Origen del concepto
Bernard Lewis
La expresión «choque de civilizaciones» apareció por primera vez en 1990 en un artículo del orientalista Bernard Lewis, amablemente intitulado Las raíces de la rabia musulmana [2]. Aparece allí el razonamiento según el cual el Islam no da nada bueno y la amargura que eso provoca en los musulmanes se transforma en furor contra Occidente. Sin embargo, la victoria está asegurada, al igual que la libanización del Medio Oriente y el fortalecimiento de Israel.
Bernard Lewis, quien tiene hoy 88 años, nació en el Reino Unido y se formó como jurista e islamólogo. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en los órganos de inteligencia militar y en el Buró árabe del ministerio británico de Relaciones Exteriores. En los años 60, se convirtió en un experto muy escuchado por el Royal Institute of International Affairs donde se erigió en gran especialista de la injerencia humanitaria británica en el Imperio otomano y uno de los últimos defensores del British Empire.
Bajo los auspicios de la CIA, participó en el Congreso por la libertad de la cultura que le encargó un libro, El Medio Oriente y Occidente [3]. En 1974, emigró a Estados Unidos. Se hizo profesor en Princeton y adoptó la ciudadanía estadounidense. Se convirtió pronto en colaborador de Zbigniew Brzezinski, el consejero de seguridad nacional del presidente Carter. Juntos concibieron la base teórica del concepto de «arco de inestabilidad» y planearon la desestabilización del gobierno comunista en Afganistán.
En Francia, Bernard Lewis fue miembro de la muy atlantista Fondation Saint-Simon, para la cual concibió, en 1993, un folleto intitulado Islam y democracia cuya aparición dio lugar a que fuera entrevistado por diario francés Le Monde. En esa entrevista, se las arregló para negar el genocidio cometido contra los armenios, lo cual le costó una condena judicial [4].
Sin embargo, la noción del choque de civilizaciones evolucionó rápidamente. Pasó de un discurso neocolonial sobre la supremacía del hombre blanco a la descripción de un enfrentamiento mundial cuyo resultado es incierto. Esta nueva acepción se debe al profesor Samuel Huntington quien no es, por cierto, islamólogo sino estratega. Huntington desarrolla esta teoría en dos artículos -¿El choque de civilizaciones? y Occidente es único, no universal- y un libro cuyo título original es Choque de civilizaciones y remodelamiento del orden mundial [5].
No se trata ya solamente de luchar contra los musulmanes sino de priorizar esa lucha antes de pasar a combatir contra el mundo chino. Como en el mito de la fundación de Roma, Estados Unidos tiene que eliminar a sus adversarios uno a uno para alcanzar la victoria final.
Samuel Huntington
Samuel Huntington es uno de los intelectuales más importantes de nuestra época, no porque sus obras sean rigurosas y brillantes sino porque constituyen el basamento ideológico del fascismo contemporáneo.
En su primer libro, El soldado y el Estado, publicado en 1957, trata de demostrar que existe una casta militar ideológicamente unida mientras que los civiles se mantienen políticamente divididos [6]. Desarrolla así una concepción de la sociedad en la que se eliminarían las regulaciones del comercio y el poder político estaría en manos de los patrones de las multinacionales bajo la tutela de una guardia pretoriana.
En 1968, publica El orden político en las sociedades en proceso de cambio, una tesis donde afirma que los regímenes autoritarios son los únicos capaces de modernizar a los países del Tercer Mundo [7]. Secretamente, participa en la constitución de un grupo de reflexión que presenta un informe al candidato a la presidencia, Richard Nixon, sobre la forma de reforzar las acciones secretas de la CIA [8].
En 1969-70, Henry Kissinger, quien aprecia su gusto por las acciones secretas, hace que lo nombren miembro de la Comisión presidencial para el Desarrollo Internacional [9]. Huntington preconiza un juego dialéctico entre el Departamento de Estado y las multinacionales: el primero tendrá que ejercer presión sobre los países en vías de desarrollo para que adopten legislaciones liberales y renuncien a las nacionalizaciones mientras que las multinacionales deben transmitir al Departamento de Estado sus conocimientos sobre los países en los que han logrado establecerse [10].
Se une entonces al Wilson Center y crea la revista Foreign Policy, En 1974, Henry Kissinger lo hace miembro de la Comisión de Relaciones EE.UU.-América Latina. Huntington participa activamente en la entronización de los regímenes de los generales Augusto Pinochet, en Chile, y Jorge Rafael Videla, en Argentina. Allí ensaya por vez primera su modelo social y prueba que una economía sin regulaciones es compatible con una dictadura militar.
Paralelamente, su amigo Zbigniew Brzezinski lo introduce en un círculo privado: la Comisión Trilateral. En ella redacta un informe intitulado La crisis de la democracia [11] en el que se pronuncia por una sociedad más elitista que restringirá el acceso a las universidades y la libertad de prensa.
Cuando Jimmy Carter se deshace de los miembros de las administraciones Nixon y Ford, Brzezinski, transformado en consejero para la Seguridad Nacional, le tiende la mano a su amigo Huntington quien logra así permanecer en la Casa Blanca y se convierte en coordinador de planificación del Consejo de Seguridad Nacional.
Es durante este período que Huntington comienza a colaborar estrechamente con Bernard Lewis y concibe la necesidad de dominar primeramente las zonas petrolíferas del arco de inestabilidad antes de poder atacar la China comunista. Aunque esto no se llama todavía «choque de civilizaciones», ya se parece bastante.
Pero el profesor Samuel Huntington se ve obligado a afrontar un incómodo escándalo. Se revela que la CIA le paga por publicar en revistas universitarias artículos que justifican las acciones secretas como medio de mantener el orden en los países donde algún dictador amigo muere repentinamente. Cuando el episodio cae en el olvido, Frank Carlucci lo nombra miembro de la Comisión Conjunta del Consejo de Seguridad Nacional y el Departamento de Defensa para la estrategia integrada a largo plazo [12].
Su informe servirá para justificar el programa de «guerra de las galaxias». El profesor Huntington es hoy administrador de la Casa de la Libertad (Freedom House), asociación anticomunista que preside el ex-director de la CIA, James Woolsey.
Jerusalén y la Meca
Laurent Murawiec
La teoría de la guerra de civilizaciones se cristaliza en las cuestiones religiosas. El control judeocristiano sobre Jerusalén es un talismán necesario para la victoria global. Si Occidente perdiera la ciudad santa, perdería su fuerza para cumplir su destino manifiesto, su misión divina. Recíprocamente, si los musulmanes perdieran el control de la Meca, su religión se desmoronaría. Claro, nada de esto es muy racional, pero esas supersticiones están siempre presentes en la prensa popular estadounidense y forman parte de un discurso político estructurado.
El 10 de julio de 2002, Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz convocaron a la reunión trimestral del Comité Consultivo de la Política de Defensa [13]. Solamente asiste una docena de miembros. Se escucha allí la exposición de un experto francés de la Rand Corporation, Laurent Murawic, intitulada Echar de Arabia a los Saud. La conferencia se desarrolla en tres partes con la proyección de 24 diapositivas. Al principio, Murawiec retoma las teorías de Bernard Lewis: el mundo árabe está en crisis desde hace dos siglos. Ha sido incapaz de llevar a cabo tanto su revolución industrial como su revolución numérica.
Este fracaso suscita una frustración que se transforma en rabia antioccidental, sobre todo porque los árabes no saben debatir debido a que en su cultura la única forma de política es la violencia. Desde ese punto de vista, los atentados del 11 de septiembre no son más que la expresión sintomática de su gran descontento.
En la segunda parte, Murawiec describe a la familia real saudita como incapaz de controlar los acontecimientos. Los Saud han desarrollado el wahabismo en el mundo, para luchar tanto contra el comunismo como contra la revolución iraní, pero hoy no controlan ya lo que han creado.
Finalmente, el conferencista propone una estrategia: los Saud tienen a la vez el petróleo (al fin llegamos al fondo del asunto), los petrodólares y la custodia de los lugares sagrados. Son el pilar central y único alrededor del cual se organiza el mundo arabo-musulmán. Deshaciéndose de ellos, Estados Unidos puede hacerse del petróleo que necesita para su economía, del dinero proveniente del petróleo que cometió el error de pagar en el pasado, y sobre todo de los lugares sagrados, y por consiguiente del control de la religión musulmana. Y cuando el Islam se haya desmoronado, Israel podrá anexarse Egipto.
Laurent Murawiec fue consultante del ministro francés de Defensa Jean-Pierre Chevènement e impartió cursos en la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales (EHESS, siglas en francés) [14]. Consejero de Lyndon LaRouche durante varios años, lo abandona de pronto y se une a los neoconservadores. Hoy es experto en el Hudson Institute de Richard Perle y colabora en el Middle East Forum de Daniel Pipes.
Esta reunión hizo mucho ruido. El embajador de Arabia Saudita exigió explicaciones y se le pidió al señor Perle, organizador del encuentro, que fuera más discreto durante algún tiempo. A Murawiec se le invitó a dejar la Rand Corporation. En todo caso, la reunión había sido convocada por Rumsfeld y Wolfowitz con todo conocimiento de causa. Solamente se trataba de un ensayo para saber hasta donde puede llegar el Pentágono.
[1] Establecemos aquí una diferencia entre la República Francesa, como idea, y Francia, como Estado-nación.
[2] «The Roots of Muslim Rage» por Bernard Lewis, Atlantic Monthly, septiembre 1990.
[3] The Middle East and the West, por Bernard Lewis, Weidenfelds & Nicholson, 1963 (an Encouter Book).
[4] Ver «Affaire Forum des Associations arméniennes de France & LICRA contre Bernard Lewis» [Caso Forum de Asociaciones armenias de Francia y LICRA contra Bernard Lewis], juicio del 21 de diciembre de 1995, 17e Chambre du TGI de Paris.
[5] «The Clash of Civilizations?» y «The West Unique, Not Universal», Foreign Affairs, 19993 y 1996; The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, 1996.
[6] The Soldier and the State por Samuel Huntington, Harvard University Press, 1957.
[7] Political Order in Changing Societies par Samuel Huntington, Yale University Press, 1968.
[8] Estaban en ese grupo Francis M. Baton, Richard M. Bissell jr., Roger D. Fisher, Samuel Huntington, Lyman Kirkpatrick, Henry Loomis, Max Milliken, Lucien W. Pye, Edwin O. Reischauer, Adam Yarmolinsky y Franklin Lindsay.
[9] Presidential Task Force on International Development, presidida por Rudolph Peterson.
[10] The United States in Changing Wold Economiy, US Government Printing Office, 1971.
[11] The Crisis of Democracy por Crozier, Huntington y Watanuky, New York Press University, 1975.
[12] Commission on Integrate Long-Term Strategy. Incluye a Charles M. Herzfeld, Fred C. Iklé, Albert J. Wohlstetter, Anne Armstrong, Zbigniew Brzezinski, William P. Clark, W. Graham Claytor, Jr, al general Andrew J. Goodpaster, al almirante James L. Holloway. III, Samuel P. Huntington, Henry A. Kissinger, Joshua Lederberg, y los generales Bernard A. Schriever y John W. Vessey.
[13] Presidido por Richard Perle, el Defense Policy Board Advisory Committee comprende a Adelman, Richard V. Allen, Martin Anderson, Gary S. Becker, Barry M. Blechman, Harold Brown, Eliot Cohen, Devon Cross, Ronald Fogleman, Thomas S. Foley, Tillie K. Fowler, Newt Gingrich, Gerald Hillman, Charles A. Horner, Fred C. Ikle, David Jeremiah, Henry Kissinger, William Owens, J. Danforth Quayle, Henry S. Rowen, James R. Schlesinger, Jack Sheehan, Kiron Skinner, Walter B. Slocombe, Hal Sonnenfeldt, Terry Teague, Ruth Wedgwood, Chris Williams, Pete Wilson y R. James Woolsey, Jr.
[14] Creada después de la Liberación de Francia por inspiración de la CIA, l’EHESS debía servir de contrapartida al CNRS influenciado por los comunistas. Todavía hoy, esta Escuela es generosamente financiada por la Fondation franco-américain (Fundación franco-estadounidense).