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General: Relaciones Cuba-Usa solo si devuelven a Guantánamo y se acaba bloqueo
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 10/02/2015 11:51 |
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Cuba y Estados Unidos: comienza la revisión de cuentas pendientes
7 febrero 2015 |
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Si hay una nación que tuvo que afanarse por conquistar su independencia fue Cuba
En este artículo: Acciones contra Cuba, Antiterrorismo, Bloqueo, Carlos Muñiz, CIA, Cinco Héroes, Cuba, Dwight D. Eisenhower, Estados Unidos, Fidel Castro Ruz, Ley de Ajuste Cubano, Luis Posada Carriles, Miami, Orlando Bosch, Terrorismo, Terrorismo contra Cuba, Wright Mills
25 marzo 2008
Discurso pronunciado por Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la clausura del evento “Cubanos residentes en el exterior contra el bloqueo y el terrorismo”, efectuada Hotel Nacional, La Habana, el 21 de marzo de 2008.
Quiero recordar -como lo he hecho varias veces, recientemente- a un norteamericano, que fue quien más se esforzó por combatir la distorsión y la mentira al comienzo de la política agresiva contra Cuba, el profesor Wright Mills. Él publicó un libro en 1960, con un título muy sencillo, Listen Yankee, o sea, Escucha yanki.
Hoy se podría usar la misma expresión, para decir: “Escucha yanki, escucha castellano, escucha francés escucha alemán, escucha mucha gente.”
En ese libro él plantea que había dos Cubas: la real, la verdadera, la que nosotros conocemos, los cubanos que vivimos acá y los cubanos que viven en otras partes, pero la llevan en el corazón; y la otra, la fabricada artificialmente por los medios de comunicación al servicio de una política agresiva contra esa Cuba.
Si hay un área en la que se refleja con toda claridad ese contraste es en la emigración. Si hay quienes han sido manipulados groseramente, distorsionados sistemáticamente, por muchos años, han sido ustedes, queridos compatriotas que viven fuera de Cuba, los emigrantes cubanos.
En estos mismos días se conmemoraba el aniversario de aquella reunión secreta en la Casa Blanca, en que el presidente Eisenhower aprobó el llamado Programa Cuba, que tenía como un elemento fundamental, precisamente, ese: fabricar una oposición adentro de Cuba y fabricar afuera una supuesta organización de exiliados cubanos que le permitiera a la Agencia Central de Inteligencia dirigir, canalizar su respaldo a esa oposición fabricada adentro, ocultando su mano a través de esa supuesta organización exiliada; si algo se puede decir de la política norteamericana, es que no puede ser más inmovilista, más aburridamente repetitiva, porque es exactamente la política hoy, exactamente la misma.
La famosa Ley de Ajuste Cubano, que ha sido mencionada acá, no lo olviden nunca, compatriotas, es una ley con dos filos dirigidos contra la nación cubana aquí adentro y afuera.
No se olviden que los legisladores se tomaron el trabajo de repetir, en cada párrafo de esa ley, la condición principal: los llamados beneficios que la misma daría a quienes llegasen a Estados Unidos estaban condicionados a que lo hubieran hecho el día Primero de Enero de 1959 o después.
¿Qué significaba eso? Ante todo, la discriminación contra quienes eran entonces la mayoría de la emigración y, al mismo tiempo, tratar de emplear ese instrumento legal para socavar la sociedad cubana, ofreciéndoles a los cubanos lo que el imperio no le ha ofrecido ni le ofrece a ninguna otra nacionalidad en el planeta.
Cuánta discusión hay ahora en que le reclaman que se reforme el sistema migratorio, que se ajuste el estatus de millones; hablan de 12 millones, ninguno de ellos cubano, sometidos a las peores vejaciones, maltratos, persecuciones; pero nadie les ajusta su estatus.
No se lo ajustaron, no lo han hecho nunca a ninguno de los cubanos que llegaron allá antes del Primero de Enero de 1959, y eran muchos, y eran muy importantes, hasta el extremo de que en la ley se tomaron el trabajo de aclararlo. No, a los que vinieron antes no; a esos batistianos o ahijados de batistianos, porque hay uno por ahí bastante notorio, que fue “cargadito” por el dictador, y para vergüenza de esa supuesta democracia norteamericana, ese señor y su hermanito, el otro ahijado, son supuestos representantes del pueblo de Estados Unidos, dedicados a perseguir a la nación cubana adentro y afuera, como lo reflejan esas monstruosas restricciones que ustedes con toda justeza han denunciado y condenado.
¿Por qué fue José Martí a Norteamérica a organizar el Partido Revolucionario Cubano, a organizar a los cubanos y a los puertorriqueños para la lucha por la independencia? Por la sencilla razón de que en aquella parte del planeta vivían muchos cubanos, vivieron siempre muchos cubanos, que nunca se beneficiaron por ninguna Ley de Ajuste, que nunca se beneficiaron por ningún programa federal, sino todo lo contrario: fueron perseguidos sistemáticamente, como hizo el presidente Ulises Grant, que los reprimió con saña y los insultó, que les impuso los peores castigos a los emigrados cubanos que intentasen apoyar al movimiento patriótico, a la guerra por la independencia iniciada por Carlos Manuel de Céspedes, que fue lo que llevó al Padre de la Patria a hacer el descubrimiento fundamental de nuestra historia: “El propósito de Estados Unidos es apoderarse de Cuba, ese es el secreto de su política.”
Eso no lo dijo Fidel Castro -Fidel Castro lo repitió hace poco-, eso lo dijo Carlos Manuel de Céspedes en 1870. ¿Y dónde lo dijo? En uno de sus numerosos mensajes a la emigración cubana, de la que se habla muy poco, como si no hubiera existido; pero que en el siglo XIX fue mucho más importante, más numerosa, más decisiva que en todo el siglo XX.
Recordemos que solo en 10 meses posteriores al 10 de octubre de 1868, según las informaciones oficiales españolas, solo por el puerto de La Habana emigraron hacia Estados Unidos unos 100 000 cubanos, cuando la isla tenía un millón de habitantes. Dejo a ustedes sacar las conclusiones del caso.
¿Cuántos supuestos conocedores de Cuba, cuántos analistas de Cuba se toman el trabajo de pensar que Cuba siempre fue esa realidad, nación de inmigrantes y de emigrantes?, esa es la otra parte oculta. ¿Cuánto tiempo nos costó descubrir que en nuestra comunidad nacional, en nuestra sociedad, había mucha gente esclavizada, discriminada, perseguida, que procedían de Haití y de las otras islas caribeñas, muchas de ellas gente que solo recibieron los derechos a una vida humana, que se les reconociera sus derechos como personas, cuando se produjo aquí el triunfo revolucionario el Primero de Enero de 1959?, antes fueron segregados, ignorados, desconocidos, incluso, como seres humanos.
Los compañeros de mi generación, o los que se tomen el trabajo de ir a la Biblioteca Nacional o ir a los archivos de Bohemia, esa revista tan decisiva en la historia de Cuba, que celebra por estos días su centenario, ahí pueden ver la atención que, incluso, nuestra prensa le dio en los años cuarenta y en los años cincuenta, cuando se producía otra gran ola migratoria de cubanos que iban hacia Estados Unidos a buscar un empleo, a buscar mejores oportunidades -pensaban ellos-, y a afrontar también la discriminación y los vejámenes que esa sociedad reserva para todos los emigrantes, especialmente los latinos.
Quienes tanto hablan siguiendo las instrucciones del gobierno de Estados Unidos, que vienen desde los tiempos de Eisenhower, de ese supuesto “exilio”, de “esa nación” que ha escapado de la isla en busca de la “libertad” y todo el resto de las tonterías que repiten sin sonrojarse, ¿por qué no dedican un parrafito a reclamar los derechos de esos cubanos que fueron hasta 1958 la segunda comunidad de inmigrantes de este Hemisferio en Estados Unidos?
Para eso no tienen que citar el Granma. Para eso les basta buscar los medios oficiales norteamericanos. Si yo digo que los cubanos ocupaban el segundo lugar, solo después de México, por el número de inmigrantes en Estados Unidos es porque estoy citando al Servicio de Inmigración y Naturalización. Ya no se llama así, ahora es parte de ICE, Inmigración y Ciudadanía, pero sigue publicando sus estadísticas anualmente.
Hasta el año 1958 había tres grupos: México, Cuba y después el resto del hemisferio. Ya no pueden hacerlo así. Ahora tienen que poner, por sus nombres y apellidos, uno por uno, a los países de la América Central, a algunos países de la América del Sur y a algunos países caribeños, todos los cuales están por encima de Cuba en el número de inmigrantes en Estados Unidos, a pesar de que ellos no tienen Ley de Ajuste y de que solo respecto a Cuba existe un plan de desestabilización, de atraer, de fomentar, como parte de ese proyecto de destrucción de la Revolución Cubana, usando como instrumento a organizaciones de denominados exiliados y presentando a los emigrantes como si hubieran sido todos ellos supuestos exiliados políticos.
Exiliados y emigrados fueron las decenas de miles de compatriotas que a lo largo del siglo XIX y del siglo XX se vieron forzados a irse allá, pero al hacerlo no rompían con su patria, sino que se la llevaban consigo, y la supieron mantener viva en los peores momentos, en los días más difíciles de nuestras guerras por la independencia, y a todo lo largo del tiempo transcurrido desde entonces.
Se pudiera decir que también hay dos emigraciones: la verdadera, la real, y la inventada, la fabricada por la Agencia Central de Inteligencia, cumpliendo con un plan premeditado que tiene como finalidad destruir a Cuba, o, para emplear la expresión del Padre de la Patria, “apoderarse de Cuba”.
¿Y cómo tratan de apoderarse de Cuba? ¿Cuáles son los instrumentos, los medios que emplean para ello? Ustedes los han discutido, los han examinado y se han pronunciado con relación a ellos. Por una parte, el llamado bloqueo económico, comercial y financiero. ¿Por qué no empleamos el lenguaje exacto? El intento de genocidio, porque se trata de eso y no de otra cosa, y no porque lo diga yo, sino porque lo dijeron ellos.
Alguien me hablaba por acá de un libro que he citado varias veces, y me preguntaba si era de la Editora Política, y le dije: No, no, no es de la Editora Política; es del US Printing Office, de una cosa que se llama Departamento de Estado. Esos documentos que yo citaba ni existen en español: Foreign, Relations of the United States, volume VI, Cuba 1958-1960. Tengo que decirlo en inglés, me perdonan la pedantería porque es el título.
No, no, compañeros, no fue la Editora Política, son parte de los documentos desclasificados por el gobierno norteamericano. Algún día desclasificarán documentos correspondientes a la fecha de hoy, lo que pasa es que ese día hay que esperar que se dé dentro de 30 años, ese sencillo detalle.
Bueno, pero en ese libro publicado en los años noventa, que es nada más que una recopilación de documentos desclasificados, ahí están expuestos los análisis internos en la Casa Blanca, no del año 2008, sino del año 1959 y 1960.
Felipe lo conoce, porque lo ha citado en algún discurso en la ONU y yo también, y tendremos que hacerlo toda la vida, hay un documento clave que explica el genocidio: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro. Tenemos que adoptar de inmediato medidas para negarle recursos financieros y materiales para causar hambre y desesperación y provocar el cambio de gobierno“, se lee en la página 885. Provocar hambre y desesperación, ¿a quiénes? A los cubanos. Ellos no se ocultaron para decirlo; por supuesto, ocultaron durante 30 años esa política que fue aprobada por el presidente Eisenhower.
¿Qué cosa es provocar hambre y desesperación en un pueblo? Busquen la Convención sobre el crimen y del genocidio para que vean si no es exactamente eso, cualquier política encaminada a causar sufrimientos a un grupo humano.
Bueno, pues hay un grupo humano, que se llama el pueblo de Cuba, que es víctima del genocidio más prolongado de la historia, el más largo, el que va a cumplir medio siglo. ¿Y cuál es su propósito? Su propósito es negarle al pueblo cubano sus derechos democráticos. ¡Ah!, como la mayoría está con Castro, vamos a castigar a esa mayoría y vamos a hacerla sufrir hasta que dejen de apoyar a Castro.
¿Puede sorprender a alguien que algunos hayan flaqueado? ¿Que algunos no hayan podido resistir el nivel de sufrimiento y de desesperación, provocado sobre todo un pueblo, por la mayor superpotencia de la historia? ¿Qué tiene de raro que algunos compatriotas no hayan podido resistir, con la misma tenacidad que la inmensa mayoría de los cubanos, todo este tiempo? Es al contrario, es causa de admiración el hecho de que la población de Cuba hoy sea el doble de aquella que tenía cuando se empezó a aplicar contra ella esta política y que la inmensa mayoría de los cubanos que viven en otros países, ni han dejado de ser cubanos, ni han traicionado a su patria (Aplausos).
Ustedes han hablado de varios puntos importantes en los que tenemos, como una meta, como un propósito, seguir luchando para lograr que los medios de comunicación se den por enterados y actúen con apego a lo que se dice ser su misión en la vida, que es informar. Yo no quiero referirles a ellos, aquí hay algunos representantes de esos medios, ningún argumento del gobierno cubano, lo que les sugeriría es que repasaran las conclusiones del Tribunal de Nuremberg, y, en particular, el alegato presentado por el fiscal, norteamericano por cierto.
Él les dedicó una parte muy importante, que yo no sé por qué no se encuentra con tanta asiduidad en los medios de prensa internacionales, a pesar de que, incluso, fue hace poco el aniversario del fallo de ese tribunal; ese Fiscal se levantó y apuntó no ya solo a los acusados inmediatos, a los criminales nazis que estaban sentados en el banquillo de los acusados, sino se dirigió a los otros: a los que sabían del crimen, pero no lo combatieron; a los periodistas, a los informadores que sabían, pero no informaron.
Algún día, algún fiscal se levantará para preguntarle a alguno: ¿Y usted dónde estaba durante el medio siglo de genocidio contra el pueblo de Cuba? (Aplausos.) ¿Dónde estaba usted cuando pasaron -como va a ser el próximo abril- los 30 años del vil asesinato de Carlos Muñiz Varela, dónde estaba usted que no denunció a los asesinos por sus nombres, que son conocidos, que están ubicados en documentos oficiales norteamericanos? ¿Cómo es posible que en 30 años todavía Carlitos esté muerto y no se le haya hecho justicia?
¿Dónde estaban, mientras Posada Carriles y Orlando Bosch se paseaban libremente por las calles de Miami y, al mismo tiempo, cinco compatriotas nuestros, que no le han hecho daño a nadie, que tuvieron el heroísmo, la osadía incomparable de ir allá a ese país, a lo peor de ese país para, sin emplear la fuerza ni la violencia, tratar de descubrir los planes de los terroristas y salvar vidas…? Si alguien lo hubiera hecho en los años setenta, a lo mejor Eulalio Negrín no habría sido asesinado como lo fue en Nueva Jersey, no en Cuba, allá, allá muy cerca del corazón de Nueva York, o Carlos no hubiera sido asesinado a plena luz del día en San Juan, si hubiéramos contado con Gerardo, con Ramón, con Antonio, con Fernando y con René entonces.
Cuántas vidas de cubanos de aquí o de allá no existen hoy, no se salvaron gracias al sacrificio de nuestros hermanos.
¿Dónde estaban ustedes, preguntará ese fiscal futuro, estoy seguro de que lo va a hacer, dónde estaban cuando el gobierno de Estados Unidos le reconoció al Tribunal de Miami que el interés principal para ese gobierno al castigar a nuestros Cinco compañeros era proteger a esos grupos terroristas? ¿Dónde estaban cuando el tribunal accedió a la petición del gobierno de que no bastaban las cuatro cadenas perpetuas más 75 años de prisión?, que, además de eso, había que incapacitarlos a los Cinco para siempre, para que nunca más pudieran volver a poner en riesgo la actividad de los terroristas. ¿Por qué nadie ha publicado eso?
¿Los que silencian el terrorismo anticubano, los que silencian el genocidio contra Cuba, no son acaso tan culpables como los terroristas y los genocidas?
Ese fue el principio de Nuremberg, yo no lo estoy inventando; búsquenlo, que eso está publicado. Hace 60 años fue un principio consagrado, precisamente reclamado por juristas norteamericanos que comprendían que, para evitar la repetición de esa horrenda experiencia de la Segunda Guerra Mundial, había que ser consecuentes y exigir no solamente a los culpables inmediatos, reales, de un crimen, sino a todos los que incumplían una obligación ética elemental al no denunciarlo y combatirlo en su tiempo.
Dos Cuba, dos emigraciones y un gran fracaso; un gran fracaso de una política que no ha podido contra nosotros, que no ha sido capaz de doblegar ni al abnegado, heroico y sufrido pueblo que habita en esta isla asediada, ni a los miles y miles de hermanos y hermanas que son portadores de esas mismas virtudes dondequiera que se encuentren.
Por eso, estimados amigos, compatriotas, quiero saludar este encuentro de cubanos residentes en el exterior, porque han sido capaces de debatir los temas más importantes, más cruciales para la patria; de adoptar decisiones, conclusiones orientadas hacia lo práctico, y, sobre todo, porque han sido capaces de lanzar un mensaje al mundo que es muy importante.
Si hay una nación que tuvo que afanarse, más que ninguna otra, por conquistar su independencia, por llegar a ser ella, fue la cubana. Si hay un pueblo que tuvo que afrontar obstáculos, riesgos enormes, sobre el cual se alzó la amenaza de la extinción, incluso cuando estaba naciendo, es el pueblo cubano, y desde aquellos días era el pueblo cubano viviendo y combatiendo en la isla, y el pueblo cubano viviendo y combatiendo más allá de los límites de esta isla. Sigue siendo hoy esa la verdadera Cuba, la Cuba que no pueden distorsionar ni fabricar; la Cuba que desde La Habana y desde todos los rincones del planeta vuelve a proclamar ahora y siempre:
¡Viva Cuba Libre! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
Muchas gracias (Aplausos prolongados y exclamaciones).
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Chomsky sobre Cuba: “Después de décadas de terrorismo e injerencia de Estados Unidos; el restablecimiento es lo menos que podían hacer”
Los Estados Unidos y Cuba han celebrado una segunda ronda de conversaciones como parte del esfuerzo por restablecer las relaciones diplomáticas por primera vez en más de medio siglo. Las dos partes podrían reabrir embajadas en La Habana y Washington a tiempo para una reunión regional el próximo mes.
Analista político y lingüista de renombre mundial Noam Chomsky da la bienvenida a la decisión del presidente Obama para comenzar normalizar las relaciones con Cuba, pero advierte que después de más de medio siglo de injerencia de Estados Unidos en la isla, es el paso mínimo que podía tomar.
AMY GOODMAN: A medida que continuamos nuestra conversación con Noam Chomsky, pasamos ahora a América Latina. Le preguntamos sobre el deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba y la intromisión estadounidense en Cuba.
NOAM CHOMSKY: Estados Unidos ha estado en guerra con Cuba desde finales de 1959. Cuba había sido, esencialmente, una colonia de los Estados Unidos, una colonia virtual. En enero de 1959, las fuerzas de la guerrilla de Castro se hizo cargo.
A finales de ese año, alrededor de octubre, aviones estadounidenses ya estaban bombardeando Cuba desde la Florida. Eso, creo que fue en marzo de 1960, hubo una decisión formal internamente para derrocar al gobierno. John F. Kennedy llegó poco después, llegó a la Bahía de Cochinos. Después de la Bahía de Cochinos, no había casi histeria en Washington sobre cómo castigar a los cubanos para esto.
Kennedy hizo algunos discursos increíbles acerca de cómo el futuro del mundo está en juego a partir del trato con Cuba . Los EE.UU. lanzaron una gran guerra terrorista contra Cuba. La mayor guerra terrorista es parte de los antecedentes de la crisis de los misiles, que casi conllevó a una guerra nuclear . Justo después de la crisis, la guerra terrorista volvió a repuntar.
Mientras tanto, las sanciones han sido muy duras contra Cuba, desde el régimen de Eisenhower, extendida por Kennedy, y ampliado aún más con Clinton. Como sabes, el mundo se ha opuesto a esto. Los votos en la Asamblea General, que no pueden hacerse en el Consejo de Seguridad porque los EE.UU. veta de todo, son abrumadoras.
Creo que la última votación fue 182 a dos, ya sabes, Estados Unidos e Israel, y a veces Papua o algo por el estilo. Esto ha estado sucediendo año tras año. Los EE.UU. están totalmente aislados, no sólo en este tema, sino en muchos otros. Por último, observe que Obama no terminó las sanciones. De hecho, ni siquiera termina las restricciones, por ejemplo las restricciones a los viajes y otras. Yo creo que ellos hicieron un gesto leve para avanzar hacia la normalización de las relaciones.
Realmente las sanciones son realmente increíbles. Por lo tanto, si, por ejemplo, Suecia estuviese enviando equipos médicos y en algún lugar tenía níquel cubano en él, quedaba totalmente prohibido.
AMY GOODMAN: ¿Y en el caso del terrorismo?
NOAM CHOMSKY: Terrorismo que duró hasta los años 90. La peor parte fue bajo Kennedy, luego volvieron a aumentar durante los últimos años 70 y así sucesivamente. Recordemos que a los principales terroristas se les proporcionan refugio en Florida. El fallecido Bosch es uno, Orlando Bosch. Posada es otro.
Un país que alberga terroristas es lo mismo que los propios terroristas. Eso es para los demás, no para nosotros.
Ahora que nuestra vieja política de llevar la libertad y la democracia no funcionó, así que teníamos que intentar una nueva política. Pero hay que reconocer los pequeños pasos que se están dando.
(Tomado de Realcuba’s Blog)
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15 marzo 2015 |
Cuba es una referencia mundial en educación. Es lo que acaba de recordar un informe del Banco Mundial que clasifica a Cuba en el primer puesto en cuanto a la inversión en el sistema educativo para el periodo 2009-2013. Con cerca del 13% (12,9%) del PIB invertido en este sector, ningún otro país del mundo, incluidos los más desarrollados, iguala a la Isla del Caribe, que ha hecho de su política social un modelo para las naciones en vía de desarrollo.
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ESTADOS UNIDOS FRENTE A CUBA
Una pelea de siglos
Mucho antes del triunfo revolucionario de 1959, desde los inicios del siglo XIX, hubo agudas contradicciones entre estas dos naciones
Por PEDRO ANTONIO GARCÍA (cultura@bohemia.co.cu) Fotos: Archivo de BOHEMIA
3 de marzo de 2015
Céspedes denunció en su célebre carta al senador Charles Sumner que Estados Unidos “seguía prestando apoyo indirecto moral y material al opresor contra el oprimido. (Foto: Autor sin identificar)
Febrero de 1960 se inicio en medio de la agudización de la violencia contrarrevolucionaria, entrenada y subvencionada por el Gobierno de los Estados Unidos. El día 1º, aviones procedentes de Norteamérica incendiaron más de 200 mil arrobas de caña en Matanzas. Diecisiete días después otro aeroplano del mismo punto de origen, que se disponía a atacar el central España, en el municipio matancero de Perico, estalló en el aire cuando, por razones desconocidas, una bomba de alto poder explosivo detonó dentro de la nave. Los dos tripulantes murieron. El piloto, según documentos hallados en los restos del aparato, se nombraba Robert Ellis Frost.
El 21 de febrero un bimotor proveniente de los Estados Unidos sobrevoló el poblado de Cojímar. Ante el fuego de las defensas cubanas, huyó rumbo norte, no sin antes descargar sus bombas en la franja costera. Pero lo peor estaba por verse: el 4 de marzo siguiente, en la rada capitalina, se produjeron dos explosiones en el vapor francés La Cobre, el cual transportaba armas adquiridas para la defensa del país. Hubo alrededor de cien muertos y otros tantos heridos, principalmente estibadores del puerto y marinos del buque. Al siguiente día, en el sepelio de las víctimas, Fidel reiteró la profunda convicción del pueblo y del Gobierno cubanos de que se trataba de un sabotaje perpetrado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos. (Ver ampliación del tema en la Sección de Historia de esta edición).
Poco menos de dos semanas después, el 17 de marzo, el presidente D. E. Eisenhower encomendaba a Allen Dulles, entonces director de la CIA, la preparación de una fuerza armada para invadir la Isla y derrocar la Revolución.
Años más tarde, al comentar estos hechos para la televisión miamense, un periodista de origen cubano afirmó que eran el resultado lógico del diferendo entre las dos naciones, originado “en el sentimiento antinorteamericano con que Castro y sus barbudos inundaron a Cuba”. Se equivocaba. El llamado diferendo es mucho más antiguo, muy anterior a la promulgación de la Ley de Reforma Agraria y a la solicitud de retirada, por parte del Gobierno Revolucionario, de la misión militar norteña en el país. Data de cuando Cuba aún no era una nación y Estados Unidos recién disfrutaba de su independencia. Es una pelea de siglos.
En un principio, la fruta madura
Aunque Benjamín Franklin ya proclamaba en la segunda mitad del siglo XVIII la necesidad para las entonces aún 13 colonias inglesas en Norteamérica de apoderarse de las llamadas “Islas del azúcar” (Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico), corresponde a Thomas Jefferson el dudoso honor de ser “el precursor de la anexión de nuestro país a los Estados Unidos, […] el paladín constante de la incorporación de Cuba a la Unión”, como subrayaron los historiadores de la Isla en el congreso de su disciplina en 1947.
Por orientaciones de Jefferson agentes estadounidenses radicados en la mayor de las Antillas estuvieron atentos, en fecha tan temprana como 1805, a descubrir cualquier interés de los criollos en formar parte de la nación norteña. Muchos le oyeron hablar por aquellos días, cuando era presidente de su país, de la posibilidad de una guerra con España, ya que Cuba podía ser capturada sin mucha dificultad.
La invasión napoleónica a la península ibérica (1808) desató el apetito expansionista de Jefferson. Envió a La Habana un emisario para convencer al capitán general Someruelos de la conveniencia de traspasar la Isla a la jurisdicción norteamericana. Tal misión fracasó. Su sucesor en la presidencia, James Madison, más realista, trazó la estrategia de mantener a Cuba como colonia de una España débil y no permitir que ningún país fuerte la ocupara. Como estimara el historiador Emilio Roig de Leuchsenring, “desde entonces, la política yanqui con respecto a Cuba fue apoyar la soberanía española mientras no pueda ser norteamericana”.
La invasión francesa de 1823 a España, con el objetivo de erradicar de la península todo vestigio de liberalismo y constitucionalismo, llenó de inquietud a Washington. El presidente Adams envió a un emisario a La Habana a sondear la situación política de la Isla; al nuevo embajador en España, Hugo Nelson, dictó instrucciones de “emplear todos los medios a su alcance” para impedir cualquier intento de traspasar Cuba a Inglaterra o Francia. Consideraba el mandatario que la mayor de las Antillas y Puerto Rico “por su posición local son apéndices naturales del continente norteamericano y una de ellas, casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser por una multitud de razones de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión”.
Obviamente, se estaba refiriendo a Cuba, para cuya anexión, opinaba, “no estamos todavía preparados […] Pero hay leyes de gravitación física y así como una fruta separada de su árbol por la fuerza del viento no pueda, aunque quiera, dejar de caer en el suelo, así Cuba, una vez separada de España y rota la conexión artificial que la liga con ella, es incapaz de sostenerse por sí sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana”. De tal forma Adams delineaba lo que los historiadores cubanos del siglo XX llamarían “la política de la fruta madura”.
Pronto al gobernante yanqui le asaltaría una nueva preocupación: los deseos de las recién independizadas naciones latinoamericanas de expulsar a España de Cuba y Puerto Rico. Simón Bolívar tenía entre sus planes encomendar a José Antonio Páez y Antonio José de Sucre la invasión libertadora de estas dos islas. El presidente mexicano Guadalupe Victoria también estaba dispuesto a involucrarse en la operación. Adams declaró al conocer de estos propósitos que Washington no permanecería indiferente ante la partida de expediciones hacia la Isla desde el país azteca y Sudamérica.
En una ofensiva diplomática sin precedentes hasta entonces, el presidente gringo boicoteó todo intento de organizar una operación bélica libertadora en el Caribe. Aunque sus delegados, al llegar tarde, no estuvieron presentes en el Congreso Anfictiónico de Panamá (1826), la oposición estadounidense a cualquier expedición hacia Cuba era tan evidente que obstaculizó todo intento de concretarla. En ese empeño, hay que reconocerlo, recibieron un sustancial apoyo de Inglaterra. Al recordar esos días, Páez escribió en sus memorias: “El Gobierno de los Estados Unidos, y lo digo con dolor, impidió así la independencia de Cuba”.
Ya para esta fecha, un grupo minoritario de hacendados criollos había comunicado a varios congresistas norteamericanos su deseo de “ligarse a los Estados Unidos como estado, no como colonia”. En la política de la fruta madura aparecía ahora un nuevo componente: los anexionistas cubanos.
Las expediciones ahora llegan del norte
Los expedicionarios de Narciso López, según grabado de Landaluze. La mayor parte de ellos eran mercenarios húngaros y yanquis contratados en Kentucky y Louisiana. (Ilustrador: Landaluze)
La crisis del reformismo con la exclusión de los diputados cubanos de las Cortes españolas (1834-1837), el férreo despotismo de las autoridades coloniales, los devaneos de Madrid con Inglaterra que hicieron temer a los hacendados azucareros por la posibilidad de que se limitara o se aboliera la esclavitud, y las rebeliones de esclavos en la década de 1840, crearon las condiciones para que un sector de la sacarocracia comenzara a ver con buenos ojos la anexión a Estados Unidos. Esta corriente ideológica fue fomentada por el llamado Club de La Habana, encabezado por Miguel Aldama y Cristóbal Madam. En el centro de la Isla había un gran centro afín a ella, nucleado en torno a Narciso López, mientras que en Camagüey desarrollaba una gran agitación anexionista el grupo de ricos propietarios entre los que resaltaba Gaspar Betancourt Cisneros El Lugareño.
En Norteamérica algunos sectores de poder, sobre todo del Sur esclavista, aplaudieron los preparativos del núcleo que lideraba Narciso López para una sublevación armada, e incluso pensaron apoyarla con una fuerza expedicionaria. El levantamiento nunca se produjo. Por una parte, el presidente Polk obstaculizó los planes insurreccionales de los anexionistas cubanos, mientras le proponía a España la compra de la Isla. Por otro lado, ya el Club de La Habana había perdido sus “arrestos levantiscos”, al comprobar que no existía posibilidad alguna de que Madrid accediera a abolir la esclavitud o a limitar la trata.
Narciso López, exiliado en Norteamérica, continuó con su idea de capitanear una sublevación. Sus dos primeros intentos expedicionarios (1849) no fructificaron, por la acción del Gobierno estadounidense. El 13 de mayo de 1850 partió de New Orleans en el vapor Creole con una soldadesca mayoritariamente extranjera, pues solo pudo enrolar a cinco cubanos. En su segunda y última aventura (agosto de 1851) arribó a costas cubanas en el vapor Pampero, junto con 600 hombres (solo 49 cubanos) y, al igual que con el Creole, la población de la Isla no se le sumó. Apresado por los españoles, López fue ejecutado. Igual suerte corrió Joaquín de Agüero en Camagüey.
Estados Unidos continuó con su política (“Cuba española, mientras no pueda pertenecernos, pero nunca para los cubanos”) y obstaculizaba cualquier sublevación o expedición insurreccional, incluso anexionista. A la vez, no cejaba en sus propuestas de comprarle la Isla a España: al igual que Polk (1848), Pierce (1853) y Buchanan (1857) hicieron ofertas a Madrid, sin éxito.
Contra el mambisado
A Thomas Jefferson le cabe el “honor” de ser el precursor de las ideas de anexión de Cuba a los Estados Unidos. (Foto: Autor sin identificar)
El alzamiento del 10 de Octubre de 1868 en Oriente, secundado por Camagüey en Las Clavellinas (4 de noviembre) y por el centro del país en febrero de 1869, gozó de la admiración del pueblo estadounidense, no así en ciertos sectores de poder. Tanto el presidente norteño Ulysses Grant como su secretario de Estado, Hamilton Fish, se negaron insistentemente a reconocerle beligerancia a la República de Cuba en Armas constituida en Guáimaro, mientras que lo hacían países latinoamericanos como Chile, México, Brasil, Guatemala, Bolivia y El Salvador, en tanto Colombia, Perú y Venezuela enviaban ayuda a través de expediciones.
La administración Grant fue incluso más allá: en diciembre de 1869 entregó a Madrid 30 cañoneras, para reforzar la flota ibérica que bloqueaba a Cuba y trataba de impedir la llegada de expediciones independentistas a la Isla. Fish incluso buscó una alianza con el Herald de New York y en ese periódico se publicó una serie de artículos para convencer a la opinión pública de que la revolución mambisa estaba prácticamente muerta; por ende, el reconocimiento de la beligerancia era una pérdida de tiempo y energía.
El Herald en sus páginas difamaba a la Junta Cubana de New York, a la cual acusaba de malversación. En uno de sus editoriales, el rotativo proclamaba el inexorable fin de la rebelión en Cuba y que lo único por hacer era la anexión de la Isla a Estados Unidos, donde los habitantes de ella “vivirán libres, prósperos y felices”.
El estadounidense Thomás Grant, quien en el Ejército Libertador alcanzó el grado de mayor general, denunció el fariseísmo del gobierno de los Estados Unidos y de cierta prensa de esa nación: “Los españoles están peleando con armas compradas en Marden Lane, en casa de Shirley, Harley & Graham y a nosotros (los mambises) en todo un año no nos ha permitido comprar nada. […] Quisiera ver cambiada la infame ley de neutralidad (de EE.UU.), esa infame ley de ayuda a los españoles a quedarse en Cuba y que se opone a que los cubanos se defiendan”.
Carlos Manuel de Céspedes, en su carta al senador Charles Sumner (1871), denunciaría que Washington “seguía prestando apoyo indirecto moral y material al opresor contra el oprimido, a la monarquía contra la República, a la metrópoli europea contra la colonia americana, al esclavista recalcitrante contra el libertador de cientos de miles de esclavos”. Aunque en la misiva expresaba su optimismo de que los Estados Unidos cambiarían de actitud, el Héroe del 10 de Octubre recalcaba: “Llegue o no llegue ese día, la Revolución Cubana, ya vigorosa, es inmortal… Nuestro lema es y será siempre: Independencia o Muerte. Cuba no solo tiene que ser libre, sino que no puede ya volver a ser esclava”.
‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑ Fuentes consultadas Los libros Historia de Cuba y sus relaciones con los Estados Unidos, de Philip Forner, y La colonia. Evolución socioeconómica y formación nacional, del Instituto de Historia de Cuba. Memorias del general José Antonio Páez. Autobiografía. La compilación Carlos Manuel de Céspedes. Escritos, realizada por Hortensia Pichardo y Fernando Portuondo. |
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Guantánamo tendrá por primera vez menos de 100 presos
EE UU traslada a Omán a una decena de yemenís que llevaban más de una década encerrados
Detenidos de Guantánamo rezan en direcció a La Meca.
JUEVES, 14 DE ENERO DEL 2016 - 18:45 CET
Por primera vez desde el 16 de enero de 2002, apenas dos semanas después de abrir sus puertas, el centro de detención deGuantánamo tendrá menos de un centenar de presos.
Diez internos yemenís fueron transferidos el miércoles a Omán, el sultanato del Golfo Pérsico, después de pasar cerca de 14 años entre rejas sin haber sido procesados ni acusados formalmente de nada. Nunca antes la Administración Obama había puesto en libertad a tantos detenidos de una sola tacada.
En el penal cubano quedan ahora 93 presos, de los cuales 34 cuentan desde hace el 2009 con la autorización de las agencias de seguridad estadounidenses para que puedan ser transferidos a terceros países.
La intención del Gobierno estadounidense es encontrarles acomodo en los próximos meses. “Para este verano, esperamos estar en una posición para vaciar Guantánamo de todos los detenidos cuya transferencia ha sido aprobada”, ha afirmado este jueves Lee Wolosky, el funcionario del Departamento de Estado encargado de negociar las transferencias.
El año ha empezado a un ritmo prometedor. Catorce detenidos han sido puestos en libertad, y la Casa Blanca insiste en cumplir con la promesa lanzada por el presidente en su primer discurso del Estado de la Unión hace ahora siete años.
Esta misma semana, su jefe de gabinete, Dennis McDonnough, aseguró que Obama “siente la obligación hacia su sucesor de cerrarla y por ese motivo vamos a hacerlo”. Pero si alguien buscaba pistas en cómo pretenden circunvalar las trabas que impone el Congreso,Obama no ofreció ninguna en su último discurso del Estado de la Unión del pasado martes.
Guantánamo “es caro, innecesario y solo sirve como panfleto de reclutamiento para nuestros enemigos”, se limitó a decir.
TERCEROS PAÍSES
Idealmente a su Administración le gustaría enviar a los presos que no cuentan con autorización para ser transferidos a terceros países, a pesar de que la gran mayoría no han sido juzgados ni acusados de nada, a prisiones de máxima seguridad en Estados Unidos.
El Congreso ha prohibido la utilización de fondos federales para que pueda hacerlo y los gobernadores de los estados que suenan para acogerlos se oponen abiertamente.
Ante esos impedimentos legales, Obama podría actuar por decreto, como le han recomendado algunos abogados que trabajaron para su Administración, pero hasta el momento se ha resistido a tomar la decisión.
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Todo Guantánamo para los cubanos
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Todo Guantánamo para los cubanos
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EL MUNDO › ONG DE 15 PAISES LE RECUERDAN A OBAMA QUE URGE CERRAR LA BASE DE GUANTANAMO
A siete años de una promesa incumplida
Organismos de defensa de los DD.HH. señalaron la necesidad de que Washington dicte la clausura de la cárcel, como un primer paso de justicia y reparación de los crímenes perpetrados por EE.UU. en el marco de la lucha contra el terrorismo.
A siete años de efectuada la promesa del presidente estadounidense, Barack Obama, de cerrar la base de Guantánamo, 59 organizaciones de 15 países del continente americano reclamaron su clausura. En el escrito, del que forman parte ONG y organizaciones de defensa de los derechos humanos señalaron la necesidad de que Washington dicte la clausura de la cárcel, como un primer paso de justicia y reparación de los crímenes perpetrados por Estados Unidos en el marco de la lucha contra el terrorismo.
En el comunicado conjunto, al que adhirieron el argentino Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y el venezolano Programa Venezolano de Educación (Provea), recordaron el motivo por el cual fue abierta la base naval estadounidense en Cuba. “El 11 de enero de 2002, siguiendo la oleada de ‘medidas antiterroristas’ dictadas por el gobierno de Estados Unidos luego de los atentados del 11/9, el ex presidente de ese país, George Bush, abrió el centro de detención de Guantánamo.” Sin embargo, catorce años después, el centro de detención permanece abierto. “Guantánamo es una aberración y una solución falsa a la amenaza terrorista. Es imposible que alguien alegue desconocer los abusos cometidos contra las personas alguna vez (o aún) recluidas allí: desde las torturas hasta la detención indefinida”, publicaron.
El mandatario estadounidense, demócrata, aprovechó su último discurso sobre el estado de la Unión antes de abandonar la Casa Blanca, en 2017, y renovó su compromiso de cerrar la prisión. Pero el cumplimiento de su promesa se ve dificultado por el Congreso, de mayoría republicana, que se niega a sumarse al esfuerzo. “La promesa no es nueva, la hizo por primera vez cuando se postuló a la presidencia en 2008, y una vez más cuando asumió sus funciones en 2009. Ahora, sólo le queda un año de mandato para finalmente cumplirla”, recuerda el comunicado, firmado por las estadounidenses Washington Office on Latin America (WOLA) y Center for Constitutional Rights.
En los últimos 14 años, casi 780 hombres, e incluso niños, fueron detenidos en la base, todos ellos musulmanes. Actualmente, todavía quedan 91 personas privadas de su libertad. Un informe reciente elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señala que durante la última casi década y media, los internos padecieron abusos tales como tortura y malos tratos, detención indefinida, acceso limitado o inexistente a la protección judicial y ausencia de elementos básicos del debido proceso. La Comisión urgió a la administración del presidente Obama a cumplir con sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos, cerrando la prisión, procesando adecuadamente a los responsables por las violaciones de derechos y asegurando una reparación efectiva a las víctimas. “Guantánamo es un ejemplo de acciones ilegales, impunidad, ausencia del debido proceso y vulneración del derecho a la verdad, justicia y reparación. Su continua existencia transmite el peligroso mensaje de que cualquier abuso futuro no tendrá consecuencias.”
Las organizaciones firmantes exigieron además inspecciones a los presos cuya situación todavía no fue regularizada. “(exhortamos) Asegurar un proceso oportuno y significativo ante la Junta de Revisión Periódica para los detenidos cuya situación procesal aún esté pendiente”, solicitaron. Además, pidieron que sean tribunales federales los que traten los casos de los internos de Guantánamo. “Poner fin al injusto sistema de comisiones militares, transfiriendo los casos en curso a los tribunales federales y oponiéndose a cualquier iniciativa que amplíe los caos de detención legal indefinida.” Además, solicitaron transferir y reubicar sin demoras a todos los detenidos cuya liberación no fue autorizada, así como una investigación criminal efectiva e independiente de todos los casos de torturas y malos tratos dentro de la prisión.
Las entidades recordaron los esfuerzos de los gobiernos latinoamericanos en la búsqueda de la verdad y la justicia por los crímenes de lesa humanidad relacionados a la detención ilegal y la tortura, y llamaron a replicar esas iniciativas con el cierre de la base estadounidense. “Ellos también pueden contribuir a resolver esta crisis humanitaria y de derechos humanos apoyando un esfuerzo regional de acogida a los detenidos de Guantánamo”, señalaron.
“Guantánamo es una aberración y una solución falsa a la amenaza terrorista.”
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