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General: Hace 120 años nacía Perón,líder del nacionalismo burgués argentino
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De: Matilda (Mensaje original) |
Enviado: 09/10/2015 15:51 |
Hace 120 años nacía Perón, líder del nacionalismo burgués argentino
Un día como hoy nacía quien marcara a fuego la historia argentina en la segunda mitad del Siglo XX. Desde Trabajo y Previsión hasta la creación de la Triple A.
Hoy se cumplen 120 años del nacimiento de Juan D. Perón, ocurrido -según la versión más extendida- el 8 de octubre de 1895 en la ciudad bonaerense de Lobos. Versiones más recientes, como la que postula el historiador Norberto Galasso, sostienen que nació el 7 de octubre de 1893, en Roque Pérez, siendo registrado dos años después con el apellido paterno.
Con 15 años de edad, Perón ingresó al Colegio Militar de la Nación, donde se graduó como Teniente de Infantería. A partir de allí comenzó una veloz carrera en ascenso hasta convertirse en Teniente Coronel en 1936. Bajo el gobierno de Yrigoyen, participó en distintas intervenciones militares; entre ellas, las del Regimiento 12 de Infantería contra la huelga de los trabajadores de la Forestal, en Santa Fe, y en la Semana Trágica de enero de 1919. Años más tarde participó del primer golpe militar producido en el país, en septiembre de 1930.
A lo largo de la década del ’30, se desempeñó como docente en la Escuela Superior de Guerra y se dedicó al estudio de la historia y la estrategia militar. Durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1941) viajó a España e Italia como agregado militar de Argentina, donde tomó contacto con las ideas fascistas y corporativistas que moldearon su pensamiento y su incipiente carrera política.
Sus primeras intervenciones en la escena política nacional se dieron de la mano de la logia anticomunista “Grupo de Oficiales Unidos” (GOU) que llevó a cabo la llamada Revolución de 1943 contra el gobierno del conservador Ramón Castillo. Bajo el gobierno de facto ocupó la vicepresidencia, el ministerio de Guerra y la Secretaria de Trabajo y Previsión, desde la cual se relacionó con los sindicatos e impulsó leyes que le permitieron ganar el apoyo de los trabajadores.Entre las medidas más importantes se destacaron la reducción de la jornada laboral, la ley de despidos, el establecimiento del seguro social y jubilación, y el Estatuto del peón. En octubre de 1945, sectores de la burguesía y el imperialismo buscó destituirlo, objetivo que fue impedido por una masiva movilización obrera que obligó a restablecerlo en el gobierno. A partir de entonces, Perón se convirtió en el máximo líder del movimiento nacionalista burgués que gobernará la Argentina entre 1946 y 1955, hasta el golpe de la "Revolución Fusiladora" promovido por el imperialismo norteamericano y sectores de la burguesía criolla.
Este movimiento tuvo como norte la conciliación entre capital y trabajo; suprimir el creciente enfrentamiento con el objetivo de mantener el sistema capitalista. Sobre este aspecto, Perón fue claro desde el principio:“...Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” (Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio, el 25 de agosto de 1944).
En los años ’70 estos objetivos convirtieron a Perón en uno de los principales impulsores del Pacto Social y de las bandas armadas de la Triple A con las cuales el gobierno peronista persiguió a la izquierda y los sectores más combativos de la clase obrera.
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7. Organización de los sindicatos
El gobierno de Yrigoyen:
Con la elección de Yrigoyen en 1916, el Gobierno cambió su actitud hacia el movimiento obrero organizado, los sectores medios "conquistaron una influencia decisiva en la dirección del país".15
La política laboral del presidente reflejaba este hecho: comprendió las necesidades y aspiraciones de los obreros porque los consideraba un elemento legítimo de la sociedad, pero dicha comprensión tenía sus límites. Entre 1916 y 1919, el Estado apoyó muchas demandas del movimiento obrero pero, a partir de 1919, a medida que declinaba la prosperidad y se difundía en los sectores medios, el temor de la revolución social, comenzaron a restringirse las actividades sindicales.
Yrigoyen insistía en que el Gobierno debe ser imparcial. Debe actuar, debe poner fin a los "privilegios y fueros que puedan desvirtuar el principio básico de la unidad nacional". "Debe amparar a todas las clases y cuidar los intereses, buscando en le bienestar común la seguridad de cada uno"...16
También protegió los derechos de sindicalización y de huelga del movimiento obrero y comprometió al Estado en las disputas entre el capital y el trabajo, para asegurar la justicia de ambas partes.
Como resultado de esto las organizaciones sindicales, durante los 3 años de su presidencia, pudieron abarcar nuevas industrias, nuevas zonas geográficas, que hasta la fecha sólo se hallaban parcialmente sindicalizadas, por ejemplo: Los obreros de los frigoríficos de Berisso, los trabajadores textiles y metalúrgicos de Buenos Aires, los azucareros del norte, etc.
Además el Gobierno intervino en la importante huelga marítima de 1916, la huelga ferroviaria de 1917, para proteger los intereses de los obreros, así como los de los patrones y del país en su conjunto.
Si bien varios representantes de la industria y el comercio, solicitaron al presidente la intervención de la marina para poner fin a la huelga, el mismo no les respondió, en cambio dijo: "Entiendan señores, que los privilegios han concluido en el país y que de hoy en más, las fuerzas armadas de la Nación, no se moverán sino en defensa del honor o de su integridad" 17
El fracaso de institucionalizar los derechos del movimiento obrero, implicaba que los trabajadores sólo se verían protegidos cuando era presidente un hombre que comprendía la causa, el movimiento obrero lamentaba que el Gobierno no se esforzara por aprobar la legislación laboral protectora de sus intereses por un lado, y por otro no derogó la Ley de Residencia o Ley de Defensa Social.
Los sucesos de la Semana Trágica, del 7 al 14 de Enero d 1919, ejemplificaron tanto el temor oficial como el grado del apoyo gubernativo al movimiento obrero organizado.
8. Sucesos de la Semana Trágica:18
El 2 de diciembre d 1918, la mayoría de los 2500 trabajadores de los talleres metalúrgicos Vasena, en Buenos Aires, fueron a la huelga como protesta frente al despido de varios de sus compañeros, por realizar actividades sindicales. Como no obtuvieron resultado decidieron iniciar otra huelga más prolongada y ampliar sus demandas: a) Exigieron 8 horas de trabajo, b) un aumento en sus salarios del 20% c) la reincorporación de sus compañeros.
La huelga siguió sin incidentes hasta el 7 de enero de 1919, cuando los huelguistas chocaron con los "rompehuelgas" llamados por la empresa.
La policía intervino para sofocar los conflictos, el resultado, un trabajador muerto y muchos heridos. A medida que continuaba la huelga, otros sindicatos apoyaron a los metalúrgicos y la FORA IX, se hizo cargo de la situación.
Cuando los trabajadores intentaron dar sepelio al compañero muerto, se desencadenó otro combate con la policía, que provocó mas muertos y heridos.
La FORA IX declaró una huelga general y el jefe de policía de Buenos Aires fue reemplazado por el ministro de guerra.
El 10 de enero, el conflicto adquirió aspectos más serios. Un grupo de obreros pretendió atacar el Correo Central y la Jefatura de Policía. Organizaciones privadas como la Liga Patriótica y la Asociación del Trabajo, representaban ambos a los intereses empresariales conservadores, se unieron a la policía y al ejército para contener las manifestaciones.
Los dirigentes de la FORA IX , decidieron poner fin al conflicto, negando su responsabilidad por estos ataques y presentaron al Gobierno sus exigencias para llegar a un acuerdo. Se reunieron con el presidente y sus funcionarios. Se concedió al gremio las mejoras de salarios y horas de trabajo solicitadas, aunque no liberó a los presos.
El 12 de enero cuando el conflicto parecía solucionado, la policía apoyada por la Liga Patriótica y la Asociación del Trabajo, incursionó por los barrios de Buenos Aires, alegando una conspiración para derrocar al Gobierno. El resultado fue la muerte, lesiones y cárcel para cientos de personas en especial judíos y anarquistas.
Con estos sucesos los metalúrgicos de Vassenna se negaron a volver al trabajo, hasta que todos los obreros fueran puestos en libertad. Los mismos fueron llamados el 15 de enero, después de una reunión entre una delegación sindical con Yrigoyen y sus funcionarios.
La actitud y política laboral de Yrigoyen eran ambivalentes, como reflejo del respaldo que su régimen encontraba en los sectores medios. Sin embargo, sus acciones durante la Semana Trágica y otras crisis similares, por severas e injustas que le parecieran a muchos, no podía ocultar el hecho de que el Estado consideraba al movimiento obrero organizado, como un elemento vital e incomprendido por la sociedad, con derechos a idénticas consideraciones, protección y respeto de acuerdo a la ley.
Las ideas de muchos socialistas como Justo, Ugarte, Palacio, fueron tan importantes para el desarrollo del nacionalismo en el movimiento obrero, como lo fue la política de cooperación con el Estado que había sido implantada por la FORA IX.19
Con la elección de Alvear en 1922, y sus ideas más conservadoras, indicaron que el movimiento obrero iba a recibir menos protección del Gobierno que antes.
Si bien el movimiento obrero organizado alcanzó cierto apogeo en 1920, se fragmentó después. La FORA IX se disolvió en 1922, siendo reemplazada por la Unión Sindical Argentina ( USA ).
Los gremios ferroviarios controlados por los socialistas se retiraron de inmediato, y los sindicalistas apoyados por los comunistas, quedaron al frente de la nueva federación.
Los dirigentes de la USA interpretaban el gremialismo apolítico, a diferencia de la FORA IX, de un modo tal que eliminaba por completo su colaboración con el Gobierno.20
La USA había calculado mal la naturaleza y la importancia de los cambios ocurridos en la clase obrera, aparte de los trabajadores del transporte se retiraron los municipales en 1924, porque su secretario general Francisco López Leirós y a la vez diputado nacional por el partido socialista, fue expulsado por participar en política.
También se fueron los gráficos de Buenos Aires por desacuerdos políticos. Los comunistas por no haber podido controlar la USA para afiliarla a la Internacional de Moscú.21
La Unión Ferroviaria surgió de la incorporación de la fraternidad ( que eran los foguistas y maquinistas ) y otros diferentes gremios que representaban a los trabajadores del riel, que no se ocupaban de las locomotoras de todo el país.
Sus dirigentes siguieron la posición de la FORA IX, que era no revolucionaria y apolítica. Reconocieron con claridad que debían hacer sentir su influencia a nivel nacional, para poder actuar dentro de la estructura institucional del país y defender la Constitución de 1853.
Los dirigentes de estos gremios, influenciados por las ideas de Manuel Ugarte, buscaron unir el nacionalismo para mejorar su situación económica y elaborar sus demandas en términos del interés nacional. Así por ejemplo: en 1928 uno de los ferrocarriles extranjeros pretendió reducir el número de operarios que empleaba en sus talleres para la construcción de vagones, con el pretexto de que no tenían mucho que hacer. Al mismo tiempo la empresa importaba vagones, violando un acuerdo con el gremio ( 1926 ) en el sentido que los fabricaría en Argentina en la medida de lo posible. 22
Conquistaron la opinión pública y el Gobierno coincidió ampliamente, reconociendo que, en tal emergencia, la Unión Ferroviaria no estaba inspirada exclusivamente en propósitos corporativos, sino que encaraba una cuestión trascendental, con un amplio criterio de intereses generales.
Resultó eficaz la unión del nacionalismo para proteger los empleos de los afiliados al gremio, llegaron al país los vagones que se habían encargado en el extranjero, pero la empresa también accedió a construir un mínimo de dos vagones por mes en sus propios talleres.
En 1926 la Unión ferroviaria, la Fraternidad y los trabajadores municipales se unieron para formar la Confederación Obrera Argentina ( COA ) de orientación socialista. Fue las más importante entre 1926 y 1930 con cerca de 70.000 afiliados.
9. La década del 30
El 27 de abril de 1930 por disposición del presidente Hipólito Yrigoyen, se estableció la celebración del 1ero. de mayo como Fiesta del Trabajo en todo el territorio de la Nación. Para los dirigentes de la época, la fecha había tenido un significado de lucha y protesta.23
El mes de septiembre de 1930 fue un mes importante para el movimiento obrero organizado de la República Argentina, porque tuvo un cambio fundamental de Gobierno ( el 5 de Septiembre el General Uriburu derroco a Yrigoyen e inauguró un período de 13 años de gobiernos militares ) y porque la mayoría de las fracciones sindicales se unieron en una sola confederación.
Pocas semanas mas tarde, el 27 de septiembre, los integrantes de la COA controlada por los socialistas, la USA controlada por los sindicalistas y un grupo de sindicatos autónomos, se formaron para establecer la organización que desde entonces ha dominado al movimiento obrero argentino, la Confederación General del Trabajo ( CGT ).
El acuerdo escrito que unificó a dichos grupos, estableció que la CGT sería gobernada por un congreso nacional anual de delegados nombrados por elección, y por un comité ejecutivo, hasta que pudieran redactarse y aprobarse los estatutos formales, la CGT sería gobernada por un Comité Nacional Sindical provisorio, compuesto por 15 miembros de la COA, 15 de la USA y 10 de los sindicatos autónomos.
La función básica del Comité Nacional Sindical consistió en redactar los estatutos, y en convocar a una asamblea constituyente para dar carácter oficial a la organización. 24
Para conservar la unidad gremial, los dirigentes de la CGT insistieron en que ésta fuera independiente de todos los partidos políticos y grupos ideológicos.
Muchos dirigentes sindicales mostraron preocupación por las ideas antidemocráticas y antiliberales de Uriburu ya que éste expresó simpatía fascista.25
Si bien muchos grupos democráticos en la Argentina aceptaron el nuevo régimen, y la Corte Suprema la había otorgado a la CGT reconocimiento legal, , los dirigentes después de entrevistarse con un representante de Uriburu, dieron a publicar una declaración que esbozaba lo que consideraban una postura neutral.
"La Confederación General del Trabajo, órgano representativo de las fuerzas obreras sanas del país, está convencida de la obra de renovación administrativa del Gobierno provisional y dispuesta a apoyarla... también está convencida esta confederación de que el Gobierno provisional no mantiene en vigencia la Ley Marcial, sino para asegurar la tranquilidad pública"26
Los dirigentes sindicales se daban cuenta de la importancia de un Gobierno favorable a sus intereses, y a cambio de apoyar a Uriburu deseaban el mismo tipo de relación que habían tenido con Yrigoyen.
Pero el movimiento obrero vio frustradas sus aspiraciones cuando el Gobierno dio a conocer un programa que abrogaba las garantías constitucionales de muchos ciudadanos, y que otorgaba privilegios a otros grupos especiales.
El general Uriburu denunció la Ley de Salarios Mínimos, dificultó las reuniones sindicales, estableció un sistema de espías en los gremios, aplastó huelgas mediante la acción policial y no se preocupó por hacer cumplir la legislación laboral existente.27
Los dirigentes de la CGT protestaron con energía la violación de los derechos legales y constitucionales, y subrayaron que deseaban disfrutar de los mismos derechos que todos los ciudadanos. Por ejemplo: de esta injusticia señalaron que el Gobierno había creado una Comisión Nacional de Desempleo, integrado por 10 miembros, la cual contaba con un solo representante de la CGT.28
Otra violación del principio legal de igualdad de protección lo constituía la negativa oficial a restringirlas actividades de grupos armados particulares, como la "Legión Cívica", que atacaban a obreros, actuaban como rompe huelgas, a veces asesinaban con impunidad.
Para complicar la situación, la gran desocupación y la estabilización de los salarios reales presionaron de modo particular a los dirigentes de la CGT. Los dirigentes sindicales querían saber cómo podía funcionar la CGT, dentro de los límites de su programa apolítico, para modificar la actitud de un régimen hostil y para proteger sus derechos legales.
El dilema produjo un serio conflicto dentro de la CGT, porque los sindicalistas de la anterior USA y los socialistas de la ex COA proponían soluciones diferentes a la cuestión. Los sindicalistas propiciaban la continuación de programa de gremialismo apolítico, para concentrarse en problemas económicos específicos. Los socialistas querían abolir el gremialismo apolítico para que la CGT se identificara activamente con los grupos políticos que se oponían a la oligarquía, el fascismo y el Gobierno, defendían lo que consideraban amenazas a un Estado democrático.
La lucha ocurrió dentro del Comité Nacional Sindical provisorio de la CGT, porque los sindicalistas ( que habían conseguido controlar la organización ) nunca llegaron a convocar a un Congreso Nacional. A medida que se desarrolló la disputa, los socialistas creyeron que la oligarquía y el capital extranjero se habían unido con el fascismo internacional para privar a los trabajadores de sus derechos constitucionales, y que los sindicalistas al conservar su neutralidad política estaban brindando apoyo tácito a la coalición "pro fascista y antiobrera".
Hacia fines de 1933, el programa apolítico de los sindicalistas contaba con el apoyo de la mayoría del Comité Nacional Sindical, pero no pudieron conseguir la adhesión de los gremios grandes controlados por los socialistas, tales como los ferroviarios, empleados de comercio, municipales y gráficos.29
La lucha continuó intensificándose hasta el 12 de diciembre de 1935 cuando los dirigentes socialistas de la Unión Ferroviaria, La Fraternidad, la Confederación General de Empleados de Comercio, la Unidad Tranviaria, la Unión Obrera Municipal y la Asociación de Trabajadores del Estado que representaban una importante mayoría en el movimiento obrero, se constituyeron en un nuevo comité ejecutivo de la CGT.
El nuevo cuerpo explicó que se había hecho cargo de la situación porque el anterior comité ejecutivo había contrariado la voluntad de la mayoría de los afiliados a la CGT. Pocos meses más tarde, convocó a un congreso constituyente que establecía formalmente a la federación bajo la dirección de un Comité Central y un congreso nacional anual.
El triunfo de la rebelión socialista de 1935 se debió a que las ideas de los nuevos dirigentes eran más adecuadas a la situación política de la década del 30.
El programa de gremialismo apolítico y cooperación con el Gobierno estuvo bien con Yrigoyen y los radicales. Sin embargo, los gobiernos de Uriburu y Justo, que representaban a diferentes grupos de la sociedad, se mostraron hostiles al Sindicalismo.
Los nuevos dirigentes socialistas de la CGT, que creen que los intereses de los trabajadores y del Estado democrático se hallaban amenazados por la alianza del fascismo internacional con los intereses conservadores y antidemocráticos de la Argentina, empezaron un nacionalismo liberal popular.
En el Congreso Constituyente de la CGT de 1936, sus dirigentes reafirmaron la independencia absoluta frente a todos los partidos políticos y grupos ideológicos, pero al mismo tiempo señalaron que la CGT "intervendrá constantemente en todos los problemas nacionales que afecten a los trabajadores".30
En forma dramática la CGT hizo públicas las consecuencias de su nuevo nacionalismo liberal al conmemorar el 1º de mayo de 1936, junto a todos los elementos democráticos de las sociedades organizadas. En el acto hablaron José Doménech por la CGT, Arturo Frondizi por la Unión Cívica Radical, Lisandro de la Torre por el partido Demócrata Progresista y Mario Bravo por el partido Socialista.
El tema de todos los discursos fue la defensa de la democracia argentina contra la creciente amenaza del fascismo.
Los empleados de comercio expresaron con un lenguaje más directo. EL acto del 1º de mayo, evidenció la independencia política de la CGT, pero sin enajenarla de las fuerzas que respaldaban propuestas concretas y comunes para la defensa de la democracia.31
Los dirigentes gremiales, amenazados por las actividades antihuelguistas del Gobierno, exigían el reconocimiento del trabajador como un integrante igual de la sociedad con derechos a respeto y protección plena bajo la ley.
El autor de un artículo publicado en La Fraternidad, sostenía que los Unos eran enemigos de la policía o del Estado. Pero subraya que la policía y el Gobierno deben reconocer que las huelgas no se dirigían necesariamente en su contra y también que no eran ideológicas: las huelgas constituían una simple tentativa de obtener beneficios económicos.32
Sin embargo, se continuaron sucediendo actos que el movimiento obrero consideraba arbitrarios e inconstitucionales. Como consecuencia de una huelga de albañiles, el Gobierno arrestó y deportó a cinco dirigentes gremiales de acuerdo con lo prescripto en la Ley de Residencia.33
Mediante esta ley, los terratenientes querían privar a los trabajadores de su patria.
En 1937 con el ascenso de Roberto M. de Ortiz a la presidencia, conviniendo que éste parecía simpatizar con la aspiraciones de las clases populares, los sindicalistas decidieron reafirmar la necesidad de cooperación entre el Gobierno y los gremios.34
Pese a estos deseos del presidente, las mismas intenciones del mismo eran anuladas por la aposición existente dentro de su gobierno.
Se ignoraba la legislación laboral existente y seguían siendo fuertes los sentimientos antisindicalistas a nivel oficial.
El nacionalismo liberal surgido del movimiento obrero entre 1935 y 1939, se acentuó durante los cuatro años siguientes porque se utilizó para nuevos fines. El nacionalismo de la CGT dirigida por los socialistas apareció como precursora para defender tanto los intereses obreros como las instituciones democráticas amenazadas del país, pero después de 1939 los socialistas unidos al nacionalismo para intentar conservar su liderazgo en el movimiento.
En 1935 los socialistas tuvieron éxito al enfrentar a los sindicalistas por e control de la CGT, pues éstos no habían logrado proteger al trabajador frente a las hostilidades de los gobiernos de Uriburu y Justo, pero de 1935 en adelante no pudieron mejorar los salarios reales que desde 1939 declinaban en pequeñas proporciones. Además muchos obreros no estaban sindicalizados sobre todo los de las industrias.35
Los sindicatos comunistas de reciente organización y los gremios sindicalistas desplazados disputaron a los socialistas la dirección del movimiento obrero.
El aumento de la influencia comunista en el movimiento obrero se relacionaba muy de cerca con el aumento de los sindicatos por industrias, ya que tesoneros y militantes fueron los únicos que organizaron a estos nuevos trabajadores industriales.
En 1936 después de la huelga de la construcción, crearon la Federación Obrera Nacional de la Construcción ( FONC ) que llegaría a tener importancia bajo el control comunista. La formación del FONC y su afiliación a la CGT otorgó a los comunistas gran influencia dentro del movimiento obrero, cambiando el equilibrio sindical de fuerzas. Cuando se reunió en 1939 el primer Congreso Ordinario de la CGT, la FONC tuvo 19 representantes sobre un total de 138.36
Los sindicatos industriales con dirección comunista se unieron a los socialistas para defender las instituciones democráticas argentinas frente a los ataques de la alianza "conservadora fascista"
El buen clima terminó bruscamente cuando en la Argentina para agosto de 1939, cuando Hitler y Stalin firmaron un pacto de no agresión. Los comunistas y los socialistas se atacaron con violencia, los socialistas replicaron con el emblema del nacionalismo liberal para defender su propia posición y desacreditar a los comunistas.
10. El Sindicalismo de 1940 a 1945
En la reunión del Comité Central de la CGT en 1940, el secretario, el general Doménech sostuvo que el problema actual de la contienda europea era la opción entre la democracia o el fascismo, y que una victoria democrática favorecía mejor los intereses del movimiento obrero.
Pedro Chiaranti, dirigente de la FONC ( comunista ) manifestó entonces que el problema de la guerra era la rivalidad de los imperialismos, y no la opción entre la democracia y el fascismo. El Sindicalismo argentino declaró se declaró neutral.
En realidad las diferencias entre socialistas y comunistas eran más que nada para lograr el poder de controlar el movimiento obrero.
Los socialistas controlaban los gremios más fuertes y grandes como La Fraternidad, la Unión Ferroviaria, la Unión Tranviaria, los Empleados de Comercio y los Trabajadores municipales.
Muchos de ellos eran propietarios de sedes gremiales, colonias de vacaciones y hospitales. Algunos gozaban de los beneficios jubilatorios y sociales, y otros procuraban obtenerlos. Los gremios no eran revolucionarios, creían que para proteger sus intereses era indispensable colaborar con el Estado, por mas que la misma se hallara temporariamente frustrada.
Los comunistas representaban sindicatos más nuevos: Obreros de la Construcción, Textiles, Metalúrgicos, tenían que proteger pocas sedes sindicales, colonias de vacaciones, hospitales o jubilaciones. Tenían poco o nada que proteger y sus dirigentes provenían de una generación más joven y agresiva, que no estaban comprometidos con la cooperación al Estado.
Los dirigentes socialistas de la CGT, concentraron sus esfuerzos en desacreditar a los comunistas.
En agosto de 1940, la CGT convoca a un acto en el Luna Park para oponerse a la ocupación de Europa por Hitler, así como el reemplazo del enfermo Ortiz por el vicepresidente Castollo, de tendencia favorable al eje.
La pugna socialistas - comunistas por el control del movimiento obrero se manifestó otra vez en la reunión del Comité Central de la CGT en octubre de 1942. El Comité expulsó a un dirigente comunista de la construcción por haber escrito un artículo que criticaba a los socialistas, y también censuró el diario comunista "La Hora" por sus repetidos ataques a la CGT. 37
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos5/sinde/sinde.shtml#ixzz3o5aBn8eh |
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11. La CGT se divide
La formulación del nacionalismo liberal no pudo oscurecer las divisiones sectarias tan marcadas dentro del movimiento obrero, y la lucha continua hasta que la CGT se dividió formalmente en dos organizaciones. Pero, en si misma, la división de la CGT entre comunista y socialista no llegó a dividir el movimiento sindical, pues los socialistas lo controlaban con una mayoría apreciable en el Comité Central.
A su vez los socialistas se dividen: en un grupo estaba Doménech con la Unión Ferroviaria, otro Pérez Leiros de los municipales, 3ro Ángel Borlenghi de los empleados de comercio. Esto fue causado por rivalidades personales, y al resentimiento por el predominio de la Unión Ferroviaria en la CGT. La verdadera razón de esta división fue que Doménech quería convertir a la CGT en un partido Laborista o crear un Partido Laborista Independiente, para que cualquiera de ellos asumiera la tarea de unir a los elementos de mocráticos del país.
El grupo de Leiros-Borlenghi deseaba que el PS38 representara los intereses políticos del movimiento obrero y temí que el de Doménech convirtiera a la CGT en una organización política rival para reemplazar al PS. En la reunión del Comité Central de 1942 Doménech renunció a su cargo de secretario general aparentemente porque el comité había permitido que la Federación Gráfica Bonaerense continuara en la CGT, aunque estaba atrasada en el pago de sus cuotas, que de acuerdo a los estatutos de la CGT, prohibían de modo específico que una filial siguiera en el Comité Central si no tenía sus cuotas al día.
La verdadera escisión ocurrió en la reunión del Comité Central de marzo de 1943, cuando sus miembros debían elegir nuevas autoridades. Se presentaron dos listas: La lista N1 encabezada por Doménech y la lista N2 por Pérez Leiros, que recibió el apoyo de los comunistas y del grupo socialista contrario a Doménech.
Ganó la lista N1 ajustadamente por 23 votos a 22. 39
Como Doménech y Leiros pertenecían al PS, su comité ejecutivo intentó resolver el problema. Pero la división se produjo porque Doménech y sus seguidores eran más leales al movimiento obrero que al PS, en consecuencia era imposible arreglar el diferendo.
Por lo tanto la CGT se dividió en dos fracciones hostiles de fuerzas numéricas casi parejas.
La CGT N1 compuesta por los gremios cuya lealtad se refería al movimiento obrero, más la Unión Ferroviaria, Unión Tranviaria, y el sindicato de Cerveceros. La CGT N2, que incluía a los gremios cuya lealtad básica era para el PS o le comunista, la Fraternidad, los Empleados de Comercio, los Municipales, los Gráficos, los trabajadores del Estado y la FONC 40
En víspera de la era Perón la CGT se encontraba en posición ambigua. Contaba con 331.000 afiliados, sobre un total de 547.000 obreros sindicalizados en le pías. Por otro lado, estaba sindicalizado menos de un tercio de los trabajadores de la industria y cerca de la décima parte de todos los empleados en relación de dependencia. La mayoría se encontraba en BS. AS. Y Rosario.
El movimiento obrero organizado había elaborado un nacionalismo liberal para defender sus intereses, pero se hallaba dividido, y por cierto, no era un movimiento auténticamente representativo no nacional.
12. El movimiento obrero y el ascenso de Perón
Perón fue el primer dirigente importante en comprender el significado político potencial, a las aspiraciones frustradas de los trabajadores. Entre 1943 y 1946 utilizó con habilidad las ideas y los grupos del movimiento obrero como base para obtener el poder político.
Por un lado, socavó la influencia de los partidos Comunistas y Socialistas, afirmando que eran ajenos a la tradición argentina, y por le otro apoyó a quienes quería que el movimiento obrero debía constituir una fuerza política independiente, y estimuló el desarrollo del nacionalismo criollo entre los trabajadores migrantes del interior, cuyo número crecía rápidamente.
El resultado fue que Perón conquistó el poder político y durante el proceso, el movimiento obrero logró un nuevo status en la sociedad argentina.
Perón figuraba entre los coroneles y generales partidarios del eje, que participaron en el golpe del 4 de junio de 1943, para derrocar a Castillo, e impedir su reemplazo por Patrón Costa, de tendencia pro-aliada. Después de varios días de luchas políticas entre los militares y el general P. Ramirez surgió como presidente provisional.
Aunque pasajera, la reacción inicial de las organizaciones obreras fue favorable al Gobierno de Ramirez, pues cualquier gobierno debió ser mejor que el anterior. A mediados de julio, el Gobierno disolvió la CGT N2 porque era un "organismo extremista" y muchas de sus filiales con reservas se unieron a la CGT N1, hecho que agradó a sus dirigentes que durante julio y agosto continuó apoyando al Gobierno.
No cuestionaron el decreto sobre asociaciones profesionales, que establecía, una reglamentación oficial para las actividades de los gremios.
Pero, pronto fue evidente que el Gobierno de Ramirez era favorable al gremialismo.
En agosto la poderosa Unión Ferroviaria y la fraternidad fueron intervenidas y obligadas a retirarse de la CGT. En consecuencia Doménech renunció al cargo. El comité ejecutivo de la CGT trasladó los archivos y los fondos de la organización a los domicilios particulares de varios de sus integrantes y el mobiliario a la sede de la Unión Tranviaria.
Dejó de sesionar hasta que los restantes miembros del comité decidieran si la confederación debía continuar sus actividades o no.
Dichos miembros decidieron reestructurar el comité central de la CGT, a pesar de la ausencia forzosa de los miembros del riel, y antes de tres semanas eligieron un nuevo Comité Ejecutivo. Los dirigentes de la CGT criticaron entonces el decreto de asociaciones profesionales que muchos habían aceptado con anterioridad. Ahora subrayaban que la medida legal obligaba a los trabajadores a sindicalizarse, discriminaba en contra de los inmigrantes, y quitaba a ciertas personas la libertada de agremiación.
El Gobierno en esa época había comenzado una campaña ilógica contra el gremialismo en Tucumán, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Corrientes, que permitía a los patrones la libertad de explotar a los obreros.
Durante el mes de Octubre de 1943 aumentó la intranquilidad gremial igual que las huelgas. La respuesta oficial fue el arresto de docenas de dirigentes sindicales. En Diciembre, el Gobierno contrarió más a los dirigentes obreros liberales, al implantar la enseñanza religiosa católica en las escuelas públicas, al proscribir los partidos políticos y al establecer un rígido control sobre la prensa.
El Coronel Perón vigilaba muy de cerca el desarrollo de las relaciones entre los sindicatos y el Estado. Comprendió que el actual Gobierno no podría sobrevivir exclusivamente por la fuerza como en 1930.
Entendió que para prolongarse en el tiempo, debía contar con un amplio apoyo político del pueblo, y se decidió a emplear al movimiento obrero como la base de su respaldo, así Perón forjaba relaciones personales con algunos dirigentes.
El contacto ocurrió en julio de 1943, con Ángel Brolenghi y José Argaña, representantes de la fracción Pérez Leirós de la CGT. Aunque la CGT N2 fue intervenida pocas semanas más tarde, estos hombres siguieron en contacto con Perón.
Al grupo le sumaron J. A. Bramuglia, abogado de la Unión Ferroviaria, F. P. Capozzi de la fraternidad y otros.
De estas reuniones, Perón extrajo los deseos de los gremialistas que eran:
La libertad de agremiación en todo el país.
Un Ministerio de Trabajo eficaz.
Un sistema de jubilaciones y previsiones sociales.
El fin de la intervención oficial de los gremios 41
Perón deseoso de tenerlos de su lado, utilizó su influencia dentro del nuevo régimen para cumplir algunas de estas demandas.
En la huelga de los frigoríficos en Septiembre de1943, triunfó gracias a Perón, y los obreros firmaron su convenio Colectivo de Trabajo. Además Perón recorrió las calles de Berisso del brazo de Cipriano Reyes dirigente de estos trabajadores.
El 27 de Octubre de1943, el Gobierno de facto nombró a Perón Director del Departamento de Trabajo y Previsión Social, cargo en apariencia insignificante.
En un mes consiguió aumentar la importancia de su puesto, convirtiéndolo en una secretaria independiente, cuyo titular poseía el rango ministerial.
Perón si bien no terminó con la intervención de los gremios, cambió los inventores, así por ejemplo en el gremio ferroviario nombró al Coronel Mercante, hijo de maquinista, que tenía simpatía entre los dirigentes y los trabajadores y en Diciembre de 1943 Perón provocó la suspensión del decreto de Asociaciones Profesionales.
Perón comprendió que los dirigentes gremiales deseaban la ayuda oficial para obtener un nuevo status en la sociedad. En su discurso inaugural como Secretario de Trabajo, Perón dice: ...el Estado mantease alejado de la población trabajadora, no regularizaba las actividades sociales como era su deber, solo tomaba contacto... cuando el temor de ver turbado el orden aparente de la calle le obligaba a descender de la torre de marfil. Ahora el Gobierno debe fomentar una organización sindical, con una amor profundo a la patria y un respeto absoluto por la ley, y en el camino de la grandeza de la patria a de contar con el fervor y la adhesión de todos los hombres de trabajo que anhele el bien supremo del país.
Los dirigentes de la CGT quedaron encantados con Perón, estaba indicando un papel para el movimiento obrero, en el que ellos apenas habían soñado.
Para poder seguir con sus planteos Perón necesitaba obtener más poder y para ello debía escalar más puestos en el Gobierno, así en Febrero de 1944, al renunciar el general Ramirez, el general Farell lo reemplaza y lleva a Perón como vicepresidente en julio.
Como Ministro de Trabajo, Ministro de Guerra y Vicepresidente era el hombre más poderoso del régimen.
En unos de sus discursos Perón dice: ...que los jefes de la revolución habían dividido al país en dos grupos. Unos eran los hombres que trabajaban, otros, los hombres que viven de quienes trabajan. Nos hemos colocado abiertamente al lado de los hombres que trabajan... 42
Estimuló y colaboró en la sindicalización de los obreros azucareros del norte, los trabajadores vitivinícolas de Mendoza, los de la madera y otros.
Exigió el cumplimiento de las leyes existentes como lo que establecían vacaciones pagas, la protección contra despidos arbitrarios y la restricción de los monopolios. Hizo aprobar una legislación para crear Tribunales de Trabajo en todo el país, colaboró con los empleados de comercio para dar forma a un sistema de jubilaciones y con los ferroviarios mejorar la recaudación de fondos para una clínica, obtener aumentos de salarios y poner fin a la intervención oficial de los gremios.
Una acción estratégica de Perón fue nombrar a individuos de los gremios para ocupar cargos importantes en el Gobierno por ejemplo: nombró interventor nacional a J. A. Bramuglio, ex abogado de la fraternidad.
Perón para conquistar el apoyo político de los trabajadores, rechazó la influencia de los PS y P. Comunista, tratándolos de virus de la peor enfermedad de la masa obrera. 43
Su política existió en la medida que ganó el apoyo de la mayoría de los trabajadores liberales, si bien algunos liberales se identificaron con el PS y se oponían al Gobierno, pero cuando surgía un problema específico, la CGT seguía la orientación de Perón, y estos dirigentes parecían acercarse a algunos de sus programas.
El apoyo de la CGT a la industria nacional se vio favorecido al crear Perón el Banco de Crédito Industrial, la Secretaría de Industria y Comercio, tarifas protectoras para algunos artículos.
La CGT tradicional orientada al liberalismo, estuvo de acuerdo con esto. Otro ejemplo del cambio de sus ideas, fue cuando se declaró neutral en cuanto a la política exterior del país.
Para fines de 1944 la CGT y muchos de los principales gremios apoyaban a Perón y al Estado. Al mismo tiempo que ganaba simpatía de los sindicalistas y en particular de los liberales en la CGT N1, perón también buscaba también el apoyo de los trabajadores no agremiados del interior que constituían una masa muy importante, ya sea que hayan migrado a Buenos Aires o permanezcan en sus provincias.
Para lograra su simpatía los ayudó a organizar sindicatos para proteger sus intereses económicos, llegaron a considerarlo como una especie de nuevo Patrón, pero a la vez su jefe sindical, su gobierno y la encarnación de su Nación.
Ángel Perelman, secretario de la Unión Obrera Metalúrgica, fundada en 1943, enunció con claridad éste nacionalismo criollo o antiliberal. Sostenía que los partido socialistas y comunistas, junto con la CGT habían traicionado los intereses de los trabajadores y del país.
Quería saber por qué la CGT no sindicalizaba a los trabajadores criollos no calificados, que cubrían las vacantes en la nueva industria argentina. 44
Perelman indicaba que el país requería un partido laboralista y una Federación Obrera auténticamente nacionales, actuando de común acuerdo, debían tratar de incorporar al trabajador criollo, proteger la industria local y destruir el poder de la burguesía liberal, los terratenientes y los capitalistas extranjeros.
Si bien Perón había conquistado el apoyo de la mayoría de las organizaciones obreras hacia fines de 1944, el mismo no resultaba tan absoluto.
A mediados de 1945 con los preparativos para las elecciones nacionales, provocaron un aflojamiento de las restricciones oficiales sobre las actividades de los gremios y los partidos políticos. Como resultado surgió una considerable oposición sindical. Los socialistas de la CGT N2 (cada vez más aislados) rompieron con los dirigentes de la CGT existente, atacando a Perón y al Gobierno por subvenir el sistema democrático liberal.
Por un lado, había una minoría socialista y comunista convencidos de que sus partidos debían representar los intereses políticos del trabajador y que criticaban a Perón por su fascismo. A partir de 1945 se los llamó a éstos liberales.
Por el otro había una gran mayoría de sindicalistas y socialistas que otorgaban su lealtad primaria al movimiento obrero, que creían que los obreros necesitaban un partido político, nuevo e independiente para representar sus intereses, y que apoyaban a Perón. A éstos se los llamó "laboristas". 45
Los gremios liberales que se oponían a Perón eran: La Fraternidad, Los Obreros de Calzado, Los Textiles, una fracción de los Empleados de Comercio, y una fracción de la Unidad Tranviaria. Se nuclearon a mediados de 1945 para protestar contra la política oficial, las restricciones impuestas por el Gobierno al derecho de huelga, la intervención de los gremios, municipal y metalúrgicos, etc.
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A mediado de 1945, inseguro de la magnitud de la oposición sindical al Gobierno, intentó captarlas haciendo lugar a algunas de sus demandas: el 9 de junio fueron puestos en libertad los presos políticos de orientación democrática. El 7 de julio Farell anunció que en un futuro próximo se realizarían comicios presidenciales. El 6 de agosto el régimen levantó el estado de sitio que venía de 1941.
A pesar de estos esfuerzos, Perón no pudo satisfacer a sus críticos sindicales liberales, y decidió poner fin a la misma sin reparar en los métodos.
Frente a la oposición activa de los liberales y a la actitud expectante de muchos laboristas hacía el resultado final de la pugna, Perón se dispuso a asegurar su control sobre el movimiento obrero. A fines de febrero, forzó un cambio de dirigentes en la CGT reemplazando al secretario Alcides Montiel por él más "seguro" Silverio Pontieri, pocos días después reimplantó el estado de sitio. El 2 de Octubre se dictó un nuevo decreto de asociaciones profesionales, que autorizaba únicamente a los gremios con personería gremial, a negociar con el estado y la patronal.
Mientras Perón pretendía consolidar su poderío gremial se volvió más intensa la lucha, con el resto de la oposición. El 9 de Octubre la guarnición de Campo de Mayo se levanta y con el general Avalos al frente obliga a perón a renunciar a sus cargos.
Esto confundió tanto a las fuerzas favorables a Perón como a los opositores, sobre todo cuando el 10 de Octubre se permitió que Perón hablara a los trabajadores, ocasión en que este les recordó que había dejado firmado un decreto de aumento de salarios, y que esperaba haría efectivo el nuevo Gobierno.
Una vez alejado Perón del cargo, los empresarios se negaron a pagar el feriado del 12 de octubre.
La mayoría de los sindicalistas se unieron y se organizaron para su propia defensa. Se reunió una comisión de 5 laboristas formada por: el secretario general de la CGT Pontieri, A. Borlengui, A. Montiel, Luis Gay y N. Álvarez para decidir la mejor manera de conservar las conquistas logradas en los 2 últimos años. Los citados visitaron a Perón, el cual de acuerdo con Gay, no los ayudó mucho porque tenía miedo y no sabía que rumbo tomar.
El 14 de Octubre la CGT declara la huelga, y el día siguiente Cipriano Reyes, jefe de gremio de la carne (muy poderoso), exigió que la misma fuera llevada a cabo de inmediato.
El 16 de octubre sesionó el Comité Central de CGT. Los representantes de los gráficos y ferroviarios se negaron a la huelga, porque el general Avalos controlaba efectivamente el país, y había dado al movimiento obrero garantías de que se respetarían las conquistas de los 2 años anteriores. Los representantes de los gremios Industriales si querían la huelga porque no confiaban en el general Avalos. Ganó la huelga. 46
El 17 de Octubre, Eva Duarte, amiga de Perón, Cipriano Reyes, Coronel Domingo Marcante, Hilario Salvo, Luis Gay, Ángel Perelman y otros recorrieron la ciudad y sus alrededores incitando a los trabajadores, cualquiera fuese su ideología, a reunirse en la Plaza de Mayo antes de la huelga general. 47
Respondieron una multitud de unas 100.000 personas. Por la tarde una comisión laborista entrevistó a Ferrell, consiguió que pusieran en libertad a Perón, y se le permitiera hablar de los balcones de la Casa Rosada. Al hacer esto la multitud quedó convencida que había vuelto a su puesto en el poder, y que se protegerían todas sus conquistas.
El 17 de Octubre fue importante porque los obreros fueron consistentes de su propio poder político. También permitió a Perón consolidar y reafirmar el control sobre sus partidarios militares y sindicales.
Los militares enfrentados con la alternativa entre al guerra civil o Perón y su programa social y económico eligieron a este último.
Los dirigentes laboristas de la CGT, enfrentados con la alternativa de los métodos a veces no democráticos de Perón, junto a su programa social y económico, también eligieron a Perón.
Los sucesos del 17 de Octubre de 1945 consolidaron la nueva distribución de fuerzas en la estructura del poder sindical. Los dirigentes laboristas se unieron a los trabajadores antiliberales, para controlar en forma casi absoluta el movimiento obrero: y los liberales, que no participaron en las manifestaciones quedaron con un pequeño grupo de simpatizantes pero sin ninguna influencia.
Finalmente, el 17 de Octubre fue importante porque consagró el título de "descamisados", a las masas que apoyaron a Perón. El término había sido empleado por las clases altas para indicar su repugnancia por las masas, pero después de esta fecha, estas aceptaron de buen grado la denominación para indicar de buen grado su orgullo de trabajador pobre pero esforzado, representantes de la Nueva Nación.
Poco después del 17 de Octubre, los dirigentes laboristas de la CGT, conociendo el triunfo del Partido Laborista Británico, fundaron el Partido Laborista Argentino. Eligieron a Luis Gay y Cipriano reyes como presidente y vicepresidente de la agrupación.
Ambos se habían ganado el respeto de los sectores laboristas y antiliberales del movimiento, habían apoyado a Perón desde el comienzo. Además Gay había abogado durante años por la formación de este tipo de partido laborista independiente y no sectario.
El 15 de enero de 1946, el Partido Laborista designó libremente a Perón como su candidato, para las elecciones de Febrero, en razón que había hecho más por el movimiento obrero, que cualquier otra persona.
En la campaña política Perón fue beneficiado principalmente por la poca fuerza y unidad de la oposición. La misma pretendía desacreditarlo, llamándolo fascista. Pero él vinculó hábilmente esta oposición con los elementos europeizantes y conservadores de la argentina, así buscó socavar cualquier influencia que pudieran haber obtenido aun en los trabajadores.
En Noviembre de 1945, los socialistas y comunistas, junto con sus partidarios de los gremios, se habían unido a los radicales y ciertos conservadores, para construir la Unión Democrática Antiperonista.
Perón solo tubo que eludir este hecho para convencer a muchos trabajadores de que los partidos obreros tradicionales se encontraban aliados con elementos reaccionarios tratando de derrocar al régimen de la revolución social. Los dirigentes laboristas de la CGT criticaban a ambos partidos por apoyar a la oligarquía.
El principio de la campaña se centró en el decreto Nº. 33.302 del 20 de Diciembre de 1945, que disponía de aumentos de sueldos para la mayoría de los trabajadores y un mes adicional de sueldo como aguinaldo.
Los empresarios reaccionaron con rapidez y en forma decisiva ante la situación. La Unión Industrial Argentina, declaró que el aguinaldo era inconstitucional y que financieramente era imposible para los empresarios. Los mismos para hacer sentir con más fuerza sus protestas, cerraron sus talleres y fábricas por tres días. 48
De inmediato la CGT cursó una nota al presidente Ferrell expresando que por ningún concepto los trabajadores permitirían que se violará el decreto.
En el momento crítico de esta polémica, la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad del decreto que autoriza al secretario de trabajo a designar delegados provisionales y territoriales, con facultad de aplicar multas a quienes no cumplieran la Legislación Laboral.
Buena parte de los gremialistas temía el severo deterioro de la conquista de los últimos años, si los empleadores podían desobedecer ahora con impunidad los Decretos de la Secretaría de Trabajo.
Mucha gente pensaba que la única forma de proteger sus intereses era elegir a Perón como presidente.
Una vez en la presidencia Perón dejó ver su verdadera personalidad omnipotente y de dictador. Cuando no pudo controlar a los gremios laboristas, los desacreditó como antes había hecho con los liberales, y a reemplazarlos por antiliberales adictos a su persona, cuyo nacionalismo criollo coincidía con sus propias ideas.
A pesar de esto, Perón prosiguió la revolución social y económica que había iniciado dos años antes, para consolidar la lealtad de los trabajadores. Esta revolución que atraía por igual a laboristas y antiliberales, mejoró en verdad durante este período los salarios totales y la posición de los obreros, pero también los hizo depender económicamente del Estado y de Perón.
Por primera vez en el país, los obreros o sus asesore ocuparon ciertas carteras importantes. Ángel Borlenghi, secretario general de los Empleados de Comercio, se convirtió en Ministro de Interior, Juan A. Bramuglia, ex abogado de la Unión Ferroviaria, fue Ministro de Relaciones Exteriores, José M. Freire, ex dirigente de los trabajadores del vidrio, se desempeño como secretario de los trabajadores y luego alcanzó rango ministerial.
Mientras Perón llevaba a cabo su revolución, destruía la vez al poder de los dirigentes sindicales democráticos y las organizaciones gremiales autónomas, ya que eran independientes de su persona y del Gobierno (lo cual le causaba temor), y ofrecían un gran obstáculo para su control sobre el movimiento obrero. Su destrucción la llevaba a cabo a través de su demagogia, haciendo ver que cada problema era una cuestión de lealtad nacional. En casos concretos, asociaba a los dirigentes democráticos con fines foráneos consideraba a las huelgas desautorizadas, como actos de traición.
El nuevo partido laborista, fue le primer objetivo de Perón. Si bien sus dirigentes lo apoyaban, pero pretendía conservar su independencia e insistía en un Gobierno democrático para el país.
En mayo de 1946 anunció que disolvería coalición electoral para reemplazarla por el partido Único de la Revolución Nacional.
Los laboristas entendieron que permitiría la existencia de ningún partido obrero independiente. Gay renunció, y solo quedó en oposición a Perón Cipriano reyes, que fue elegido presidente del partido. 49
El 4 de julio de 1947, se intentó asignar a Cipriano Reyes, y el 30 de enero de 1948, el Gobierno retiró la personería jurídica al partido, impidiendo su participación en los comicios de marzo. Los pocos dirigentes que quedaron no tardaron en ser arrestados o exiliados.
El 24 de Septiembre de 1948, el presidente anunció que se había perpetrado un atentado contra su persona. Acusó a Cipriano Reyes y a otros dirigente laboristas, los cuales fueron arrestados ( los que no pudieron exiliarse), a reyes se lo encarceló sin ordenarse su procesamiento y permaneció allí hasta la caída de Perón.
El resultado fue que a fines de 1948, desaparecía la única organización política que quedaba en el campo sindical.
Al mismo tiempo Perón trató de establecer su control absoluto sobre la CGT.
En Noviembre de 1946, Luis Gay, volvió a derrotar al candidato apoyado por Perón (Ángel Borlenghi) en una elección, esta vez la de secretario general de la CGT.
Gay preocupaba al primer mandatario porque era un nacionalista liberal, popular entre los obreros, incorruptible e Independiente. Era presidente de la Caja Nacional de Ahorro Postal, vicepresidente de la empresa mixta Telefónica Argentina y secretario general de la CGT, pero solo percibía sueldo por su primer trabajo. Había llegado a carecer de intereses personales y repudiar la ambición.
Como nuevo secretario general habló con Perón para decirle que la confederación debía ser independiente del Gobierno, y que sus esfuerzos se dedicarían a tal fin.
Esto molestó bastante a la presidente, así que tenía que buscar la forma de destruirlo, ya que era muy difícil atacar su popularidad e integridad.
La ocasión se presentó cuando gremialistas norteamericanos visitaron la Argentina, los cuales fueron agasajados en la CGT.
Poco después, esa misma noche, se reunió el Comité Ejecutivo de la CGT a solicitud de Perón, y destituyó a gay de su cargo por "colaborar" con los críticos extranjeros del régimen. Deseaba hacer creer a los trabajadores que era apoyado por los norteamericanos, que habían venido a su país y a los trabajadores al imperialismo yanqui, en consecuencia tuvo que ser reemplazado.
En su informe los gremialistas norteamericanos dijeron lo siguiente: ...que si bien el Estado había adoptado muy pocas acciones para suprimir las libertades públicas, una atmósfera de temor perturbaba el ejercicio de las mismas, aprovechando la situación económica favorable del país, la cual había permito establecer reformas sociales y económicas reclamadas desde mucho tiempo atrás, las cuales las empleaba con propósitos políticos. Los grupos pequeños e independientes de sindicatos opositores, la CGT, no tenía, libertad para elegir sus propias autoridades, para participar en convenios colectivos privados con la patronal, o para administrar sus asuntos internos. 50
Aurelio Fernández, fiel protagonista que sustituyó a Gay, desarrolló una activa campaña para terminar con los últimos vestigios de independencia en la CGT. Pretendiendo aparecer tan fervoroso y desinteresado como su antecesor, se negó a percibir sueldo por este último cargo.
Mayores consecuencias tubo otras de sus medidas: amplió la información del periódico de la CGT, aumentó su circulación de 10.000 ejemplares a 45.000 y lo convirtió en una hoja de propaganda oficial, disminuyendo el contenido de gremial y aumentando su contenido político. 51
El primero de marzo de 1947 apareció el primer retrato a toda página de Perón y Evita.
Hernández había servido bien a su poderoso mentor, para fines de 1947, Perón había obtenido el control de la CGT y destruido su independencia. Pero hasta el leal Fernández tenía sus días contados como dirigente de la CGT a causa de una deferencia de opinión con Eva, fue reemplazado al poco tiempo por José Espejo. Su principal antecedente para el cargo consistía en haber sido portero del edificio donde Eva y Perón ocuparon en 1944. cumplía ordenes y no molestaba al presidente y su esposa.
El tercer blanco de Perón fueron los gremios individuales. Esta fue su tarea más difícil, existían tantos sindicatos en el país que no era posible una campaña centralizada o uniforme. Su técnica para controlarlos varió con cada organización. La continua revolución social y económica ganó adherentes, pero no consiguió la obediencia absoluta. En consecuencia Perón sobornó a algunos dirigentes gremiales, ofreció puestos oficiales a otros, intimidó a algunos más y encarceló o exilió a unos pocos, también denegó personería gremial a ciertos sindicatos recalcitrantes, como los textiles y los obreros de calzado. 52
Entre otros un ejemplo de lo anterior los vemos a través de los gráficos. En 1947 van a alecciones, si bien los comicios fueron técnicamente libres, no así las campañas que recibieron dinero del Gobierno para el candidato peronista, que ganó. Pese a esto los gráficos conservaron su independencia, y Perón recurrió una vez más a la intervención. En febrero de 1949 fueron a la huelga por un aumento de salarios, el movimiento fue declarado ilegal y el gremio fue intervenido CGT. Para justificar la medida, las nuevas autoridades dijeron, que lo hacían para "argentinizar" la organización del sindicato contaminado por influencias extrañas a la Patria.53
También para destruir la independencia de los sindicatos limitó el derecho de huelga; para explicar esto dijo que constituían actos de traición y que quiénes lo dirigían eran traidores de la patria.
Entre los derechos de los trabajadores anunciados el 24 de febrero de 1947 y luego incorporados a la constitución, Perón no incluyó el de huelga. Sostenía que ya no eran necesarias en la Argentina, porque el Estado protegía los intereses de los trabajadores. Además tal opción podía desbaratar la economía y perjudicar el interés nacional.54
Quien declaraba una huelga no autorizada era atacado como un comunista o un socialista que cooperaba con los intereses foráneos.
En noviembre de 1949 los obreros azucareros de Tucumán fueron a la huelga, en demanda de aumento salarial, sin contar con la autorización oficial. Se la declaró ilegal y sus dirigentes fueron arrestados, pero la única forma de que el Gobierno pudo resolver el problema fue concediendo un aumento del 60%.
La huelga ferroviaria de fines de 1950 y principios de 1951, se manejaron de la misma manera, los trabajadores exigían aumento de salarios y dirigentes sindicales más capaces, Perón los atacó como traidores al servicio de intereses foráneos.
A principios de 1951, la CGT cursó nota a todos los sindicatos solicitando la designación de 4 delegados, para coordinar los esfuerzos obreros en pro de reelección de Perón. La Fraternidad se negó a esto, señalando que sus estatutos le prohibían todo tipo de participación política. Después de una serie de notas y críticas violentas procedentes de la CGT y Eva Perón. La Fraternidad resultó intervenida porque "no consulta ni refleja el pensamiento y la voluntad legitima de los trabajadores de riel". Este acto puso fin repentino a la independencia de la ultima organización gremial libre de la Argentina.55
Durante los 6 años de su primera presidencia , Perón destruyo el Partido
Laborista y dominó la CGT los sindicatos individuales en el movimiento obrero.
Entre 1946 y 1951 la cantidad de reuniones sindicales por año, realizadas en la zonas de Buenos Aires, bajo de 759.497 a 169.676 lo cual refleja la creciente inutilidad de esas expresiones de democracia gremial. Hacia1951 no había sindicatos independientes de Gobierno, y en todos los casos sus dirigentes eran antiliberales cuya lealtad primaria se brindaba a Perón.56
La destrucción de los liberales y los laboristas creó un vacío a nivel dirigente en el movimiento obrero que se expandía
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13. La oposición sindical a Perón
La oposición se desarrollo cuando ciertos dirigentes y trabajadores empezaron a comprender que no siempre eran idénticos los intereses del movimiento obrero, de la nación y de Perón, como este le había asegurado en repetidas ocasiones
Los dirigentes liberales, los laboristas y hasta antiliberales protestaron en varios tonos las renovadas restricciones a la actividad sindical, e intentaron justificar, si éxito sus protestas en los términos de nacionalismo. Los liberales fueron los primeros en oponerse al régimen. Rompieron con Perón en septiembre de 1945, cuando la Fraternidad, los obreros del calzado y los textiles se retiraron de la CGT.57 Dirigidos por Candiso Gregorio de los textiles, y Alfredo Findanza, del gremio de calzado, se unieron poco después de la elección de Perón para construir el Comité Obrero Argentino de Sindicatos Independientes ( COASI ). Este no tenía peso y tampoco era muy eficaz pero conseguía irritar al régimen. Por ejemplo, en 1949 un representante de COASI en lugar de uno de la CGT, fue admitida la reunión organizativa de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres, ya que los miembros de la CGT no eran independientes del Gobierno. Poco después Perón los obligó a exiliarse en Montevideo a los integrantes de la COASI.
En la Argentina la oposición sindical más importante en el campo liberal procedía de los dirigentes de La Fraternidad, el prestigioso sindicato de maquinistas y foguistas. La Fraternidad apoyó en buena parte la revolución social y económica de Perón. Recibió con gran beneplácito los derechos de los trabajadores, la nacionalización de los ferrocarriles, la reafirmación oficial de la soberanía argentina sobre las Malvinas y la Antártida, y los numerosos aumentos de salarios. Sin embargo, el apoyo sindical al Gobierno era limitado, porque el gremio no deseaba entregar su independencia a cambio de los beneficios de la revolución, sus dirigentes creían que, si se sacrificaba la independencia del movimiento obrero, no podían conquistarse beneficios permanentes, ni ocurrir una verdadera revolución.
Los ferroviarios emplearon el nacionalismo liberal para auspiciar un Sindicalismo independiente y apolítico. Exigieron la derogación de todas las leyes que restringían el derecho de huelga, la Ley de Residencia, y denunciaron las intervenciones a los sindicatos.
Dentro del gremio los liberales exigían la reimplantación de la enseñanza laica para asegurar la imparcialidad y la libertad de la educación pública. Además exigían la libertad de prensa, ya que era la exteriorización más elocuente de la democracia.58
La oposición pragmática de los trabajadores fue bastante amplia después de 1948, y en cierta medida pero sólo duró mientras el Estado se negaba a acceder sus demandas. El Gobierno podía detener a un puñado de dirigentes y llamarlos traidores a la patria pero no podía detener a miles de obreros que se hallaban en huelga reclamando aumento de sueldo, y afirmar que todos ello eran traidores. En consecuencia, echaba la culpa de muchas de las huelgas a los "agitadores foráneos", arrestaba a unos pocos socialistas y comunistas para demostrar sus acusaciones y, cuando la huelga terminaba, concedían a los obreros la mayoría de las demandas por las cuales había dejado sus ocupaciones.
14. La década del 50
En 1950 el Gobierno dio comienzo a una nueva política salarial, que obligaba a los gremios más importantes a firmar un convenio por 2 años, en lugar de 1, pero en la mayoría de los casos la inflación forzó a Perón a conceder aumentos de sueldos antes del vencimiento de dichos convenios.
Con la intención de hacer todo lo posible para detener la inflación, el Gobierno elaboró una fórmula con los patrones, por la cual éstos concederían a sus obreros una bonificación por asistencia y rendimiento o mayor producción, en lugar de un aumento salarial.59
En 1951 después de la reelección de Perón, al sentirse fuerte ayudó a la Constitución de la Confederación General Económica ( CGE ) para representar los intereses de los empresarios, y solicitó a la CGE, a la CGT y al Consejo Económico Nacional, la estabilización de los precios y salarios.60
Como era de prever, la denominada CGT apoyó la campaña antinflacionaria oficial.
Para 1954, los dirigentes instaban a que los obreros tuvieses un nuevo tipo de moderación. Explicaban que los sindicatos no solo debían garantizar la unidad y las disciplinas colectivas, sino asegurar que los trabajadores, " que han recibido la justicia social lógica y necesaria, no se extralimiten en sus demandas más allá de lo razonablemente justo", y debían comprender que los convenios colectivos tienen la intención de proteger a ambas partes.61
La nueva política económica no alcanzó a lograr sus objetivos, pero sin embargo hizo que buena parte del movimiento obrero organizado cuestionara que tipos de intereses representaban el Gobierno y Perón.
Los ataques de Perón a la Iglesia católica en 1954 y 1955, ofendieron en apariencia a muchos integrantes del sector antiliberal en el movimiento obrero, pocos trabajadores eran católicos practicantes, no obstante como la Iglesia había ejercido considerable influencia entre los peones rurales, y había sido una de las escasas organizaciones conocidas y amistosas que los migrantes internos encontraron en la ciudad.
La posterior actividad oficial en el campo de la previsión social, y su pretensión de reemplazar la enseñanza religiosa por la del peronismo, llevaron a una relación poco cordial con la Iglesia.62
En Febrero de 1952 se reunieron en asunción de Paraguay 133 delegados en representación de 19 países, bajo el patrocinio de Perón, para construir el Comité de la Unidad Sindical Latinoamericana ( CUSL ). El propósito de este era luchar contra la miseria, la explotación y el colonialismo en América Latina de toda influencia foránea.63
En los meses posteriores a la formación del CUSL, los dirigentes antiliberales de la CGT expresaron sus objetivos con más detalles. En la Confederación de Trabajadores de América Latina ( CTLA ), La Confederación Interamericana de Trabajadores ( CIT ) y la Organización Interamericana de Trabajadores ( ORIT ), no habían podido satisfacer las necesidades de los trabajadores de América por carecer de autonomía desde el momento de su fundación. Habían sido dominados por los comunistas o por el movimiento sindical norteamericano, siempre complaciente con Wall Street. Los dirigentes de la CGT afirmaban que la CUSL sería diferente pues, en el campo del Sindicalismo internacional, adoptaría la Tercera Posición de Perón entre el colectivismo y el capitalismo.64
En noviembre de 1952, los integrantes del CUSL se reunieron en México para ampliar la organización, hacerla más atractiva y cambiar su nombre por el de Agrupación de Trabajadores Latino Americanos Sindicalizados ( ATLAS ). ATLAS fue la criatura de la CGT argentina y de Perón durante el régimen de éste. Su primer secretario fue José Espejo, ex secretario de la CGT. Perón y el movimiento obrero argentino suministraron la inmensa mayoría de fondos para el funcionamiento de la organización.
ATLAS tuvo más éxito en las naciones con regímenes dictatoriales, aunque también progresó en algunas otras.65
Muchos dictaron vieron con buenos ojos a esta organización porque les resultaba útil. Pese al apoyo de éstos y a la creación de filiales en diversos países, ATLAS nunca resultó una organización internacional poderosa y representativa.66 Nunca fue rival para la ORIT.
ATLAS se redujo a la nada después de la caída de Perón.
A partir de 1953 comienza una lucha en el país, donde los verdaderos dirigentes sindicales, aquellos que conocían su trabajo, ( los que fueron desplazados del mismo por Perón para colocar gente que siendo incapaz para su puesto ya que su función era simplemente de vocero del presidente ). Comenzaron a hacer una campaña en contra del mismo. Por un lado los gremios ferroviarios, por otro los metalúrgicos a través de sus ex dirigentes y sumando a ellos los obreros que veían que los dirigentes actuales no respondían a sus reclamos, y que trataban de dominarlos por la fuerza a través de amenazas con armas de fuego.67
Entre el 16 de junio y el 16 de septiembre de 1955, volvieron todos los conflictos desarrollados durante la segunda presidencia de Perón. La sublevación militar del 16 de junio no llegó a derrocar al Gobierno, pero aterrorizó lo suficiente a Perón como para permitir que el ejército redujera todavía más la influencia y el poder sindical. Los militares se apoderaron de los restos de un arsenal de 5000 rifles y revólveres que conservaba la CGT.68
El periódico de la CGT publicó un editorial instando a los trabajadores a respetar las leyes en beneficio del Sindicalismo y la Nación. Ángel Borlenghi y Eduardo Vuletich ( desde la muerte de Eva los principales agitadores del movimiento obrero ) renunciaron a sus cargos respectivos de Ministro de lnterior y Secretario de la CGT, y el 15 de julio Perón anunció el fin de la revolución.
También se intensificó el conflicto entre el Estado y la Iglesia. En esta coyuntura comenzó su ataque al régimen la oposición no peronista. Concentración Obrera, un minúsculo partido de izquierda, protestó públicamente por la falta de libertad en este país. El PS exigió la eliminación del peronismo, Los escasos restos de la FORA anarquista, pidieron la independencia y la libertad gremial ,además de la libertad de huelga, de asociación y de palabra.
Una declaración dada a conocer por 56 ex dirigentes gremiales de orientación gremial y laborista constituyó, quizás, el ataque más perjudicial a régimen procedente de la clase obrera. Entre otras cosas el documento decía: "Uno de los factores fundamentales de la actual crisis nacional es la pérdida de la autonomía del movimiento obrero y la anulación de los derechos individuales de sus integrantes... Necesitan para ello de organizaciones cuyo período no debe medirse por el enriquecimiento y la fastuosidad de sus dirigentes, sino por su austeridad, abnegación y ascendiente moral: para que sean ante los gobiernos y la clase patronal representantes de los trabajadores y no agentes gubernamentales ante los trabajadores".69
A medida que aumentaba la oposición dentro y fuera del movimiento obrero Perón intentó defender su posición. La CGT comenzó a publicar editoriales incendiarias combatiendo toda oposición al régimen, y también desató una intensa campaña para volver a identificar a Perón con su difunta esposa. Como prefacio a los cuidadosa puesta escena del espectáculo, dio a conocer su renuncia.
La CGT y el partido peronista, de acuerdo con el libreto, rechazaron la renuncia, y para evocar un paralelo completo con el 17 de octubre de 1945, se llevó en trenes y ómnibus a los trabajadores para una gran concentración en la Plaza de Mayo. A "pedido" de la muchedumbre mucho más reducida, y considerablemente menos entusiasta que 10 años atrás, Perón retiró su renuncia y pronunció el discurso más incendiario de su vida. Entre otras cosas dijo: "Con nuestra tolerancia exagerada nos hemos ganado el derecho de reprimirlos violentamente... Y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de ellos... El dilema es bien claro: o luchamos y vencemos para consolidara las conquistas alcanzadas, o la oligarquía las va a destrozar al final...Hoy comienza para todos nosotros una nueva vigilia en armas".
Poco después de esta arenga se reunió al Comité Central de la CGT, y aprobó una moción propuesta por el secretario general Hugo Di Pietro para colocar las reservas voluntarias de trabajadores a disposición del ejército.
El ejército, inquieto, desde tiempo atrás por la perspectiva de milicias obreras, rechazó la oferta.
El 16 de septiembre de 1955 el General Eduardo Leonardi inició la Revolución libertadora que derrocaría a Perón.70 La razón de esto fue que el movimiento obrero hizo muy poco para defenderlo, y si bien el secretario general Di Pietro habló por radio para pedir a los trabajadores que lucharan por Perón, pero sólo respondieron al llamado del dirigente grupos aislados en Buenos Aires, Rosario y unas pocas ciudades más. Esto se debió a que no había dirigentes capaces de suministrar una conducción eficaz de las masas. Los desacreditados lugartenientes de Perón ocupaban las sedes sindicales, pero los trabajadores no los seguían.
15. Después de la caída de Perón.
El problema más difícil enfrentado por los jefes de la Revolución libertadora fue el destino de la CGT.
Los dirigentes militantes de las facciones antiliberales y liberales, concordaban en poner fin a la influencia de Perón en el movimiento obrero, pero diferían en la forma de lograrlo. Los antiliberales querían apartar a los obreros de Perón prosiguiendo, bajo su propia dirección, buena parte de la revolución social y económica. Los liberales sentían la necesidad de eliminar del movimiento obrero a quiénes de algún modo estuvieron estrechamente vinculados con el peronismo.
El General Leonardi, presidente provisional desde mediados de septiembre de 1955, intentó la neutralidad en el conflicto desatado entre los dos grupos militantes, utilizando el lema de Urquiza "Ni vencedores ni vencidos". Leonardi sabía que le apoyo de la CGT era esencial si se pretendía entregar al Gobierno a los civiles en un futuro próximo.71
Tanto el Sindicalismo como los militares se encontraban divididos.72 Dentro del Sindicalismo estaban los peronistas que controlaban la mayoría de los gremios y representaban a un 70% de los trabajadores. Dentro de este sector existía un pequeño grupo de importantes gremialistas que insistían en el regreso de Perón.
Otro grupo de dirigentes peronistas más jóvenes y menos influyentes, contando con al aparente apoyo de una gran mayoría de los obreros, se hallaban más dispuestos a negociar con el Gobierno para proteger las conquistas laborales de los últimos 12 años.
Un distinto grupo fundamental dentro del movimiento obrero eran los "independientes", incluían a todo tipo de antiperonistas, socialistas, comunistas, radicales y algunos ex miembros del Partido Laborista.
El General Leonardi, tendió a ignorar a los independientes , atacó a los peronistas intransigentes y pretendió ganarse a la generación moderada de jóvenes peronistas.
El problema que preocupaba a los obreros era saber si se conservarían las conquistas de los últimos 12 años, quién iba a controlar la CGT, los sindicatos individuales y los diarios obreros.
El 25 de septiembre Leonardi inició una campaña para conseguir el apoyo de la CGT, conferenciando con su secretario el General Di Pietro, como resultado de la reunión, el Estado se comprometió a aceptar toda la legislación social y los convenios colectivos de trabajo, a respetar los derechos de la CGT y sus filiales, a prohibir cualquier medida legal contraria al organismo gremial y a permitir que la CGT continuara publicando el diario La Prensa.73
Al día siguiente nombró ministro de trabajo a Luis B. Cerrutti Costa, un abogado laboral nacionalista y católico, que había apoyado a Perón en los primeros años de su régimen.
Sin embargo, en el plazo de una semana, estalló la primera de las dos crisis más importantes entres los obreros y el Gobierno. Para empezar la administración dio comienzo a una campaña para desacreditar a Perón, a separarlo de la revolución social y económica de los trabajadores.
Por otro lado los trabajadores peronistas se preocuparon más por los grupos armados de independientes que tomaron por la fuerza muchas sedes sindicales, inclusive la de la Unión Ferroviaria. El 3 de octubre los dirigentes de la CGT reclamaron al Gobierno por tales agresiones y el ministro de Trabajo Cerrutti Costa les aseguró que Leonardi quería cumplir su promesa.
No obstante, esa misma tarde el Comité Ejecutivo de la CGT redactó una carta a Leonardi condenando los ataques violentos a los sindicatos, y exigiendo protección contra futuros asaltos. La misma aseguraba que los dirigentes convocarían de inmediato a las elecciones libres, y declararían una admistía para que participaran en los comicios todos los trabajadores, sin tener en cuenta sus afiliaciones ideológicas. También solicitaban al Gobierno los fondos para financiar esas elecciones. Leonardi se entrevistó con el Comité Ejecutivo de la CGT, recivió su carta y volvió a asegurar a los dirigentes que protegería los intereses obreros.74
Durante los siguientes días se desató una importante rebelión peronista en las bases, que condujo a la exclusión de la generación más vieja de dirigentes peronistas intransigentes. Era evidente que los trabajadores ya no querían tolerar a sus jefes tradicionales, corruptos y serviles. El resultado fue que, el 5 de octubre dos peronistas jóvenes, Andrés Framini del gremio textil, y Luis Natalini de Luz y Fuerza sustituyeron a Di Pietro y su comité ejecutivo como dirigentes de la CGT.
Este cambio al más alto nivel, que llevó al poder a los elementos peronistas moderados que el régimen consideraba capaces de colaborar con él, significó un triunfo para Leonardi. En consecuencia, el Ministro de Trabajo se apresuró a reconocer a los nuevos dirigentes, y en seguida formalizó con ellos un acuerdo para fortalecerlos en su posición, con fecha 6 de octubre de 1955.
Según lo establecido, todas las filiales de la CGT llamarían a elecciones dentro de los 120 días, se dispondría una amnistía general para que los trabajadores pudieran participar en los comicios. Las autoridades a elegirse designarían representantes al Comité Central de la CGT que a su vez debería elegir al Comité Ejecutivo y al Secretario de la Confederación; y el Ministro de Trabajo supervisaría las elecciones a la vez que protegería a todos loa gremios de nuevos ataques armados por parte de grupos opositores.75
Una vez conseguido este acuerdo, el Gobierno intervino en varios sindicatos que habían sido ocupados por los independientes de modo violento ( incluyendo los sindicatos ferroviarios, de la carne, telefónicos y marítimos ) para devolverlos a sus dirigentes peronistas.
Pero esta tranquilidad duró poco, dado que el Gobierno volvió con sus pruebas para desacreditar a Perón y a Eva Perón. El mismo llamó a peronistas de todo el mundo para que examinen las joyas, pieles y vestidos que coleccionaba la señora, a la cual llamaban abanderada de los pobres, o como a ella le gustaba decir que era una descamisada más, y aparte acusó al peronismo de fraudes electorales.
Por otro lado, los elementos antiperonostas volvieron a atacar a varias sedes gremiales, y expulsaron a los interventores de la CGT.76
Los nuevos dirigentes de la CGT, deseoso de colaborar con el Gobierno, respondieron al principio con moderación, pero la crisis creció rápidamente.
El 19 de octubre se reunió un grupo de dirigentes gremiales independientes y dio a publicidad una declaración que criticaba a los peronistas y también al ministro de trabajo. Los independientes sostenían que Cerrutti Costa no interpretaba los principios democráticos de la Revolución Libertadora, denunciaban las acciones comprometedoras del funcionario en especial su plan de celebrar elecciones dentro de 120 días, y exigían el cumplimiento de los auténticos objetivos de la revolución.77
En las semanas siguientes continuaron los asaltos a los gremios, mientras el Gobierno poco hacía para evitarlos, ya que se hallaba atrapado por las luchas entre las dos facciones militares y los dos grupos sindicales. De acuerdo con la CGT, 14 gremios habían sido ocupados por la fuerza. El 26 de octubre, Framini y Natalini, más unos 300 funcionarios sindicales, solicitaron y consiguieron una entrevista con Cerrutti Costa dónde insistieron otra vez en sus reivindicaciones.
Como vocero del grupo, Framini recalcó que la CGT deseaba colaborar con el Gobierno provisional, y no pagar obligaciones políticas, tal como habían acusado ciertos independientes.
Al día siguiente el Gobierno dio a conocer el Gobierno de Prebisch.
Los nacionalistas criollos de la CGT recibieron con mucho desagrado este informe, que además de criticar a Perón y su época, las soluciones de los economistas indicaban el deseo oficial de volver a la tradicional economía exportadora del laisser faire, que los obreros temían que iban a subordinar sus intereses a los de la oligarquía terrateniente.
La CGT afirmaba que dicho plan, tendía a perjudicar a la clase trabajadora, ya que se iba a devaluar el peso, aumentar el costo de vida y promover el enriquecimiento de los menos a expensas de las miserias de los demás.
Las tensiones eran elevadas cuando el Ministro de Trabajo respondió el 28 de octubre a las demandas presentadas por la CGT dos días antes. La posición oficial tomó cuerpo en un decreto que disponía elecciones en los gremios. El decreto suspendía a todos los funcionarios de la CGT y sus filiales; autorizaba al Ministro de Trabajo a designar tres veedores por cada sindicato para garantizar la calma, asegurar el libre acceso de todos a la organización e insertarlos a participar en los comicios; establecía una comisión electoral para llevar a cabo las elecciones integradas por funcionarios públicos; permitía que votasen los afiliados de 18 años o más, disponía el voto directo, secreto y obligatorio; que permitía que cualquier grupo presentara candidatos, siempre que contara con las firmas del 5% de los afiliados al sindicato y recalcaba que las elecciones se llevarían a cabo dentro de los 120 días.78
Los dirigentes de la CGT se irritaron porque el Gobierno no los había consultado con anterioridad sobre el decreto, y porque fueron desplazados del control que ejercían sobre la Confederación y los gremios individuales, Framini y Natalini y los secretarios generales de los principales sindicatos peronistas, llamaron a reunión y redactaron 3 resoluciones:
a) Establecía el nombramiento de una comisión de 6 miembros para que se reuniera con los dirigentes de la CGT a fin de considerar la forma en que debían responder al nuevo decreto del régimen.
b) La resolución declaraba una huelga general, si los dirigentes gremiales no conseguían obtener garantías adecuadas por parte del Gobierno.
La comisión especial se entrevistó varias veces con Cerrutti Costa, pero sin llegar a ningún acuerdo. Se declara huelga genera el 31 de octubre.
Leonardi temiendo las consecuencias políticas de una continua agitación gremial, se encargó personalmente de las negociaciones, y el 2 de noviembre llegó a un acuerdo con los dirigentes obreros. Framini y Natilini no serían removidos de la CGT, y los interventores designados por la central obrera seguirían al frente de los sindicatos que no habían sido asaltados, hasta la fecha de las elecciones. Los gremios asaltados serían intervenidos por el Ministerio de Trabajo y sus asuntos quedarían en manos de una comisión conjunta con representantes peronistas e independientes. Y, finalmente se pondría en libertad a todos los trabajadores detenidos por razones políticas.
El acuerdo con el Gobierno fue bien recibido por la mayoría de los obreros, pero dividió más a las dos facciones militares de la Revolución Libertadora, que eran antiliberales y liberales ( mayormente ).
La crisis culminó el 12 de noviembre, cuando un liberal como Aramburu y antiperonista, reemplazó a Leonardi.79
Durante sus dos primeros días en el cargo, Aramburu evidenció claramente su posición frente a los sindicatos. Permitió que los independientes se apoderaran por la fuerza de los gremios. Impuso el control del Estado sobre las editoriales de los diarios obreros "El Líder" y "La Prensa". Reemplazó a Cerrutti Costa por Raúl Migone, de firme trayectoria antiperonista.80
El 15 de noviembre, los dirigentes de la CGT declararon una huelga general como repudio a la nueva política sindical oficial.
El régimen la consideró un acto de subversión política y la reprimió con energía. Efectivos y militares intervinieron en la CGT y todas sus filiales, un destacamento de infantes de marina se apoderó del edificio de la CGT, se detuvo a Famini y Natalini y a muchos otros dirigentes gremiales por haber ordenado la huelga ilegal, i se estableció una comisión para investigar la CGT.81
A las intervenciones de los gremios sucedió el arresto de casi todos los dirigentes sindicales peronistas fuera de Framini y Natalini, el Gobierno detuvo a José Espejo, Eduardo Vuletich, Hugo Di Pietro, José Alonso y muchos otros. Se calcula que 200 dirigentes gremiales fueron recluidos únicamente en el establecimiento penal de Ushuaia.82
A la vez que arrestaban a los peronistas, el régimen estimuló a la minoría de independientes para que dirigiera el movimiento obrero. Por ejemplo: formó una junta asesora gremial integrada por independientes para colaborar con el interventor de la CGT Capitán de navío Alberto Patrón Laplacette. Entre los miembros de la junta se hallaba el veterano dirigente sindicalista Sebastián Martota, y también ciertos gremialistas antiperonistas muy inflexibles como Cándido Gregorio.
Se prosiguió con la campaña difamatoria de Perón, pero a diferencia de Leonardi, la misma se llevó a cabo en los periódicos oficiales de la CGT, El Obrero Ferroviario, La Fraternidad y otros. Por ejemplo en un ejemplar del Obrero Ferroviario un artículo decía: durante el mes de octubre de 1948 el Comité Ejecutivo del sindicato había autorizado gastos equivalentes a $300 para un regalo de bodas a José Espejo, $4500 para un almuerzo en honor a Eva Perón y $1000 para un regalo de cumpleaños a la esposa del presidente. Además había asignado
$1000 para que Pablo López viajara a los EE.UU para ser intervenido quirúrgicamente, $50.000 para la campaña de relación de Perón en 1951 y muchas otras cosas más y finaliza el artículo con la frase: "Todos con fondos sociales".83
Al intervenirse la CGT se tomaron estas y muchas pruebas de lo que hizo Perón con la organización obrera y sus fondos, se publicó un libro llamado "Libro Negro de la Segunda Tiranía", ya que la primera se consideraba la de Rosas.
En marzo y abril de 1956 el Gobierno deterioró más la influencia de los peronistas, mediante un decreto que estableció que no podrían ocupar cargos públicos, ni gremiales aquellas personas que lo hubieran hecho o apoyado a Perón, desde junio de 1946 a septiembre de 1955.
El 27 de abril de 1956, Aramburu, anuló por decreto la Constitución peronista de 1949 y reimplantó la Constitución liberal de 1853. Se eliminaron los artículos 37 al 40 que establecían la función social de la propiedad privada y los derechos del trabajador.
El 1º de mayo de 1956 la tradicional celebración obrera no fue un momento agradable para los trabajadores peronistas. Hablaron los militares, Aramburu les prometió la protección actual y futura de sus derechos y conquistas. Pero al referirse a la CGT, advirtió que no se permitiría la existencia de otro Estado en el Estado argentino. También dijo, que el Gobierno entregaría los gremios a los trabajadores pero sin permitir el regreso al poder de los peronistas.
El 23 de mayo el Gobierno estableció por decreto un nuevo régimen de asociaciones profesionales, también la realización de elecciones en los gremios dentro de 150 días. Reiteraba la proscripción de los peronistas que hubieran sido dirigentes gremiales durante la segunda presidencia de Perón, y ajustaba los detalles del proceso comercial.
También incluía un nuevo artículo que fijaba la representación de la minoría en el Comité Ejecutivo de cada sindicato, lo cual favorecía a los independientes, pues eran minoritarios en la mayoría de los casos.84
El movimiento obrero continuó su protesta acusó a trabajadores peronista de atacar a funcionarios públicos y de practicar actos de sabotaje en la fábricas.
Más importante resultó que lo gremios iniciaron muchas huelgas, sosteniendo que en el medio de respaldar sus exigencias de aumentos salariales. De este modo fueron a la huelga por razones económicas los empleados de comercio, los gráficos y los telefónicos ( considerados independientes ), mientras obedecían a motivos económicos y políticos, las huelgas de los textiles y metalúrgicos peronistas.
El Gobierno también pretendió acceder algunas de las que consideraba demandas legítimas de los obreros.
Sin derogar el decreto que restringía la participación peronista, procuró de volver a normalizar la mayor cantidad posible de los gremios. Así, para abril de 1957, se habían normalizado 59 de las 119 filiales de la CGT en Buenos Aires. Treinta y cincos se hallaban en proceso de conseguirlo, y no se proyectaba nada al respecto para el futuro inmediato de 24 filiales, ya se habían normalizado 113 de los 159 gremios del interior.
La culminación por devolver los gremios a los trabajadores no peronistas, consistió en normalizar la CGT. El 25 de julio de 1957 se dictó un decreto que facultaba a su interventor para convocar a un Congreso General extraordinario de la filiales de la CGT que contaran con 1000 afiliados o más. El primer objetivo del Congreso sería la sanción de nuevos estatutos, la elección de autoridades y el término de la intervención.
El Congreso no llego a realizar ninguno de su fines, después de reunirse durante 5 sesiones violentas, borrascosas y polémicas, entre el 25 de agosto y el 4 de septiembre.
El problema fue la validez de la credenciales de los delegados.
La consecuencia fue que se retiraron los principales gremios independientes: Unión Ferroviaria, Empleados de Comercio, trabajadores del vestido, empleados municipales, Trabajadores del Estado, Bancarios y gráficos.
Se dio término al congreso por falta de quórum y la CGT tardó en normalizarse otros cinco años y medio.85 Otras de las causas del fracaso del Congreso fue la intransigencia de los sectores antagónicos: uno el de los peronistas ( metalúrgicos, textiles, transporte, panadero, sanidad, vitivinícolas, etc)
Y otro el de los socialistas y sindicalistas libres ( mercantiles, ferroviarios, personal civil de la Nación, vestidos, municipales, gráficos, etc ). Tanto un sector como el otro procuraron conquistar la hegemonía y aplicar un criterio excluyente. Los sindicalistas libres se jactaban de contar con el apoyo del Gobierno y la intervención para lograr la dirección de la CGT, en tanto el sector peronista, haciendo gala de un criterio no menos absorcionista, se consideraba representante la mayoría de los trabajadores.
Frente a ambas posiciones irreductibles, surgió un tercer grupo de organizaciones orientadas por los comunistas, peronistas de izquierda y delegados unitarios ( luz y fuerza, construcción, madera, telefónicos, telegráficos, químicos, cerveceros, petroleros privados, etc ). El principal vocero de este núcleo era la delegación de la Unión de Sindicatos de la Industria de la Madera, a la que secundaban en sus posiciones otras 20 delegaciones.
Estas adoptaron un criterio unificador constructivo y se esforzaron por descongelar los antagonismos cerrados, por persuadir a las otras delegaciones de la necesidad de un acuerdo que permitiera recuperar la CGT y darle una dirección unitaria. Fracasaron al chocar con la intolerancia de los sectores en pugna y a principios de septiembre el Congreso quedó roto en la práctica, al retirarse los sindicalistas libres.
En tales circunstancias, los delegados unitarios conversaron por separarse con uno y otro sector en pugna, y por último lograron que se formara una comisión integrada por 21 delegaciones, a razón de 7 por cada uno de los tres sectores. Esta comisión se reunió el 16 de septiembre en la sede de La Fraternidad, pero la delegación del sector peronista no asistió y en cambio realizaron una reunión separada en el sindicato de la Sanidad. En ambas reuniones prevalecieron posiciones irreductibles. En la Fraternidad, los libres adoptaron una táctica dilatoria, argumentando que no se podía reiniciar el Congreso hasta tanto se investigasen a fondo las representaciones actuantes; su propósito era ganar tiempo para mejorar sus posiciones y asegurarse la mayoría. Mientras tanto en la Sanidad se resolvió enviar una nota al interventor Patrón Laplacette, en la cual exigía la reanudación del Congreso, pero hubo divergencia en la redacción de la misma y se suspendió.
Los delegados de la afiliación comunista realizaron una intensa labor un favor de la unidad, denunciando la posiciones negativas de unos y otros sectores. La solución propuesta consistía en dejar de lado todo intento de utilizar el número de la mayoría para desplazar al número de la minoría, constituir una Mesa Directiva unitaria del Congreso con participación de todos los sectores; de la misma manera, establecer un dirección provisional de la CGT, constituir en el Congreso una comisión de proporciones para que produjese despecho sobre los problemas fundamentales planteados a la clase obrera en esos momentos, elaborar un proyecto de reforma a los estatutos de la CGT, para darle un carácter federativo y no intervencionista y someterlo a consideración de un próximo Congreso en el plazo de 90 o 120 días.
El Gobierno jamás se reunió, pero la existencia de conflictos gremiales era un hecho cierto. Los representantes de 62 sindicatos se reunieron en la sede de la Federación de Luz y Fuerza, el 23 de septiembre y resolvieron presentar al Gobierno un petitorio que contenía 3 puntos: solución satisfactoria de los conflictos telefónicos y telegráficos, derogación del decreto 824 que prorrogaba la vigencia de los convenios, y derogación del decreto 10596, que negaba el derecho de huelga.
En caso de no satisfacer estas demandas se resolvía efectuar un paro general de 24 horas en todo el país para el viernes 27 de septiembre..
No hubo solución de los problemas planteados y el paro se llevó a cabo. Centenares de miles de trabajadores paralizaron las actividades industriales, portuarias, la banca, el transporte, etc. Como no contaban con la CGT, estructuraban otra forma de coordinación intersindical. Las 62 organizaciones que habían exigido la continuación del Congreso de la CGT y resuelto el paro, constituyeron el nucleamiento de las "62 organizaciones", integrado por sindicatos constituidos por los peronistas y los comunistas.
Mientras que los gremios que se habían retirado del Congreso y se opusieron a la continuación formaron otro nucleamiento, llamado pomposamente "32 Gremios Mayoritarios Democráticos", que se enroló en las posiciones de la ORIT.
EL carácter de éstos grupos que se hallaba enteramente definido, dado que en cada una de ellas actuaban fuerzas dispares.
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16. La convención constituyente y el paro general
El 28 de julio de 1957 se realizaron en el país elecciones nacionales para elegir una convención constituyente, encargada de reformar la carta magna de la nación. Los peronistas estaban impedidos de participar con candidatos propios, se abstuvieron, los frondositas participaron, Perón en un acto demagógico presentaron la renuncia de sus candidatos electos. Los comunistas entendieron que era adoptar una actitud positiva: presentarse al acto laboral, utilizar la campaña para esclarecer a la opinión pública y luchar dentro de la convención a favor de una constitución realmente democrática, que contuviera sólidas garantías para los trabajadores y el pueblo.
En la sesión del 18 de octubre, el Sr. Rodolfo Ghioldi ( comunista), expuso las reformas que debían hacerse a la constitución: Garantías personales, eliminación del estado de sitio, derogación de la ley de Residencia, respeto al federalismo, etc. También la reforma agraria y la nacionalización de las empresas extranjeras.
El tema que más interesaba a la clase obrera eran los derechos sociales de los trabajadores, que si se lograba incluir en la constitución, el movimiento sindical contaría con un importantísimo instrumento legal para defenderlos y hacerlos valer en la vida práctica.
Por su parte la gran patronal, en especial los monopolios, no querían que se discutieran esos derechos, para poder tener impunidad en su diaria explotación a los trabajadores y se negara a aceptar los derechos sociales, y se hiciera eco en cambio, de la campaña conspiradora de ciertos jefes militares que deseaban impedir el cumplimiento de la promesa gubernamental, de elecciones para febrero del año siguiente.
En esas circunstancias las "62" Organizaciones resolvieron un paro general de 48 horas para los días 22 y 23 de Octubre de 1957. el ejercito rodeo las fábricas y patrulló las calles, los soldados fueron instruidos en el manejo de tranvías, se intervino otra vez el Sindicato Gastronómico de la capital, la Unión Tranviarios Automotor, la Asociación de Trabajadores del Estado y la Federación Obrera del Aceite, otros sindicatos fueron allanados. Durante los días en que se realizaban el paro hablaron en la Constituyente los diputados comunistas Pedro Tadioli e Irma Othar, quienes abogaron por los derechos sociales, que fuesen incluidos en la Constitución Nacional, también se expuso que se limitasen las ganancias de las empresas para facilitar la elevación de los salarios y el consiguiente nivel de vida de los trabajadores, ya que de esta forma, el aumento salarial no se trasladaría a los precios.
Después del paro las "62" Organizaciones, señalaron su exitoso cumplimiento y reiteraron el petitorio que motivó la lucha:
- Aumento general de emergencia para hacer frente a la carestía de la vida.
- Libertad inmediata de todos los presos gremiales y levantamiento del estado de sitio.
- Derogación de los decretos 824 y 10.596, de prorroga de los convenios y reglamentación de huelga, más los 7 decretos de incentivación del trabajo que anulan las conquistas obreras.
- Solución de los conflictos de los gremios telefónicos, telegrafistas y vestidos.
- Reanudación del congreso de la CGT.
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos5/sinde/sinde.shtml#ixzz3o5aNmABE
A mediado de 1945, inseguro de la magnitud de la oposición sindical al Gobierno, intentó captarlas haciendo lugar a algunas de sus demandas: el 9 de junio fueron puestos en libertad los presos políticos de orientación democrática. El 7 de julio Farell anunció que en un futuro próximo se realizarían comicios presidenciales. El 6 de agosto el régimen levantó el estado de sitio que venía de 1941.
A pesar de estos esfuerzos, Perón no pudo satisfacer a sus críticos sindicales liberales, y decidió poner fin a la misma sin reparar en los métodos.
Frente a la oposición activa de los liberales y a la actitud expectante de muchos laboristas hacía el resultado final de la pugna, Perón se dispuso a asegurar su control sobre el movimiento obrero. A fines de febrero, forzó un cambio de dirigentes en la CGT reemplazando al secretario Alcides Montiel por él más "seguro" Silverio Pontieri, pocos días después reimplantó el estado de sitio. El 2 de Octubre se dictó un nuevo decreto de asociaciones profesionales, que autorizaba únicamente a los gremios con personería gremial, a negociar con el estado y la patronal.
Mientras Perón pretendía consolidar su poderío gremial se volvió más intensa la lucha, con el resto de la oposición. El 9 de Octubre la guarnición de Campo de Mayo se levanta y con el general Avalos al frente obliga a perón a renunciar a sus cargos.
Esto confundió tanto a las fuerzas favorables a Perón como a los opositores, sobre todo cuando el 10 de Octubre se permitió que Perón hablara a los trabajadores, ocasión en que este les recordó que había dejado firmado un decreto de aumento de salarios, y que esperaba haría efectivo el nuevo Gobierno.
Una vez alejado Perón del cargo, los empresarios se negaron a pagar el feriado del 12 de octubre.
La mayoría de los sindicalistas se unieron y se organizaron para su propia defensa. Se reunió una comisión de 5 laboristas formada por: el secretario general de la CGT Pontieri, A. Borlengui, A. Montiel, Luis Gay y N. Álvarez para decidir la mejor manera de conservar las conquistas logradas en los 2 últimos años. Los citados visitaron a Perón, el cual de acuerdo con Gay, no los ayudó mucho porque tenía miedo y no sabía que rumbo tomar.
El 14 de Octubre la CGT declara la huelga, y el día siguiente Cipriano Reyes, jefe de gremio de la carne (muy poderoso), exigió que la misma fuera llevada a cabo de inmediato.
El 16 de octubre sesionó el Comité Central de CGT. Los representantes de los gráficos y ferroviarios se negaron a la huelga, porque el general Avalos controlaba efectivamente el país, y había dado al movimiento obrero garantías de que se respetarían las conquistas de los 2 años anteriores. Los representantes de los gremios Industriales si querían la huelga porque no confiaban en el general Avalos. Ganó la huelga. 46
El 17 de Octubre, Eva Duarte, amiga de Perón, Cipriano Reyes, Coronel Domingo Marcante, Hilario Salvo, Luis Gay, Ángel Perelman y otros recorrieron la ciudad y sus alrededores incitando a los trabajadores, cualquiera fuese su ideología, a reunirse en la Plaza de Mayo antes de la huelga general. 47
Respondieron una multitud de unas 100.000 personas. Por la tarde una comisión laborista entrevistó a Ferrell, consiguió que pusieran en libertad a Perón, y se le permitiera hablar de los balcones de la Casa Rosada. Al hacer esto la multitud quedó convencida que había vuelto a su puesto en el poder, y que se protegerían todas sus conquistas.
El 17 de Octubre fue importante porque los obreros fueron consistentes de su propio poder político. También permitió a Perón consolidar y reafirmar el control sobre sus partidarios militares y sindicales.
Los militares enfrentados con la alternativa entre al guerra civil o Perón y su programa social y económico eligieron a este último.
Los dirigentes laboristas de la CGT, enfrentados con la alternativa de los métodos a veces no democráticos de Perón, junto a su programa social y económico, también eligieron a Perón.
Los sucesos del 17 de Octubre de 1945 consolidaron la nueva distribución de fuerzas en la estructura del poder sindical. Los dirigentes laboristas se unieron a los trabajadores antiliberales, para controlar en forma casi absoluta el movimiento obrero: y los liberales, que no participaron en las manifestaciones quedaron con un pequeño grupo de simpatizantes pero sin ninguna influencia.
Finalmente, el 17 de Octubre fue importante porque consagró el título de "descamisados", a las masas que apoyaron a Perón. El término había sido empleado por las clases altas para indicar su repugnancia por las masas, pero después de esta fecha, estas aceptaron de buen grado la denominación para indicar de buen grado su orgullo de trabajador pobre pero esforzado, representantes de la Nueva Nación.
Poco después del 17 de Octubre, los dirigentes laboristas de la CGT, conociendo el triunfo del Partido Laborista Británico, fundaron el Partido Laborista Argentino. Eligieron a Luis Gay y Cipriano reyes como presidente y vicepresidente de la agrupación.
Ambos se habían ganado el respeto de los sectores laboristas y antiliberales del movimiento, habían apoyado a Perón desde el comienzo. Además Gay había abogado durante años por la formación de este tipo de partido laborista independiente y no sectario.
El 15 de enero de 1946, el Partido Laborista designó libremente a Perón como su candidato, para las elecciones de Febrero, en razón que había hecho más por el movimiento obrero, que cualquier otra persona.
En la campaña política Perón fue beneficiado principalmente por la poca fuerza y unidad de la oposición. La misma pretendía desacreditarlo, llamándolo fascista. Pero él vinculó hábilmente esta oposición con los elementos europeizantes y conservadores de la argentina, así buscó socavar cualquier influencia que pudieran haber obtenido aun en los trabajadores.
En Noviembre de 1945, los socialistas y comunistas, junto con sus partidarios de los gremios, se habían unido a los radicales y ciertos conservadores, para construir la Unión Democrática Antiperonista.
Perón solo tubo que eludir este hecho para convencer a muchos trabajadores de que los partidos obreros tradicionales se encontraban aliados con elementos reaccionarios tratando de derrocar al régimen de la revolución social. Los dirigentes laboristas de la CGT criticaban a ambos partidos por apoyar a la oligarquía.
El principio de la campaña se centró en el decreto Nº. 33.302 del 20 de Diciembre de 1945, que disponía de aumentos de sueldos para la mayoría de los trabajadores y un mes adicional de sueldo como aguinaldo.
Los empresarios reaccionaron con rapidez y en forma decisiva ante la situación. La Unión Industrial Argentina, declaró que el aguinaldo era inconstitucional y que financieramente era imposible para los empresarios. Los mismos para hacer sentir con más fuerza sus protestas, cerraron sus talleres y fábricas por tres días. 48
De inmediato la CGT cursó una nota al presidente Ferrell expresando que por ningún concepto los trabajadores permitirían que se violará el decreto.
En el momento crítico de esta polémica, la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad del decreto que autoriza al secretario de trabajo a designar delegados provisionales y territoriales, con facultad de aplicar multas a quienes no cumplieran la Legislación Laboral.
Buena parte de los gremialistas temía el severo deterioro de la conquista de los últimos años, si los empleadores podían desobedecer ahora con impunidad los Decretos de la Secretaría de Trabajo.
Mucha gente pensaba que la única forma de proteger sus intereses era elegir a Perón como presidente.
Una vez en la presidencia Perón dejó ver su verdadera personalidad omnipotente y de dictador. Cuando no pudo controlar a los gremios laboristas, los desacreditó como antes había hecho con los liberales, y a reemplazarlos por antiliberales adictos a su persona, cuyo nacionalismo criollo coincidía con sus propias ideas.
A pesar de esto, Perón prosiguió la revolución social y económica que había iniciado dos años antes, para consolidar la lealtad de los trabajadores. Esta revolución que atraía por igual a laboristas y antiliberales, mejoró en verdad durante este período los salarios totales y la posición de los obreros, pero también los hizo depender económicamente del Estado y de Perón.
Por primera vez en el país, los obreros o sus asesore ocuparon ciertas carteras importantes. Ángel Borlenghi, secretario general de los Empleados de Comercio, se convirtió en Ministro de Interior, Juan A. Bramuglia, ex abogado de la Unión Ferroviaria, fue Ministro de Relaciones Exteriores, José M. Freire, ex dirigente de los trabajadores del vidrio, se desempeño como secretario de los trabajadores y luego alcanzó rango ministerial.
Mientras Perón llevaba a cabo su revolución, destruía la vez al poder de los dirigentes sindicales democráticos y las organizaciones gremiales autónomas, ya que eran independientes de su persona y del Gobierno (lo cual le causaba temor), y ofrecían un gran obstáculo para su control sobre el movimiento obrero. Su destrucción la llevaba a cabo a través de su demagogia, haciendo ver que cada problema era una cuestión de lealtad nacional. En casos concretos, asociaba a los dirigentes democráticos con fines foráneos consideraba a las huelgas desautorizadas, como actos de traición.
El nuevo partido laborista, fue le primer objetivo de Perón. Si bien sus dirigentes lo apoyaban, pero pretendía conservar su independencia e insistía en un Gobierno democrático para el país.
En mayo de 1946 anunció que disolvería coalición electoral para reemplazarla por el partido Único de la Revolución Nacional.
Los laboristas entendieron que permitiría la existencia de ningún partido obrero independiente. Gay renunció, y solo quedó en oposición a Perón Cipriano reyes, que fue elegido presidente del partido. 49
El 4 de julio de 1947, se intentó asignar a Cipriano Reyes, y el 30 de enero de 1948, el Gobierno retiró la personería jurídica al partido, impidiendo su participación en los comicios de marzo. Los pocos dirigentes que quedaron no tardaron en ser arrestados o exiliados.
El 24 de Septiembre de 1948, el presidente anunció que se había perpetrado un atentado contra su persona. Acusó a Cipriano Reyes y a otros dirigente laboristas, los cuales fueron arrestados ( los que no pudieron exiliarse), a reyes se lo encarceló sin ordenarse su procesamiento y permaneció allí hasta la caída de Perón.
El resultado fue que a fines de 1948, desaparecía la única organización política que quedaba en el campo sindical.
Al mismo tiempo Perón trató de establecer su control absoluto sobre la CGT.
En Noviembre de 1946, Luis Gay, volvió a derrotar al candidato apoyado por Perón (Ángel Borlenghi) en una elección, esta vez la de secretario general de la CGT.
Gay preocupaba al primer mandatario porque era un nacionalista liberal, popular entre los obreros, incorruptible e Independiente. Era presidente de la Caja Nacional de Ahorro Postal, vicepresidente de la empresa mixta Telefónica Argentina y secretario general de la CGT, pero solo percibía sueldo por su primer trabajo. Había llegado a carecer de intereses personales y repudiar la ambición.
Como nuevo secretario general habló con Perón para decirle que la confederación debía ser independiente del Gobierno, y que sus esfuerzos se dedicarían a tal fin.
Esto molestó bastante a la presidente, así que tenía que buscar la forma de destruirlo, ya que era muy difícil atacar su popularidad e integridad.
La ocasión se presentó cuando gremialistas norteamericanos visitaron la Argentina, los cuales fueron agasajados en la CGT.
Poco después, esa misma noche, se reunió el Comité Ejecutivo de la CGT a solicitud de Perón, y destituyó a gay de su cargo por "colaborar" con los críticos extranjeros del régimen. Deseaba hacer creer a los trabajadores que era apoyado por los norteamericanos, que habían venido a su país y a los trabajadores al imperialismo yanqui, en consecuencia tuvo que ser reemplazado.
En su informe los gremialistas norteamericanos dijeron lo siguiente: ...que si bien el Estado había adoptado muy pocas acciones para suprimir las libertades públicas, una atmósfera de temor perturbaba el ejercicio de las mismas, aprovechando la situación económica favorable del país, la cual había permito establecer reformas sociales y económicas reclamadas desde mucho tiempo atrás, las cuales las empleaba con propósitos políticos. Los grupos pequeños e independientes de sindicatos opositores, la CGT, no tenía, libertad para elegir sus propias autoridades, para participar en convenios colectivos privados con la patronal, o para administrar sus asuntos internos. 50
Aurelio Fernández, fiel protagonista que sustituyó a Gay, desarrolló una activa campaña para terminar con los últimos vestigios de independencia en la CGT. Pretendiendo aparecer tan fervoroso y desinteresado como su antecesor, se negó a percibir sueldo por este último cargo.
Mayores consecuencias tubo otras de sus medidas: amplió la información del periódico de la CGT, aumentó su circulación de 10.000 ejemplares a 45.000 y lo convirtió en una hoja de propaganda oficial, disminuyendo el contenido de gremial y aumentando su contenido político. 51
El primero de marzo de 1947 apareció el primer retrato a toda página de Perón y Evita.
Hernández había servido bien a su poderoso mentor, para fines de 1947, Perón había obtenido el control de la CGT y destruido su independencia. Pero hasta el leal Fernández tenía sus días contados como dirigente de la CGT a causa de una deferencia de opinión con Eva, fue reemplazado al poco tiempo por José Espejo. Su principal antecedente para el cargo consistía en haber sido portero del edificio donde Eva y Perón ocuparon en 1944. cumplía ordenes y no molestaba al presidente y su esposa.
El tercer blanco de Perón fueron los gremios individuales. Esta fue su tarea más difícil, existían tantos sindicatos en el país que no era posible una campaña centralizada o uniforme. Su técnica para controlarlos varió con cada organización. La continua revolución social y económica ganó adherentes, pero no consiguió la obediencia absoluta. En consecuencia Perón sobornó a algunos dirigentes gremiales, ofreció puestos oficiales a otros, intimidó a algunos más y encarceló o exilió a unos pocos, también denegó personería gremial a ciertos sindicatos recalcitrantes, como los textiles y los obreros de calzado. 52
Entre otros un ejemplo de lo anterior los vemos a través de los gráficos. En 1947 van a alecciones, si bien los comicios fueron técnicamente libres, no así las campañas que recibieron dinero del Gobierno para el candidato peronista, que ganó. Pese a esto los gráficos conservaron su independencia, y Perón recurrió una vez más a la intervención. En febrero de 1949 fueron a la huelga por un aumento de salarios, el movimiento fue declarado ilegal y el gremio fue intervenido CGT. Para justificar la medida, las nuevas autoridades dijeron, que lo hacían para "argentinizar" la organización del sindicato contaminado por influencias extrañas a la Patria.53
También para destruir la independencia de los sindicatos limitó el derecho de huelga; para explicar esto dijo que constituían actos de traición y que quiénes lo dirigían eran traidores de la patria.
Entre los derechos de los trabajadores anunciados el 24 de febrero de 1947 y luego incorporados a la constitución, Perón no incluyó el de huelga. Sostenía que ya no eran necesarias en la Argentina, porque el Estado protegía los intereses de los trabajadores. Además tal opción podía desbaratar la economía y perjudicar el interés nacional.54
Quien declaraba una huelga no autorizada era atacado como un comunista o un socialista que cooperaba con los intereses foráneos.
En noviembre de 1949 los obreros azucareros de Tucumán fueron a la huelga, en demanda de aumento salarial, sin contar con la autorización oficial. Se la declaró ilegal y sus dirigentes fueron arrestados, pero la única forma de que el Gobierno pudo resolver el problema fue concediendo un aumento del 60%.
La huelga ferroviaria de fines de 1950 y principios de 1951, se manejaron de la misma manera, los trabajadores exigían aumento de salarios y dirigentes sindicales más capaces, Perón los atacó como traidores al servicio de intereses foráneos.
A principios de 1951, la CGT cursó nota a todos los sindicatos solicitando la designación de 4 delegados, para coordinar los esfuerzos obreros en pro de reelección de Perón. La Fraternidad se negó a esto, señalando que sus estatutos le prohibían todo tipo de participación política. Después de una serie de notas y críticas violentas procedentes de la CGT y Eva Perón. La Fraternidad resultó intervenida porque "no consulta ni refleja el pensamiento y la voluntad legitima de los trabajadores de riel". Este acto puso fin repentino a la independencia de la ultima organización gremial libre de la Argentina.55
Durante los 6 años de su primera presidencia , Perón destruyo el Partido
Laborista y dominó la CGT los sindicatos individuales en el movimiento obrero.
Entre 1946 y 1951 la cantidad de reuniones sindicales por año, realizadas en la zonas de Buenos Aires, bajo de 759.497 a 169.676 lo cual refleja la creciente inutilidad de esas expresiones de democracia gremial. Hacia1951 no había sindicatos independientes de Gobierno, y en todos los casos sus dirigentes eran antiliberales cuya lealtad primaria se brindaba a Perón.56
La destrucción de los liberales y los laboristas creó un vacío a nivel dirigente en el movimiento obrero que se expandía
13. La oposición sindical a Perón
La oposición se desarrollo cuando ciertos dirigentes y trabajadores empezaron a comprender que no siempre eran idénticos los intereses del movimiento obrero, de la nación y de Perón, como este le había asegurado en repetidas ocasiones
Los dirigentes liberales, los laboristas y hasta antiliberales protestaron en varios tonos las renovadas restricciones a la actividad sindical, e intentaron justificar, si éxito sus protestas en los términos de nacionalismo. Los liberales fueron los primeros en oponerse al régimen. Rompieron con Perón en septiembre de 1945, cuando la Fraternidad, los obreros del calzado y los textiles se retiraron de la CGT.57 Dirigidos por Candiso Gregorio de los textiles, y Alfredo Findanza, del gremio de calzado, se unieron poco después de la elección de Perón para construir el Comité Obrero Argentino de Sindicatos Independientes ( COASI ). Este no tenía peso y tampoco era muy eficaz pero conseguía irritar al régimen. Por ejemplo, en 1949 un representante de COASI en lugar de uno de la CGT, fue admitida la reunión organizativa de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres, ya que los miembros de la CGT no eran independientes del Gobierno. Poco después Perón los obligó a exiliarse en Montevideo a los integrantes de la COASI.
En la Argentina la oposición sindical más importante en el campo liberal procedía de los dirigentes de La Fraternidad, el prestigioso sindicato de maquinistas y foguistas. La Fraternidad apoyó en buena parte la revolución social y económica de Perón. Recibió con gran beneplácito los derechos de los trabajadores, la nacionalización de los ferrocarriles, la reafirmación oficial de la soberanía argentina sobre las Malvinas y la Antártida, y los numerosos aumentos de salarios. Sin embargo, el apoyo sindical al Gobierno era limitado, porque el gremio no deseaba entregar su independencia a cambio de los beneficios de la revolución, sus dirigentes creían que, si se sacrificaba la independencia del movimiento obrero, no podían conquistarse beneficios permanentes, ni ocurrir una verdadera revolución.
Los ferroviarios emplearon el nacionalismo liberal para auspiciar un Sindicalismo independiente y apolítico. Exigieron la derogación de todas las leyes que restringían el derecho de huelga, la Ley de Residencia, y denunciaron las intervenciones a los sindicatos.
Dentro del gremio los liberales exigían la reimplantación de la enseñanza laica para asegurar la imparcialidad y la libertad de la educación pública. Además exigían la libertad de prensa, ya que era la exteriorización más elocuente de la democracia.58
La oposición pragmática de los trabajadores fue bastante amplia después de 1948, y en cierta medida pero sólo duró mientras el Estado se negaba a acceder sus demandas. El Gobierno podía detener a un puñado de dirigentes y llamarlos traidores a la patria pero no podía detener a miles de obreros que se hallaban en huelga reclamando aumento de sueldo, y afirmar que todos ello eran traidores. En consecuencia, echaba la culpa de muchas de las huelgas a los "agitadores foráneos", arrestaba a unos pocos socialistas y comunistas para demostrar sus acusaciones y, cuando la huelga terminaba, concedían a los obreros la mayoría de las demandas por las cuales había dejado sus ocupaciones.
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14. La década del 50
En 1950 el Gobierno dio comienzo a una nueva política salarial, que obligaba a los gremios más importantes a firmar un convenio por 2 años, en lugar de 1, pero en la mayoría de los casos la inflación forzó a Perón a conceder aumentos de sueldos antes del vencimiento de dichos convenios.
Con la intención de hacer todo lo posible para detener la inflación, el Gobierno elaboró una fórmula con los patrones, por la cual éstos concederían a sus obreros una bonificación por asistencia y rendimiento o mayor producción, en lugar de un aumento salarial.59
En 1951 después de la reelección de Perón, al sentirse fuerte ayudó a la Constitución de la Confederación General Económica ( CGE ) para representar los intereses de los empresarios, y solicitó a la CGE, a la CGT y al Consejo Económico Nacional, la estabilización de los precios y salarios.60
Como era de prever, la denominada CGT apoyó la campaña antinflacionaria oficial.
Para 1954, los dirigentes instaban a que los obreros tuvieses un nuevo tipo de moderación. Explicaban que los sindicatos no solo debían garantizar la unidad y las disciplinas colectivas, sino asegurar que los trabajadores, " que han recibido la justicia social lógica y necesaria, no se extralimiten en sus demandas más allá de lo razonablemente justo", y debían comprender que los convenios colectivos tienen la intención de proteger a ambas partes.61
La nueva política económica no alcanzó a lograr sus objetivos, pero sin embargo hizo que buena parte del movimiento obrero organizado cuestionara que tipos de intereses representaban el Gobierno y Perón.
Los ataques de Perón a la Iglesia católica en 1954 y 1955, ofendieron en apariencia a muchos integrantes del sector antiliberal en el movimiento obrero, pocos trabajadores eran católicos practicantes, no obstante como la Iglesia había ejercido considerable influencia entre los peones rurales, y había sido una de las escasas organizaciones conocidas y amistosas que los migrantes internos encontraron en la ciudad.
La posterior actividad oficial en el campo de la previsión social, y su pretensión de reemplazar la enseñanza religiosa por la del peronismo, llevaron a una relación poco cordial con la Iglesia.62
En Febrero de 1952 se reunieron en asunción de Paraguay 133 delegados en representación de 19 países, bajo el patrocinio de Perón, para construir el Comité de la Unidad Sindical Latinoamericana ( CUSL ). El propósito de este era luchar contra la miseria, la explotación y el colonialismo en América Latina de toda influencia foránea.63
En los meses posteriores a la formación del CUSL, los dirigentes antiliberales de la CGT expresaron sus objetivos con más detalles. En la Confederación de Trabajadores de América Latina ( CTLA ), La Confederación Interamericana de Trabajadores ( CIT ) y la Organización Interamericana de Trabajadores ( ORIT ), no habían podido satisfacer las necesidades de los trabajadores de América por carecer de autonomía desde el momento de su fundación. Habían sido dominados por los comunistas o por el movimiento sindical norteamericano, siempre complaciente con Wall Street. Los dirigentes de la CGT afirmaban que la CUSL sería diferente pues, en el campo del Sindicalismo internacional, adoptaría la Tercera Posición de Perón entre el colectivismo y el capitalismo.64
En noviembre de 1952, los integrantes del CUSL se reunieron en México para ampliar la organización, hacerla más atractiva y cambiar su nombre por el de Agrupación de Trabajadores Latino Americanos Sindicalizados ( ATLAS ). ATLAS fue la criatura de la CGT argentina y de Perón durante el régimen de éste. Su primer secretario fue José Espejo, ex secretario de la CGT. Perón y el movimiento obrero argentino suministraron la inmensa mayoría de fondos para el funcionamiento de la organización.
ATLAS tuvo más éxito en las naciones con regímenes dictatoriales, aunque también progresó en algunas otras.65
Muchos dictaron vieron con buenos ojos a esta organización porque les resultaba útil. Pese al apoyo de éstos y a la creación de filiales en diversos países, ATLAS nunca resultó una organización internacional poderosa y representativa.66 Nunca fue rival para la ORIT.
ATLAS se redujo a la nada después de la caída de Perón.
A partir de 1953 comienza una lucha en el país, donde los verdaderos dirigentes sindicales, aquellos que conocían su trabajo, ( los que fueron desplazados del mismo por Perón para colocar gente que siendo incapaz para su puesto ya que su función era simplemente de vocero del presidente ). Comenzaron a hacer una campaña en contra del mismo. Por un lado los gremios ferroviarios, por otro los metalúrgicos a través de sus ex dirigentes y sumando a ellos los obreros que veían que los dirigentes actuales no respondían a sus reclamos, y que trataban de dominarlos por la fuerza a través de amenazas con armas de fuego.67
Entre el 16 de junio y el 16 de septiembre de 1955, volvieron todos los conflictos desarrollados durante la segunda presidencia de Perón. La sublevación militar del 16 de junio no llegó a derrocar al Gobierno, pero aterrorizó lo suficiente a Perón como para permitir que el ejército redujera todavía más la influencia y el poder sindical. Los militares se apoderaron de los restos de un arsenal de 5000 rifles y revólveres que conservaba la CGT.68
El periódico de la CGT publicó un editorial instando a los trabajadores a respetar las leyes en beneficio del Sindicalismo y la Nación. Ángel Borlenghi y Eduardo Vuletich ( desde la muerte de Eva los principales agitadores del movimiento obrero ) renunciaron a sus cargos respectivos de Ministro de lnterior y Secretario de la CGT, y el 15 de julio Perón anunció el fin de la revolución.
También se intensificó el conflicto entre el Estado y la Iglesia. En esta coyuntura comenzó su ataque al régimen la oposición no peronista. Concentración Obrera, un minúsculo partido de izquierda, protestó públicamente por la falta de libertad en este país. El PS exigió la eliminación del peronismo, Los escasos restos de la FORA anarquista, pidieron la independencia y la libertad gremial ,además de la libertad de huelga, de asociación y de palabra.
Una declaración dada a conocer por 56 ex dirigentes gremiales de orientación gremial y laborista constituyó, quizás, el ataque más perjudicial a régimen procedente de la clase obrera. Entre otras cosas el documento decía: "Uno de los factores fundamentales de la actual crisis nacional es la pérdida de la autonomía del movimiento obrero y la anulación de los derechos individuales de sus integrantes... Necesitan para ello de organizaciones cuyo período no debe medirse por el enriquecimiento y la fastuosidad de sus dirigentes, sino por su austeridad, abnegación y ascendiente moral: para que sean ante los gobiernos y la clase patronal representantes de los trabajadores y no agentes gubernamentales ante los trabajadores".69
A medida que aumentaba la oposición dentro y fuera del movimiento obrero Perón intentó defender su posición. La CGT comenzó a publicar editoriales incendiarias combatiendo toda oposición al régimen, y también desató una intensa campaña para volver a identificar a Perón con su difunta esposa. Como prefacio a los cuidadosa puesta escena del espectáculo, dio a conocer su renuncia.
La CGT y el partido peronista, de acuerdo con el libreto, rechazaron la renuncia, y para evocar un paralelo completo con el 17 de octubre de 1945, se llevó en trenes y ómnibus a los trabajadores para una gran concentración en la Plaza de Mayo. A "pedido" de la muchedumbre mucho más reducida, y considerablemente menos entusiasta que 10 años atrás, Perón retiró su renuncia y pronunció el discurso más incendiario de su vida. Entre otras cosas dijo: "Con nuestra tolerancia exagerada nos hemos ganado el derecho de reprimirlos violentamente... Y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de ellos... El dilema es bien claro: o luchamos y vencemos para consolidara las conquistas alcanzadas, o la oligarquía las va a destrozar al final...Hoy comienza para todos nosotros una nueva vigilia en armas".
Poco después de esta arenga se reunió al Comité Central de la CGT, y aprobó una moción propuesta por el secretario general Hugo Di Pietro para colocar las reservas voluntarias de trabajadores a disposición del ejército.
El ejército, inquieto, desde tiempo atrás por la perspectiva de milicias obreras, rechazó la oferta.
El 16 de septiembre de 1955 el General Eduardo Leonardi inició la Revolución libertadora que derrocaría a Perón.70 La razón de esto fue que el movimiento obrero hizo muy poco para defenderlo, y si bien el secretario general Di Pietro habló por radio para pedir a los trabajadores que lucharan por Perón, pero sólo respondieron al llamado del dirigente grupos aislados en Buenos Aires, Rosario y unas pocas ciudades más. Esto se debió a que no había dirigentes capaces de suministrar una conducción eficaz de las masas. Los desacreditados lugartenientes de Perón ocupaban las sedes sindicales, pero los trabajadores no los seguían.
15. Después de la caída de Perón.
El problema más difícil enfrentado por los jefes de la Revolución libertadora fue el destino de la CGT.
Los dirigentes militantes de las facciones antiliberales y liberales, concordaban en poner fin a la influencia de Perón en el movimiento obrero, pero diferían en la forma de lograrlo. Los antiliberales querían apartar a los obreros de Perón prosiguiendo, bajo su propia dirección, buena parte de la revolución social y económica. Los liberales sentían la necesidad de eliminar del movimiento obrero a quiénes de algún modo estuvieron estrechamente vinculados con el peronismo.
El General Leonardi, presidente provisional desde mediados de septiembre de 1955, intentó la neutralidad en el conflicto desatado entre los dos grupos militantes, utilizando el lema de Urquiza "Ni vencedores ni vencidos". Leonardi sabía que le apoyo de la CGT era esencial si se pretendía entregar al Gobierno a los civiles en un futuro próximo.71
Tanto el Sindicalismo como los militares se encontraban divididos.72 Dentro del Sindicalismo estaban los peronistas que controlaban la mayoría de los gremios y representaban a un 70% de los trabajadores. Dentro de este sector existía un pequeño grupo de importantes gremialistas que insistían en el regreso de Perón.
Otro grupo de dirigentes peronistas más jóvenes y menos influyentes, contando con al aparente apoyo de una gran mayoría de los obreros, se hallaban más dispuestos a negociar con el Gobierno para proteger las conquistas laborales de los últimos 12 años.
Un distinto grupo fundamental dentro del movimiento obrero eran los "independientes", incluían a todo tipo de antiperonistas, socialistas, comunistas, radicales y algunos ex miembros del Partido Laborista.
El General Leonardi, tendió a ignorar a los independientes , atacó a los peronistas intransigentes y pretendió ganarse a la generación moderada de jóvenes peronistas.
El problema que preocupaba a los obreros era saber si se conservarían las conquistas de los últimos 12 años, quién iba a controlar la CGT, los sindicatos individuales y los diarios obreros.
El 25 de septiembre Leonardi inició una campaña para conseguir el apoyo de la CGT, conferenciando con su secretario el General Di Pietro, como resultado de la reunión, el Estado se comprometió a aceptar toda la legislación social y los convenios colectivos de trabajo, a respetar los derechos de la CGT y sus filiales, a prohibir cualquier medida legal contraria al organismo gremial y a permitir que la CGT continuara publicando el diario La Prensa.73
Al día siguiente nombró ministro de trabajo a Luis B. Cerrutti Costa, un abogado laboral nacionalista y católico, que había apoyado a Perón en los primeros años de su régimen.
Sin embargo, en el plazo de una semana, estalló la primera de las dos crisis más importantes entres los obreros y el Gobierno. Para empezar la administración dio comienzo a una campaña para desacreditar a Perón, a separarlo de la revolución social y económica de los trabajadores.
Por otro lado los trabajadores peronistas se preocuparon más por los grupos armados de independientes que tomaron por la fuerza muchas sedes sindicales, inclusive la de la Unión Ferroviaria. El 3 de octubre los dirigentes de la CGT reclamaron al Gobierno por tales agresiones y el ministro de Trabajo Cerrutti Costa les aseguró que Leonardi quería cumplir su promesa.
No obstante, esa misma tarde el Comité Ejecutivo de la CGT redactó una carta a Leonardi condenando los ataques violentos a los sindicatos, y exigiendo protección contra futuros asaltos. La misma aseguraba que los dirigentes convocarían de inmediato a las elecciones libres, y declararían una admistía para que participaran en los comicios todos los trabajadores, sin tener en cuenta sus afiliaciones ideológicas. También solicitaban al Gobierno los fondos para financiar esas elecciones. Leonardi se entrevistó con el Comité Ejecutivo de la CGT, recivió su carta y volvió a asegurar a los dirigentes que protegería los intereses obreros.74
Durante los siguientes días se desató una importante rebelión peronista en las bases, que condujo a la exclusión de la generación más vieja de dirigentes peronistas intransigentes. Era evidente que los trabajadores ya no querían tolerar a sus jefes tradicionales, corruptos y serviles. El resultado fue que, el 5 de octubre dos peronistas jóvenes, Andrés Framini del gremio textil, y Luis Natalini de Luz y Fuerza sustituyeron a Di Pietro y su comité ejecutivo como dirigentes de la CGT.
Este cambio al más alto nivel, que llevó al poder a los elementos peronistas moderados que el régimen consideraba capaces de colaborar con él, significó un triunfo para Leonardi. En consecuencia, el Ministro de Trabajo se apresuró a reconocer a los nuevos dirigentes, y en seguida formalizó con ellos un acuerdo para fortalecerlos en su posición, con fecha 6 de octubre de 1955.
Según lo establecido, todas las filiales de la CGT llamarían a elecciones dentro de los 120 días, se dispondría una amnistía general para que los trabajadores pudieran participar en los comicios. Las autoridades a elegirse designarían representantes al Comité Central de la CGT que a su vez debería elegir al Comité Ejecutivo y al Secretario de la Confederación; y el Ministro de Trabajo supervisaría las elecciones a la vez que protegería a todos loa gremios de nuevos ataques armados por parte de grupos opositores.75
Una vez conseguido este acuerdo, el Gobierno intervino en varios sindicatos que habían sido ocupados por los independientes de modo violento ( incluyendo los sindicatos ferroviarios, de la carne, telefónicos y marítimos ) para devolverlos a sus dirigentes peronistas.
Pero esta tranquilidad duró poco, dado que el Gobierno volvió con sus pruebas para desacreditar a Perón y a Eva Perón. El mismo llamó a peronistas de todo el mundo para que examinen las joyas, pieles y vestidos que coleccionaba la señora, a la cual llamaban abanderada de los pobres, o como a ella le gustaba decir que era una descamisada más, y aparte acusó al peronismo de fraudes electorales.
Por otro lado, los elementos antiperonostas volvieron a atacar a varias sedes gremiales, y expulsaron a los interventores de la CGT.76
Los nuevos dirigentes de la CGT, deseoso de colaborar con el Gobierno, respondieron al principio con moderación, pero la crisis creció rápidamente.
El 19 de octubre se reunió un grupo de dirigentes gremiales independientes y dio a publicidad una declaración que criticaba a los peronistas y también al ministro de trabajo. Los independientes sostenían que Cerrutti Costa no interpretaba los principios democráticos de la Revolución Libertadora, denunciaban las acciones comprometedoras del funcionario en especial su plan de celebrar elecciones dentro de 120 días, y exigían el cumplimiento de los auténticos objetivos de la revolución.77
En las semanas siguientes continuaron los asaltos a los gremios, mientras el Gobierno poco hacía para evitarlos, ya que se hallaba atrapado por las luchas entre las dos facciones militares y los dos grupos sindicales. De acuerdo con la CGT, 14 gremios habían sido ocupados por la fuerza. El 26 de octubre, Framini y Natalini, más unos 300 funcionarios sindicales, solicitaron y consiguieron una entrevista con Cerrutti Costa dónde insistieron otra vez en sus reivindicaciones.
Como vocero del grupo, Framini recalcó que la CGT deseaba colaborar con el Gobierno provisional, y no pagar obligaciones políticas, tal como habían acusado ciertos independientes.
Al día siguiente el Gobierno dio a conocer el Gobierno de Prebisch.
Los nacionalistas criollos de la CGT recibieron con mucho desagrado este informe, que además de criticar a Perón y su época, las soluciones de los economistas indicaban el deseo oficial de volver a la tradicional economía exportadora del laisser faire, que los obreros temían que iban a subordinar sus intereses a los de la oligarquía terrateniente.
La CGT afirmaba que dicho plan, tendía a perjudicar a la clase trabajadora, ya que se iba a devaluar el peso, aumentar el costo de vida y promover el enriquecimiento de los menos a expensas de las miserias de los demás.
Las tensiones eran elevadas cuando el Ministro de Trabajo respondió el 28 de octubre a las demandas presentadas por la CGT dos días antes. La posición oficial tomó cuerpo en un decreto que disponía elecciones en los gremios. El decreto suspendía a todos los funcionarios de la CGT y sus filiales; autorizaba al Ministro de Trabajo a designar tres veedores por cada sindicato para garantizar la calma, asegurar el libre acceso de todos a la organización e insertarlos a participar en los comicios; establecía una comisión electoral para llevar a cabo las elecciones integradas por funcionarios públicos; permitía que votasen los afiliados de 18 años o más, disponía el voto directo, secreto y obligatorio; que permitía que cualquier grupo presentara candidatos, siempre que contara con las firmas del 5% de los afiliados al sindicato y recalcaba que las elecciones se llevarían a cabo dentro de los 120 días.78
Los dirigentes de la CGT se irritaron porque el Gobierno no los había consultado con anterioridad sobre el decreto, y porque fueron desplazados del control que ejercían sobre la Confederación y los gremios individuales, Framini y Natalini y los secretarios generales de los principales sindicatos peronistas, llamaron a reunión y redactaron 3 resoluciones:
a) Establecía el nombramiento de una comisión de 6 miembros para que se reuniera con los dirigentes de la CGT a fin de considerar la forma en que debían responder al nuevo decreto del régimen.
b) La resolución declaraba una huelga general, si los dirigentes gremiales no conseguían obtener garantías adecuadas por parte del Gobierno.
La comisión especial se entrevistó varias veces con Cerrutti Costa, pero sin llegar a ningún acuerdo. Se declara huelga genera el 31 de octubre.
Leonardi temiendo las consecuencias políticas de una continua agitación gremial, se encargó personalmente de las negociaciones, y el 2 de noviembre llegó a un acuerdo con los dirigentes obreros. Framini y Natilini no serían removidos de la CGT, y los interventores designados por la central obrera seguirían al frente de los sindicatos que no habían sido asaltados, hasta la fecha de las elecciones. Los gremios asaltados serían intervenidos por el Ministerio de Trabajo y sus asuntos quedarían en manos de una comisión conjunta con representantes peronistas e independientes. Y, finalmente se pondría en libertad a todos los trabajadores detenidos por razones políticas.
El acuerdo con el Gobierno fue bien recibido por la mayoría de los obreros, pero dividió más a las dos facciones militares de la Revolución Libertadora, que eran antiliberales y liberales ( mayormente ).
La crisis culminó el 12 de noviembre, cuando un liberal como Aramburu y antiperonista, reemplazó a Leonardi.79
Durante sus dos primeros días en el cargo, Aramburu evidenció claramente su posición frente a los sindicatos. Permitió que los independientes se apoderaran por la fuerza de los gremios. Impuso el control del Estado sobre las editoriales de los diarios obreros "El Líder" y "La Prensa". Reemplazó a Cerrutti Costa por Raúl Migone, de firme trayectoria antiperonista.80
El 15 de noviembre, los dirigentes de la CGT declararon una huelga general como repudio a la nueva política sindical oficial.
El régimen la consideró un acto de subversión política y la reprimió con energía. Efectivos y militares intervinieron en la CGT y todas sus filiales, un destacamento de infantes de marina se apoderó del edificio de la CGT, se detuvo a Famini y Natalini y a muchos otros dirigentes gremiales por haber ordenado la huelga ilegal, i se estableció una comisión para investigar la CGT.81
A las intervenciones de los gremios sucedió el arresto de casi todos los dirigentes sindicales peronistas fuera de Framini y Natalini, el Gobierno detuvo a José Espejo, Eduardo Vuletich, Hugo Di Pietro, José Alonso y muchos otros. Se calcula que 200 dirigentes gremiales fueron recluidos únicamente en el establecimiento penal de Ushuaia.82
A la vez que arrestaban a los peronistas, el régimen estimuló a la minoría de independientes para que dirigiera el movimiento obrero. Por ejemplo: formó una junta asesora gremial integrada por independientes para colaborar con el interventor de la CGT Capitán de navío Alberto Patrón Laplacette. Entre los miembros de la junta se hallaba el veterano dirigente sindicalista Sebastián Martota, y también ciertos gremialistas antiperonistas muy inflexibles como Cándido Gregorio.
Se prosiguió con la campaña difamatoria de Perón, pero a diferencia de Leonardi, la misma se llevó a cabo en los periódicos oficiales de la CGT, El Obrero Ferroviario, La Fraternidad y otros. Por ejemplo en un ejemplar del Obrero Ferroviario un artículo decía: durante el mes de octubre de 1948 el Comité Ejecutivo del sindicato había autorizado gastos equivalentes a $300 para un regalo de bodas a José Espejo, $4500 para un almuerzo en honor a Eva Perón y $1000 para un regalo de cumpleaños a la esposa del presidente. Además había asignado
$1000 para que Pablo López viajara a los EE.UU para ser intervenido quirúrgicamente, $50.000 para la campaña de relación de Perón en 1951 y muchas otras cosas más y finaliza el artículo con la frase: "Todos con fondos sociales".83
Al intervenirse la CGT se tomaron estas y muchas pruebas de lo que hizo Perón con la organización obrera y sus fondos, se publicó un libro llamado "Libro Negro de la Segunda Tiranía", ya que la primera se consideraba la de Rosas.
En marzo y abril de 1956 el Gobierno deterioró más la influencia de los peronistas, mediante un decreto que estableció que no podrían ocupar cargos públicos, ni gremiales aquellas personas que lo hubieran hecho o apoyado a Perón, desde junio de 1946 a septiembre de 1955.
El 27 de abril de 1956, Aramburu, anuló por decreto la Constitución peronista de 1949 y reimplantó la Constitución liberal de 1853. Se eliminaron los artículos 37 al 40 que establecían la función social de la propiedad privada y los derechos del trabajador.
El 1º de mayo de 1956 la tradicional celebración obrera no fue un momento agradable para los trabajadores peronistas. Hablaron los militares, Aramburu les prometió la protección actual y futura de sus derechos y conquistas. Pero al referirse a la CGT, advirtió que no se permitiría la existencia de otro Estado en el Estado argentino. También dijo, que el Gobierno entregaría los gremios a los trabajadores pero sin permitir el regreso al poder de los peronistas.
El 23 de mayo el Gobierno estableció por decreto un nuevo régimen de asociaciones profesionales, también la realización de elecciones en los gremios dentro de 150 días. Reiteraba la proscripción de los peronistas que hubieran sido dirigentes gremiales durante la segunda presidencia de Perón, y ajustaba los detalles del proceso comercial.
También incluía un nuevo artículo que fijaba la representación de la minoría en el Comité Ejecutivo de cada sindicato, lo cual favorecía a los independientes, pues eran minoritarios en la mayoría de los casos.84
El movimiento obrero continuó su protesta acusó a trabajadores peronista de atacar a funcionarios públicos y de practicar actos de sabotaje en la fábricas.
Más importante resultó que lo gremios iniciaron muchas huelgas, sosteniendo que en el medio de respaldar sus exigencias de aumentos salariales. De este modo fueron a la huelga por razones económicas los empleados de comercio, los gráficos y los telefónicos ( considerados independientes ), mientras obedecían a motivos económicos y políticos, las huelgas de los textiles y metalúrgicos peronistas.
El Gobierno también pretendió acceder algunas de las que consideraba demandas legítimas de los obreros.
Sin derogar el decreto que restringía la participación peronista, procuró de volver a normalizar la mayor cantidad posible de los gremios. Así, para abril de 1957, se habían normalizado 59 de las 119 filiales de la CGT en Buenos Aires. Treinta y cincos se hallaban en proceso de conseguirlo, y no se proyectaba nada al respecto para el futuro inmediato de 24 filiales, ya se habían normalizado 113 de los 159 gremios del interior.
La culminación por devolver los gremios a los trabajadores no peronistas, consistió en normalizar la CGT. El 25 de julio de 1957 se dictó un decreto que facultaba a su interventor para convocar a un Congreso General extraordinario de la filiales de la CGT que contaran con 1000 afiliados o más. El primer objetivo del Congreso sería la sanción de nuevos estatutos, la elección de autoridades y el término de la intervención.
El Congreso no llego a realizar ninguno de su fines, después de reunirse durante 5 sesiones violentas, borrascosas y polémicas, entre el 25 de agosto y el 4 de septiembre.
El problema fue la validez de la credenciales de los delegados.
La consecuencia fue que se retiraron los principales gremios independientes: Unión Ferroviaria, Empleados de Comercio, trabajadores del vestido, empleados municipales, Trabajadores del Estado, Bancarios y gráficos.
Se dio término al congreso por falta de quórum y la CGT tardó en normalizarse otros cinco años y medio.85 Otras de las causas del fracaso del Congreso fue la intransigencia de los sectores antagónicos: uno el de los peronistas ( metalúrgicos, textiles, transporte, panadero, sanidad, vitivinícolas, etc)
Y otro el de los socialistas y sindicalistas libres ( mercantiles, ferroviarios, personal civil de la Nación, vestidos, municipales, gráficos, etc ). Tanto un sector como el otro procuraron conquistar la hegemonía y aplicar un criterio excluyente. Los sindicalistas libres se jactaban de contar con el apoyo del Gobierno y la intervención para lograr la dirección de la CGT, en tanto el sector peronista, haciendo gala de un criterio no menos absorcionista, se consideraba representante la mayoría de los trabajadores.
Frente a ambas posiciones irreductibles, surgió un tercer grupo de organizaciones orientadas por los comunistas, peronistas de izquierda y delegados unitarios ( luz y fuerza, construcción, madera, telefónicos, telegráficos, químicos, cerveceros, petroleros privados, etc ). El principal vocero de este núcleo era la delegación de la Unión de Sindicatos de la Industria de la Madera, a la que secundaban en sus posiciones otras 20 delegaciones.
Estas adoptaron un criterio unificador constructivo y se esforzaron por descongelar los antagonismos cerrados, por persuadir a las otras delegaciones de la necesidad de un acuerdo que permitiera recuperar la CGT y darle una dirección unitaria. Fracasaron al chocar con la intolerancia de los sectores en pugna y a principios de septiembre el Congreso quedó roto en la práctica, al retirarse los sindicalistas libres.
En tales circunstancias, los delegados unitarios conversaron por separarse con uno y otro sector en pugna, y por último lograron que se formara una comisión integrada por 21 delegaciones, a razón de 7 por cada uno de los tres sectores. Esta comisión se reunió el 16 de septiembre en la sede de La Fraternidad, pero la delegación del sector peronista no asistió y en cambio realizaron una reunión separada en el sindicato de la Sanidad. En ambas reuniones prevalecieron posiciones irreductibles. En la Fraternidad, los libres adoptaron una táctica dilatoria, argumentando que no se podía reiniciar el Congreso hasta tanto se investigasen a fondo las representaciones actuantes; su propósito era ganar tiempo para mejorar sus posiciones y asegurarse la mayoría. Mientras tanto en la Sanidad se resolvió enviar una nota al interventor Patrón Laplacette, en la cual exigía la reanudación del Congreso, pero hubo divergencia en la redacción de la misma y se suspendió.
Los delegados de la afiliación comunista realizaron una intensa labor un favor de la unidad, denunciando la posiciones negativas de unos y otros sectores. La solución propuesta consistía en dejar de lado todo intento de utilizar el número de la mayoría para desplazar al número de la minoría, constituir una Mesa Directiva unitaria del Congreso con participación de todos los sectores; de la misma manera, establecer un dirección provisional de la CGT, constituir en el Congreso una comisión de proporciones para que produjese despecho sobre los problemas fundamentales planteados a la clase obrera en esos momentos, elaborar un proyecto de reforma a los estatutos de la CGT, para darle un carácter federativo y no intervencionista y someterlo a consideración de un próximo Congreso en el plazo de 90 o 120 días.
El Gobierno jamás se reunió, pero la existencia de conflictos gremiales era un hecho cierto. Los representantes de 62 sindicatos se reunieron en la sede de la Federación de Luz y Fuerza, el 23 de septiembre y resolvieron presentar al Gobierno un petitorio que contenía 3 puntos: solución satisfactoria de los conflictos telefónicos y telegráficos, derogación del decreto 824 que prorrogaba la vigencia de los convenios, y derogación del decreto 10596, que negaba el derecho de huelga.
En caso de no satisfacer estas demandas se resolvía efectuar un paro general de 24 horas en todo el país para el viernes 27 de septiembre..
No hubo solución de los problemas planteados y el paro se llevó a cabo. Centenares de miles de trabajadores paralizaron las actividades industriales, portuarias, la banca, el transporte, etc. Como no contaban con la CGT, estructuraban otra forma de coordinación intersindical. Las 62 organizaciones que habían exigido la continuación del Congreso de la CGT y resuelto el paro, constituyeron el nucleamiento de las "62 organizaciones", integrado por sindicatos constituidos por los peronistas y los comunistas.
Mientras que los gremios que se habían retirado del Congreso y se opusieron a la continuación formaron otro nucleamiento, llamado pomposamente "32 Gremios Mayoritarios Democráticos", que se enroló en las posiciones de la ORIT.
EL carácter de éstos grupos que se hallaba enteramente definido, dado que en cada una de ellas actuaban fuerzas dispares.
16. La convención constituyente y el paro general
El 28 de julio de 1957 se realizaron en el país elecciones nacionales para elegir una convención constituyente, encargada de reformar la carta magna de la nación. Los peronistas estaban impedidos de participar con candidatos propios, se abstuvieron, los frondositas participaron, Perón en un acto demagógico presentaron la renuncia de sus candidatos electos. Los comunistas entendieron que era adoptar una actitud positiva: presentarse al acto laboral, utilizar la campaña para esclarecer a la opinión pública y luchar dentro de la convención a favor de una constitución realmente democrática, que contuviera sólidas garantías para los trabajadores y el pueblo.
En la sesión del 18 de octubre, el Sr. Rodolfo Ghioldi ( comunista), expuso las reformas que debían hacerse a la constitución: Garantías personales, eliminación del estado de sitio, derogación de la ley de Residencia, respeto al federalismo, etc. También la reforma agraria y la nacionalización de las empresas extranjeras.
El tema que más interesaba a la clase obrera eran los derechos sociales de los trabajadores, que si se lograba incluir en la constitución, el movimiento sindical contaría con un importantísimo instrumento legal para defenderlos y hacerlos valer en la vida práctica.
Por su parte la gran patronal, en especial los monopolios, no querían que se discutieran esos derechos, para poder tener impunidad en su diaria explotación a los trabajadores y se negara a aceptar los derechos sociales, y se hiciera eco en cambio, de la campaña conspiradora de ciertos jefes militares que deseaban impedir el cumplimiento de la promesa gubernamental, de elecciones para febrero del año siguiente.
En esas circunstancias las "62" Organizaciones resolvieron un paro general de 48 horas para los días 22 y 23 de Octubre de 1957. el ejercito rodeo las fábricas y patrulló las calles, los soldados fueron instruidos en el manejo de tranvías, se intervino otra vez el Sindicato Gastronómico de la capital, la Unión Tranviarios Automotor, la Asociación de Trabajadores del Estado y la Federación Obrera del Aceite, otros sindicatos fueron allanados. Durante los días en que se realizaban el paro hablaron en la Constituyente los diputados comunistas Pedro Tadioli e Irma Othar, quienes abogaron por los derechos sociales, que fuesen incluidos en la Constitución Nacional, también se expuso que se limitasen las ganancias de las empresas para facilitar la elevación de los salarios y el consiguiente nivel de vida de los trabajadores, ya que de esta forma, el aumento salarial no se trasladaría a los precios.
Después del paro las "62" Organizaciones, señalaron su exitoso cumplimiento y reiteraron el petitorio que motivó la lucha:
- Aumento general de emergencia para hacer frente a la carestía de la vida.
- Libertad inmediata de todos los presos gremiales y levantamiento del estado de sitio.
- Derogación de los decretos 824 y 10.596, de prorroga de los convenios y reglamentación de huelga, más los 7 decretos de incentivación del trabajo que anulan las conquistas obreras.
- Solución de los conflictos de los gremios telefónicos, telegrafistas y vestidos.
- Reanudación del congreso de la CGT.
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos5/sinde/sinde.shtml#ixzz3o5aNmABE |
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De: Matilda |
Enviado: 09/10/2015 16:35 |
jajaja,bueno a Albi, una "declarada" "radical" (del radicalismo) le dió una diarrea de peronismo, jijiji,que les sea leve! |
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Los que descubrieron "la pólvora en los 70's ( Oh! en la argentina hay obreros explotados!!! mon dieu! q'est que c'est!??????) llegaron con un siglo y medio de atraso.....PERON LO HIZO i'm sorry el que piensa que el peronismo es burgués....tieene los cables cruzados....
adieu! |
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bueno hay diarreas y diarreas my friend, las peores son las diarreas neuronales, porque producen anemia profunda de sinapsis analíticas ...
bye bye |
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Radical o peronista, la HISTORIA Argentina, es la HISTORIA Argentina mujer! y es mi historia, la tuya no sé... |
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De: Matilda |
Enviado: 09/10/2015 16:41 |
La verdad Albi, con qué autoridad ,alguien que MIENTE sobre su filiación política ,sobre su ideología, puede catalogar, etiquetar o chicanear a los demás? jijiji |
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aqprendió cuatro o cinco conceptos y con ellos hace combinaciones infinitas.....ai vizto? |
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Para decir que miento deberías primero conocer mi verdad, caso contrario, ejercés la censura totalitaria.Nuestra amiga matilda "hace como que hace" política, pero solo sabe censurar....es lastimoso ese papel.... |
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Debería leerte de hace dos para adelante y sabrías de qué te hablo... |
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Estoy de acuerdo con Boron cuando dice que sin Evita .... Peron no hubiera sido nada ....
26 de Julio: fecha emblemática, por LA HEROICA GESTA DEL MONCADA (ver posteo anterior) sino también porque ese día, pero un año antes, en 1952, fallecía EVA PERÓN, EVITA. Una mujer excepcional que aportó el impulso plebeyo fundamental en la primera etapa del peronismo, y sin el cual, me atrevo a decirlo, Perón no hubiera sido Perón. Evita supo granjearse la animosidad y el visceral odio de sus enemigos de clase, principalmente la oligarquía, el imperialismo y amplios sectores de la burguesía y las clases medias acomodadas. Un odio que certificaba que Evita sabía muy bien -mejor que Perón- quienes eran los enemigos a vencer: por eso fue hostigada, vilipendiada y maldecida por los grupos y clases que cualquier gobierno revolucionario coherente tiene que tener en la oposición. Que supo conectarse con su pueblo como ninguna lo hizo antes ni lo haría después. Una jovencita que a los 26 años ya puso en ascuas al país oligárquico, y a la que la vida le jugó una mala pasada. No sólo a ella, también se la jugó a la Argentina. Su recuerdo permanece intacto aunque su proyecto revolucionario –barruntado en su piel más que elaborado intelectualmente- quedase inconcluso y su figura corra el riesgo de ser convertida en un icono inofensivo, privado de su fuego interior y su espontáneo jacobinismo. Su iconoclastia, su irreverencia ante el orden establecido, su voluntad de lucha siguen iluminando el camino de millones de jóvenes argentinos y alimentando la esperanza de construir un país como ella quería: socialmente justo, económicamente libre y políticamente soberano. Un proyecto aún inconcluso y que, si la muerte no se la hubiera llevado tan prematuramente, estaría hoy mucho más avanzado de lo que está. Más allá de ciertas ambigüedades de su pensamiento político -¿quién está a salvo de ello?- que desconciertan e incomodan a los custodios de la quimérica revolución químicamente pura, Evita tenía una profunda convicción anti-imperialista y anti-oligárquica, que no sólo se expresaba en su retórica sino en gestos e iniciativas concretas. Hería con su discurso, pero más lo hacía con las políticas que impulsaba desde el estado y que recortaban el poder de los explotadores de afuera y de adentro. Hoy su discurso es como un carbón encendido oculto bajo las cenizas; ojalá que pueda renacer con políticas que permitan efectuar el tránsito, que ella sorteó con fiereza, de las palabras a los hechos. En un país que asiste a una hiperinflación de palabras altisonantes, la pasión de Evita por los hechos debería obrar como un saludable recordatorio de que mejor que decir es hacer, y que mejor que prometer es realizar, sabiendo que a la hora de realizar los poderes establecidos de una sociedad profundamente injusta como la Argentina van a utilizar todos sus recursos para frustrar cualquier proyecto transformador. Y sabiendo también que nada, absolutamente nada, podrá lograrse sin la organización democrática del pueblo y sin forjar un frente político y social que luche denodadamente contra el imperialismo y sus secuaces locales, que jamás van a aceptar una sola medida que afecte sus intereses, por más que se empeñen en disimular sus intenciones y juren, de labios para afuera, lealtad a los principios de la república, al sistema democrático y al mandato de las urnas. Por todo esto conviene recordarla en un día como hoy.
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