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La española Garbiñe Muguruza dio el salto que se esperaba de ella, se impuso a la danesa Caroline Wozniacki, décima favorita y exnúmero uno del mundo, por 4-6, 7-5 y 6-3, y se colocó por primera vez en los octavos de final de un Grand Slam, en el Abierto de Australia.
La discípula del español Alejo Mancisidor, reciente ganadora del torneo de Hobart, se enfrentará en esa ronda con la polaca Agnieszka Radwanska, quinta favorita, que superó a la rusa Anastasia Pavlyuchenkova, por 5-7, 6-2 y 6-2. Muguruza se convirtió además en la única tenista española que continúa en competición.
Seguida en la grada por Conchita Martínez, la capitana del equipo español de la Copa Federación, aunque Garbiñe aún no ha decidido con qué país jugará, si por España, país de origen de su padre o por Venezuela, el de su madre, "la verdad es que tengo la familia muy repartida por ambos lados por igual", dijo hoy Muguruza que tuvo el suficiente desparpajo para controlar el encuentro y mantenerse relajada en los momentos de presión para ganar incluso el último punto del partido subiendo e intimidando en la red.
"He aprendido mucho de ella", dijo Garbiñe sobre Conchita, finalista del Abierto de Australia en 1998, y que ya suma once encuentros consecutivos con victoria. Los tres de la fase previa de Hobart, los cinco del cuadro principal allí y los tres en Melbourne.
A sus 21 años y situada en el puesto 38 del mundo, su tenis tiene ya una frase que la distingue de las demás, "ser siempre agresiva y no tener miedo", y mientras los fotógrafos hacen cola para plasmar su esbelta imagen, Garbiñe recordó hoy como durante casi dos meses no dudó en entrenarse sentada en una silla mientras se recuperaba de la operación de uno de sus tobillos, tal y como hizo en su día el austríaco Thomas Muster.
"Tenía que empezar a jugar de alguna forma, sin apoyar el peso en el tobillo y la única forma era sentada", relató. "Le decía a mi entrenador: tengo que jugar, no me puedo quedar en casa sentada viendo que las otras están entrenando, y así decidimos hacerlo durante dos meses", explicó.
Aquel periodo le ayudó de forma increíble. "Cuando estás lesionada te das cuenta de muchas cosas y no puedes hacer lo que te gusta. Está claro que es mala suerte que te lesiones, pero creo que si no hubiese pasado por eso ahora sería muy distinta y no valoraría muchas cosas que ahora valoro", afirmó.
"No me siento para nada invencible", continuó, "de hecho en este partido ha habido un momento en el que he pensado que se me escapaba. Luego sentí que ella estaba nerviosa en los momentos importantes y eso me dio fuerzas y pensé que tenía mi oportunidad", declaró.
El año pasado también jugó en la central de este grande, la Rod Laver Arena, pero perdió contra la estadounidense Serena Williams.
"Jugar en la central y ganar es una gran sensación porque significa que has ganado a una gran jugadora, es por tanto una doble sensación. Me encanta jugar en las centrales, y cuando me tocan buenas jugadoras es una gran motivación, porque pienso no tengo nada que perder y me siento libre para poder jugar sin esa presión", manifestó.
Aunque asegura que no se ha marcado ningún techo. "Pero sí grandes aspiraciones porque cuando juego con chicas del 'top ten' y las buenas, creo que no estoy tan lejos de ellas", comentó Muguruza quien aseguró que tiene fe en sí misma de que puede ser "una buena jugadora".
"No esperaba para nada estar en la segunda semana de un Grand Slam. Vine pensando que estaba jugando muy bien, pero para nada en llegar tan lejos. Es un poco 'shock' de momento", comentó sobre su actual estado de forma.
Respecto a su próxima rival, Radwanska, Garbiñe albergó esperanzas. "Es distinta a Caroline, que tiene un esquema de juego muy hecho. Radwanska es talento, pero ya he jugado contra ella y sé que no le hace mucha gracia enfrentarse contra mi, porque la incomodaba y eso lo noté yo. Es interesante ver cómo reacciona", dijo.
Ahora, su lucha además de seguir adelante y hacerse con un hueco entre las grandes es que los extranjeros, especialmente los anglófonos, reconozcan y sepan pronunciar su nombre. "Entiendo que es difícil decirlo pero quiero que se diga Garbiñe y no Garbine, que suena como francés", bromeó.