Ivan Lendl, el legendario jugador checo, nacionalizado estadounidense, lo ganó todo como profesional (ocho torneos de Grand Slam, tres de ellos en el US Open), y durante muchos años se mantuvo alejado de la actividad del gran circuito del tenis mundial. Pero un día decidió volver y lo hizo para entrenar al escocés Andy Murray, que le preguntó si quería dirigir su carrera, se lo pensó y comprendió que era la persona que necesitaba el jugador para romper su racha de "perdedor" en los grandes torneos y entrar en la historia del tenis mundial y británico.
Después de varios años de derrotas frustrantes en cuatro finales de Gran Slam, la última en el torneo emblemático para los británicos, como es Wimbledon, Murray comenzó a asimilar las enseñanzas de Lendl y los triunfos importantes ya comenzaron a llegar y además de forma consecutiva, tal y como publica EFE.
Pocos se esperaban que Murray después de haber perdido la final de Wimbledon ante el suizo Roger Federer pudiese llegar a los Juegos Olímpicos de Londres y conseguir arrebatarle al número uno del mundo la medalla olímpica, no sin antes haber ganado también en semifinales al serbio Novak Djokovic.
El triunfo en Londres le permitió a Murray no sólo ser un ídolo nacional en Gran Bretaña sino que además le dio toda la confianza de que había llegado el momento de romper también la inercia de las derrotas en las finales de Gran Slam.
Su primera gran oportunidad para demostrarlo le llegó en el Abierto de Estados Unidos, último torneo de Grand Slam del año, y al que llegó como tercer cabeza de serie ante la no asistencia del español Rafael Nadal por lesión.
Murray, de 25 años de edad, se proclamó nuevo campeón del US Open al vencer en un partido maratoniano de cinco sets a Novak Djokovic, que buscaba revalidar el título de campeón. "El objetivo", admitió Lendl, era conseguir que Murray pudiese ganar torneos de Grand Slam y el mismo había comenzado a cumplirse.
"Ha hecho dos torneos fantásticos este año con los Juegos Olímpicos y el US Open y me siento muy feliz por él", declaró Lendl sin perder nunca la seriedad de su rostro. "Sabíamos que el partido ante Djokovic sería una auténtica batalla y para ganarla tienes que estar preparado".
Lendl, que fue un maestro en como saber librar ese tipo de batallas, irónicamente también jugó un partido de cuatro horas y 55 minutos, uno más que el que duró el de Murray contra Djokovic, cuando se enfrentó en 1988 al sueco Mats Vilander y lo perdió. "Puedes perder o ganar, pero al campo se tiene que salir y estar disputo a darlo todo bajo cualquier circunstancia y sin que la extrema presión que puedan sentir te impida ejecutar tu mejor tenis", destacó Lendl.
Eso fue lo que hizo y desarrollo a la perfección Murray durante las cuatro horas y 54 minutos que duró el partido ante Djokovic, sin que en los peores momentos, del tercero y cuarto set perdiese la capacidad de lucha y convencimiento que podía ganar.
Esa ha sido la gran aportación y enseñanza que el "maestro" Lendl, el jugador más frío que se recuerda en un campo de tenis, le ha comenzado a enseñar a Murray y la primera gran recompensa para el tenista escocés ha sido entrar a formar parte de la lista de los grandes campeones del Abierto de Estados Unidos.
Murray junto al argentino Juan Martín del Potro han sido los únicos dos jugadores fuera de los «Big Three» del tenis mundial como son Federer, Djokovic y el español Rafael Nadal, que han podido arrebatarles un título cada uno en los últimos 31 torneos de Grand Slam disputados.
"Se merece haber ganado este Grand Slam más que nadie", declaró Djokovic. "Nadie dudaba durante los últimos años que Murray ha sido un jugador top ten y estuvo cuatro veces en las finales cerca del triunfo, que ahora ha conseguido y por eso quiero felicitarlo y alegrarme de la felicidad que siente", agregó con clase el número dos del mundo.