Raúl Castro ordena corregir errores en Cuba, como si no fuera con él
El millar de delegados que asisten al VI congreso del Partido Comunista de Cuba se han visto severamente reprobados por el presidente del país, el casi octogenario general Raúl Castro, quien, en una sorprendente diatriba, les ha tachado de inmovilistas y les ha arengado a dejar atrás el formalismo, la fanfarronería y los dogmas. Luego, en clara contradicción con lo proclamado, y como si la historia de más de medio siglo de régimen castrista dogmático y dictatorial no fuera con él, les ha soltado: «exigiré que se cumpla lo que yo he ordenado u orientado».
Él no iba, él no estaba, él lo hacía todo bueno; son los demás los que se equivocan, y de ahí los problemas crecientes y la necesidad de cambiar de rumbo, por no hacerle caso. Pero, ojo, que está ordenando que le obedezcan. El dogma contra el dogma. Tanto, que habla de limitar los cargos hasta un máximo de dos mandatos seguidos de cinco años, pero no empieza por apartarse él mismo. Claro, aún no está diez años de presidente, aunque lleva 52 años en el poder.
En la misma línea, el líder de la revolución, Fidel Castro, de 84 años, autoapartado de los cargos pero vigilante de cómo andan las cosas, ha indicado que la nueva generación de políticos que en el futuro dirigirá el Partido Comunista de Cuba deberá rectificar «todo lo que debe ser rectificado» para seguir construyendo el socialismo.
Atención, pregunta: Si hay cosas que rectificar, dogmas que apartar, reformas que hacer, mandatos que limitar, ¿por qué no lo hicieron antes, por qué han tenido que retrasarlo tanto, sumando tantas limitaciones y padecimientos a la población cubana, para llegar adonde está cantado que acabarán?
Hay actos de arrepentimiento y de contrición realmente patéticos y crueles. Someten a la gente a duros yugos y pasado el tiempo, cuando no se sostienen los palos del sombraje, hablan aperturas y de corregir errores. Naturalmente, errores de los demás, no de ellos, que se mantienen en la cúspide de la pirámide y por encima del bien y del mal.
Siempre nos llaman la atención las reacciones de quienes muestran arrepentimientos o correcciones después de haber tomado decisiones anómalas o inmorales. En ocasiones hay homicidas que acaban sucidándose, cuando podrían haber seguido una intencionalidad de orden inverso. Las fuerzas occidentales aliadas, por ejemplo, que se confabularon para borrar del mapa a Gadafi, el intermitente eje del mal, se ve que a las pocas horas cambiaron de actitud y ahora no se sabe a qué juegan, aprietan pero no ahogan, a la espera de que el dictador libio, que ya no es llamado ni dictador, se esfume por sí sólo o haga mutis por el foro.
Los hermanos Castro igual, se nota que se arrepienten, pero sólo un poco y han tardado más en darse cuenta. Y encima, ni se van.
Cuba acaba de expatriar a 37 nuevos presos políticos a España. El gobierno lo ha hecho a escondidas, ya que, esos presos están expatriados, no liberados. Por tanto, no están en España por su propia voluntad, y su único delito es estar en desacuerdo con un régimen dictatorial.
Éste mismo régimen acaba de expulsar también a Carlos Hernando, colaborador de Intereconomía, a quien detuvieron ayer en su casa. Éste será deportado a España bajo la acusación de contra-revolucionario, pero lo cierto es que Carlos Hernando se encontraba en Cuba grabando un disco en memoria de su padre.
Secretario General RN y apertura económica en Cuba: Es un reconocimiento de que el modelo promovido por es un fracaso absoluto
"Esto va en la línea que ha llevado a cabo China, es decir, avanzar hacia un sistema de mercado", señaló Mario Desbordes.
El secretario general de Renovación Nacional, Mario Desbordes, hizo un llamado a las autoridades cubanas a “reconocer el fracaso de su modelo, a llamar a elecciones libres y democráticas y cesar de una vez por todas, con esta dictadura de más de cincuenta años que oprime al pueblo cubano".
Al mismo tiempo, Desbordes pidió a la izquierda chilena, que ha avalado esta dictadura, que se pronuncie respecto de la "parodia de consejo democrático que se hizo en Cuba, en donde entre otras cosas, se ratificó a toda la cúpula de la dictadura".
Mario Desbordes le pidió a los partidos comunista y socialista de Chile, "que se manifiesten en forma categórica a favor de un llamado a elecciones democráticas, en un país que tanto lo necesita".
Respecto de las medidas que anunció el gobierno cubano, Desbordes señaló que "se trata de medidas minúsculas, que en comparación con lo que ocurre en Chile parecen ridículas. Son avances insuficientes si no van acompañados de reformas políticas al sistema dictatorial imperante".
"Este es un reconocimiento tácito de que el modelo socialista que ha promovido la dictadura de Fidel Castro es un fracaso absoluto. Esto va en la línea que ha llevado a cabo China, es decir, avanzar hacia un sistema de mercado, que es la verdadera forma de permitir el bienestar del pueblo cubano", señaló Mario Desbordes.
"Hacemos un llamado al resto de las fuerzas políticas a manifestarse y promover en foros nacionales e internacionales todas las medidas democráticas necesarias para lograr un cambio profundo en el sistema político cubano, denunciando la persecución contra disidentes y colaborando en el término, de una vez por todas, de este gobierno que tanto oprime a millones de personas en la isla", manifestó el Secretario General
UNA ENTREVISTA EFECTUADA POR CNN EN ESPAÑOL A UNO DE LOS PARTICIPANTES CUBANOS EN LA INVASION EN PLAYA GIRON, 50 AÑOS ATRAS, CONFIRMA PLENAMENTE QUE LA INVASION FUE ORGANIZADA DE PIES A CABEZA POR LA CIA, QUE SE PREPARO LA BRIGADA DE ASALTO (QUE LLEVO EL NUMERO 2506) EN GUATEMALA Y EN NICARAGUA, ENTONCES SOMETIDAS A DICTADURAS, QUE EL TRATO DISPENSADO POR LOS REVOLUCIONARIOS CUBANOS A LOS 1.200 PRISIONEROS QUE TOMARON AL DERROTAR LA INVASION TRAS 72 HORAS DE COMBATE FUE ABSOLUTAMENTE HUMANITARIO. Y ALGUNAS COSAS MAS.
Niko Schvarz
El canal televisivo estadounidense dedicó estos últimos días una serie de programas al 50º aniversario de Playa Girón, en coincidencia con el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. En dichos programas se entrevistó a representantes conspicuos de la mafia anticubana de Miami (tipo Díaz-Balart), que vertieron todo su veneno concentrado. Hubo breves intervenciones que hicieron sonar la otra campana (por ejemplo, de un cubano actualmente residente en Puerto Rico), pero fueron recortadas y objeto de comentarios denigratorios por parte de la propia entrevistadora. Esto no ocurrió en el reportaje de Ismael Cala en el programa "50 años de Bahía de Cochinos-Playa Girón", difundido en la noche del domingo.
El entrevistado fue Alfredo Durán, uno de los invasores, que se había marchado a Miami después de la revolución. Recordó que el presidente Eisenhower le había dado orden a la CIA de destruir a la revolución cubana. En cumplimiento de la misma, una brigada pasó a entrenarse en Guatemala, donde detentaban el gobierno los sucesores de Castillo Armas, que había ahogado en sangre el régimen democrático del coronel Jacobo Arbenz en 1954. La CIA proporcionaba los instructores (en su mayor parte procedente de la Guardia Nacional de Alabama), y los integrantes de la brigada eran principalmente cubanos contrarios a la revolución que habían emigrado a Miami, Alfredo Durán entre ellos. La CIA entrenaba también a pilotos, incluidos los que bombardearon las zonas aledañas a Playa Girón en los días previos a la invasión. Los entrenamientos duraron más de tres meses. Eran muy rigurosos, con ejercicios en la selva y la montaña, preparándose para una invasión o una guerra de guerrillas. Con este último fin ya había grupos contrarrevolucionarios que operaban en la vecina región del Escambray. De Guatemala el destacamento fue trasladado a Nicaragua (gobernada por el tirano Somoza) y de Puerto Cabezas pusieron rumbo el 13 de abril de 1961 a la invasión marítima.
Revela Durán que el dirigente de todo el operativo era el segundo jefe de la CIA (que identificó con el apellido de Bissel, o algo parecido), el cual tenía gran predicamento porque había organizado el vuelo del avión-espía U-2 que logró penetrar en territorio soviético en la época de Kruschev, en 1960, y porque había organizado la invasión de Castillo Armas que derrocó el régimen democrático de Arbenz en Guatemala.
En algún momento, narra Durán, se pensó en suspender la operación porque se pensó que iba a ser detectada (por la ausencia simultánea de muchos de los conspiradores de Miami, porque la inteligencia de Castro era excelente, dice, porque los diplomáticos soviéticos en México le avisaron a Fidel que la invasión se produciría el 17 de abril) y además porque el presidente Kennedy, que heredó el plan de Eisenhower, les dijo que se las arreglaron solos. Pero ya estaban lanzados. Los mandos de la CIA confiaban en que los grupos irregulares que ellos mismos habían conformado destruirían los puentes y carreteras viables e impedirán la llegada de las fuerzas de Castro; y que el pueblo se iba a levantar en apoyo a los invasores. Los bajaron a una serie de naves de tipo deportivo, desembarcaron de noche. Fue un descalabro desde el principio, y militarmente desastroso. Combatieron tres días sin flaquear y el combate terminó porque se les agotaron las municiones. El huyó por la Ciénaga de Zapata, deambuló varios días muerto de sed hasta que fue detectado por un grupo miliciano, a los que se dirigió pidiéndoles agua y que después lo fusilaran. Le respondieron que por orden del comandante Fidel Castro no se fusilaba ni se maltrataba a los prisioneros. Estuvo 18 meses preso en el Palacio de los Deportes. Cuba declaró a todos prisioneros de guerra. Bob Kennedy gestionó su canje por 62 millones de dólares de medicinas, alimentos y tractores. Durán volvió a EEUU, donde se graduó en Louisiana de ingeniero agrónomo y abogado. El jefe de la brigada 2506, José Pérez San Román, se suicidó en 1989.
Durán retornó a Cuba hace 10 años. Consideró que con la caída de la URSS se había creado una nueva situación, y que era necesario promover una reconciliación nacional entre los cubanos, los de adentro y los de afuera. Fue invitado a unos encuentros con Fidel Castro y participantes en la batalla de Girón, en la que se hizo un recuento de esos acontecimientos. El formuló, con los mapas a la vista, algunas rectificaciones sobre las acciones en San Blas donde le tocó actuar. Al cabo de un día se rompió el hielo, Fidel aceptó que no se les llamara mercenarios sino "compañeros invasores", fue todo muy emotivo, declara ahora con sensibilidad renovada. Volvió a Miami y fue expulsado de la Asociación de Veteranos de Girón por "dialoguero". Dijo que era un honor para él porque consideraba que debe abrirse un diálogo entre todos los cubanos, se pronunció contra el bloqueo de EEUU contra Cuba y a favor de una solución pacífica y sin rencores.
Se cumplen 50 años de la invasión de Bahía de Cochinos, llevada a cabo en abril de 1961 por poco más de un millar de integrantes de la Brigada de Asalto 2506 contra el régimen de Fidel Castro, que para esas fechas había dado suficientes señales de sus propósitos dictatoriales.
Hace medio siglo, aquel grupo de exiliados cubanos desembarcó en el centrosur de Cuba y combatió ferozmente contra una fuerza militar extraordinariamente superior en número de hombres y capacidad de fuego. La invasión fue concebida durante la administración del presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower, después de que Castro, en los dos años anteriores, hubiera silenciado a sus opositores en paredones de fusilamiento y en las mazmorras de las más horribles prisiones cubanas. El entonces joven líder comunista, que encabezó la revolución de 1959 contra la dictadura de Fulgencio Batista, había suspendido todas las libertades fundamentales hacia el verano de 1960 y había expropiado todas las grandes empresas cubanas, valoradas en 25 mil millones de dólares, y todas las empresas norteamericanas que funcionaban en Cuba, con un valor total de mil millones de dólares. Cuba se encaminaba hacia una vida política, económica y social diferente, marcada por un radicalismo de proporciones bíblicas. En febrero de 1960, Castro firmó su primer acuerdo con la Unión Soviética. Se calcula que entre julio y octubre de 1960 el gobierno cubano recibió aproximadamente 22 mil toneladas de armamento procedentes del bloque soviético, en medio de la peligrosa Guerra Fría que se desató por el dominio del mundo entre Washington y Moscú, al final de la Segunda Guerra Mundial.
Entre los miembros de la Brigada 2506 había jóvenes estudiantes, campesinos, obreros y ex militares. La expedición fue desarticulada en un par de días por las fuerzas de Castro. Los expedicionarios fueron humillados con epítetos de "mercenarios al servicio del imperialismo yanqui" y "apátridas". Cincuenta años después hay una sola conclusión posible al evaluar este hecho histórico: si los integrantes de la Brigada de Asalto 2506 hubiesen tenido el apoyo que Estados Unidos prometió y no cumplió a última hora, si hubiesen derrocado a Castro, Cuba se habría evitado medio siglo de penurias, represión política, violaciones de derechos humanos y pobreza extrema. También se hubiesen evitado décadas de servilismo y entreguismo de Cuba al terrible imperio soviético, y el país hubiese continuado su rumbo apresurado hacia el desarrollo.
En el VI Congreso del partido, Raúl Castro planteó su reforma económica. Pero poco se podrá hacer si permanecen los mismos dirigentes en los cargos y no hay ninguna renovación generacional en la cúpula
Hizo bien el Gobierno de Raúl Castro en enmarcar el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba en el cincuentenario de Playa Girón. No fue en enero de 1959 sino en abril de 1961, cuando la construcción del totalitarismo cubano tuvo a la mano todos sus elementos necesarios.
Además de un orden institucional de partido único, economía de Estado e ideología marxista-leninista, inscrito en la órbita soviética, era indispensable la localización de un enemigo. Un enemigo que debía ser nacional y foráneo a la vez, un monstruo en el que pudieran fundirse la maldad del imperio y la vileza de los traidores.
Desde entonces, la justificación última del comunismo cubano ha sido defensiva: la patria está en peligro, por lo que la unidad política es imperativa. Nada más unitario, en efecto, que un partido único, el control estatal de la sociedad y la economía y un líder perpetuo. Medio siglo después de aquella proclamación del carácter "socialista" de la revolución, el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba comenzó con un desfile militar, a la manera soviética o norcoreana, y con un mensaje del convaleciente máximo líder en el que decía sentir "dolor" al comprobar que los jóvenes que desfilaban lo buscaban, infructuosamente, en la tribuna.
El largamente postergado congreso de los comunistas cubanos -debió celebrarse en 2002- fue un mero trámite. Lo importante, desde el punto de vista práctico, tuvo lugar en los debates en las bases locales y regionales y en la elaboración de los Lineamientos de política económica, que han sido aprobados con ligeras modificaciones.
Lo decisivo fue lo que se excluyó antes del congreso mismo: las 45 propuestas que, según Raúl Castro, se rechazaron porque implicaban la "concentración de la propiedad", que está "en abierta contradicción con la esencia del socialismo". Frase, cuando menos, mal redactada, ya que si en algún país del mundo la propiedad está concentrada es en Cuba, solo que allí está en manos del Estado.
Es en ese medio centenar de iniciativas ciudadanas excluidas donde habría que encontrar las ideas del reformismo y la oposición cubanas. Ideas que ni siquiera pasaron la aduana de la cúpula insular y que, por tanto, no fueron debatidas en el congreso, a pesar de que las mismas no proponen una privatización neoliberal sino, apenas, una apertura de la pequeña y mediana empresa privadas, con mayores posibilidades de contratación de trabajadores y de impulso al mercado interno que las 178 modalidades de trabajo por cuenta propia.
Con la exclusión de esas ideas, las élites cubanas confirmaron que su horizonte de expectativas se mantiene, todavía, más cerca del modelo soviético que del chino o el vietnamita.
Aunque en la convocatoria a este congreso se impuso una interdicción a temas ideológicos y políticos, en el Informe Central, también aprobado y que tendría implicaciones jurídicas de la mayor importancia, Raúl Castro privilegió el problema de la sucesión. Su propuesta de que el tiempo de permanencia en cargos públicos se ajuste a los quinquenios -y que no pase de dos consecutivos-, la declaración de que el máximo liderazgo carece de relevo y la sugerencia de que para acceder a funciones de Estado o Gobierno no sea indispensable la militancia en el partido, adelantan las primeras modificaciones institucionales, de tipo político, que podrían adoptarse en Cuba desde 1976.
La permanencia de los dirigentes en los cargos y la ausencia de renovación generacional en la cúpula, están interrelacionadas, aunque Raúl Castro las presentó aisladas. La justificación de que la permanencia de Fidel y él mismo durante más de medio siglo, en la máxima jefatura del país, era necesaria por la agresión del enemigo -ahora parece no serlo dadas las "nuevas condiciones"- choca con el mensaje oficial de que la hostilidad del imperio sigue intacta. Esas "nuevas condiciones" no tienen que ver, por tanto, con la presidencia de Barack Obama o con el giro a la izquierda de América Latina, sino con algo más concreto: la ancianidad y la enfermedad de Fidel Castro.
Sin embargo, al abordar el problema de "no contar con una reserva de sustitutos debidamente preparados", Raúl Castro reconoció una "promoción acelerada de cuadros inexpertos e inmaduros a golpe de simulación y oportunismo", con lo cual reiteró el infame juicio de Fidel Castro sobre las "mieles del poder", tras las destituciones de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque.
El problema de la falta de relevo, por tanto, no es de ellos, es de la baja catadura moral de sus herederos, de la terrible agresión imperialista que no les dio tiempo a pensar en la sucesión o de la equivocada injerencia -establecida en la propia constitución de 1976, ¡reformada en 1992!- del Partido Comunista en la Administración pública.
Tal y como se esperaba, la renuncia de Fidel Castro a ser reelegido al Comité Central facilitó la elección de Raúl Castro como primer secretario por los próximos cinco años, tiempo en que se aspira a "resolver" el problema del "relevo" generacional.
El nombramiento de José Ramón Machado Ventura, número dos del Estado y el Gobierno, como segundo secretario, reprodujo la misma jerarquía de la Administración en el partido, fundiendo, una vez más, ambas ramas del poder, en contra de las mismas modificaciones propuestas en el Informe Central. Con esa concentración de la autoridad, la generación histórica se coloca fuera de los propios cambios políticos que podría generar el régimen, como si poseyera derechos patrimoniales sobre la nación cubana, solo equivalentes a los del estalinismo.
La propia idea de que los máximos cargos públicos de un país sean pensados en términos de "relevo" o "sucesión", y que la circulación de los mismos se cronometre de acuerdo con el tiempo de vida activa que queda a los líderes históricos, remite a la estructura biológica del comunismo cubano.
En política, lo mismo que en economía, el socialismo insular no transita, aún, por la vía vietnamita o la china, ya que en estas últimas el partido comunista cortó el cordón umbilical que lo ataba a los líderes históricos y se institucionalizó sobre bases meritocráticas. Fidel, Raúl y Machado Ventura, con independencia de cuál sea la evolución de su régimen en los próximos cinco o 10 años, han demostrado ser más fieles a Stalin que a Mao.
La aspiración a que el Partido Comunista herede el liderazgo de Fidel Castro no solo es contraria a la escasa institucionalización de esa entidad sino a la pretensión de que la misma limite gradualmente sus atribuciones públicas.
Los dilemas y las soluciones políticas -no tanto las económicas, que tendrán un moderado efecto favorable en la población- planteadas por Raúl Castro, además de contradictorias, tienen la dificultad de ubicarse a años luz del entorno democrático que rodea a la isla y del que, cada vez más, depende para su subsistencia. Bajo esos esquemas, los jóvenes políticos cubanos que aspiren a "relevar" a Fidel y a Raúl seguirán basando su legitimidad en un misticismo histórico, ajeno a la política global del siglo XXI.
Al final, la preeminencia de la continuidad sobre el cambio, de la conservación de estatus fundacional de la élite histórica sobre la libre circulación de proyectos nacionales alternativos y de líderes autónomos de la sociedad civil, podría convertir las soluciones de Raúl Castro en fábricas de nuevos problemas.
Mientras más se retrase el cambio de legitimidad del liderazgo político, la apertura de la esfera pública y el reconocimiento de una oposición legal, más difícil les será a los herederos reclamar legado alguno y más complicado les resultará, a los propios socialistas honestos, defender una opción de futuro ante la ciudadanía y el mundo.
La reunión confirma que el modelo cubano es más cercano al soviético que al chino o al vietnamita
Del Estado totalitario al Estado corporativo: el VI Congreso testimonia la ruptura del Partido Comunista con cualquier sentido estratégico de nación.
Si el 13 de septiembre de 2010 se consuma la liquidación de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) como representante genuino de los trabajadores, el 19 de abril de 2011, fecha de clausura del VI Congreso, testimonia la ruptura del Partido Comunista de Cuba (PCC) con cualquier sentido estratégico de nación. Allí donde la CTC se mujaliza*, el PCC se actualiza siguiendo el modelo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), anterior a la reforma democratizadora en México. No es de extrañar por tanto la falta de entusiasmos ciudadanos.
Ambos procesos internos están conectados en profundidad. No es mi propósito desde luego describir aquí los caminos paralelos que siguen la CTC y el PCC, pero para lo que se nos viene encima en términos políticos, económicos, sociales e históricos creo importante destacar el nuevo tipo de conexión príista que se establece entre ambas instituciones: la CTC se define claramente como el mecanismo de control sobre los trabajadores en manos de un partido sin ideología, aceleradamente pragmático y anclado al poder. Los privilegios, los beneficios y el castigo son los medios propios de este control.
Se me dirá que siempre fue así, por supuesto. Sin embargo, existía una realidad de la apariencia, fundada en la idea de un partido cuya esencia y sustancia ideológicas provenía de los trabajadores, y de una CTC que representaba concretamente los intereses y las necesidades de aquellos frente a la pérdida posible de las "armonías naturales" entre administración y mundo del trabajo.
Por ejemplo, cuando los trabajadores de Antillana de Acero, una vieja empresa situada al sureste de La Habana, discutían con la administración en torno a sus necesidades e intereses afectados, lo hacían bajo la ilusión de que eran el sujeto fundamental de un partido político en control absoluto del Estado. La CTC se situaba de este modo en medio de esa tensión, "velando" por el equilibrio entre sus dos lealtades básicas: el partido-Estado y los trabajadores. Pero cuando los trabajadores de la Empresa de Telecomunicaciones SA (ETECSA) pueden ser convocados para funciones paramilitares, la CTC solo tiene la misión de recordarles que si no acuden a la convocatoria pueden ser castigados con la pérdida de beneficios y privilegios, incluyendo el puesto de trabajo mismo. Con los trabajadores de Antillana observamos, todavía, un vínculo de clases; con los de ETECSA vemos ya una relación estrictamente clientelar.
Esta transición —para el futuro de Cuba resulta esencial entenderla— queda completada con el VI Congreso del PCC recién concluido. Por lo que en términos ideológicos podemos decir, con toda propiedad: adiós al Partido Comunista.
Partido Comunista Institucional es el nombre ajustado para este que nace el 19 de abril de 2011. En rigor, estamos de cara a una transformación fundamental. Y digo fundamental, no necesariamente positiva, porque dicha transformación institucional intenta empezar por donde terminaron, históricamente hablando, los partidos comunistas en los antiguos sistemas totalitarios de la Europa Central y del Este, y por donde concluyó el Partido Revolucionario Institucional en México. Transformación más cercana al PRI que a aquellos partidos en tanto comienza sin doctrina ideológica. Priización del Partido Comunista podría entenderse entonces así: control del poder y de los intereses, más otorgamiento de beneficios corporativos a todos los que muestren palmariamente sus lealtades. Limitar los términos que no la extensión del poder —solo un índice de democracia si va acompañado de muchos otros requisitos democráticos, como la propia existencia del PRI demostró— es una apuesta en la dirección de lograr la dictadura perfecta que experimentó México.
¿Qué sale de este Congreso? Dentro del esquema del "socialismo real", pasamos del Estado totalitario al Estado corporativo. En él, el PCC es la corporación mayor que invita a la mesa del poder a corporaciones e intereses menores, sean internos o externos, para establecer una alianza asimétrica pero en la que todos los invitados pueden gestionar sus autonomías y satisfacer sus intereses, a condición de no contestar la legitimidad del poder, de no discutir los fundamentos del Estado y de establecer una relación crítica que no invada el campo de las decisiones políticas.
La referencia que hace Raúl Castro en el discurso inaugural del Congreso a todas las religiones, a todas las denominaciones y a todas las fraternidades es reflejo y compendio de un totalitarismo desmoralizado —que ya no puede aspirar a la representación social de la verdad—, pero que se niega a compartir el espacio público con otras verdades, y les ofrece un pacto:verdadesprivadas, silencio público a cambio de apoyo administrativo a intereses corporativos. Aquellas se convierten de tal manera, junto a determinados grupos intelectuales, en una pieza clave dentro de este nuevo Estado corporativo.
Desde una perspectiva ideológica existe una muestra bien extraña de esta alianza: el llamado público que hizo la Iglesia Católica para que los cubanos —léase, los trabajadores— se pusieran comprensivos frente a las duras medidas económicas que tiene que tomar el gobierno. Un papel consistente con la naturaleza de la Iglesia Católica, y sin dudas más decente que el desempeñado por la CTC, pero totalmente incompatible con el rol y las expectativas de la sociedad cubana. Que los conservadores cubanos vengan en ayuda de los revolucionarios, supuestos o reales, es algo más que la clásica pinza griega, que describe la unión de los extremos ideológicos para bloquear las posibilidades al centrismo político.
Dentro de este nuevo Estado corporativo, la militarización del Estado a través del partido y de los intereses es más visible. Ocho de los 15 miembros del Buró Político son militares, y todos tienen intereses económicos específicos. Las fuerzas armadas ya no asumen solo un papel en la defensa de la soberanía, sino que legitiman y defienden una red de intereses económicos que se han venido fraguando, al menos desde hace 20 años, en una especie de capitalismo de secuaces. Los militares constituyen la pieza clave de este nuevo tipo de Estado, y son, por razones obvias, los más fortalecidos por el VI Congreso.
La tercera pieza son los intereses económicos extranjeros. Lo específico aquí no va por las posibilidades de inversión en una economía que está ávida de capitales, sino por las posibilidades y seguridades que esos intereses adquieren para definir la estructura socioeconómica del país sin la participación, perturbación e injerencia posibles de los ciudadanos cubanos. Adquirir la propiedad de activos cubanos casi a perpetuidad, junto al desarrollo en Cuba de maquiladoras —proyecto que se cocina para la zona del Mariel, al oeste de La Habana—, constituyen prototipos de una corporativización de la economía cubana que adquiere fuerza e impulso políticos con el VI Congreso, el cual funcionó, a su vez, como aliviadero psicológico para cualquier rastro de mala conciencia que pudiera quedar por la rara asociación,—rara para quienes siguen pensando y hablando de socialismo— entre el capitalismo global y los "revolucionarios" cubanos.
El VI Congreso del PCC propuso únicamente, y en congruencia con su naturaleza, una rearticulación del poder, y no una rearticulación del proyecto de nación. Es por eso que no conecta estratégicamente con las necesidades estructurales de Cuba.
------------------------------------
* Mujalismo, por Eusebio Juan Salvador Mujal Barniol, quien fuera secretario general de la Confederación de Trabajadores Cubanos de 1947 a 1959, es decir en época de Fulgencio Batista. Fue Senador por dos períodos y participó en la Asamblea Constituyente de 1940. Un político de triste figura para el movimiento sindical. Se entiende por mujalismo en Cuba la tendencia sindical que responde más al poder político que a los intereses de los trabajadores
Aunque Raúl Castro ha recnocido que el sistema comunista no funciona, todos sus intentos se empeñan en preservar los aspectos totalitarios
Día 18/04/2011
El ritual estalinista del congreso del Partido Comunista Cubano no es ningún augurio para confiar en que las promesas de reformas signifiquen verdaderos cambios en la dictadura. Aunque Raúl Castro ha tenido la audacia de reconocer que el sistema comunista no funciona, todos sus intentos se empeñan en preservar los aspectos totalitarios que son precisamente la causa de su fracaso. La cuestión no es la limitación de mandatos de los dirigentes de la dictadura (habrá que ver con qué argumentos se justifica ahora el émulo del castrismo, el venezolano Chávez), sino la legitimidad democrática de la que carecen.
El sentimiento religioso es uno de los más profundos del espíritu humano. Tiende a personificar la infinitud del universo y, en cierto sentido, volverla una relación personal. En sus orígenes, toda civilización posee un poderoso y definido sentimiento religioso. Con el pasar del tiempo, sin embargo, la expansión misma de la civilización crea numerosas diversiones que van debilitando ese sentimiento. La única forma de evitarlo es vincularlo a otras causas. Es decir, poner los grandes sentimientos religiosos al servicio de esas otras causas populares. En su oposición al cristianismo, por ejemplo, el islamismo fue una fuerza decididamente anticolonizadora y, por consiguiente, se hizo profundamente popular.
En este sentido, en esta Semana Santa me ha parecido útil especular sobre el futuro de la Iglesia en Cuba. Es conveniente enfatizar que la Iglesia cubana no jugó un papel positivo en la guerra de independencia. El clero era fundamentalmente español y colonialista. Sólo hubo un puñado de curas mambises. Por consiguiente, la Iglesia no pudo representar una fuerza profundamente popular en el inicio de la Cuba republicana. Llenó sencillamente un vacío ideológico jugando un papel más formal que sustancial. Iglesias llenas pero poca devoción. Cuando Fidel Castro bajó de la Sierra Maestra, sus tropas llevaban crucifijos y medallas de la Caridad.
Una vez instaurada la dictadura totalitaria en Cuba se hicieron manifestaciones religiosas como forma de protesta contra la misma. De forma prácticamente espontánea, esas manifestaciones levantaban los grandes principios del cristianismo como repudio ideológico concreto contra el totalitarismo marxista. Algunas figuras aisladas, como el padre José Conrado, párroco de Santiago de Cuba, entre otros, se convirtieron en verdaderos adalides de este movimiento, prácticamente subterráneo. Es cierto que la Iglesia hace un trabajo caritativo alimentando a los viejos y otros sectores particularmente desfavorecidos de la población. Sin embargo, en este sentido eso también le quita responsabilidades al gobierno revolucionario y le sirve de silencioso y efectivo colaborador. Eso no se le escapa a las masas católicas, donde hay numerosos opositores rebeldes e insatisfechos.
Por cierto, hace poco comentábamos que los gobiernos, académicos y encuestadores del mundo entero habían salido en busca de la felicidad. El primer ministro británico, David Cameron, lanzó una iniciativa para medir el estado de ánimo nacional de una manera que no es capturada por las estadísticas económicas tradicionales. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y legisladores alemanes estudian iniciativas similares. Investigadores del gobierno de Estados Unidos y encuestadores de Gallup les preguntan a cientos de miles de ciudadanos todos los años cuán satisfechos están con sus vidas.
Pero en los intentos de los estadísticos para medir la felicidad abunda la incertidumbre. En todo el mundo, las personas tienden a describirse como felices aunque expresan muchas quejas específicas y dudas respecto de sus vidas o sus gobiernos. Algunos economistas dicen que aunque se diseñara una prueba confiable sobre la felicidad, sería arriesgado implementar una política determinada sobre una estadística tan amplia. En lugar de ello, sugieren, la felicidad se ve reflejada en forma más confiable en cosas que son medibles, como los ingresos, la salud y las condiciones de vida. El intento del Reino Unido para medir el estado de ánimo nacional muestra lo incipiente que es este tipo de investigación. Por instrucciones de Cameron, la Oficina Nacional de Estadísticas del país investiga cómo evaluar el bienestar pidiendo información a través de Facebook y Twitter, y en más de 100 reuniones públicas a lo largo del país. La agencia también publicó en su página web una encuesta en la que pregunta cuál sería la mejor forma para que el gobierno evalúe el estado de ánimo de la gente. Un mensaje de Twitter reciente preguntaba: ¿Le gusta cantar y bailar? ¿Puede la música afectar el bienestar del Reino Unido?
Las reuniones terminan en abril y la agencia espera emitir una primera serie de indicadores sobre el bienestar a fines del 2011. Los investigadores británicos esperan producir una medida que pueda ser comparable con las de otros países. Pero no están seguros de si las diferencias nacionales reflejan variaciones reales en la felicidad o diferencias lingüísticas y culturales. Hacen notar, por ejemplo, que los países latinoamericanos (donde hay mayor sentimiento religioso) habitualmente muestran niveles superiores de felicidad, mientras los asiáticos obtienen calificaciones menores.
Algunos escépticos señalan otro problema potencial: las personas están, en general, bastante contentas o al menos eso dicen cuando se les pregunta. Por ejemplo, desde el 2005, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos realizan una encuesta telefónica enorme en la que preguntan: "En general, ¿está satisfecho con su vida?". Cada año, al menos 92% de los sondeados responden que se sienten satisfechos o muy satisfechos. Eso podría ser algo bueno para el estado anímico nacional, pero no ayuda tanto para determinar qué cambios en las políticas públicas mejorarían el bienestar.
Hacer preguntas muy amplias acerca de la felicidad no parece calibrar bien los cambios en el estado de ánimo de las personas, Gallup considera que cuando hace preguntas específicas sobre el gozo, el estrés y las preocupaciones aparece un cuadro más complicado.
Infortunadamente, como institución, la Iglesia cubana nunca ha querido servir como base de un movimiento opositor. La Iglesia ha ignorado el gran mensaje del Papa Juan XXIII, “No tengáis miedo”. Esto significa que en el futuro, a menos que se produzcan cambios, nunca va a tener una profunda y enraizada popularidad en Cuba.
Muy grave para el pueblo cubano y para su Gobierno, después de haber permanecido más de medio siglo en el poder, tener que reconocer que su revolución, que sus políticas de Gobierno, su sistema económico, su aparente democracia, no ha funcionado ni ha dado los resultados que todavía se ufanan neciamente en proclamar. Haber esperado tanto para reconocer su fracaso e insistir en mantener una cúpula de Gobierno familiar, hereditario, compuesto en su totalidad por los mismos responsables de ese desenlace, explicable tan solo, en la necesidad de cubrirse las espaldas y evitar cualquier investigación o rendición de cuentas.
Los cambios que se proponen no funcionarán mientras Cuba continúe gobernada por una dictadura, con el mismo sistema de represión o partido único, totalitario, sin posibilidades de elecciones libres y un sistema verdaderamente democrático. El desarrollo económico, el libre juego de la oferta y la demanda, el sistema de libre mercado, el funcionamiento de incentivos, de precios libres que promuevan las inversiones, la asunción de riesgos, la libre competencia, el funcionamiento de un sistema bancario profesional e independiente, de libre otorgamiento de créditos, se podrá dar tan solo en un marco absoluto de libertades, de una administración de justicia independiente de los otros poderes del estado.
Lo trágico es que nuestro país se encamina precisamente en sentido contrario a lo que debe transitar cualquier país verdaderamente libre y democrático, que procure dar trabajo, empleo a sus habitantes y posibilidades de progreso a todos por igual. Monopolizar y manipular la justicia en beneficio de los intereses de quienes gobiernan no es la conducta que va propiciar nuevas inversiones o la generación de empleo para todos. La posibilidad del triunfo en la próxima consulta solo agravará la ausencia de nuevas inversiones y negará a posibilidad de un mayor crecimiento económico.
Durante cuatro años no se ha obtenido mayor resultado tangible en materia económica; por el contrario, se ha desdeñado el concurso del sector privado y en materia de comercio exterior, no se ha concretado ningún acuerdo que permita ampliar nuestros mercados. Respecto a inversión extranjera se ha hecho gala de desestimar los capitales foráneos, igual comportamiento con los proveedores de financiamiento del exterior, con excepción de la total entrega y dependencia de costosos empréstitos chinos.
A los empresarios nacionales se los ha desmotivado a iniciar nuevos emprendimientos, con la adopción de limitaciones y regulaciones innecesarias de control de accionistas extranjeros e impuestos a la movilidad de capitales y prestamos del exterior. Los impuestos y retenciones se han elevado arbitraria y exageradamente al punto de establecer impuestos a la Renta mínimos, prohibiendo en la práctica a las empresas perder dinero y obligarlas a pagar impuestos a pesar de no tener utilidades o que estos sean verdaderamente proporcionales a sus beneficios.
Los enfermeros venezolanos hacen huelga de hambre ante la embajada de Brasil. Protestan desde hace un mes el silencio de la ministra Sader y la displicencia macabra de su jefe. Reclaman derechos, que son económicos y sociales, a saber los más preciados para la dialéctica marxista que no cree en las libertades civiles o políticas. ¡Esas tenemos!
Nuestros médicos y también los enfermeros, considerados en USA y Europa entre los mejores del mundo - Igor Palacios dirige las intervenciones cardiovasculares en el Massachusetts Hospital, y Rafael Muci-Mendoza en 1993 auxilia a los cubanos resolviéndoles la epidemia de neuropatía óptica que ocultan y los deja sin vista, hoy emigran por malqueridos y en centenares. No los quiere el dictador ni la Sader, porque no los quieren los hermanos Castro.
Cuba hace su agosto con sus médicos y enfermeros de “utilería”, y con su empresa de turismo sanitario en la que Venezuela invierte 1,3 millones de dólares diarios, mientras el dictador le dona 10 millones de dólares a un hospital de Montevideo.
La memoria de Lorenzo Campins y Ballester, quien inaugura los estudios médicos hacia el siglo XVIII en una Venezuela que practica su primera trepanación de cráneo en 1736, nada cuenta para la dictadura. Como no cuentan los sucesores de aquél e hijos de la Facultad Médica de Caracas fundada en 1827, José María Vargas, Francisco Eugenio Bustamante, Luis Razetti, Pablo Acosta Ortiz, David Lobo, o José Gregorio Hernández, el santo en espera.
Nada valen en esta hora Antonio María Pineda o Manuel María Zuloaga. O Arnoldo Gabaldón, Emilio Conde Flores, Francisco Plaza Izquierdo, o Francisco Romero Lobo. O los sabios José Francisco Torrealba, Humberto Fernández Morán, o Jacinto Convit. Lo lamento por los enfermeros, sin los cuales nuestros médicos de buena fama mal llegan a su término.
Las emblemáticas escuelas de la Cruz Roja y del Centro Médico, extendidas a 40 instituciones de educación superior, resultan inútiles. Paren enfermeros de lujo, pero no los quieren los Castro ni los médicos cubanos. De allí la sordera de la doctora Sader, quien prefiere no mencionarlos.
Los enfermeros se cosen la boca y la última Semana Mayor se crucifican, para recordarle a la Sader que hace dos mil años los escribas hacen mofa igual del Galileo. Pero la revolución, que usa la cruz, no cree en la cruz pues predica los valores de la vida.
Cioran, en su Breviario de Podredumbre, por lo mismo dice que todo llega su fin cuando la sola vida y su cuidado es lo esencial. Cuando el único propósito de la vida es espantar a la muerte. Ya que distintos y de apogeo son los tiempos en que la vida es medio para el cultivo de lo trascendente. No caben valores y apenas, sí, la lucha entre la vida y la muerte, entonces, dentro de un Estado que se casa con la muerte y la contabiliza. Eso hace la ministra Sader.
La dictadura prefiere la relación de los suyos con Walid Makled o con Alex El Terrible, a quien nadie nombra y es el pionero. No le interesan los enfermeros ni los médicos venezolanos quienes apuestan a la salud. La vida nada vale en un Narcoestado, menos si se alimenta con 16.000 homicidios al año.
Me causa repulsa el silencio de la ministra. Admiro la dignidad de los enfermeros. En un momento de lucidez ella renunciará. Resiento de corazón su papel triste y cómplice. Arrastra consigo la memoria de un hombre a quien todo le debe y maltrata su memoria. Es un hombre a quien Venezuela le debe mucho y de quien recibo consejo sano en mis trajines de estudiante romano, hace cuarenta años.
Conozco la acritud de algunos dirigentes gremiales de la salud. Pero no puede ser otra, pues bregan contra la muerte.
O se les sirve y escucha con paciencia, o se renuncia. Así de simple.
Quien gobierna y carece de medios – lo hago como gobernador de Caracas, con un barril de petróleo a diez dólares que no es el caso de la doctora Sader – debe acopiar ideas. Ha de sumarse a la protesta, pues trágica es la hora cuando los gobernantes se burlan del pueblo y no cuando el pueblo hace mofa de sus gobernantes.
La revolución ni lava ni presta la batea. Ayer, sus partidarios de hoy, protestan airados al momento en que acepto como solución alterna – guiado de la mano del eminente médico Rubén Coronil – la autogestión hospitalaria. Alcanza a los hospitales Vargas y de Niños, y a la Maternidad Concepción Palacios, y los mantiene abiertos. Ahora prefieren cerrar los hospitales. Tiran a la calle a los enfermeros, y buscan sustituirlos por miembros del G2 cubano o los Comités de Defensa de la Revolución. ¡Qué oprobio!
ENTRE LÍNEAS
? LA DESPEDIDA DEL PROFESOR AGUILAR. Me causa dolor y grato impacto el generoso título del diario El Universal, cuando llama “padre del Derecho civil” al doctor José Luis Aguilar Gorrondona. Es mi maestro, de quien recibo la primera lección de abogacía en 1965, en su cátedra sobre Derecho civil dedicada a las personas. Lamento su fallecimiento y celebro su vida útil. Él dedica sus años a la docencia en las Universidades Central de Venezuela y Católica Andrés Bello – llega a ser decano de la Facultad de Derecho de la última – y a la par deja una obra pedagógica monumental. Sus manuales, como les llama, que cubren todo el espectro del Derecho común – personas, bienes, obligaciones, contratos, sucesiones – y cuentan con la virtud de la claridad y el orden, necesarias para los legos, sin abandonar la propiedad del vocabulario y la estructura metodológica que reclama toda escritura jurídica seria. Más de un susto pasamos sus discípulos cuando nos llegan preguntas sobre las citas de pié de página de sus libros. ¡Están allí no de adorno sino para leerlas, nos insiste!
? EL LIBRITO AMARILLO. En 1999 le expreso mi preocupación al maestro Aguilar por la Constitución recién aprobada. Es el mes de diciembre. Le arguyo que es un documento cuya parte orgánica forja un Estado totalitario y la dogmática predica derechos humanos que desbordan los ya reconocidos por los tratados internacionales. Me serena, pero me deja más angustiado. ¡No te preocupes, nunca se aplicará! De suyo, con su risa socarrona, propia del hombre ya veterano y sin imposturas, intuye lo que nos acompaña para lo sucesivo. Nace Aguilar bajo las huellas de los cuarteles y muere cuando han vuelto por sus fueros. De allí que pacientemente cultiva generaciones de creyentes y amantes del Derecho, pues a la hora de ignominia sobreviene fatalmente la hora de la lucidez y la concordia.
? NOTA AL MARGEN. Guardo con afecto la invitación que me hace el doctor Aguilar Gorrondona, pasados los años de nuestro primer encuentro en la Cátedra, para que hable, bajo su presidencia, en la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Ejerzo entonces como ministro de la Presidencia, pero me exige hablar sobre los derechos humanos personales. Vuelvo así al aula y bajo la mirada atenta de mi profesor. Ayer, algún colega corre la noticia de mi muerte y llaman preocupados los amigos de siempre. Hay una confusión entre el Aguilar de José Luis, y mi apellido Aguiar, de igual estirpe genética. La despedida de uno de los dos, para mi posterior sorpresa, la hubo, sensiblemente. Paz a sus restos.
¿Por qué no organizar en Nueva York un festival cultural libio, con apoyo de la embajada de Gadafi, como el que se celebra sobre la Cuba de Castro?
Muamar el Gadafi.
Hace años, Willy Chirino puso de moda una guaracha cuyo estribillo decía: "Si se pone una mini, ¡castígala!, si se pone un bikini ¡castígala!". La canción trataba sobre un tipo billetudo cuya mujer era media ligera de cascos, y el hombre, cada vez que ella hacía de las suyas, la castigaba regalándole una mansión, un coche deportivo último modelo o unas vacaciones con sus amigas en Bahamas.
Bueno, pues parece que el gobierno americano se ha tomado demasiado en serio la parodia de Chirino, o alguien lo habrá convencido de aplicar tan peculiar concepto disciplinario a los más crueles y peligrosos dictadores de este convulso mundo nuestro. En febrero del 2008, en un gesto amistoso y conciliador, los gringos mandaron la Filarmónica de Nueva York a un concierto de gala en Corea del Norte. Naturalmente, el despótico Kim Jon-Il ni se molestó en asistir, y a modo de respuesta, se dedicó a incrementar aún más su amenazante arsenal atómico. Dos años más tarde, en Cuba sucedían, entre otras atrocidades, la condena a 25 años de prisión al médico pacifista afrocubano Dr. Oscar Elías Biscet —fiel seguidor de las ideas de Martin Luther King—, la muerte en huelga de hambre de Orlando Zapata Tamayo, los maltratos físicos y mentales a su madre Reina Luisa Tamayo y a las abnegadas Damas de Blanco, el encarcelamiento de cientos de disidentes y hasta la detención arbitraria del norteamericano Alan Gross. Acto seguido, tal pareciera como que celebrando tantos horrores, el New York City Ballet, la orquesta de Wynton Marsalis y la de Chico O'Farrill, bajo la dirección de su hijo Arturo, viajan a Cuba cordialmente invitados por el Ministerio de Cultura de la dictadura más antigua (y ridícula) del planeta.
—Nuestra visita no tiene carácter político, sino estrictamente musical —alegaron ingenuamente los visitantes—, como si en un país totalitario como Cuba, todo, absolutamente todo, no tuviera intenciones marcadamente políticas.
Los ejemplos de "agresiones amistosas" de los norteamericanos contra naciones desgobernadas por interminables tiranías han sido muchas y de colores. Del vergonzoso caso de China es mejor ni hablar, aunque también hay que reconocer que esta masiva escalada represiva por parte de la dictadura de los hermanos Castro, logró por fin que más y más naciones se unieran en condenar internacionalmente estas cinco décadas de abusos y arbitrariedades. Mientras tanto, el gobierno del presidente Obama, como siguiendo fielmente el estribillo de Chirino, "castiga" al represor estimulando los viajes e intercambios culturales —unilaterales, claro— entre artistas americanos y sus homónimos en (lo que queda de) la Isla en ruinas.
Para el castrismo, esto se traduce básicamente en una considerable entrada extra de divisas, además de auspiciar un enorme festival cubano en la ciudad de los rascacielos que les facilita usar libremente el territorio de Estados Unidos como una enorme nave de exposiciones donde se exhibe única y exclusivamente lo que ellos decidan. Como es de esperarse, en dicha muestra, titulada ¡Sí Cuba!, no figuran para nada las valiosas contribuciones de Celia Cruz, Cachao, Guillermo Cabrera Infante, Zoé Valdés, Andy García, Gastón Baquero, Olga Guillot, Carlos Alberto Montaner, Bebo Valdés, y tantos otros gigantes de la cultura nacional contrarios al comunismo, y que han sido borrados sistemáticamente de los libros de historia de nuestro sufrido país natal.
De modo que siguiendo los ejemplos anteriores, en este instante en que los libios, apoyados por el mundo civilizado libran una batalla crucial en contra de Muamar el Gadafi (o como demonios se escriba), yo propondría entonces que a través de la embajada de Libia en Washington, le pidiéramos al Ministerio de Cultura del coronel beduino, que nos organizaran un festival ¡Sí, Libia!, más o menos como el de Fidel, pero en vez de mambos y rumbitas, con nawbah y takambas que es como llaman a ciertos estilos musicales que practican los libios (los que aun quedan vivos, quiero decir).
Los festejos que sugiero darían inicio con una gran marcha a lomo de camellos y dromedarios, cedidos en calidad de préstamo por todos los parques zoológicos de la nación que tuvieran animales de dicha especie en sus instalaciones. Los camelleros, vestidos a la usanza del desierto, irían portando sables curvos, puñales, granadas de mano, banderas libias y estandartes verdes, pancartas antiyankis, fotos ampliadas del Hermano Líder y Guía de la Revolución, y fusiles AKM que los jinetes dispararían al aire de cuando en cuando. (El posible lanzamiento de las granadas y otros explosivos contra posibles manifestantes opuestos a la marcha, se sometería a votación democráticamente en el seno del comité del gobierno libio organizador del evento).
La cabalgata, precedida por la BPSJ (Banda Palestina de Suicidas Jubilados), y por mujeres cubiertas con velos y burkas, saldría desde Time Square hasta la explanada de la Zona Cero, donde con la cooperación voluntaria de la Casa de las Américas, los Maceítos, la brigada Venceremos y las representaciones diplomáticas de Venezuela, Cuba y Nicaragua, se armaría la legendaria tienda beduina del dictador… perdón, del líder. Una vez en el barrio, se haría un rezo en la mezquita que se habló de construir por allí y que tanta controversia causó entre las intolerantes familias de las víctimas de aquel incidente de las torres gemelas hace ya demasiado tiempo. Al terminar los rezos, se repartirían gratuitamente pinchos morunos, cuscús con garbanzos y testículos de chivo. Así mismo se leerían pasajes del Corán y se obsequiarían ejemplares del famoso Libro Verde, autografiados por el insigne autor, padre de la revolución.
Un niño libio, armado de su ametralladora y vistiendo una remerita del Che Guevara, develaría una hermosa estatua de Benjamín Netanyahu colgando por el cuello de un olivo, en medio de la histórica plaza que antes ocuparan las torres gemelas, símbolo del capitalismo. Al final de la ceremonia, el alcalde Bloomberg leería una proclama declarando el día oficial de Trípoli en Nueva York, y como prueba de la tolerancia islámica, Louis Fahrakan, acompañado de la Banda Palestina de Suicidas Jubilados, interpretaría la versión en árabe de Castígala, de Willy Chirino, orquestada especialmente por Robert Mugabe para la ocasión. Y ya, para cerrar con broche de oro, al grito de ¡Síííí Libiaaaa!, los 100 miembros de la banda palestina, accionando sus chalecos explosivos, volarían en menudos pedazos, y a nombre de la hermandad eterna entre nuestros pueblos, se quemarían 50 banderas americanas, 49 israelitas y un Cohiba… ¡Allah-Akbar!
El gobernante cubano Raúl Castro (der.) observa a su hermano Fidel, que el martes entró sorpresivamente en el congreso del Partido Comunista en La Habana.
La dictadura militar cubana se ha sostenido teóricamente sobre un partido que acaba de concluir su Sexto Congreso, un suceso que sin dudas es el acto central de las exequias del totalitarismo insular, porque tal y como han afirmado reiteradamente los dirigentes de esa ficción política, este es el último encuentro en el que los moncadistas tienen un papel protagónico y capacidad para imponer sus puntos de vistas en el futuro del país.
El primer evento partidario se celebró en 1975, diez años después de su constitución, y posteriormente hubo congresos en 1980, 1985, 1991 y 1997. El Sexto Congreso se prorrogó por 14 años, lo que demuestra que el instrumento teórico sobre el que supuestamente se basa el régimen para sus proyectos no es fundamental.
La nomenclatura aparenta ser optimista con las conclusiones porque considera que lo exitoso de la sucesión, en lo que a conservar el poder respecta, garantiza la herencia totalitaria que con iguales criterios a los de sus predecesores esperan que administren sus sucesores. No obstante, es de suponer que el Sexto Congreso fue una pieza teatral con excelentes actores que conocen perfectamente un guión que para sobrevivir interpretan con extrema maestría en un escenario preparado para la liturgia de la postrera misa del castrismo.
La proverbial doble moral de los congresistas, superior a la prudencia y el miedo que puedan padecer, les hizo el juego al núcleo duro del régimen, que por interés o complicidad, es el único con voluntad para tratar de mantener el actual modelo de gobierno.
La unanimidad en el evento partidario, el silencio de los delegados ante los fracasos del régimen y la falta de voces que expusieran la realidad nacional, son el aviso que si la sucesión fue un triunfo, la continuidad de la farsa hace imposible que siga la misma puesta en escena de los últimos 52 años.
Los delegados conocen perfectamente que la estructura gubernamental está corroída y que el gobierno ha fracasado una vez más en el ejercicio vital de auto reformarse para evitar el fin. Saben que el gobierno está pereciendo por consunción, tal y como le ocurre a su principal conductor, y han decidido, con un aguzado sentido de la oportunidad, continuar actuando en la trama para cuando llegue el inevitable final, estar sobre el escenario y poder seguir siendo actores claves del nuevo entramado.
El hecho de que no haya habido disentimientos, críticas y reparos a las decisiones de la nomenclatura, no es porque los delegados ignoren la dura realidad, sino porque la frustración y la desesperanza han penetrado en lo más profundo del sistema y el desencanto ha hecho presa entre los siervos más fieles.
El inmovilismo de la corte, la falta de arreglos que viabilicen cambios orgánicos, permite percibir el fin de la sucesión y el inicio de un proceso inédito que puede deparar situaciones para las que no estemos preparados. Esa falta de resultados puede ser el factor clave para impulsar cruentas pugnas en intramuros, porque el desencuentro de las generaciones, junto a la codicia, propicia una inestabilidad generadora de conflictos.
La falta de decisiones claves en el encuentro de los afiliados al castrismo es un factor suficiente para afectar la voluntad de cambio en algunos sectores que favorecían las reformas en el marco de los conceptos del caudillo; en consecuencia, el entramado de intereses de la burocracia junto a un aparato militar particularmente poderoso en recursos bélicos y económicos –ambos enemigos de transformaciones radicales– son elemento que ahora, para sobrevivir, pueden coincidir en un proceso de transición que Raúl Castro, profundo conocedor de lo que ocurrió en la Unión Soviética, debería percibir.
Por otra parte el inmovilismo en el mando central es frustrante para el sector más ambicioso y menos temeroso entre los pretores, centuriones y cónsules del régimen.
La falta de cambios en la jerarquía, de ajustes en la práctica política y en el discurso ideológico, estimula un liderazgo emergente que no actuaría por una toma de conciencia, sino por simple conveniencia. Estos “salvadores”, que cuentan con los recursos y el conocimiento del gobierno, son candidatos a procurarse una legitimidad que les posibilite seguir siendo en alguna medida protagonistas, lo que determinaría la configuración de una realidad nacional menos ortodoxa y más inclusiva, en la que factores ajenos al poder, oposición incluida, podrían participar.
El régimen comunista insiste en «actualizar» un modelo socioeconómico que ha demostrado su ineficacia incluso en banderas del castrismo como la educación o la sanidad
La isla es hoy «como la casa que se levantó sobre vigas torcidas, imposible de reformar, hay que demolerla y levantarla sobre cimientos más participativos, democráticos y modernos», explica la bloguera Yoani Sánchez a ABC, al trazar la radiografía del «Estado fallido» que Fidel Castro empezó a construir hace 52 años «a su imagen y semejanza». Los opositores a la dictadura advierten de que los planes de reforma a debate en el congreso del partido único, que ayer comenzó en La Habana, son solo «parches» para un modelo socioeconómico que no ha funcionado, al que acompaña un régimen político totalitario en el que no se respetan las libertades fundamentales.
El declive del régimen de los Castro se hizo evidente con la desaparición de los subsidios soviéticos en la década de los noventa. Entonces comenzó el deterioro de los otrora pilares del castrismo, como la sanidad, la educación, la seguridad social, el deporte o la cultura. Según el pesimismo generalizado, «nada de lo que en su día fue algo eficaz lo es aún hoy».
El economista independiente cubano Oscar Espinosa Chepe ve «imposible» que el presidente Raúl Castro, de 79 años, remonte esta crisis galopante sin perder el control absoluto sobre la sociedad por «la acumulación de los problemas, que no solo son económicos y sociales, sino que abarcan la política, los valores éticos, la identidad nacional, la demografía, el medio ambiente…».
«Futuro embargado»
Para la mayor parte de los cubanos el principal problema es, según la conocida bloguera, «la falta de horizontes económicos, la imposibilidad de prosperar y echar raíces en su propio país». «Tres o cuatro millones de cubanos sueñan con marcharse de la isla», señala el activista de derechos humanos Elizardo Sánchez. «El futuro de la nación está embargado», agrega el disidente Guillermo Fariñas, que el año pasado estuvo 135 días en huelga de hambre para exigir la liberación de los presos políticos.
El economista cubano afincado en EE.UU. Rolando Castañeda sitúa el origen de los problemas en la destrucción de la agricultura, que ha provocado «una extraordinaria dependencia de alimentos importados, incluido el azúcar, el café y otros muchos que Cuba antes exportaba».La isla depende más del exterior en el siglo XXI que en 1959, cuando los Castro llegaron al poder. El régimen comunista importa el 80 por ciento de los alimentos que se consumen en el país, la mayoría de Estados Unidos, por valor de unos 1.500 millones de dólares anuales. La prensa oficial anunciaba el viernes que este año costarán 308 millones de dólares adicionales por la subida mundial de los precios.
Después de lamentarse de que en Cuba «casi nada funciona», Manuel Cuesta Morúa, que dirige el Partido Arco Progresista Socialdemócrata, describe la economía de su país como «un desastre estructural: no hay ahorro, ni capital para invertir, ni tecnología y solo Indonesia supera la deuda externa cubana». La industria se sitúa por debajo del 50 por ciento de los niveles de 1989. Los salarios, que el propio Raúl Castro reconoce que son insuficientes para vivir, son un 28% inferiores que en 1989 y las pensiones un 34% menores que en 1990.
La sanidad pública es otra cuestión que genera mucho malestar entre los ciudadanos. La conquista de consultorios médicos no masificados para todos ha ido desapareciendo. La atención hospitalaria ya no es lo que era hace unos lustros. Un tratamiento médico prolongado, por ejemplo, significa intercambio de favores con los facultativos. Es decir, llevar «regalos» al hospital, además de las sábanas, el ventilador,el jabón y la comida. Yoani Sánchez cuenta que tuvo que llevar hilo quirúrgico cuando hace cuatro años operaron a su hijo de apendicitis en el hospital pediátrico de Centro Habana. Guillermo Fariñas, que estuvo hospitalizado gran parte de su última huelga de hambre, denuncia la diferencia de trato de los sanitarios cuando trabajan en la isla y cuando son enviados a misiones en el exterior y cobran en divisas.
La falta de recursos se hace también evidente en el estado ruinoso de viviendas e infraestructuras. Esta semana, el diario oficial «Granma» alertaba de que el suministro de agua en La Habana vive su momento más crítico desde hace medio siglo por la sequía, pero también por el deterioro de los acueductos.
A la asfixia de las carencias materiales se une la no menos agobiante falta de libertades, el derecho a entrar o salir libremente de su propio país. La ex presa política bajo licencia extra penal Martha Beatriz Roque denuncia que lo primero que no funciona en su país es la propia Constitución, «porque el régimen la viola de forma constante al no garantizar al ciudadano ni el derecho al trabajo».
Tantos años de crisis han provocado además una pérdida de valores que puede resultar más difícil de recuperar que la propia economía. «Es la descapitalización humana, se están perdiendo valores morales, éticos, religiosos, patrióticos… Hicimos la revolución para reafirmar nuestra soberanía, el orgullo de ser cubanos. Nuestros jóvenes hoy se marchan porque aquí no tienen futuro, me da pena verlos en las colas de las embajadas, me duele que por la miseria se conviertan en estadounidenses o españoles», afirma Chepe.
La vía honesta a menudo no es la más fácil. Cuando no pueden vivir de su trabajo, muchos se ven obligados a mentir, delinquir, sustraer recursos del Estado, a la corrupción, a prostituirse. «No es que el cubano sea malo de por sí», precisa este ex prisionero de conciencia y reconocido economista. La población penal es una de las mayores del mundo, con 80.000 reclusos (casi 50 presos políticos) de un total de 11,2 millones de habitantes. Elizardo Sánchez recuerda que durante la dictadura de Batista había 14 cárceles, mientras en la de los Castro hay 200, entre presidios y campos de prisioneros. Se desmoronan las bellas casas de La Habana pero, más trágico aún, las almas de muchos cubanos sin horizonte a la vista.
Sin expectativas
Importación de Azúcar
La industria azucarera ya no es la espina dorsal de la economía cubana. De producir más de ocho millones de toneladas anuales en la década de los ochenta, ha pasado a fabricar algo más de un millón. Cuba importa ahora productos que antes exportaba, como el azúcar o el café, que ahora compra en el exterior por valor de 50 millones de dólares. Y, lo que es más grave, importa el 80 por ciento de los alimentos, la mayor parte de Estados Unidos.
Salarios exiguos
Conseguir dinero para comprar los alimentos y luego adquirirlos se ha convertido en una obsesión diaria para los cubanos, que aún no notan que el gobierno ha comenzado a liberar tierras «ociosas» y sí la supresión de las cartillas de racionamiento vigentes desde hace 48 años. Después se arriesgan a largas colas, a las estanterías vacías o a tener que estirar un salario medio de 20 dólares mensuales para comprar un kilo de leche en polvo por 5,25.
Transporte decimonónico
Los cubanos desconocen cuándo los desvencijados trenes o autobuses públicos parten y cuándo llegan a su destino. Solo saben que tienen que comprar los billetes con meses de antelación después de hacer largas colas incluso en sus horas de sueño. El ticket puede costarles gran parte de una pensión media de diez dólares mensuales. Para luego encontrarse con un asiento sucio, incómodo y a expensas del amigo de lo ajeno.
El fiasco de la educación
Desde el fin de los subsidios de la URSS, la calidad de la educación ya no es lo que era cuando los Castro llegaron al poder y extendieron la enseñanza gratuita. La disidencia denuncia que los mejores educadores han dejado la profesión o la isla. Los salarios no dan para vivir y es difícil «desviar» recursos del Estado como en otros trabajos. Sin olvidar las faltas de ortografía o el empacho de ideología: llegaron a contar seis retratos de Fidel en un aula.
Sin libertades
La falta de derechos y libertades, así como la represión de toda discrepancia, incluso hasta la muerte, ha sido una constante del régimen castrista desde sus primeros días. Las largas condenas de cárcel han dejado paso a continuas detenciones arbitrarias de opositores durante horas o días. La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional tiene documentados los casos de 48 presos políticos tras la excarcelación del «Grupo de los 75».
País de balseros
Miles de cubanos sueñan con abandonar un país que hace más de cinco décadas era receptor de inmigrantes, en busca de un futuro más prometedor. Centenares de balseros —aquellos que huyen de la isla por motivos económicos en frágiles embarcaciones— han perdido la vida en el intento. Cuba sufre además el constante goteo de estrellas del deporte o figuras del mundo de la cultura que desertan en plena gira o competición en el extranjero.
EXORDIO: Tal como lo dijo el líder de la revolución cubana, Fidel Castro, “Socialismo es Comunismo” así es un principio comunista aquella frase de su máximo exponente filosófico, Carlos Marx, que mantenía que “La religión es el opio de los pueblos”. Es la religión uno de los principios que no admite esta corriente del pensamiento porque nada “ni Dios” puede estar por encima de la revolución. La intolerancia es una de las principales características de todo comunismo y no puede ser la excepción el nuestro, la revolución no puede aceptar otra corriente de pensamiento que no sea la de ellos y este principio cercena el derecho a la libertad de los ciudadanos y por lo tanto no puede ser apoyado por ningún movimiento religioso. De más está decir que todo aquello que no apoye o se manifieste en contra de la revolución será perseguido y reprimido porque el comunismo no acepta ningún tipo de pensamiento o manifestación rival que pueda influir en la actividad o acciones de la población y sino que me pregunten a mí, quién por mantener esta columna tengo 2 años presentándome en un tribunal, sin poder salir de mi estado o le pregunten a la conferencia episcopal quienes casi a diario son enfrentados, descalificados, perseguidos y vilipendiados por las víboras arrastradas al régimen.
ENEMIGOS DE LA IGLESIA: Este es un comunismo light pero en los casos históricos en el que los comunistas han tomado el poder, se inician implacables persecuciones contra curas, pastores, rabinos, feligreses y todo lo que se relacione con la religión, las iglesias son profanadas, saqueadas, confiscadas, para terminar convertidas en puestos militares, dependencias del gobierno o simplemente destruidas. Afortunadamente en Venezuela tenemos una dirigencia eclesiástica católica bien clara en su rol de enfrentarse a como dé lugar en contra del comunismo que se trata de implantar. Me imagino que ellos deben recordar la historia de cómo, por ejemplo, no hace mucho, en 1930, durante la Guerra Civil Española, los comunistas mataban sacerdotes, violaban y asesinaban monjas, fusilaban las imágenes del culto, asesinaron a trece obispos, 4.184 miembros del clero secular, incluyendo a seminaristas, 2.385 religiosos y 283 monjas. Sobradas razones para que luchen por nuestra vida y la de ellos. En los regímenes más tolerantes las iglesias que funcionan son vigiladas de manera constante por los esbirros del régimen y se busca desalentar a la gente para que participen en ellas. En Cuba, nuestro modelo de comunismo en acción, ha sido cuesta arriba para el régimen luchar contra la profunda religiosidad de los ciudadanos que quedó demostrada durante la visita del Papa Juan Pablo II a la isla hace algunos años atrás. Sin embargo las personas que asisten a los servicios religiosos son vigiladas y molestadas en distintas maneras. Las asociaciones religiosas son restringidas, al igual que cofradías y movimientos familiares.
LA AFRENTA MORAL: Sin duda alguna que en las revoluciones comunistas y en especial la nuestra, la afrenta no es otra que la MORAL. Todas las religiones tienen como doctrina el principio de moralidad “No le hagas a otro lo que no quieres te hagan” y por lo tanto no puede comulgar con ninguna religión un régimen que persigue, que atropella, que viola las normas de la sociedad, que pisotea los derechos acordados de todos nosotros los seres humanos, la justicia, la libertad, la democracia y en ese proceso recorrer un sendero de crímenes y perversidades, persiguiendo lo que se le opone o no piense como ellos, asesinando, secuestrando, destruyendo y hasta dilapidando lo que sea para repartírselo a quien sea que piense como ellos, sin importarle el futuro de todos nosotros los ciudadanos. Todo esto es contrario a los mandamientos de la ley de Dios que obliga a no desear y por tanto actuar mal en contra de su prójimo.
DIVIDELOS Y VENCERAS: En un acto desesperado por acabar con la iglesia se ha tratado de aplicar la misma receta que le ha funcionado a este régimen para manipular la opinión de la voluntad popular. La estrategia consiste en descalificar a la dirigencia religiosa, al Cardenal, a los Obispos, tratar de convencer a la feligresía de que ellos son una cúpula que representa los intereses del capitalismo, de la oligarquía y no la de los pobres, masa que tratan de incrementar para poder subsistir manipulando su ignorancia. En este proceso como siempre pueden jugar con los más bajos procedimientos para convencer uno que otro cura o religioso con dádivas o regalos para comprar sus conciencias y presentarlos como payasos inmorales vociferando insultos o aplaudiendo a los esbirros en sus descalificaciones contra sus superiores eclesiásticos en un burdo acto de pública deslealtad a los principios que juraron y al Dios que supuestamente debían adorar. No podemos por ningún respecto olvidar el acto bochornoso de ese adefesio de la revolución y protagonista del repudio de destruir moralmente nuestra justicia como lo fue Isaías Rodríguez cuando intentó ligar al asesinato de un obispo la comedia sucia de tildarlo de homosexual como móvil del mismo y lo más aberrante, verlo burlarse ante todos los venezolanos del hecho cuando tuvo la oportunidad de declarar.
EL CINISMO REVOLUCIONARIO: Contrario a lo que son todos los principios del comunismo los líderes de la revolución en nuestros países, caracterizados por una acendrada cultura religiosa, tienen que tratar de manipular el pensamiento de los feligreses y así después de todo lo que dicen y de todo lo que hacen, cínicamente se presentan en los actos, en misas, con sendos crucifijos guindados de sus cuellos, recordemos a nuestro dictador jurando paz frente a un enorme efigie de Cristo en la cruz un 13 de abril luego de llegar de la prisión de la Orchila en donde horas antes lloró por su vida (no le hagas a….), o a Fidel Castro bajando de la Sierra Maestra con un medallón de la Virgen del Cobre sobre su pecho cuando venció en la revolución cubana. Cansados estamos de verlos en Tves, en VTV y cuantos pasquines de televisión que tienes sentados en misa con caras de ángeles repitiendo de la boca hacia afuera los cánticos y versos de la iglesia, todos vestidos de rojos donde solo le falta el rabo y los cuernos para representar a su verdadero ídolo, Lucifer, ese que es la imagen de lo que verdaderamente son.
BASTA DE HIPOCRECIAS: Para concluir espero que el que se sienta chavista abra los ojos y entienda que el chavismo, es socialismo, que el socialismo es comunismo y que el comunismo es antagónico con la doctrina moral de las religiones, de las iglesias y por ende de Dios. Que la iglesia no es un partido político y que su dirigencia obedece a un proceso meritocrático de moral y de sacrificios que tiene como ápice la santidad y no obedece a los bajos intereses de unos mediocres que no fueron nada en la vida porque no lo lucharon y que ahora se quieren imponer manipulando la ignorancia de la gente y robándose el esfuerzo de los que de una u otra manera nos ganamos con el sudor de nuestra frente lo que tenemos, destruyendo la patria que durante años construimos. En los hijos de Dios no puede existir el odio que tratan de inculcarnos y por lo tanto solo nos queda sentir lástima por esos que vestidos de rojo venden sus almas a la maldad por la ambición al poder. Dios es justo y entendemos que esto es un castigo del que debemos aprender. Una gran lección para las generaciones venideras. En estos días santos recemos así sea al lado de estos hipócritas, hijos también del señor.
EPILOGO: Hoy domingo de resurrección recordamos la injusticia que se cometió a Cristo quien fue injustamente crucificado y que un día como hoy resucitó para juzgarnos a vivos y a muertos. En otra señal de esa justicia divina que ha castigado a cuanto funcionario ha actuado contra mí de mala fe, precisamente en un día como hoy, se cumplen dos años desde que este gobierno abusivamente me allanó mis casas, me robó mis computadoras y mis armas de trabajo con la intensión de arruinarme manteniéndome privado todo este tiempo de mi libertad. Pido a Cristo redentor que juzgue por las almas de los vivos y de los muertos.
Los muertos: las almas de los jueces fallecidos trágicamente Pedro Miguel González y Ramón Quintero Arias y los vivos las almas de los que tuvieron cerca de morir: el Viceministro del MRI Haitam Sabeck, el hoy Gral. (GNB) Giusseppe Cacciopo y la Dra. Carla Paparoni. Agradecido del resto de funcionarios que en estos dos años han tenido la deferencia de darme el trato debido, el respeto ganado y el honor humilde. Con ellos mi más sincero compromiso de devolverles algún día el favor cuando el destino me sonría con el poder, el dinero o la fama y si no estoy seguro que la justicia de Dios se los reparará.
Así, mientras lo decida el régimen, esta columna se seguirá publicando. Conviértase en mi detective, denuncie a mi correo electrónicoelcomandantecazorla@gmail.com o bien llámeme a mi teléfono 0424-536-5735. Manténganse al día con lo que sucede a siguiéndome en mi twitter @cazorlaonline. No olviden escuchar mi programa de radio “Los peinillazos de Cazorla” conectándose en internet por www.radionexx.com los lunes ahora partir de las 7:30 pm esta semana tendremos como invitada a la Sra. Tahianny Pisani esposa del Gral. Delfín Gómez colega preso político de este régimen. Visite mi página web www.elcomandantecazorla.8k.com. Los que deseen saber quién soy busquen: www.tu.tv/videos/quien-es-el-comandante-cazorlano obstante: A los malandros, ahí les dejo mi reputación para que la hagan pedazos.
LA HABANA (Reuters) - El presidente de Cuba, Raúl Castro, admitió en un reciente congreso del Partido Comunista que faltan sucesores para reemplazar a los envejecidos líderes, subrayando la incapacidad de la vieja guardia a renunciar al poder y su lucha por preservar la revolución de 1959.
Castro dijo que tanto el Gobierno como el Partido Comunista hicieron intentos por encontrar sucesores, pero admitió que en muchos casos resultó fallido. En un duro discurso criticó la incapacidad para hallar sustitutos y hasta lo catalogó como una "vergüenza".
El liderazgo es uno de los mayores desafíos para el gobernante de 79 años, enfocado en garantizar la supervivencia del sistema socialista y desafiar las predicciones de sus opositores, que han apostado a que el sistema se iría a pique una vez que desaparezcan sus dirigentes históricos.
Con esto en la mente, Castro está impulsado una ambiciosa reforma económica para sacar a flote a la estancada economía de la isla, pero ha dicho que necesita cinco años para lograrlo.
Raúl Castro asumió formalmente la presidencia de Cuba de Cuba en el 2008, en que reemplazó a su hermano Fidel, de 84 años y apartado de los cargos por razones de salud.
El líder histórico de la isla se ausentó al congreso pero apareció en la clausura, donde fue asistido para caminar y ubicarse en su silla, lo que refuerza el hecho de que el tiempo se acorta para los hombres que han dirigido el país durante medio siglo.
Es también un recordatorio a los líderes actuales de los peligros de permanecer en el poder demasiado tiempo, dijo el agente de seguridad Cecilio Guerra.
"Las personas mayores lo amaban por lo que hizo después del triunfo de la revolución pero hemos estado en la misma situación y muchos lo han culpado también por eso", dijo.
Algunos observadores esperaban que el congreso que concluyó el martes daría una idea sobre quiénes podrían ser los próximos gobernantes, pero mostraron decepción tras el anuncio que incluyó la esperada elección de Raúl Castro como líder del Partido y el nombramiento como número dos del veterano José Ramón Machado Ventura, de 80 años.
Ambos líderes serán escoltados en el poderoso Buró Político de 15 miembros, por cinco generales y otros veteranos de más de 60 años. Sólo tres son más jóvenes, entre ellos el zar de las reformas, Marino Murillo, de 50 años.
"Era de esperar, pero no era lo que yo esperaba. Hasta los dirigentes saben que necesitamos gente con nuevas ideas, y las necesitamos ahora", dijo Isabela, una vendedora ambulante de flores.
En tanto, quien quedó fuera del Buró Político fue el ministro de Cultura Abel Prieto, de 60 años, joven en relación con las edades del órgano que van de entre 47 y 80 años.
En la apertura del congreso el sábado, Castro ratificó la incapacidad del Gobierno para encontrar sustitutos.
"Hoy afrontamos las consecuencias de no contar con una reserva de sustitutos debidamente preparados, con suficiente experiencia y madurez para asumir las nuevas y complejas tareas de dirección en el Partido, el Estado y el Gobierno", dijo en la reunión más importante de los comunistas.
SIN APARTARSE DE LA IDEOLOGIA
Buscar el relevo no ha sido fácil, dijo Castro. "A pesar de que no dejamos de hacer varios intentos para promover jóvenes a cargos principales, la vida demostró que no siempre las selecciones fueron acertadas", agregó.
Las fallas en ese sentido incluyen ex dirigentes que se apartaron de la trayectoria ideológica labrada por los Castro.
Se especula que Prieto puede haber sido uno de ellos, al igual que el ex vicepresidente Carlos Lage y el ex canciller Felipe Pérez Roque, reemplazados en el 2009 por jugar "un papel indigno". Ambos eran percibidos como posibles candidatos para suceder a los líderes históricos.
Los detalles sobre las causas que provocaron sus salidas abruptas de importantes cargos nunca fueron reveladas, pero surgieron comentarios de que habían sido grabados mientras se burlaban de los veteranos líderes llamándolos "dinosaurios".
Ahí radica la razón principal por la que en Cuba existe una escasez de líderes jóvenes, dijo Christopher Sabatini, director de políticas en The Americas Society en Nueva York.
Los gobernantes de Cuba han forjado sus creencias en el fuego de la revolución y el medio siglo de resistencia frente a su enemigo ideológico Estados Unidos.
"Fidel, Raúl y otros 'históricos' llevan en sí el espíritu, la visión y el dogma de la revolución. Ese sentido de propiedad sobre el proceso y sus cambios no permite interpretaciones en competencia o el cultivo de nuevos líderes", dijo.
"Por esta razón, los movimientos carismáticos rara vez sobreviven a su fundador" agregó Sabatini.
El presidente Castro ha dicho que trabaja en la búsqueda de nuevos líderes, incluso fuera del Partido Comunista, una práctica inexistente en el pasado.
Incluso dijo que aspira a que en los principales puestos de Gobierno hayan más mujeres, negros y mestizos y que los cubanos que no militen en el Partido Comunista también puedan aspirar a estos cargos.