El
Gobierno cubano ha decidido permitir que deportistas nacionales puedan
fichar por ligas extranjeras profesionales y, a la vez, que puedan
seguir residiendo en el país (1). Los objetivos son evidentes: frenar
los abandonos o “deserciones” de deportistas en giras internacionales,
obtener más ingresos para el deporte a través de los impuestos aplicados
a las fichas y mejorar el nivel deportivo de las selecciones nacionales, que podrían contar con todos sus deportistas, jueguen en clubs de Cuba o de otros países.
Los medios internacionales han informado
sobre esta medida -sin duda histórica- de un modo muy sesgado y
ocultando numerosos elementos, imprescindibles para entenderla.
Por ejemplo, en la noticia del diario español El Mundo, su corresponsal en Miami
Rui Ferreira decía que “Cuba acaba de pulverizar un tabú del
socialismo”, dado que “los atletas fueron manejados como un asunto de
estado (…) y utilizados para elevar el espíritu nacional como parte de
la maquinaria propagandística del sistema” (2).
Recordemos que cada vez que un gran deportista cubano abandona las filas de su equipo nacional y ficha en EEUU,
comienza la liturgia de entrevistas en televisiones, radios y diarios
de Miami, con el objetivo de denigrar al Gobierno cubano y su política
deportiva (3). Habría que preguntar al periodista de El Mundo
si esto no es “maquinaria propagandística”, en este caso para ensalzar a
un sistema –el capitalismo de EEUU- que debe recurrir, para desarrollar
su deporte, a la compra de talentos formados, con indudable éxito, en
un pequeño país del Tercer Mundo como es Cuba.
El Mundo -como otros medios-
pasa, además, de puntillas por un elemento esencial en este asunto:
ningún deportista de Cuba puede fichar por un club norteamericano si
mantiene su residencia de la Isla (4). El Departamento del Tesoro de
EEUU tiene que certificar que no solo no reside en su patria, sino que
ha roto todo vínculo contractual o económico con ella. Solo así consigue
el calificativo de “nacional desbloqueado” y puede comenzar a negociar
con un club norteamericano.
El diario El Mundo afirma que
“no está claro si los beisboleros cubanos (…) podrán jugar en las
Grandes Ligas”, para seguidamente asegurar que la “política de EEUU a
este respecto no ha cambiado” y que “los atletas cubanos (…) deben
probar que viven permanentemente fuera de Cuba”. Entonces, ¿qué es lo
que “no está claro” para el reportero de El Mundo? No hay la
menor duda: el Gobierno de EEUU –apoyado en su poderosa “maquinaria
propagandística”- obliga a los beisboleros cubanos a romper con su país,
a no residir en él y, por supuesto, a no dejar ni un dólar de impuestos
en la Isla.
Recordemos que el congresista demócrata
por Nueva York, José Serrano, presentó en su día un proyecto de ley para
que estas personas pudieran competir en EEUU y residir, si lo desean,
en su país natal. El proyecto fue rechazado sin siquiera ser tratado en
el Congreso (5).
En el mismo tono cínico que su colega de El Mundo, la corresponsal en Washington del diario español El País,
Eva Saiz, afirmaba que “las deserciones de (…) deportistas (cubanos)
(…) son un altavoz muy incómodo para el régimen que pone en evidencia el
yugo al que están sometidos los deportistas y la sociedad de la isla”
(6). Pero de los “yugos” legales que impone el Gobierno de EEUU no dice
ni una palabra. El País podría mencionar, por ejemplo, la
política de prohibición de viajes a encuentros o eventos deportivos en
Cuba que sufren las delegaciones norteamericanas, a causa del bloqueo.
Un solo ejemplo reciente: en noviembre de 2012, la que iba a participar
en el Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Baloncesto, no
obtuvo licencia de viaje.
Ninguno de estos grandes medios menciona
tampoco el daño económico del bloqueo de EEUU al deporte cubano.
Washington, por ejemplo, tiene retenidos 2,3 millones de dólares que le
corresponden a la Federación Cubana de Béisbol por su participación en
el II y III Clásico Mundial de ese deporte (7). Cuba no reclama el
importe del I Clásico, dado que lo donó voluntariamente a las familias
de Nueva Orleans damnificadas por el Huracán Katrina.
La medida adoptada por el Gobierno cubano
de permitir a sus deportistas fichar por clubs profesionales
extranjeros parece obligada, en el contexto de un pequeño país bloqueado
y sin recursos, que difícilmente puede pelear frente al gigante del
deporte profesional. De hecho, en los últimos años, el nivel deportivo
en especialidades tan emblemáticas en Cuba como el beisbol, el voleibol o
el atletismo, había bajado visiblemente, entre otras razones por el
fichaje de sus mejores jugadores en clubs foráneos y el correspondiente
abandono de su participación en las seleciones nacionales (8).
Tras el paso dado por el Gobierno cubano,
la pregunta es evidente: ¿cuándo lo dará el Gobierno de EEUU? (9) Y,
por cierto ¿cuándo leeremos algo de esto en diarios como El Mundo o El País?
*Coordinador de Cubainformación