La crisis de las hipotecas subprime tiene su origen en la laxa política monetaria de los últimos años propia de los bancos centrales. Los bajos tipos de interés permitieron a multitud de prestatarios de dudosa solvencia acceder al crédito necesario para realizar grandes inversiones (tanto inmobiliarias como empresariales) que, en la actualidad, se han demostrado insolventes o poco rentables. El “exceso de liquidez” de antaño se ha convertido en una restricción del crédito internacional. En esencia, los reguladores centrales han incentivado un abultado endeudamiento sin el lógico respaldo de un ahorro previo.
Noticia publicada el 28-04-2008
(Libertad Digital) El pasado mes de agosto estalló la conocida crisis de las hipotecas basura (subprime) en EEUU. Sin embargo, la explosión de dichaburbujaconstituye tan sólo uno de los efectos perversos que a lo largo de estos últimos años ha propiciado la política de expansión crediticia propia de los bancos centrales.
Los tipos de interés cayeron en EEUU desde el 6,5 por ciento en diciembre del 2000 hasta el 1 por ciento en junio de 2003, nivel en el que se mantuvieron durante un año.
“Esta "oscilante política de tipos de la Fed es la causa primera de la crisis de las hipotecas subprime que estalló el pasado mes de agosto. En primer lugar, los bajos tipos de interés permitieron a multitud de prestatarios de dudosa solvencia acceder al crédito necesario para adquirir una vivienda. Al concertar préstamos a tipo variable, estratos muy importantes de la población que no se habrían planteado adquirir una vivienda en propiedad, afluyeron en tropel al mercado inmobiliario”, según explica el Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana (OCE) en su boletín dedicado a esta materia.
Y es que, “cuando los bancos pueden encontrar la liquidez que necesitan a un bajo coste, de inmediato trasladan esa liquidez barata a préstamos más asequibles”. Sin embargo, “los efectos de la política monetaria expansiva no se han dejado sentir solamente en el sector de la vivienda. Desde 2001 las empresas también vienen siguiendo peligrosas estrategias financieras, como son la creciente exposición a los tipos de interés a corto plazo debido tanto a la emisión de papel comercial como de bonos con tipo variable”, advierte.
Según el OCE, “los bajos tipos de interés insuflan grandes cantidades de liquidez en los mercados que permitieron un roll-over transitorio de las deudas a corto”. Es decir, invierten a largo y se endeudan a corto plazo. De este modo, “las compañías creen poder utilizar de manera permanente el papel comercial beneficiándose de los bajos tipos de interés del mercado monetario. Al igual que las SIV (un tipo de fondo de inversión), la estrategia consiste en lucrarse a través del arbitraje entre el alto rendimiento de las nuevas inversiones y el bajo tipo de interés de la deuda a corto plazo”, explica este organismo.
Este proceso tuvo lugar tanto en EEUU como en la zona euro. “Dicha sobreemisión de papel comercial sitúa a las empresas en una evidente situación de riesgo de liquidez por motivos análogos a las SIV: sus proyectos maduran más tarde que su deuda, de modo que si son incapaces de renovarla, tendrán que liquidar parte de sus activos para pagar a sus prestamistas”.
“Lo mismo sucede con los préstamos a tipo variable. Las empresas tratan de beneficiarse de los tipos a corto transitoriamente bajos fijados por el Banco Central y empiezan a estar dispuestas a asumir los riesgos de una escalada futura en los tipos de interés (en muchos casos, confiarán incluso en que los tipos de interés no vuelvan nunca a subir a los niveles anteriores)”, añade el Observatorio.
Toda esta escalada, se derrumba como un castillo de naipes en 2007, con el estallido de las subprime y su contagio al conjunto del mercado financiero internacional que, como consecuencia, ha originado una contracción del crédito. Dicha estrategia provocó que “la solvencia de los prestamistas (familias y empresas) estuviera a su vez fuertemente condicionada por los tipos de interés. Primero, por el riesgo de interés que soportaban. Segundo, porque una subida de tipos incrementaría el desempleo en ciertos sectores sobredimensionados como la construcción (lo que se traduciría en una pérdida de renta con la que pagar la deuda para muchas familias) y porque las empresas tendrían dificultades para refinanciar el papel comercial a tipos competitivos”, explica el OCE.
Pero, ¿cómo se suceden los acontecimientos? El ex profesor del IESE y presidente del Grupo Sonnenfeld, Leopoldo Abadía, expone en un reciente informe, paso por paso, la evolución de la crisis financiera actual. Al margen de los complejos productos financieros ideados por los bancos para incrementar su rentabilidad, Abadía muestra cómo la política monetaria de los bancos centrales, así como las normas financieras ideadas por los poderes públicos incentivaron el surgimiento de esta arriesgada estrategia consistente en endeudarse a corto plazo y acudir a los instrumentos de titulación de créditos (ver documento adjunto).
El exceso de liquidez conllevó un sustancial y arriesgado apalancamiento que, hoy, se traduce en pérdidas económicas y restricción de liquidez.
Porque te ha dado hoy por defender a los parásitos financiaros que son los ladrones más sanguinarios dentro del capitalismo.
Mira, sobre las guerras no podes dar “paja”, los EEUU es el primer exportador de armas por ende la guerra para ellos es solo una ganancia más. No jodas Resi sons más bruto de lo que la mente humana se puede imaginar.
Mira, sobre las guerras no podes dar “paja”, los EEUU es el primer exportador de armas por ende la guerra para ellos es solo una ganancia más. No jodas Resi sons más bruto de lo que la mente humana se puede imaginar.Pinche estupido, la guerra no es solo armas, no entiendo porque eres tan pendejo
“Bueno, en verdad no sabemos si nuestro bufón, está intentando hacer reír a Mati, o es que le duelen el lomo de la palizas que le “receta” la nena en cuestión?
Eres idiota, tú y Mati para mi son los bufones, una guerra a distancia es un gasto enorme, en la guerra del golfo participaron los aliados, en ese tiempo tambien hubo crisis pero no como esta en que ajusticiaron a Saddam, la del golfo tambien fue contra Saddam, entonces Bush padre era el presidente de USA, antes de ser presidente era director de la CIA
El capitalismo, Pinche Buey, tiene crisis cada 10 años. Unas son crisis transitorias provocadas por sus mismas contradicciones, mientras que otra son prolongadas. Lo cual significa que las guerras son consecuencia adyacentes. El ejemplo más grande lo tenemos en la primera guerra mundial que estalla debido a una profunda crisis en el capitalismo Europeo. Es decir, vemos una guerra no como consecuencia de una crisis, sino la crisis misma causa la guerra.
Uno, no se puede negar que las guerras abiertas no están ayudando al capitalismo en su crisis, sino todo lo contrario.
Dos, los atentados Contra las Torres Gemelas, son el resultado de la crisis capitalista, no al revés. Que después, se produce un efecto aceleración de las crisis de los EEUU, es otra cosa.
Ya en la época de Marx existían grandes cantidades de capital circulante, que es el capital que forma la base del capital ficticio. En aquella época también hubo estafas crediticias, el equivalente a los actuales "derivados" [Nota de El Militante: Los "derivados" consisten básicamente en apuestas sobre el precio futuro de las materias primas, las monedas, el valor de las acciones, bonos de la deuda pública, etc. Representa la forma más extrema de especulación económica capitalista; es decir, de conseguir una ganancia sin crear un átomo de riqueza].
MUY CORRETO, ESTO ES UNA RAZONAMIENTO CIENTIFICO.
AHORA COMPAREMOS:
(Libertad Digital) El pasado mes de agosto estalló la conocida crisis de las hipotecas basura (subprime) en EEUU. Sin embargo, la explosión de dichaburbujaconstituye tan sólo uno de los efectos perversos que a lo largo de estos últimos años ha propiciado la política de expansión crediticia propia de los bancos centrales.
Los tipos de interés cayeron en EEUU desde el 6,5 por ciento en diciembre del 2000 hasta el 1 por ciento en junio de 2003, nivel en el que se mantuvieron durante un año.
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mercado monetario. Al igual que las SIV (un tipo de fondo de inversión), la estrategia consiste en lucrarse a través del arbitraje entre el alto rendimiento de las nuevas inversiones y el bajo tipo de interés de la deuda a corto plazo”, explica este organismo.
Esta opinión no es de ningún chiquilicuatro, sino de el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz que ha asegurado que la actual crisis financiera es la peor que atraviesa el mundo desde la Gran Depresión de los años 30 y que tiene su principal origen en los 3 billones de dólares quemados en Irak.
La investigación más famosa de este economista es sobre el “screening”, una técnica usada por un agente económico para extraer la información privada de otro. Esta importante contribución a la teoría de la asimetría de la información le valió compartir el Premio Nobel de Economía en 2001 con George A. Akerlof y Michael Spence.
Y alguien con menor proyección internacional, pero muy avispado, como el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla se apunta a esta curiosa pero fundamentada teoría sobre todo para replicar a Aznar que de nuevo ha irrumpido en el foro político, con motivo de las próximas elecciones europeas, para pontificar y dar fórmulas mágicas sobre esto y aquello, como diría Unamuno. Y para salir de la crisis, y para afirmar que con él todo habría sido diferente, mostrándonos un panorama tan idílico que ya los españoles han comenzado a hacerle caso y el partido popular está adelantando al socialista en las encuestas, llegando incluso a afirmar que la corrupción no anida en su partido aunque que “como sus componentes no son arcángeles puede que se dé algún caso aislado”
El conspicuo Revilla le replica que el ex presidente, componente en su día del trío de las Azores, está inhabilitado para hablar de futuro, le indigna que “venga presumiendo de que sabe cómo salir de la crisis económica, porque precisamente él está inhabilitado para hablar de futuro por su apoyo a la guerra de Irak.”
“¿Qué Zapatero podría hacerlo mejor?, pues probablemente. Pero no se le puede cargar este mochuelo. Y que diga Aznar que esto lo arregla él, ¡bueno, hombre! ¡Que arregle la guerra de Irak! Lo que me indigna es que este señor que nos metió en ese follón… Porque esto se origina en EEUU por la guerra de Irak, así de claro”, “está inhabilitado para volver a hablar de futuro, ya es historia, como el ex presidente de los EEUU George W. Bush: “La etapa de Bush ha sido nefasta y quien apoyó a Bush está también desheredado del futuro”
Stiglitz nació en (Indiana) de padres judíos. De 1960 a 1963 estudió en el Amherst College, donde fue miembro activo del equipo de debate estudiantil y llegó a presidir la organización de representación estudiantil. En el cuarto año de pregrado se trasladó al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) donde realizaría sus trabajos de postgrado. De 1965 a 1966 estudio en la Universidad de Chicago donde llevó a cabo investigaciones bajo la dirección de Hirofumi Uzawa. De 1966 a 1967 estudió para su PhD en el MIT; durante esta época fue asistente de docencia en el MIT. El modelo de estudio y la visión de la economía en el MIT -modelos simples y concretos, dirigidos a responder cuestiones importantes y relevantes- encajaba perfectamente con la personalidad de Stiglitz[2] . De 1969 a 1970, fue investigador Fulbright en la Universidad de Cambridge. En años siguientes impartió clases en la Universidad de Yale, Universidad de Duke, Universidad de Stanford, Universidad de Oxford y Universidad de Princeton. Stiglitz es actualmente Profesor en la Universidad de Columbia.
La literatura económica neoclásica tradicional asume que los mercados son siempre eficientes excepto por algunas fallas limitadas y bien definidas. Los recientes estudios de Stiglitz y otros más revocan esa presunción: es solo bajo circunstancias excepcionales que los mercados son eficientes. Stiglitz (y Greenwald)[4] muestra que "cuando los mercados están incompletos y/o la información es imperfecta (lo que ocurre prácticamente en todas las economías), incluso en un mercado competitivo, el reparto no es necesariamente Pareto eficiente. En otras palabras, casi siempre existen esquemas de intervención gubernamental que pueden inducir resultados Pareto superiores, beneficiando a todos[4] .
Aunque estas conclusiones y la generalización de las fallas de mercado no garantiza para nada que el Estado intervenga ampliamente en cualquier economía, deja claro que el rango "óptimo" de intervenciones gubernamentales recomendables es definitivamente mucho mayor que lo que la escuela tradicional reconoce[5] Para Stiglitz, no existe la denominada "mano invisible"[6] .
Cuando hay "externalidades" -donde las acciones de un individuo tienen impactos en otros, por las cuales no pagan o no son compensados-, los mercados no funcionarán bien. Pero la investigación reciente ha mostrado que estas externalidades son penetrantes, cada vez que hay información imperfecta o riesgo de mercados imperfecto - esto ocurre siempre.
El verdadero debate hoy en día gira en torno a encontrar el balance correcto entre el mercado y el gobierno. Ambos son necesarios. Cada uno puede complementar al otro. Este balance será diferente dependiendo de la época y el lugar.[7]
En una entrevista, Stiglitz explicó:
"Las teorías que desarrollamos explican por qué los mercados sin trabas, a menudo, no sólo no alcanzan justicia social, sino que ni siquiera producen resultados eficientes. Por determinados intereses aún no ha habido un desafío intelectual a la refutación de la mano invisible de Adam Smith: la mano invisible no guía ni a los individuos ni a las empresas -que buscan su propio interés- hacia la eficiencia económica."[8]
[editar]Salarios de eficiencia: el modelo Shapiro-Stiglitz
Stiglitz también ha investigado sobre los llamados salarios de eficiencia y ha colaborado en la creación de lo que se conoce como el "modelo Shapiro-Stiglitz"[9] que explica la existencia del desempleo, y por qué los salarios no son arrastrados siempre a la baja por los parados que buscan empleo (y en la ausencia de salarios mínimos) lo que provocaría que todo aquel que quiera un empleo pudiera encontrar uno, cuestionando así el paradigma neoclásico que no explica el empleo involuntario.[10] La respuesta a este rompecabezas fue propuesta por Carl Shapiro y Stiglitz en 1984: El desempleo es motivado por la estructura informativa del empleo[10] . Dos observaciones básicas sostienen su análisis:
A diferencia de otras formas de capital, las personas pueden escoger su propio nivel de esfuerzo.
Es costoso para las empresas determinar cuánto esfuerzo están realizando sus trabajadores.
Los salarios no disminuyen lo suficiente durante las recesiones como para evitar que aumente el desempleo. Si la demanda laboral cae, esto aminora los salarios. Pero debido a que los salarios han caído, la probabilidad de que los trabajadores no ejerzan su mayor esfuerzo se incrementa. Si los niveles de empleo deben mantenerse, por medio de una rebaja suficiente de los salarios, los trabajadores serán menos productivos que antes. Como consecuencia, en el modelo, los salarios no caen los suficiente como para mantener los niveles de empleo de la situación previa, debido a que las empresas quieren evitar que los trabajadores eludan excesivamente sus responsabilidades. Luego el desempleo debe aumentar durante las recesiones debido a que los salarios se mantienen 'muy altos'.
Corolario: Aletargamiento de salarios. Se requerirá que cada empresa re-optimice repetidamente los salarios en respuesta a la tasa cambiante de desempleo. Las empresas no pueden reducir salarios hasta que el desempleo aumente de manera suficiente (un problema de coordinación).
Cada empresa emplea muy pocos trabajadores debido a que se enfrenta a unos costes particulares mayores que el coste social, el cual es igual en todos los casos.
También existen externalidades negativas. Cada empresa incrementa el valor activo del desempleo para todas las otras firmas al dar empleo a alguien. Pero el primer problema domina claramente desde que la 'tasa natural de desempleo' es siempre muy alta.
[editar]Algunas posibles implicaciones prácticas de los teoremas de Stiglitz
Si bien no puede cuestionarse la validez matemática de los teoremas de Stiglitz et al., sus implicaciones prácticas en economía política y su aplicación en políticas económicas reales han estado sujetas a grandes debates y desacuerdos.[11] El mismo Stiglitz parece estar continuamente adaptando su propio discurso político-económico[12] , como se puede apreciar en la evolución de sus posturas inicialmente declaradas en Whither Socialism? (1994) a sus nuevas posiciones presentadas en sus posteriores publicaciones.
Una vez que es introducida la información incompleta e imperfecta, los defensores del sistema de mercado de la escuela de Chicago no pueden mantener afirmaciones descriptivas de la eficiencia de Pareto del mundo real. Por ello, el uso de Stiglitz de presupuestos de equilibrio con expectativas racionales para alcanzar una comprensión del capitalismo más realista que la usual entre los teóricos de las expectativas racionales lleva, paradójicamente, a la conclusión de que el capitalismo se desvía del modelo de una manera que justifica una intervención estatal -socialismo- como remedio.[13]
Las ideas de Stiglitz defienden la necesidad de una economía aún más intervencionista que la que Samuelson proponía. Samuelson trataba las fallas de mercado como una excepción a la regla general de mercados eficientes. Pero el teorema de Greenwald-Stiglitz postula las fallas de mercado como la norma, estableciendo que el gobierno podría potencialmente casi siempre mejorar el reparto de los recursos del mercado. Y el teorema de Sappington-Stiglitz establece que un gobierno ideal podría actuar mejor al dirigir una empresa por sí mismo que a través de la privatización[14] (Stiglitz 1994, 179).[13]
Las objeciones para una adopción amplia de estas posiciones sugieren que los descubrimientos de Stiglitz no provienen de la economía en sí, sino más bien de la ciencia política; y, por tanto, se encuentran en el campo de la sociología. Como lo cuestiona David L. Prychitko en su "crítica" al Whither Socialism?, aunque la percepción económica principal de Stiglitz parece generalmente correcta, todavía deja abierta la discusión sobre las cuestiones constitucionales, tales como de qué manera las instituciones coercitivas del Estado deberían constreñir y cuál es la relación entre el Estado y la sociedad civil.[15]
[editar]Crítica de los instrumentos de medida de la economía
Stiglitz se enmarca también entre aquellos economistas que critican la hegemonía del PIB entre los indicadores económicos:
…sólo compensa a los gobiernos que aumentan la producción material. […]. No mide adecuadamente los cambios que afectan al bienestar, ni permite comparar correctamente el bienestar de diferentes países'[…] no toma en cuenta la degradación del medio ambiente ni la desaparición de los recursos naturales a la hora de cuantificar el crecimiento. […] esto es particularmente verdadero en Estados Unidos, donde el PIB ha aumentado más, pero en realidad gran número de personas no tienen la impresión de vivir mejor porque sufren la caída de sus ingreso.[16]
Además de sus publicaciones técnicas de economía, Stiglitz es el autor de Whither Socialism, un libro no técnico que proporciona una introducción a las teorías que explican el fracaso de las economías socialistas en Europa del Este y al rol de la información imperfecta en los mercados. En 2002, escribió El malestar en la globalización, donde afirma que el Fondo Monetario Internacional se pone al interés de su accionista más grande, los Estados Unidos, sobre el de las naciones más pobres para las cuales fue diseñado servir. Stiglitz ofrece algunas razones por las cuales la globalización ha engendrado la hostilidad de manifestantes, tales como las ocurridas en Seattle y Génova.
En el año 2006 publicó ¿Cómo hacer que funcione la globalización?, una crítica del actual orden económico mundial con diversas propuestas para tratar de reencauzar la globalización.
Joseph E. Stiglitz ha sido reconocido en los cinco continentes por su prestigiosa trayectoria y es uno de los economistas más leídos del mundo.