+ Gabriel Pereyra @gabrielhpereyra - 23.04.2013, 12:46 hs - ACTUALIZADO 14:03
Texto: -A / A+
En febrero de 1989 fue detenido el argentino Raúl Vivas y la Justicia uruguaya lo extraditó a Estados Unidos porque había lavado dinero proveniente del narcotráfico. Operaba con el Cambio Italia en la avenida Gorlero de Punta del Este y así lavó unos US$ 500 millones. Pero el caso capaz que no cuenta porque hay muchos desmemoriados en este país.
En el año 2000 se descubrió que el cartel de Juárez, por entonces la principal organización de narcotráfico del mundo, había comprado un chalet también en Punta del Este, faltaba más.
Pero la actitud que Uruguay y sus autoridades tienen para con el lavado de dinero quedó patente cuando la Policía Antidrogas comenzó a ejecutar en 2006 la llamada operación Chimed. La investigación policial mostró que los narcotraficantes colombianos habían adquirido edificios en Punta del Este (uno de ellos llamado Jardín del Mar), un hotel llamado Golden Beach, también en ese balneario, y un edificio llamado Torre Juncal frente a Plaza Independencia.
Los policías clamaron de todas las formas posibles que embargaran esos bienes producto del dinero del narcotráfico, sobre todo el de Montevideo, porque tenían información que se estaba por vender.
Nadie movió un dedo. Lo que hicieron fue hacer lo que están haciendo ahora: decir que las normas antilavado en Uruguay son estrictas, pero, como burlándose de quien los escucha, obvian que quienes lavan lo que hacen es tratar de burlar ese sistema.
La Torre Juncal, comprada con plata proveniente de la venta de cocaína a escala industrial, se terminó por vender y al día siguiente, como una broma de mal gusto, llegó la orden para embargarlo. Los narcos lograron lavar ese dinero en un caso tremendamente público. ¿Qué no habrán de hacer con los casos que nadie conoce?
Por eso cuando algunos hombres públicos se rasgan las vestiduras ante la información divulgada en el programa de Jorge Lanata que alude a que dinero “sucio” pudo pasar por Uruguay, no queda más que preguntarse ¿se lo creen? ¿fingen demencia? ¿o es que se ha perdido totalmente la vergüenza?