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General: Uruguay :Mota, Huidobro, la dictadura y la separación de poderes
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De: Ruben1919  (Missatge original) Enviat: 28/02/2013 12:16

Mota, Huidobro, la dictadura y la separación de poderes

 El traslado de la jueza provocó un quiebre entre el Poder Ejecutivo y el Judicial. La oposición advierte presiones. Tupamaros y militares en el medio.

 

La decisión que tomó la Suprema Corte de Justicia (SCJ) de sacar a la jueza Mariana Mota de su juzgado penal y trasladarla a la órbita civil generó un enfrentamiento entre el gobierno del Frente Amplio y el Poder Judicial.

Mota tenía a estudio cerca de 50 casos de violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura (1973-1985) que ahora serán investigados por otra magistrada (Beatriz Larrieux) comenzando de cero.

La izquierda en el gobierno esperaba, y estaba segura, de que Mota iba a enviar a prisión a más militares acusados de tortura, violaciones y delitos de lesa humanidad. Por eso entiende que sacar a Mota de su juzgado es una especie de maniobra para favorecer a los militares indagados.

Las criticas se hicieron sentir de inmediato y a los cerca de 300 manifestantes (todos de izquierda y ultra izquierda) que ocuparon la sede de la SCJ este viernes, se sumaron algunos legisladores del oficialismo (Enrique Rubio y José Bayardi) que decidieron convocar al Parlamento a los ministros de la Corte para que expliquen las razones del traslado de Mota.

Esto, advierte la oposición política al gobierno, es inconstitucional porque viola la separación de poderes, además de ser una forma de presionar a la Justicia para que transite el camino que propone el gobierno, que es llevar a la cárcel a la mayor cantidad posible de militares que tuvieron alguna responsabilidad en la dictadura. En estos términos se expresó el senador y ex presidente Luis Alberto Lacalle (Partido Nacional), el líder de Alianza Nacional, Jorge Larrañaga y el líder colorado, Pedro Bordaberry (hijo del ex dictador Juan María Bordaberry).

TUPAMAROS y MILITARES. Las organizaciones sociales y de derechos humanos que este viernes ocuparon la sede de la Corte en un intento por evitar el traslado de Mota (había representantes del PIT-CNT, varios gremios y la Federación de Estudiantes Universitarios, entre otros grupos) aseguran que la movida judicial obedece a presiones -más o menos indirectas- del Poder Ejecutivo. Señalan en particular al ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, y por elevación al propio presidente José Mujica.

¿Por qué? Porque Mota se enfrentó a ellos el año pasado cuando en una entrevista concedida al diario argentino Página 12 dijo que Mujica y Huidobro tenían una visión crítica de las investigaciones judiciales sobre violaciones a los derechos humanos en la dictadura, porque ambos habían sido parte de esa “guerra” con los militares.

Mujica y Huidobro, pero sobre todo el hoy presidente de la República, ha dicho que no quiere ver en la cárcel a los “veteranos” militares que participaron de la dictadura. La lógica “militarista” que predomina en la cabeza de los Tupamaros es que hubo un enfrentamiento con los militares en las décadas de 1960 y 1970 y que así como los ex guerrilleros están en libertad, los militares retirados o incluso algunos en actividad con presunta responsabilidad en la dictadura, tampoco deben ir a prisión.

MOTA. En esta puja jurídico-política, un episodio clave ocurrió cuando la jueza Mota y varios testigos citados en sus investigaciones quisieron inspeccionar el Batallón 14 de Infantería. El ministro de Defensa, Huidobro, les prohibió que sacaran fotografías y limitó la tarea de relevamiento que quería llevar adelante la magistrada en busca de posibles enterramientos clandestinos de desaparecidos en ese predio militar.

Otro episodio, más reciente, ocurrió cuando Mota investigaba el accidente del avión de la compañía Air Class en el río de la Plata donde murieron dos pilotos. Tras encontrar parte de los restos de la nave y las cajas negras, el Ministerio de Defensa suspendió la búsqueda. Mota ordenó que se retomara pero Huidobro hizo caso omiso. La magistrada advirtió públicamente que el ministro podía incurrir en desacato a una orden judicial y la relación terminó de tensarse.

Finalmente a fines de enero de este año Defensa accedió a retomar la búsqueda de los restos del avión pero poco después, mediados de febrero, la Corte decidió trasladar a Mota a un juzgado civil.

Por todo esto, dicen quienes rechazan el traslado de la jueza Mota (parte del Frente Amplio, el PIT-CNT, etc.) la Corte cedió a las presiones de Mujica y Huidobro.

El canciller Luis Almagro dijo en el periódico La Diaria que los únicos “contentos” con el traslado de Mota son los “dinosaurios”. El Centro Militar felicitó a la Corte por la remoción de Mota y dijo que fue un “acto de Justicia”.

HAY MÁS. Como recuerda este sábado El Observador, el enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y la Corte tiene, además del caso Mota, otros dos capítulos, uno vinculado al primero. Y es que al parecer, según informó El Observador este viernes, en la Corte hay mayoría (tres de los cinco ministros) para declarar inconstitucional la ley que anuló los efectos de la ley de Caducidad, la que protegía a los militares de la dictadura acusados de violar los derechos humanos.

Si la llamada ley interpretativa de la ley de Caducidad se declara inconstitucional, los delitos considerados “comunes” de la dictadura (incluido los homicidios) prescribirían y los militares investigados no podrían ser acusados por ningún juez. La Justicia ha entendido, contra lo que promueve el gobierno y el Frente Amplio, que los delitos cometidos en dictadura no son de lesa humanidad y por lo tanto ya prescribieron. Precisamente ante esta concepción es que el Frente Amplio votó la ley interpretativa de la ley de Caducidad, para que no prescribieran esos delitos y los militares pudieran ser juzgados y encarcelados.

Pero ahora la Corte traslada a la magistrada que tenía casi todas las causas en curso contra los militares y se apresta a declarar inconstitucional la ley que evitó la prescripción de los delitos de la dictadura.

LA FRUTILLA. En otro aspecto totalmente distinto pero que abona el choque entre el gobierno y la Suprema Corte, el máximo órgano judicial ya decidió declarar inconstitucional el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR), una iniciativa personal del presidente Mujica y respaldada por el MPP principalmente, sector compuesto en su mayoría por Tupamaros.

Todo esto, lo de Mota, Huidobro, la Caducidad y la ocupación de la Corte se debatirá en el Parlamento y en la Justicia, ya que la Corte denunció penalmente a quienes se manifestaron dentro de sus instalaciones e intentaron (así lo ven los ministros de la SCJ) evitar el traslado de la magistrada, considerada una heroína para gran parte de la izquierda.

 
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De: Ruben1919 Enviat: 28/02/2013 12:34
 
Recordemos lo que dice google de Tabaré Vázquez sobre la ley de caducidad :
 
Política de Derechos Humanos
Tabaré Vázquez (izquierda) y su vicepresidente, Rodolfo Nin Novoa, en automóvil descubierto desde el Palacio Legislativo (al fondo) hasta el Palacio Estévez, el 1 de marzo de 2005.
[editar] Delitos de lesa humanidad cometidos entre 1973 y 1985

Previo a asumir la Presidencia del Uruguay e incluso antes de ser elegido presidente, Vázquez promovía la idea de aclarar hechos ocurridos durante la dictadura cívico-militar entre los años 1973 y 1985, tales como desapariciones forzadas, torturas, sin castigar a los culpables. El 1 de marzo del 2005, fecha en que asume la presidencia, en su oratoria a la Asamblea General Vázquez dijo:

Reconozcamos que 20 años después de la recuperación de la democracia aún subsisten zonas oscuras[38]

También expresó que aclarar la verdad de lo acontecido era sumamente necesario para que aquello que sucedió en dicha época no vuelva a suceder. "Nunca más" dijo.

Las primeras medidas que tomó el gobierno frenteamplista en lo que a estos temas corresponde fueron la recolección de información extraoficial de algunos presuntos lugares donde militares habrían enterrado a sus víctimas luego de darlas por muertas, y la orden formal a los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas de que recabaran y comunicaran la información que existiera sobre el destino de los detenidos desaparecidos. Los informes así recibidos del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea confirmaron por primera vez la muerte en la tortura de 23 personas desaparecidas cuya detención nunca se había admitido, y la ejecución deliberada de dos mujeres en igual situación [39] Sobre la base de las informaciones recibidas se comenzó con la excavación de los lugares citados por las fuentes, a cargo de antropólogos nacionales e internacionales. Pero solo recién el 29 de noviembre del 2006, en una chacra de Pando aparecería el primer desaparecido, el militante comunista, Ubagesner Chávez Sosa.[40] La información de su paradero fue suministrada por militares de la Fuerza Aérea. Apenas unos días más tarde de la gran conmoción, aparecería, el 2 de diciembre el segundo (y hasta ahora el último) cuerpo encontrado. En este caso se trataba de Fernando Miranda, quién fue encontrado gracias a un anónimo que le hizo llegar a las Oficinas de Presidencia un mapa del lugar del entierro, en el Batallón 13.[41]

Durante todo este tiempo, el presidente Vázquez se ha mostrado firme en no anular la Ley de Caducidad,[42] que es una ley vigente en Uruguay mediante la cual se estableció que los delitos cometidos por militares, policías y civiles durante la dictadura quedaran amnistiados argumentando que fue el pueblo quién la votó en 1985 y no la derogó en 1989. De esta manera, era imposible que se cometiera justicia para con los culpables de los crímenes de lesa humanidad cometidos en esos años. Es entonces que el 31 de octubre del 2005, Vázquez deja afuera de la ley los casos de Washington Barrios y Horacio Ramos. Luego de estos casos se excluyó a otros como el de Claudia García de Gelman, el 12 de diciembre de ese año y de cuarenta y tres casos más hasta la fecha.[43]

Estas exclusiones de la Ley de Caducidad permitieron condenar a las "cabezas" de lo que fue la dictadura militar, tales como Nino Gavazzo, acusado de ser el responsable de la muerte de la nuera del poeta argentino Juan Gelman, Ricardo Arab, Gilberto Vázquez, Ricardo Medina, José Silveira, el ex canciller Juan Carlos Blanco, y otros tantos más. Pero sin duda los procesamientos que más relevancia tuvieron dentro del país fueron los de los dos ex presidentes de facto que hoy en día viven, Juan María Bordaberry y Gregorio Álvarez. Álvarez negó conocer en absoluto el Plan Cóndor y dijo a la prensa que sabía que iba a morir en la cárcel.[44] Posteriormente el BPS suspendió la jubilación que ambos percibían como ex Presidentes de la República. "


Resposta  Missatge 3 de 3 del tema 
De: Ruben1919 Enviat: 28/02/2013 14:23
  Emilio Cafassi, Eduardo Galeano, Juan Gelman y Jorge Majfud
Página 12
 
 
 

La Suprema Corte de Justicia de Uruguay acaba de consolidar la consagración de la impunidad para los peores criminales de lesa humanidad de la historia moderna de ese país.

El proceso que ha llevado a este resultado es claro.

Un primer paso consistió en la decisión de trasladar a la Dra. Mariana Mota al ámbito de lo civil, desafectándola de su titularidad en el Juzgado Penal. La Dra. Mota tenía en su sede más de cincuenta causas referidas a las gravísimas violaciones a los derechos humanos durante el período del terrorismo de Estado en los años ’70. El Estado y el propio Poder Judicial pusieron toda clase de obstáculos a sus investigaciones, además de cuestionar su compromiso con la lucha por la vigencia de los derechos humanos, cuando deberían ser su principal garante. Con esta medida, la Corte de Justicia confirmó la ausencia de justicia que víctimas, allegados y la sociedad toda viene padeciendo desde hace décadas. Al mismo tiempo, la Corte uruguaya ignoró la sentencia pronunciada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gelman vs. Uruguay, además de cuestionar la independencia del Poder Judicial.

En línea con el mismo propósito o resultado, la Suprema Corte acaba de declarar inconstitucional la recientemente promulgada ley interpretativa que intentaba superar la llamada “ley de Caducidad” que desde 1986 impide el proceso de todos los autores de crímenes amparados por la pasada dictadura militar. Esta ley fue declarada inconstitucional por la misma Corte años atrás.

El argumento sobre el cual se basó esta nueva decisión radica en que no se puede aplicar una ley de forma retroactiva, cosa que sí realiza la propia ley de Caducidad. Se ha argumentado que la retroactividad se aplica sólo cuando la ley beneficia al reo. No es posible condenar retroactivamente a alguien por algo que hizo cuando en su momento no era definido como delito. No obstante, la ley de Caducidad es retroactiva desde el momento en que contradice las leyes que regían cuando se cometieron los delitos.

En otro momento, la misma Corte Suprema de Justicia de Uruguay define las violaciones cometidas en una dictadura y con la complicidad del Estado de la época como “delitos comunes”. Lo cual automáticamente transforma un delito de lesa humanidad en una causa prescriptible. No obstante, estos “delitos comunes” fueron cancelados, precisamente, por una ley promulgada para proteger a un grupo específico de criminales, la ley de Caducidad de 1986. Ni siquiera se otorgó un perdón a reos condenados por sus crímenes: el Estado renunció a someterlos a investigación y a juicio.

No obstante, más allá de una disputa técnica y sobre la filosofía que rige y cambia cada cierto tiempo las obviedades jurídicas, nuestro reclamo se basa en valores más universales y permanentes, como lo son la garantía de los derechos individuales más básicos, como la integridad física, la libertad y la reparación moral.

Por lo expuesto, como intelectuales y trabajadores de la cultura y el conocimiento, repudiamos estas decisiones de la SCJ y exigimos el fin de la impunidad y la condena de todos los criminales del terrorismo de Estado en Uruguay.

Todo Estado y toda institución de cualquier país existen para proteger la integridad física y moral, el derecho a la libertad y la verdad de cada uno de sus ciudadanos. Nunca al revés. Aceptar la violación de uno solo de los derechos humanos contra uno solo de los ciudadanos de un país con la complicidad del Estado o de alguna de sus instituciones, afecta y lesiona la legitimidad de todo el Estado.

Rechazamos cualquiera de las excusas que niegan el derecho a la justicia y la verdad. Sin verdad no hay paz; sin justicia no hay democracia.

Los derechos humanos no se mendigan. Se exigen.

Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-214761-2013-02-28.html

Uruguay, cuando las leyes son mas importantes que los derechos humanos
La Justicia en su laberinto
 
 


 
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