Cuba y la globalización neoliberal
Para el líder cubano, “hoy no hay capitalismo, no hay competencia. Lo que hay es monopolio en todos los grandes sectores. Quinientas empresas globales dominan hoy el 80 por ciento de la economía mundial. Los precios no son de competencia, los precios a que, por ejemplo, se venden los medicamentos contra el Sida, constituyen uno de los más abusivos, extravagantes y explotadores renglones del mundo”.
Fidel Castro Ruz estima que “en la ideología hay ahora una confusión total. Lo que se enseña en casi todas las escuelas del mundo, son dogmas; incluso aquí se enseñaron dogmas”, de ahí que ahora Cuba haya apostado a la ‘batalla de ideas’, y explica en qué consiste: hay cosas nuevas, pero muy nuevas, extraordinarias. Son las ideas las que iluminan al mundo, y cuando hablo de ideas sólo concibo ideas justas, las que pueden traer la paz al mundo y las que pueden poner solución a los graves peligros de guerra, a la violencia”.
El octogenario mandatario da un ejemplo sobre la relación medio ambiente- neoliberalismo: “pienso que todo esfuerzo por preservar el medio ambiente es incompatible con el sistema económico impuesto al mundo, esa despiadada globalización neoliberal, con las imposiciones y condicionamientos con que el FMI sacrifica la salud, la educación y la seguridad social de millones de personas. Y con la forma cruel en que, mediante la libre compraventa de divisas entre las monedas fuertes y las débiles monedas del Tercer Mundo, le arrebatan a éste sumas fabulosas cada año”.
Golpe contra Chávez
En abril de 2002, hubo un golpe de Estado en Caracas. ¿Cómo siguió usted los acontecimientos?
“Nosotros sólo podíamos actuar usando los recursos de la diplomacia. Convocamos en la noche a los embajadores acreditados en La Habana y les propusimos que acompañaran a Felipe (Pérez Roque) a Caracas para rescatar a Chávez. Propusimos mandar dos aviones para traerlo en caso de que los golpistas decidieran enviarlo al exilio.
“Pero en un momento -continúa Castro Ruz- le permiten hacer una llamada telefónica, y puede hablar con su hija María Gabriela. Y le dice que él no ha dimitido, que no ha renunciado. Que es un ‘presidente arrestado’ Y le pide que difunda esa noticia. La hija tiene la idea de llamarme y me informa. Nosotros decidimos entonces asumir la defensa de la democracia venezolana”.
En esta compilación de cien horas con Fidel Castro, Ignacio Ramonet reconoce que lo asesoraron, entre otros, Eduardo Galeano, Gianni Miná y el extinto Manuel Vázquez Montalbán, para formular sus preguntas. La respuesta del político a una pregunta, sintetiza el espíritu de este gran personaje de la vida política de América Latina y del mundo y es el colofón de esta reseña:
¿Sigue usted siendo un incorregible soñador?
“Los soñadores no existen, se lo dice un soñador que ha tenido el privilegio de ver realidades que ni siquiera fue capaz de soñar”.