La llegada al poder del presidente argentino Mauricio Macri, contrario a las barreras proteccionistas y más amigable hacia el capital extranjero, ha generado una ola de optimismo en el clima de negocios de Argentina. El cambio de rumbo a partir de las elecciones de noviembre ha llamado la atención de las multinacionales brasileñas, en un momento en el que su país se encuentra inmerso en una de las peores recesiones de la historia.
La brasileña JBS, la mayor procesadora mundial de carne, es una de las empresas interesadas en volver a expandir sus negocios en el país austral. Perjudicada por las restricciones a la exportación de carne bovina impuestas por el Gobierno anterior, la compañía cerró cuatro de las cinco plantas argentinas desde las que exportaba, hace más de tres años, y tuvo que dirigirse tan solo al mercado local de ese país. La compañía opera, actualmente, con tan solo una fábrica en Rosario, donde trabajan 1.500 empleados. A finales de este año planea reanudar la actividad en las unidades paralizadas, para volver a exportar.
Con dos fábricas de autobuses en Argentina, la brasileña Marcopolo también ha notado cambios positivos con las nuevas políticas adoptadas por Macri. "En solo 10 días el nuevo Gobierno ha generado una revolución de la credibilidad en Argentina, ha desbloqueado barreras que ahora benefician las exportaciones", explica Ruben Bisi, director de negocios internacionales. La empresa, que tenía la meta de exportar 100 autobuses al mercado argentino este año, ya ha visto un aumento de los pedidos, hasta los 150 vehículos. "Hasta el momento ha sido mucho, al menos en términos de exportaciones. Tal vez nuestras fábricas locales en Argentina sufran un poco más de competencia, con la apertura de las importaciones, pero el cambio ha sido positivo para los negocios", asegura Bisi.
El fin del control del cambio, la retirada de los obstáculos comerciales como el que dificultaba la entrada de productos importados en el país, y la expectativa de una recuperación del crecimiento también despiertan el interés de empresas que aún no tenían presencia en el territorio argentino. "Muchas empresas brasileñas han sondeado el mercado estos últimos días, una parte de ellas queriendo expandir sus negocios, pero otras queriendo debutar en Argentina, con los ojos puestos en el sector de infraestructura y energía. Sin embargo, creo que los empresarios esperarán a los primeros seis meses del Gobierno Macri para tomar una decisión definitiva, y ver los efectos reales de la readaptación de la economía", explica Mariano Lamothe, de la empresa argentina de consultoría Abeceb.
Caída de la inversión desde 2012
En los últimos años, el contexto político y económico de Argentina redujo la motivación de los brasileños para invertir. Desde 2012 las inversiones directas de Brasil en la economía argentina han ido cayendo año tras año: si en 2012 eran 618 millones de dólares, el año pasado se quedaron en 109, según datos del Banco Central (BC). Las empresas brasileñas que encontraron dificultades a la importación y a la exportación acabaron por salir del país. Una de ellas fue la empresa de materiales sanitarios Deca, que tras pérdidas sucesivas cerró su fábrica en la provincia de Buenos Aires, en 2013. Entre 20 y 30 empresas brasileñas han seguido el mismo camino y han dejado Argentina en los últimos cuatro años, según el presidente de la Junta de la Cámara Argentina de Comercio, Alberto Alzueta.
"Los problemas de las multinacionales se acentuaron en el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que cometió errores en la política fiscal, monetaria y en el proteccionismo. Las empresas no consiguieron alcanzar los resultados programados", explica Azueta. Las que se quedaron tuvieron que hacer ajustes para sobrevivir. Actualmente, alrededor de 250 compañías brasileñas tienen sucursales argentinas.
Para Azuelta el caso de la empresa minera Vale fue notable. En 2013 suspendió un proyecto en la provincia de Mendoza, al oeste del país, en el que se iban a invertir cerca de 6.000 millones de dólares. La suspensión del contrato también afectó a algunas constructoras brasileñas contratadas para diferentes partes del proyecto. "Sin embargo, Mauricio Macri ha logrado, en tan solo un mes, revertir las expectativas en el país. Los problemas existen, pero la perspectiva ha cambiado, así como el humor en el ambiente de negocios", pondera.
Propuesta de libre comercio de automóviles
La apertura del mercado vecino es una señal de mejores días para las exportaciones del sector brasileño de automoción, que sufre una fuerte crisis, con caída de ventas, exceso de capacidad ociosa y despido de trabajadores. Los fabricantes de automóviles de Brasil son optimistas respecto a la discusión del acuerdo bilateral del sector del automóvil, que expira en junio. Esta industria representa más de la mitad del comercio entre Brasil y Argentina.
El presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos de Brasil, Luiz Moan, dijo en una conferencia de prensa la semana pasada que la asociación pretende llegar a un acuerdo de libre comercio de automóviles y piezas. Actualmente, el sistema de comercio es el flex, que establece que Brasil puede exportar sin tributación hasta un 50% más de lo que importa de Argentina. Es decir, según el tratado, los fabricantes de automóviles brasileños pueden vender, libres de impuestos, un máximo de 1,5 dólares por cada dólar importado del país vecino.