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General: CUBA ....EFEMÉRIDES DEL MES DE ENERO .....
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Respuesta  Mensaje 1 de 45 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 09/01/2016 13:20
Día Año Efeméride
1 1899 Primera intervención de Estados Unidos en nuestro país.
1957 Aparecen en Santiago de Cuba los cadáveres de los revolucionarios William Soler Ledea de 15 años y Froilán Guerra Ramírez, de 17.
1959 Triunfo de la Revolución, dirigida por el comandante Fidel Castro Ruz.
2 1959 Llega a La Habana la Columna Antonio Maceo, comandada por el inolvidable Comandante Camilo Cienfuegos.
3 1896 Llega la invasión a La Habana con Maceo y Gómez.
5 1959 El Gobierno Revolucionario disuelve el Congreso de la República y declara extinguidos los nombramientos de alcaldes, gobernadores y concejales.
1961 Es asesinado el maestro Conrado Benítez.
7 1896 Victoria de las tropas dirigidas por Máximo Gómez, en Ceiba del Agua. Maceo llega a las puertas de Pinar del Río.
8 1940 Nace Sergio Saíz y Montes de Oca, en San Juan y Martínez. Fue asesinado junto a su hermano por esbirros el 13 de agosto de 1957.
1959 Entrada triunfal del Ejército Rebelde en La Habana, con el comandante Fidel Castro Ruz al frente.
10 1929 Es asesinado en México el líder revolucionario Julio Antonio Mella.
12 1869 Los patriotas cubanos incendian su primera capital, Bayamo, ante el avance de las fuerzas españolas.
14 1934 Antonio Guiteras decreta la intervención de la Compañia Cubana de Electricidad, en realidad, una filial de una empresa yanqui.
15 1953 Es herido de muerte el estudiante Rubén Batista, cuando participaba en una manifestación estudiantil.
16 1934 Muere Rubén Martínez Villena, combatiente incansable del proletariado cubano.
17 1896 Antonio Maceo libra el combate de las Taironas, Pinar del Río.
19 1869 José Martí publica su primer artículo en el periódico "El Diablo Cojuelo".
22 1869 Sucesos sangrientos en el teatro Villanueva.
1948 Es asesinado en Manzanillo, el líder azucarero Jesús Menéndez.
23 1869 José Martí publica en el periódico "La Patria Libre" su poema dramático "Abdala".
1896 Termina en Mantua la campaña de la Invasión, Antonio Maceo.
1998 El papa Juan Pablo II comienza su visita a Cuba, primera de un sumo pontífice a la Isla. Es recibido por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
26 1855 Es descubierta la conspiración del catalán Ramón Pintó.
27 1924 Primer homenaje en Cuba a Lenin. Se siembra un olivo en Regla, en la loma del fortín, conocida desde entonces como Colina Lenin.
1959 Muere accidentalmente en Caracas, Venezuela, el Comandante rebelde Francisco "Paco" Cabrera.
28 1853 Nace José Julián Martí y Pérez, apóstol de nuestra independencia.
1960 Entrega el gobierno revolucionario al MINED el Cuartel Moncada y es convertido en la Ciudad Escolar 26 de Julio.
29 1895 José Martí firma la orden de alzamiento y dispone del reinicio de la guerra de independencia, orden que sería cumplida el 24 de febrero.
1961 Comienza la primera zafra del pueblo.


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Respuesta  Mensaje 31 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 23/01/2016 23:31

La acción más audaz de la centuria

Han pasado 120 años desde que Antonio Maceo, con todo el peso de su mito, completara la invasión a Occidente entre los más fervorosos gestos de respeto y cariño

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Dorelys Canivell Canal 
digital@juventudrebelde.cu
22 de Enero del 2016 20:52:32 CDT

PINAR DEL RÍO.— Era un enero frío ese de 1896, en el que los vegueros vueltabajeros estaban en plena campaña tabacalera y algunos, no pocos, esperaban con ansias la llegada de la invasión. El nombre de Antonio Maceo recorría ciudades y poblados, como protagonista de la que sería considerada después, la acción militar más audaz de la centuria.

Pinar del Río estaba lejos de los hechos del Oriente y del Centro, pero no lejos de la Revolución; un grupo de jóvenes avezados allanaron el camino a las tropas que traían la guerra desde el otro extremo y se mantuvieron en activo durante todo el mes de enero.

Los hermanos Lazo, los Báster, los Abascal, Policarpo Fajardo, Isabel Rubio y el Regimiento de Vueltabajo, dieron muestras de la valía y organización de los pinareños.

Carlos Socarrás y Juan Delgado esperarían a las tropas invasoras para conducirlas por territorio vueltabajero a partir del ocho de enero. Otros grupos pertenecientes a la columna también entrarían antes a Pinar del Río.

Apenas 14 días serían suficientes para concluir en Mantua la gloriosa Invasión a Occidente.

Toman Bahía Honda, las Pozas, destruyen los embarcaderos del Norte y el Muelle de Gerardo; el avance es rápido. De La Palma baja a Laguna de Piedra y regresa a Caiguanabo, es necesario ajusticiar a quienes cometen desmanes a nombre de los libertadores. Del 14 para el 15 llega Maceo al poblado de Pilotos.

La acogida es grandiosa, parece que los hombres de esta tierra esperaran ávidos la llegada de la columna invasora. El nombre de Maceo ha ido más rápido que sus caballos; el hombre de Mangos de Baraguá está cada día más cerca de Mangos de Roque.

En Pilotos una señora le obsequia un pañuelo bordado con la bandera cubana, el Titán se lo pone al cuello y lo lleva consigo por todo Pinar del Río. Otra mujer, María de la Luz Noriega, la novia de Cuba, como la llamara Maceo por su belleza, y su esposo, el doctor Hernández, se le unen aquí y van con él hasta Mantua.

El 16 acampa en Paso Viejo, pero tiene la disyuntiva de atacar o no la ciudad.

«Le falta información de inteligencia, no sabe qué fuerzas hay en la capital provincial, despueblan la ciudad, vienen voluntarios de San Luis y de San Juan, toman el teatro Milanés de Cuartel General. Lo que es hoy el Palacio de Pioneros, el edificio del Campesino, se convierte en una fortificación; refuerzan el ferrocarril, y Maceo decide pasar a tiro de fusil frente a la ciudad; los flanqueadores la circunvalan. Maceo sigue por el sur y acampa en Las Taironas. Allí tiene lugar, el 17, el famoso combate, que es una de las acciones más importantes», explica Juan Carlos Rodríguez Díaz, historiador de la ciudad.

El 18 ocurre otro enfrentamiento en Río Sequito, que algunos recogen como el segundo combate de Las Taironas, y el 19 en San Luis tiene lugar el de Tirado, que culmina en los predios de San Juan y Martínez, cerca de Guacamaya. El fuego fue comparado con los de Peralejo y Calimete.

Miró Argenter en sus Crónicas de la guerra dice: «La invasión llegó a la Villa de Guane el mismo día 20, a media tarde. El recibimiento de sus habitantes fue el más señalado en muestras de regocijo. Las campanas echadas a vuelo y los vítores de toda la población apagaban las notas marciales de la banda militar de Maceo; este fue aclamado frenéticamente por la multitud, ávida de contemplar la figura épica del caudillo oriental».

Según refiere Rodríguez Díaz, «Maceo está en Guane dos jornadas atendiendo los asuntos organizativos de la provincia, le paga a los maestros los sueldos que se les debía hacía meses; atiende a todo el que le pide una entrevista, a los vegueros. Aquí se cumple la famosa profecía de Gómez al salir la invasión cuando dice: “Nuestros caballos abrevarán en el Cuyaguateje”.

«De manera simbólica Maceo entra a Mantua el 22 de enero con el Regimiento de Vueltabajo al frente, porque así lo ha dispuesto él. Hay repique de campanas. El 23 ofrecen un baile y es donde se le ofrece la copa de champán y él dice: “Gracias no bebo»; un tabaco puro de Vueltabajo y dice: “Gracias, no fumo”. Pero como era muy dado a bailar lo hace toda la noche con la joven Urquiola, que era novia de un combatiente del Ejército Libertador. Y se firma también ese día el acta del fin de la invasión».

Maceo ha dejado un escenario favorable para la Campaña a Occidente. De regreso visita nuevamente el poblado de Pilotos, y tiene el noble gesto de devolver a su dueña el pañuelo que llevara en el cuello desde el día 15 de enero.

Otras acciones y tomas de poblados le esperan, pero la invasión ha cumplido su objetivo, el país entero está en armas, Pinar del Río es tan brava como el Oriente. La incorporación a la guerra ha sido masiva y la participación de los jóvenes determinante. Se ha roto también el mito del regionalismo, en tierras vueltabajeras han combatido hombres de todo el país.

«Maceo es el primero en aquilatar la valentía y tenacidad de los pinareños», asegura el Historiador de la ciudad de Pinar del Río.

Después se quemarán los poblados, aunque la historia haya olvidado a algunos.

En apenas 90 días recorrieron 1 800 kilómetros, desde que partieran de Mangos de Baraguá el 22 de octubre de 1895 y hasta que llegaran a Mangos de Roque el 22 de enero de 1896. Un total de 27 combates sostuvieron la primacía del Ejército Libertador, que con unos 4 500 hombres derrotó a 200 000 soldados españoles y ocupó 22 pueblos importantes.

Miró Argenter destaca, al referirse a la invasión en la parte más occidental de Cuba: …«Ya estaba el pinareño arma al brazo, para defender los principios de la libertad, que a la vez representaban los principios de la propia redención. Oriente y Occidente, que poco há eran dos polos diametralmente opuestos, se unían en íntimo lazo de parentesco por la virtualidad de una aspiración común. El hijo de la sierra y el ribereño de Cauto fraternizaban con el montañés del Pinar y con el veguero del Cuyaguateje. ¡Hermosa conquista de la Revolución!».

* Con información del libro La invasión de Antonio Maceo en Pinar del Río. Razones para comprender una hazaña, de los autores Enrique Giniebra Giniebra y Juan Carlos Rodríguez Díaz.

Notas de José Miró Argenter en Crónicas de la Guerra, contenidas en La invasión de Antonio Maceo en Pinar del Río. Razones para comprender una hazaña.


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Antonio Maceo Grajales, Mayor General del ejército libertador.Foto: Archivo de JR


Respuesta  Mensaje 32 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 24/01/2016 10:53

Respuesta  Mensaje 33 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 25/01/2016 04:27

La acción más audaz de la centuria

Han pasado 120 años desde que Antonio Maceo, con todo el peso de su mito, completara la invasión a Occidente entre los más fervorosos gestos de respeto y cariño

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Dorelys Canivell Canal 
digital@juventudrebelde.cu
22 de Enero del 2016 20:52:32 CDT

PINAR DEL RÍO.— Era un enero frío ese de 1896, en el que los vegueros vueltabajeros estaban en plena campaña tabacalera y algunos, no pocos, esperaban con ansias la llegada de la invasión. El nombre de Antonio Maceo recorría ciudades y poblados, como protagonista de la que sería considerada después, la acción militar más audaz de la centuria.

Pinar del Río estaba lejos de los hechos del Oriente y del Centro, pero no lejos de la Revolución; un grupo de jóvenes avezados allanaron el camino a las tropas que traían la guerra desde el otro extremo y se mantuvieron en activo durante todo el mes de enero.

Los hermanos Lazo, los Báster, los Abascal, Policarpo Fajardo, Isabel Rubio y el Regimiento de Vueltabajo, dieron muestras de la valía y organización de los pinareños.

Carlos Socarrás y Juan Delgado esperarían a las tropas invasoras para conducirlas por territorio vueltabajero a partir del ocho de enero. Otros grupos pertenecientes a la columna también entrarían antes a Pinar del Río.

Apenas 14 días serían suficientes para concluir en Mantua la gloriosa Invasión a Occidente.

Toman Bahía Honda, las Pozas, destruyen los embarcaderos del Norte y el Muelle de Gerardo; el avance es rápido. De La Palma baja a Laguna de Piedra y regresa a Caiguanabo, es necesario ajusticiar a quienes cometen desmanes a nombre de los libertadores. Del 14 para el 15 llega Maceo al poblado de Pilotos.

La acogida es grandiosa, parece que los hombres de esta tierra esperaran ávidos la llegada de la columna invasora. El nombre de Maceo ha ido más rápido que sus caballos; el hombre de Mangos de Baraguá está cada día más cerca de Mangos de Roque.

En Pilotos una señora le obsequia un pañuelo bordado con la bandera cubana, el Titán se lo pone al cuello y lo lleva consigo por todo Pinar del Río. Otra mujer, María de la Luz Noriega, la novia de Cuba, como la llamara Maceo por su belleza, y su esposo, el doctor Hernández, se le unen aquí y van con él hasta Mantua.

El 16 acampa en Paso Viejo, pero tiene la disyuntiva de atacar o no la ciudad.

«Le falta información de inteligencia, no sabe qué fuerzas hay en la capital provincial, despueblan la ciudad, vienen voluntarios de San Luis y de San Juan, toman el teatro Milanés de Cuartel General. Lo que es hoy el Palacio de Pioneros, el edificio del Campesino, se convierte en una fortificación; refuerzan el ferrocarril, y Maceo decide pasar a tiro de fusil frente a la ciudad; los flanqueadores la circunvalan. Maceo sigue por el sur y acampa en Las Taironas. Allí tiene lugar, el 17, el famoso combate, que es una de las acciones más importantes», explica Juan Carlos Rodríguez Díaz, historiador de la ciudad.

El 18 ocurre otro enfrentamiento en Río Sequito, que algunos recogen como el segundo combate de Las Taironas, y el 19 en San Luis tiene lugar el de Tirado, que culmina en los predios de San Juan y Martínez, cerca de Guacamaya. El fuego fue comparado con los de Peralejo y Calimete.

Miró Argenter en sus Crónicas de la guerra dice: «La invasión llegó a la Villa de Guane el mismo día 20, a media tarde. El recibimiento de sus habitantes fue el más señalado en muestras de regocijo. Las campanas echadas a vuelo y los vítores de toda la población apagaban las notas marciales de la banda militar de Maceo; este fue aclamado frenéticamente por la multitud, ávida de contemplar la figura épica del caudillo oriental».

Según refiere Rodríguez Díaz, «Maceo está en Guane dos jornadas atendiendo los asuntos organizativos de la provincia, le paga a los maestros los sueldos que se les debía hacía meses; atiende a todo el que le pide una entrevista, a los vegueros. Aquí se cumple la famosa profecía de Gómez al salir la invasión cuando dice: “Nuestros caballos abrevarán en el Cuyaguateje”.

«De manera simbólica Maceo entra a Mantua el 22 de enero con el Regimiento de Vueltabajo al frente, porque así lo ha dispuesto él. Hay repique de campanas. El 23 ofrecen un baile y es donde se le ofrece la copa de champán y él dice: “Gracias no bebo»; un tabaco puro de Vueltabajo y dice: “Gracias, no fumo”. Pero como era muy dado a bailar lo hace toda la noche con la joven Urquiola, que era novia de un combatiente del Ejército Libertador. Y se firma también ese día el acta del fin de la invasión».

Maceo ha dejado un escenario favorable para la Campaña a Occidente. De regreso visita nuevamente el poblado de Pilotos, y tiene el noble gesto de devolver a su dueña el pañuelo que llevara en el cuello desde el día 15 de enero.

Otras acciones y tomas de poblados le esperan, pero la invasión ha cumplido su objetivo, el país entero está en armas, Pinar del Río es tan brava como el Oriente. La incorporación a la guerra ha sido masiva y la participación de los jóvenes determinante. Se ha roto también el mito del regionalismo, en tierras vueltabajeras han combatido hombres de todo el país.

«Maceo es el primero en aquilatar la valentía y tenacidad de los pinareños», asegura el Historiador de la ciudad de Pinar del Río.

Después se quemarán los poblados, aunque la historia haya olvidado a algunos.

En apenas 90 días recorrieron 1 800 kilómetros, desde que partieran de Mangos de Baraguá el 22 de octubre de 1895 y hasta que llegaran a Mangos de Roque el 22 de enero de 1896. Un total de 27 combates sostuvieron la primacía del Ejército Libertador, que con unos 4 500 hombres derrotó a 200 000 soldados españoles y ocupó 22 pueblos importantes.

Miró Argenter destaca, al referirse a la invasión en la parte más occidental de Cuba: …«Ya estaba el pinareño arma al brazo, para defender los principios de la libertad, que a la vez representaban los principios de la propia redención. Oriente y Occidente, que poco há eran dos polos diametralmente opuestos, se unían en íntimo lazo de parentesco por la virtualidad de una aspiración común. El hijo de la sierra y el ribereño de Cauto fraternizaban con el montañés del Pinar y con el veguero del Cuyaguateje. ¡Hermosa conquista de la Revolución!».

* Con información del libro La invasión de Antonio Maceo en Pinar del Río. Razones para comprender una hazaña, de los autores Enrique Giniebra Giniebra y Juan Carlos Rodríguez Díaz.

Notas de José Miró Argenter en Crónicas de la Guerra, contenidas en La invasión de Antonio Maceo en Pinar del Río. Razones para comprender una hazaña.

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Antonio Maceo Grajales, Mayor General del ejército libertador.Foto: Archivo de JR


Respuesta  Mensaje 34 de 45 en el tema 
De: carlos305 Enviado: 25/01/2016 06:22
Falto la principal Efemerides,,,,1ro de Enero 1959,Aniversario de la Cagazon Nacional,,,,comandada por Ali Baba y sus 40 Barbudos,,,,

Respuesta  Mensaje 35 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 26/01/2016 06:32

Catalanes en la independencia de Cuba

Por María del Rosario Díaz, investigadora de la BNCJM       

Según Jorge R. Bermúdez “la lucha de los cubanos independentistas fue seguida muy de cerca por los nacionalistas catalanes, en particular, por aquellos que vivían en Cuba, entre los que no faltaron patriotas que, desde mediados del siglo XIX, conspiraron a favor de la independencia de la Isla”. (1)

Muchos catalanes combatieron dentro de las filas independentistas cubanas contra la metrópoli española, y hubo otros que tuvieron que hacerlo, en calidad de quintos  o soldados reclutados a la fuerza por esa propia metrópoli. Ramón Pintó y José Miró Argenter son dos ejemplos de catalanes que hicieron suya la causa de la independencia de Cuba.

Un heroico conspirador

Pintó según Valderrama.>>

En su obra Próceres. Ensayos biográficos (La Habana: El Siglo XX, 1919) Néstor Carbonell ofrece una pequeña biografía del primer independentista que protagonizó un audaz episodio de conspiración contra la Corona española: el catalán Ramón Pintó.

Durante sus años juveniles Ramón Pintó Llinás (Barcelona, 20 de junio 1803-La Habana, 22 de marzo 1855) estudió en un seminario para ordenarse como sacerdote, pero sus inquietudes políticas lo llevaron a identificarse con el movimiento liberal y llegó a Cuba en 1823 huyendo de la represión que provocó el golpe absolutista de Fernando VII.

En la Isla, resuelto a no ser empleado de la Administración colonial, desempeñó varias profesiones, y llegó a ser director del Liceo de La Habana y redactor del Diario de la Marina, entonces periódico de la oposición.

Fue un tenaz defensor de la libertad de Cuba y lideró la conspiración mejor organizada antes del inicio de la Guerra de los Diez Años (1868).  Para él la mejor solución era hacer de Cuba una república.

Con figuras destacadas como Gaspar Betancourt Cisneros (El Lugareño) y otros ilustres desterrados integrantes de las Juntas Cubanas de Nueva Orleáns, Nueva York y del Club de La Habana, Pintó planeó un movimiento insurreccional, apoyado por el envío de una expedición militar que saldría de playas norteamericanas bajo el mando del general John A. Quitman. El presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, desautorizó toda tentativa de fuerza para apoderarse de Cuba, y el general Quitman se separó de los conspiradores. Un traidor informó al general José Gutiérrez de la Concha acerca del plan y los comprometidos.

Descubierta la conspiración, Pintó fue apresado, juzgado y ejecutado en La Punta. José Martí, en una crónica que publicó en Patria, el 26 de marzo de 1892, reconoció en Pintó al “mártir primero” de “la fusión de cubanos y españoles”.

Un mambí de elegante pluma

<< José Miró Argenter. En El Fígaro, abril de 1895.

El otro catalán en alcanzar un lugar cimero en la lucha por la independencia de Cuba, fue el general José Miró Argenter. Combatiente de dos guerras: la de los Diez Años y la de 1895, Miró Argenter fue Jefe del Estado Mayor y cronista del lugarteniente general Antonio Maceo.

José Miró y Argenter (Sitges, 4 de marzo, 1852–La Habana, 2 de mayo 1925) fue hijo de un ilustre abogado. Su abuelo y su tío hicieron fortuna en Bayamo y regresaron a Barcelona. Su madre y su abuela conocieron a Carlos Manuel de Céspedes cuando este estudiaba allá.

El joven llegó a Cuba en 1874 sin apenas hablar castellano. Había estudiado medicina en Barcelona, carrera que abandonó por sus inquietudes políticas. Aunque combatió con los carlistas y obtuvo el grado de teniente, rechazó el ingreso como oficial en el ejército regular del Estado español.

Desde 1874 hasta fines de 1876 fue empleado en la firma comercial Barahona y Doménech. Posteriormente se trasladó a la población oriental de San Luis y allí conoció a Antonio Maceo. Ese primer encuentro influyó en el giro que el joven catalán dio a su vida. Al vincularse con el independentismo cubano comenzó su trabajo como periodista.

Durante años sostuvo una labor de preparación del clima que antecedió al levantamiento del 95. Por la publicación del artículo “El Juez y el negro” en La Nueva Era de Santiago de Cuba, fue desterrado a Holguín, donde fundó La Doctrina en 1885; más tarde dirigió en Manzanillo El Liberal (1893). “(…) el periodista catalán convirtió los periódicos que dirigió en órganos de proselitismo independentista y (...) su nombre se hizo famoso (…) vinculándose con los círculos que conspiraban en la Isla, particularmente con el grupo del general Bartolomé Masó”. (2)

Con el inicio de la Guerra de 1895, Masó lo nombró coronel y lo designó jefe del movimiento en Holguín. Antonio Maceo lo nombró jefe de su estado mayor y en el combate de Peralejo lo ascendió a general de brigada.

“Miró, como Jefe de Estado Mayor, era el encargado de la redacción de los partes oficiales, en la que empleaba la corrección de su estilo, galano e impecable, que contrastaba con la aridez y precisión de un parte militar (…)” (3) 

Con Maceo recorrió la isla de una punta a la otra en la Invasión de Oriente a Occidente, participó en todos los combates. Durante la acción de Punta Brava salvó los documentos del Cuartel General Libertador y ayudó a rescatar el cadáver de su amigo y jefe, muerto en combate.

Finalizada la contienda bélica volvió a Manzanillo, donde fundó el periódico La Democracia a fines de 1898. Durante los primeros años de la República fue nombrado Inspector del Departamento de Oriente. Se desempeñó como Secretario de la Junta Liquidadora del Ejército Libertador y se encargó de los archivos de este. 

Colaboró en El Cubano Libre de Santiago de Cuba, en el que aparecen sus escritos sobre la campaña invasora. En 1905 creó en La Habana Vida Militar. Fue a su vez, colaborador de El Fígaro entre 1902 y 1918. También integró la Academia Cubana de la Historia.

Su obra más conocida es Crónicas de la guerra, escrita entre 1899 y 1909, un valioso testimonio de las acciones militares y de sus experiencias personales, allí ofreció una pormenorizada descripción de los hechos relacionados con la muerte de Antonio Maceo

“(…) En sus Crónicas de la guerra palpita ‘la fabulosa hazaña de la marcha invasora desde Baraguá hasta Mantua, y aparece, rediviva e inmortal, la figura del caudillo incomparable, visto y analizado por Miró con arte insuperable de escritor y con emoción sugestiva de patriota’.” (4)

A pesar de su acendrado catalanismo, llegó a dominar la lengua castellana con maestría y elegancia, con la cual escribió toda su obra.

“Quien escuchaba en su conversación su persistente catalán, no podía presumir que su pluma fuera tan castellana (…) Era un catalán en la sustancia de su pensamiento; un cubano en las esencias del sentimiento; un castellano de Burgos, en la expresión de ideas y emociones (…)” (5)    

En El Fígaro, mayo de 1925.>>

Cataluña y Cuba se precian de tener a hijos como Ramón Pintó y José Miró y Argenter, quienes emplearon la pluma y las armas para defender a la patria de adopción. Ambos se integraron profundamente en la historia nacional, incluso hay quien ignora su procedencia, considerándolos tan cubanos como las palmas. A ellos, el iniciador y mártir, y el mambí escritor, le dedicamos estas páginas como modesto homenaje a su vida y obra.

Notas

(1) Jorge R. Bermúdez.  “La bandera catalana de la estrella solitaria en su ochenta aniversario (1928-2008)”. Revista Librínsula, consultado el 5 de febrero de 2010. http://librinsula.bnjm.cu/secciones/227/nombrar/227_nombrar_2.html

(2) Iturria, Miguel. “Miró y Argenter: historiador y héroe independentista” en: Españoles en la cultura cubana. Sevilla: Renacimiento, 2004, p.37.

(3) Figueredo Socarrás, E. Elogio del General José Miró Argenter. El Siglo XX, La Habana, 1926, p.33.

(4) Carbonell y Rivero, J. M. “José Miró y Argenter” en La prosa en Cuba, t. III, La Habana, 1928, p.159-160.

(5) Ibídem, p. 19


Respuesta  Mensaje 36 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 26/01/2016 06:37
Para Caliche ....vuelvo a traerlo ....

e: Ruben1919 Enviado: 10/01/2016 12:00

La entrada de #Fidel a La Habana

Lea más de: 
1 

Roberto Ortiz del Toro

La tarde de ese ocho de enero de 1959, registró un acontecimiento inolvidable para el pueblo cubano, que representado por los habaneros, tributó un extraordinario recibimiento al líder de la Revolución triunfante el primero de enero, tras el derrocamiento de la tiranía batistiana por el glorioso Ejército Rebelde.

Desde entonces en nuestro país se reedita año por año esa Caravana de la Libertad, que comenzó su recorrido en la indómita Santiago de Cuba, y finalizó en la otrora Ciudad Militar de Columbia, convertida por la Revolución en Ciudad Libertad.

A lo largo de más de mil kilómetros, niñas y niños, mujeres y hombres, ancianos, en fin, el pueblo todo en espontánea manifestación popular, vitoreó a los valientes barbudos que trajeron para Cuba su verdadera y definitiva libertad, independencia y soberanía, objetivo supremo por el cual se derramó tanta sangre durante más de 100 años de luchas.

Durante todo el trayecto, aquellos hombres de verde olivo, recibieron como merecido reconocimiento el cariño, la admiración y el respeto, que conquistaron a puro sacrificio para hacer realidad el sueño de Martí cumplido por Fidel.

Fidel vivió en esa memorable jornada grandes emociones. Primero fue el encuentro con su hijo Fidelito, llevado por el Comandante Juan Almeida al encuentro con su padre en el Cotorro; luego subió al yate Granma, surto en el malecón, mítica embarcación que trajo a Cuba desde México a los expedicionarios para comenzar la guerra contra Batista; hasta llegar al sitio donde hablaría para todos los cubanos.

Ya en la tribuna y durante el acto, que se extendió hasta la madrugada del día nueve, tres blancas palomas comenzaron a revolotear hasta que una se posó sobre el hombro izquierdo de Fidel y las dos restantes caminaban por el borde del podio. El lente sagaz del fotorreportero Paco Altuna, dejó plasmada para a historia la instantánea de Fidel, camilo y las tres palomas.

En ese discurso, como muestra de confianza plena en uno de los combatientes más brillantes y queridos por el pueblo, Fidel formuló la histórica pregunta ¿ Voy bien, Camilo?

Han transcurrido desde entonces 56 años y la historia a confirmado con creces lo bien que inició Fidel el camino hacia una Cuba libre, soberana y socialista.

Tomado de Radio Angulo


Respuesta  Mensaje 15 de 35 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 10/01/2016 12:02


Respuesta  Mensaje 37 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 26/01/2016 06:40

Entrada de Fidel Castro en la Habana al Triunfo de la #Revolución (Video)

Lea más de: 
2

La tarde de ese ocho de enero de 1959, registró un acontecimiento inolvidable para el pueblo cubano, que representado por los habaneros, tributó un extraordinario recibimiento al líder de la Revolución triunfante el primero de enero, tras el derrocamiento de la tiranía batistiana por el glorioso Ejército Rebelde.

Tomado de https://www.youtube.com/watch?v=wIjVgprNlaM

http://www.radioangulo.cu/variedades/historia/27167-la-entrada-de-fidel-a-la-habana


Respuesta  Mensaje 38 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 26/01/2016 06:49

Fidel Castro, el 1 de enero de 1959: Esta vez sí que es la Revolución

En este artículo: CubaFidel Castro RuzHistoria
1 enero 2014 | 16
Fidel en Santiago de Cuba el 1 de enero de 1959.

Fidel en Santiago de Cuba el 1 de enero de 1959.

Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba, el 1ro. de enero de 1959.

Santiagueros, compatriotas de toda Cuba:

Al fin hemos llegado a Santiago (Aplausos).  Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado (Aplausos).

Se decía que hoy a las 2:00 de la tarde se nos esperaba en la capital de la República, el primer extrañado fui yo (Aplausos), porque yo fui uno de los primeros sorprendidos con ese golpe traidor y amañado de esta mañana en la capital de la República (Aplausos).

Además, yo iba a estar en la capital de la República, o sea, en la nueva capital de la República (Aplausos), porque Santiago de Cuba será, de acuerdo con el deseo del presidente provisional, de acuerdo con el deseo del Ejército Rebelde y de acuerdo con el deseo del pueblo de Santiago de Cuba, que bien se lo merece, la capital (Aplausos).  ¡Santiago de Cuba será la capital provisional de la República!  (Aplausos).

Tal vez la medida sorprenda a algunos, es una medida nueva, pero por eso ha de caracterizarse, precisamente, la Revolución, por hacer cosas que no se han hecho nunca (Aplausos). Cuando hacemos a Santiago de Cuba capital provisional de la República sabemos por qué lo hacemos.  No se trata de halagar demagógicamente a una localidad determinada, se trata, sencillamente, de que Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución (Aplausos).

La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo, en esta etapa inicial, y en qué mejor lugar para establecer el Gobierno de la República que en esta fortaleza de la Revolución (Gritos y aplausos); para que se sepa que este va a ser un gobierno sólidamente respaldado por el pueblo en la ciudad heroica y en las estribaciones de la Sierra Maestra, porque Santiago está en la Sierra Maestra(Gritos y aplausos).  En Santiago de Cuba y en la Sierra Maestra tendrá la Revolución sus dos mejores fortalezas (Aplausos).

Pero hay, además, otras razones: el movimiento militar revolucionario, el verdadero movimiento militar revolucionario, no se hizo en Columbia.  En Columbia prepararon un “golpecito” de espaldas al pueblo, de espaldas a la Revolución y, sobre todo, de acuerdo con Batista (Aplausos).

Puesto que la verdad hay que decirla y puesto que venimos aquí a orientar al pueblo, les digo y les aseguro que el golpe de Columbia fue un intento de escamotearle al pueblo el poder y escamotearle el triunfo a la Revolución.  Y, además, para dejar escapar a Batista, para dejar escapar a los Tabernillas, para dejar escapar a los Pilar García y a los Chavianos, para dejar escapar a los Salas Cañizares y a los Ventura (Aplausos).

El golpe de Columbia fue un golpe ambicioso y traidor que no merece otro calificativo, y nosotros sabemos llamar las cosas por su nombre y atenernos, además, a la responsabilidad (Aplausos).

No voy a andar con paños calientes para decirles que el general Cantillo nos traicionó y no es que lo voy a decir, sino que lo voy a probar.  Pero, desde luego, lo habíamos dicho siempre:  no vayan a tratar a última hora a venir a resolver esto con un “golpecito militar”, porque si hay golpe militar de espaldas al pueblo, la Revolución seguirá adelante, que esta vez no se frustrará la Revolución.

Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder.  No será como en el 95 que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto (Aplausos).  Intervinieron a última hora y después ni siquiera dejaron entrar a Calixto García que había peleado durante 30 años, no quisieron que entrara en Santiago de Cuba (Aplausos).  No será como en el 33 que cuando el pueblo empezó a creer que una Revolución se estaba haciendo, vino el señor Batista, traicionó la Revolución, se apoderó del poder e instauró una dictadura por once años.  No será como en el 44, año en que las multitudes se enardecieron creyendo que al fin el pueblo había llegado al poder, y los que llegaron al poder fueron los ladrones.  Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas.  Esta vez sí que es la Revolución.

Pero, no querían que fuese así.  En los instantes mismos en que la dictadura se desplomaba como consecuencia de las victorias militares de la Revolución, cuando ya no podían resistir ni siquiera 15 días más, viene el señor Cantillo y se convierte en paladín de la libertad.  Naturalmente, que nosotros nunca hemos estado en una actitud de rechazar cualquier colaboración que implicase un ahorro de sangre, siempre que los fines de la Revolución no se pusiesen en peligro. Naturalmente, que nosotros siempre hemos estado llamando a los militares para buscar la paz, pero la paz con libertad y la paz con el triunfo de la Revolución, era la única manera de obtener la paz.

Por eso, cuando el 24 de diciembre se nos comunicó el deseo del general Cantillo de tener una entrevista con nosotros, aceptamos la entrevista.  Yo les confieso a ustedes que, dado el curso de los acontecimientos, la marcha formidable de nuestras operaciones militares, yo tenía muy pocos deseos de ponerme a hablar de movimientos militares; pero yo entendí que era un deber, que nosotros los hombres que tenemos una responsabilidad no nos podemos dejar llevar por las pasiones.  Y pensé que si el triunfo se podía lograr con el menor derramamiento de sangre posible, mi deber era atender las proposiciones que me hiciesen los militares (Aplausos).

Fui a ver al señor Cantillo que vino a hablarme en nombre del Ejército.  Se reunió conmigo el día 28 en el central Oriente, adonde llegó en un helicóptero, a las 8:00 de la mañana.  Allí conversó con nosotros durante cuatro horas, y yo sí que no voy a hacer una historia inventada ni cosa que se parezca, porque tengo testigos excepcionales de la entrevista.  Allí estaba el Dr.  Raúl Chibás, allí estaba un sacerdote católico, allí estaban varios militares cuyos testimonios no pueden ser puestos en duda por ningún concepto.

Allí, después de analizar todos los problemas de Cuba, después de puntualizar todos los detalles, acordó, el general Cantillo, realizar de acuerdo con nosotros un movimiento militar revolucionario.  Lo primero que le dije fue esto, después de analizar bien la situación:  la situación del Ejército, la situación a que lo había llevado la dictadura; después de aclararle que a él no le tenía que importar Batista ni los Tabernillas ni toda aquella gente, no le tenía que importar nada, porque aquella gente había sido muy desconsiderada con los militares cubanos; que aquella gente había llevado a los militares a una guerra contra el pueblo, que es una guerra que se pierde siempre, porque contra el pueblo no se puede ganar una guerra (Aplausos).

Después de decirle que los militares eran víctimas de las inmoralidades del régimen, que los presupuestos para comprar armamentos se los robaban, que a los soldados los engañaban constantemente, que aquella gente no merecía la menor consideración de los militares honorables, que el Ejército no tenía por qué cargar con la culpa de los crímenes que cometía la pandilla de los esbirros de confianza de Batista; le advertí, le advertí bien claramente, que yo no autorizaría jamás, por mi parte, ningún tipo de movimiento que permitiese la fuga de Batista.  Le advertí que si Batista quería fugarse, que se fugara enseguida y con él Tabernilla y todos los demás, pero que mientras que nosotros pudiéramos evitarlo, teníamos que impedir la fuga de Batista (Aplausos).

Todo el mundo sabe que nuestro primer planteamiento en caso de un golpe militar para llegar a un acuerdo con nosotros era la entrega de los criminales de guerra, y esa era una condición esencial.

Y se podía haber capturado a Batista y a todos sus cómplices.  Y yo se lo dije bien claro que no estaba de acuerdo con que Batista se fuera.  Le expliqué bien qué tipo de movimiento había que hacer; que yo no respaldaría, ni el Movimiento 26 de Julio ni el pueblo, respaldarían un golpe de Estado, porque la cuestión es que el pueblo es el que ha conquistado su libertad y nadie más que el pueblo (Aplausos).

La libertad nos la quitaron mediante un golpe de Estado, pero para que se acabaran de una vez y para siempre los golpes de Estado, había que conquistar la libertad a fuerza de sacrificio de pueblo, porque no hacíamos nada con que dieran un golpe mañana y otro pasado y otro dentro de dos años y otro dentro de tres años; porque aquí quien tiene que decidir, definitivamente, quién debe gobernar es el pueblo y nadie más que el pueblo (Aplausos).

Y los militares deben estar incondicionalmente a las órdenes del pueblo y a la disposición del pueblo y a la disposición de la Constitución, y de la ley de la República.

Si hay un gobierno malo que roba y que hace más de cuatro cosas mal hechas pues, sencillamente, se espera un poco y cuando llegan las elecciones se cambia el mal gobierno; porque para eso los gobiernos en los regímenes constitucionales democráticos tienen un período de tiempo limitado.  Porque si son malos, el pueblo los cambia y vota por otros mejores.

La función del militar no es elegir gobernantes, sino garantizar la ley, garantizar los derechos del ciudadano (Aplausos).  Por eso le advertí que golpe de Estado ¡no!, movimiento militar revolucionario, ¡sí!, y no en Columbia sino en Santiago de Cuba (Aplausos).

Le dije bien claro, que la única forma de lograr la vincu­­lación y la confraternización del pueblo y de los militares y de los revolucionarios, no era dando un “madrugonazo” en Columbia, a las dos o las tres de la mañana, sin que nadie se enterara como acostumbran a hacer estos señores, sino sublevando la guarnición de Santiago de Cuba, que era lo suficientemente fuerte y estaba lo suficientemente bien armada para iniciar el movimiento militar y sumar al pueblo, y sumar a los revolucionarios a ese movimiento; que en las circunstancias en que estaba la dictadura era irresistible, porque de seguro que se sumarían de inmediato todas las guarniciones del país, y eso fue lo que se acordó.

Y no solo se acordó eso, sino que yo le hice prometer, porque él pensaba ir a La Habana al día siguiente, y nosotros no estábamos de acuerdo, porque yo le decía:  “Es un riesgo que usted vaya a La Habana”.  Él decía: “No, no es ningún riesgo”.  “Usted corre mucho peligro de que lo detengan porque esa conspiración… aquí todo se sabe”.  “No, yo estoy seguro que no me detienen”.  Y claro, cómo lo iban a detener si era un golpe de Batista y de Tabernilla.  Yo dije, bueno, o este hombre lo tiene todo resuelto allí, lo controla todo, o este golpe es un poco sospechoso.  Y entonces le dije:  “Usted me promete que usted no se va a dejar persuadir en La Habana por una serie de intereses que están detrás de usted, para dar un golpe en la capital.  Usted me promete que no”.  Y me dice:  “Le prometo que no”.  “Usted me jura que no”.  Y me dijo:  “Le juro que no”.

Yo considero que lo primero que debe tener un militar es honor, que lo primero que debe tener un militar es palabra; y este señor ha demostrado no solo falta de honor y falta de palabra, sino falta, además, de cerebro.  Porque un movimiento que pudo haberse hecho desde el primer momento con todo el respaldo del pueblo y con el triunfo asegurado de antemano, lo que hizo fue dar un salto mortal en el vacío.  Creyó que iba a ser demasiado fácil engañar al pueblo y engañar ala Revolución.

Sabía algunas cosas, sabía que en cuanto dijeran que Batista había agarrado el avión, el pueblo se iba a tirar a la calle loco de contento.  Y pensaron que el pueblo no estaba lo suficientemente maduro para distinguir entre la fuga de Batista y la Revolución.  Porque si Batista se va y se apoderan allá de los mandos los amigos de Cantillo, muy bien pudiera ser que el doctor Urrutia tuviera que irse dentro de tres meses también; porque, lo mismo que nos traicionaban ahora, nos traicionaban luego.  Y la gran verdad es que el señor Cantillo nos traicionó a nosotros antes de dar el golpe.  Dije que lo demostraba, y lo voy a demostrar.

Se acordó con el general Cantillo que el levantamiento se produciría el día 31 a las 3:00 de la tarde.  Se aclaró que el apoyo de las fuerzas armadas al movimiento revolucionario sería incondicional, el presidente que designasen los dirigentes revolucionarios y los cargos que a los militares les asignasen los dirigentes revolucionarios.  Era un apoyo incondicional el ofrecido.

Se acordó el plan en todos sus detalles: el día 31, a las 3:00 de la tarde, se sublevaría la guarnición de Santiago de Cuba.  Inmediatamente varias columnas rebeldes penetrarían en la ciudad, y el pueblo, con los militares y con los rebeldes, confraternizaría inmediatamente, lanzándose al país una proclama revolucionaria e invitando a todos los militares honorables a unirse al movimiento.

Se acordó que los tanques que hay en la ciudad serían puestos a disposición de nosotros, y yo me ofrecí, personalmente, para avanzar hacia la capital con una columna blindada, precedida por los tanques.  Los tanques me serían entregados a las 3:00 de la tarde, no porque se pensase que había que combatir, sino para prever en caso de que en La Habana el movimiento fracasase y hubiese necesidad de situar nuestra vanguardia lo más cerca posible de la capital.  Y, además, para prever que no se fueran a realizar excesos en la ciudad de La Habana.

Era lógico que con el odio despertado allí contra la fuerza pública por los inenarrables horrores de Ventura y de Pilar García, la caída de Batista iba a producir una desorbitación en la ciudadanía.  Y que, además, aquellos policías se iban a sentir sin fuerza moral para contener al pueblo, como efectivamente ocurrió.

Una serie de excesos han tenido lugar en la capital: saqueos, tiroteos, incendios.  Toda la responsabilidad cae sobre el general Cantillo por haber traicionado la palabra empeñada y por no haber realizado el plan que se acordó.  Creyó que nombrando capitanes y comandantes de la policía —muchos de los cuales cuando los habían nombrado ya se habían ido, prueba de que no tenían la conciencia muy tranquila— iba a resolver la cuestión.

Qué distinto, sin embargo, fue en Santiago de Cuba.  ¡Qué orden y qué civismo!  ¡Qué disciplina demostrada por el pueblo!  Ni un solo caso de saqueo, ni un solo caso de venganza personal, ni un solo hombre arrastrado por las calles, ni un incendio.  Ha sido admirable y ejemplar el comportamiento de Santiago de Cuba, a pesar de dos cosas:  a pesar de que esta había sido la ciudad más sufrida y que más había padecido el terror, por lo tanto, la que más derecho tenía a estar indignada (Aplausos); y a pesar, además, de nuestras declaraciones de esta mañana diciendo que no estábamos de acuerdo con el golpe.

Santiago de Cuba se comportó ejemplarmente bien, y creo que será este caso de Santiago de Cuba un motivo de orgullo para el pueblo, para los revolucionarios y para los militares de la Plaza de Santiago de Cuba (Aplausos).

Ya no podrán decir que la Revolución es la anarquía y el desorden.  Ocurrió en La Habana por una traición, pero no ocurrió así en Santiago de Cuba, que podemos poner como modelo cuantas veces se trate de acusar a la Revolución de anárquica y desorganizada (Aplausos).

Es conveniente que el pueblo conozca las comunicaciones que intercambiamos el general Cantillo y yo.  Si el pueblo no está cansado (Gritos y exclamaciones de:  “¡No!”) le puedo leer las mismas.

Después de los acuerdos tomados, cuando nosotros ya habíamos suspendido las operaciones sobre Santiago de Cuba, porque el día 28 ya nuestras tropas estaban muy próximas a la ciudad, y se habían realizado todos los preparativos para el ataque a la Plaza, de acuerdo con la entrevista sostenida, hubimos de realizar una serie de cambios, abandonar las operaciones sobre Santiago de Cuba y encaminar nuestras tropas hacia otros sitios, donde se suponía que el movimiento no estaba asegurado desde el primer instante.  Cuando todos nuestros movimientos estaban hechos, la columna preparada para marchar sobre la capital, recibo, unas pocas horas antes, esta nota del general Cantillo que dice textualmente:

“Han variado mucho las circunstancias en sentido favorable a una solución nacional” —en el sentido que él quiere para Cuba.  Era extraño, porque después de analizar los factores que se contaban, no podía ser más favorable la circunstancia.  Estaba asegurado el triunfo, y esto era una cosa extraña que viniera a decir: “Han variado muy favorablemente las circunstancias”.  Las circunstancias de que Batista y Tabernilla estaban de acuerdo, asegurado el golpe.  “[…] Que recomiendo no hacer nada en estos momentos y esperar los acontecimientos en las próximas semanas, antes del día 6”.

Desde luego, la tregua prolongada indefinidamente, mientras ellos hacían todos los amarres en La Habana.

Mi respuesta inmediata fue esta:

 

El contenido de la nota se aparta por completo de los acuerdos tomados, es ambiguo e incomprensible.  Y me ha hecho perder la confianza en la seriedad de los acuerdos.  Quedan rotas las hostilidades a partir de mañana a las 3:00 p.m., que fue la fecha y hora acordadas para el movimiento.

Sigue 


Respuesta  Mensaje 39 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 26/01/2016 06:52
Viene ....

(Aplausos)

Ocurrió entonces una cosa muy curiosa.  Además de la nota, que era muy breve, yo le mando a decir al jefe de la Plaza de Santiago de Cuba con el portador de la misma, que si las hostilidades se rompían porque los acuerdos no se cumplían y nos veíamos obligados a atacar la Plaza de Santiago de Cuba, entonces no habría otra solución que la rendición de la Plaza; que exigiríamos la rendición de la Plaza si las hostilidades se rompían y el ataque se iniciaba por nuestra parte.  Pero ocurrió que el portador de la nota no interpreta correctamente mis palabras y le dice al coronel Rego Rubido que yo decía que exigía la rendición de la Plaza como condición para cualquier acuerdo.  Él no dijo lo que yo le había afirmado:  “Que si se iniciaba el ataque”, pero no que yo le había puesto al general Cantillo como condición que se rindiera la Plaza.

En consecuencia del mensaje, el coronel jefe de la Plaza de Santiago de Cuba me envía una carta muy conceptuosa y muy pundonorosa que voy a leer también.  Naturalmente que se sentía ofendido con aquel plan­teamiento que le habían hecho erróneamente, y dice:

 

La solución encontrada no es golpe de Estado ni Junta Militar, y, sin embargo, creemos que es la que mejor conviene al doctor Fidel Castro, de acuerdo con sus ideas, y pondría en 48 horas el destino del país en sus manos.  No es solución local, sino nacional; y cualquier indiscreción adelantada podría comprometerla o destruirla creando el caos.  Queremos que se tenga confianza en nuestra gestión y se tendrá la solución antes del día 6.

En cuanto a Santiago, debido a la nota y a las palabras del mensajero, hay que cambiar el plan y no entrar.  Dichas palabras han causado malestar entre el personal “llave” y nunca se entregarían las armas sin pelear.  Las armas no se rinden a un aliado y no se entregan sin honor.

 

Frase muy hermosa del jefe de la Plaza de Santiago de Cuba.

 

Si no se tiene confianza en nosotros o si se ataca Santiago, se considerarán rotos los acuerdos y se paralizarán las gestiones para la solución ofrecida, desligándonos formalmente de todo compromiso.  Esperamos, debido al tiempo necesario para actuar en una u otra forma, que la respuesta llegue a tiempo para ser enviada a La Habana en el viscount de la tarde.

 

Mi respuesta a esta nota del coronel José Rego Rubido fue la siguiente:

Territorio Libre de Cuba, diciembre 31 de 1958.

Señor coronel.

Un lamentable error se ha producido en la trasmisión a usted de mis palabras.  Tal vez se debió a la premura con que respondí a su nota y a lo apurado de la conversación que sostuve con el portador.  Yo no le dije que la condición planteada por nosotros en los acuerdos que se tomaron era la rendición de la Plaza de Santiago de Cuba a nuestras fuerzas.  Hubiese sido una descortesía con nuestro visitante, y una proposición indigna y ofensiva para los militares que tan fraternalmente se han acercado a nosotros.

La cuestión es otra: se había llegado a un acuerdo y se adoptó un plan entre el líder del movimiento militar y nosotros.  Debía comenzar a realizarse el día 31 a las 3:00 p.m.  Hasta los detalles se acordaron después de analizar cuidadosamente los problemas que debían afrontarse. Se iniciaría con el levantamiento de la guarnición de Santiago de Cuba, persuadí al general C.  [Cantillo] de las ventajas de comenzar por Oriente y no en Columbia, por recelar el pueblo grandemente de cualquier golpe en los cuarteles de la capital de la República, y lo difícil que iba a ser, en ese caso, vincular la ciudadanía al movimiento.  Él coincidía plenamente con mis puntos de vista; se preocupaba solo por el orden en la capital y acordamos medidas para conjurar el peligro.

 

La medida era, precisamente, el avance de la columna nuestra sobre Santiago de Cuba.

 

Se trataba de una acción unida de los militares, el pueblo y nosotros; un tipo de movimiento revolucionario que desde el primer instante contaría con la confianza de la nación entera.  De inmediato, y de acuerdo con lo que se convino, suspendimos las operaciones que se estaban llevando a cabo, y nos dimos a la tarea de realizar nuevos movimientos de fuerzas hacia otros puntos como Holguín, donde la presencia de conocidos esbirros hacía casi segura la resistencia al movimiento militar revolucionario.

Cuando ya todos los preparativos estaban listos por nuestra parte, recibo la nota de ayer, donde se me daba a entender que no se llevaría [a cabo] la acción acordada.  Al parecer había otros planes, pero no se me informaba cuáles ni por qué.  De hecho ya no era cosa nuestra la cuestión.  Teníamos simplemente que esperar.  Unilateralmente se cambiaba todo.  Se ponía en riesgo a las fuerzas nuestras que, de acuerdo con lo que se contaba, habían sido enviadas a operaciones difíciles; quedábamos sujetos, además, a todos los imponderables.  Cualquier riesgo del general C., en sus frecuentes viajes aLa Habana, se convertiría militarmente para nosotros en un desastre.  Reconozca usted que todo está muy confuso en este instante, y que Batista es un individuo hábil y taimado, que sabe maniobrar.  ¿Cómo puede pedírsenos que renunciemos a todas las ventajas obtenidas en las operaciones de las últimas semanas, para ponernos a esperar pacientemente a que los hechos se produzcan?

Bien aclaré que no podía ser una acción de los militares solos; para eso, realmente, no había que esperar los horrores de dos años de guerra. Cruzarnos de brazos en los momentos decisivos es lo único que no se nos puede pedir a los hombres que no hemos descansado en la lucha contra la opresión desde hace siete años.

Aunque ustedes tengan la intención de entregar el poder a los revolucionarios, no es el poder en sí lo que a nosotros nos interesa, sino que la Revolución cumpla su destino.  Me preocupa, incluso, que los militares, por un exceso injustificado de escrúpulos, faciliten la fuga de los grandes culpables, que marcharán al extranjero con sus grandes fortunas, para hacer desde allí todo el daño posible a nuestra patria.

Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo.  Velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior.  Espero que estas honradas razones, que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo, las comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente [...].

 

Párenme los tanques allí, hagan el favor (Gritos y aplausos).

Cuando terminemos nuestras declaraciones y la proclamación del presidente provisional, los tanques le harán honor al poder civil de la República, pasando enfrente de nuestros balcones (Aplausos).

 

Continúo leyendo la carta del día 31 al señor coronel jefe de la Plaza de Santiago de Cuba.

 

Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo, velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior.  Espero que estas honradas razones, que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo, las comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente [repite el párrafo anterior a la interrupción].

Siempre he actuado con lealtad y franqueza en todas mis cosas.  Nunca se podrá llamar triunfo a lo que se obtenga con doblez y engaño.  El lenguaje del honor que ustedes entienden es el único que yo sé hablar.

Nunca se mencionó en la reunión con el general C. la palabra rendición, lo que ayer dije y reitero hoy es que a partir de las 3:00 de la tarde del día 31, fecha y hora acordadas, no podíamos prorrogar la tregua con relación a Santiago de Cuba, porque eso sería perjudicar extraordinariamente a nuestra causa.  Nunca una conspiración es segura.  Anoche llegó aquí el rumor de que el general C. había sido detenido en La Habana; que varios jóvenes habían aparecido asesinados en el cementerio de Santiago de Cuba.  Tuve la sensación de que habíamos perdido el tiempo miserablemente, aunque afortunadamente hoy parece comprobarse que el general C. se encuentra en su puesto, ¿qué necesidad tenemos de correr esos riesgos?

Lo que dije al mensajero en cuanto a rendición, que no fue trasmitido literalmente y pareció motivar las palabras de su nota de hoy, fue lo siguiente: que si se rompían las hostilidades por no cumplirse lo acordado, nos veríamos obligados a atacar la Plaza de Santiago de Cuba, lo que es inevitable, dado que en ese sentido hemos encaminado nuestros esfuerzos en los últimos meses, en cuyo caso, una vez iniciada la operación, exigiríamos la rendición de las fuerzas que la defienden. Esto no quiere decir que pensemos que se rindan sin combatir, porque yo sé que, aun sin razón para combatir, los militares cubanos defienden las posiciones con tozudez y nos han costado muchas vidas.  Quise decir solo que después que se haya derramado la sangre de nuestros hombres por la conquista de un objetivo, no podía aceptarse otra solución, ya que aunque nos cueste muy caro, dadas las condiciones actuales de las fuerzas que defienden al régimen, las cuales no podrán prestar apoyo a esa ciudad, esta caería inexorablemente en nuestras manos.  Ese ha sido el objetivo básico de todas nuestras operaciones en los últimos meses, y un plan de esa envergadura no puede suspenderse por unas semanas sin graves consecuencias, caso de que el movimiento militar se frustre, perdiéndose, además, el momento oportuno, que es este, cuando la dictadura está sufriendo grandes reveses en las provincias de Oriente y Las Villas.

Se nos pone en el dilema de renunciar a las ventajas de nuestras victorias o atacar, un triunfo seguro a cambio de un triunfo probable. ¿Cree usted que con la nota de ayer, ambigua y lacónica, contentiva de una decisión unilateral, pueda yo incurrir en la responsabilidad de mantener en suspenso los planes?

Como militar que es reconozca que se nos pide un imposible.  Ustedes no han dejado un minuto de hacer trincheras; esas trincheras las pueden utilizar contra nosotros un Pedraza, un Pilar García, o un Cañizares, si el general C.  es relevado del mando y con él sus hombres de confianza.  No se nos puede pedir que permanezcamos ociosos. Vea usted que se nos coloca en una situación absurda. Aunque defiendan con valor sus armas, no nos queda más remedio que atacar, porque nosotros también tenemos obligaciones muy sagradas que cumplir.

Más que aliados, deseo que los militares honorables y nosotros seamos compañeros de una sola causa, que es la de Cuba […].

Deseo, por encima de todo, que usted y sus compañeros no se hagan una idea errónea de mi actitud y de mis sentimientos.  He sido extenso para evitar que se confundan o tergiversen los conceptos.

Respecto a la tácita suspensión del fuego en la zona de Santiago de Cuba, para evitar toda duda, ratifico que aunque en cualquier instante antes de que se inicien los combates podemos reanudar las operaciones, a partir de hoy debe quedar advertido que el ataque se va a producir de un momento a otro, y que por ninguna razón volveremos a suspender los planes, ya que todo esto, como son cuestiones que se tramitan en secreto, puede sembrar la confusión en el pueblo y perjudicar la moral de nuestros combatientes.

Atentamente,

Libertad o muerte.

 

(Aplausos)


Respuesta  Mensaje 40 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 27/01/2016 12:45

Fallecimiento.jpg Fallecimientos

  • 1895Juan Luis Pacheco de Céspedes, internacionalista cubano, muere en combate en la Guerra del Pacífico. Declarado Héroe Nacional del Perú.
  • 1898Néstor Aranguren, Coronel del Ejército Libertador. Nacido en La Habana, el 14 de febrero de 1873 y educado por padres patriotas, desde muy pequeño tuvo vocación por la lucha independentista. A los 14 años, obligado por la difícil situación económica de la familia, comenzó a trabajar en la compañía encargada de la construcción del Canal de Albear. Fue uno de los jóvenes de la Acera del Louvre que custodiaron aAntonio Maceo durante su visita a La Habana en 1890. Conspiró en La Habana. En la Guerra del 95 se incorporó como soldado al Regimiento de Caballería de Camagüey. Se destacó por su valor y dotes de mando en muchas acciones, como por ejemplo: el audaz asalto a la villa de Guanabacoa; el asalto al tren de Fesser, que pretendía capturar al Teniente Coronel Narciso de Fonsdeviela, sanguinario verdugo de los Mártires de la Jata; y el ajusticiamiento al Teniente Coronel de Ingenieros Joaquín Ruiz, ayudante de campo del Capitán General de Cuba Ramón Blanco y Erenas. Néstor Aranguren fue ascendido a Coronel el 26 de julio de 1897, cuando tenía sólo 24 años. Antes de su muerte había sido propuesto para Brigadier del Ejército Libertador, por su valor, su constancia y destacado ejercicio del mando de fuerzas en la guerra. El 27 de enero del año 1898 murió en desigual encuentro por la delación de un vil traidor.
  • 1910Ramón L. Miranda Torres, en Matanzas. Doctor, fue uno de los médicos que atendió a José Martí, además de ser su amigo y colaborador revolucionario.
  • 1959Francisco "Paco" Cabrera, comandante rebelde, y jefe de la escolta de Fidel Castro. Muere accidentalmente en Caracas, Venezuela, al finalizar la visita de Fidel Castro a este país. Cabrera cayó bajos las hélices del avión Bristol Britannia que los iba a conducir de regreso a Cuba.
  • 1996Andrés Echeverría, en La Habana. Conocido en el mundo artístico con el calificativo de "Niño Rivera".

Respuesta  Mensaje 41 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 29/01/2016 06:06

El Moncada convertido en escuela

El Cuartel Moncada convertido en escuela.
Información sobre la plantilla

Fecha: 28 de enero de 1960
Lugar: Santiago de CubaBandera de Cuba Cuba
Descripción:
Con el triunfo de la revolución cubana el 1 de enerode 1959, se convierten en escuelas los cuarteles militares símbolos de represión y muerte.
Resultado:
Centro Escolar 26 de Julio
Consecuencias:
Cumpliendo la sentencia martiana de que "Hombres recogerá quien siembre escuelas", en el aniversario 107 del natalicio de José Martí, el otrora cuartel Moncada, siempre asociado al crimen y a la represión de toda idea de libertad, de progreso, se convertía en la Ciudad Escolar 26 de Julio.
Ejecutores o responsables del hecho:
Fidel Castro, Raúl Castro, Osvaldo Dorticós y Armando Hart.

El Moncada convertido en escuela. En Santiago de Cuba fue emblemático y de gran repercusión nacional el día en que el antiguo Cuartel Moncada fue convertido en un gigantesco e integral centro de estudios.

Semanas antes

Pocas semanas antes, el 9 de enero, el propio Fidel manejando un tractor arremetió contra la Posta 3 del nefasto cuartel, como símbolo de esa transformación. Cuadrillas de obreros, trabajadores voluntarios y fuerzas delEjército Rebelde, trabajaron día y noche hasta demoler y reformar toda el área que cubría el otrora cuartel Moncada.

Participantes en el acto

Eran las 10.00 a.m. del día 28 de enero, cuando en el terreno del antiguo polígono colmado de niños uniformados y con boinas rojas o azules, acompañados de sus familiares y pueblo en general, aparecieron helicópteros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y lanzaron rosas blancas y rojas a los presentes.

Diez minutos después hicieron acto de presencia, el Primer Ministro Fidel Castro; el entonces Comandante Raúl Castro y máxima autoridad política de Oriente; el Presidente de la República Osvaldo Dorticós Torrado; el Ministro de Educación Armando Hart y otros dirigentes nacionales y locales.

Entrega del Cuartel

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A las 10.30 de la mañana comenzó oficialmente el acto. Hubo un momento de fuerte emoción cuando el Comandante Raúl cargó en sus brazos a la niña Temis Tassende, hija de José Luis Tasende, uno de los torturados y asesinados en ese antiguo cuartel el 26 de julio de 1953, Raúl expresó: “Y hoy aquí Temita, mira la obra de tu padre”, una cerrada y estruendosa ovación no lo dejó terminar.

De inmediato se procedió a la entrega formal del cuartel convertido en Centro Escolar al Ministerio de Educación, la entrega, previa a una ceremonia militar por Raúl.

A las once de la mañana, el resumen del acto lo realizó el Comandante en Jefe Fidel con un lenguaje apropiado y asequible para la mayoría del auditorio formado por niños estableciendo un amplio dialogo e intercambio con los presentes.

«…este edificio no lo necesitamos para fortaleza. Antes necesitaban una fortaleza para defenderse del pueblo; y ahora, cuando el pueblo es el que defiende la Revolución, no necesitamos fortalezas. Como lo que necesitamos son escuelas, pues, por eso nosotros estamos convirtiendo todas las fortalezas en escuelas…»
y sentenció
«… no tomamos la fortaleza el 26 de Julio, ni la tomamos el día Primero de Enero, hoy la hemos convertido en un centro de enseñanza, hoy sí hemos ganado esta batalla»

Comienza a funcionar oficialmente como Centro Escolar en 1960.

Fuentes


Respuesta  Mensaje 42 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 29/01/2016 06:10

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE ENTREGA DEL CUARTEL MONCADA, CELEBRADO EN SANTIAGO DE CUBA, EL 28 DE ENERO DE 1960.

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Compañeros colegiales:

 

Hoy, como ustedes comprenderán, es un momento muy emocionante para nosotros; lástima que sea ya el mediodía (EXCLAMACIONES) y el sol de Oriente sea un sol fuerte y un sol bravo que pueda estar fatigando un poco (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!, ¡no!”).

Por lo menos, el deseo de hablar mucho no se nos quita y tienen mucha disciplina los muchachos.  ¿Saben marchar?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  ¿Son obedientes?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  ¿Saben guardar silencio cuando les dicen “guarden silencio”?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Bueno, vamos a ver si es verdad.  Vamos a ver si tienen de verdad disciplina, todos —ustedes y los de la tribuna también, para que vean que es parejo— guarden silencio, para conversar un rato, ustedes y nosotros.  Porque, como nosotros contamos con ustedes, y porque como hay que contar con ustedes, y ustedes tienen que entender bien estas cosas de la Revolución, y ustedes saben comportarse ya como buenos ciudadanos y buenos patriotas y buenos revolucionarios, es preciso que hablemos de estas cuestiones de la Revolución; por qué hemos convertido esta fortaleza en escuela, por qué podemos convertir esta fortaleza en escuela, por qué antes hacían fortalezas en vez de escuelas, y no podían convertir las fortalezas en escuelas.  ¿Ustedes saben eso?  (EXCLAMACIONES)  ¿Seguro?  ¿Por qué podemos convertir esta fortaleza en escuela? (EXCLAMACIONES)  ¿Quién defendía antes a los gobiernos?  (EXCLAMACIONES)  El ejército; aquel ejército.  ¿Quién defiende hoy la Revolución?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡El pueblo!”) ¿Dónde están las fortalezas de la Revolución hoy?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡En el pueblo!”)  En todas partes.  ¿Ustedes ven cada una de esas montañas?  Cada una de esas montañas es una fortaleza de la Revolución (APLAUSOS), así que este edificio no lo necesitamos para fortaleza.  Antes necesitaban una fortaleza para defenderse del pueblo; y ahora, cuando el pueblo es el que defiende a la Revolución, no necesitamos fortalezas.  Como lo que necesitamos son escuelas, pues, por eso nosotros estamos convirtiendo todas las fortalezas en escuelas.  Y así, donde antes vivían millares de soldados, con sus fusiles, y sus sargentos, y sus capitanes, y sus generales, ahora van a trabajar y a estudiar millares de niños con sus lápices, con sus libros, con sus maestros, con sus superiores; y así tenemos una ventaja, que como antes se habían gastado muchos millones en hacer cuarteles y en hacer fortalezas y no habían gastado dinero en hacer escuelas —porque el dinero se lo robaban, y lo que no se robaban lo gastaban en cosas muchas veces inútiles, como cuarteles—, pues nosotros ahora aprovechamos esos millones que se gastaban en fortalezas y los empleamos en escuelas.  No nos alcanzan todavía, ni convirtiendo todas las fortalezas en escuelas; no nos alcanzan, todavía tenemos que construir muchas más pero ya tenemos una ventaja que puede hacer el Gobierno Revolucionario, porque el Gobierno Revolucionario no necesita tener fortalezas.  Tenemos una ventaja convirtiendo todas las grandes fortalezas de Cuba en escuelas.  Después tendremos que seguir construyendo grandes centros escolares, y tendremos además que seguir construyendo miles de escuelas en los campos, porque no tenemos escuelas suficientes.  Ahora, llenando estas fortalezas de niños y de libros y de lápices, la Revolución es más fuerte, y será mucho más difícil, es decir, será imposible tomar una república que ha convertido sus fortalezas en escuelas.  Por muchos fusiles que tenían aquí y muchas ametralladoras, y por muchos soldados que tenían aquí adentro, como no tenían la razón, como defendían una causa injusta, no pudieron defenderla y al fin y al cabo las perdieron, al fin y al cabo el pueblo tomó las fortalezas.

Lo que no podrán quitarnos nunca más serán las escuelas para convertirlas de nuevo en fortalezas (APLAUSOS).

¿Quiénes fueron los primeros que lucharon para convertir las fortalezas en escuelas?  (EXCLAMACIONES)  Los mambises:  Carlos Manuel de Céspedes, Agramonte, Máximo Gómez, Maceo.  ¿Quién fue uno de los que con su pensamiento...?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Martí!”)  ¡Ah, ustedes saben que es Martí!  Martí fue el que más se preocupó por los niños, el que más se preocupó por la educación y el que más deseó convertir las fortalezas en escuelas.

Las fortalezas antes no eran el Cuartel Moncada; las fortalezas antes eran el Castillo del Morro, era El Viso, es decir, eran fortalezas que tenían varios siglos, y los mambises, y los patriotas: Martí, todos los jefes de la Revolución, luchaban por hacer desaparecer aquellas fortalezas que significaban...  ¿Qué significaban aquellas fortalezas?  La opresión.  Pero cuando se acabó la guerra de independencia, en vez de desaparecer las fortalezas, construyeron más fortalezas y entonces vinieron estas fortalezas que estaban en el medio de las ciudades, para mantener al pueblo dominado por la fuerza.  Para eso tenían esas fortalezas:  para que nadie pudiera protestar contra una injusticia; para que el pueblo no pudiera protestar contra lo que estaba mal hecho.  Y cuando los estudiantes salían a la calle a dar un acto patriótico, a protestar contra la corrupción, a protestar contra el robo, a protestar contra el crimen, entonces salían los soldados de las fortalezas y golpeaban a los estudiantes o golpeaban a los obreros, o golpeaban a los campesinos.  Ya ustedes saben lo que pasaba el campesino:  que le daban con el plan de machete, porque todos esos soldados, además de fusiles, tenían machetes, y cuando salían por el campo, golpeaban a los campesinos.  Aquí los hijos de los campesinos no tenían escuelas, ni tenían maestro, pero a cada rato veían una pareja de la guardia rural con sus machetes y sus fusiles.  Y un niño no tenía oportunidad de ir a la escuela, pero sí tenía oportunidad, muchas veces, de ver llegar un día a su padre golpeado por los machetes de la guardia rural.  Además, para que no pudiera protestar, para quitarle la tierra, cuando tenían tierra, estaban esos soldados, estaban las parejas de la guardia rural. Es decir que lo que nosotros queremos que ustedes comprendan bien, por qué antes había cuarteles aquí, por qué había tantos soldados, por qué tenían un machete, y por qué antes los que tenían el machete eran ellos, y no los campesinos.  Los campesinos recibían los planazos.  Ahora, los que, tienen los machetes son los campesinos, y los que van a recibir los planazos son los contrarrevolucionarios si vienen aquí a quererles quitar la tierra a los campesinos (APLAUSOS).

Y eso es lo que ustedes deben saber, porque ustedes tienen la oportunidad de conocer muchas cosas que nosotros no sabíamos, porque cuando nosotros éramos muchachos igual que ustedes íbamos a la escuela, pues no, los gobiernos no nos enseñaban estas cosas.  Nosotros pasábamos por aquí y veíamos una gran fortaleza llena de garitas y llena de aspilleras, todo apuntando para el pueblo.  Porque todas las aspilleras apuntaban para el pueblo, no apuntaban para el mar, no apuntaban para el extranjero.  No, apuntaban para el pueblo.  Todas las aspilleras estaban hechas contra el pueblo, para proteger las fortalezas contra el pueblo, y nosotros no teníamos oportunidad antes de que nos explicaran estas cosas, porque nosotros lo que sí vimos cometer muchos abusos, pero nadie nos decía que eso era un abuso, es decir, los políticos, los líderes políticos, los hombres públicos, no hablaban de eso, no les explicaban esos problemas a los niños, y los maestros no se los podían explicar, porque si los maestros se los explicaban, los dejaban cesantes, los botaban, los maltrataban, es decir que los hombres públicos no les hablaban a los niños, los maestros no les podían hablar, nadie podía decir la verdad, y entonces los niños crecían viendo injusticias, pero no veían las cosas con mucha claridad, porque nadie se las explicaba bien.  Ustedes tienen la oportunidad que nosotros no tuvimos.  Por eso nosotros estamos tratando de dar les a los niños todo aquello que nosotros no tuvimos cuando éramos igual que ustedes.

Y a pesar de todo, nosotros pudimos conocer muchas cosas buenas, nosotros pudimos conocer muchos ejemplos buenos, nosotros pudimos conocer el pensamiento de Martí, porque Martí, al principio, cuando él comenzó, tenía muchos enemigos.  Hoy todos reconocen lo que hizo Martí, todos reconocen su pensamiento, todos reconocen su obra, pero al principio lo que hicieron fue que lo encarcelaron, lo persiguieron, lo exilaron y muchos lo atacaban, lo calumniaban, lo insultaban, y el pueblo y muchos cubanos no sabían quién era Martí, no sabían todo su pensamiento hermoso, no conocían sus prédicas.

Hoy, al fin, después de muchos años ya, todos los cubanos conocen a Martí e incluso los políticos hipócritas ya no hablaban mal de Martí, lo que hacían es que venían a una tribuna e invocaban el nombre de Martí, invocaban el pensamiento de Martí, los muy descarados, mientras estaban robando y enriqueciéndose por un lado, y estaban haciendo todo lo contrario de lo que Martí decía, por otro lado hablaban de Martí e invocaban el pensamiento de Martí.

Y así, poco a poco, a través de libros, a través de los maestros que sí podían hablar de Martí y hablar de la historia del pasado, aunque no podían explicar bien las cosas presentes, así todo el pueblo fue conociendo el pensamiento de Martí, y por eso se fue forjando un espíritu patriótico que hizo posible, al fin, la victoria de la Revolución.  Por eso nosotros tenemos tanto interés en los niños y tanto interés en las escuelas, porque nosotros queremos hacer un pueblo futuro mejor que este todavía.  Porque actualmente hay cientos de miles de personas mayores que no saben leer y escribir, hay cientos de miles de personas mayores que no han podido recibir una educación, y nosotros queremos que en el futuro todos sepan leer y escribir, nosotros queremos que en el futuro ni un solo niño deje de aprender a leer ni a escribir; nosotros queremos además que los niños aprendan a trabajar y adquieran conocimientos que sean útiles a su patria, les sean útiles a sus padres y les sean útiles a ellos mismos.  Y, además, queremos que los niños lleven una vida feliz, no solamente queremos que estudien, sino que queremos también que jueguen; no solamente queremos que estén en las aulas, aunque estar en las aulas es agradable, porque aprender siempre es agradable; saber lo que pasó, por ejemplo en Cuba, conocer todas las guerras de independencia, conocer la geografía, conocer los ríos, conocer los peces, conocer los árboles, conocer los animales, conocer las estrellas, conocer las nubes, conocer todas las cosas que vemos, eso es muy interesante, y eso es muy bonito y ustedes tienen oportunidad de aprender en las aulas, pero también es interesante conocer las montañas, conocer los ríos, también es interesante conocer el mar, conocer las cuevas, conocer los valles, conocer los paisajes.  Es decir, ustedes tienen oportunidad de pasear, tienen oportunidad de divertirse, haciendo ejercicios, que eso también es educarse. Ustedes tienen oportunidad de aprender deportes.  ¿Ustedes saben cómo nosotros aprendimos a hacer la guerra?  No vayan a creer que nosotros aprendimos a hacer la guerra en la Sierra Maestra; nosotros aprendimos a hacer la guerra cuando éramos muchachos igual que ustedes.  ¿Saben cómo?  ¿Quieren que les diga cómo?  Bueno, nosotros aprendimos a hacer la guerra jugando pelota (EXCLAMACIONES), jugando básquet, jugando fútbol, haciendo todos los deportes, nadando en el mar, nadando en los ríos, y subiendo montañas.  Nosotros aprendimos a hacer la guerra en estas montañas, porque también estudiábamos aquí en Santiago, y cada vez que nos llevaban de excursión, pues, siempre subíamos alguna loma.

Así que nosotros aprendimos a hacer la guerra cuando teníamos la edad de ustedes, porque después fue lo mismo, después era cuestión de quién hacía mejor las cosas, hacía las cosas con más práctica, con más inteligencia, porque la habíamos aprendido, todos nosotros habíamos aprendido a hacer la guerra, a vencer al enemigo, cuando éramos muchachos igual que ustedes.

Así que todos ustedes deben practicar deportes, ningún niño debe quedarse sentado en el momento del recreo, ningún niño debe dejar de aprender a nadar, de aprender a subir las lomas. Es decir que nosotros queremos no solamente que ustedes estudien en los libros, nosotros queremos que ustedes estudien en las montañas, que ustedes estudien en los ríos, nosotros queremos que los maestros les expliquen también las cosas, no en el aula, que los lleven a las fortalezas para que les expliquen la historia, que los lleven a los lugares donde, por ejemplo, se libraron las batallas de la guerra de independencia; donde murió Martí en Dos Ríos, por ejemplo, donde hay una estatua que es un lugar muy venerado por todos los cubanos, que es un lugar muy bonito y que además allí tenemos una cooperativa ya de algodón, de maíz y otros productos agrícolas para que ustedes vayan conociendo todas esas cosas.

Porque ustedes han oído hablar de las cooperativas, ¿verdad?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Bueno, ustedes deben decirles a los maestros que los lleven a ver las cooperativas, para que les expliquen lo que son las cooperativas; deben decirles a los maestros que los lleven a los museos, en los museos están las cartas de Martí, de Maceo, las casas de campaña, las armas que usaban, y así hay muchas cosas interesantes, y ustedes pueden aprender todas esas cuestiones de historia también.  Y cuando haya una película, por ejemplo de historia, ustedes le dicen al maestro que los lleve también al cine, o si no que le traigan la película de historia para que aprendan historia.  Y además, los mayorcitos, cuando haya un libro, una novela, sobre cuestiones históricas, pues también que les compren esas novelas, y los libros, los libros que escribieron los griegos, los poemas sobre cuestiones de guerra, y sobre cuestiones de historia, que son muy interesantes, díganles a los maestros también que se los presten, los mayorcitos, cuando ya ustedes comprendan mejor las cosas, porque esa edad que tienen ustedes es la mejor edad para estudiar, porque a esa edad que ustedes tienen no se les olvida nada, porque ustedes si ven una película y van a la casa y se la cuentan al hermanito, se la cuentan al papá y se la cuentan a todos. ¿No es cierto que cuando ustedes ven una película y cuando a ustedes les hacen un cuento, no es cierto que ustedes después lo cuentan más adelante porque se acuerdan?  ¿Y a todos ustedes no les gustan los cuentos?  Bueno, pues los cuentos que luego nos hacen son cuentos corticos, y que nosotros queremos que nos los hagan otra vez, porque no estamos contentos con los cuentos muy corticos, y así hay cuentos que son largos y son muy interesantes, y están en los libros y cuando ustedes, por ejemplo, tengan un rato en la casa y no quieran hacer mucha bulla en la casa, ni quieran molestar a los padres que están descansando, ustedes pueden encontrar libros muy bonitos de cuentos largos, interesantes, que a ustedes les gustan, y así se pueden entretener muchas horas y al mismo tiempo aprenden.

Sigue .....


Respuesta  Mensaje 43 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 29/01/2016 06:13
Viene ....

..... ustedes pueden encontrar libros muy bonitos de cuentos largos, interesantes, que a ustedes les gustan, y así se pueden entretener muchas horas y al mismo tiempo aprenden.

Yo tengo entendido que el Ministro de Educación es un compañero joven, un poquito mayor nada más que los colegiales, y con los cuales el compañero Ministro de Educación, que es para orgullo de la Revolución, uno de los ministros de educación más jóvenes del continente, posiblemente sea el ministro de educación más joven de todo el continente, y eso es bueno, porque no se le pueden haber olvidado muchas de las cosas que a él le gustaban cuando era igual que ustedes, y de los libros que le gustaban y él está organizando la biblioteca nacional para publicar muchos libros, de manera que los niños pobres, los niños que no tienen dinero para comprar esos libros, puedan tener los libros baratos, se les puedan facilitar los libros en las escuelas, para que ustedes se entretengan.

Es decir que, algunos de ustedes...  yo recuerdo que de muchacho había algunos compañeros —y por cierto que no me excluyo por completo de esos compañeros— que nos gustaba “comernos la guásima”.  ¿Ustedes saben lo que es “comerse la guásima”?  Es que en vez de ir a clase se van a jugar.  En vez de jugar el sábado, y en vez de jugar el domingo, y estudiar, porque estudiar es muy bonito y muy interesante, pues nosotros queríamos jugar también a veces el lunes, el martes y el miércoles, y no íbamos a clases.  Eso naturalmente que estaba muy mal, eso lo hacíamos porque todavía no comprendíamos bien estas cosas, y yo quiero por eso que ustedes las comprendan bien.  Bueno, pues el Ministro de Educación conoce todas las cosas que hacen y hacían los muchachos, y por eso él está haciendo un gran esfuerzo por ayudarlos a ustedes, por hacerles libros, por hacerles campos deportivos, porque antes ustedes recuerdan que tenían una escuelita chiquita, y no tenía patio, y no tenían donde jugar.  Bueno, pues ahora, cuando ustedes tienen los recreos ustedes pueden jugar en los campos deportivos que estamos preparando, y van a tener todo lo que necesiten para divertirse también en la escuela.

Yo les decía que nosotros, muchas veces, no teníamos esas cosas, no teníamos campos deportivos en la escuela, y por eso nos íbamos a jugar fuera de la escuela en los días de clases, pero con todas las cosas que está haciendo la Revolución, el venir a la escuela es lo mejor que hay y lo más agradable que hay.  ¿Ustedes no creen que está mal “comerse la guásima”? (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Porque el niño que “se come la guásima” no es revolucionario, el niño que se haga el enfermo para no ir a la escuela no es revolucionario; el niño que viene a la escuela, el niño que estudia, el niño que hace deportes, el niño que lee libros interesantes, el niño que se porta bien en su casa, el niño que critica al otro cuando se porta mal y habla bien de los que se portan bien, ese niño es un buen compañero y ese niño es un buen revolucionario, y nosotros queremos que ustedes sean buenos revolucionarios desde ahora, y ustedes tienen que ser mejores revolucionarios que nosotros, ustedes tienen que saber más que nosotros, ustedes tienen que ser más fuertes que nosotros y ustedes tienen que hacer después las cosas mejor que nosotros, porque ustedes van a tener más escuelas, ustedes van a tener más campos de deportes, ustedes van a tener más libros, ustedes van a tener más maestros, y van a aprender más de lo que nosotros pudimos aprender.

Así que nosotros esperamos que todo lo que nosotros no podamos terminar lo terminen ustedes, y que las cosas que a nosotros no nos salgan perfectas, las terminen mejor ustedes. ¿Ustedes no quieren ser revolucionarios?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  ¿Ustedes no quieren también hacer lo mismo que estamos haciendo nosotros?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Bueno, ustedes cuando sean hombres, no van a tener que hacer la guerra, porque ya todas las cosas en Cuba estarán tan sólidas y habrá avanzado tanto nuestra Revolución que nos dejarán tranquilos, pero de todas maneras es necesario que los niños sean fuertes.  ¿Por qué?  Para defender lo que nosotros estamos haciendo ahora.  Posiblemente y ojalá nunca tengan ustedes el día de mañana que tomar las armas para tener que pelear porque alguna injusticia se quiera cometer con nuestro pueblo, pero la mejor manera de que a ustedes los respeten el día de mañana, y a nuestro pueblo lo respeten el día de mañana, es que haya muchos revolucionarios, que haya muchos patriotas, que los niños sean fuertes, que los niños sean educados, que los niños tengan cultura y que los niños de hoy, el día de mañana sean magníficos soldados si la patria los necesitara para defenderse; pero la Revolución no es solo pelear en las montañas, la Revolución no es solo hacer la guerra.  Más revolucionario todavía que conquistar esta fortaleza en la guerra es convertir esta fortaleza en una escuela, porque para lo primero, lo primero era ganar una batalla, pues no se podía tomar la fortaleza.  Pero nosotros la fortaleza no la tomamos el 26 de Julio, ni la tomamos el día Primero de Enero...  ¿Ustedes saben cuándo hemos tomado la fortaleza?  (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”)  Hoy hemos tomado la fortaleza, hoy hemos tomado esta fortaleza, porque hoy la hemos convertido en un centro de enseñanza, hoy sí hemos ganado esta batalla.  Y tenemos todavía que ganar muchas batallas como esta, porque yo quiero que ustedes sepan que estas batallas son muy hermosas, las batallas más hermosas no son las batallas que se libraban en las montañas, las batallas más hermosas son estas, porque cuando había de las otras batallas siempre había compañeros muertos, siempre había compañeros heridos, siempre había cadáveres, siempre había tristeza, siempre había luto; cuando se ganaban aquellas batallas y en cambio en estas batallas que hemos ganado hoy, todo es alegría, todo el mundo está contento, no hay luto, no hay tristeza, no hay cadáveres, lo que hay es alegría en todo el mundo.  Estas batallas sí son bonitas y nosotros quisiéramos siempre ganar estas batallas, más que ganar las otras batallas.  Y otra cosa que les voy a decir, estas batallas se van a recordar mucho más que las otras, porque las otras con el tiempo se habla de ellas, pero se olvidan, pero esta batalla de haber convertido esta fortaleza en una escuela será una batalla que no se olvidará nunca, porque de esta escuela, cada día saldrán más niños, cada día saldrán más ciudadanos capacitados que serán alumnos de esta escuela.  Es decir que va a haber más de 2 000 niños que van a estudiar en esta escuela, que antes era una fortaleza donde asesinaban, donde torturaban, donde abusaban del pueblo y hoy es un centro donde los niños crecen, donde los niños juegan, donde los niños estudian, donde los niños se preparan para servir a su patria y para ser buenos ciudadanos.

Yo quiero que ustedes sepan que hay que ganar todavía muchas batallas de todas clases, quizás haya que combatir, quizás alguna vez tengamos que combatir otra vez para defender la Revolución de sus enemigos.  Si nosotros tenemos que combatir otra vez, los niños nos pueden ayudar, los niños nos van a ayudar, porque todo el mundo aquí, desde los niños hasta los ancianos van a ser soldados de la Revolución y van a hacer algo por la Revolución para defenderla, para que no le quiten las escuelas y las conviertan en fortalezas (APLAUSOS).

Y, además, tenemos muchas obras que hacer, tenemos muchas carreteras que construir, muchas represas, muchos pueblos, muchas fábricas, tenemos que arar todos los campos, tenemos que construir muchas playas, muchos centros turísticos.  Es decir, tenemos una gran tarea que hacer y no nos alcanzan los hombres que saben para hacer todas estas cosas y por eso la mayor esperanza de nosotros no está en lo que estamos haciendo hoy, sino en lo que ustedes van a hacer mañana.  Nosotros estamos muy interesados en que ustedes estudien para que ustedes puedan terminar los trabajos que nosotros estamos haciendo hoy; porque nosotros nada más vamos a poder hacer una parte, y ustedes tienen que hacer la otra parte.

¿Ustedes comprenden bien eso?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  ¿O ustedes no lo comprenden?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  ¿Ustedes lo comprenden?  (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)  ¿Ustedes comprenden que tienen que terminar el trabajo que nosotros estamos haciendo ahora?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Bueno, eso es lo que nos interesa a nosotros, que ustedes comprendan bien esas cosas.

Y por último...  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  Yo quiero que los niños de este centro escolar piensen siempre y recuerden siempre con gratitud a todos los cubanos que murieron para que ustedes pudieran tener hoy esta escuela y pudieran tener una patria libre.  Ustedes tienen que recordar siempre a todos los cubanos que desde el siglo pasado, desde la época de Carlos Manuel de Céspedes hasta hoy, han estado haciendo grandes sacrificios para que nosotros tengamos esto que ahora tenemos.   Quiero que recuerden también, muy especialmente, a los compañeros que murieron aquí el 26 de Julio, que recuerden a aquellos compañeros que aquí fueron asesinados, que aquí fueron torturados.

Pero yo no quiero que recuerden los asesinatos, yo no quiero que recuerden las torturas, porque esos recuerdos ingratos y desagradables los irán borrando ustedes y los irá borrando esta escuela, porque una escuela los borra mucho mejor que si hubiéramos destruido todo esto y hubiésemos hecho aquí un parque.  La mejor manera de borrar aquellos recuerdos es llenando esto de niños, llenando esto de libros, y llenando esto de alegría para borrar aquellos recuerdos.

Lo que queremos que ustedes piensen es en lo valiente que fueron aquellos compañeros, que piensen en su heroísmo, que piensen cómo los torturaron para que hablaran, y no hablaban, y cómo los asesinaron.  Ellos no temblaron ante la muerte, porque sabían que estaban defendiendo una causa justa y sabían que algún día esa causa justa triunfaría.  Yo quiero que recuerden cómo fue, gracias a esos sacrificios, que pudo ganarse la guerra contra la tiranía, y que pudo triunfar la Revolución, porque el ejemplo que dieron aquellos primeros que cayeron fue el ejemplo que siguió toda la juventud, y el ejemplo que siguieron muchos cientos y miles de jóvenes que cayeron después, porque todos aquellos compañeros fueron la admiración de los demás jóvenes que después continuaron la lucha y la llevaron hasta la victoria.

Yo quiero que recuerden siempre a aquellos compañeros que murieron el 26 de Julio, a aquellos compañeros que murieron en todas las batallas, que murieron en la ciudad y que murieron en los campos, porque gracias a esos compañeros fue posible que ustedes tengan hoy, que miles de niños en toda la república, que cientos de miles de niños en toda la república, tengan maestros, tengan libros y tengan escuelas.

Quiero que recuerden siempre a Abel Santamaría, a Boris Luis Santa Coloma, a Renato Guitart, a José Luis Tasende, y a toda aquella lista de más de 60 compañeros que murieron en el Moncada; que recuerden a Frank País, a Pepito Tey, a Otto Parellada, a Tony Alomá, y a aquella larga lista, que sería imposible enumerar, de jóvenes que murieron después del 26 de Julio para hacer posible el triunfo de la Revolución, porque gracias a ellos, gracias a los que murieron, gracias a todos esos sacrificios, que ustedes muchas veces tienen oportunidad de pensar cuando van por una carretera y ven un pequeño obelisco o cuando visitan el cementerio y ven las tumbas de todos aquellos compañeros queridos que cayeron, tienen oportunidad de meditar sobre todos los sacrificios que se hicieron, sobre todos los hombres jóvenes que murieron, para que ustedes pudieran tener estas escuelas, y por eso ustedes tienen un deber con aquellos compañeros, y es el deber de estudiar, porque para poder estar aquí hoy, para poder destruir esos muros, para poder tener este centro escolar donde van a estar 2 000 niños, muchos niños se quedaron huérfanos, como esa niña que Raúl cargó aquí, ella es como un ejemplo de los tantos y tantos niños y niñas que perdieron a sus padres.  Ustedes tienen la oportunidad de ir a sus casas y ser felices viendo a sus padres; sin embargo hay muchos niños que perdieron a sus padres en la Revolución y ellos también son sacrificados, porque no solo se sacrifican los que mueren, se sacrifican sus esposas, se sacrifican sus padres, se sacrifican sus hermanos, se sacrifican sus hijos, y toda la obra de la Revolución ha costado muchos sacrificios y mucho dolor.  Por eso hay que aprovecharla, por eso hay que estudiar, porque cada lápiz, cada pupitre, cada pizarrón, cada tiza, cada libro costó sangre, costó vidas, vidas que se sacrificaron y sangre que se derramó para que ese dinero de comprar libros y de hacer escuelas no se utilizara en hacer cuarteles, no se utilizara en pagar criminales, no se lo robaran para comprar fincas y para comprar negocios particulares.  Es decir que cada libro, cada hoja de papel donde ustedes aprenden a sumar y donde ustedes aprenden a escribir, costó vidas, costó sangre, costó luto, costó tristeza, madres que visten de negro, niñas que se quedaron huérfanas y que en la emoción de un minuto como el de hoy, lloran y nos hacen llorar a todos nosotros.  Y eso es lo que no podemos olvidar nunca, ni podemos olvidar que los malos cubanos, los pocos malos cubanos, porque son pocos afortunadamente los malos cubanos, que hablando mal de la Revolución y haciendo campañas contrarrevolucionarias, hagan que el pueblo pueda olvidarse de todo ese dolor y de todo el sacrificio que costó la Revolución; que los malos cubanos no puedan hacer posible que regrese el pasado, que los malos cubanos que hoy hablan mal de la Revolución, como ayer hablaban mal de Maceo, como ayer hablaban mal de Máximo Gómez, como ayer hablaban mal de Martí, porque hoy todo el mundo reconoce la obra que hicieron, antes tenían enemigos y los llamaban bandidos, y los llamaban locos, y los llamaban con los peores calificativos y las peores palabras.  A ellos no les importó, al pueblo no le importó, y al fin y al cabo triunfaron sus ideas, y al fin y al cabo todo el mundo reconoció lo que estaban haciendo.

Hoy hay también algunos malos cubanos que no comprenden los sacrificios que se hicieron por hacer la patria libre, que no comprenden la obra hermosa de la Revolución y hablan mal de la Revolución, pero eso no importa, el día de mañana todo el mundo hablará bien, el día de mañana cuando esos egoístas de hoy hayan desaparecido porque hayan envejecido y hayan muerto como murieron ya los que hace 70 u 80 años hablaban mal de Martí, y hablaban mal de Céspedes, de Agramonte y de Maceo; cuando los egoístas de hoy desaparezcan, cuando la semilla de hoy fructifique, cuando un pueblo nuevo resurja, cuando un pueblo culto progrese, cuando generaciones de hombres preparados, de ciudadanos mejores todavía que los que tenemos hoy, sean el fruto del trabajo que se está haciendo hoy, entonces todos hablarán bien de nosotros, todos hablarán bien de esta Revolución, como todo el mundo habla bien hoy de la guerra de 1868, como todo el mundo habla bien hoy de la guerra de 1895, la revolución de 1868 y la revolución de 1895, algún día todos reconocerán esta obra, algún día las generaciones venideras se sentarán también a leer y a estudiar, y ustedes los niños de hoy tienen el privilegio de ser testigos de lo que la Revolución está haciendo, tienen el privilegio de vivir estos momentos que son momentos extraordinarios.  Los niños de Cuba, dentro de 50 y de 100 años se sentarán a ver las fotografías del que era un cuartel Moncada y que esta generación convirtió en escuela; las fotografías de los primeros niños que estudiaron en esta fortaleza cuando se convirtió en una escuela; los niños que vivieron la Revolución; los niños que conocieron a los rebeldes; los niños que vivían en Santiago de Cuba y en los campos de Cuba, cuando en Santiago se luchaba, cuando en las calles se combatía, cuando en las montañas se luchaba; los niños que oyeron y vieron los aviones; los niños que vieron, que oyeron los disparos de los fusiles; los niños que vivieron estos momentos de la Revolución; los niños que son veteranos de la Revolución.  Estos niños también serán la admiración de los niños del futuro, porque fueron testigos de la Revolución, fueron los que estudiaron en las primeras escuelas que hizo la Revolución, fueron los que contemplaron la obra de la Revolución, y son los que van a terminar la obra de la Revolución (APLAUSOS).

Hoy, aunque es cierto...  aunque es cierto que nos entristece por un lado el recuerdo de los que cayeron; aunque es cierto que no es posible visitar esta ciudad y no evocar el nombre de tantos compañeros queridos que desaparecieron, también es cierto que hay en sus familiares, como en sus compañeros, como en todo el pueblo, la satisfacción de que ellos lucharon por algo útil, de que ellos fueron como la semilla que fructificó esta obra, de que gracias a ellos el pueblo es feliz; gracias a ellos los niños son felices, y por eso, al ganar esta batalla de hoy, esta batalla sin muertos, esta batalla sin cadáveres y sin heridos, esta batalla hermosa, esta toma del cuartel Moncada sin sangre, hoy tenemos que sentirnos verdaderamente emocionados y tenemos que sentirnos verdaderamente felices.  Hoy Santiago está feliz; hoy toda Cuba está feliz; hoy los niños están felices; hoy el Apóstol, el Apóstol que nació el 28 de enero, y que hoy, al conmemorarse el 107 aniversario, se inaugura este centro escolar que se llama “26 de Julio”, hoy el Apóstol está contento; hoy nuestros muertos están contentos; hoy es un día feliz de la patria.

(OVACION)

 


Respuesta  Mensaje 44 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 29/01/2016 07:01


José Martí
Orden de Levantamiento



Orden de Levantamiento


En vista de la situación propicia y ordenada de los elementos revolucionarios de Cuba, -de la demanda perentoria de algunos de ellos, y el aviso reiterado de peligro de la mayoría de ellos, -y de las medidas tomadas por el exterior para su concurrencia inmediata y ayuda suficiente: -y luego de pesar los detalles todos de la situación, a fin de no provocar por una parte con esperanzas engañosas o ánimo débil una rebelión que después fuera abandonada o mal servida, ni contribuir por la otra con resoluciones tardías a la explosión desordenada de la rebelión inevitable, los que suscriben, en representación el uno del Partido Revolucionario Cubano, y el otro con autoridad y poder expresos del General en jefe electo, General Máximo Gómez, para acordar y comunicar en su nombre desde New York todas las medidas necesarias, de cuyo poder y autoridad da fe el Comandante Enrique Collazo, que también suscribe, -acuerdan comunicar a Vd. las resoluciones siguientes:


I.-Se autoriza el alzamiento simultáneo, o con la mayor simultaneidad posible, de las regiones comprometidas, para la fecha en que la conjunción con la acción del exterior será ya fácil y favorable, que es durante la segunda quincena, no antes, del mes de Febrero.


II.-Se considera peligroso, y de ningún modo recomendable, todo alzamiento en Occidente que no se efectúe a la vez que los de Oriente, y con los mayores acuerdos posibles en Camagüey y las Villas.


III.-Se asegura el concurso inmediato de los valiosos recursos ya adquiridos, y la ayuda continúa e incansable del exterior, de que los firmantes son actores o testigos, y de que con su honor dan fe, en la certidumbre de que la emigración entusiasta y compacta tiene hoy la voluntad y capacidad de contribuir a que la guerra sea activa y breve.


Actuando desde este instante en acuerdo con estas resoluciones, tomadas en virtud de las demandas expresas y urgentes de la Isla, del conocimiento de las condiciones revolucionarias de adentro y fuera del país, y de la determinación de no consentir engaño o ilusión en medidas a que ha de presidir la más desinteresada vigilancia por las vidas de nuestros compatriotas y la oportunidad de su sacrificio, firmamos reunidos estas resoluciones en New York, a 29 de Enero de 1895.


En nombre del Gral. Gómez El Delegado del P. R. C.
José María Rodríguez José Martí

Enrique Collazo




José Martí
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Respuesta  Mensaje 45 de 45 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 29/01/2016 07:59
  • 29 de Enero / 61– Comienza la primera Zafra Azucarera del Pueblo, un proceso que involucraba a cientos de miles de trabajadores y que era uno de los principales símbolos de la explotación en Cuba, pasaba el manos del pueblo que generaría por primera vez SU AZUCAR.


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