Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo.
Confucio
La política por esencia es dinámica, se encuentra siempre en constante cambio. Esto se ve reflejado, entre muchas cosas, en la adscripción ideológica de los gobiernos de una zona determinada. Tal ha sido el caso de América Latina que en los últimos años ha tendido notoriamente a la izquierda como forma de gobierno, representando estos gobiernos una aparente mayoría sobre los de derecha. Para lograr esto ha recurrido, cambiando sólo los nombres pero manteniendo la misma idea, a nociones de renovación e igualdad social como sus ideales revolucionarios. Es así que ha logrado captar a muchos sectores de la población, especialmente los jóvenes, que se muestran ávidos de un cambio. No obstante, la realidad es que no sólo basta tener buenas intenciones/ideales, sino saberlos materializar enobras latentes que cumplan materialmente dichas posturas. De lo contrario se convertirían justamente en lo que tanto repelen. El problema, al parecer, es que las cifras que los gobiernos de las principales naciones del izquierda del continente ostentan en indicadores vitales para el bienestar de la población son considerablemente pobres. Pobres sobre todo en comparación con los gobiernos de derecha del mismo continente. Entonces, ¿será que en serio la izquierda representa la vía para mejorar nuestras condiciones? Para responder esto es menester que hagamos una comparación en cifras entre México (históricamente gobernado por la derecha desde el s. XX) y naciones como Brasil, Perú, Bolivia, Venezuela y Argentina que han optado por el régimen antes mencionado.
En primera instancia hay que hablar de salud. Un tema sin duda muy sensible para cualquier país y que es el que la población más resiente. Tan sólo hay que ver la crisis por la que atraviesa Estados Unidos al respecto. Ahora bien en tanto México se posiciona como el tercer país del mundo que más gasta en este rubro en proporción a su PIB (13.8%), Brasil y Argentina sólo lo hacen en un 9%, representando así un diferencial de 40 escalafones en el ranking. Esto por no mencionar la condición de Perú y Bolivia, que tan sólo invierten alrededor de 4.6% del PIB para estos fines. Eso representa una tercera parte de la proporción que destina México y un diferencial en el listado de más de 100 lugares. Todo esto se ve reflejado en la esperanza de vida que ostenta la población. Mientras en México se tiene una esperanza de vida al nacer de prácticamente 77 años, en Brasil y Perú es de tan sólo 72 y en Bolivia es de sólo 68 años en promedio. Esto quiere decir que mientras México se aproxima a la línea de 80 años que distingue a los países desarrollados, los países antes mencionados se quedan relegados a una condición más precaria. De aquí es que podemos sacar la primera conclusión: la izquierda no ha cumplido en materia de salud.
En segunda instancia es importante tocar el tema del desempleo y la educación, vinculados estrechamente. Por lo general ésta suele ser la demanda más aguda en todo país. Con respecto a México, tan criticado por ciertos grupos en esta materia, se coloca en el lugar número 49 del mundo con una tasa del 5.1%. En contraste, Brasil se sitúa en el lugar 64 con un 6.0%. Si bien la diferencia puede parecer marginal, dado el tamaño de la población de ambos países, estamos hablando de millones de personas. Aún más grave es el caso de los demás gobiernos de izquierda que entre Venezuela, Argentina y Perú tienen un promedio de más del 7.5%. Ahora bien, es también evidente la diferencia en materia del desempleo para los jóvenes (aquellos que en México denominamos como Ninis). Mientras en México el 10% de los jóvenes no tienen trabajo, siendo el 28o mejor país del mundo en esta materia, Perú se posiciona en un 14%. No obstante es mucho más grave la condición en países como Brasil y Argentina que en promedio despuntan en cifras del 20%. Esto implica que el doble de jóvenes se encuentran en un mercado laboral sin oportunidades para crecer, perteneciendo a la parte más atrasada de la lista. Esto se agrava aún más cuando vemos que tanto Brasil como Argentina gastan, si bien marginalmente (+.2%), más en educación con un 5% del PIB en contraposición al 4.8% que invierte México. Esto implica que el gasto que han hecho no ha dado frutos, restringiéndoles la posibilidad de poder llevar a cabo mejores políticas públicas que impliquen un mayor gasto. Finalmente debemos ver el grado de alfabetismo que los países presentan. Nuevamente México está mejor posicionado con un porcentaje de cerca del 94%, en tanto Perú, Bolivia y Brasil apenas llegan a un 90%. Saquemos pues la segunda conclusión: la izquierda no ha cumplido en materia de trabajo y educación.
En tercera instancia es importante el evaluar el aspecto económico y su impacto en la sociedad. Para esto es necesario que nos remitamos a tres indicadores generales: inflación, costo de vida y pobreza. En cuanto al primero, México tiene un índice inflacionario del 3.5%. Es así que pertenece a la mitad más favorecida de la lista. En tanto que países como Brasil y Bolivia tienen índices que rondan el 6.75%, siendo casi el doble que el de nuestro país. Sin embargo esto no es tan grave como lo que sucede en Argentina y Venezuela que con índices de 22% y 27.6% respectivamente ocupan el quinto y el tercero peor de los 222 países listados. Es decir que los países de izquierda carecen de estabilidad financiera alguna que se ve reflejado eventualmente en el alza exponencial de precios. En el mismo tenor es que vemos cómo es que la vida es mucho más cara en las principales ciudades de los países sudamericanos de izquierda. De acuerdo a un ranking elaborado por Mercer (en donde se evalúan distintos elementos como lo es la transportación, vestido, comida, alojamiento, etc.) resulta que en el Top 50 tan sólo aparecen La Habana, Sao Paulo y Río de Janeiro como representantes de América, teniendo como común denominador la afiliación ideológica de su gobierno. Igualmente encontramos ciudades como Brasilia y Buenos Aires que también despuntan como caras. Esto en contraste con los gobiernos de derecha donde la única que despunta es la Ciudad de México en el lejano lugar 166. Es decir que para los ciudadanos de gobierno de derecha es mucho accesible la vida en términos de erogaciones. Finalmente debemos hacer referencia al dato que expresa vivencialmente el marchar de una economía nacional: la pobreza. Mientras en México el 18% de la población vive por debajo de la línea internacional de pobreza, en Brasil este número se eleva hasta el 26%. Aún más grave es la condición de Perú, Argentina, Bolivia y Venezuela donde la cifra alcanza casi el 40%. Si la izquierda trata de proteger a los más necesitados, entonces ¿por qué en los países que ésta gobierna es donde más pobreza hay? Con esto llegamos a una nueva conclusión: la izquierda falla en economía y pobreza gravemente.
Finalmente debemos remitirnos a los últimos tres indicadores que darán una perspectiva integral del contraste que debemos establecer. Estos son el índice de corrupción, el índice proporcional de homicidios y finalmente el índice de desarrollo humano. En cuanto al primero debemos notar que a pesar de que constantemente éste era un elemento de protesta para la izquierda americana, tal parece ser que es un punto en dónde no se nota diferencia alguna. Países como Bolivia, Argentina y Venezuela están todos por debajo de México en ese rubro; siendo Venezuela uno de los países más corruptos de todo el mundo. Es decir pues que si bien ha habido resultados diversos, teniendo a Brasil por encima de México, la tendencia ha sido nociva en lo general para una izquierda que se arropa tanto en este aspecto. Si no lo creen sólo vean como el vicepresidente de Argentina tiene una investigación pendiente en su contra por esta materia. Ahora pasemos al índice de homicidios pues a pesar de que con la actual violencia del país muchos pueden creer que se trata de uno de los más violentos, sino el más violento de América, la realidad es distinta. Mientras en México se tienen 17 homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes, en países de corte izquierdista el índice es mucho más agudo. En Brasil llega a 25 por cada 100 mil habitantes y en Venezuela la cifra es aún más elevada con un exorbitante 67 por cada 100 mil habitantes. Es así que la violencia es mucho más aguda y arraigada en los países de corte izquierdista en América, aún cuando México se encuentre en un combate frontal frente a grupos que atentan la soberanía de una nación y no sólo como una cultura de violencia impregnada en la población como lo es Brasil o Venezuela. Finalmente es necesario nombrar al Índice de Desarrollo Humano que genera la ONU en consideración de la calidad de vida que determinado país ostenta, es decir un índice integral. Nuevamente la izquierda se muestra incapaz de ofrecer los resultados que tanto publicitó. México con un índice de .770 está por encima de Venezuela, Bolivia, Brasil y Perú por igual con un diferencial de .05 en promedio. Es decir que la calidad de vida es considerablemente mejor en México pues mientras los países mencionados tienden a un nivel de desarrollo medio, nuestro país se ubica más próximo al índice más elevado como lo es el Muy Alto. Con esto llegamos a nuestra última conclusión: ni aún en los índices más importantes para la izquierda sus gobiernos pueden despuntar.
A partir de todos los índices mencionados y en conjunción de todas las conclusiones obtenidas parcialmente es que podemos llegar a aseverar que la izquierda se ha quedado muy corta de lo que prometiera a los americanos. Es así que sus ideales de regeneración y progreso se quedaron sólo en eso: en ideas y no acciones. Y, ¿De qué nos sirve un gobierno con las mejores intenciones y con nulos resultados? De nada. Justamente ese ha sido el fracaso de la izquierda pues, en contraste con la derecha, la mejora nunca llegó. La causa es difícil de determinar, pero me remito a las palabras de un profesor de izquierda al cual le guardo una gran estima para ofrecer una teoría: “La izquierda es excelente para denunciar las carencias de la población pero incapaz de gobernar.” ¿Será entonces que el nicho social que le corresponde a la izquierda es el de denunciante y no gobernante? Puede ser, pero eso lo debe decidir la población con su voto en cada comicio electoral, siempre consciente de la trascendencia de su decisión y del efecto nocivo de no saber ponderar los medios a su alcance. Por lo pronto aquí fueron presentados algunos argumentos para tomar en consideración.
Orden y Progreso
Reflexión Final: Como una imagen vale más que mil palabras, aquí les dejo un testimonial vivo de la miseria que en la Argentina de izquierda se vive. Prácticamente al nivel de África.