Negroponte utiliza a la OEA para sus fines propagandísticos antilatinoamericanos
La OEA, Organización de Estados Americanos, celebró en la ciudad colombiana de Medellín su trigésimo octava reunión anual, abrumada por el diferendo entre Colombia y sus vecinos, después de una incursión militar en Ecuador, los afanes separatistas en Bolivia y las intrigas de los representantes de Estados Unidos contra América Latina.
El cónclave de Medellín sólo alcanzó una renovación del acuerdo para que la entidad hemisférica continúe la facilitación de una eventual salida al conflicto originado cuando el ejército colombiano ultimó a miembros de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, afincados en territorio de Ecuador, en franca violación de su soberanía.
Conocedor de las intranquilas aguas del subcontinente a propósito de la tirantez entre Colombia y Venezuela, el máximo representante de Estados Unidos a la reunión de la OEA trató de sacar partido de la incómoda situación.
El secretario norteamericano de Estado adjunto John Negroponte reapareció en los escenarios diplomáticos después de cierto bajo perfil precedente para repetir sus letanías contra Venezuela y Cuba, en el primer caso por la supuesta connivencia entre Caracas y los rebeldes colombianos.
Sin pruebas al respecto y con sólo la mención de una pesquisa realizada por INTERPOL sobre el contenido de los documentos que supuestamente poseía en su computadora el líder guerrillero Raúl Reyes, Estados Unidos, a través de Negroponte, trató de dar validez definitiva a alegaciones proferidas por Colombia.
Tanto el presidente venezolano, Hugo Chávez, como Ecuador y otras instancias del Hemisferio albergan muchas dudas sobre la pretendida captura del supuesto ordenador de Reyes y el procedimiento posterior seguido para, según se afirma, determinar la naturaleza de los documentos atribuidos a Raúl Reyes.
Ante tan endebles argumentos, Negroponte se mostró tan sinuosamente como él acostumbra y arremetió contra Venezuela por servir -dijo-- como supuesto santuario de quienes calificó de terroristas, cuando Estados Unidos protege desfachatadamente a criminales como Luis Posada Carriles.
En un vehemente emplazamiento a Negroponte, a quien describió adecuadamente como un "personaje de baja ralea", el canciller venezolano, Nicolás Maduro, ripostó las ridículas y nada sustentadas declaraciones del jefe de la delegación estadounidense a la reunión de Medellín.
"Nosotros alertamos a la conciencia del pueblo colombiano, del gobierno colombiano, para que se dé cuenta de que detrás de esta campaña hay un solo objetivo, dividirnos, enfrentarnos, crear conflicto", sentenció Maduro.
Negroponte, quien también recurrió a sus devaneos anticubanos, se mostró tortuoso y gratuitamente agresivo contra Venezuela, desviando la atención de asuntos tan graves para América Latina como los intentos separatistas de la oligarquía boliviana a través de espurios referendos autonómicos.
La reunión de la OEA en Medellín demostró las insolvencias de la organización para enfrentar resueltamente las crisis en el Hemisferio y volvió a mostrarse como plataforma predilecta de Estados Unidos, a la hora de enfilar dardos contra proyectos sociales auténticos como los de Cuba y Venezuela.