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General: Australia, pendiente de China
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From: Ruben1919  (Original message) Sent: 10/09/2012 00:31

Australia, pendiente de China

La demanda de materias primas del gigante asiático, clave para esquivar la recesión

 

La mina de oro a cielo abierto más grande de Australia es conocida como Super Pit / Sergio Dionisio (Bloomberg)

Kalgoorlie es una ciudad del oeste australiano famosa por albergar la mina de oro a cielo abierto más grande de toda Australia. Esta excavación ocupa una superficie de 3,5 kilómetros de largo, 1,5 de ancho y 0,5 de profundidad, lo que la convierte en suficientemente grande como para ser distinguida desde el espacio y le otorga un nombre propio: Super Pit. La localidad, con menos de 30.000 habitantes estables, acoge cada año la convención Diggers & Dealers, la más importante del sector minero, el principal sector productivo del país.

La actividad en la mina de oro es frenética y no para nunca, con camiones subiendo y bajando sin cesar por las rampas, todos ellos conducidos por mujeres. “Son mucho más cuidadosas con las máquinas que los hombres. Pero vamos a prescindir de ellas progresivamente, sustituyendo los camiones actuales por otros teledirigidos”, explica uno de sus responsables. Los propietarios de Super Pit calculan que queda mineral y trabajo en la mina para, al menos, los próximos 28 años, por lo que semejantes innovaciones tecnológicas tienen margen para ser amortizadas, apuntan.

Australia presume de ser el continente más antiguo del mundo, con más de 50.000 millones de años de existencia, lo que explicaría la riqueza de su subsuelo y su abundancia de materias primas. “Nombra un mineral y seguro que lo tenemos”, es el chascarrillo generalizado entre los guías del país. De ahí que la industria minera ocupe un puesto preeminente en la economía australiana y sea la causa que explica el crecimiento del consumo de los hogares, donde las compras de automóviles crecieron a un ritmo del 23% anual, y del gasto público, gracias a los extraordinarios ingresos que aporta a las arcas públicas.

De hecho, Australia es uno de los pocos países desarrollados que han logrado esquivar la recesión en estos años. Incluso en lo peor de la crisis, a mediados de 2009, su tasa de crecimiento siempre se mantuvo en territorio positivo, y en el segundo trimestre de este año el PIB registró un aumento interanual del 3,7%, “muy por encima de cualquier economía desarrollada”, se apresuró a apuntar el responsable del Tesoro, Wayne Swan. Un desempeño que el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) ha calificado de “envidiable”.

Australia es uno de los pocos países desarrollados que ha evitado los números rojos en la crisis

Pese a la brillantez de semejante expediente, que cualquiera de sus homólogos de la OCDE se apresuraría a firmar, ese último dato de crecimiento hizo saltar las alarmas en Canberra. La tasa interanual del PIB escondía un fuerte frenazo en el crecimiento entre abril y junio respecto al trimestre anterior —0,6% frente al 1,4%— y venía acompañado de una caída en los precios de las exportaciones, lo que augura un descenso de beneficios empresariales, salarios e ingresos fiscales en los próximos meses, y una desaceleración de la demanda en China, su principal cliente.

“El destino económico de Australia parece cada vez más determinado por el exterior”, explica Gavin Stacey, de Barclays Capital. “Los mayores riesgos a corto plazo para el país pasan por los acontecimientos en Europa y si el crecimiento de China se frena con fuerza antes de que las más recientes medidas de estímulo empiecen a hacer efecto”, subraya otro analista de la firma, Kieran Davies.

En Australia, todo gira alrededor de la minería. El florecimiento de los servicios financieros se explica por la fuerte entrada de divisas derivada de las exportaciones de materias primas. Los grandes rascacielos pertenecen a compañías mineras, la Bolsa de Sidney está entre las 10 mayores del mundo por capitalización (aproximadamente 1,2 billones de dólares en 2011) y el auge generalizado de las materias primas explica el fuerte aumento de la renta per capita del país en los últimos años: desde 40.672 dólares en 2007 hasta alcanzar los 60.460 dólares en 2011, según datos del Banco Mundial. Un nivel que contrasta con los 48.442 de Estados Unidos o los 32.244 de España, y al que contribuye, no obstante, su baja población, unos 22,6 millones de habitantes. En Kalgoorlie, por ejemplo, un electricista bien puede ganar unos 130.000 dólares australianos al año (unos 106.000 euros).

La renta per cápita ha aumentado en unos 20.000 dólares en apenas cuatro años gracias a las exportaciones

Pero esa burbuja en la que parecía instalada Australia corre el riesgo de un brusco pinchazo. Los datos adelantados del índice manufacturero en China han caído al nivel más bajo en nueve meses, mientras que el índice mundial se encuentra también en los niveles de noviembre de 2001, lo que hace más que posible “un nuevo ciclo bajista”, apuntan los expertos. Asimismo, los precios del mineral de hierro, la principal exportación australiana y que en un 62% tiene como destino el gigante asiático, están en el nivel más bajo desde finales de 2009 y solo desde el pasado mes de septiembre acumulan una caída del 45%.

Los economistas del banco Wetspac, la primera entidad financiera del país, apuntan que la industria minera afronta “un punto de inflexión”. En su informe de coyuntura del pasado mes de agosto, la entidad aclara que “hasta ahora el crecimiento de la inversión en la minería explicaba casi la mitad del crecimiento australiano” pero, en su opinión, el pico de esta tendencia está muy cercano y prevén un descenso gradual de la inversión minera en 2013 y 2014.

Cómo pueda impactar este factor en la economía dependerá, en buena medida, del comportamiento que tenga el mercado laboral. Pese a que la tasa de paro resulta la envidia de cualquier economía desarrollada, con un 5,1% en 2011, el crecimiento del empleo en el último año se ha situado apenas en el 1%. Las retribuciones salariales crecen, sin embargo, a ritmos del 5,9%, y los empresarios se quejan de que el salario mínimo por hora supera con creces el de Estados Unidos, 17 dólares frente a 5.

En estas circunstancias, los analistas esperan que el banco central vuelva a bajar los tipos de interés en octubre, tras las rebajas de mayo y junio que los dejaron en el 3,5%. Pero su verdadera preocupación son los cambios que impondrá a la economía la nueva dirección del Partido Comunista Chino, que asumirá el poder a finales de octubre o principios de noviembre. De su sesgo dependerá, en buena medida, el futuro de la economía australiana.



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From: Ruben1919 Sent: 10/09/2012 18:28

¿Quién alimentará a China: los agronegocios o sus propios agricultores? Las decisiones en Beijing repercuten alrededor del mundo

GRAIN | 04 août 2012 | A contre-courant

 

 

Photo : Reuters

Photo : Reuters

 

Cuando China comenzó a importar soja como forraje animal a fines de los años 90, marcó el comienzo de una de las más dramáticas transformaciones que el mundo haya visto. Al otro extremo del mundo, 30 millones de hectáreas de tierras agrícolas, bosques, sabanas y praderas, en el Cono Sur de América Latina, fueron convertidas a plantaciones de soja para abastecer las nuevas granjas fabriles de China con una fuente de forraje barato. Y en China, los bajos precios pagados a los agricultores y otras políticas que favorecían a las grandes agroindustrias sacaron de la producción de carne a millones de familias. Las corporaciones y los grandes agricultores comerciales hicieron fortunas, pero las comunidades rurales, tanto en China como en el Cono Sur, sufrieron las consecuencias.

La carne barata para la creciente población urbana de China se suponía que sería la recompensa. Pero en 2008 los precios del cerdo se dispararon debido a un gran brote infeccioso que afecto a la industria china de la carne de cerdo. Actualmente el país está al borde de una ola inflacionaria mayor debido a que la sequía en Estados Unidos está provocando el alza de los precios globales de la soja. Además, los consumidores chinos han tenido que enfrentar varios escándalos relacionados con la sanidad de los alimentos y diversos desastres ambientales provocados por la producción industrial de carne.

 

Este año China sobrepasará a EUA como el mercado más grande de comestibles del mundo. Si continua a este paso, los consumidores chinos gastarán US$1.6 billones en comestibles en 2015. (Foto: http://www.starfish-studio.com/2007/06/beijing-china.html)

Este año China sobrepasará a EUA como el mercado más grande de comestibles del mundo. Si continua a este paso, los consumidores chinos gastarán US$1.6 billones en comestibles en 2015. (Foto: http://www.starfish-studio.com/2007/06/beijing-china.html)

 

Los problemas generados en China y en el resto del mundo por la dependencia china cada vez mayor del alimento para animales importado se pondrá mucho peor si China continua abriendo su mercado a las importaciones de maíz, el otro cultivo utilizado en gran escala para los alimentos industriales. En 2012, China importará la cifra record de 5 millones de toneladas de maíz, y comprará 7 millones de toneladas adicionales en 2013. Esto es sólo el 5% del consumo nacional de maíz, pero sigue siendo más que todo el maíz importado por China en los últimos 25 años y ya está afectando los precios globales1 .

China es ahora el mercado de alimentos más grande del mundo. Lo que las personas comen en China tiene repercusiones sobre todos, debido al alcance cada vez más global de cómo y dónde son producidos esos alimentos. Si el gobierno Chino abre el país a las importaciones de maíz, así como lo hizo con la soja, podría desatar otra transformación global de la agricultura como la que ocurrió con la soja, y tendrá consecuencias semejantes. Los hechos recientes muestran que ya comienza a suceder.

 

Juegos de poder por el abastecimiento de maíz a China

Las importaciones de soja de China han generado inmensas ganancias a empresas agrícolas transnacionales como Monsanto y John Deere, que abastecen a los agricultores brasileños con semillas, productos químicos y tractores. También han sido una gran fuente de ganancias para los comerciantes de granos y los procesadores de alimento para animales como Cargill y Bunge, que ahora controlan la industria procesadora de soja en China.

El cambio hacia la producción animal industrial y las importaciones de soja también han permitido el auge de una nueva clase de corporaciones de agronegocios en China. La empresa de propiedad estatal COFCO y la empresa de propiedad privada New Hope Group, son ahora agroempresas transnacionales por derecho propio.

Una expansión del maíz parecida a la de la soja le vendrá muy bien a todas estas compañías y por tanto emprenden un intenso trabajo de presión política mientras preparan el terreno.

Figura 2. Importaciones de soja y maíz de China

Si estas corporaciones logran su objetivo, el gobierno chino reducirá o eliminará las cuotas y otras medidas, las cuales, hasta ahora, han protegido la producción doméstica de maíz de las importaciones a menores precios. El consumo de soja de China se elevó más de un 160% entre 2000 y 2011, cuando se eliminaron las barreras a la importación, pero la superficie plantada con soja disminuyó un 20% durante el mismo periodo. Los agricultores chinos simplemente no fueron capaces de competir con la soja importada, que era 300 a 600 RMB (45 a 90 dólares) más barata, por tonelada, que la soja doméstica. Actualmente, la soja importada representa tres cuartas partes de la soja procesada para aceite comestible y alimentación animal, ambos productos de la trituración de la soja.2

En contraste, durante el mismo periodo, China protegió y estableció regulaciones para al maíz como cultivo estratégico para la seguridad alimentaria. A medida que el consumo aumentó, también lo hizo la producción local. Entre 2000 y 2011, el área plantada con maíz aumentó 44% y los rendimientos 25%3

Mientras más maíz importe China, más debilitará a sus propios agricultores y más requerirá del extranjero.

¿Pero de dónde proviene este nuevo suministro? Estados Unidos, con su producción subsidiada de maíz, es una fuente esencia para la demanda china en el corto plazo, lo que explica por qué la empresa japonesa Marubeni pagó la asombrosa cantidad de 5800 millones de dólares para tomar el control de la comercializadora de maíz Gavilon en mayo de 2012. Pero, como lo ha demostrado la sequía de este año, la diversidad geográfica de la oferta es importante. Durante el año previo a la compra de Gavilon, Marubeni firmó un acuerdo de cooperación con la empresa China New Hope para instalarse en Africa, el Medio Oriente, Europa Oriental y Sud América, compró un elevador de granos en Brasil y formó una empresa conjunta con Sinograin, la comercializadora estatal de granos de China, con el fin de establecer plantas procesadoras de alimentos para animales y granjas productoras de cerdos en China.

“Nos vamos a expandir en América Latina, tal vez Europa oriental, Australia y África”, señala Daisuke Okada, jefe de la división de alimentos de Marubeni. “De manera que si pensamos en la demanda futura en China, necesitamos tener mayor certeza en el abastecimiento.” Okada espera que la mayor demanda de alimento animal cuadruplique las importaciones de maíz en China a 15 o 16 millones de toneladas por el año 2020, mientras que las importaciones de soja aumentarán de 60 a 90 millones.4

Las corporaciones chinas se están moviendo también para controlar el abastecimiento de materias primas agrícolas que van hacia China. COFCO, el mayor comerciante de granos de China, así como una de las más grandes compañías de carne y lácteos, está explorando inversiones en producción de cereales y soja y en logística mercantil en Rusia, Brasil y Argentina. Chongqing Grain ha dispuesto 6 mil millones de dólares para invertir en producción y comercio de granos y oleaginosas en Argentina, Brasil, Canadá y otros países. Beidahuang, la compañía agrícola más grande de China, señala que ha iniciado la plantación de soja en 13 mil hectáreas en Argentina y piensa expandirse aún más a través de una sociedad con el propietario de tierras agrícolas más grande del país (ver Recuadro).

 

 “China tiene 800 millones de agricultores, de los cuales 300-400 millones están migrando a las ciudades. Eso aumentará la demanda por productos agrícolas y disminuirá el abastecimiento. Esto es positivo para las empresas agrícolas, como nosotros” señala Liu Yonghao, la cuarta persona más rica de China y vice-presidente del Comité de Asuntos Económicos de la Conferencia Consultiva Política de China Popular. Liu quiere que China abra su mercado de maíz así como lo hizo con la soja, mediante la modificación de la clasificación del maíz a un cultivo no estratégico para la seguridad alimentaria.

“China tiene 800 millones de agricultores, de los cuales 300-400 millones están migrando a las ciudades. Eso aumentará la demanda por productos agrícolas y disminuirá el abastecimiento. Esto es positivo para las empresas agrícolas, como nosotros” señala Liu Yonghao, la cuarta persona más rica de China y vice-presidente del Comité de Asuntos Económicos de la Conferencia Consultiva Política de China Popular. Liu quiere que China abra su mercado de maíz así como lo hizo con la soja, mediante la modificación de la clasificación del maíz a un cultivo no estratégico para la seguridad alimentaria.

 

New Hope, la empresa privada de agronegocios más grande de China, es la que ha ido más lejos en su expansión en el extranjero. Es propietaria de 16 fábricas de alimento animal fuera de China y tiene proyectado abrir 7 u 8 más por año. La compañía también tiene planes de establecer plantas y fincas en Medio Oriente, Sudáfrica y Europa Central, respaldados por un fondo puesto en marcha en noviembre de 2011, el cual cuenta, entre sus inversionistas, con el fondo de capitales soberanos Temasek (Singapur) y los comerciantes globales de grano ADM (EUA) y Mitsui (Japón).

Pero la oferta global de materias primas agrícolas ya es escasa y China no es el único país con un creciente apetito por ellas. Los vecinos de China, especialmente Japón, Corea e India, también están muy preocupados por su futura seguridad alimentaria y toman medidas similares para apoyar a sus compañías a garantizar los suministros globales.

Mientras tanto, el déficit alimentario (es decir, la brecha entre las importaciones y las exportaciones de alimentos) en Africa y Medio Oriente es en realidad mayor que la de Asia, y crece más rápido que en Asia. Los países más ricos de la región, particularmente los países del Golfo, están iniciando agresivas acciones para controlar una producción de alimentos fuera de sus fronteras.

Además, está la creciente demanda de agrocombustibles, que compiten por las materias primas agrícolas, como maíz, aceite de palma y azúcar, y por las tierras en las cuales pueden desarrollarse cultivos destinados a alimentos. Globalmente, el etanol utilizó el 27.3 por ciento de la producción de maíz en 2011.5

“Veo la creciente demanda por maíz de China como inexorable” señala David Nelson de Rabobank, uno de los más grandes prestamistas para la industria de la agricultura y un inversionista en tierras agrícolas a nivel global. (De “Marubeni bets on China with Gavilon deal”, Financial Times, 29 mayo 2012.)

“Veo la creciente demanda por maíz de China como inexorable” señala David Nelson de Rabobank, uno de los más grandes prestamistas para la industria de la agricultura y un inversionista en tierras agrícolas a nivel global. (De “Marubeni bets on China with Gavilon deal”, Financial Times, 29 mayo 2012.)

La siguiente frontera

Más allá de estos conflictos por el control sobre los actuales centros de producción para la exportación, ya está en marcha un gran esfuerzo por abrir nuevas fronteras para la producción a bajo costo de maíz, soja y otras materias primas agrícolas, a semejanza de lo que ocurrió en el Cono Sur de América Latina. Con una demanda global fuerte, los precios en alza de las materias primas agrícolas parecen haber llegado para quedarse y —al menos en las áreas de producción de bajo costo donde hay posibilidades de nuevas explotaciones agrícolas a gran escala— la agricultura industrial es vista ahora como un campo rentable donde muchos actores, desde administradores de fondos de pensiones a comerciantes de granos, quieren participar.

Greg Page, el director ejecutivo de Cargill, EUA, el comercializador de granos más grande del mundo y uno de los mayores exportadores de materias primas agrícolas hacia China, calcula que un 20 por ciento más de tierra a nivel mundial tendrá que convertirse a la producción de materias primas agrícolas para satisfacer el creciente consumo global. Page espera que mucho del aumento ocurra en África, en tierras cultivadas actualmente por pequeños agricultores.

“El mundo ha gastado cientos de miles de millones de dólares en África y no tenemos resultados que mostrar, en términos de los pequeños productores” argumenta Page. “Necesitamos los acres de tierra que ellos tienen, pero necesitamos hacerlo cuidadosamente”6

Grandes extensiones del continente africano están en la mira como el nuevo cerrado brasileño, un lugar donde las compañías pueden aprovechar los bajos precios de las tierras fértiles, el agua y la mano de obra para producir materias primas para exportar a gran escala. Zonas de Europa Oriental, Colombia, Asia Central y Sudeste Asiático también son parte de este nuevo objetivo. International Land Coalition calcula que desde 2002, 83 millones 200 mil hectáreas, un 1.7% de la tierra agrícola mundial ha sido adquirida por inversionistas extranjeros para la producción agrícola, y más de 60% de estos negocios de tierras han ocurrido en África.

En el proceso, las comunidades están siendo desplazadas, millones de personas están perdiendo el acceso al agua y los sistemas alimentarios locales están siendo destruidos para abrirle camino a las exportaciones. La apertura de las nuevas fronteras para la producción de materias primas agrícolas ya está plenamente en marcha. Las exportaciones adicionales de maíz hacia China sólo echarán gasolina al fuego que ya está ardiendo fuera de control.

 

Una solución simple

El mundo no necesita seguir por este rumbo. Frente a una nueva alza de los precios de las materias primas agrícolas, China puede poner freno a la producción industrial de carne, comenzar a apoyar la producción animal a pequeña escala, basada en recursos forrajeros locales y desmantelar sus agresivos esfuerzos por convertir a sus agricultores en obreros baratos.

 

Residentes de la aldea de Nanwan en la sureña provincia de Guangdong protestan afuera de un edificio gubernamental en contra de la supuesta corrupción en torno a una finca construida en sus tierras.

Residentes de la aldea de Nanwan en la sureña provincia de Guangdong protestan afuera de un edificio gubernamental en contra de la supuesta corrupción en torno a una finca construida en sus tierras.

 

Las protestas en las zonas rurales de China parecen indicar que muchos campesinos están cansados de ser desalojados de sus fincas, de tener sus tierras y aguas envenenadas por la contaminación industrial y agrícola y de luchar para salir adelante. Son capaces de producir el alimento necesario para alimentar el país, pero se enfrentan a barreras cada vez más difíciles, muchas de las cuales están asociadas a un sistema empresarial de alimentos que cada vez está más firmemente atrincherado.

Que el gobierno haya decidido depender de la importación de materias primas agrícolas sirve a los intereses de los agronegocios y a su necesidad de fuentes baratas de forraje, pero no responde a los intereses de la mayoría de la gente en China, no sirve para garantizarle alimentos y puede poner en peligro la tierra, los medios de subsistencia y los sistemas locales de producción de alimentos de comunidades en todo el mundo.

 

Recuadro 1: De granjas a fábricas

Hace diez años, en las principales provincias de China, productoras de cerdo, Fujian, Guizhou, Hainan, Hunan o Jiangsu, era difícil encontrar una vivienda que no tuviera una media docena de cerdos. Hoy esos hogares son raros.

A pesar de los subsidios del gobierno y los crecientes precios de la carne, el número de hogares chinos que crían cerdos cayó a la mitad tan sólo en 2008 y ha continuado bajando desde entonces. Los habitantes de las ciudades chinas pueden estar comiendo más cerdo, pero en las aldeas, están comiendo —y ganando— menos..7

Los 200 millones de hogares campesinos en China tienen ingresos promedio menores a un tercio de sus contrapartes urbanas y es difícil encontrar evidencias de un aumento en el consumo de carne en China en las aldeas promedio.

Sin embargo, los cerdos han sido esenciales para la vida de muchos en las zonas rurales de China. Han permitido a las familias convertir el desecho de las cocinas y el residuo de las granjas en carne para vender, o para consumo de los hogares y abono para sus campos. Pero los precios bajos y las políticas que favorecen a las grandes granjas y a la migración urbana han forzado a muchos hogares de China a abandonar sus cerdos. Ahora las granjas fabriles de cerdos se esparcen en el campo, vertiendo enormes cantidades de desechos que no pueden eliminar en forma inocua.

Una de las consecuencias de este cambio hacia las agrofábricas, no sólo de cerdos sino también de aves y otros animales, ha sido el masivo crecimiento de la demanda por alimento industrial para animales. El cerdo promedio criado en una agrofábrica de China come unos 350 kg de granos para crecer hasta llegar al matadero, mientras que un cerdo criado en un familia china come solamente 150 kg debido a que también consume desechos del hogar y otra fuentes locales de alimentos distintos al grano. Hoy en día, China no sólo está comiendo más carne, sus animales de las fincas están comiendo más cultivos —mucho más de lo que puede ser producido en China..8

Figura 1. Participación por tipo de granja en la producción total de cerdo en China, 1985-2007 (%)

 

Recuadro 2: Efecto dominó

Ituzaingó es sólo una de las comunidades afectadas por la expansión masiva de producción de soja en el Cono Sur de América Latina a consecuencia de la apertura del mercado de soja chino a las importaciones a fines de los años 90.

Las Madres de Ituzaingó, cofundada por Sofía Gatica, inició una campaña “Paren de Fumigar” para advertir al público de los peligros de los pesticidas.

Las Madres de Ituzaingó, cofundada por Sofía Gatica, inició una campaña “Paren de Fumigar” para advertir al público de los peligros de los pesticidas.

“Solíamos tener fincas y vacas y árboles frutales” señala Sofía Gatica, residente de la comunidad de Ituzaingó, Argentina. “Pero todo eso lo destruyeron y sembraron soja transgénica”.

Ituzaingó es sólo una de las comunidades afectadas por la expansión masiva de la producción de soja en el Cono Sur de América Latina a consecuencia de la apertura del mercado de soja chino a las importaciones a fines de los años 90.

Al igual que otras comunidades afectadas por el auge de la soja, Ituzaingó perdió más que sólo la producción local de alimentos. Cada año en Argentina, más de 50 millones de galones de pesticidas son fumigados en forma aérea sobre la soja. Debido a la fumigación aérea de pesticidas en los alrededores de los campos de soja, su tasa de cáncer es ahora 40 veces el promedio nacional de Argentina. La hija de Sofía Gatica murió cuando tenía tres días de vida por una falla renal causada por la exposición a los pesticidas.

 

Recuadro 3. Algunas empresas chinas con proyectos agrícolas en el extranjero

Chongqing Grain Group (CGG)

De propiedad estatal, ha dispuesto 3 mil 400 millones de dólares para una expansión en el extranjero que incluye una finca de 200 mil hectáreas de soja en Brasil, una finca de 130 mil hectáreas en la provincia del Chaco en Argentina y planes de producir colza en Canadá y Australia, arroz en Camboya y aceite de palma en Malasia.

Beidahuang

De propiedad estatal, Beidahuang administra más de 2 millones de hectáreas de tierras agrícolas en la provincia de Heilongjiang. En Argentina, está intentando una sociedad con Cresud, la compañía agrícola más grande del país, para adquirir tierras agrícolas. Un acuerdo de un millón 400 mil dólares que firmó con el gobernador de la provincia de Río Negro para asegurar por 20 años un abastecimiento de soja, maíz y otros cultivos provenientes de fincas que cubren 320 mil hectáreas, fue suspendido por orden judicial. Beidahuang está esperando la aprobación de un proyecto para desarrollar 200 mil hectáreas de arroz, maíz y otros cultivos en Filipinas y se informó que ha hecho ofertas por numerosas fincas en Australia Occidental, que cubren 80 mil hectáreas de tierra. La provincia de Heilongjiang, entre tanto, ha arrendado 426 mil 667 hectáreas de tierra en Rusia.

Sanhe Hopeful

De propiedad privada, Sanhe Hopeful señala que invertirá 7 mil 500 millones en el estado de Goias en Brasil para asegurar seis millones de toneladas de soja por año. También tiene una sociedad comercial con el empresario argentino, Francisco Macri, para producir y enviar soja desde el Noroeste de Argentina a través del puerto de Santa Fé.

ZTE Corp

ZTE, la compañía de telecomunicaciones más grande de China, adquirió 30 mil hectáreas de plantaciones de palma aceitera en la isla Kalimantan de Indonesia, 50 mil hectáreas para producción de mandioca en Laos y una finca de 10 mil hectáreas en Sudán para maíz y trigo. En la República Democrática del Congo tiene dos fincas piloto y una concesión de 100 mil hectáreas para palma aceitera que aún tiene que desarrollar.

Pengxin Group

La compañía de bienes raíces de Shanghai, Penxin Group, invirtió más de 20 millones dólares en una finca de 12 mil 500 hectáreas con soja y maíz en Bolivia, estableció fincas a gran escala en Camboya y Argentina, está negociando la compra de 200 mil hectáreas de tierra en Brasil para soja y algodón, y compró 16 fincas lecheras en Nueva Zelanda.

Tianjin State Farms Agribusiness Group Company

Tianjin State Farm adquirió 2 mil hectáreas de tierra en Bulgaria para cultivar maíz, alfalfa y girasol para exportar a China y está intentando negociaciones por otras 10 mil hectáreas.

Shaanxi State Farm

Shaanxi State firmó un acuerdo de inversión por 120 millones de dólares con el gobierno de Camerún que incluye un arriendo a largo plazo de 10 mil hectáreas de tierra, donde la compañía tiene la intención de producir arroz, maíz y mandioca.

 

Recuadro 4. Principales impactos de la industrialización de la producción de carne en China

La industrialización de la producción de ganado, combinada con la liberalización del sector de la soja, ha resultado en un número de serias consecuencias para el medioambiente, la salud pública y los pequeños agricultores. El siguiente es un resumen de los cinco principales impactos, todos los cuales ponen en duda la noción de que la agricultura industrial puede resolver la necesidad de seguridad alimentaria ahora y en el futuro.

Impactos ambientales

  • El masivo aumento de los desechos animales de las operaciones ganaderas industriales es hoy la principal fuente de contaminación del agua en China. Según el primer censo de contaminación de China —realizado en 2012— el impacto combinado de la ganadería y el escurrimiento de fertilizantes y pesticidas desde los campos supera a la industria como la mayor fuente de contaminación de agua del país. Los pueblos rurales que dependen de los cursos de agua contaminados para uso doméstico y agrícola son los más afectados en el corto plazo, pero la zona muerta que se ha desarrollado en el mar de la China oriental a causa del exceso de nitrógeno y de fósforo (directamente relacionado con la producción industrial de carne) es un anuncio de una crisis ecológica a mayor escala en el largo plazo.

  • La producción industrial de carne también contribuye significativamente a aumentar las emisiones de gases con efecto de invernadero, contribuye a la fuerte decadencia de las razas de ganado indígenas y de las variedades nativas de soja. Provoca una emergencia de bacterias resistentes a los antibióticos que amenazan la salud humana y animal.

Impactos en la Salud y en la dieta

  • La sanidad alimentaria se ha convertido en un asunto candente en China junto con la industrialización de la agricultura en general y de la producción industrial de ganado en particular. Desde el escándalo altamente publicitado de la melamina en la leche y el retiro de alimento y carne, hasta los residuos de metales pesados, pesticidas y myotoxinas encontrados comúnmente en la carne, la problemas de la sanidad alimentaria son endémicos a la industria de la carne de hoy.

  • Las clases media y alta urbanas están comiendo más carne y de manera, más frecuente, al mismo tiempo que el gasto en alimentos es una parte decreciente de los ingresos de los hogares. Los residentes rurales, por otro lado, comen sólo la mitad de carne que sus contrapartes urbanas, pero gastan una mayor parte de sus ingresos en alimentos (43.7% del ingreso rural versus 37.9% del ingreso urbano). Como un signo de esta creciente desigualdad, los chinos de zonas urbanas están sufriendo cada vez más de enfermedades relacionadas con la dieta (enfermedades coronarias, diabetes tipo 2, obesidad y una diversidad de cánceres), mientras que la carne continúa como un lujo para muchos en las zonas rurales de China, donde 150 millones de personas caen bajo la línea de la pobreza de 1 dólar 25 centavos por día, y otros 140 a 230 millones (20-30% de la población rural) están peligrosamente cerca de quedar en la misma situación si se presentan enfermedades, desastres naturales o recesión económica.

Consecuencias en los pequeños propietarios y en el sustento rural

  • Como grupo, los pequeños propietarios agrícolas en la vasta región rural de China, son los más vulnerables a las transformaciones de los medios de subsistencia que resulta de la industrialización de la producción de carne. En la nueva economía orientada a los agronegocios de carne, los pequeños productores de ganado luchan contra las severas desventajas en el acceso a los mercados, por la evolución de los estándares de calidad de la carne que favorecen cerdos magros, por los requisitos de sanidad alimentaria basados en estándares internacionales y por la estructura de los programas estatales de subsidio que da apoyo a la agricultura industrial. Al mismo tiempo, los pequeños productores de soja se enfrentan con importaciones de transgénicos a bajo precio, con una industria doméstica de trituración de soja que lucha por sobrevivir y con deficiencias en la infraestructura necesaria para llevar su cosecha a los potenciales mercados. Estos hogares campesinos están continuamente perdiendo dinero y muchos han tenido que abandonar la producción ganadera y/o de soja.

(Este recuadro fue escrito por Mindi Schneider y está basado en su estudio “Alimentando los cerdos chinos: consecuencias para el ambiente, los pequeños agricultores de China y la seguridad alimentaria,” IATP, mayo 2012)



 
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