La deuda de Estados Unidos ha alcanzado un nuevo récord y supera los 60 billones de dólares demostrando que los estadounidenses no han aprendido nada de la crisis de 2008. De acuerdo a los datos de la Reserva Federal de St Louis, a diciembre de 2013 Estados Unidos acumulaba 59,4 billones de dólares de deuda, incluidos 17 billones de dólares en deuda pública, Con esta cifra, Estados Unidos contribuye a más de la cuarta parte de la carga mundial de la deuda que se estima en 240 billones de dólares. Desde el estallido de la burbuja "puntocom", a comienzos del milenio, la deuda se ha duplicado. A fines del año 2001 la deuda llegaba a 29 billones de dólares, como muestra la gráfica, mientras hoy se empina por sobre los 60 billones de dólares. Es decir que en solo doce años, la deuda de Estados Unidos se reprodujo a razón de 6.950 millones de dólares diarios, o 5 millones de dólares por minuto.
Aunque gran parte de la expansión de la deuda pública de Estados Unidos es fruto del colosal gasto bélico que significó la guerra de Irak (5 billones de dólares en los primeros dos años), la otra parte del descomunal endeudamiento es un producto directo de la crisis desatada el año 2008. Aquí la Reserva Federal inundó los mercados financieros para retrasar el colapso del sistema financiero mundial. Antes de la crisis, la Reserva Federal tenía en su balance más de 800 mil millones de dólares en bonos del Tesoro de Estados Unidos. En solo tres años el balance de la Fed se ha elevado a 4,3 billones de dólares en bonos del Tesoro. Y la Fed sigue comprando mes a mes bonos por valor de 35 mil millones de dólares.
Deuda privada: casi 4 veces la deuda pública
Sin embargo, el mayor aumento de la deuda corresponde al sector privado, de empresas y consumidores manifiestamente insolventes, que multiplica por cuatro veces la deuda pública. El fuerte crecimiento de la deuda personal permite predecir una recesión en el futuro más claramente que el aumento de la deuda pública, los desequilibrios comerciales u otros factores. En los últimos 3 años la deuda individual aumentó en un 22%, alcanzando el pasado mes de abril un récord histórico de 3,8 billones. La mitad de los ciudadanos vive mes a mes y sin ningún tipo de reserva financiera. La revista TIME informó que el 56 por ciento de los estadounidenses vive de un crédito subprime, y que el 44 por ciento dispone de menos de 6 dólares de ahorro para enfrentar dificultades.
Las características del mercado de bienes raíces continúa una senda similar a la crisis subprime de 2008, y más de la mitad de los propietarios no pueden pagar sus créditos hipotecarios, como informa MarketWatch. Muchos propietarios dejan, además, su propiedad en garantía para obtener nuevos préstamos de consumo dado que el salario no les alcanza para cubrir sus necesidades. A esto hay que añadir la burbuja de los préstamos estudiantiles que alcanzan 1,08 billones de dólares, como informó la Fed de New York. De esta cifra, 124.300 millones de dólares se encuentran en impago y con una morosidad que supera los 120 días.
La generación joven es la más afectada por la carga de la deuda de Estados Unidos. Uno de cada cuatro jóvenes entre 22 y 33 años se siente abrumado por su carga de deuda, como informó CNN en un reportaje. Cada uno de ellos destina más de la mitad de sus ingresos al pago de las tarjetas de crédito, la hipoteca o los préstamos estudiantiles.
Esta gráfica nos aporta la evolución histórica de la variación de la deuda de Estados Unidos. La deuda se incrementó en forma sostenida desde principios de los años 50 hasta su estallido a mediados de los años 80 por la "represión financiera" iniciada por Paul Volcker desde la Reserva Federal. Estas fuertes medidas de restricción de crédito -vía tasas de interés- provocaron la década perdida de América Latina. Y tal fue la represión a nivel global que la velocidad de variación del crédito bajó del 17,44 por ciento de mediados de los 80 a menos del 5 por ciento a principios de los 90, cuando ya Alan Greenspan había reemplazado a Paul Volcker al mando de la Fed.
Con Greenspan, la expansión del crédito volvió a empinarse a una velocidad del 10 por ciento, cayendo en picada desde julio de 2007 a enero de 2010 (período de Bernanke) desde el 11 por ciente a -1,5 por ciento. Desde 2010 la evolución del crédito se ha empinado sin parar, y aunque está aún en niveles que no llegan al de los años 80, las características de esa economía son hoy muy diferentes. Estados Unidos ya no es el motor de la economía mundial y sus actuales niveles de inversión, empleo y desarrollo están en las antípodas de lo que eran hace 50 años, cuando Estados Unidos imponía su hegemonía como la primera potencia del planeta.