es ridículo plantear que existe algún tipo de “socialismo” en Venezuela, sólo la socialdemocracia más reaccionaria puede lanzar tal afirmación. Pero no podemos impulsar la lucha contra el estado venezolano dándole la espalda a los amplios sectores empobrecidos que se están autoorganizando, que trabajan para convertir el proceso bolivariano socialdemócrata en un proceso verdaderamente revolucionario, que sin duda en su mayoría están con Chávez (¡ojo! no con el sector chavista estatal y burocrático) y que ya demostraron que darán la vida por defender este proceso "bolivariano" abierto cuando el imperialismo orquestó un golpe militar en abril del 2002, frustrado en buena medida por los pobres organizados. Reivindicamos a los pueblos cubano y venezolano y no a sus estados, pero no podemos estar al margen de los procesos que se están dando, en los cuales de una forma u otra participa efectivamente el pueblo. Desde nuestros planteamientos específicamente libertarios, debemos denunciar el acoso imperialista, saludar las medidas que mejoran las condiciones de vida de la población, pero también impulsar, con total decisión, la profundización y radicalización de los procesos. Desde aquí se deben criticar con contundencia aquellas políticas que no impulsen la descentralización, la participación popular, el debilitamiento del Estado y que el pueblo organizado asuma las tareas necesarias para la vida. En ese camino debemos trabajar para construir alternativas anarquistas que acompañen el fortalecimiento de la lucha de los pueblos oprimidos. Decir que en Cuba y Venezuela existen “dictaduras” sobre la base teórica de que aún los Estados de estos países no han desaparecido por completo, nos lleva al inmovilismo. La desesperación de los pueblos no puede esperar. El comunismo libertario es la única salida. POR LA RADICALIZACIÓN DE LOS PROCESOS ANTIIMPERIALISTAS HACIA EL COMUNISMO LIBERTARIO ANARQUÍA O BARBARIE Notas: [1] AI : Circular 8/9/10 - agosto/septiembre/octubre 2003 http://www.iwa-ait.org/circular-8-9-10-03-es.html [2] Hacia una historia del anti imperialismo anarquista http://www.struggle.ws/issues/war/afghan/pamwt/antiimp.html [3] Enrico Malatesta: Escritos. FAL páginas 55,56, 62 y siguien | |
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De: RudolfRocker1 |
Enviado: 02/09/2006 03:25 |
17.12.05 Ni anarquismo vergonzante ni antiimperialismo desvergonzado: Réplica a Pablo Moras
x El Libertario (Venezuela)
El equipo redactor de El Libertario, vocero de la Comisión de Relaciones Anarquistas (CRA) de Venezuela, responde a los señalamientos del artículo "Anarquismo, antiimperialismo, Cuba y Venezuela", difundido recientemente vía Internet, donde desde el desconocimiento y la falsificación se intenta descalificar nuestra perspectiva sobre la realidad venezolana. | En nuestra contestación a lo afirmado allí, aclaremos de partida que nos limitaremos a las aventuradas afirmaciones que se hacen en relación a Venezuela y su situación político-social. Para rebatirle en lo que corresponde al caso de Cuba, ya el compa Canek Sánchez, del Movimiento Libertario Cubano, puso las cosas en su sitio con toda propiedad en el texto "Antimperialismo y dictadura (o café y anarquía) - Respuesta a Pablo Moras". De hecho, compartimos de tal modo las agudas e irreverentes líneas de Canek que no nos ocuparemos aquí de la argumentación que él desarrolla para desmontar el alucinado verbo que pretende justificar al dictador cubano y, por extensión, a su aprendiz venezolano. Empecemos recalcando que, como se deduce rápidamente en la lectura de su artículo (inicialmente divulgado en La Haine), Moras ignora cosas esenciales en torno a la realidad venezolana actual. Aun cuando se toma la molestia de saludar afectuosamente a lo que llama colectivo El Libertario, luego cuestiona a los grupos libertarios ibéricos que nos toman como referencia para entender lo que pasa en estas tierras. Pese a ello, parece desconocer totalmente los planteamientos concretos que hemos hecho en las páginas de nuestro periódico, en otros materiales impresos que hemos producido, en nuestro website y en las abundantes contribuciones que hemos divulgado por vía de múltiples medios alternativos, de cuyo conocimiento hubiese podido extraer anticipada imagen de lo que intentaremos condensar en esta réplica. De hecho, la falta de noción de lo que ocurre por aquí se evidencia en lo escuetos y genéricos que son los párrafos y líneas donde Moras hace alusión directa a Venezuela, contenidos sobre los cuales insistiremos pues es en base a afirmaciones de carrerilla que se quieren descalificar los amplios análisis que venimos difundiendo en El Libertario sobre el régimen chavista y la coyuntura nacional desde que el teniente coronel ascendió a la presidencia en 1999. Una lista completa de esos trabajos está en la sección Índice Temático, en nuestra página web www.nodo50.org/ellibertario. En el plano más general, es un absurdo promover esa idea tan Komintern según la cual es "avance popular" y/o "anti imperialismo" todo aquello que se autodefine de dicho modo. Para el caso venezolano, los fulanos avances populares en educación, salud y alimentación solo pueden ser vistos como tales desde un desconocimiento absoluto de la historia local, pues desde mediados del siglo XX la renta petrolera permitió satisfacer ciertas necesidades en esas áreas a cambio del apoyo clientelar que recibía la élite en el poder, que es exactamente lo mismo que sucede hoy (Un análisis detallado al respecto en "Un Cardenal sermonea sobre las misiones", El Libertario, # 45, noviembre 2005). Sobre el anti imperialismo de Chávez, desde nuestra publicación hemos mostrado con amplios detalles (ver las secciones _Petróleo_, _Coyuntura venezolana_ y _Luchas y movimientos sociales en Venezuela_ del citado Índice Temático) cómo este gobierno ha cedido servilmente ante las exigencias imperiales para controlar lo que a la globalización capitalista le interesa en Venezuela: fundamentalmente en tanto fuente de suministros energéticos y algunas otras materias primas, manteniéndonos como comprador de productos manufacturados, incluso los que estamos en capacidad de producir o que hasta hace poco hacíamos. El Comandante podrá vociferar los insultos que le de la gana contra la persona de Bush, pero ese anti imperialismo de bocazas no es nada mientras siga cediendo a la Chevron, la Conoco-Phillips y a YPF-Repsol el control de las reservas de petróleo y gas, a Telefónica las telecomunicaciones, al Grupo Santander y al BBV el sector bancario, a Cristallex la minería del oro y a Vale Do Rio Doce los recursos carboníferos. Cuando Moras habla de Venezuela, hace afirmaciones absolutamente insostenibles. Por ejemplo, se refiere a obreros y campesinos en lucha, aparentemente aludiendo a los imaginativos cuentos que la propaganda chavista difunde en el exterior sobre las tomas de fabricas y haciendas, situación que solo ha ocurrido en términos muy limitados y bajo control del aparato gubernamental, que ha estatizado empresas agrícolas e industriales en bancarrota o con graves problemas judiciales, operándolas bajo régimen de capitalismo estatal y sin ninguna intención de dejarlas en manos de sus trabajadores. Quizás esos obreros y campesinos en lucha sean el modo en que a Moras le gusta imaginarse a los nuevos burócratas sindicales al servicio del gobierno, agrupados en la central sindical UNETE, que con su discurso de izquierdas sirven de coartada legitimadora a los modos de opresión que ahora padecen los trabajadores. Al respecto, basta referirse a la conducta del gobierno con sus propias empresas cogestionarias, aparte del hecho de que la estructura de mando en la administración gubernamental está en su mayoría en manos de militares y ex-militares. Para una descripción puntual de esta situación, se pueden consultar los artículos de la sección _Sindicalismo y entorno laboral_ de nuestro Índice Temático, en particular: "Fábricas tomadas: mitos, realidades y una postura libertaria" (# 38), "Cogestión bolivariana-socialista" (# 43) y "Venepal no es de los trabajadores" (# 43). En cuanto al golpe de abril del 2002, Moras repite sin chistar lo de que fue "frustrado por el pueblo", hipótesis más que discutible para cualquiera que se asome en los detalles de todas las manipulaciones de poder que ocurrieron entre el 10 y el 13 de abril de 2002. Sobre dicho tema, hemos publicado y divulgado vía Internet el folleto "Una encrucijada hacia ninguna parte", recopilando lo esencial que en su momento anotamos sobre tal circunstancia, que en ningún caso puede entenderse en esos términos banales que han difundido la propaganda del chavismo y sus fieles en el exterior. Por otra parte, Moras nos presenta una idílica visión de sectores populares autoorganizándose, lo que sería un resultado del proceso chavista. A este respecto, remitimos al muy preciso cuadro que hemos descrito en El Libertario sobre cómo este régimen - con el valioso concurso de sus opositores socialdemócratas y de derechas - ha sido obstáculo importantísimo para que avance la organización social autónoma, puesto que se han impuesto agendas políticas que han desnaturalizado la movilización social hasta el punto de casi hacerla desaparecer. La transformación de los círculos bolivarianos en grupos meramente pro-electorales (ahora con el nombre de Unidades de Batalla Electoral) es un claro ejemplo. Las referencias más recientes en este caso, entre muchas otras incluidas en la sección _Coyuntura Venezolana_ donde discutimos el tema, son los artículos: "Más allá del Referéndum" (# 39), "Propuestas para la coyuntura inmediata" (# 39), "El eclipse de los movimientos sociales" (# 40) y "El socialismo chavista" (# 42), además de lo que apuntamos en los editoriales de casi todas nuestras ediciones de 2004 y 2005. La suposición clave de Moras sobre este asunto sería que "impulsar la lucha contra el Estado venezolano" implica que se estaría "dándole la espalda a amplios sectores que se están autoorganizando". Como señalamos en esos textos y es fácilmente verificable en contacto con la realidad local, lo de la autoorganización es una gigantesca mentira, y la grotesca experiencia con la organización teledirigida de cooperativas es muestra evidente de ello, pues lo que ocurre bajo el manto de la seudo-revolución bolivariana es encuadramiento clientelar que devotamente sigue al líder iluminado. Por lo tanto, lo que nos cabe como opción a los anarquistas es impulsar la autogestión fuera de esa organización institucionalizada cuyas consignas, financiamiento y dinámica vienen del caudillo y sus secuaces. Ver "debilitamiento del capitalismo" y "tímidos avances de la economía y la cultura socialista" en el actual gobierno venezolano suena muy diplomático para quedar bien con esos deudos del marxismo-leninismo que ahora aúpan a Chávez, pero se traduce en ignorar olímpicamente lo eficaz que ha sido este régimen para promover el control por las transnacionales de los procesos claves de la economía local, así como otros rasgos que son la negación absoluta de cualquier socialismo. ¿Es acaso debilitamiento del capitalismo sustituir a la burguesía rentista de la IV República por una burguesía rentista "bolivariana"? ¿Cabe presentar como avance popular que vayan tan mal como 10 ó 20 años atrás indicadores claves de bienestar en salud, vivienda, alimentación, empleo, seguridad social, etc., bajo el gobierno que ha tenido el ingreso petrolero más grande en la historia venezolana? ¿Es inherente al anti imperialismo la incondicionalidad al caudillo único y el culto a la inmarcesible sabiduría que emana de sus interminables presentaciones en TV? ¿Es avance de la economía socialista constituir por decreto cooperativas para vender desayunos o cuidar jardines de la empresa petrolera estatal, mientras ésta sigue dando enormes contrataciones a esa Halliburton tan conocida en el Iraq ocupado por los yankis? ¿Es una muestra de cultura socialista que militares activos o en retiro hayan tomado por asalto el control del aparato estatal, y que de tal cepa castrense esté surgiendo el grueso de la nueva burguesía rentista? ¿Alguien puede pensar en serio que la corrupta élite de lacayos del líder que hoy gobierna Venezuela es la vanguardia del cambio revolucionario anticapitalista?... (¡y el etcétera sería muy largo de exponer!) Ante el cuadro descrito, es inaceptable que el pretexto del anti imperialismo chavista, de mucho ruido y pocas nueces, sea una excusa válida para inducir a que el movimiento anarquista se sume al coro de esa izquierda marxista de ingenuos y traficantes que hoy sacraliza al militar venezolano. Reiteramos la invitación que continuamente hacemos cuando hemos participado en debates desde el exterior, referida a que al pretender comprender mejor la situación de este país no es posible quedarse únicamente en la imagen tramposa que nos venden, cada uno por su lado pero en sospechoso contrapunto, el chavismo gobernante o sus opositores socialdemócratas y de derecha. Desde la CRA y El Libertario hemos asumido un camino sin duda difícil, pero ciertamente en coherencia con el pensamiento y la práctica ácrata, de construir una visión y una ruta de acción que rompa con esa disyuntiva tramposa de los contendientes por el poder. Frente a esas pandillas, no es posible optar por un quimérico "menos malo" o por un imposible "aliado táctico", pues hacerlo significa que abandonemos lo que hay de específico e irrenunciable en el ideal anarquista. Que P. Moras esté dispuesto a hacerlo y promoverlo ¡allá él!... Nosotros seguiremos en esta lucha, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones y ese mundo nuevo está creciendo ahora mismo... ellibertario@nodo50.org www.nodo50.org/ellibertario | | | | | |
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De: RudolfRocker1 |
Enviado: 02/09/2006 05:08 |
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De: RudolfRocker1 |
Enviado: 02/09/2006 06:51 |
Antimperialismo y dictadura (o café y anarquía) Respuesta a Pablo Moras: x Canek Sánchez Guevara El imperialismo es una práctica de la cual nuestra historia está llena, tú bien lo sabes; en consecuencia, luchas antimperialistas ha habido siempre. Pero antimperialistas han sido también, a lo largo y ancho del mundo, las burguesías nacionales, que prefieren explotar por sí mismas a sus clases trabajadoras y no que las explote una “potencia extranjera”. El antimperialismo ha servido también para justificar actitudes nuevamente imperialistas (el ejemplo más claro es el de Hitler, si no simplificamos la historia); y el antimperialismo de Fidel Castro, por ejemplo, no le impidió mandar tropas cubanas (es decir, al ejército oficial) a Angola y Etiopía. Tienes razón también cuando afirmas que los anarquistas debemos involucrarnos en toda lucha que valga la pena, conduzca o no de manera directa a la tan ansiada transformación radical del estado de las cosas y los individuos; en eso estamos de acuerdo. También estamos de acuerdo en que la de clases no es la única lucha que se sostiene (de hecho actualmente se sostienen más ese otro tipo de luchas que la de clases misma), pero también estamos de acuerdo en que el antimperialismo no es un fin en sí mismo (tú lo has dicho: “el antimperialismo... por sí sólo no amenaza la perpetuación del capitalismo”). Puesto que el antimperialismo no es el eje central de nuestra lucha sino una de sus tantas partes, no podemos utilizar el antimperialismo como rasero para medir la justeza de un régimen (¡mucho menos de un régimen!). Podemos y debemos simpatizar y colaborar con organizaciones que lo sean, pero no podemos justificar una dictadura por el simple hecho de que ésta se nombre antimperialista. No sólo no es ético, además es mezquino. Sí, hay algo muy mezquino en esa justificación de los ideales “revolucionarios” por encima de la realidad del pueblo. Realidad en la que la explotación no se ejerce en nombre del Capital, sino del “socialismo” —el ideal de libertad vuelto justificante de la opresión... cosas de la dialéctica. Como cubano me halaga mucho esa imagen que tienes de nosotros en tanto pueblo culto, educado y saludable; desgraciadamente los servicios de salud, educación y cultura resienten también los efectos de la crisis del régimen cubano. Porque en la actualidad es eso: un régimen de crisis, en el que se agotaron hace mucho ideales y proyectos y ahora vive al día remendando con esparadrapo las grietas de su propia ineficacia. Cuba es una crisis en sí misma. De aquellos grandes servicios de salud, educación, cultura y deporte que algún día fueron su orgullo hoy sólo queda una ruina más o menos disfuncional. Repito, desgraciadamente. Por lo demás me parece de lo más falaz la comparación que haces entre la dictadura cubana y la chilena y la argentina. Desde sus mismos ideales son diferentes, así como diferentes fueron sus métodos de represión y control (como son diferentes también en las democracias burguesas o en las dictaduras islámicas). En Cuba lo que predominó fue el control absoluto sobre los individuos. Un control total puesto que el Estado controlaba todas y cada una de las actividades de la vida colectiva e individual. Además del control total de la educación y la cultura, y de los medios de comunicación impresos y electrónicos, además de los aparatos profesionales de represión (las diversas policías, el ejército, las milicias y demás)estaban las organizaciones “ciudadanas” de vigilancia y control. Tal estructura dota a estos individuos carentes de escrúpulos (una persona escrupulosa no se presta voluntariamente a ser policía) de un cierto podercito minúsculo en lo más bajo de esa verticalidad absoluta y que a la vez, puede ejercer con total arbitrariedad: sí, los peores chivatos siempre fueron los del vecindario. Todo esto fue tan efectivo que durante años resultó muy difícil para los cubanos entablar una conversación política ya no digamos crítica, sino poco complaciente con respecto al régimen. A eso se le llama miedo. El régimen de Fidel Castro instaló el miedo a la palabra en todos los cubanos —nos contagió su propio miedo. No es una herramienta de control desconocida para nadie. Todo gobierno la utiliza con mayor o menor eficacia; la diferencia, insisto, es que en Cuba Fidel (el Estado) lo controlaba todo. Por supuesto que allá todo el mundo habla mierda de Fidel, pero eso es una cosa, conspirar es otra. Sí, porque cualquier intento de asociación se juzga inmediatamente como conspiración y esto, comprenderás, ya es un asunto mayor. El miedo ha sido efectivo en Cuba, no podemos negarlo, pues aunque el fusilamiento y la prisión eran los métodos extremos contra el disidente había también otro no menos cruel: el ostracismo. Cuando se quería eliminar a alguien sin eliminarlo se recurría a eso. Se le “separaba” del trabajo o de la escuela, se le tachaba de enfermo social causando el distanciamiento de todo ser vivo, se le condenaba a no-ser en medio de esa sociedad comunal del nosotros totalizador. Morían de aislamiento. Ahora, si todo esto lo he escrito en pasado no es porque tales cosas ya no ocurran, sino porque el desmoronamiento general del Estado cubano lo imposibilita para ejercer la represión en su totalidad. En efecto, muchas cosas han cambiado en Cuba en lo últimos años pero no porque el socialismo haya avanzado, sino porque el capitalismo se ha hecho más fuerte en Cuba. Hoy en día hay más organizaciones opositoras dentro de Cuba de las que ha habido en los cuarenta años anteriores (de todo tipo, menos anarquistas, ciertamente). Y esto me lleva al siguiente punto: Acusas al MLC (a nosotros, hablando en plata) de ser una patética minoría en Cuba, cuando unos párrafos antes citas a Malatesta afirmando que “los anarquistas no son más que una pequeñísima minoría de la sociedad”. En efecto, en Cuba hay anarquistas, lo que no hay es anarquismo. No es cierto eso que afirmas de en Cuba sólo se persigue a la gusanada imperialista, es una mentira, en Cuba se ha perseguido hasta a los marxistas, a los comunistas y a los socialistas. En Cuba se persigue a todo aquel que cuestiona abiertamente la verticalidad del Estado, con Fidel en lo más alto del tinglado. Y ese no es un reclamo exclusivo de la derecha, tengámoslo claro. Por otra parte, toda esa tontería que citas de los compas mexicanos es pura basura: ¿de qué autogestión del pueblo trabajador cubano hablan, si en Cuba, lo hemos dicho hasta el hartazgo, el control total de la producción, del mercado y de las fuerzas laborales está en manos del Estado? Si nosotros no estamos en Cuba es precisamente porque (en aquellos momentos al menos) no encontramos espacios para desarrollar iniciativas autogestivas, para difundir nuestras ideas, para organizarnos y manifestarnos. El hecho concreto es que ahora estamos fuera de Cuba y desde aquí tenemos que hacer llegar nuestras ideas a la Isla, establecer contactos y fortalecer un verdadero movimiento con una base social sólida (tienes razón, nuestro nombre es pretencioso y hasta arcaico, pero recuerda que el nombre tiene cuarenta años ya y que en aquellos tiempos ninguna organización utilizaba unas siglas que sonaban AKK, literalmente). Por lo pronto tenemos que enfrentarnos a una de las consecuencias primarias del “socialismo” cubano: que los cubanos de a pie ya no quieren saber nada que suene a “ismo” de izquierda. Términos como “socialismo”, “comunismo”, “revolución”, “poder popular”, “reforma agraria”, “sindicalismo” y tantas otras han perdido su valor semántico y hoy sólo significan “dictadura” para una buena porción de cubanos. En la escuela a todos se nos enseñó que los anarquistas eran más o menos como los comunistas pero en iluso, caótico, ineficaz y egoísta... Con tales antecedentes, nos preguntamos nosotros, cómo hacemos para difundir nuestras ideas sin sonar a “más de lo mismo”. Porque estamos concientes que somos una patética minoría (entre nosotros, de broma y con orgullo, nos llamamos “los cuatro gatos”); estamos concientes que un movimiento no se construye de la nada, y estamos concientes que la propaganda por sí sola no forja un movimiento, pero sabemos también que por ahora es lo que podemos hacer. Y que no coman mierda esos compas mexicanos de AKK, que en México hasta los perros hacen manifestaciones todos los días —no es sólo una metáfora, los policías se declaran en huelga y salen a manifestarse a la calle—: lo más normal en México es toparte con una manifestación o dos cada día. Bien, eso en Cuba es imposible. Sin embargo, y quiero dejar esto bien claro, no porque en México las libertades de expresión, asociación y manifestación hayan alcanzado los niveles que hoy tienen, no por eso, repito, me voy a poner yo a defender o a avalar al régimen mexicano. Y aquí viene lo más patético de todo: ¿Qué hace un anarquista defendiendo una dictadura?, ¿qué hace un anarquista defendiendo a gobierno alguno, a cualquier verticalidad que se atraviesa en su camino? La obligación de todo anarquista es cuestionar el absoluto ahí donde se encuentre (y en este sentido valga una aclaración, nosotros no somos anarquistas cubanos exclusivamente, somos cubanos y somos anarquistas también, pero lo anarquista no queda nunca supeditado a nuestra especifidad nacional: nosotros somos anarcos en todos lados, y donde estamos nos involucramos en aquellos proyectos u organizaciones que nos parecen afines, que nos parecen justos): nosotros no limitamos nuestra anarquía a la cubanía. Sin embargo, a ustedes parece que lo anarquistas se les quita en cuanto se topan con Fidel o Chávez, y no entiendo por qué. Parece que se hicieran chiquitos ante tamañas figuras históricas y de pronto, lo subversivo se les evapora y lo ácrata pasa a segundo plano. Se les olvida lo que son, parece. No sólo se hacen de la vista gorda ante los excesos de la dictadura, además, se ponen de su lado y se comportan como sus policías, aquí entre nosotros, juzgándonos por delitos de lesa anarquía. Pero otra vez te doy la razón: sostenemos pequeñas luchas en diversos frentes, y la más importante de todas debe ser al interior mismo del anarquismo, para despojarlo de una vez de esos tintes autoritarios que aún se reproducen entre tantos ácratas (autoritarios porque se autoerigen como autoridades del anarquismo, y eso es caer muy bajo ya). Volviendo al MLC: nosotros miramos al frente. Sabemos que la parte verdaderamente dura de nuestra lucha en Cuba no es ahora en pos de la caída de Fidel, será mañana en la reconstrucción de Cuba. Sabemos que cuando el Viejo muera no vamos a ser libres; nos habremos librado al fin de él (más bien, él nos habrá librado de su tediosa presencia) pero no entraremos de pronto en ningún sitio sagrado llamado Libertad. No, la reconstrucción de Cuba va a ser ardua; reconstrucción que deberá comenzar desde lo ideológico mismo. Por eso trabajamos desde ahora difundiendo nuestras ideas pero no con la idea de que éstas acabarán con el tirano, sino de que podrían servir de base para un futuro movimiento ácrata. Necesitamos establecer contacto con cuantos individuos en Cuba simpaticen con nuestras ideas y por eso, en lugar de atacarnos, sería conveniente más bien que nos presentaras a los anarquistas cubanos con los que has hablado para ver si juntos podemos comenzar a ser un poco menos minoría. Por otra parte, aún si es cierto que Fidel Castro es antimperialista, también es cierto entonces que en Cuba, Fidel se comporta como un emperador. Nosotros no decimos que en Cuba (o en Venezuela) hay dictadura simple y llanamente porque el Estado no ha desaparecido —o porque se se nos hincharon las bases teóricas, como sugieres—; por el contrario, lo que ocurre en estos países es que el Estado se ha fortalecido desmedidamente, metiéndose en cosas que no son de su incumbencia —los asuntos privados de los individuos, por ejemplo, las ideas. No las llamamos dictaduras porque el proceso revolucionario sea lento, las llamamos así porque tal proceso más que revolucionario es involucionario. Si consideramos que la evolución política de las sociedades se mide por el grado de participación que los ciudadanos adquieren en éstas (la capacidad de decidir sobre los asuntos comunes), entonces sólo podemos hablar, en los casos cubano y venezolano, de involución pura y dura. Sin espacios de participación ciudadana no hay proceso democratizante posible, no hay horizontalidad, no hay espacios para la autogestión, no hay una posible crítica al poder porque el poder acapara para sí el derecho a la crítica. Esa “izquierda” en el poder está ya reproduciendo fielmente el papel de la derecha, que es preservar el status quo, el orden social, la verticalidad del sistema. Son unos conservadores. ¿Te parece que esas son actitudes muy antimperialistas? Estados Unidos estableció, en otro de tantos arrebatos policiaco-mundialistas, un embargo económico contra Cuba que en la práctica lo que prohíbe es que las empresas norteamericanas hagan negocios con el gobierno de Fidel Castro. Fidel Castro, el antimperialista, por su parte ha insistido siempre en el fin del embargo para poder hacer negocios con las empresas del imperio que dice combatir (y, en las tesis antimperialistas que sostienes, ¿no son las empresas la punta de lanza del imperio?). No es el imperio quien quiere negociar con el régimen cubano, es Fidel quien quiere negociar con el imperio. Es el gobierno “antimperialista” cubano quien exige que se le permita negociar libremente con empresas imperialistas. El fin del embargo va a significar, por paradójico que te parezca, el fin de la autonomía económica cubana. El embargo es la puerta cerrada que aún mantiene al capitalismo salvaje fuera de Cuba, y es Fidel quien exige que acabe. Que el embargo es una medida típicamente imperialista nadie lo niega. En efecto, hay algo de antimperialista en exigirle a una nación que se meta en sus propios asuntos y que deje a las demás en paz; pero insisto, el fin del embargo significará el inicio (el reinicio en verdad) del poderío económico norteamericano en Cuba. Ahora, si me lo preguntas, yo soy partidario del fin del embargo, aún con las consecuencias que sé esto traerá. Pero no porque prefiera el capitalismo al socialismo, sino porque en Cuba lo que no hay, es precisamente socialismo. No hay libertad individual ni colectiva, los trabajadores no deciden un carajo en torno a su producción, no hay libertad de expresión, asociación o manifestación, no hay federalismo ni horizontalidad de tipo alguno, no hay elecciones directas, los sindicatos son mecanismos de control del Estado sobre los trabajadores, y toda forma de disidencia organizada es inmediatamente reprimida con fiereza; entonces, ¿qué socialismo?, eso es sólo barbarie. Y eso es lo que estás defendiendo. Los cubanos no son “socialistas” porque así lo quieran, sino porque así se les impone. La única verdadera lucha que sostienen los cubanos hoy día es la de la supervivencia cotidiana en una jungla capitalista bajo control absoluto del Estado. Que la salud y la educación gratuita, sí, es cierto, pero tampoco son exclusividades de los Estados socialistas, sino que existen en cualquier Estado moderno más o menos desarrollado. En cuanto al anarquismo, lo repito, no hay razón alguna para que los anarquistas repartamos avales entre dictadores afines: no hay dictadura que sea afín a los ideales ácratas. No existe, ni existirá jamás. Tampoco existe entre nosotros un método único de lucha, una sola vía. La multiplicidad es parte fundamental del anarquismo, y sin tales diferencias el anarquismo sólo sería una parodia de sí mismo (como parodia del gran movimiento comunista decimonónico acabaron siendo los PCs del siglo XX). Así el anarquismo crece, y donde algunos ven división sólo hay en verdad diversidad. Y no veo por qué se le teme a eso. Desde mis viejos amigos anarcopunks de La Habana hasta un gerente de empresa con la biblioteca ácrata más impresionante que he visto, a lo largo del camino me he topado con la gente más bizarra que se reivindica anarquista. He conocido anarquistas involucrados en luchas ecologistas, feministas, obreras, agrarias, estudiantiles. He conocido ácratas trabajando en la academia, en el sindicato, en la oenegé e incluso, sí, en instituciones de éste o aquel gobierno, así como he conocido también a anarcos radicales de armas tomar sumamente desencantados con el pacifismo actual de todos los demás; y aunque los métodos y los medios de lucha eran tan distintos el uno del otro, todos estaban seguros de estar en lo correcto, de hacer lo que consideraban conveniente de acuerdo a sus circunstancias particulares y al momento “histórico” en cuestión; y pretender limitar eso decretando una suerte de formas de conducta es lo más fanático que se le pueda ocurrir a alguien. Aceptemos de una vez que todos los medios son buenos para diseminar los ideales ácratas (y ejercerlos, ahí donde estemos) y que además estamos en la obligación de hacerlo en la medida de nuestras posibilidades y en el terreno de nuestra competencia —porque supongo que no me vendrás tú con todo ese culto al sacrificio, tan “comunista” en verdad. Nosotros no queremos mártires ni los necesitamos, allá los cristianos con eso y con sus santos, y con su paraíso y con su infierno. Los anarquistas no necesitamos esas simplificaciones baratas de la realidad. Pero los anarquistas tampoco necesitamos un escalafón para que todos sepan qué tan anarquistas somos porque el anarquismo, se supone, es una entidad horizontal, por lo que no hay posibilidad alguna aquí de decidir quién es más que quién, como los compañeros de AKK proponen. Ni es el caso, me parece. Caer en la tontería de juzgar el “anarquismo” de un compañero me parece francamente leninista. Me parece lo más ajeno a nuestros ideales de libertad e igualdad que se pueda concebir. Me parece estúpido, además. Por lo demás, si el compañero Frank Fernández es o no es un anarquista de café, francamente es algo que a mí no me incumbe —mucho menos siendo yo un simple anarco de bar. A tu salud.
"...la libertad sin el socialismo es el privilegio, la injusticia; y que el socialismo sin la libertad es la esclavitud y la brutalidad." M. Bakunin, 1867 |
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De: RudolfRocker1 |
Enviado: 02/09/2006 08:34 |
"De nuestra parte, es claro que no aceptamos ser encerrados en ese corral de ramas. No somos budistas ni confiamos nuestro futuro a los padres de la iglesia: somos anarquistas y, precisamente por eso, estamos radicalmente convencidos que la revolución cubana no es un objeto de culto a mistificar ni la identificamos con la estructura estatal en la que ha desembocado de mucho tiempo a esta parte; sino que, al contrario, es para nosotros un movimiento social a recuperar y un conjunto de pasiones a desatar desde ahora mismo. No creemos en los “comandantes” ni en los “jefes”, por muy iluminados que se pretendan a sí mismos y por mucho que hayan sido ungidos como tales por su grey de creyentes cosmopolitas; sino que, de modo bien distinto, depositamos nuestras esperanzas en la autonomía de las gentes más humildes y de las organizaciones que libremente sepan darse en su empuje emancipatorio."
por la anarquia en cuba, en ecuador y el mundo
Otra Cuba es posible: Respuesta a Diego Farpón por Movimiento Libertario Cubano
* El Movimiento Libertario Cubano responde al intento de justificar al régimen castrista en base a una fraudulenta interpretación de autores y propuestas anarquistas.
Luego de 46 años, 9 meses, 4 días y algunas horas de irrefutable apostolado por parte de Fidel Castro y su séquito cubano y ecuménico de incondicionales seguidores, deberíamos estar curados de espanto y sobradamente convencidos de que ya habíamos escuchado prácticamente todas las devotas sandeces que había para escuchar. ¡Pero no!: así como persisten sin solución de continuidad los cultos a las vírgenes de Guadalupe, de Regla, del Socavón o de Caacupé, también se mantiene -algo desvencijada y mohosa con el paso del tiempo y de los acontecimientos, pero mantenida al fin- la muy poco ingeniosa costumbre de producir rezos “nuevos” y plañideras letanías mirando a La Habana, ya que no a La Meca. Es así que el último 5 de octubre le tocó el turno a Diego Farpón, notorio militante de Corriente Roja, quien seguramente resolvió resarcirse de las frustraciones contumaces que le produjeron el Partido Comunista Español e Izquierda Unida, dedicando parte de su valioso tiempo a propinarnos a los anarquistas -siempre refractarios, poco crédulos y agudamente críticos respecto al gobierno cubano como a cualquier otro gobierno- una rotunda “lección” de cultura pretendidamente revolucionaria. Su texto más reciente -Hay otro mundo posible: Cuba-, publicado originalmente en la página web de Kaos en la Red el 5 de octubre y recogido dos días después en La Haine, parece que estuviera especialmente dirigido a persuadirnos de nuestros repetidos errores y se ha hecho ampliamente acreedor a una respuesta inmediata; respuesta ésta que, además, quiere ser de especial reconocimiento a la actitud digna y solidaria demostrada por los compañeros de la CNT de Salamanca, en quienes, probablemente, Diego Farpón haya encontrado su más directa inspiración.
Diego Farpón organiza sus notas siguiendo un procedimiento que se ha vuelto habitual: “Aquellos que critican a Cuba desde el sectarismo, el dogmatismo y la información que les da el capitalismo cada día, por ateos, por materialistas o por anarquistas que se digan, razonan exactamente como razonaban los padres de la Iglesia o los fundadores del budismo, usando palabras de Kropotkin”. Y es por eso que las encabeza trazando a ritmo de vértigo el campo más conveniente a sus intereses con una frase de Daniel Guerin, cuarentona, desgajada de su contexto y largamente pasada de moda: “Al quemar etapas, Cuba se inscribe, desde luego que quizá sin saberlo, en la línea del comunismo libertario de Kropotkin”. Es decir; para Diego Farpón hay dos clases de anarquistas: los primeros son sectarios, dogmáticos, budistas y, por añadidura, refuerzan sus convicciones ideológicas leyendo informes del Pentágono; mientras que los segundos -los “verdaderos” anarquistas- se han percatado con impar lucidez que el gobierno cubano ¡se inscribe en la línea del comunismo libertario!; incluso aunque ese mismo gobierno no lo sepa y tampoco muestre mayores indicios de querer “inscribirse” en él. En otras palabras: los “verdaderos” anarquistas piensan lo mismo que Diego Farpón y se los verá en actitud juiciosa, serena y condescendiente respecto al gobierno cubano, al tiempo que los otros sólo serán acreedores a una ejemplarizante lección de ciencia política que inmediatamente nos dará este kropotkiniano de última generación.
Dejemos de lado, por harto sabida y compartible, su descripción del desguace neoliberal de los Estados benefactores y vayamos directamente al núcleo que más nos atañe de los divagues farponianos. Diego comienza con un guiño bakuninista: “El Estado es la negación de la humanidad, decía Bakunin, y, desde luego, razón no le faltaba”. Más aún, pese a advertirnos, en un momento especialmente intrépido de su desarrollo teórico, que “mucho ha ocurrido desde entonces”, luego nos dice que “el tiempo, juez insobornable, no tardaría en darle la razón a Bakunin” en lo que al Estado soviético respecta. Pero Farpón no se detiene demasiado en estos halagos y en un santiamén acaba mostrando las patas de la sota: “Cuba no es un estado a la vieja usanza. Ni a la moderna, porque hoy como ayer los estados sólo si rven a los intereses de las clases dominantes. Cuba no es como el resto de estados, en los que los más poderosos son los beneficiados por el sistema. Cuba ha demostrado que otro tipo de estado es posible: un estado que defienda a los débiles, a los trabajadores, que somos quienes lo necesitamos. No nos confundamos: necesitamos este tipo de estados, no los tradicionales”. Y remata estos exabruptos con un final a toda orquesta: “Es Cuba, como decía Guérin, quien contribuye a la formación de una mentalidad comunista, de un hombre nuevo liberado de la mentalidad de la economía mercantil. Bakunin, a buen seguro, tomaría buena nota de esta experiencia y no tiraría piedras contra esta Cuba. No al menos para hundirla”. Sépanlo, pues, anarquistas de aquí y de allá: si Bakunin viviera, estaría afiliado al Partido Comunista cubano o habría abdicado de sus antiguas convicciones o contemplaría perplejo la primera y más prodigiosa excepción a la lógica estatista.
Conviene analizar estas afirmaciones de Farpón con especial detenimiento. Por un lado, es importante reconocer que, efectivamente, no todos los Estados son iguales: los hay grandes y pequeños, tradicionales y modernos, débiles y poderosos, burgueses y “proletarios” y también multi-étnicos, liberales, fascistas, benefactores, pastoriles, burocráticos, “democráticos”, totalitarios, belicistas, neutrales, monárquicos, republicanos, laicos, integristas, etc., etc. No alcanza, entonces, con localizar la existencia de un Estado para saber con entera certeza cuál habrá de ser la dinámica política que tiene lugar en su seno. Pero sí es posible contar con la seguridad más completa de que, sea cual sea la adjetivación del Estado en cuestión, estaremos en presencia de una estructura jerárquica compleja, de una distribución asimétrica de poder altamente codificada y de un conjunto de posiciones institucionalizadas de dominación; precisamente por cuanto ello es la definición misma del Estado. Y a tal punto lo es que, sin perjuicio de las muchas diferencias que siempre es preciso distinguir, esas características se encuentran en la Rusia de los zares, en la de Lenin, en la de Yeltsin y en la de Putin; y también, por supuesto -aunque para admitirlo haya que dejar las mitografías a un lado-, en la Cuba de Machado, en la de Prío Socarrás, en la de Batista y en la de Fidel Castro. Es por eso que las revoluciones en serio sólo pueden estar animadas, sin excepción alguna, desde fuera del Estado y es por eso que dejan de ser revoluciones cuando quedan amarradas al mismo.
Tal como Diego Farpón lo reconoce, Bakunin tenía razón respecto a estas cosas en 1872, cuando la división de la 1ª. Internacional; pero lo más interesante es concluir que esas razones siguen siendo perfectamente válidas en este triste año 2005. Sólo con un muy alto grado de exaltación religiosa es posible sostener que “Cuba ha demostrado que otro tipo de estado es posible”: como si Cuba fuera una suerte de Estado mágico; una excepción mayúscula entre todas las excepciones producidas y por producir; un territorio de fábulas, mitos e irracionalidades donde todos los conceptos habrían de encontrar el sublime momento de su interrupción.
Y, sin embargo, por mucho que la fe lo espere en pleno éxtasis “revolucionario”, las excepciones no acaban de aparecer. El gobierno cubano, a través de la propaganda oficial, podrá seguir insistiendo hasta las calendas griegas en su fraudulenta identificación entre el Estado, el pueblo, la revolución y Fidel Castro, pero ello no empaña en absoluto la imperiosa necesidad del pensamiento crítico por discernir meticulosamente entre cada una de esas instancias y las condiciones en que se desenvuelven. El Estado cubano podrá mostrar mayor preocupación que otros por la salud, la educación, la alimentación y la vivienda de sus habitantes pero eso no puede impedir la rigurosa constatación de que las prestaciones de esas necesidades básicas están muy venidas a menos y tampoco que las mismas se satisfacen antes y en muy superiores niveles de calidad cuando se trata de la clase dominante y no del pueblo llano. El gobierno cubano podrá seguir haciendo gárgaras sobre la soberanía, la independencia y la dignidad “nacional” pero nada de eso ocultará su fenomenal ineficacia en la materia, la existencia del viejo subsidio soviético y del actual subsidio venezolano o el hecho de que buena parte de su respiración se explica, entre otras cosas, por las remesas de divisas desde el exterior o por su apertura a la inversión extranjera directa que hoy se compone, según datos oficiales, de 392 empresas transnacionales.
Diego Farpón seguirá fantaseando las cosas que se le antojen y perorando respecto a Cuba como “ejemplo” y como “modelo” que, además, ha hecho “imposible la explotación de algún trabajador”, pero nada de eso quita que los trabajadores cubanos estén sujetos a penosísimas condiciones, a salarios misérrimos y a un estado de radical ajenidad respecto a las decisiones productivas. ¿O acaso el buen Diego ignora que el gobierno cubano ha hecho una opción definitiva e inmodificable por la planificación centralizada y por la hegemonía buro-tecnocrática, militar y caudillista en detrimento de las alternativas autogestionarias? Diego Farpón continuará sosteniendo cosas como ésta: “Cuba, desde luego, no es el fin, pero es un camino al socialismo. Y, de momento, el único camino que ha demostrado ser viable” . Pero habrá de esperar otros 46 años, 9 meses, 4 días y algunas horas y sólo podrá percatarse que el camino recorrido y caprichosamente confirmado conduce a cualquier parte menos a una sociedad socialista. ¿O es que el ferviente y confiado Farpón jamás se dará cuenta que no hay ningún camino de construcción socialista hasta tanto no se erradiquen las nociones “vanguardistas”, el exclusivismo partidario y las estrategias estatales de represión y coacción?
Diego Farpón no se percata en ningún momento que, si de Cuba se trata, es necesario recurrir a la realidad y no de proceder a un etéreo ejercicio nostágico que invoca una revolución desviada de sus objetivos originales por el monopolio partidario y caudillista y extraviada hace rato largo en los laberintos estatales. ¿Cómo es posible que trate de “dogmáticos” y “sectarios” a los críticos en profundidad y no a la organización estatal sobre la cual esas críticas recaen? Por lo visto, Diego Farpón no considera que dogmático es construir un Estado guiado, según el propio preámbulo constitucional, por una concepción teórica determinada; lo cual, directa e indirectamente, equivale a estrechar el debate de ideas a través de un régimen cerrado de producción de verdades indiscutibles. Por lo visto, Diego Farpón tampoco considera que sectario es aquel que elimina primero e impide después toda forma de organización autónoma y fuera de su control; estableciendo por los siglos de los siglos que el partido único es la “vanguardia organizada de la nación cubana” y “la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”. ¿Quiénes son, entonces, los dogmáticos y los sectarios? ¿Será que en Cuba, y solamente en Cuba, los presos se confinan voluntariamente y los carceleros son víctimas de la situación? ¿Acaso Farpón nos está proponiendo discutir en el mundo del revés, allí donde las palabras significan exactamente lo contrario de lo que pretenden significar?
De nuestra parte, es claro que no aceptamos ser encerrados en ese corral de ramas. No somos budistas ni confiamos nuestro futuro a los padres de la iglesia: somos anarquistas y, precisamente por eso, estamos radicalmente convencidos que la revolución cubana no es un objeto de culto a mistificar ni la identificamos con la estructura estatal en la que ha desembocado de mucho tiempo a esta parte; sino que, al contrario, es para nosotros un movimiento social a recuperar y un conjunto de pasiones a desatar desde ahora mismo. No creemos en los “comandantes” ni en los “jefes”, por muy iluminados que se pretendan a sí mismos y por mucho que hayan sido ungidos como tales por su grey de creyentes cosmopolitas; sino que, de modo bien distinto, depositamos nuestras esperanzas en la autonomía de las gentes más humildes y de las organizaciones que libremente sepan darse en su empuje emancipatorio. Y, naturalmente, no olvidamos, como le preocupa a Farpón, “la presión exterior, la influencia del mundo capitalista y de los estadounidenses”. Las conocemos de sobra y en carne propia así como conocemos el desgaste interior de la burocracia y sus específicas formas de explotación capitalista, “tan cubanas como las palmas”. No queremos para Cuba el futuro de Rumania, de Polonia o de Nicaragua pero tampoco el de China, Vietnam o Corea del Norte: lo que sí queremos -aunque Diego Farpón quede por el camino- es transitar junto al pueblo cubano y al resto de los pueblos del mundo por el ancho cauce del socialismo, que es uno y el mismo que el ancho cauce de la libertad.
Referencias:
“Hay otro mundo posible: Cuba” de Diego Farpón; en Kaos en la Red el 5 de octubre de 2005 ( http://kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=12293) y en La Haine, dos días después ( http://www.lahaine.org/index.php?p=10062&more=1&c=1)
“La gran mentira de Cuba y Venezuela” de la Secretaría de Prensa y Propaganda de CNT-Salamanca el 30 de setiembre de 2005 ( http://www.cnt.es/salamanca/article.php3?id_article=11)
www.movimientolibertariocubano.org
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De: RudolfRocker1 |
Enviado: 02/09/2006 10:17 |
Alabado se/or de la alpargata, por que no escribe Usted, oh! amo adorado, con sus peopias palabras? yo las prefiro, pues sus conocimientos son mucho mas aplios que los meros mortales que Usted copia en esos esritos. Dulce y divino se/or, aun espero su orientacion en cuanto al abrazo de Fraga y Raul, asi como la situacion de los emigrantes africanos en Canarias. Omar |
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De: RudolfRocker1 |
Enviado: 02/09/2006 11:59 |
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De: RudolfRocker1 |
Enviado: 02/09/2006 13:42 |
Fachos con fachos oh! gran se/or? |
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De: mfelix28 |
Enviado: 02/09/2006 15:25 |
Porque de anarquismo se tanto como tú, o sea muy poco, por eso pongo a gente que sabe más. Faltaría más que fueras tú la "voz del anarquismo" en Cubanet y demás prensa gusana. |
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De: mfelix28 |
Enviado: 02/09/2006 17:08 |
Canek Sánchez Guevara ¿Nuevo fichaje de tus Miami' anarko boys? escribe en todas las paginas gusanas, seguro que a tu grupo le vale. Miren este "anarquista": Gusanitos de Suecia La loca página de Canek Sánchez Guevara | | 2005-6-23 | | language=JavaScript> document.write(beforeAuthor) Por ">Canek Sánchez . Colaborador de CN En la terrorista Fundación, donde le admiran: http://canf.org/2004/1es/noticias-de-cuba/2004-oct-18-duro-ataque.htm Canek Sánchez Guevara, 24 años, nieto de Ernesto Guevara ( El "Che" ), vive en La Habana, es parte de un grupo musical de Heavy Metal llamado "Mentalizery"" que él mismo fundó en 1992. Canek Sánchez Guevara es abierto crítico de la tiranía cubana. Usa camisas con la bandera estadounidense, su guitarra tiene siempre pegado en forma visible un billete de un dólar. Compone canciones en inglés y le encanta el Rock Cubanet, la web pagada por la NED y el senado USA, tambien se apresuró: http://www.cubanet.org/CNews/y99/nov99/08o4.htm OAXACA 3 NOV.- Canek Sanchez Guevara presento en esta capital la revista GENERACION dedicada a la cultura oaxaquena junto con el editor Carlos Martinez Renteria y el poeta local Julio Ramirez. En dicha revista cultural, Canek hace una severa critiica de la situacion interna en Cuba, "isla que padece de Castroenteritis", sostiene el nieto del Che Guevara | El ilustre Montaner no iba a ser menos y le acoge en su neoliberal y gusanistica Unión Liberal, nada menos que como "cubano Ilustre" http://www.cubaliberal.org/ilustres/060714.quiensoyo.htm Por Canek Sánchez Guevara, Oaxaca (México) ¿Quién soy yo? http://www.elveraz.com/articulo246.htm "El Veraz" de Puerto Rico no se iba a quedar atrás y tambien "moja" en este huevo frito ¿Quién es el nieto de Ernesto Che Guevara? | Por Canek Sánchez Guevara Bueno al menos os sale barato, ya le pagan otros. | | | |
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De: mfelix28 |
Enviado: 02/09/2006 18:51 |
El artículo que "contesta" el MLC: Hay otro mundo posible: Cuba Nos puede gustar más o menos la Revolución cubana, puede incluso no gustarnos nada, pero lo cierto es que la única opción coherente para aquellos que nos reivindicamos anticapitalistas es defenderla. Diego Farpón [05.10.2005 15:28] - 1696 lecturas - 31 comentarios | Al quemar etapas, Cuba se inscribe, desde luego que quizá sin saberlo, en la línea del comunismo libertario de Kropotkin. Guérin. En los estados en los que el modelo liberal se ha impuesto, los servicios sociales han desaparecido o, sino lo han hecho, lo harán. El capitalismo, buscando a cualquier precio el mayor beneficio económico posible, ha desmantelado progresivamente todo aquello que, a lo largo del siglo XX y finales del XIX, había conseguido la clase trabajadora. Elementos como la educación, cultura, seguridad social, sanidad, y el derecho al trabajo y vivienda, dependen en nuestro país, cada día más, de las artimañas de cada uno. En los Estados Unidos de América, donde el liberalismo se muestra con mayor plenitud, el acceso no depende de las malas artes de los ciudadanos. No existe. Allí, para una gran parte de la población, sobrevivir día tras día, y no morir entre los rascacielos en los que se alojan las personas más acaudaladas del planeta, es un reto. En el país más poderoso del mundo, como en nuestro reino, no hay, por ejemplo, educación gratuita, y aún cuando desde el gobierno de uno de estos estados se afirme lo contrario, la educación sólo está en esos países al alcance de los que la pueden pagar. En el país más poderoso del mundo son muchas las personas que, pese a tener trabajo, no tienen suficiente dinero sino para malvivir a duras penas, sin un techo que les cobije. En el país más poderoso del mundo no existen ni la educación ni la sanidad pública, ni se tiene derecho a una vivienda o a un trabajo. El Estado es la negación de la humanidad, decía Bakunin, y, desde luego, razón no le faltaba. Como apuntábamos antes, nunca ningún estado regaló nada a la clase trabajadora, más al contrario, utilizó todos los instrumentos de represión para evitar que ésta consiguiera sus fines. Todo aquello que se consiguió costó cientos de horas de huelgas y manifestaciones. Y sangre. Nunca ningún estado dudó a la hora de matar a sus propios ciudadanos. Como no dudan hoy allí donde la situación se lo exige. Como no dudarán mañana allí donde la situación se lo exija. Negación de la humanidad, decía Bakunin, negación de los derechos más elementales, negación de la vida. No obstante, mucho ha ocurrido desde entonces. En aquellos tiempos Bakunin aventuraba que todos los estados sufrirían el mismo mal, los socialistas también, suponiendo que el ideal de los socialistas alemanes, el de un gran Estado comunista, se realice alguna vez. Pero el siglo XX sería propicio para las revoluciones, para la práctica. Después de que en 1848 Marx publicase el Manifiesto Comunista y finalizando la década de los 60 Bakunin lo tradujera al ruso, trabajadores de todo el mundo buscarían su camino para emanciparse. En 1917, un pueblo, para demostrar que la teoría sin la práctica no tiene ningún valor, hizo caso omiso a las supuestas condiciones objetivas, derrocó a los zares y se alzó con el poder. Los trabajadores de todo el mundo pudieron ver que la victoria, más allá del papel, era posible, lo que impulsó al movimiento obrero y fortaleció las vanguardias revolucionarias, ya fueran anarquistas o comunistas. Sin embargo, el tiempo, juez insobornable, no tardaría en darle la razón a Bakunin: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el primer gran Estado comunista, se caracterizó por oponer, frente a la expansión capitalista, la expansión comunista. Su fin era la conquista: pretendió implantar su modelo en numerosos países sin dejar que la lucha de clases siguiera su curso. Craso error que pagaron cuando renegaron de su historia y experiencia revolucionaria, lo que finalmente les desarmaría ideológicamente y permitiría al capitalismo abrirse paso y comenzar el cerco a las conquistas sociales. Pero ese siglo XX era para desterrar dudas y suposiciones. Era para transformar el mundo. Y así, fueron naciendo distintos focos revolucionarios a lo largo y ancho del globo. Fracasarían: Pagarían la inexperiencia, los contratiempos, serían derrotados por elimperialismo. Sin embargo, hay un estado que, pese a ser más pequeño y más frágil, ha aguantado las embestidas del capitalismo y la desaparición de sus aliados. Hablamos de Cuba. Cuba, desde luego, no es el fin, pero es un camino al socialismo. Y, de momento, el único camino que ha demostrado ser viable. No es poco. De hecho, es todo. Como señaló en su día Eduardo Galeano, a lo largo de más de cuarenta años, esta revolución, castigada, bloqueada, calumniada, ha hecho bastante menos que lo que quería pero ha hecho mucho más que lo que podía. Y en eso está. Ella sigue cometiendo la peligrosa locura de creer que los seres humanos no estamos condenados a la humillación. Cuba no es un estado a la vieja usanza. Ni a la moderna, porque hoy como ayer los estados sólo sirven a los intereses de las clases dominantes. Cuba no es como el resto de estados, en los que los más poderosos son los beneficiados por el sistema. Cuba ha demostrado que otro tipo de estado es posible: un estado que defienda a los débiles, a los trabajadores, que somos quienes lo necesitamos. No nos confundamos: necesitamos este tipo de estados, no los tradicionales. Las clases dominantes enviaron a los más pobres a las guerras para ganar más y más tierras. Así, afianzarían los distintos estados a través del tiempo y la historia. Estados burgueses que no nos sirven. Cuando los trabajadores comenzaron a disputar el estado a la burguesía, y este dio unas garantías sociales, cambiaron las tornas: esos estados dejaron de servir a los poderosos, de ahí la paradoja: destruyen el estado los capitalistas, pero sólo en la medida en que sirve a la clase trabajadora, en cambio, utilizan su modelo de estado para atacar a ésta. Podríamos resumirlo y aclararlo con estas pocas palabras: a lo largo del siglo XX se enfrentaron en Europa dos tipos de estado. Por un lado el tradicional, el de los capitalistas, que oprimía a los trabajadores. Por otro, el de los trabajadores, que si bien no llegó a culminar y quedó reducido al llamado estado del bienestar, ponía en peligro el estado capitalista y avanzaba hacia un estado al servicio de los trabajadores, esto es, un estado del que sería dueña la clase trabajadora. Mientras en Europa las luchas obreras sólo alcanzaron el estado del bienestar, en Cuba la transformación del estado fue radical y logró servir a los trabajadores en detrimento de las clases acomodadas. Es de esa victoria, de esa Cuba rebelde, de donde se nutre el movimiento revolucionario. De su modelo, de su ejemplo, nace la esperanza. Es de Cuba de donde podrá surgir el hombre nuevo, aquel que interpretara Ernesto Guevara a la perfección, y que sin duda es esencial para construir otra sociedad. Es Cuba, como decía Guérin, quien contribuye a la formación de una mentalidad comunista, de un hombre nuevo liberado de la mentalidad de la economía mercantil. Bakunin, a buen seguro, tomaría buena nota de esta experiencia y no tiraría piedras contra esta Cuba. No al menos para hundirla. Decía Bakunin sobre El Principio Básico del Socialismo lo siguiente: no proponemos aquí, caballeros, este u otro sistema socialista. Aquello que ahora exigimos es la proclamación nuevamente del gran principio de la Revolución francesa: que cada ser humano pueda poseer los medios materiales y morales para poder desarrollar así su humanidad, un principio que, en nuestra opinión, debe ser traducido en el siguiente problema: Organizar la sociedad de tal manera que cada individuo, hombre o mujer, pueda hallar, al entrar en la vida, medios aproximadamente equivalentes para el desarrollo de sus diversas facultades y de su ocupación laboral. Y organizar dicha sociedad de tal forma que haga imposible la explotación de algún trabajador, lo cual permitirá a cada individuo disfrutar de la riqueza social, la cual, en realidad sólo se produce por el trabajo colectivo; pero sólo para disfrutarla en cuanto él contribuya directamente hacia la creación de dicha riqueza. Cuba lo ha conseguido. Ha hecho realidad este importante principio. Es verdad que no nos puede bastar con Cuba, que se debe profundizar en la revolución, y que se la debe criticar en la justa medida, sin olvidar la presión exterior, la influencia del mundo capitalista y de los estadounidenses. Si Cuba ha resistido hasta el día de hoy es porque ha sido crítica, porque no ha sido dogmática, y es así como nosotros debemos actuar con ella: con una crítica en la que no quepa el dogmatismo y que nunca ceda frente al capitalismo. Aquellos que critican a Cuba, y que lo hacen sin tener en cuenta las consecuencias, y que lo hacen sin pararse a pensar tranquilamente, y que lo hacen desde el sectarismo, el dogmatismo y la información que les da el capitalismo cada día, por ateos, por materialistas o por anarquistas que se digan, razonan exactamente como razonaban los padres de la Iglesia o los fundadores del budismo, usando palabras de Kropotkin. Más allá de las falsas apariencias y de aquello que nos quieran hacer creer, podemos hacernos eco de las recientes palabras de Carlo Fabretti, quien dijera de forma sintética: la revolución es democrática y la democracia es revolucionaria. Revolución y democracia se determinan mutuamente, en un proceso vivo, continuo, dialéctico. Si la Revolución cubana ha resistido todo este tiempo es porque tiene la voluntad de ser democrática: no impuso una representación y democracia burguesa, sino que buscó y busca la forma de fundirse con el pueblo, pese a que los que quieren que la isla vuelva a servir de pasto para el capitalismo nos digan que es una dictadura. Hay 31 comentarios
| Jaime Richart [2005-10-05 20:22:18] | Absolutamente de acuerdo. Para mí el modelo de Cuba y de China son las únicas soluciones, qué digo, la única esperanza que tiene el mundo aunque el mundo, el de los prepotentes que lo manejan, prefiera enterrarse y enterrarnos a todos con las riquezas ajenas que saquea.
| Lucia Flores [2005-10-05 20:57:14] | Si, es necesario hacer algo por estos pueblos oprimidos; gracias al tremendo capitalismo que nos ahoga la libertad, realmente es dificil llegar a imitar a Cuba, puesto que la mayoria de gobiernos capitalistas temen al desgraciado mounstro estadounidence. Y si nunca logramos vencer este miedo lo unico que lograremos es un estallido social, y veo el futuro de mi pais tristemente de esa manera... Debo aclarar que me gusto mucho este articulo pues me identifico mucho con ello. Lastima que aca en Guatemala de donde yo soy no haya suficiente gente dispuesta a luchar por un pais sin ataduras, y sin regimenes autoritarios.
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De: mfelix28 |
Enviado: 02/09/2006 20:34 |
No, mi quierido facharquista, es un presidente gallego de visita en Cuba, país donde hay muchos gallegos, hablando con unos hijos de gallegos sobre otros gallegos y descendientes de ellos que hay en Cuba. |
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De: mfelix28 |
Enviado: 02/09/2006 22:17 |
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De: mfelix28 |
Enviado: 02/09/2006 22:17 |
Por J. Vallés (Perspectivas en movimiento) http://perspectivas.wordpress.com/2006/03/15/%C2%BFlibertarios-en-cuba/ Las páginas web sobre Cuba no dejan de deparar sorpresas. Supuestamente existe un movimiento libertario, anarquista, en Cuba “por la libertad, la justicia social y el socialismo libertario”. Estaría agrupado en el denominado Movimiento Cubano Libertario (MLC), y aunque se declara sucesor y continuador de la lucha social iniciada en el siglo XIX ante la opresión colonial y la intervención imperialista norteamericana, sus consideraciones sobre el régimen socialista actual no difieren ni una coma de los manifiestos de la extrema derecha de Miami. Califican de fascista al gobierno cubano, y adornan su discurso con soflamas incendiarias propias de la literatura anarquista. Con tiempo y con ganas se podría debatir de ideología y de las cuestiones que plantean. Pero para ello haría falta un poco de honestidad intelectual, algo de lo que el administrador de esta página, Frank Fernandez, carece por completo. Fernández, nacido en La Habana en 1930, es un exiliado de Miami que se denomina historiador y que hace años fundó en esta ciudad la revista “Guángara Libertaria”. El ’salto a la fama’, por denominarlo de algún modo, de esta publicación tuvo lugar en 1982 cuando salió en defensa de la dictadura militar argentina durante la guerra de las Malvinas. También en Miami se encuentra el contacto del MLC que, por lo observado al hacer una búsqueda en internet, despierta tantas simpatías entre círculos anarquistas como entre publicaciones digitales del exilio más reaccionario. Incluso fueron invitados por el Movimiento Cubano Unidad Democrática, con sede en Washington D.C., al encuentro realizado en Madrid en octubre pasado. En la lista de ilustres aparecían junto a grupos terroristas de Florida, partidos de extrema derecha y organizaciones financiadas por la CIA, entre otras. ¿Los extremos se tocan? Resulta curiosa esta cercanía táctica entre supuestos extremoizquierdistas y fascistas escondidos bajo una lluvia de siglas. Pero no lo es tanto si atendemos a las declaraciones de Fernández el Pope. En primer lugar no tiene la certeza de que existan anarquistas en Cuba, “sin duda alguna tiene que haber embriones libertarios en Cuba, pero masivamente es imposible”. Supone que tiene que haber, como supone que el cubano es alegre y belicoso, “un cubano se puede sentar contigo a tomar un plato de sopa, pegarte dos tiros en la cabeza y seguir tomando sopa”. No demuestra tener mucho conocimiento, ni mucho respeto, de qué ni cómo piensan los cubanos de Cuba. Y extrapola su visión divertida y violenta del exilio cubano de Miami, para descalificar a quienes residen en la isla. Pese a denominarse anarquista, no cree en las revoluciones y manipula la historia a su antojo: “Ningún pueblo se ha alzado por el pan todavía. Ese cuento chino de las tomas del palacio de invierno y de la toma de la Bastilla es un cuento y lo sabemos bien. No hay revoluciones, aunque sí haya habido revueltas”. Valora positivamente la transición española, pasando por alto que no fue más que la adaptación de una monarquía heredera del franquismo, aunque inaplicable en el caso cubano pues “los cubanos no somos españoles y estamos a 90 millas del yanqui”. Dando a entender que él es uno más de los habitantes de la isla. Razones de peso le llevan a elegir capitalismo frente a socialismo, pues al fin y al cabo ahora en los países de la Europa del Este “hay anarquistas”. Estos regímenes de capitalismo salvaje son denominados por Fernández como “sistemas semi-democráticos”, y se muestra partidario “de la semidemocracia, de la seudolibertad de los dos partidos políticos, porque te da cierto espacio político para poder destruirlo o cambiarlo y el otro no”. Incluso en el sistema norteamericano, que no debe ser tan malo como lo pintan los comunistas, “a los anarquistas nos tratan como a medio locos, extravagantes, pero es parte de la mentalidad norteamericana, pero existimos”. Sus peregrinos planteamientos le llevan a afirmar que para huir del sectarismo, donde reconoce encontrarse, hay que escuchar a “mucha gente en el mundo con ideas interesantes que no son anarquistas, que comparten nuestras ideas”. ¿Se refiere a sus compadres de Miami? Explore posts in the same categories: Cuba, Información alternativa This entry was posted on Wednesday, March 15th, 2006 at 8:06 am and is filed under Cuba, Información alternativa. You can subscribe via RSS 2.0 feed to this post's comments. You can comment below, or link to this permanent URL from your own site. Your comments will appear immediately, but I reserve the right to delete innapropriate comments. 5 Comments on “¿Libertarios en Cuba?” - Koldo Sastre Says:
March 15th, 2006 at 2:01 pm Frank Fernández tiene un pasado obscuro como exiliado cubano en Miami. Conseguió que la Editorial Anselmo Lorenzon le publicara un libro, El Anarquismo Cubano, que desde el punto de vista historiográfico es un disparate, sin referencias, notas, nada. La CNT le ha ofrecido espacio en sus publicaciones, lo ha entrevistado, así como la SAC sueca, que recientemente también paseó por Suecia a un conocido miembro de la extrema-derecha cubana de Miami. Todo eso suena tan extraordinario que cada vez que lo menciono me toman por un provocador lunático, pero son hechos facilmente comprobables. Es una vergüenza que organizaciones que se dicen anarquistas den cabida a ese tipo de personajes. Koldo - Berton Says:
March 15th, 2006 at 8:17 pm Calificar el régimen cubano de fascismo no me parece equivocado desde una perspectiva anrquista. El anarquismo rechaza el estado, el régimen policial, el autoritarismo, la censura… el anarquismo será utópico pero desde luego no es contradictorio arremeter contra el gobierno cubano desde el anarquismo. Un anarquista lucha también contra las dictaduras comunistas - ccd Says:
April 7th, 2006 at 1:09 am Gracias por esta valiosa información, mis respetos al pueblo cubano y a su larga historia de lucha y resistencia anticapitalista. Esperando a que amanezca en nuestro querido continente… - turk Says:
August 9th, 2006 at 1:44 pm stupids viva comandante che guevera - ARNOLD Says:
August 25th, 2006 at 3:24 pm solo keria decir a la persona ke llamo utopico al anarkismo ke ests muy ekivoka2 ya ke si tod=s luchamos por mejorar este mundo segundo a segundo veremos ke facil es vivir la vida.*sobre los supuestos anarkistas en kuva pienso ke si estan asociados kon eeuu no son “A” solo son titeres del imperialismo.ADMIRO AL PUEBLO KUVANO POR SU RESISTENCIA,PERO CREO KE EL COMUNISMO NO ES LA SOLUCION,YA KE LO + VALIOSO ES LA LIBERTAD!!!! |
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