Por Esteban Israel LA HABANA (Reuters) - No es raro que los niños cubanos exhiban con cariño fotografías de Fidel Castro. Pero en la ceremonia realizada días atrás en la Plaza de la Revolución, la foto del Comandante estaba pegada en una caja de cartón pintada como un televisor, la única forma en que han visto a su líder desde el 31 de julio pasado, cuando cedió el poder por una enfermedad no revelada. Los cubanos cumplen el miércoles seis meses sin Castro, el hombre que los gobernó ininterrumpidamente desde el triunfo de la revolución en 1959 y al que muchos miran ya por el retrovisor. "Puede estar vivo o muerto. A nosotros no nos dicen nada," dijo Rafael, un empleado de 21 años, mientras bebía un refresco en una plaza de la Habana Vieja. Unos metros más allá, Jorge, un estudiante de 19 años, repite lo mismo que el resto: Todo sigue igual en Cuba sin Fidel. "Da lo mismo si arriba está Dios u otra persona. Yo no voy a cambiar nada. A mi lo que me preocupa es tener unos espejuelos de sol y llevar a mi novia a buenos lugares," comentó. Castro no ha sido visto en público desde el 26 de julio y su enfermedad es, oficialmente, un secreto. Las últimas versiones, de segunda mano, sugieren que padece una enfermedad intestinal conocida como diverticulitis. En su ausencia, su hermano Raúl, el presidente interino, ha mantenido a flote el gobierno socialista de la isla, desafiando los pronósticos de caos anticipados por Washington. "El sistema está demostrando que puede operar normalmente bajo estas condiciones y que las instituciones legales se están sobreponiendo al choque del retiro de Fidel," escribió Ignacio Ramonet, un periodista español autor de la reciente biografía oficial "Cien horas con Fidel." Brian Latell, un ex analista de la CIA que se dedicó durante décadas a estudiar la psicología del líder cubano, sostiene que Raúl está al timón de la revolución cubana. "Seis meses después (...) parece claro que la saga de 48 años de liderazgo del carismático caudillo terminó y Raúl Castro está, al menos por ahora, firmemente en control," sostuvo el autor del libro "After Fidel." CANSADOS DE JUSTIFICACIONES En sus pocas intervenciones públicas, Raúl Castro, un general de 75 años, dejó muy claro que dedicará más tiempo a resolver los problemas concretos de los 11 millones de cubanos que a curar los males de la humanidad. Prometió, además, concentrarse en las tres mayores pesadillas de los cubanos: la distribución de comida, la falta de vivienda y la ineficiencia del transporte público. "De justificaciones estamos cansados en esta revolución," dijo en diciembre ante el Parlamento. Raúl esbozó a fines del 2006 su estilo de gobierno: debate y toma de decisiones colectivas. Imitar a Fidel, dijo entre bromas, sería un error fatal. Tendió incluso una mano a su archienemigo histórico, Estados Unidos. Días después, aterrizó en La Habana la mayor delegación de congresistas estadounidenses en 50 años, dispuestos, dijeron, a inaugurar una nueva página en las relaciones con Cuba. Los debates para suavizar las sanciones comerciales de más de cuatro décadas contra Cuba y levantar parte de las restricciones de viaje impuestas por el presidente George W. Bush comenzarán en breve en el Congreso, ahora en manos de la oposición demócrata. Raúl promovió además un insólito debate sobre los problemas de la economía socialista y estimuló la actitud crítica por parte de la prensa estatal. Pero quizás el debate más importante surgió, espontáneamente, entre un grupo de intelectuales escandalizados por la reaparición en televisión de varios censores de la década de 1970, entre ellos uno que ordenó quemar los muñecos de un teatro de marionetas. Las autoridades pidieron públicamente disculpas. "Sería una locura buscarse una pelea por gusto en un momento en lo que necesita Cuba es unidad," dijo uno de los intelectuales involucrados en el debate. LENTA RECUPERACION Oficialmente, Fidel Castro continúa recuperándose. El resto, dice el gobierno, es cuento. "Sobre mi recuperación siempre advertí que sería un proceso prolongado, pero está lejos de ser una batalla perdida," dijo el líder de 80 años en un mensaje escrito divulgado el 30 de diciembre. La última versión llegó a fines de diciembre de España, donde el periódico El País reportó que Castro padecía diverticulitis y su pronóstico era "muy grave" tras varias operaciones fallidas. José Luis García Sabrido, un médico que visitó a Castro en diciembre y que es jefe de cirugía del hospital Gregorio Marañón de Madrid donde El País obtuvo la información, dijo que parte de lo publicado era inexacto e incluso falso. "Tengo informaciones recientes de que la recuperación es lenta, pero progresiva," dijo en enero a Reuters. Sin embargo, advirtió, para un paciente anciano que sufrió complicaciones pos operatorias, el pronóstico general es serio. La confusión se refleja incluso en los habituales comentarios de su aliado el presidente venezolano, Hugo Chávez. En octubre dijo que su amigo andaba recorriendo "campos y villas," en enero declaró que estaba librando "una batalla por su vida" y la semana pasada aseguró que estaba "casi trotando." "Oficialmente sabemos sólo que está vivo. Sólo los cubanos saben la verdad y no dicen nada. El resto sólo repiten rumores," dijo un diplomático europeo. Según otro diplomático latinoamericano, las señales que les llegan de los círculos del poder son optimistas. "Dicen que está mejorando y que se mata de risa leyendo las cosas que se escriben sobre él," comentó. |