Un emotivo homenaje se rindió este martes al revolucionario cubano Julio Antonio Mella, a 87 años de su muerte, ante el busto ubicado en el Jardín de San Carlos, en la Ciudad de México, donde se depositó una ofrenda floral.
Mella fue asesinado el 10 de enero de 1929, por órdenes del dictador cubano Gerardo Machado, cuando apenas contaba con 25 años.
Momentos antes otra ofrenda floral fue colocada también por integrantes de la embajada de Cuba en el país en la calle Abraham González donde cayó herido de muerte el joven luchador antiimperialista y que recuerda este fatídico suceso con una tarja y su efigie al relieve.
Irene Gatica, miembro de la Coordinadora del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, se refirió a Mella como símbolo de la alianza entre estudiantes, intelectuales y clase obrera.
Gatica ofreció detalles sobre la trayectoria revolucionaria e intelectual del líder estudiantil y rememoró que hombres como él “hasta después de muertos son útiles”.
Mientras, José Ron Galindo, primer secretario y jefe de la Oficina de Educación de la embajada de Cuba en el país, recordó que Mella logra a fines de 1923 crear la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), mientras que en 1925 fue uno de los fundadores del Partido Comunista de Cuba.
“Representó una mirada de cambio dentro de las luchas políticas en Cuba, la expresión de la juventud cubana, a la que unió en época el pensamiento martiano con las ideas que luego concretó Fidel en 1959′, concluyó.
Sergio Chaviano, presidente de la Asociación de Cubanos Residentes en México José Martí, intervino en el acto.
En declaraciones a Prensa Latina el mexicano Kevin Raúl Hernández, del segundo año de la preparatoria de la Escuela José Martí No.96, en el Estado de México, señaló que la figura de Mella y la ideología que defendió hasta sus últimos días “inspiran a muchos jóvenes como yo”.
Por su parte, la mexicana Lourdes Patiño, explicó que desde hace muchos años viene en esta fecha al parque con una cesta de claveles rojos que regala a los participantes al homenaje al patriota cubano para que ellos las depositen ante el busto a su memoria.
“Siempre he sido militante de corazón”, destacó.
Dagoberto Rodríguez, embajador de Cuba en México, así como otros representantes del cuerpo diplomático acreditado en el país, integrantes de partidos políticos, estudiantes y miembros de la Coordinadora Nacional del Movimiento Mexicano de Solidaridad con la isla estuvieron presentes.
Asimismo, asistió Soraya Memije, titular del Área de Cultura Cívica de la capitalina Delegación Cuauhtémoc, donde está enclavado el busto a Mella en el denominado Jardín de San Carlos.
Hecho histórico conmovedor de la Guerra de los Diez Años, que demostró la valentía, decisión y patriotismo de los cubanos para luchar contra la metrópoli española y lograr la independencia deCuba.
Incendio de Bayamo . Hecho histórico conmovedor de la Guerra de los Diez Años, que demostró la valentía, decisión y patriotismo de los cubanos para luchar contra la metrópoli española y lograr la independencia de Cuba.
Después de tres días de intensos combates contra fuerzas superiores del enemigo y ante la inminencia de que la ciudad cayera en manos de los españoles, en a noche del 11 de enero de 1869 los bayameses reunidos en el Ayuntamiento decidieron prenderle fuego a la primera capital de la República de Cuba en Armas antes que rendirla a los opresores.
El incendio
El licenciado don Pedro Maceo Infante, padre del patriota Francisco Maceo Osorio, inició el magno gesto dando fuego a su propia casa, donde tenía instalada su farmacia; otras fuentes plantean que fue Pedro Maceo Chamorro el iniciador del estoico gesto. Este ejemplo se multiplicó por chozas, residencias iglesias, edificios públicos. Toda la ciudad ardía. Casi diez mil bayameses abandonaron la ciudad y se internaron en los montes.
Llegada de los españoles
A lo lejos el General Valmaseda no podía creer lo que veía. Iba en pos de una gran y decisiva victoria militar y descansar en una de las hermosas casonas bayamesas y sus sueños se desvanecieron al ver aquella ciudad convertida en antorcha. Acampó frente a ella durante tres días antes que él y sus tropas pudieran recorrer aquellas gloriosas calles, donde solo encontraron ruinas humeantes y escombros. Aún estaba en pie la torre de Zarragoitía, en la que se desplegó el puesto de mando de los ocupantes españoles, lo que le valió posteriormente a Valmaseda, el sobrenombre de Tigre de Zarragoitía.
También escaparon al incendio las columnas de la casa de Carlos Manuel de Céspedes, las que más tarde el gobernador español ordenó demoler para construir allí su propia casa. Por este hecho histórico, Bayamo se convirtió en “La ciudad antorcha”. El ejemplo de Bayamo, se repitió en otras ciudades y pueblos de Cuba.
Sábado, 11 de Enero de 2014 00:00 Por Gislania Tamayo / Foto Tomada de Internet
Tras el fracaso del plan para tomar la ciudad de Manzanillo por las fuerzas de Carlos Manuel de Céspedes, reunidas en su ingenio Demajagua el 10 de octubre de 1868, el líder resolvió marchar sobre Bayamo a la espera de aumentar sus tropas con nuevos contingente de la zona.
En Yara el grupo sufre su primer revés, un reducido grupo de hombres quedan al lado de Céspedes a quien se le une el dominicano Luis Marcano. Después toman el poblado de Barrancas y dos días más tarde las tropas de Perucho Figueredo se suman a la contienda. .Ambos grupos bloquean las vías de entrada a la ciudad de Bayamo.
El 18 de octubre de 1868, apenas ocho jornadas de iniciada la rebelión contra el poder colonial español las tropas cubanas bajo el mando de Carlos Manuel de Céspedes y Donato Mármol entran a la ciudad de Bayamo que se convierte en la capital de la naciente Revolución. Desde esos instantes blancos y negros, ricos y pobres vivían como hijos ilustres de una misma República.
Sin embargo esto trae consigo que sobre Bayamo se volcara toda la furia de la contraofensiva de los españoles, que avanzaban desde Las Tunas, después de desembarcar por Nuevitas.
El sanguinario Blas de Villate, Conde de Balmaceda, se adelantaba hacia el Oriente cuando fue atacado a machete por el General Donato Mármol y el General Díaz entre el Río Salado y Cauto del Paso, causándole una enorme cantidad de bajas; pero una traición inesperada le facilitó cruzar el río, por lo que los moradores de esta ciudad decidieron prenderle fuego y convertir todas sus propiedades en cenizas antes que permitir que hombre tan cruel se paseara por sus calles.
Ancianos, mujeres y niños fueron conducidos en horas de la noche a las afueras. El patriota Pío Rosado recibió la orden de incendio.
Al amanecer, los bayameses satisfechos de su heroica hazaña alzando la bandera libertaria marchaban al monte para continuar una lucha que duraría diez años.
"No hay poder alguno que contenga la marcha de los acontecimientos..."- escribió Céspedes
Cuando el general español Blas de Villate, entró en Bayamo, el fuego prendido por los revolucionarios el 12 de Enero de 1869 no se había extinguido totalmente; surcó la urbe de un extremo a otro en medio del calor y los escombros calcinados por el fuego, refugiándose en el edificio conocido como Torre de Zarragoitía donde quedaban algunas casas que no habían sido alcanzadas por las llamas. No podía creer lo que veía, el pueblo era antorcha encendida. Su sueño se había malogrado.
Hoy se cumplen 145 años de aquel acontecimiento, considerado una de las hazañas mayores de la historia nacional cubana, así los bayameses de antes y de ahora dejamos claros que nada ni nadie nos harán deponer las armas ante ningún agresor.
El incendio de Bayamo demostró el sacrificio, valor y heroísmo de los cubanos por tener y mantener una Patria libre y soberana.
El líder revolucionario Antonio Guiteras Holmes “fue el primer alto funcionario cubano que antepuso los intereses del país a las compañías imperialistas. Con anterioridad, ningún gobernante había osado afectar los intereses de las empresas yanquis…”
Esta valoración hecha por el historiador cubano José A. Tabares del Real describe con toda exactitud a una de las figuras más descollantes de la llamada Revolución del 30 en la Cuba del siglo pasado, cuando decretó la intervención oficial de la mal llamada Compañía Cubana de Electricidad, propiedad del poderoso consorcio Electric Bond and Share.
Aquel acto de soberanía ocurrió el 14 de enero de 1934. Guiteras encabezaba la vertiente genuinamente revolucionaria de un gabinete presidencial heterogéneo integrado por elementos derechistas y demagogos prestos a servir a los intereses de Estados Unidos en la isla convertida en su traspatio desde 1902.
Como Secretario de Gobernación puso en práctica un programa mínimo de reformas sociales de gran repercusión popular. La implantación de la jornada laboral de ocho horas, la institucionalización de un sistema de seguros y retiros para los obreros, la autonomía universitaria y la rebaja de los precios de los artículos de primera necesidad, fueron algunas de las medidas establecidas.
Comienzo de un conflicto
La Compañía —bautizada por el pueblo como “el pulpo eléctrico” por las altas tarifas que imponía a sus usuarios”— se vio envuelta en un conflicto con sus trabajadores quienes presentaron 41 demandas que deberían ser aceptadas en un término de 48 horas.
La dirección patronal recurrió a maniobras dilatorias y los representantes sindicales se aprestaban para emprender una huelga. Tras casi 24 horas de discusiones fueron concedidas 30 demandas y se aplazaban las 11 restantes, que eran precisamente las más importantes.
El monopolio yanqui buscaba el siniestro propósito de agravar la situación, acrecentar las protestas populares, desestabilizar al gobierno —que no tenía el reconocimiento de Washington— y finalmente desatar una crisis política tal que desembocara en la intervención militar de los marines norteamericanos con el socorrido pretexto de proteger los intereses del imperio.
La Compañía evadía seguir tratando las reclamaciones de sus trabajadores. El 13 de enero venció el plazo dado para satisfacer las exigencias sindicales. Comienza la huelga y se interrumpió el servicio de tranvías, agua y todo lo que dependía de esa entidad estadounidense en la capital y otras ciudades del país.
En la madrugada del siguiente día Guiteras se reunió con representantes obreros y de la Compañía. Se percató en medio de las discusiones de la terca actitud de la patronal yanqui. Se levantó de su asiento y expresó: con natural serenidad: “Sigan ustedes discutiendo, que yo voy a dar corriente eléctrica al pueblo”.
Abandonó la reunión y en su despacho, a la luz de un candil, rubricó el decreto ley que disponía la intervención de la prepotente Compañía y nombró a un trabajador como su administrador provisional. Al mediodía del 14 de enero de 1934 se restableció el fluido eléctrico.
Al día siguiente, sin embargo, el presidente de la República, Ramón Grau San Martín, claudicó ante militares traidores que respondían a los dictados de la embajada yanqui. Como resultado de una crisis política se instauró entonces un gobierno títere cuya primera disposición fue devolver a los monopolios norteamericanos las prebendas y propiedades que le facilitaban el control absoluto de la isla.
Perseguido y en el clandestinaje, Guiteras continuó la lucha revolucionaria y antimperialista hasta caer asesinado en mayo de 1935.
Con el triunfo de la Revolución Cubana se hizo realidad el sueño del joven líder al poner en manos del pueblo aquella Compañía que simbolizaba la voracidad y la explotación imperialistas.
Para la historia quedó aquel gesto patriótico que cada 14 de enero la clase obrera en la isla conmemora como Día del trabajador de la industria eléctrica.
Sería imposible olvidar aquella histórica manifestación del 15 de enero de 1953, hace 60 años —cuando, decididos e indignados, bajamos la Escalinata universitaria ante la profanación del busto de Julio Antonio Mella—, en la que cayó herido de muerte el estudiante de Arquitectura Rubén Batista Rubio, precisamente cuando el protagonista genial de nuestra emancipación, José Martí, arribaba en ese mes al centenario de su natalicio.
El 10 de enero de 1953, al cumplirse el aniversario 24 del asesinato en México del inolvidable dirigente del estudiantado cubano Julio Antonio Mella, se aprobó colocar un sencillo busto de yeso en la plazoleta situada frente a la majestuosa Escalinata universitaria, como sentido homenaje a su memoria.
Cinco días después, en la mañana del 15 de enero, el busto apareció profanado con tinta negra y chapapote. Ante el ultraje, la ira fue general, las aulas quedaron vacías y se paralizaron todas las actividades de la bicentenaria institución. El estudiantado se lanzó a la calle, y una lluvia de piedras, botellas vacías y latones coincidió con el ruido de las sirenas de los carros de la policía que, bien reforzada, ocupó posiciones y el tráfico fue desviado.
En horas tempranas de aquel día, se produjo el primer choque entre los estudiantes y las fuerzas represivas en la esquina de las calles L y 23; a las tres de la tarde la situación era incontrolable y la Colina se convirtió en un hervidero humano. La dirección de la FEU acordó salir en manifestación desde la Universidad hasta el monumento a los estudiantes de Medicina, fusilados en noviembre de 1871.
A las cinco de la tarde, una ola humana bajó la Escalinata y se desbordó por la calle San Lázaro. Todas las gargantas cantaban a viva voz las vibrantes notas del Himno Nacional y desde los balcones se oían aplausos al paso de los estudiantes. De pronto, como un torrente, coreado por todos, se repetían al unísono los gritos de: ¡Abajo la dictadura! ¡Abajo Batista! ¡La cabeza de Batista, la cabeza, la cabeza!...
Fue tal el empuje desplegado por aquella compacta manifestación, que la policía no pudo detenerla en la esquina de Infanta y San Lázaro, ni tampoco en el parque Maceo.
En el lugar donde la calle San Lázaro se estrecha, al llegar a Cárcel, a solo cien metros del Paseo del Prado, nos esperaba una sólida barrera de policías, soldados, marineros y carros de bomberos. ¡Atrás, atrás!, decían los agresores, bajo el ruido ensordecedor del tableteo de las ametralladoras, ¡adelante, adelante! fue la respuesta viril del estudiantado, que avanzaba sin más armas que sus puños y como único escudo la bandera cubana.
Se estableció una desigual y espectacular pelea cuerpo a cuerpo, entre los tiros, golpes, el humo de los gases lacrimógenos y la cortina de potentes chorros de agua. El cuadro era asombroso, pues se mostraba una impresionante exhibición de cabezas rotas, ojos hinchados por los golpes y los gases, huesos fracturados y camisas empapadas de agua y manchadas de sangre.
Catorce estudiantes golpeados y heridos fuimos conducidos al Buró de Investigaciones, y otro, grave, fue sacado en hombros de sus compañeros. Su nombre: Rubén Batista Rubio, alumno de la Facultad de Arquitectura.
Lo trasladaron a la Clínica del Estudiante, ubicada en el hospital Calixto García, donde el pueblo y una masa de estudiantes permanecieron día y noche ante las puertas del centro asistencial. Se le practicaron tres intervenciones quirúrgicas, pues una bala le había interesado el hígado y perforó el intestino delgado. Los médicos que le asistían hicieron desesperados esfuerzos por salvar aquella vigorosa constitución, que sobrevivió durante 29 días.
El viernes 13 de febrero de 1953, con solo 22 años, murió Rubén Batista Rubio y fue velado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. Al día siguiente, sus compañeros bajaron en hombros por la Escalinata el féretro cubierto con la bandera nacional. El sepelio constituyó una imponente manifestación de duelo, que el pueblo acogió como suyo.
Encabezaba el cortejo fúnebre una fila de mujeres vestidas de negro, del combativo Frente Cívico de Mujeres Martianas, quienes portaban una tela con el pensamiento del Apóstol que decía: La sangre de los buenos no se derrama en vano. Les seguían los dirigentes de la FEU y más de 20 000 cubanos marcharon en silencio hasta la necrópolis de Colón, donde fueron depositados sus restos.
La historia, en su marcha incontenible, vincula fechas y etapas. Aquel 15 de enero de 1953, está presente José Martí, y ante el ultraje al busto de Mella, marchan los jóvenes hacia el monumento que honra la memoria de los estudiantes de Medicina y cae el primer mártir estudiantil de nuestra generación.
Seis meses después de aquellos acontecimientos, el 26 de julio de 1953, la Generación del Centenario protagonizó el asalto a dos cuarteles en la provincia de Oriente. Eran las heroicas acciones que marcaron un imparable e irreversible proceso, que daba lugar a un nuevo ciclo revolucionario.
Rubén Martínez Villena nunca asumió el cargo de secretario general del Partido Comunista de Cuba, pero devino su líder natural, sobre todo después de la muerte de Mella
La presentadora, Hortensia Lamar, hoy una casi olvidada escritora, vestía a la moda, aunque no tan provocativamente como aconsejaban las portadas de Social y Alma Mater. La entonces sede de la Academia de Ciencias se había engalanado con banderas uruguayas y cubanas. Era un homenaje a la también hoy casi olvidada escritora Paulina Luissi. Un almanaque consignaba la fecha: 18 de marzo de 1923.
A una invitación de la presentadora, el orador principal, Erasmo Regüeiferos, se acercó al estrado. Su fama provenía de 14 parlamentos de una obra teatral de su autoría, El sacrificio, y de ciertos negocios turbios en que se había involucrado, como secretario (ministro) de Justicia, junto con el
Presidente de la república. Quince jóvenes se pusieron igualmente de pie. El corrupto funcionario se detuvo a mitad de camino, como esperando un homenaje de la muchachada
Sucedió todo lo contrario. Un muchacho rubio, delgado, escueto, de ojos claros y agudos —como lo describió la prensa de la época—, dijo: “[…]
Perdónenos la ilustre escritora a quien con tanta justicia se tributa este homenaje. Protestamos contra el funcionario tachado por la opinión, y que ha preferido rendir una alta prueba de adhesión al amigo antes que defender los intereses nacionales. Sentimos mucho que el señor Regüeiferos se encuentre aquí. Por eso nos vemos obligados a protestar y retirarnos”.
La concurrencia se estremeció entre la estupefacción y el asombro. Regüeiferos dejó caer sus manos, como un boxeador apaleado. En medio de un denso silencio, los 15 jóvenes abandonaron el recinto, para dirigirse a la redacción de un periódico a dejar constancia de su actuación. No todos suscribieron el documento, que luego se denominaría Protesta de los Trece. El muchacho rubio estampó en él decididamente su nombre: Rubén Martínez Villena.
Aunque esta fue su primera aparición pública en la vida política del país, ya era suficientemente conocido en la prensa y en los medios literarios por su producción poética. Varios de sus excelentes sonetos (Rescate de Sanguily, Jimaguayú, Máximo Gómez) habían sido acogidos en las páginas de importantes publicaciones. En el mismo 1923 daría a conocer piezas antológicas suyas como La pupila insomne y El gigante, entre otras. Pero ya le iba interesando, más que sus versos, la conquista de toda la justicia social.
Mediante su amistad con Julio Antonio Mella se fue radicalizando su pensamiento y colaboró estrechamente con él en la creación de la Universidad Popular José Martí y en la fundación de la Liga Antimperialista de Cuba. En 1927 el Partido Comunista (PC) lo aceptó como uno de sus militantes. A su lecho de enfermo en la Quinta de los Dependientes, donde se hallaba recluido por una aguda congestión pulmonar, fueron a darle la noticia.
El revolucionario Fabio Grobart lo conoció por aquellos días. Años después confesaría: “Pálido y delgado, Rubén nos recibió con cariño. Con sus ojos, cuya expresión conjugaba inteligencia, sinceridad y ternura, y con su sonrisa franca, a veces triste, sabía conquistarse en seguida la simpatía y la confianza de todos los que no le habían conocido antes […] Tenía algo que hacía que los obreros se sintieran bien a su lado y lo consideraran suyo. Ese algo era su modestia extraordinaria, su profundo humanismo, su sensibilidad para con los sentimientos a los demás y su sentimiento innato de repulsa a toda clase de injusticia”.
Rubén nunca asumió el cargo de secretario general del Partido, pero devino su líder natural, sobre todo después de la muerte de Mella. Bajo su impronta se operó un cambio radical en el movimiento obrero y comunista, como lo demostraron la huelga general del 20 de marzo de 1930, que paralizó al país por más de 24 horas, y la de agosto de 1933, decisiva para el derrocamiento de la tiranía machadista.
Enfermo de muerte, recluido en el sanatorio La esperanza, Rubén participó activamente en todo el contenido y los proyectos para el IV Congreso Nacional Obrero de Unidad Sindical (enero de 1934). Solo reaccionaba de sus fuertes ataques de disneas con dosis elevadas del medicamento. Entonces bromeaba con las enfermeras, se excusaba con ellas por las molestias que les causaba. Aceptó incluso comerse una fruta.
Sufrió su último ataque en la madrugada del 16 de enero de 1934. Tenía apenas poco más de 34 años. Millares de cubanos, olvidando diferencias ideológicas, acudieron a su sepelio a rendirle homenaje.
• Santos católicos que celebran su día el 17 de enero:
- En el Almanaque Cubano de 1921:
San Antonio abad y confesor, Santa Leonila y sus nietos Espeusipo, Eleusipo y Meleusipo, y San Mariano, diácono, mártires
- En el Almanaque Campesino de 1946:
Santos Antonio abad y Mariano, mártir y santa Leonila y sus nietos Espeusipo, Eleusipo y Meleusipo, mártires
El 17 de enero en la Historia de Cuba
• 1896 -
- La Invasión Libertadora en Pinar del Río: Avanza de Paso Viejo (Pinar del Río) a Las Taironas, en total 4 leguas recorridas. Combate en Las Taironas: Antonio Maceo a las puertas de la Ciudad de Pinar del Río. Las fuerzas españolas estaban bajo el mando del Teniente Coronel Ulpiano Sánchez Hechevarría (natural de Santiago de Cuba).
- Adolfo Dollero en “Cultura Cubana (Pinar del Río)”, Imprenta de Seoane y Fernández, La Habana, 1921, páginas 80-81: Diario del general Alberto Nodarse de la Invasión en la Provincia de Pinar del Río.
“El día 17 nuestra columna circunvaló la ciudad de Pinar del Río a medio kilómetro de la plaza con la bandera desplegada y a los aires marciales del himno Invasor.
“"Desde los fuertes nos saludaron con 21 cañonazos sin causarnos daño alguno.
“"Durante nuestra diversión sobre la plaza tomó posición en la calzada o carretera de "La Coloma" una fuerza enemiga que acudió en auxilio de la ciudad amenazada por nuestras tropas.
“"Tan pronto se supo la noticia se prepararon las fuerzas para atacar al enemigo.
“"Serían las 11, de la mañana cuando nuestra vanguardia chocaba con las tropas españolas desplegadas en orden de batalla sobre la carretera y ocupando magníficas posiciones: la zanja mencionada, la vía, un puente, dos edificios y varias carretas que utilizaron para trincheras.
“"Formalizado el combate poco después, fue este, reñidísimo y sangriento defendiéndose con tesón la infantería española, pero vióse obligada a abandonar el campo a las repetidas y briosas cargas de nuestros jinetes y a los certeros disparos de nuestra Infantería.
“"Los refuerzos que le acudieron al enemigo desde Pinar del Río, fueron puestos en dispersión por la caballería que cubría la retaguardia al mando del Brigadier Zayas.
“"El combate duró dos horas y ha sido uno de los más reñidos de la actual campaña. (Batalla de Las Taironas).
“"Se cogieron 45 acémilas aperadas de un todo.
“"El enemigo pudo retirar sus heridos, pero dejó en el campo algunos cadáveres.
“"Nuestras bajas fueron 61, doce muertos y 49 heridos.
“"Por personas que se encontraban en Pinar del Río durante la acción se supo que las bajas de la columna española ascendieron a 400.
“"Por la noche fue hostilizada la población, saqueados algunos establecimientos de sus arrabales y destruido el puente de la carretera.”
Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 39-40 nos describe los acontecimientos del 17 de enero de 1896:
“La campaña del general Antonio Maceo en Vuelta Abajo tuvo puntos singulares. Lo fueron ciertos hechos que, por su propia significación y por sus circunstancias, revistieron de la mayor notoriedad la presencia del famoso caudillo en el occidente cubano. La situación del Lugarteniente a las puertas de la ciudad de Pinar del Río perteneció al grupo de sucesos notables ya indicado. La capital de Vuelta Abajo, ocupada y guarnecida por los españoles, vio el 17 de enero de 1896, con sorpresa, como estaba amagada por las huestes invasoras.
“No flotaba entonces por primera vez la bandera de Cuba libre en las inmediaciones de la ciudad de Pinar del Río. Casi tres meses antes, el 24 de octubre de 1895, un puñado de jóvenes animosos -Emilio Avendaño y Silva, Clemente Alvarez, Carmelo Olarte y Rodríguez, Miguel Blanco Gómez, Manuel de la Fuente y Jordán, Francisco Azopardo y Linares, Enrique Maza y Martínez, Pastor Armenteros, José Urrutia Castañeda, Gregorio Hernández Veloz y Eduardo Bernal y Piloto- enarbolo la enseña de Narciso López y Guáimaro en las vegas de La Ceniza, a cuatro kilómetros de la población. Aquel temerario brote revolucionario del 24 de octubre de 1895 quedo incontinenti anulado, dejando solo la prueba de que en las comarcas occidentales el cubano se encontraba alerta. La proximidad del Lugarteniente General del Ejército Libertador convirtió la esperanza en realidad. El puso fuera de quicio a los enemigos de la República y demostró con la altivez de su continente y la firmeza de su resolución que el ideal de los patriotas triunfaba de la ambición del maltrecho régimen colonial.
“El 16 de enero vivaqueo el contingente invasor en Paso Viejo, barrio de la municipalidad de Pinar del Río. Los defensores de la ciudad tuvieron en seguida aviso de la grave novedad. Hubo hasta escaramuzas en las últimas horas del día 16 entre destacamentos avanzados de la plaza y patrullas insurrectas. Todo tendió a preparar una inmediata polémica.
“El 17 de enero de 1896 los libertadores realizaron amagos sobre la población y se colocaron a tiro de fusil de Pinar del Río. Los españoles respondieron a tal actitud disparando veintiún cañonazos. Mientras esto ocurría, persistiendo Maceo en rondar por las inmediaciones de la capital de Vuelta Abajo, fuerzas enemigas partieron de la ciudad, por la calzada de La Coloma, con rumbo al embarcadero del mismo nombre. El encuentro se hizo inevitable. La columna española avanzó cabalmente al hacer alto Maceo en Las Taironas -por allí había de cruzar el adversario- para enterarse de los últimos acontecimientos de que hablaban los periódicos.
“La polémica se inició al verse las caras españoles y cubanos. La vanguardia insurrecta atacó impetuosamente. El adversario resistió con serenidad y bravura. Maceo dirigió personalmente la acción de sus huestes, que necesitaron afrontar el refuerzo de la segunda columna salida de Pinar del Río. El fuego adquirió carácter horrible.
“Los españoles dejaron el campo de la acción y se volvieron a la ciudad. La victoria fue del Ejercito Libertador, pero a costa de pérdidas notables. Murieron sesenta y dos patriotas -el coronel Pedro Ramos, el doctor Federico Latorre y el teniente Rafael Ferrer, entre ellos- y en el número de los heridos de gravedad se halló el brigadier Bermúdez. Los españoles -los que allí pelearon sumaban unos mil infantes, mandados por el coronel Morgado y los tenientes coroneles Sánchez Hechavarría y San Martín- confesaron haber sufrido cuarenta y ocho bajas.”
El Diablo Cojuelo. Publicación editada en La Habana a raíz de la libertad de imprenta decretada el 9 de enero de 1869. Su único número fue publicado por José Martí y Fermín Valdés Domínguez el 19 de enero de 1869. En sus cuatro páginas aparecieron un editorial y varias notas satíricas sobre la prensa y acontecimientos de la época. Fue el primer trabajo periodístico de corte político de Martí.
Especie de volante impreso el 19 de enero de 1869 en La Habana por José Martí y Fermín Valdés Domínguez en un momento en que el Capitán General, entonces Domingo Dulce, había decretado un período de libertad de prensa.
El artículo de fondo era de Martí y alguno de los sueltos también.
Se imprimió en la Imprenta y Librería El Iris, Obispo 20 y 22, La Habana.
Su título fue tomado de la novela homónima de Luis Vélez de Guevara, escritor español del siglo XVI, posiblemente por ser esta obra, según se dice en el prefacio de la edición publicada en la Colección Universal, en 1919, "una visión rápida de la vida y sociedad de aquel tiempo, chispeante de ingenio...".
Valores
El Diablo... tenía tanto valor patriótico como literario o periodístico; se ha dicho de ese único ejemplar que son marcas martianas de sus "primeras manifestaciones en prosa contra el régimen colonial y a favor de la independencia de Cuba".
En la portada dejaba claro:
Nunca supe yo lo que era público, ni lo que era escribir para él, mas a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes, nunca tuve tampoco miedo a hacerlo. Poco me importa que un tonto murmure, que un necio zahiera, que un estúpido me idolatre y un sensato me deteste. Figúrese usted, público amigo, que nadie sabe quién soy: ¿qué me importa que digan o que no digan?
Reflexiones de Martí
En otra parte de sus reflexiones Martí advertía:
esta dichosa libertad de prensa, que por lo esperada y negada y ahora concedida, llueve sobre mojado, permite que hable usted por los codos de cuanto se le antoje, menos de lo que pica; pero también permite que vaya usted al Juzgado o a la Fiscalía, y de la Fiscalía o el Juzgado lo zambullan a usted en el Morro, por lo que dijo o quiso decir.
Al final del artículo el maestro proclamaba:
¡Conque al periódico, público amigo!, ¡al periódico, buen diablo!, ¡al periódico lector discreto!, ¡y lluevan pesetas como llueven diabluras!.
En el pequeño impreso aparecían algunas escenas mínimas, no carentes de agudo humor y trasfondo crítico, reflejo del acontecer sociopolítico más candente del año:
― ¿Señor Castañón?
― ¿Qué hay? ― Aquí lo busca a usted la señorita Cuba, que viene a reclamar su voz, que según dice, ha tomado usted sin su licencia. ― ¡Ay, cierra, cierra, amigo! Di que me he ido al infierno, que...que qué sé yo...en fin...mira...como te atosigue mucho, le dices de mi parte, que pienso mudar de voz, ¿eh? Pero pronto, ¡pronto!
No sabemos a estas horas si la señorita Cuba entró o no entró.
A tiempo avisaremos este fausto acontecimiento
Cuando salió a la luz El Diablo Cojuelo faltábale a Martí nueve días para cumplir los 16.
Fuentes
Biblioteca Nacional Jose Martí
Revistas Bohemia
Fernández Retamar, Roberto. Vida y obra de José Martí. Editado el 10 de Octubre de 1968 en el centenario de esta gloriosa fecha.
En la función de la víspera un ¡Viva Céspedes! en boca de Jacinto Valdés, popular guarachero, sorprendió a los españoles.
Al día siguiente, viernes 22, él se cubrió de banderas y las mujeres se adornaron con cintas de colores de la bandera cubana. Cuando en la representación de Perro huevero, aunque le quemen el hocico, un personaje exclamó: ¡Viva la tierra que produce la caña!, el público dio vivas a Cuba libre.
Represión
La represión del régimen colonial no se hizo esperar, este violento acto intimidatorio fue llevado a cabo por el represivo Cuerpo de Voluntarios al servicio de las autoridades españolas, contra el pueblo simpatizante de la independencia nacional, que apoyaba la lucha revolucionaria iniciada porCéspedes en La Demajagua el 10 de octubre de 1868.
Los voluntarios, cuyas medidas represivas contra los insurgentes amantes de la libertad habían sido calificadas de pasivas por el periodista español Gonzalo Castañón, conocedores de las actividades que tendrían lugar en el teatro Villanueva, decidieron desatar la violencia.
En medio del vitoreo de Viva la Independencia, Viva Cuba Libre y Viva Carlos Manuel de Céspedes, improvisado por los asistentes a la función de la compañía Bufos Habaneros al escucharse el verso Viva la tierra que produce caña, los voluntarios, fuertemente armados, irrumpieron en el interior del local, golpeando y disparando a mansalva, con lo que lograron desalojar el teatro, con un saldo de tres muertos y varios heridos.
Otras acciones
Al día siguiente, las autoridades españolas impusieron al empresario del teatro, José Nin Pons, una multa de 200.00 pesos y le amenazaron con una mayor represión, por haber permitido actos sediciosos.
¿Se encontraba Martí en el Teatro Villanueva la noche del 22 de enero de 1867?
Cesar García del Pino en su libro “Mil criollos del siglo XIX” asegura:
…que Martí no se encontraba entre los asistentes a la función del 22 de enero de 1867]] en el Teatro Villanueva por varias razones: Porque en esa época no era costumbre que un joven de solo quince años fuese al teatro sin la compañía de su familia. Y además, está comprobado que esa noche trágica se encontraba (…) en el colegio de Manuel Mendive, revisando y dando los últimos toques a La Patria Libre, nombre que le daba al periódico que días después publicó y tuvo la vida efímera de un solo número.
Veinte años más tarde, al publicar en New York su libro de Versos Sencillos recuerda el episodio y nos lo dice en forma rimada:
XXVII
El enemigo brutal Nos pone fuego a la casa: El sable la calle arrasa, A la luna tropical.
Pocos salieron ilesos Del sable del español: La calle, al salir el sol, Era un reguero de sesos.
Pasa, entre balas, un coche: Entran, llorando, a una muerta: Llama una mano a la puerta En lo negro de la noche.
No hay bala que no taladre El portón: y la mujer Que llama, me ha dado el ser: Me viene a buscar mi madre.
A la boca de la muerte, Los valientes habaneros Se quitaron los sombreros Ante la matrona fuerte.
Y después que nos besamos Como dos locos, me dijo: "¡Vamos pronto, vamos, hijo: La niña está sola: vamos!"
Y Juan Gualberto Gómez. ¿Dónde estaba la noche del 22 de enero?
El joven de 14 años, Juan Gualberto Gómez se encontraba presente en el Teatro Villanueva junto a otros amigos de su edad el 22 de enero de 1869, por lo que le tocó presenciar el asalto sangriento perpetrado allí por los voluntarios españoles.Tras estos acontecimientos sus padres decidieron enviarlo a Francia, teniendo en cuenta ciertos rasgos de rebeldía en él.
Día del Teatro Cubano
En conmemoración de este hecho acontecido el 22 de enero se celebra el Día del Teatro Cubano.
Fuente
García del Pino, Cesar. Mil criollos del siglo XIX. Breve Diccionario Biográfico. La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2013, p. 171.
García Galán, Gabriel. Caminos de Don Juan. La Habana, 1954
Historia Militar de Cuba (1510-1868), Centro de Información para la Defensa, MINFAR.
Robreño, Eduardo. El habanero José Martí. –p. 23–35. – En Patricios en La Habana. Ciudad de La Habana. Editora Política, 1993.
Testimonio de Mercedes Ibarra Ibáñez, biznieta de Juan Gualberto Gómez Ferrer. La Habana, 10 de abril 2013.
Jesús Menéndez. Líder de los trabajadores azucareros cubanos. Militante comunista. Combativo líder obrero, quien a lo largo de su vida tuvo una destacada trayectoria de lucha a favor de los intereses de los trabajadores. Tuvo una inclaudicable posición frente a los terratenientes y magnates industriales de la época. Murió asesinado por los poderosos intereses a los que se enfrentó resueltamente. Nicolás Guillén lo nombró “ El General de las Cañas”.
Jesús Menéndez Larrondo nació el14 de diciembrede1911en el pueblo deEncrucijadaen la antigua provincia deLas Villasen una vivienda típica rural cubana, hecha de tabla de palma y techo de guano. Era de una humilde familia de trabajadores descendientes de combatientes mambises.Síntesis biográfica
Cursó sus primeros estudios en una escuela pública en Encrucijada, pero al quedar huérfano de madre la situación económica de la familia empeora viéndose obligado a trabajar desde niño en la parcela familiar y como vendedor ambulante de sus frutos en el batey del central Constancia y, a los 14 años comienza a laborar como machetero en las colonias del centralNazábal mientras que en el tiempo muerto, trabaja en las escogidas de tabaco de varios pueblos de la provincia.
En el año 1927 con 16 años de edad logra una plaza de retranquero de trenes de caña y al siguiente año comenzó a trabajar como purgador de azúcar en el central Constancia.
Conocedor del carácter indomable, inclaudicable y antimperialista de Jesús en defensa de los obreros, el gobierno auténtico de Grau siguiendo la política de "La Guerra Fría" decidió eliminar al líder azucarero de lo cual se encargó el tristemente célebre Joaquín Casillas Lumpuy, entonces capitán de la Guardia Rural en la estación del ferrocarril de la ciudad de Manzanillo el 22 de enero de 1948.
El sepelio de Menéndez constituyó una impresionante demostración de duelo popular. Las ideas sociales y política por las que luchó y murió se confirman hoy en la obra de la Revolución.
Trayectoria revolucionaria
En 1929 fue electo Secretario General de los trabajadores del Central Constancia y desde ese puesto organizó diversas manifestaciones contra la dictadura de Gerardo Machado.
En el año 1930 se funda en Encrucijada un núcleo del Partido Unión Revolucionaria Comunista y al año siguiente, Jesús ingresa en dicho partido recibiendo la misión de organizar en esa región la Liga Juvenil Comunista, tarea que cumple mostrando un gran sentido del deber y posteriormente organiza el frente sindical primero en Sagua la Grande y luego en toda la provincia villareña siendo elegido secretario general del sindicato de los trabajadores azucareros del Central Constancia.
Se vincula al proceso de radicalización de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), en 1934 y participa en el IV Congreso Obrero, también llamado de Unidad Sindical, que da una estructura vertical de dirección al Movimiento Obrero Cubano.
En 1936 es electo vicepresidente del gremio de escogedores de Encrucijada y en 1939 funda, junto a Lázaro Peña, la CTC.
Por su labor al frente de los obreros azucareros, es designado el 15 de noviembre de 1939, delegado a la Asamblea Constituyente y al año siguiente es electo Representante a la Cámara, convirtiendo su labor en un enfrentamiento constante a la burguesía y al imperialismo.
Tuvo una destacada participación en la organización del sindicato nacional de los trabajadores azucareros hasta que se convirtió en el líder de los trabajadores azucareros de todo el país y en el año 1939, fundó la Federación Nacional de Obreros Azucareros y en las elecciones generales de 1940 resultó electo Representante a la Cámara por el Partido Unión Revolucionaria Comunista.
En la década de 1940 fue reelecto una y otra vez secretario general de la Federación Nacional de los Obreros Azucareros resultando incuantificable pero intensa e inmensa, su contribución a la forja de la unidad y la organización de los trabajadores azucareros, a la defensa de sus derechos y a la formación de su concienciarevolucionaria.
En 1942, crea junto a otros compañeros, la Revista “Azúcar”, con el fin de divulgar los problemas de la clase obrera del sector.
En solo 7 años (1940-1947) gracias a su gestión se logró arrancarle a la oligarquía dominante, un total de 631 millones de dólares a favor de los trabajadores de la industria azucarera, logrando la inclusión de los obreros azucareros en los beneficios del descanso retribuido (vacaciones pagadas) y el acceso de sus mujeres a la maternidad obrera, así como la creación de la "Caja de Retiro y Asistencia Social de los trabajadores del sector azucarero.
Jesús se rebeló contra las posiciones serviles y entreguistas que se inclinaban ante los poderosos conquistadores extranjeros que habían hecho aprobar en el Congreso norteamericano una ley lesionando la cuota azucarera cubana.
Eso significaba una agresión a la economía de Cuba y una afrenta a la dignidad de la Patria. Menéndez proclamó que los cubanos no aceptarían nunca esa humillación y se debía luchar a favor de unir a todo el pueblo contra aquella ofensa.
Las conquistas más significativas alcanzadas por Menéndez fueron el Diferencial Azucarero, la Caja de Retiro Azucarero y la Cláusula de Garantía, beneficiosas para la economía cubana y para el ingreso familiar de los trabajadores. También logró el pago de horas extras para los trabajadores. Se deben la elevación del salario a los trabajadores azucareros y el logro del retiro, la higienización de los bateyes y otras medidas de carácter social.
Última visita de Jesús Menéndez a Pedro Betancourt
Antecedentes
El dirigente obrero Jesús Menéndez visitó en varias ocasiones el territorio de Pedro Betancourt, donde desde 1934 se había creado el Sindicato de Trabajadores del Central Cuba y sus colonias. Una de las más importantes visitas fue la que realizó junto al también dirigente Lázaro Peña en 1940, en ocasión de resultas electo Alcalde del pueblo Florentino Ibaceta Barranco, quien era apoyado por la Coalición Socialista. En el Museo Municipal se encuentra una fotografía original de este hecho, tomada en el antiguo Hotel Noriega.
Antecedentes de la última visita
El 24 de septiembre de 1947, ante una notificación de que eran destituidos los más destacados dirigentes del Sindicato Azucarero de Pedro Betancourt, se efectúa en horas de la noche una reunión para ratificar los mismos, no aceptando la destitución. La reunión tuvo lugar en el edificio del Sindicato, donde actualmente radica el Teatro Cuba.
Elementos mujalistas, acompañados por la policía y la guardia rural, irrumpieron sorpresivamente en el local y tras apagar las luces disolvieron la reunión lanzando tiros al aire. Fueron detenidos los principales dirigentes y destruidas fotos de connotados líderes obreros, entre ellas una de Jesús Menéndez. Los detenidos fueron trasladados a Matanzas y días después liberados, recibidos por el pueblo en la estación de ferrocarriles.
Hechos que motivaron la visita
La situación creada no culminó en los hechos del 24 de septiembre. El 20 de noviembre de 1947, en horas de la mañana, irrumpen de nuevo en el local del sindicato elementos mujalistas junto a la policía y la guardia rural. En esta ocasión la entrada se produjo por el patio y portaban un acta amañada que los convertía en propietarios del inmueble. Los verdaderos dirigentes obreros fueron expulsados del lugar.
Última visita de Jesús Menéndez a Pedro Betancourt
Enterado de los acontecimientos ocurridos en Pedro Betancourt, Jesús Menéndez acude al pueblo. Es recibido en los portales del Hotel La Palma por trabajadores que portaban una Bandera Cubana.
Marchan por el centro de la calle principal rumbo al Teatro Actualidades, ubicado junto al edificio del Sindicato. En el Teatro tiene lugar un acto de protesta en el cual Menéndez hizo uso de la palabra. De allí partieron en nutrida manifestación hacia el local del Partido Socialista Popular, frente al parque Pepe Roque, donde tuvo lugar un mitin.
A pesar de las protestas, el Sindicato Azucarero de Pedro Betancourt permanecería en los años siguientes en poder de la camarilla mujalista. No obstante, los verdaderos dirigentes obreros continuaron desde la clandestinidad orientando a los trabajadores y combatiendo los males imperantes. A escasos dos meses de estos hechos, Jesús Menéndez sería asesinado.
Manzanillo, 22 ene (AIN) Miles de vecinos de esta ciudad cubana rindieron hoy tributo de recordación a Jesús Menéndez, destacado líder sindical de los trabajadores azucareros asesinado aquí el 22 de enero de 1948.
Ulises Rosales del Toro, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba y ministro del Azúcar, presidió el acto nacional, frente al andén ferroviario donde ocurrió el crimen.
Salvador Valdés Mesa, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, afirmó que Menéndez defendió siempre a los obreros, al pueblo y la unidad de los patriotas.
Ganó batallas como la creación del retiro azucarero, participación de técnicos y obreros cubanos en las negociaciones de zafra, y aumento de salario a ferroviarios y marítimos, agregó.
Otras victorias, dijo, fueron el patronato de higienización de bateyes, centrales y colonias; reducción del peso de los sacos de azúcar, y ley de maternidad para campesinas.
Una de sus mayores conquistas, destacó, fue la llamada cláusula de garantía, que estableció el diferencial azucarero y con él mejores ingresos para los obreros y el país, debido al obligado desembolso del Tesoro de Estados Unidos.
Valdés Mesa afirmó que el imperialismo norteamericano y la oligarquía cubana decidieron asesinar al líder azucarero porque era insobornable y resultaba imposible encarcelarlo, debido a su inmunidad parlamentaria.
Cuba recuerda las enseñanzas de Menéndez, ejemplo de vinculación con las masas, honradez, decoro, modestia, dignidad, disciplina y firmeza, como dirigente sindical y del Partido Comunista, subrayó.
En el acto, Prudencio Caballero, de la provincia de Las Tunas; Soraida Pedroso (Camagüey) y Carmen Carrillo (Granma), recibieron, en ese orden, los primeros premios del concurso literario nacional Jesús Menéndez.
Abdala. Poema dramático. Constituye la primera pieza de José Martí de su amplia papelería de méritos literarios y artísticos, publicado en el periódico La Patria Libre. Representa un texto de amor juvenil a la patria, donde por vez primera el negro fuera de su posición exótica y divertida en el teatro bufo, es un héroe que encarna virtudes patrióticas y militares.
Un adolescente entre el patriotismo y la dramática
El poema dramático "Abdala", fue escrito expresamente para la patria por José Martí. Este poema ve la luz en el año 1869, con la primera guerra cubana contra España como escenario político. En sus ocho escenas, el joven Martí esboza sus ideales patrios y ofrece una visión anticipada de su propia vida.
Una de las grandes pasiones de José Martí, desde su adolescencia, lo será el arte dramático, tan íntimo para su subjetividad de poeta. Por eso, no es de extrañar que, la primera pieza de su amplia papelería de verdaderos méritos literarios y artísticos lo sea un poema dramático como "Abdala".
Decretada la Ley de Libertad de Reunión y de Imprenta, Martí aprovecha eficientemente esta oportunidad, escribe pequeñas publicaciones y en otras colabora con Fermín Valdés Domínguez. En estas circunstancias aparece el poema épico – dramático "Abdala", en el periódico La Patria Libre. Lo acompañaba una indicación inicial: Escrito especialmente para la patria.
Teatro villanueva
Cuando se produjeron los vandálicos sucesos del Teatro Villanueva, según lo evoca, varios años después, y en sus Versos Sencillos, el propio José Martí, una madre salió en medio de la noche y de la violencia desatada por los cuerpos paramilitares de los Voluntarios en reclamo y rescate de su hijo.
Aquella imagen materna no era sino la de doña Leonor Pérez, y el adolescente que protagoniza la historia, un muchacho de apenas quince años que, unos días más tarde, cumpliría los 16 y que preparaba la única edición que logró realizarse, durante el breve período de libertad de imprenta, decretado por las autoridades españolas, de aquel semanario que se llamó La Patria Libre, y en cuyas páginas se publicó, su poema dramático "Abdala", considerada no sólo la primera pieza de su dramaturgia, sino una abierta confesión de fe, y de compromiso, al traducir a las imágenes del joven guerrero árabe, en los desiertos africanos, la proyección de aquel adolescente, igualmente rebelde y de ideario patriótico, en medio de la guerra que ya había estallado en La Demajagua y a la que sumaba su espíritu y su vida.
Nubia, lugar donde se desarrollan las acciones, fue un pequeño país del Continente africano, invadido por los árabes, este material histórico y verídico es el sustento de la intención y la finalidad comunicativas del texto antes citado. Además sirve como base para formular la alegoría, con la cual alude a la situación política nacional. Desde un punto de vista del análisis la obra asume una aparente dualidad entre su carácter realista y el alegórico, sin embargo la contraseña: Escrito especialmente para la patria, nombra directamente al receptor del mensaje.
Caracterización de la obra
El conflicto del hombre contra sus semejantes, la disyuntiva entre el amor maternal y el amor a la patria son los hilos conductores de la trama, hasta el punto que sobresale la caracterización moral del personaje por sobre la física. Personajes como la madre y la hermana son clasificados por su actuación como antagonista y deuteragonista.
El punto de ataque de la obra es la llegada de las tropas invasoras, a partir de él aparecen los demás personajes ya inmersos en las mismas.
El adalid de las tropas nubias es caracterizado como impetuoso, valiente, corpulento, especificidades que se expresan literariamente en versos como: “ Por fin potente mi robusto brazo / Puede blandir la dura cimitarra… ”
Recursos como el tono exaltado del diálogo acentúan el carácter del guerrero, también manifiestan su conducta los propios diálogos que sostiene con su madre. V. gr. “¡ Un rayo solo detener pudiera / El esfuerzo y el valor del noble Abdala! /¡A la guerra corred, nobles guerreros, / Que con vosotros el caudillo marcha!
Los parlamentos de los personajes son extensos o que es un indicio de la orientación hacia la lectura y no propiamente hacia la representación como requisito indispensable de las obras propiamente dramáticas.
Evolución de las ideas patrióticas de José Martí con su obra
Error al crear miniatura: Falta archivo
Portada del Periódico La Patria Libre
Abdala marca el nacimiento de la evolución de las ideas patrióticas de José Martí, que luego comenta con Mendíve, durante la prisión de este. Martí el apóstol
Hay varias situaciones en las que se evidencian similitudes entre la obra y la realidad cubana de ese momento: el numeroso ejército español destacado en la Isla y la escena en al que el senador expresa las enormes tropas del opresor, se refiere al número de lanzas y de tiendas.
A los símbolos del poder se oponen otros que constituirán leimotiv en la obra martiana: el laurel y la presencia de la libertad como condición esencial para el hombre. El valor simbólico le añade una mayor connotación al aspecto autobiográfico porque Martí sintió a Abdala dentro de sí mismo. Como expresan los versos del poema … ¡ Oh, que dulce es morir cuando se muere / Luchando audaz por defender la patria! . Esta proposición se une a lo que en otros textos martianos aparece reiteradamente como la idead de la muerte necesaria.
Adquiere notoriedad que el protagonista no muestra una evolución ideológica, sino que su sistema de principios es definido desde el momento mismo en el que se presenta al personaje, por lo que esto constituye otro argumento que serviría para comprobar la hipótesis del acentuado carácter autobiográfico, existente en el poema, con lo que no se puede circunscribir este aspecto solo a las semejanzas entre Martí y el protagonista, debido a que un planteamiento de esta magnitud tiene como punto de partida al componente axiológico del ser humano.
Personajes de la obra
Cuatro son los personajes principales de esta obra que se desarrolla en un país denominado Nubia. Además de Abdala están Espirta y Elmira, madre y hermana, respectivamente del joven guerrero, un senador y varios consejeros y soldados.
La obra comienza cuando el senador le comunica a Abdala que un feroz y necio conquistador amenaza, y que había enviado un emisario reclamando que se rindiese fuego y aire, tierra y agua. Ante esa noticia el personaje Abdala responde con firmeza:
Pues decidle al tirano que en la Nubia Hay un héroe por veinte de sus lanzas: Que del aire se atreva a hacerse dueño: Que el fuego a los hogares hace falta: Que la tierra la compre con su sangre: Que el agua ha de mezclarse con sus lágrimas.
El drama en verso Abdala se desarrolla en ocho escenas. Particularmente significativa es la cuatro, en la que se produce un emotivo dialogo entre Espirta y su hijo. La madre, temerosa que Abdala pueda morir en la guerra, lo trata de retener, a lo que el joven le responde:
¿Yo detenerme, madre? ¿No contemplas el ejercito ansioso que me aguarda? ¿No ves que de mi brazo espera Nubia la libertad que un bárbaro amenaza? ¿No ves cómo se aprestan los guerreros? ¿No miras como brillan nuestras lanzas? Detenerme no puedo, ¡oh, madre mía! ¡Al campo voy a defender mi patria!
En la escena siguiente, en la continuidad del dialogo entre la madre y el hijo, a través de lo que dice el personaje Abdala, Martí ofrece una imagen llena de trascendencia acerca del significado que le concede al vocablo Patria.
El amor, madre, a la patria No es el amor ridículo a la tierra, Ni a la yerba que pisan nuestras plantas; Es el odio invencible a quien la oprime, Es el rencor eterno a quien la ataca;
Y más adelante también hizo referencia a lo que representaba para él la defensa de la patria, cuando en voz de Abdala manifestó:
Quién a su patria defender ansía Ni en sangre ni en obstáculos repara; "La Patria Libre".
Este drama en verso concluye cuando Abdala, tras haber participado en los combates, yace moribundo, pero feliz porque siente la satisfacción de que el enemigo había sido vencido. Precisamente el drama termina con estas palabras de Abdala:
¡Nubia venció! muero feliz: la muerte Poco me importa, pues logré salvarla... ¡Oh, qué dulce es morir, cuando se muere Luchando audaz por defender la patria!
Publicación del poema Abdala
Error al crear miniatura: Falta archivo
El joven Martí
Cuando se publicó "Abdala", Martí estaba a punto de cumplir 16 años, y ya hacia varios meses que en Cuba se combatía por alcanzar la independencia.
En gran medida la vida de Abdala descrita por Martí fue como un anticipado reflejo de su propia existencia, ya que con el decursar del tiempo él supo incluso enfrentarse a contradicciones que surgieron en el seno familiar, por su decisión de darle prioridad absoluta a todo lo referido al desarrollo de la lucha por la independencia de su tierra natal.
Al igual que Abdala, Martí supo luchar y morir en defensa de su Patria.
El crítico Rine Leal refiere: «"Abdala" es un poema dramático de hondo sentido independentista, a pesar de la estratagema que el autor utiliza para alejarla en tiempo y espacio de la Cubainsurgente. Como obra teatral, el poema es breve, directo, sencillo en su desarrollo dramático, apenas el climax de una situación rápidamente expuesta, pero debemos admirar el sentido épico que el joven autor de dieciséis años confiere a su material.
Difusión de la obra en otros idiomas
Ha sido traducido a otras lenguas modernas aquel texto fundacional de la poética martiana, y de su ideario político y revolucionario, al reunirse en el multimedia no sólo el original en español, sino la traducción de la pieza del Apóstol, entonces sólo un estudiante del colegio San Pablo, que dirigía su mentor, el también poetaRafael María de Mendive, y que apareció en enero de 1869.
Traducido por varios especialistas cubanos a los idiomas inglés, alemán, francés, italiano, portugués y árabe, permite, también, la difusión de esta obra en otras latitudes y culturas, subrayándose, además, los históricos vínculos martianos, en su discurso literario, con las raíces de la cultura árabe, protagonistas del poema dramático, desde sus personajes y circunstancias, recurso por cierto que solía utilizarse, como elemento para expresar las ideas en un concierto de censura colonial, por numerosos poetas románticos cubanos en el siglo XIX, quienes cantaban a las gestas heroicas de otros pueblos, como los de Polonia, Grecia y delMundo árabe, para decir sus propias vivencias, desde la realidad de una Cuba aún sometida al yugo.
• Santos católicos que celebran su día el 22 de enero:
- En el Almanaque Cubano de 1921:
Santos Vicente y Anastasio, mártires
- En el Almanaque Campesino de 1946:
Santos Vicente, Anastasio, Víctor y Gaudencio, mártires
El 22 de enero en la Historia de Cuba
• 1896 -
- La Invasión Libertadora en Pinar del Río: Avanza de Guane a Mantua, en total 7 leguas recorridas este día. Termina la Invasión Libertadora de Oriente a Occidente que comenzó en Baraguá el 22 de octubre de 1895, en la cual el Ejército Libertador recorrió 424 leguas haciendo sentir su presencia en todas las provincias de Cuba.
- Adolfo Dollero en “Cultura Cubana (Pinar del Río)”, Imprenta de Seoane y Fernández, La Habana, 1921, página 82-83: Diario del general Alberto Nodarse de la Invasión en la Provincia de Pinar del Río.
“"El 22 salimos para Mantua, última población importante de la Provincia de Pinar del Río, y por lo tanto límite de nuestra campaña invasora a Occidente.
“"En Mantua se nos dispenso idéntico recibimiento que en Guane.
“"El Ayuntamiento celebró sesión extraordinaria para adherirse a los principios sustentados por nuestra causa y levantando un acta de prueba de adhesión que firmaron muchos vecinos respetables de la localidad, en su mayor parte españoles.
“"El Alcalde fue nombrado Prefecto de Mantua.
“"Por la noche en los salones del Casino Español se dio un baile en honor del Ejército Invasor, al que asistieron las damas principales de la localidad, ataviadas con sus mejores galas. El lujoso estandarte del Cuartel General, regalado por las bellas hijas de Tínima, reemplazo al dosel que orlaba el retrato del Rey Alfonso XII.
“"La Revolución ya había paseado sus pendones de un extremo a otro de la Isla.”
- Fue atacado Juan Gualberto Gómez (antes llamado Sabanilla del Encomendador) por las fuerzas libertadoras al mando del coronel Eduardo García, siendo rechazadas.
El papa Juan Pablo II contó al actual Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, que Fidel Castro fue tal vez el presidente que se preparó más a fondo, más concienzudamente, para recibirle.
Bertone lo cuenta en su libro “Un cuore grande, Omaggio a Giovanni Paolo II” (Un gran corazón. Homenaje a Juan Pablo II), editado por la Librería Vaticana, que saldrá a la venta próximamente.
Con este libro, del que hoy adelanta unos capítulos el diario vaticano “L’Osservatore Romano”, el purpurado homenajea al papa Wojtyla con motivo de su beatificación, el próximo 1 de mayo, Juan Pablo II visitó Cuba entre el 21 y el 25 de enero de 1998, en un viaje histórico, en el que recorrió la isla y se entrevistó con Fidel Castro.
“Fidel Castro mostró afecto por el papa, que ya estaba enfermo, y Juan Pablo II me confió que posiblemente ningún jefe de Estado se había preparado tan a fondo para una visita de un Pontífice”, recuerda Bertone en su libro.
Fidel, prosigue Bertone, había leído las encíclicas y los principales discursos de Juan Pablo II e incluso algunas poesías.