Aquella tarde, habíamos entregado las maletas al despachador de la línea aérea que nos llevaría a Cumaná. Nuestra misión estaba clara, acompañar a nuestros camaradas distribuidores de pescado a domicilio, o como simpáticamente se identifican, los Bicicleteros, en la elaboración de un proyecto integral para hacer de sus servicios un emporio de bienestar colectivo. En Cumaná nos esperaban porque había la posibilidad de tramitar recursos para potenciar esa actividad tan digna como necesaria. En ese momento el celular repica con malos augurios, el Comandante ha partido. Los tres compañeros de trabajo, enmudecimos, solicitamos nos devolvieran el equipaje y regresamos a Caracas. En el aeropuerto "Simón Bolívar" todo quedó mudo, poco a poco la gente se retiró, parecía que el mundo se había detenido de repente.
Retronamos a la Universidad Bolivariana de Venezuela, hija predilecta de Chávez, como se le conoce; allí un inmenso silencio también estaba presente en los siempre revoltosos estacionamientos, los pasillos se acompañaban de rostros juveniles entristecidos y la oficina rectoral era un lugar interesante de encuentro. Allí, viejos luchadores revolucionarios perdieron su bravura y sentados en un círculo, como antes lo hicieron en las sierras de Falcón, El Bachiller y otros tantos espacios de lucha; solo que esta vez lo hacían para llorar. Cuando los viejos lloran es porque el dolor de espíritu es muy grande. Frente a la muerte la gente de mayor edad tiende a ser moderada, pero esta vez, las lágrimas ganaron a la fuerza a esos hombres y mujeres que en el pasado lucharon abiertamente contra el oprobio instaurado por esos gobiernos de la conchupancia adeco-copeyana.
A partir de ese momento, escuchamos lo que podía haber sido epitafios tempranos sobre la partida del Comandante; uno de esos consolidados y ejemplares personajes dijo entre el llanto: Huguito, te vas antes de un nuevo ciclo de conspiraciones. Mensaje premonitorio, o digamos que sabio de la gente que sabe toda revolución vive amenazada, especialmente cuando los adversarios se percatan que las transformaciones sociales y económicas van en serio. Y otro contestó: Camaradas, sin disciplina la partida del Comandante sería un caos.
A todas estas, los medios de comunicación comenzaron a evidenciar que el Pueblo estaba sumido en un profundo dolor, que la gran mayoría quería saber cuál sería el protocolo, y si estaba previsto acercarse al féretro a decirle cualquier cosa entre dientes o desde la infinita potencia de la mente. La onda explosiva que fue la muerte física del Comandante Chávez se expandió por el mundo, y nos percatamos que este sencillo hombre llanero, nacido en la humildad y fortalecido en esa humildad, había alcanzado el corazón de pueblos ubicados en lo más remotos espacios de este planeta que tanto defendió. Su nombre y su obra se propagaron por el mundo en vida; ahora en este aciago momento, asume el cuerpo del viento, de la lluvia, del sol radiante, de las nieves eternas, de la poesía, de la música y se presenta en la apacible calma sepulcral como el mejor recuerdo histórico de estos tiempos.
El Pueblo reconoce la obra política de Chávez, lo nombra Comandante Eterno, asume que los logros deben ser irreversibles y los errores de los cuales somos corresponsables, deben ser corregidos.
Todavía me parece ver y vivir aquellos días, las inmensas filas para despedir al Comandante en su viaje a la eternidad; pero, también recuerdo la mezquindad y ruindad de aquellos que desde antes de su partida, mientras su cuerpo se defendía de la terrible enfermedad, mancillaron su esfuerzo e hicieron mofa y fiesta.
En estos momentos cruciales, en que la Patria es asediada por sus enemigos y males de siempre, Chávez es el cemento que nos une, es el florilegio de ideas para seguir avanzando, es el coraje frente a la adversidad que nos agrede. La revolución existirá asida a la memoria del Comandante Eterno. No por esto, la Patria dejará de parir los Chávez que se necesiten para continuar la revolución.
Finalmente:
¿Y después de la vida qué? Serás bandera/serás poesía/serás canto/serás oración/serás ejemplo/ serás gloria patria/sobrarán los agradecimientos/serás pueblo libre y libertador/serás todas las aves sabaneras/serás tesis política…Y vendrá lo mejor/¡La vida eterna!
¿Y después de esta vida qué? Disgustaría que el pueblo/tenga que esperar /otros doscientos años.
Capitán, combatiente, donde una boca grita libertad, donde un oído escucha, donde un soldado rojo rompe una frente parda, donde un laurel de libres brota, donde una nueva bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora Un Canto para Bolívar. Pablo Neruda
Fidel y Chávez en el acto fundacional del ALBA.Foto: Ahmed Velázquez
CARACAS.—De él se habla en presente. El militar, el presidente, el líder, el hijo de doña Elena, el nieto de Maisanta: Hugo Rafael Chávez Frías, sigue recorriendo las calles de Venezuela, de su tierra adorada.
Está en todas partes. En los murales de las céntricas avenidas, en las pancartas, en las viviendas más humildes de los cerros, o tatuado en la piel de los jóvenes. Es admirado por sus seguidores y respetado por sus detractores. El niño arañero de los llanos venezolanos hizo de un país su vida y a ese pueblo se dedicó hasta el último aliento.
Chávez en el Desfile Cívico Militar por el Día de la Independencia en Venezuela en el 2012.Foto: Jose M. Correa
Se levantó contra los desmanes de la oligarquía venezolana y no paró hasta cumplir su palabra de darle voz a quienes nunca la tuvieron. Fundó para ello el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 en 1982, y juró, bajo el Samán de Güere, iniciar la lucha para la construcción de una nueva Venezuela.
Guió a valerosos muchachos, que como él, no soportaban los desmanes de los gobiernos de turno. Así, diez años después del juramento, lideró la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992, génesis de la Revolución Bolivariana.
El “por ahora” pronunciado al asumir su responsabilidad en esos hechos fallidos fue el impulso necesario para que cada venezolano despertara de la letanía. Convencido de que la lucha armada no era la opción, inscribió su Movimiento V República en el registro electoral. Jugó con las mismas reglas de la llamada democracia representativa de la Cuarta República y fue electo presidente del país por primera vez en 1998. A partir de ese momento inició un proceso profundo de transformaciones en todos los ámbitos: social, político, económico, cultural y mediático que se mantiene actualmente.
Sus enemigos no podían permitir a un revolucionario en el poder. No podía surgir un nuevo Árbenz, un nuevo Allende, un nuevo Fidel por estos lares. Deshacerse de él se convirtió en una obsesión. La violencia, la intriga, la manipulación, fueron las cartas jugadas por la oposición venezolana con el respaldo abierto de Estados Unidos para sacarlo del Gobierno en el 2002.
No fue, sino el propio pueblo quien salió a las calles y rescató a su Presidente. El fracaso del golpe de Estado en esos días de abril, lejos de amedrentarlo, lo convirtieron en el verdadero líder. Hubo un antes y un después de los sucesos del 2002.
Momentos del regreso de Chávez al Palacio de Miraflores tras el golpe de Estado de abril del 2002.Foto: Archivo
Escribió con honores la historia latinoamericana y caribeña cual Bolívar de estos tiempos. Vio en el Libertador su maestro, su guía. Tuvo en Fidel a un padre, un hermano, al amigo. Desde su primera visita a Cuba en 1994 se forjó una amistad entre dos grandes hombres.
Junto a otros líderes de la región como Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula Da Silva, cambiaron la fisonomía de estas tierras destinadas al olvido.
Fruto de esa alianza, nació en el 2004 el ALBA, como alternativa a la estrategia norteamericana de reacomodarse otra vez y servirse de América Latina y el Caribe. Luego, se fueron consolidando otros espacios regionales como Unasur, Mercosur, y la Celac, todos con la huella indeleble del líder bolivariano.
Gran concentración con motivo del cierre de su campaña presidencial en la ciudad de Caracas.Foto: Jose M. Correa
Pero más que por su legado político o social, a Chávez se le recuerda aquí por su carisma de llanero, su verbo encendido, su candidez humana. Su perenne angustia por cumplirle a su pueblo. Dicen quienes lo conocieron que muchas veces sentía que araba en el mar en ese afán muy suyo de ser leal a los humildes.
Cuando este 5 de marzo, a dos años de su partida física, retumben los cañonazos de la ceremonia en su honor en el Cuartel de la Montaña donde descansan sus restos, justo a las 4 y 25 de la tarde, Chávez estará despierto junto a Bolívar, para continuar guiando a Venezuela y América Latina.
El Comandante Hugo Chávez no se va. El 5 de marzo del 2013 apenas emprendió un largo viaje dejándonos una huella inmensa de amor y honor.
Chávez rescató la historia venezolana y de la región latinoamericana y caribeña. Abrió nuevos caminos en la integración del continente y selló para siempre una entrañable amistad con el pueblo cubano y Fidel.
El legado del Comandante Supremo se sembró en América. Está vivo, su voz, sus ideas, su visionario pensamiento. Es el cuerpo, el rostro y el alma de un pueblo que junto a su líder y a su Revolución Bolivariana recuperó a la Patria.
Su partida física entristeció a millones de personas en el mundo, pero a la vez, alentó el espíritu del bravo pueblo venezolano, que tiene el inmenso desafío de honrar su memoria en nombre de la dignidad latinoamericana.
Como diría el cantor: “Nadie piensa que se ha ido, fue un momentico a la misa y va a volver con Sandino, con el Che, Martí y Bolívar”.
Desfile Cívico Militar por la Avenida de los próceres en Caracas por el Día de La independencia de Venezuela.
El proyecto juvenil Los amigos del amigo dedicará este jueves su peña mensual al líder bolivariano a dos años de su muerte, y a la mujer cubana y latinoamericana
Con la máxima martiana de que «en los Andes puede estar el pedestal de nuestra libertad, pero el corazón de nuestra libertad está en nuestras mujeres», el proyecto juvenil Los amigos del amigo dedicará este jueves su peña mensual al Comandante de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez, a dos años de su muerte, y al ya cercano 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
Justo a la hora del cañonazo, en su espacio habitual de la galería Cuba-Venezuela del Complejo Morro-Cabaña, comenzará el homenaje, que incluye un panel integrado por representantes de la mujer combatiente, deportista, científica y de la cultura. Los participantes profundizarán en la vida cotidiana de las féminas en Cuba y en Latinoamérica, y en el pensamiento de Hugo Chávez, quien luchó apasionadamente por la emancipación de la mujer.
Organizado por la Unión de Jóvenes Comunistas, los jóvenes cubanos dedican desde el 28 de julio de 2013, un espacio para rescatar la memoria del «mejor amigo que tuvo el pueblo cubano», al decir de Fidel. En el proyecto han participado artistas, escritores, intelectuales, deportistas y profesionales que han tenido relación de alguna manera con la vida de Chávez y de su pueblo.
Chavéz fue un apasionado luchador por la emancipación de la mujer Foto: Prensa Presidencial
La vigencia del pensamiento y la acción de Hugo Chávez en Venezuela y toda Latinoamérica a dos años de su muerte; las batallas actuales de la Revolución Bolivariana, la próxima Cumbre de las Américas y el proceso de paz en Colombia, entre otros temas, serán analizados en el espacio
La vigencia del pensamiento y la acción de Hugo Chávez en Venezuela y toda Latinoamérica a dos años de su muerte; las batallas actuales de la Revolución Bolivariana, la próxima Cumbre de las Américas, el proceso de paz en Colombia y otros temas regionales de interés, serán analizados en la Mesa Redonda que transmitirán Cubavisión, Cubavisión Internacional y Radio Habana Cuba a las 7:00 p.m., y que retransmitirá el Canal Educativo al final de su programación.
CARACAS, marzo 4.— El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, ratificó la unidad cívico-militar y el carácter bolivariano de la institución que lidera.
Desde el estado de Guárico, donde encabezó una jornada de Gobierno de calle —iniciativa del presidente de la República, Nicolás Maduro, para atender necesidades de la población— el alto funcionario reiteró su lealtad y compromiso con el país en medio de ataques de la derecha, respaldados por Estados Unidos, dijo PL.
Padrino destacó que ante amenazas de golpes de Estado, como el fallido intento del pasado 12 de febrero, las políticas de paz se sustentan en la unidad del pueblo y sus Fuerzas Armadas, lo que garantiza soberanía e independencia, agregó.
También resaltó el orgullo de sentirse ciudadano de la tierra natal de Simón Bolívar, el Libertador, en respuesta a grupos opositores que, en un documento que respaldaría ataques violentos y un supuesto Gobierno de transición, llamaban a eliminar el carácter bolivariano de las instituciones militares.
La FANB, dijo, es expresión del legado histórico de Bolívar, del fallecido presidente Hugo Chávez y de su continuador, Nicolás Maduro, reportó PL.
«Hoy más que nunca nos declaramos antiimperialistas», recalcó Padrino López, quien también es jefe del Comando Estratégico Operacional de la FANB, apuntó AVN, y reiteró que los hombres y las mujeres de la institución que dirige rechazan las injerencias del Gobierno de Estados Unidos en asuntos internos del país.
«No nos gusta el injerencismo, que vengan a decirnos a nosotros, que vengan a gobernarnos a nosotros. Así nacimos nosotros: antiimperialistas», subrayó, desde San Juan de Los Morros, estado de Guárico, donde recordó que la esencia de libertad y de soberanía que nació en tiempos independentistas fue rescatada por el Comandante Hugo Chávez.
A su turno, el gobernador del estado de Guárico, Ramón Rodríguez Chacín, explicó que son constantes los esfuerzos que las autoridades y la FANB realizan como parte de la Misión Negro Primero, dirigida a la protección del soldado venezolano y su familia.
La víspera, el jefe de Estado presentó grabaciones con evidencias de una gran conspiración de la derecha internacional para destruir la Revolución construida de manera democrática, señaló PL.
En su habitual programa radiotelevisivo, En Contacto con Maduro, el Presidente transmitió un audio del ex militar Carlos Osuna, residente en Estados Unidos, quien dictó un manifiesto que debía ser leído como si fuera autoría de una junta de gobierno tras el fallido intento de febrero último. El comunicado llamaba a desconocer el actual mandato constitucional y a la insubordinación de las Fuerzas Armadas. Además, lanzaba un ultimátum al alto mando militar y otro a las misiones cubanas de colaboración, reportó PL.
A juicio de Maduro, esta es una conspiración de estilo pinochetista (en relación con Augusto Pinochet, que encabezó el cruento golpe de Estado en Chile contra el presidente Salvador Allende, en 1973) que pretendía deponer por vías inconstitucionales el Gobierno legítimo de Venezuela e imponer una junta de transición.
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Padrino López: «Hoy más que nunca nos declaramos antiimperialistas» Foto: ceofamb.mil.ve
Durante una entrevista el escritor y filósofo mexicano lamenta el doble rol de Dieterich al pasar de asesor a traidor. “Se alió con el general (Raúl) Baduel para planificar no solo otro golpe contra el presidente Chávez sino también su asesinato”
El escritor y filósofo mexicano, Fernando Buen Abad, fustigó el doble papel que jugó el analista político alemán Heinz Dieterich durante su relación con el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
En una entrevista publicada por el sitio Radioamlo.org, Buen Abad aseguró que Heinz se ha dedicado a profetizar el fracaso del proyecto socialista venezolano impulsado por Chávez y continuado por el presidente Nicolás Maduro.
Manifestó que el profesor Dieterich se hacía llamar a sí mismo amigo de la Revolución Bolivariana y hasta ser el autor “de la idea del Socialismo del Siglo XXI”, sin embargo su mascarada ideológica quedó al descubierto cuando se unió al general contrarrevolucionario Raúl Baduel.
“Lo que no dice Dieterich es como se convirtió de asesor a traidor, como se alió con el general (Raúl) Baduel para planificar no solo otro golpe contra el presidente Chávez sino también su asesinato”, criticó.
En ese sentido, indicó que el intelectual alemán “ha sabido codearse con los sectores más hipócritas de la política y burguesía venezolana”, quienes desde hace más de un año buscan desestabilizar el país a través del acaparamiento de productos de primera necesidad.
“Financian movimientos internos para esconder alimentos, para encarecer los productos básicos y financian procesos internos para descarrilar el proceso revolucionario”, enfatizó.
Resaltó la constante labor del presidente Nicolás Maduro en estabilizar la economía perturbada por la guerra económica que imponen sectores de la derecha venezolana en articulación con el gobierno estadounidense.
Advirtió que personajes como Heinz Dieterich han proliferado en todo el mundo como infiltrados. “Son una especie de lacras eternas dentro de los partidos políticos y constituyen una corriente traidora a los movimientos revolucionarios de los pueblos”.
CHÁVEZ VENCIÓ A LA MUERTE
La entrevista que se realizó en el contexto de cumplirse este jueves dos años de la desaparición física del líder de la Revolución Bolivariana, Buen Abad reafirmó la presencia de Hugo Chávez en cada hombre y mujer venezolana, quien legó su vida para garantizar el bienestar de todo un pueblo.
“Un hombre como estos no puede ser superado por la muerte, todo lo contrario, se le siente vivo y él lo prometió dijo que se iba a multiplicar en millones de pueblo”, puntualizó Abad.
Céspedes denunció en su célebre carta al senador Charles Sumner que Estados Unidos “seguía prestando apoyo indirecto moral y material al opresor contra el oprimido. (Foto: Autor sin identificar)
Febrero de 1960 se inicio en medio de la agudización de la violencia contrarrevolucionaria, entrenada y subvencionada por el Gobierno de los Estados Unidos. El día 1º, aviones procedentes de Norteamérica incendiaron más de 200 mil arrobas de caña en Matanzas. Diecisiete días después otro aeroplano del mismo punto de origen, que se disponía a atacar el central España, en el municipio matancero de Perico, estalló en el aire cuando, por razones desconocidas, una bomba de alto poder explosivo detonó dentro de la nave. Los dos tripulantes murieron. El piloto, según documentos hallados en los restos del aparato, se nombraba Robert Ellis Frost.
El 21 de febrero un bimotor proveniente de los Estados Unidos sobrevoló el poblado de Cojímar. Ante el fuego de las defensas cubanas, huyó rumbo norte, no sin antes descargar sus bombas en la franja costera. Pero lo peor estaba por verse: el 4 de marzo siguiente, en la rada capitalina, se produjeron dos explosiones en el vapor francés La Cobre, el cual transportaba armas adquiridas para la defensa del país. Hubo alrededor de cien muertos y otros tantos heridos, principalmente estibadores del puerto y marinos del buque. Al siguiente día, en el sepelio de las víctimas, Fidel reiteró la profunda convicción del pueblo y del Gobierno cubanos de que se trataba de un sabotaje perpetrado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos. (Ver ampliación del tema en la Sección de Historia de esta edición).
Poco menos de dos semanas después, el 17 de marzo, el presidente D. E. Eisenhower encomendaba a Allen Dulles, entonces director de la CIA, la preparación de una fuerza armada para invadir la Isla y derrocar la Revolución.
Años más tarde, al comentar estos hechos para la televisión miamense, un periodista de origen cubano afirmó que eran el resultado lógico del diferendo entre las dos naciones, originado “en el sentimiento antinorteamericano con que Castro y sus barbudos inundaron a Cuba”. Se equivocaba. El llamado diferendo es mucho más antiguo, muy anterior a la promulgación de la Ley de Reforma Agraria y a la solicitud de retirada, por parte del Gobierno Revolucionario, de la misión militar norteña en el país. Data de cuando Cuba aún no era una nación y Estados Unidos recién disfrutaba de su independencia. Es una pelea de siglos.
En un principio, la fruta madura
Aunque Benjamín Franklin ya proclamaba en la segunda mitad del siglo XVIII la necesidad para las entonces aún 13 colonias inglesas en Norteamérica de apoderarse de las llamadas “Islas del azúcar” (Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico), corresponde a Thomas Jefferson el dudoso honor de ser “el precursor de la anexión de nuestro país a los Estados Unidos, […] el paladín constante de la incorporación de Cuba a la Unión”, como subrayaron los historiadores de la Isla en el congreso de su disciplina en 1947.
Por orientaciones de Jefferson agentes estadounidenses radicados en la mayor de las Antillas estuvieron atentos, en fecha tan temprana como 1805, a descubrir cualquier interés de los criollos en formar parte de la nación norteña. Muchos le oyeron hablar por aquellos días, cuando era presidente de su país, de la posibilidad de una guerra con España, ya que Cuba podía ser capturada sin mucha dificultad.
La invasión napoleónica a la península ibérica (1808) desató el apetito expansionista de Jefferson. Envió a La Habana un emisario para convencer al capitán general Someruelos de la conveniencia de traspasar la Isla a la jurisdicción norteamericana. Tal misión fracasó. Su sucesor en la presidencia, James Madison, más realista, trazó la estrategia de mantener a Cuba como colonia de una España débil y no permitir que ningún país fuerte la ocupara. Como estimara el historiador Emilio Roig de Leuchsenring, “desde entonces, la política yanqui con respecto a Cuba fue apoyar la soberanía española mientras no pueda ser norteamericana”.
La invasión francesa de 1823 a España, con el objetivo de erradicar de la península todo vestigio de liberalismo y constitucionalismo, llenó de inquietud a Washington. El presidente Adams envió a un emisario a La Habana a sondear la situación política de la Isla; al nuevo embajador en España, Hugo Nelson, dictó instrucciones de “emplear todos los medios a su alcance” para impedir cualquier intento de traspasar Cuba a Inglaterra o Francia. Consideraba el mandatario que la mayor de las Antillas y Puerto Rico “por su posición local son apéndices naturales del continente norteamericano y una de ellas, casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser por una multitud de razones de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión”.
Obviamente, se estaba refiriendo a Cuba, para cuya anexión, opinaba, “no estamos todavía preparados […] Pero hay leyes de gravitación física y así como una fruta separada de su árbol por la fuerza del viento no pueda, aunque quiera, dejar de caer en el suelo, así Cuba, una vez separada de España y rota la conexión artificial que la liga con ella, es incapaz de sostenerse por sí sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana”. De tal forma Adams delineaba lo que los historiadores cubanos del siglo XX llamarían “la política de la fruta madura”.
Pronto al gobernante yanqui le asaltaría una nueva preocupación: los deseos de las recién independizadas naciones latinoamericanas de expulsar a España de Cuba y Puerto Rico. Simón Bolívar tenía entre sus planes encomendar a José Antonio Páez y Antonio José de Sucre la invasión libertadora de estas dos islas. El presidente mexicano Guadalupe Victoria también estaba dispuesto a involucrarse en la operación. Adams declaró al conocer de estos propósitos que Washington no permanecería indiferente ante la partida de expediciones hacia la Isla desde el país azteca y Sudamérica.
En una ofensiva diplomática sin precedentes hasta entonces, el presidente gringo boicoteó todo intento de organizar una operación bélica libertadora en el Caribe. Aunque sus delegados, al llegar tarde, no estuvieron presentes en el Congreso Anfictiónico de Panamá (1826), la oposición estadounidense a cualquier expedición hacia Cuba era tan evidente que obstaculizó todo intento de concretarla. En ese empeño, hay que reconocerlo, recibieron un sustancial apoyo de Inglaterra. Al recordar esos días, Páez escribió en sus memorias: “El Gobierno de los Estados Unidos, y lo digo con dolor, impidió así la independencia de Cuba”.
Ya para esta fecha, un grupo minoritario de hacendados criollos había comunicado a varios congresistas norteamericanos su deseo de “ligarse a los Estados Unidos como estado, no como colonia”. En la política de la fruta madura aparecía ahora un nuevo componente: los anexionistas cubanos.
Las expediciones ahora llegan del norte
Los expedicionarios de Narciso López, según grabado de Landaluze. La mayor parte de ellos eran mercenarios húngaros y yanquis contratados en Kentucky y Louisiana. (Ilustrador: Landaluze)
La crisis del reformismo con la exclusión de los diputados cubanos de las Cortes españolas (1834-1837), el férreo despotismo de las autoridades coloniales, los devaneos de Madrid con Inglaterra que hicieron temer a los hacendados azucareros por la posibilidad de que se limitara o se aboliera la esclavitud, y las rebeliones de esclavos en la década de 1840, crearon las condiciones para que un sector de la sacarocracia comenzara a ver con buenos ojos la anexión a Estados Unidos. Esta corriente ideológica fue fomentada por el llamado Club de La Habana, encabezado por Miguel Aldama y Cristóbal Madam. En el centro de la Isla había un gran centro afín a ella, nucleado en torno a Narciso López, mientras que en Camagüey desarrollaba una gran agitación anexionista el grupo de ricos propietarios entre los que resaltaba Gaspar Betancourt Cisneros El Lugareño.
En Norteamérica algunos sectores de poder, sobre todo del Sur esclavista, aplaudieron los preparativos del núcleo que lideraba Narciso López para una sublevación armada, e incluso pensaron apoyarla con una fuerza expedicionaria. El levantamiento nunca se produjo. Por una parte, el presidente Polk obstaculizó los planes insurreccionales de los anexionistas cubanos, mientras le proponía a España la compra de la Isla. Por otro lado, ya el Club de La Habana había perdido sus “arrestos levantiscos”, al comprobar que no existía posibilidad alguna de que Madrid accediera a abolir la esclavitud o a limitar la trata.
Narciso López, exiliado en Norteamérica, continuó con su idea de capitanear una sublevación. Sus dos primeros intentos expedicionarios (1849) no fructificaron, por la acción del Gobierno estadounidense. El 13 de mayo de 1850 partió de New Orleans en el vapor Creole con una soldadesca mayoritariamente extranjera, pues solo pudo enrolar a cinco cubanos. En su segunda y última aventura (agosto de 1851) arribó a costas cubanas en el vapor Pampero, junto con 600 hombres (solo 49 cubanos) y, al igual que con el Creole, la población de la Isla no se le sumó. Apresado por los españoles, López fue ejecutado. Igual suerte corrió Joaquín de Agüero en Camagüey.
Estados Unidos continuó con su política (“Cuba española, mientras no pueda pertenecernos, pero nunca para los cubanos”) y obstaculizaba cualquier sublevación o expedición insurreccional, incluso anexionista. A la vez, no cejaba en sus propuestas de comprarle la Isla a España: al igual que Polk (1848), Pierce (1853) y Buchanan (1857) hicieron ofertas a Madrid, sin éxito.
Contra el mambisado
A Thomas Jefferson le cabe el “honor” de ser el precursor de las ideas de anexión de Cuba a los Estados Unidos. (Foto: Autor sin identificar)
El alzamiento del 10 de Octubre de 1868 en Oriente, secundado por Camagüey en Las Clavellinas (4 de noviembre) y por el centro del país en febrero de 1869, gozó de la admiración del pueblo estadounidense, no así en ciertos sectores de poder. Tanto el presidente norteño Ulysses Grant como su secretario de Estado, Hamilton Fish, se negaron insistentemente a reconocerle beligerancia a la República de Cuba en Armas constituida en Guáimaro, mientras que lo hacían países latinoamericanos como Chile, México, Brasil, Guatemala, Bolivia y El Salvador, en tanto Colombia, Perú y Venezuela enviaban ayuda a través de expediciones.
La administración Grant fue incluso más allá: en diciembre de 1869 entregó a Madrid 30 cañoneras, para reforzar la flota ibérica que bloqueaba a Cuba y trataba de impedir la llegada de expediciones independentistas a la Isla. Fish incluso buscó una alianza con el Herald de New York y en ese periódico se publicó una serie de artículos para convencer a la opinión pública de que la revolución mambisa estaba prácticamente muerta; por ende, el reconocimiento de la beligerancia era una pérdida de tiempo y energía.
El Herald en sus páginas difamaba a la Junta Cubana de New York, a la cual acusaba de malversación. En uno de sus editoriales, el rotativo proclamaba el inexorable fin de la rebelión en Cuba y que lo único por hacer era la anexión de la Isla a Estados Unidos, donde los habitantes de ella “vivirán libres, prósperos y felices”.
El estadounidense Thomás Grant, quien en el Ejército Libertador alcanzó el grado de mayor general, denunció el fariseísmo del gobierno de los Estados Unidos y de cierta prensa de esa nación: “Los españoles están peleando con armas compradas en Marden Lane, en casa de Shirley, Harley & Graham y a nosotros (los mambises) en todo un año no nos ha permitido comprar nada. […] Quisiera ver cambiada la infame ley de neutralidad (de EE.UU.), esa infame ley de ayuda a los españoles a quedarse en Cuba y que se opone a que los cubanos se defiendan”.
Carlos Manuel de Céspedes, en su carta al senador Charles Sumner (1871), denunciaría que Washington “seguía prestando apoyo indirecto moral y material al opresor contra el oprimido, a la monarquía contra la República, a la metrópoli europea contra la colonia americana, al esclavista recalcitrante contra el libertador de cientos de miles de esclavos”. Aunque en la misiva expresaba su optimismo de que los Estados Unidos cambiarían de actitud, el Héroe del 10 de Octubre recalcaba: “Llegue o no llegue ese día, la Revolución Cubana, ya vigorosa, es inmortal… Nuestro lema es y será siempre: Independencia o Muerte. Cuba no solo tiene que ser libre, sino que no puede ya volver a ser esclava”.
‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑ Fuentes consultadas Los libros Historia de Cuba y sus relaciones con los Estados Unidos, de Philip Forner, y La colonia. Evolución socioeconómica y formación nacional, del Instituto de Historia de Cuba. Memorias del general José Antonio Páez. Autobiografía. La compilación Carlos Manuel de Céspedes. Escritos, realizada por Hortensia Pichardo y Fernando Portuondo.