La cruz peregrina, símbolo de la Jornada Mundial de la Juventud, llegó a la loma de Urca, de Río de Janeiro.
A los pies del emblemático Pan de Azúcar, el arzobispo de la ciudad, Orani João Tempesta, ofició una misa.
La cruz, que recorre en estos días parroquias y monumentos de Río de Janeiro, incluido el famoso Cristo Redentor, llegó acompañada de una copia del ícono “María Salus Populi Romani”, una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús en su regazo.
De madera y de cuatro metros de alto, la cruz fue un regalo del anterior pontífice, Juan Pablo II, a los jóvenes en 1984, cuando, tras concluir el Año Santo de la Redención, les encargó que la llevaran por el mundo.
El ícono mariano es también regalo de Juan Pablo II, en este caso hecho en 2003. Durante la homilía, el arzobispo Tempesta dijo que Jesús incentivó a la juventud para protagonizar “nuevos tiempos” bajo los valores del Evangelio.
Por otro lado, unos cinco mil jóvenes extranjeros se concentraron desde ayer en Jundiaí, ciudad a 67 kilómetros de Sao Paulo, para participar de la Semana Misionera previa a la Jornada Mundial de la Juventud.
La ciudad paulista se sumó a la programación previa de la primera visita al exterior del Pontífice con la semana misionera y también organizará el próximo sábado un evento artístico y religioso. Otras ciudades brasileñas también están recibiendo a los jóvenes.
El texto original de este artículo fue publicado el jueves 18 de julio de 2013 en nuestra edición impresa. Ingrese a la
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