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Director de la Oficina de Transmisiones a Cuba, Pedro V. Roig. |
Después 20 años y 100 millones de dólares invertidos en la señal anticastrista con el objetivo de subvertir la comunicación en la isla, los resultados han sido negativos: TV Martí no aparece por ningún lado.
Como lo resumió Raúl Castro: "Están gastando sumas millonarias del contribuyente norteamericano para lograr el mismo resultado de siempre: una televisión que no se ve".
Los que alguna vez han conseguido acceder a la señal la describen como una especie de "llovizna amorfa y sin voz en la pantalla".
Desde que TV Martí inició sus trasmisiones los técnicos cubanos han interferido su señal, frustrando incluso el intento estadounidense de perfeccionarla mediante un globo aerostático anclado en Cayo Cudjoe, en Florida.
El globo tenía el nombre de Fat Albert (Alberto el Gordo), y cuando hace unos años la región fue azotada por el huracán Georges, "Alberto el Gordo" simplemente "desapareció" sin que nadie notara su pérdida hasta unos días después.
Joe García, dirigente de la Fundación Nacional Cubano-Americana en el exilio dijo por esos días con tono desesperanzado: "si se destroza un dirigible de TV Martí y nadie se da cuenta en semanas, ello habla de su nulo impacto".
La propaganda cubana fue más contundente al colocar carteles de la avenidas de La Habana que decían en alusión a TV Martí: "No sé TV".
Luego de la desaparición del globo "Alberto el Gordo", TV Martí trató de transmitir desde un avión militar C-130 de la Fuerza Aérea estadounidense que volaba a gran altura sobre territorio estadounidense, hasta que el aparato fue sacado de servicio luego de la invasión a Irak.
Otro experimento por el estilo, contado con un partida de 38 millones de dólares destinado a financiar Radio y TV Martí también fracasó más adelante.
Desde CubaNet, los "anticastristas" se quejan amargamente de que "A pesar de la escasez generalizada que sufre la población, a los helicópteros que el gobierno cubano usa para interferir las transmisiones americanas nunca les han faltado gasolina o piezas de repuesto".
Antes de la intervención quirúrgica de Fidel la administración Bush (dentro de un paquete de medidas que recrudecían el embargo económico) destinó 80 millones de dólares para financiar a los grupos de la "disidencia", de los cuales 24 millones fueron destinados a la estructura operativa de TV Martí.
El propio presidente interino de Cuba Raúl Castro (por enfermedad de su hermano Fidel) denunció en una entrevista de prensa que una semana después de ser operado su hermano, EE UU comenzó a utilizar el nuevo avión y TV Martí llegó a transmitir desde aguas internacionales en abierta violación de los acuerdos de la Unión Internacional de telecomunicaciones.
No obstante estos esfuerzos del Imperio, aseguran observadores en Cuba, la señal de TV Martí continúa cada vez más "borrosa", y la "llovizna" contínua acentúa la sensación de estar viviendo la era de la "TV invisible". Y muda.