FÉLIX R. CHACÓN | EL UNIVERSAL
lunes 7 de octubre de 2013 12:00 AM
En Colombia, no hace mucho, existió una campaña que invitaba a los colombianos a no hablar mal de su país. Es conocido que los venezolanos al contrario de los colombianos, somos más deslenguados. En conversaciones con clientes, cuando el tiempo daba para distenderse y dejar a un lado temas de negocios y conversábamos sobre Colombia y Venezuela, alarmaba a mis interlocutores con la forma de expresarme sobre mi país. No hablo mal de mi país, me esforzaba en tratar de hacerme entender. Sólo reporto nuestras realidades y pienso que por venezolano puedo y debo criticar aquello que considero es criticable desde mi óptica, y que además me afecta en lo personal. Sin embargo, a los colombianos les siguió pareciendo una herejía la forma descarnada en la cual me expresaba, que insisto, no era tal, sino la mera realidad.
No hable mal de su país, me decían. Y verdaderamente no lo entendía. Pero es que los colombianos, entonces, ya estaban hartos de tantas realidades, y a mi manera de ver, buscaron una fórmula que desde otra óptica los ayudara a transitar esos años tan difíciles.
Hoy quiero escribir sobre aspectos positivos, percibo que hasta debo hacerlo. A ver, busco noticias positivas y las encuentro. Existen aún en un país tan atribulado y amenazado desde tantos flancos. En el deporte tenemos un ejemplo. El Sistema de Orquestas Juveniles es otra buena noticia. Estamos bendecidos por la infinita sonrisa de nuestros niños, por nuestro benevolente clima, y hasta por nuestra maltratada venezolanidad. Contamos con el Feng Shui, Hermes, Fraga, Belén Marrero, VTV, el positivo tren ejecutivo incluyendo a Iris Varela.
Sigo buscando, y si me esfuerzo conseguiré más aspectos positivos. Después de todo, Europa durante la Segunda Guerra Mundial conservaba sus bellas montañas, ríos, praderas, sus buenas y ancestrales tradiciones, su amor por la música, el deporte y la educación, sus logros en ciencia, industria, turismo, etc. El Salvador y Guatemala, independientemente de sus guerras, también tenían aspectos positivos. Igualmente la Argentina de Videla y el Chile de Pinochet.
Pero tiende a pensar uno que no fue lo positivo lo que llevó a la humanidad a guerras y a períodos oscuros de apartheids y matanzas. Valdría preguntarse, ¿qué vieron de positivo los judíos, gitanos, homosexuales y todo aquel que sufrió al régimen? Igual los niños de Ruanda, los negros sudafricanos, o las mujeres en los Balcanes.
Si reportar la realidad es hablar mal de mi país, no lo haré. Seguiré buscando aspectos buenos y positivos, que borren todo aquello que podemos creer nos afecta negativamente. Entonces me digo. Sí hay leche, carne, aceite, harina, repuestos, medicinas. No hay homicidios, secuestros, inflación o desempleo. No hay cargamento de droga en vuelo de AF ni funcionarios públicos involucrados. No, no estamos endeudados con China, Derwick Associates no existe, no hay rumores, Nicolás es lo máximo. Haré una pancarta para colocar en Maiquetía: "Bienvenidos a Venezuela, país de buenas noticias y mejor vibra, abastecido hasta los dientes, seguro como el Vaticano, muy bien administrado, exportador neto, de inversionistas en cola, de prósperas fábricas, de excelentes sueldos y contratos colectivos, de óptimas carreteras, hospitales y escuelas públicas". frcint@yahoo.com
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