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General: Cataluña hacia la independencia : ¡ Adéu Espanya !
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 13/10/2012 21:58 |
Cataluña hacia la independencia: ¡Adéu Espanya!
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El 11 de septiembre pasado en Cataluña, un millón y medio de personas salieron a las calles a celebrar la Diada, el día nacional, que conmemora la caída de Barcelona en 1714 a manos de las tropas borbónicas. |
ESPAÑAAunque es inconstitucional, Cataluña se encamina hacia la independencia. La decisión, detonada por la crisis económica y social, amenaza la supervivencia de España.
Sábado 6 Octubre 2012
En toda Cataluña hay un objeto que no se consigue por ningún lado, ni en Girona, ni en Barcelona, ni en la Costa Brava ni en Tarragona. En todas partes la senyera, la bandera catalana de cuatro franjas rojas sobre fondo dorado, está agotada. Desde hace meses una marea nacionalista obsesiona a la región y camisetas, sombreros o gafas con estampado independentista se venden como pan caliente. Jordi García, diseñador de OniriCat, una tienda online nacionalista, le dijo a SEMANA que "en toda Cataluña ya no hay una sola senyera, es una locura, se nos acabaron los stocks, estamos en ceros. Hace un año que abrimos y ahora estamos ampliando nuestra línea, sacando nuevos productos". Y a pesar de la crisis, el negocio promete seguir boyante.
Aunque en Cataluña el sentimiento nacionalista siempre ha sido fuerte, se habla como nunca antes de independencia. En medio de una depresión económica sin precedentes, cada vez más catalanes piensan que les iría mejor sin España. Aunque no hay mecanismos constitucionales para hacerlo y separarse podría conducir a la ruina económica, el caos e incluso una intervención armada, la región está decidida a seguir su propio camino.
Como en casi todos los divorcios, el problema es de dinero. Desde hace años los catalanes quieren, como los vascos y los navarros, recaudar y gastar sus impuestos sin que Madrid se entrometa, pues el Ministerio de Hacienda se lleva gran parte de la plata. Así, para los nacionalistas, Cataluña "pierde" cada año 16.000 millones de euros (8 por ciento de su PIB) y no entienden cómo Cataluña tiene el PIB más alto de España, pero solo la cuarta renta per cápita.
Ese sistema llegó a un punto de quiebre en agosto, cuando Barcelona, acorralada por una deuda de 43.000 millones de euros, le pidió un rescate humillante a Madrid. Para los catalanes fue la prueba de que si España no les quitara parte de sus riquezas, hubieran evitado la quiebra y estarían mejor. Salvador Cardús, sociólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona, le dijo a SEMANA que "la situación en Cataluña es grave. No tanto como la española, pero grave. O grave precisamente por la contaminación española. Con lo que se ahorraría del costo de su pertenencia a España, una Cataluña independiente eliminaría su déficit en tres o cuatro años".
El 11 de septiembre, pocos días después del deprimente rescate, una Cataluña irritada celebró su fiesta nacional al grito de " in-inde-indepèndencia". Según la Generalitat, el gobierno catalán, más de un millón y medio de personas inundaron las calles, el 20 por ciento de la población. Cataluña lleva décadas reforzando sus atributos nacionales. En los colegios, todas las materias menos Castellano e Inglés, son dictadas en catalán. En el mundo el gobierno tiene seis embajadas, 27 agencias comerciales y seis institutos de lengua. Pero nunca se había visto tal explosión de nacionalismo. Incluso el F.C. Barcelona estrenó este año una camiseta roja y amarilla, los colores de la senyera.
Alentado por la calle, Arthur Mas, el presidente de la Generalitat, del partido nacionalista Convergència i Unió (CiU), voló a Madrid para negociar con el presidente del gobierno Mariano Rajoy un convenio para usar sus impuestos autónomamente, a cambio de una contribución al Estado central. Rajoy le lanzó un no rotundo y Mas le respondió "si no hay acuerdo sobre el pacto fiscal, el camino de Cataluña hacia la libertad está abierto". Volvió a Barcelona, convocó elecciones anticipadas y un referéndum sobre el derecho a la autodeterminación para el 25 de noviembre. Según una encuesta del diario barcelonés La Vanguardia, los partidos nacionalistas obtendrían el 66 por ciento de los escaños y el sí a la soberanía ganaría con un 55 por ciento.
En Madrid descalificaron inmediatamente la consulta por razones legales. Enrique Álvarez, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, le dijo a SEMANA que para que Cataluña se independice "la única vía legítima y democrática es una reforma constitucional, la cual es casi imposible de llevar a cabo. Necesitaría un acuerdo en las Cortes del Partido Popular y del Partido Socialista y un referéndum de todos los españoles. Aunque los nacionalistas ganen por mayoría absoluta no se pueden independizar de facto".
Pero Ferran Requejo, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, le explicó a esta revista que "hay un choque de legitimidades políticas: la Constitución frente a la Democracia". En ese sentido la Generalitat anunció que podía apoyarse en el "mandato del pueblo" y "proclamar de forma unilateral un Estado propio. Sería lo más democrático del mundo".
La hoguera no tardó en incendiar a toda España. El teniente coronel Francisco Alaman dijo que los independistas "deberán pasar por encima de mi cadáver y el de otros muchos militares". Joaquín Leguina, expresidente socialista de la Comunidad de Madrid, exclamó que "entre la independencia y la Guardia Civil, hay que elegir a la Guardia Civil". Y empresarios como José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta, amenazaron con abandonar a Cataluña si se independizaba.
Ahora la gran pregunta es si Cataluña lograría ser un Estado sostenible. Tiene un PIB similar al de Portugal, con una fuerte tradición industrial y sectores turísticos, comerciales y financieros pujantes. Pero el desempleo alcanza el 22 por ciento, su producción depende del mercado español y si se independizan, no pueden seguir en la Unión Europea por las normas de Bruselas. Para Cardús, "el primer cliente de Cataluña es el resto del mundo, no España. Compran productos catalanes no por ser de tal origen, sino por precio, calidad. El balance sería ampliamente positivo". Por su parte Javier Asensio, economista de la Universidad Autónoma de Barcelona, le dijo a SEMANA que "habría un beneficio en la balanza fiscal pero unos costos en las balanzas comerciales, se reduciría la inversión exterior y disminuiría la competencia en el mercado catalán. Los costos superan a los beneficios, los catalanes viviría peor que dentro de España".
La tormenta golpea a España en el peor momento. A la depresión económica, el desempleo masivo, las manifestaciones y un probable rescate europeo, se añade una crisis que amenaza con romper los cimientos del Estado. La reforma constitucional de 1978 impulsó un Estado híbrido, descentralizado pero poco federal, con 17 comunidades autonómicas. Para la derecha se crearon "mini países", donde los puestos públicos, las instituciones se sobreponen con caciques políticos que gastaron a manos llenas en puestos y proyectos faraónicos.
Mientras la economía funcionó, todos se acomodaron más o menos al estilo español. Pero ahora se está abriendo una brecha enorme, que puede acabar con la España actual. Desde ya algunos están tomando acto de la defunción ibérica. En Galicia algunos políticos también están pidiendo acuerdos como los catalanes. Y hace un mes en el pueblo de Sant Pere de Torelló, cerca de Barcelona, el ayuntamiento se declaró "territorio catalán libre". Ciertamente, España se está quebrando en mil pedazos.
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Aires de independencia soplan en Cataluña
El Parlamento catalán aprobó hace unos días adelantar las elecciones para el 25 de noviembre que servirá de antesala para un referéndum
Patricia Godoy/Especial con información de DPA
El 11 de Septiembre al menos un millón y medio de catalanes reclamaron su independencia. FotoAFP
BARCELONA, 29 de septiembre.– El independentismo catalán vive sus momentos de mayor impacto nacional e internacional. El pasado 11 de septiembre una marcha multitudinaria recorrió las calles de Barcelona en una verdadera demostración de fuerza nacionalista catalana que reunió a más de un millón y medio de personas que defendían el lema: “Cataluña, nuevo Estado de Europa”.
Al margen de las cifras, impresionantes si se tiene en cuenta que la población de Cataluña no llega a los siete millones de habitantes, y de la gran polémica que se ha generado en España, ¿qué hay detrás el deseo de muchos catalanes de separarse de España?
“Es como un matrimonio mal avenido que después de años de conflictos y desencuentros se enfrenta a un doloroso divorcio provocado por una grave situación económica”. Con esta metáfora, un conocido y prestigioso editor barcelonés (que prefiere mantener el anonimato) explica a Excélsior cómo se entiende la voluntad de muchos catalanes de separarse de España.
La situación no es nueva, pero nunca el independentismo había tenido tanta fuerza. Las encuestas coinciden: el porcentaje de catalanes que votarían en un referéndum por la independencia de Cataluña llegó en julio pasado a 51.1%. Para muchos catalanes la independencia ya no es más un horizonte lejano, ahora, más que nunca, se ve como una meta cercana.
Una complicada relación histórica
La relación histórica entre España y Cataluña ha sido siempre compleja, pero la podríamos resumir así: hace casi 300 años los catalanes perdieron una guerra de sucesión monárquica frente a la España del rey Felipe V de Borbón que, victorioso, eliminó todos los derechos culturales, lingüísticos y legales tradicionales del pueblo catalán.
Aquella batalla del 11 de setiembre de 1714, nunca ha sido olvidada por los catalanes y, de hecho, la fiesta de Cataluña (“Diada”) se celebra ese día y conmemora aquella derrota frente a España.
“A pesar de aquella derrota y después de tres siglos, los catalanes nos seguimos sintiendo catalanes, no hemos perdido nuestro idioma, ni nuestra forma de ser”, explica a Excélsior Ignasi Termes, representante de la Asamblea Nacional Catalana, organización que convocó la gran marcha independentista.
Esta situación se hace más evidente cuando se viaja por el interior de Cataluña. En las zonas rurales y pequeñas ciudades, como Vic, Manresa, Ripoll, Reus o Girona (alejadas del gran entorno urbano de Barcelona) es sencillo descubrir que una parte importante de la población habla el español con dificultades (la única lengua que se siente como propia y la de uso cotidiano es el catalán) y que muchos de esos ciudadanos nunca se han sentido españoles más allá de lo que pone en su pasaporte.
Para los catalanes independentistas como Termes la reflexión es muy clara: “Catalunya es una nación. Tenemos nuestra historia, cultura y lengua propia. Somos una realidad nacional y sólo debido a una invasión formamos parte de otro estado llamado España”.
Durante casi tres siglos Cataluña no ha acabado nunca de encontrar la manera correcta de encajar en España porque, según relata Termes, “el Estado español es una diversidad de pueblos, pero eso siempre se ha negado desde el poder centralista español que nunca ha querido entender que España era un Estado diverso y plural”.
¿Por qué ha crecido el independentismo?
Para Antoni Traveria, director de Casa América Cataluña y periodista especializado en las relaciones entre Cataluña y América, “es evidente que hay un desencuentro y que una parte de la población catalana busca el divorcio porque creen que es imposible alcanzar un encaje que les satisfaga dentro de España”.
En conversación con este diario, destaca que entre España y Cataluña, “la distancia es cada vez mayor ya que el pueblo catalán se siente mayoritariamente agraviado por las decisiones que se toman en Madrid respecto a los intereses de Cataluña”.
Otro factor fundamental en el desarrollo del independentismo en Cataluña es la gran transformación de las generaciones de jóvenes catalanes. Al contrario de sus padres y abuelos, los jóvenes de hoy se han formado en una escuela en la que los referentes culturales no son españoles y en la que se asume, desde niños, que Cataluña es un país, una nación, dentro de un marco político llamado España.
Además, muchos catalanes consideran que el nivel de autogobierno y de financiación dentro del Estado español son insuficientes y que Cataluña sigue sin encajar en una España. El matrimonio forzoso también se rompe porque la sensación de complicidad ha desaparecido y surge la frustración.
“España no ha avanzado hacia un estado federal, como Alemania y Estados Unidos. Y hoy, ante una grave crisis económica, es cuando de una forma más evidente Cataluña se da cuenta que está dando mucho más de lo que el estado te devuelve”, resume Traveria.
Como ha escrito estos días en la prensa catalana Jordi Font, historiador y director del Instituto del teatro de Barcelona: “Ante la evidencia de estar viviendo en casa ajena y en la imposibilidad de construir una casa común, no hay más salida que hacer una casa propia”.
El ahogo económico
Al margen de los motivos históricos, la mayoría de los medios de comunicación nacionales e internacionales vinculan el auge del independentismo catalán a la crisis económica. Muchos catalanes no ven los beneficios de los impuestos que pagan y mandan a Madrid, y por ello dudan sobre las ventajas de estar en España y exigen tener el control de su propia hacienda.
Para Ignasi Termes, “Cataluña es una región próspera que no tendría que tener los problemas económicos que tiene al margen de la crisis mundial que afecta a todos”. Cataluña sufre un gran déficit fiscal (la diferencia entre lo que los ciudadanos catalanes tributan a través de los impuestos y reciben en inversiones del Estado español): cada año los catalanes pagan 16 mil 438 millones de euros que no retornan a Cataluña en forma de inversiones (es el equivalente al 8.4% de su PIB, según los datos oficiales del año 2009). Este ahogo económico evidente se ha hecho insoportable para muchos catalanes que han decido que la independencia es la única salida.
Pero un hipotético proceso de independencia de Cataluña no sería un camino fácil. Los grandes partidos españoles son contrarios a ese reclamo. Para los conservadores del Partido Popular (PP) del presidente Mariano Rajoy, la unidad de España es “indiscutible”.
Para los socialistas del PSOE, la apuesta es una España federal, al estilo alemán, con una Cataluña fuerte y con amplios poderes, pero dentro de una España descentralizada. Ni unos, ni otros, han conseguido convencer hoy a (al menos) la mitad de los catalanes de que vale la pena estar en España.
Además, la Constitución española no admite la independencia y, por otro lado, el reconocimiento de la Unión Europea a un nuevo Estado catalán parece muy complejo. El conflicto de intereses entre la ley, la política y la voluntad popular es evidente ya que, como comenta a Excélsior Gerard López, periodista de Catalunya Ràdio (la radio pública catalana) especializado en asuntos políticos, “las legalidades a veces no prevén las voluntades del pueblo. Es lo que ahora está pasando, un choque de legitimidades. Hay quien cree que la legitimidad está en la Constitución española y hay quien cree que la legitimidad está del pueblo catalán”
¡Adéu Espanya!
Después de la reunión entre el presidente de España, Mariano Rajoy, y el presidente de Cataluña, Artur Mas, la situación ha empeorado: “Nos ofrecen lo de siempre. (...) Se ha perdido una oportunidad histórica” declaró Mas a la salida de su reunión en Madrid.
La víspera, el Parlamento catalán aprobó su propuesta de celebrar una consulta sobre la soberanía de Cataluña “preferentemente” en la próxima legislatura, que arrancará tras las elecciones regionales que Mas ha anticipado en dos años y se celebrarán el 25 de noviembre. El referéndum, según Mas, debe celebrarse con o sin la autorización del Estado español.
Ayer, Mas respondió a las “amenazas” del Ejecutivo español frente a su intención de celebrar un referéndum independentista, asegurando que “no se podrá impedir” la consulta.
“No se podrá impedir, si Cataluña quiere ir por aquí, que el pueblo catalán pueda pronunciarse sobre su futuro”, manifestó Mas en Barcelona.
El mismo jueves, la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, advirtió a Mas de que el Ejecutivo de Rajoy utilizará todos los instrumentos que tiene a su alcance para impedir una consulta que no está recogida en la Constitución española.
La situación es tan complicada que, incluso, ha obligado a intervenir al rey Juan Carlos de España que, a través de su web, ha escrito una carta que no ha gustado en Cataluña y en la que se lee: “Lo peor que podemos hacer es dividir fuerzas, alentar disensiones, perseguir quimeras, ahondar heridas.”
Cataluña y España forman hoy un matrimonio forzado,la situación económica del país ibérico, ha acentuado el problema, por eso muchos catalanes están más dispuestos que nunca antes a recordar el verso que en 1898 escribió Joan Maragall, uno de los poetas catalanes más importantes y que decía: Adéu Espanya! (¡Adiós España!).
Planeta amenaza con irse
En medio del desafío independentista que plantea el jefe del gobierno regional de Cataluña, Artur Mas, el grupo Planeta, dueño de la editorial del mismo nombre y de medios de comunicación, advirtió ayer que en caso de secesión, abandonaría su sede en Barcelona para llevársela a otra ciudad de España.
“No hay ningún negocio editorial que tenga su sede en un país extranjero que hable otro idioma. Es absurdo. La sede se tendría que ir a Zaragoza, Madrid o Cuenca”, dijo el presidente de Planeta, José Manuel Lara, en una entrevista radiofónica. Según contó, esa misma idea se la ha trasladado ya a Mas.
La editorial Planeta otorga anualmente el premio Planeta de novela uno de los mayor dotación económica del mundo (600 mil euros/776 mil dólares) tras el Nobel. Y en su catálogo figuran autores como Isabel Allende, Carlos Ruiz Zafón, Elfriede Jelenek o Mario Vargas Llosa, entre muchos otros.
Lara aseguró que 80% del negocio de las grandes empresas catalanas “se produce fuera de Cataluña y la mayoría en España”.
El presidente de Planeta entró de lleno en el debate que está centrando en la política nacional de España, y aseguró que “la independencia es absolutamente imposible”, un día después de que el Parlamento regional de Cataluña respaldara la propuesta de Mas de celebrar una consulta de autodeterminación.
2012-09-29 03:25:00 |
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El gato manchego
Un gato manchego llega al puerto de Barcelona en un
camión. Enseguida vio un ratón y lo persiguió para convertirlo en
su cena. pero el ratón logra esconderse en un hueco. El
gato, astutamente, empieza a ladrar: wau wuau, wuau!!!!!.
Al oír los ladridos el ratón decide salir pensando que hay un perro
atacando al gato. sale y. chas-chas. el gato se lo
come. Una vez saciada su hambre, exclama lleno de
satisfacción: ¡ . joder es verdad lo que me habían dicho en
casa. ¡¡¡En Cataluña, si no eres bilingüe te mueres de
hambre.!!!
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Yo al contrario ... pienso que si llega a faltar Cataluña van a tener que comer hasta ratones los españoles .... porque es la provincia que más le aporta al presupuesto español y a sus " queridas cortes ." |
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De: Quico º |
Enviado: 15/10/2012 21:36 |
He aquí un argumento de peso para reclamar la autonomía plena o la independencia. Con tal argumentación el infiltrado dejaria KO a Rajoy y convencería a todos aquellos que son contrarios. ¡¡Este tío es un hacha!!
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El ‘sí’ a la independencia superaría el 50% por primera vez en Tarragona
El soberanismo se ha disparado en un año. Aun así, es la provincia con un mayor apoyo al ‘no’, que llega al 23,1%
RAÚL COSANO | 21/09/2012 18:52
Algunas senyeres se han quedado en los balcones de Tarragona, al mismo tiempo en que el debate sobre la independencia se ha instalado en las tertulias con velocidad de vértigo. Tanto es así que la voluntad independentista se está disparando en la provincia. Por primera vez, la mayoría absoluta de tarraconenses están de acuerdo con la independencia. Un 52,3% votaría ‘sí’ a la secesión si mañana se hiciera un referéndum, según la segunda oleada del Baròmetre d’Opinió Política elaborado regularmente por el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO). Son nada menos que seis puntos más en sólo unos meses, ya que en la primera entrega del estudio de 2012 el porcentaje era del 46,8%. En 2011 era del 43,1%. El crecimiento respecto a hace dos años es igualmente espectacular: en febrero de 2010 sólo el 21% de los tarraconenses creían que Catalunya debía ser un estado independiente –ésa era la pregunta de aquella encuesta, que en concreto no incluía la cuestión del referéndum, incorporada en posteriores barómetros–. «Hasta ahora el grupo mayoritario de gente estaba a favor de la independencia pero es la primera vez que pasa del 50%», desgrana Jordi Argelaguet, director del Centre d’Estudis d’Opinió.
El 18,7% se abstendrían
Tarragona es la tercera provincia que más apoyos daría a favor de la independencia, por delante de Barcelona (no llega a la mayoría: 49,4%) y muy lejos de Girona que, como ha sucedido históricamente, se erige en la demarcación más independentista con un contundente 61,2%, superando a Lleida (54,4%). Tarragona se sitúa, por tanto, por encima de la media catalana en ánimos separatistas (51,1%) pero vive una paradoja. A su vez es la provincia más contraria a la emancipación: el 23,1% de los ciudadanos votarían en contra, mientras que un notable 18,7% se abstendrían o no irían a votar. «Hay provincias en las que el apoyo es mayor, pero no son diferencias significativas. Tarragona está a la par, con datos similares a la media catalana», describe Argelaguet. El 21,1% de catalanes dirían ‘no’ en un referéndum. Los motivos del ‘sí’ mayoritario para dar vía libre a una Catalunya independiente son bien diversificados pero se impone uno con claridad. Un 34,7% de tarraconenses votarían a favor por su deseo de autogestión económica (recursos, impuestos), mientras que un 19,6% por la idea de que Catalunya mejoraría, en pos de una mayor libertad o prosperidad. Más allá de esa cuestión de progreso económico, la problemática identitaria o del sentimiento queda relegada a un segundo escalón de prioridades –en Tarragona, pero también en el resto de provincias–. Algunos ejemplos: para el 12,2% el motivo sería la conceptualización como nación y para el 18,4% el sentimiento identitario, cifras todas ellas in crescendo pero secundarias respecto a la motivación de la gestión económica. La economía, piedra angularOtras partes del sondeo dan fe de que la economía es la piedra angular de toda la cuestión, la preocupación principal y, en esencia, lo que con mayor o menor incidencia puede conducir a las ansias de autodeterminación. El 53,4% está totalmente a favor de que la administración catalana pase a recaudar y distribuir todos los impuestos, esto es, el concierto económico, que, por lo tanto y según la valoración del propio Centre d’Estudis d’Opinió, cuenta con el respaldo de una mayoría absoluta. «La crisis lo ha acelerado todo. El debate ha girado en torno al pacto fiscal pero todo confluye: desde una sentencia del Tribunal Supremo, el tratamiento que recibe el Estatut, las palabras que usa según quién, los debates alrededor de la lengua…», enumera Argelaguet. Notoria unanimidad hay en las razones en contra para decir eso de ‘Adéu, Espanya’. El 43,4% de los tarraconenses votarían en contra por preservar la unidad de España, el 10,4% considera que no sería positivo para Catalunya mientras que el 15,1% apela al sentimiento identitario, esto es, se considera tan español como catalán, o más. Otras variables del extenso barómetro también van en la línea de que el espíritu independentista es menor en Tarragona. Es la demarcación que más cree que Catalunya ha adquirido demasiada autonomía (un 26%, cuando la media catalana es el 21%) y donde menos se considera que el nivel es insuficiente: un 61,2% por el 68,7% de la media y por el inalcanzable 72,6% gerundés. Son, en esencia, balances similares, que incluso se modifican en función de la pregunta formulada. Así, la cuestión de si se es partidario de un estado independiente un 35,1% de ciudadanos de la provincia afirma estar de acuerdo, una cifra más elevada de la media (34%) y por encima de Barcelona (31,7%). Ese balance, apostando por el estado propio, en Tarragona ha crecido casi 10 puntos en un año, y también es verdad que las personas que están en contra de que el país se independice de España van disminuyendo a cada informe. «Llevamos 26 encuestas preguntando sobre la relación entre Catalunya y hemos visto un incremento sostenido y de la opción de tener un estado independiente: del 13% al 34%. Otras encuestas también van en esta línea. A veces no es tan relevante el dato concreto como la tendencia. Las encuestas son la medida en un momento concreto, y siempre hay cosas que suceden en el entorno que pueden afectar».
Españolismo en retroceso Sociólogos y analistas coinciden en que la crisis hace incrementar el número de independentistas por cuestiones económicas, y no tanto el sentimiento. El barómetro sondea también en la cuestión identitaria, bajo la pregunta ‘¿cómo se siente usted?’. En esa faceta el catalanismo (entendiendo los que respondieron ‘más catalán que español’ –29,6%–, o ‘sólo catalán’ –22,3%–) ha sufrido un ligero aumento en el último año, del 49 al 51,9%. El incremento ha sido muy marcado en los últimos dos años. En 2010 ese factor era sólo de 41,9% y si entonces los que se sentían tan españoles como catalanes rozaban la mitad (46,5%) ahora ese sentir mixto y equilibrado a un 38%, un descenso esclarecedor. Sin embargo, a largo plazo, el crecimiento no es tan acusado, como indica Argelaguet: «Las razones económicas son esgrimidas por un grupo muy importante de personas y, en cambio, los motivos en contra son más identitarias. La evolución es muy estable en el tiempo. Lo que está claro es que el debate no pasa por una cuestión identitaria». El CEO publicará en octubre la tercera oleada del barómetro, que apunta a suculenta. «Lo que sucede se acaba reflejando en las encuestas. Todas tienen interés pero en ésta se recogerá lo que ha pasado en las semanas posteriores a la manifestación de la Diada», concluye Argelaguet.
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