Burgofobia Latinoamericana
Por Manuel E. Yepe *
Hace algunas semanas encontré en la Internet un comentario titulado “El closet más profundo”, aparecido con la firma de Soren Triff en El Nuevo Herald, diario de Miami que habitualmente representa los criterios de los grupos hispanoamericanos de extrema derecha -especialmente cubanoamericanos- radicados en esa ciudad de los Estados Unidos de América, que trata acerca de la “burgofobia”, un supuesto mal que recorre nuestra región.
El autor observa con admiración cómo, con lo difícil que resultaba hace algún tiempo “salir del closet”, o sea, declararse públicamente gay o lesbiana, llevar una vida homosexual y asumir los efectos sociales negativos que todavía lleva esto aparejado en medio de culturas homofóbicas como las latinoamericanas, todos los días se cuentan por millares las personas que declaran sin avergonzarse su orientación homosexual.
Asegura que en Latinoamérica “existe un closet mas profundo aún…, peor que ser homosexual es ser burgués…cada vez se hace más extendida en el continente la vergüenza de ser calificado de burgués”.
Lamenta que hoy “para un latinoamericano es mas fácil declarar que se sueña con un vecino de su propio sexo que con tener una casa propia”.
Admite que existe una larga tradición de rechazo a la burguesía o burgofobia. “A los pobres les da envidia que la burguesía se alce de la pobreza y mejore su estado. La riqueza de la burguesía parece obra de magia y quizás por eso es fácil acusarla de enriquecerse sin trabajar, es decir, de robar a otros”.
El comentario llama a los burgueses de Latinoamérica a mostrar en público su orgullo burgués y luchar contra la burgofobia…. Pero reconoce que “será difícil salir de este closet tan profundo…”..
Podría suponerse que con tantos años de sometimiento a la influencia omnipresente de la ideología del consumo a través de los grandes medios de prensa, cultura, educación, entretenimiento y recreación controlados por las grandes corporaciones, se habrían creado en los pueblos de América Latina patrones de conducta apologistas del modo de vida burgués y no lo contrario.
Resulta interesante que se reconozca, de manera tan reveladora, que en un continente sometido durante tanto tiempo a la propaganda de las bondades del “American way-of-life” y de la globalización neoliberal, los pueblos rechazan los patrones que les han pretendido imponer.
En defensa del ordenamiento capitalista de la sociedad, el comentarista que escribe en El Nuevo Herald argumenta que lo que todos envidian de la burguesía es la gran “movilidad social” que no tienen otros sistemas.
Habría que hacer notar que la “movilidad social” de la burguesía que el autor de este trabajo identifica como principal virtud de esa clase social es quizás la razón de más peso para su rechazo, a nivel de los pueblos.
La gran movilidad social del capitalismo es en realidad el resultado de la lucha de fieras entre individuos, el hombre como lobo del hombre en pos de un ascenso al que inevitablemente corresponde al menos otro movimiento, pero descendente, dentro del conjunto de la burguesía.
En la carrera por el éxito a que convoca el capitalismo, por cada nuevo burgués que se incorpora a las filas o asciende en la escala de sus valores, son muchos los que van quedando a orillas de la vía. Y esa carrera, en la que “todo vale”, no cesa jamás y suelen ser los más inescrupulosos quienes tienen las mejores posibilidades.
En Cuba, a partir del año 1959 en que triunfa la revolución popular, se ha experimentado una movilidad social ascendente de toda la población. Generación tras generación ha mejorado la calidad de vida de los cubanos como resultado de los avances en la salud, la educación, la cultura y otros indicadores…, no obstante el bloqueo económico, las agresiones militares y el terrorismo que Washington ha utilizado para tratar de apagar el ejemplo cubano.
En el resto de América Latina, por el contrario, el fenómeno de la movilidad social se ha manifestado como factor de ampliación de la brecha opulencia – miseria y la agudización de la injusticia social, sin contar otros elementos directamente relacionados con la competencia, como el enriquecimiento ilícito, la corrupción y otras deshonestidades.
Los pueblos se sienten agobiados por la competitividad en la que se les obliga a vivir en el capitalismo.
La movilidad social ascendente puede y debe ser un objetivo de toda la sociedad, alcanzable mediante la cooperación, la solidaridad y la lucha en común por un mundo mejor y más justo.
Lo que ha llevado a la actual crisis del modelo capitalista, y a la burgofobia, han sido los resultados objetivos del ordenamiento burgués del mundo que han repercutido en Latinoamérica con características singulares debido a los vínculos tan estrechos de la región con Estados Unidos, la superpotencia que lleva las riendas del capitalismo mundial.
La errática actuación hegemónica de Estados Unidos ciertamente ha contribuido mucho al desprestigio del modo de vida burgués.
El orden burgués ha demostrado con creces que su modelo no se aviene a la necesidad de la humanidad de avanzar hacia un mundo más justo, menos cruel y más humano. Su ciclo esta vencido y requiere ser reemplazado, pero no debe arribarse tempranamente a la conclusión de que al modelo capitalista no le queda espacio en el sub-continente o en el mundo.
La burguesía, especialmente la pequeña y la mediana, seguramente sobrevivirán a todo lo largo de un proceso de cambios económicos y sociales que tendrá características distintas en diferentes países y regiones.
Pero el hecho cierto es que, como se aprecia en la perspectiva que presenta el autor del artículo contra la “burgofobia”, ya son muchos los hombres y las mujeres de nuestro continente que no quieren ser identificados como lobos de otros hombres y mujeres, sino como sus hermanos o hermanas. Y, en tales condiciones de solidaridad humana, no puede desarrollarse el capitalismo.
*Manuel E. Yepe Menéndez es Secretario del Movimiento Cubano por la Paz y la Soberanía de los Pueblos, ONG. constituida en 1949 que disfruta de status consultivo en el Consejo Económico y Social de la Organización de Naciones Unidas. Es abogado, economista y científico social, y se desempeña como Profesor Adjunto del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana. Fue Embajador de Cuba en Rumania, Director General de la Agencia Latinoamericana de Noticias Prensa Latina, Vicepresidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión y Director Nacional fundador del Sistema de Información Tecnológica (TIPS) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Cuba .