El compromiso de tener una agenda propia y diferente

Excelente periodismo de Investigación, para el que no lo conoce, altamente recomendable!!!

Un desafío cumplido

Publicado el 2 de Enero de 2011

Por Cynthia Ottaviano
Jefa de Investigación.

Resulta difícil encontrar un periodista de investigación que no tenga archivado en su biblioteca mental el trabajo de Rodolfo Walsh, como un modelo a seguir. Y que no sepa aplicar la metodología aprobada por el mundo a partir del Watergate (más allá de que no la aplique). Pero también resulta difícil encontrar a quienes se atrevan a romper con la lógica de esos años y entiendan que vivimos un momento histórico en que hay que superar a quienes nos antecedieron, atreviéndonos a abrir la agenda periodística no sólo a la denuncia de hechos de corrupción pública, sino también privada. Ese fue el pacto que sellamos con Roberto Caballero, cuando me convocó a formar un equipo de Investigación para el diario, que por entonces era apenas un deseo. No íbamos a contar con los recursos de los medios hegemónicos –me advirtió–, pero tampoco ellos los destinan hoy a ejercer un periodismo de investigación que tenga claro que su misión no es reproducir un avance judicial, sino investigar, al punto de producir una causa judicial. No somos el relato de la acción, sino la acción en sí misma. La diferencia es esencial, pero su ejercicio escasea.
Así como desde Tiempo Argentino denunciamos al gobierno nacional, al provincial y al de la Ciudad por su ineficacia en la limpieza del Riachuelo (luego el secretario de Medio Ambiente de la Nación, Homero Bibiloni fue echado); por la falta de políticas concretas contra la contaminación por arsénico y el glifosato en distintas ciudades del país, o por sostener una oficina con empleados públicos pagos para construir un puente entre Colonia y Buenos Aires que jamás se construirá; también detectamos incumplimientos empresariales, abusos deshonestos sobre los derechos de todos los argentinos sólo en beneficio de unos pocos. Y por eso hoy puedo decir que el pacto que abrazamos en abril fue cumpliéndose durante todo el año con la publicación de veintiséis investigaciones.
Con Juan Alonso denunciamos a lo largo de diez notas que ocuparon 40 páginas –en un hecho inédito para cualquier diario argentino–, una alianza entre Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti con Clarín, La Nación y La Razón para apropiarse de Papel Prensa. Revelamos documentación inédita y, por eso, el trabajo fue solicitado por la justicia, integrando hoy el expediente en que están imputados Héctor Magnetto, Bartolomé Mitre y Ernestina Herrera de Noble como partícipes necesarios de la comisión de delitos de lesa humanidad. Sabemos que nuestra publicación no fue suficiente para que en la Argentina gocemos del pleno ejercicio de la libertad de expresión. Nos enorgullecemos de haber sido premiados en el Congreso de la Nación por la Universidad Abierta Interamericana e invitados a ser congresistas en las universidades nacionales de Cuyo, La Plata y La Matanza (sólo por citar algunas), pero somos conscientes de que todavía falta mucho por hacer, ya que ese derecho esencial que tenemos todos las personas seguirá vulnerado mientras haya dos diarios que monopolicen el acceso al papel, impidiéndole al resto publicar sus ideas como desearían. Y mientras sus directores sean reconocidos como defensores de la libertad de expresión, por asociaciones que despiden olor rancio. Lo sabemos. Nadie dijo que los viejos paradigmas se cambian rápido. Pero se cambian.
Por eso Fernando Pittaro pudo denunciar que José Aranda, el vicepresidente del Grupo Clarín, y el magnate George Soros pretendían apropiarse de un río para inundar sus campos y plantar arroz, provocando daños irreparables en la zona. Avanzó lo suficiente para revelar el lobby empresario que consiguió que legisladores y gobernadores aprobaran leyes y decretos anticonstitucionales. Como consecuencia de ese trabajo preciso y documentado, la Corte Suprema de la Nación ordenó detener las obras. Federico Trofelli obtuvo el quinto premio, entre 218 trabajos presentados por diferentes países latinoamericanos, en el concurso internacional organizado por la agencia de noticias uruguaya Inter Press Service y la empresa brasileña de bebidas AMBEV, al denunciar que uno de cada diez bonaerenses toman agua contaminada con arsénico. Y demostró, en otro trabajo, cómo el Grupo Clarín radicó empresas en el paraíso fiscal de Dellaware, en los Estados Unidos, para eludir el pago de impuestos en la Argentina. Manuel Alfieri se lució al denunciar que la Comisión del Puente binacional Buenos Aires-Colonia ya lleva gastados más de 20 millones de dólares para nada y seguía desperdiciando los recursos de todos. Y lo hará hasta el 31 de enero, fecha límite que se estableció desde la Cancillería para desactivar, por fin, la comisión.
Además, dejó en evidencia que varios intendentes del Conurbano hacían figurar calles de tierra como si fueran asfaltadas, y recién a partir de la publicación finalmente algunas sí lucen un pavimento envidiable. El grito de los vecinos se escuchó sólo cuando fue amplificado por este diario. No debería ser así, pero lo es. Y justamente por esa dualidad que nos lastima es que renovamos nuestro compromiso para el próximo año: desde Tiempo Argentino seguiremos denunciando a los funcionarios públicos, pero también a los empresarios que guarden en sus bolsillos los derechos de todos. Seguiremos preocupados por abrir la agenda a quienes incumplan el pacto social. Porque tenemos un único interés, escuchar a los argentinos que reclaman. Y amplificarlo. Esa es la tarea.

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enero 2, 2011 Posted by marianike | General, Medios de Comunicaciòn, Politica Internacional, Politica Latinoamerica, Uncategorized | El compromiso de tener una agenda propia y diferente, TIEMPO ARGENTINO | Dejar un comentario