Jóvenes mexicanos participaron de la reconstrucción teatral de los eventos de 1968. |
Hace treinta y ocho años, la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco fue escenario de una violenta matanza, una masacre de jóvenes estudiantes que México y el mundo no olvidan. 1968 fue un año de gran agitación social, y de movimientos de protesta estudiantiles en muchos países. México no fue la excepción.
Durante meses, las calles de la capital mexicana el escenario de la tensión entre estudiantes y el aparato gubernamental.
El gobierno de turno, del presidente Gustavo Díaz Ordaz, advertía que no tendría contemplaciones para con los que calificaba de "agitadores".
El 2 dos de octubre, la Plaza de las Tres Culturas, rodeada de lo que para entonces eran modernos edificios de apartamentos y flanqueada a uno de sus costados por una antigua y hermosa iglesia, se fue llenando poco a poco de estudiantes de todas las universidades del país.
Fueron llegando agrupados de acuerdo a la facultad o la escuela a la que pertenecían. Cantaban, bailaban, sostenían sendas pancartas, gritaban consignas y ondeaban con orgullo el tricolor mexicano.
Fiesta y protesta
El ambiente era de fiesta, de protesta pacífica.
Mirto Cleya Gallardo, que para ese entonces tenía veinte y tantos años, fue la maestra de ceremonias de este acto que, sin ella saberlo en ese momento, pasaría a la historia como uno de los ejemplos más brutales de la represión policial en este país.
Ella coreaba las consignas que luego los estudiantes repetían: "No estamos todos, faltan los presos", "queremos escuela, no balas", "gobierno represor que matas estudiantes", y "queremos democracia", entre otras.
Los participantes en la obra fueron jóvenes de secundaria y universidad. |
El sobrevuelo sobre la plaza de dos helicópteros de la policía, fue el presagio de lo que vendría después. En un abrir y cerrar de ojos el lugar se llenó de efectivos policiales y militares que comenzaron a disparar indiscriminadamente contra la multitud de jóvenes.
Éstos corrían de un lugar a otro tratando de escapar.
Cientos de estudiantes fueron acorralados, sometidos y asesinados allí mismo en la plaza, otros fueron perseguidos y aprehendidos en las horas de terror que siguieron a la matanza.
Los días posteriores, la prensa publicó titulares a seis columnas con la explicación del gobierno a lo que había sucedido en Tlatelolco. "El gobierno actuó apegado a la Constitución", decía uno de los encabezados.
Con lágrimas en los ojos
Para los sobrevivientes de la masacre de Taletololco, hoy es como ayer, cuando se trata de recordar los sucesos del dos de octubre de 1968.
Laura Osegura, que entonces tenía 22 años y ahora 64, sobrevivió a la matanza porque llegó tarde al acto y no pudo entrar al centro de la plaza, por la cantidad de gente que había. "La gente empezó a correr, yo también corrí. Un muchacho que yo no supe ni quién era, me agarró y me llevó a escondernos a uno de los edificios que rodean la plaza. Allí estuvimos cerca de tres horas, hasta que pudimos salir por la parte de atrás al otro extremo de la plaza. Había muchos policías y soldados por todas partes", relató a la BBC.
A Laura, que estudiaba el segundo año de filosofía, se le salen las lágrimas cuando recuerda a sus compañeros muertos en Tlatelolco.
"Es duro porque uno recuerda a los amigos que se quedaron ahí tirados en el suelo, nunca pudimos recuperar sus cuerpos", comentó a BBC Mundo.
Para Fausto Trejo, de 84 años, un maestro retirado que en el momento de la matanza tenía 41 años, el recuerdo de Tlatelolco está muy vivo en su memoria.
"Esto no deja de ser un recuerdo que tiene todo el significado y una continuación de lucha. Nosotros llevamos muy dentro lo que fue esta lucha, sobretodo por toda la sangre que se derramó", dijo Trejo a BBC Mundo.
Continúa el misterio
Después de 38 años de ocurrida la masacre de Tlatelolco, aún quedan muchas preguntas sin respuesta.
Nadie ha podido decir con precisión por ejemplo, cuántos fueron los muertos, cómo se llamaban, ni qué pasó con sus cuerpos sin vida.
Después de ocho meses de investigación y de hurgar en los registros de varias fuentes gubernamentales, la revista mexicana Proceso acaba de publicar una lista con nombres y apellidos de 34 hombres y mujeres que habrían muerto en Tlatelolco.
La lista, que incluye además a diez personas que están clasificadas como "desaparecidas", no es exhaustiva y se cree que el número de víctimas fatales debe haber sido muy superior.
Pasado inconcluso
Cuando se trata de la investigación para determinar responsabilidades penales, el panorama no es mucho más alentador.
Fausto Trejo (de traje), sobreviviente de la masacre de Tlatelolco, con toda su familia. |
Hace seis años, al asumir la presidencia, Vicente Fox prometió que los sucesos de Tlatelolco quedarían totalmente esclarecidos, y para ello nombró una comisión especial que investigaría lo ocurrido. La idea era, como lo dijo Fox en su momento, "llegar hasta las últimas consecuencias". En diciembre de 2005, el equipo de dicha fiscalía especial completó su informe y lo entregó al presidente de la comisión, Ignacio Carrillo Prieto.
Éste no lo hizo llegar a la presidencia, como era su deber, y lo que ocurrió en los días posteriores, fue que un borrador del informe llegó a manos de un grupo de activistas de derechos humanos y luego a la prensa.
El documento era contundentemente revelador. Allí se concluía que oficiales del Ejército mexicano habían secuestrado, torturado y asesinado a cientos de sospechosos de "actividades subversivas" entre 1962 y 1982, el período de la llamada "guerra sucia".
Los autores del informe en cuestión decían en el mismo que "la actitud autoritaria con la cual el Estado mexicano deseaba controlar a la oposición, creó una espiral de violencia que (...) llevó a que se cometieran crímenes contra la humanidad, incluido el genocidio".
Pero ninguna de las conclusiones del informe de la fiscalía especial se ha traducido en nada concreto. Ni uno sólo de los señalados como responsables de estos trágicos sucesos y de muchos otros durante la "guerra sucia", han pagado penas de cárcel.
Detienen a Echevarría
En junio pasado, al calor de la campaña electoral presidencial y cuándo apenas faltaban dos días para la elección general, un juez emitió una orden de aprehensión contra el ex presidente Luis Echeverría, quien era Secretario de Gobernación (Ministro del interior) al momento de ocurrir la masacre de Tlatelolco.
El juez lo acusaba, entre otras cosas, de genocidio.
Por su avanzada edad, 84 años, Echeverría cumplió arresto domiciliario, pero sólo fue por unos días. Otro juez federal lo exoneró de los delitos que se le imputaron, y quedó en libertad.
El ex mandatario mexicano ha negado haber tenido alguna responsabilidad en los eventos del 2 de octubre de 1968.