Un lector del blog escribió en “Comentarios” que no le sorprende “la euforia de CFK, Atilio Borón y demás “naZional-progresistas” por la victoria de Trump”. Tiene razón, el elogio de las corrientes “nacionales y populares” a Trump no tiene nada de sorpresivo. Veamos un momento las declaraciones.
Cristina Fernández de Kirchner habló sobre el significado del triunfo de Trump en la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Entre otras cosas, dijo:
“En los Estados Unidos ganó alguien que hace del proteccionismo, sus trabajadores y la defensa del mercado, su bandera”. “Ganó alguien que representa la crisis de la representación política producto de la implementación de políticas neoliberales”. “Lo maravilloso del pueblo de EEUU es que votó por lo que está sintiendo económicamente, a pesar de los exabruptos y de los estereotipos”. “Acaba de ganar alguien que en sus empresas hace del proteccionismo una de sus principales banderas”. Por supuesto, no faltó la observación progre: “El problema no es el inmigrante, sino cuando se concentra la riqueza en pocas manos”.
Aplaudían, entre otros, Héctor Recalde, Axel Kicillof, Andrés Larroque, Wado de Pedro, Martín Sabbatella, Carlos Tomada, junto a los intendentes de Avellaneda, Florencio Varela y Berazategui.
D’Elía, por su parte:
“Algunas medidas que va a tomar Donald Trump me suenan bien al oído. Dicen las malas lenguas que el plan económico de Trump es bajar el impuesto a las ganancias de los trabajadores y a los sectores medios”. “Por otro lado planea fomentar el retorno de las empresas a EEUU. Acá teníamos empresas norteamericanas, pero no con tratados de libre comercio. Teníamos a General Motors, a la que Cristina le dio 70 millones de dólares en préstamos, pero no con tratados de libre comercio. Los cuidábamos como si fueran empresas nacionales, pero no les permitíamos que trataran a nuestros trabajadores en condiciones humillantes”. “[Trump] plantea volver más competitivo a EEUU. Está bueno. Quiere levantar barreras proteccionistas. Que se acabe el acuerdo TPP. Y después incrementar las barreras arancelarias con China y México. Todo esto son medidas proteccionistas del mercado interno. ¿Trump es el jefe del kirchnerismo en EEUU?” “Lo digo en joda, obviamente. Es un loco, un xenófobo, un misógino. Pero el tipo dice que este capitalismo de buitres no va, y esto es lo que votó el pueblo norteamericano” (tomado dehttp://www.perfil.com/internacional/trump-presidente-delia-festejo-el-voto-contra-la-sociedad-capitalista-financiera.phtml).
Y por último, Atilio Borón, profesor universitario afín al chavismo-castrismo, sostuvo que el nuevo gobierno [el de Trump] “en materia identitaria y de género es un giro a la derecha, pero con su política económica tengo mis dudas”. “Con Trump se acabó el ciclo neoliberal iniciado por los Bush y viene un ciclo proteccionista”. “Trump no me entusiasma, pero puede ser importante que cambie el clima respecto al libre comercio y al mundo financiero. Hay que hacer un esfuerzo, ver qué hay debajo de Trump” (http://radiocooperativa.com.ar/atilio-boron-con-trump-se-acabo-el-ciclo-neoliberal-iniciado-por-los-bush/).
Al margen de los cuestionamientos “en materia identitaria y de género”, en estas declaraciones se observa una coincidencia de fondo, en el plano de la política económica, con Trump (o con los partidarios del Brexit; o con la extrema derecha, europea y de otras partes). Desde el punto de vista ideológico y político, el mensaje central del “nac & pop” criollo a las masas oprimidas es que el nacionalismo es la solución de sus padecimientos.
En otros términos, se le dice a los trabajadores que la lucha no debe ser contra el capital –sea nacional o extranjero, grande o chico, financiero o industrial- sino contra algunas de sus formas particulares. Como si los males del capitalismo estuviera en sus particularidades, y no en su universalidad. Aunque en esto no hay ingenuidad ni confusión. Se trata de políticos e ideólogos conscientes de que el nacionalismo es una vía segura para atar a la clase obrera detrás del carro de la colaboración de clases (o de someter a la clase obrera al dominio de burocracias de Estado). Por eso también, a ese mensaje nacionalista también le es funcional la táctica de “unir fuerzas contra el enemigo principal, el neoliberalismo”. Es la clásica política de los partidos Comunistas, de los “frentes populares con la burguesía nacional y progresista”, que hoy adoptan alegremente no solo organizaciones y dirigentes que vienen del tronco stalinista, sino incluso algunos partidos trotskistas (Argentina es un ejemplo).
En este último respecto, es necesario destacar que incluso en sectores que se consideran de la izquierda radical se ceden posiciones al nacionalismo, y a la colaboración de clases. De hecho, existe una línea de continuidad que arranca en los “marxismos nacionales”, pasa por todas las variantes de los progresismos “nac & pop”, y termina en la extrema derecha fascista y xenófoba. Esto es, el trotskista que años atrás agitaba la consigna de “fuera los gallegos” (sic, para referirse a los capitalistas propietarios de Aerolíneas Argentinas); o que explicaba que “los obreros españoles viven bien porque España explota a Argentina”; o que afirmó hace poco que el Brexit “fue un voto anticapitalista”, no puede sorprenderse cuando la lógica de la exaltación nacionalista termina en triunfos como el de Trump. Seguramente ahora estará disgustado, y hasta angustiado; pero debería reconsiderar seriamente lo que dijo e hizo.
En un marco más general, estamos asistiendo a una ola de alcances mundiales de nacionalismo y xenofobia. Millones de personas, explotadas por los poderosos, por el capital y el Estado, confían en el programa nacionalista. Pero hay que resistir esta marea. Hay que empezar por convencer a la gente de izquierda, o con sentimientos genuinamente progresistas, de que las contradicciones del capital no se superan encerrándose en las fronteras nacionales, sino acabando con la propiedad privada del capital. Apoyar guerras comerciales a favor de una u otra fracción de la burguesía, solo alimentará la xenofobia y la división de los pueblos. Recordemos: en los años 1930 los países se embarcaron en guerras comerciales y en políticas más y más proteccionistas, cuyo desemboque lógico fue la guerra, una carnicería humana de proporciones gigantescas. ¿Qué tuvo eso de progresista?
Agreguemos: ser proteccionista no determina que un gobierno sea de izquierda, o amigo de los trabajadores. La España franquista es un ejemplo paradigmático de lo que decimos. Un caso actual es Corea del Norte: el régimen es extremadamente proteccionista, y esto no significa ninguna mejora real para los trabajadores, ni para su autodeterminación u organización. Por eso no hay nada de progresista en programas económicos como el de Trump, o el Brexit. El nacionalismo y proteccionismo de gran potencia es absoluta y totalmente reaccionario. Mal que les pese a los progres castristas chavistas y a todos los nacionalistas “revolucionarios”. La realidad es que, dado el desarrollo que han adquirido las fuerzas productivas, el internacionalismo es una necesidad; y es la única salida realmente progresista para la humanidad.
Subrayamos por último: lo central es resistir el patrioterismo, que todo lo invade e infecta. Tomemos conciencia de que el internacionalismo no se reduce a campañas de solidaridad con tal o cual injusticia que se comete en el mundo. Hoy, ser internacionalista significa razonar siempre desde el punto de vista del antagonismo de clase, y no desde el punto de vista de “mi país”. Es el ABC de una posición crítica del capitalismo, y el pilar de la independencia de clase.
El ex secretario de comercio, Guillermo Moreno, impulsa la candidatura del General (R) César Milani en la provincia de Buenos Aires dentro de la interna del Partido Justicialista. Según Moreno, Milani "es el único que sabe de seguridad y puede hacer algo. Y la seguridad es uno de los grandes problemas de las familias argentinas". Con ese perfil estaría caminando la provincia con el militar retirado, de quien es además socio en una panchería.
Los antecedentes de Milani muestran que su experiencia en seguridad esta dada por su papel como partícipe del genocidio y espía de los movimientos populares. Milani está siendo investigado por su relación con la desaparición durante la dictadura genocida de 1976/1983, del soldado Alberto Agapito Ledo. Además el ex titular de las Fuerzas Armadas fue denunciado como promotor del Proyecto X, a través del cual la inteligencia militar espiaba los conflictos sociales y a las organizaciones sindicales y populares. Por su parte Guillermo Moreno fue acusado durante años por los trabajadores del INDEC como jefe político de la intervención al organismo y de las patotas que patrullaban los pasillos del organismo. Visto desde aquí, la experiencia en seguridad que ofrece el tandem Moreno-Milani desde la agrupación "La Néstor Kirchner" tiene el tufillo de los "culatas" de las Tres A y los grupos de tareas de la dictadura.
No es de extrañar, para todo aquel que conozca la historia política de los últimos cincuenta años, ver a un ex Guardia de Hierro y a un militar colaborar. Luego del golpe del ’76, los guardianes pactaron con el Almirante Emilio Massera y la Marina, llegando a la colaboración directa. Un caso emblemático fue el de Jorge Bergoglio, actualmente Francisco I, quien fue acusado de entregar a dos sacerdotes a los grupos de tarea y de haber entregado a Massera el doctorado honoris causa de la Universidad del Salvador, cuando el ahora líder del catolicismo estaba al frente de la institución educativa. Guillermo Moreno se reivindica como un seguidor incondicional de Francisco I.
Moreno, quien forma parte del Consejo Nacional del PJ, se reunió con el ex-presidente Eduardo Duhalde y manifestó que "con Duhalde coincidimos en que está mal la economía y él tiene una mirada política de que podría ser peligroso que Macri pierda la elección el año que viene".
Junto a la noticia de la precandidatura de Milani, Guillermo Moreno aseguro que la victoria de Donald Trump da la razón a lo hecho por el gobierno kirchnerista en materia de protección del mercado interno y dijo que le va a mandar al nuevo presidente norteamericano los "libros de Perón y Evita". Demostrando la fantochada de su nacionalismo de opereta, pareciera ser que el kirchnerismo y los peronistas de derecha, que fueron parte del mismo, consideran muy progresivo el triunfo de una derecha racista, xenófoba, homófobica y misógina, encabezada por un multimillonario ex socio del presidente Mauricio Macri, en la principal potencia imperialista.
Parece que los trotskos querían que ganara Hillary.
Otra prueba más que son agentes del Poder Económico Mundial.
Cree el ladrón que son todos de su misma condición.
ELECCIONES EN ESTADOS UNIDOS
Dos candidatos impopulares disputan la Casa Blanca
Clinton y Trump se dirigen a la elección presidencial con índices de impopularidad superiores al 50 %. Escándalos, denuncias y acusaciones. Uno de los dos se queda con la Casa Blanca.
La carrera presidencial estuvo marcada desde el inicio por la crisis del bipartidismo y por los altos índices de impopularidad de los dos principales candidatos. La imagen negativa de Hillary Clinton trepa al 54,6 % mientras la de Donald Trump llega al 58 % (Real Clear Politics).
Misoginia, racismo y xenofobia
El rechazo a Donald Trump ha movilizado a la base demócrata, poco entusiasmada con la candidatura de Clinton. El millonario, que corría como perdedor en las primarias, terminó nominado pero sin el apoyo del establishment republicano y con varias figuras prominentes del partido anunciando que votarán por Clinton.
Los comentarios racistas de Trump, su prepotencia contra la prensa y la catarata de denuncias de acoso y abuso sexual, son la ventaja con la que cuenta Clinton para ampliar la brecha en sectores clave como los latinos, las mujeres y los afroamericanos.
Paul Ryan, jefe de la bancada republicana en el Congreso, se distanció del candidato en varias oportunidades. Una de ellas fue a raíz de las declaraciones racistas de Trump sobre el juez Gonzalo Curiel, de familia mexicana, que actúa en una causa contra las empresas del millonario. También se diferenció a raíz de sus declaraciones misóginas.
La catarata de denuncias de acoso y abuso sexual generó un repudio generalizado entre las mujeres. Estas denuncias no fueron ni la primera ni la última fuente de impopularidad entre este bloque electoral, donde Clinton mantiene una importante brecha. Además le valieron el rechazo de un sector de la base cristiana, donde pesa la defensa de los valores y la familia.
Luego de la tragedia de la discoteca Pulse en Orlando (Florida), el magnate arremetió contra la comunidad musulmana y anunció que prohibiría la inmigración de los países que “atentan” contra Estados Unidos y Europa.
Estas declaraciones, así como sus comentarios machistas son los que másresquemores causaron entre la base cristiana del partido. Esta crisis se expresa particularmente en Utah, un estado abrumadoramente republicano y partidario de los valores religiosos y la familia, donde Trump perdió gran parte del voto republicano a manos de Evan McMullin, un independiente de centroderecha.
Clinton, la candidata del establishment
Los demócratas, a diferencia del republicano, supo administrar su propia crisis. Para esto fue fundamental la decisión de Bernie Sanders de competir dentro del partido, que no niega sin embargo el cuestionamiento que significó su candidatura motorizada por miles de jóvenes que denuncian la desigualdad y a las elites políticas y financieras que gobiernan el país.
El escándalo de los correos electrónicos persiguió a Clinton durante toda la campaña. Los correos alojados en un servidor privado, mientras era secretaria de Estado durante el primer gobierno de Obama, casi la dejan a las puertas de una acusación por poner en peligro la seguridad de Estados Unidos.
Pero cuando todavía no terminaba de apagarse el primer capítulo de ese escándalo, se filtraron los correos que echaron la luz sobre el mecanismo de elección de la candidatura “en las sombras”.
Otra nube que estuvo sobre su campaña fueron los conflictos de interés con la Fundación Clinton que salieron a la luz a través de varios correos electrónicos publicados por Judicial Watch, una organización conservadora. Se publicaron varios emails que muestran relaciones privilegiadas y trato preferencial con donantes de la fundación mientras Clinton era secretaria de Estado. También quedaron al desnudo favores y pedidos de amigos y asesores de Bill Clinton.
Gane quien gane la mayoría de delegados en el Colegio Electoral, esta será recordada como la elección entre los candidatos más impopulares de las últimas décadas. Otra confirmación de que la crisis del bipartidismo y el descontento con la elite política siguen siendo protagonistas, más allá de quien conquiste la Casa Blanca.
El flamante presidente norteamericano tiene un pasado con Mauricio Macri. Ellos prefieren no recordar sus años juveniles en Nueva York, cuando compartieron negocios, relaciones con la Cosa Nostra y un fracasado megaproyecto inmobiliario. En los 80 Macri recibió de manos del hoy Presidente republicano un cheque por ciento cincuenta millones de dólares. Manliba, la empresa de residuos del grupo Macri, nació asociada a Waste Management Inc, de la cual 32 directivos terminaron presos por vínculos con la mafia italiana.
El secreto mejor guardado entre Donald Trump, Mauricio y Franco Macri es qué sucedió en aquella suite del Sherry Netherlands Hotel en la que sellaron un acuerdo de negocios y silencio. Mauricio se quedó con un cheque de 150 millones de dólares y la amistad perpetua del magnate de la televisión norteamericana. Trump, con un negocio inmobiliario en West Manhattan y la promesa de inversiones en la Argentina. Franco, con la sensación para siempre de que lo habían traicionado. Ni Macri ni Trump soñaban entonces con ser presidentes.
“Me acuerdo lo que me impactó ese cheque”, recuerda el ahora Presidente argentino. “Me acuerdo que cuando ví esa cantidad de ceros pensé: nunca más voy a ver un cheque así en mi vida”. Fue el primer gran negocio de la Familia que quedó en manos de Mauricio y el intento de los Macri por hacer pie en la intrincada Manhattan de los años ochenta. Pero Nueva York, y en particular el negocio inmobiliario, el de la recolección de residuos y el de los juegos de azar, estaba dominado en ese momento por las cinco familias de La Cosa Nostra, la mafia italiana.
Los vínculos de Trump y Macri con la Maffia neoyorkina forman parte de ese pacto de silencio.
Alentado por los millonarios negocios que hacía Koch en la Argentina durante la dictadura militar y con muchos dólares para sacar del país, los Macri llegaron a Nueva York para asociarse con Waste Managment Inc y formar Manliba.
Fue Koch, precisamente, uno de los nexos entre Macri y Trump. Alentado por los millonarios negocios que hacía en la Argentina durante la dictadura militar y con muchos dólares para sacar del país, los Macri llegaron a Nueva York para asociarse con Waste Managment Inc y formar Manliba, la empresa de recolección de residuos con la que se privatizó por primera vez ese servicio en la ciudad de Buenos Aires durante la intendencia militar del brigadier Orlando Cacciatore.
Waste Managament Inc y SIDECO también incursionaron como sociedad en el negocio en Brasil, quedándose con ENTERPA AMBIENTIAL SA de Brasil durante el mismo período en que FLEG TRADINGponía los 9,3 millones de dólares para adquirir la parte de SOCMA AMERICANA en OWNERS. Waste Managment Inc. fue investigada por sus vínculos con las cinco familias de La Cosa Nostra, principalmente los Genovese, y treinta y dos de sus principales directivos terminaron en prisión.
El encargado de abrir las puertas a los Macri en ese mundo ítalo neoyorkino fue Giorgio Nocella, un amigo que llegó de la mano del AvvocatoGiovanni Agnelli, uno de los hombres más poderosos de Italia en los años ochenta. Agnelli, capo de la Fiat, presentó a Nocella y Macri, y desde entonces pasaron a formar una Familia en la que compartían cumpleaños, negocios y sociedades offshore. Varias de esas sociedades son las que han aparecido recientemente en los Panamá Papers y los Bahamas Leaks que han publicado diarios de todo el mundo, así como Página 12 y La Nación en la Argentina.
Nocella llevó a Sideco y los Macri a Venezuela, para incursionar en el negocio del petróleo y las autopistas, y allí conocieron a Diego Arría, entonces intendente de Caracas y hoy ferviente opositor al gobierno de Nicolás Maduro, y a Abraham Hirschfeld, un sofisticado personaje centro de relaciones políticas, empresariales y mafiosas en los Estados Unidos. Ese grupo de negocios es el que desembarcó en Nueva York para intentar el sueño americano aliado con Donald Trump.
Alentados por haberse quedado con el negocio de la basura, Franco envió a Mauricio Macri a instalarse en los Estados Unidos para llevar adelante su proyecto inmobiliario. Se trataba de un complejo de torres en Penn Station, una vieja playa de maniobras de ferrocarriles en la zona Noroeste de Manhattan. Las tierras habían sido adquiridas por Trump y Hirschfeld en un principio, pero era necesaria una ardua negociación con la política local para conseguir la rezonificación del lugar y el crédito para financiarlo.
Trump le vendió su parte a los Macri que se asociaron con Hirschfeld, conocido como “el señor garaje” porque convirtió todos los terrenos fiscales y baldíos de Nueva York que adquirió en playas de estacionamiento.
Trump le vendió entonces su parte a los Macri, que se asociaron con Hirschfeld, conocido como “el señor garaje” porque había adquirido todos los terrenos fiscales y baldíos de Nueva York para convertirlos en playas de estacionamiento. En el final de la década del 90, Hirschfeld terminó finalmente en prisión, condenado por haber contratado un sicario para asesinar a un socio, y desde allí mandó matar también a la jueza que seguía su causa. Un poco después, fue el primero en proponer a Donald Trump como candidato a presidente.
Durante la investigación para el libro El Pibe consulté a Mauricio Macri sobre Hirschfeld. “Un chanta, vendía relaciones todo el tiempo”, me dijo. La misma respuesta le dio Trump a The Washington Post cuando le consultaron por Sullivan. En los dos casos, esas relaciones tenían que ver con los permisos que había que conseguir de las diferentes familias de la mafia neoyorkina para llevar adelante los negocios.
Macri llevó como asesor para el emprendimiento a José Alfredo Martínez de Hoz. Debían armar una ingeniería financiera que permitiera obtener un préstamo del banco Chase Manhattan. Al mismo tiempo, trataban de convencer a la opinión pública progresista de la ciudad para que no se opusiera a la construcción de torres y para despegarse de la imagen del grupo argentino cercano a los militares que se había instaladon negativamente en la prensa local; el Village Voice, por ejemplo, publicaba permanentemente artículos en contra de la incursión macrista.
Un personaje inesperado se sumó al grupo. Llegó de la mano de José López Rega -alma mater de la Triple A- y por su vínculo con Licio Gelli -líder de la organización mafiosa italiana P2. El ex secretario de Vivienda de Isabel Perón, Juan Carlos Basile, comenzó a oficiar de nexo con los sindicatos de la construcción y las Familias. “Mauricio me llamó a Buenos Aires, nos encontramos en el edifico Catalinas y le dije: ustedes creen que porque conocen las Familias italianas tienen todo cerrado. Pero Nueva York es distinto, son cinco grupos y tienen repartidos los negocios”.
Con la ayuda del alcalde Koch y muchos millones distribuidos en prensa, propaganda, sindicatos y concejales, el proyecto finalmente fue aprobado. Pero el Chase Manhattan, que tenía que otorgar el crédito para la financiación, exigió que se sumara un “emprendedor reconocido” y allí volvió Trump a escena. Fueron meses de negociaciones en los que Mauricio terminó haciéndose íntimo amigo del hoy presidente norteamericano.
Macri: “Yo creo que me ayudó en esa negociación la audacia de mis veintipico. Trump era loco, caprichoso, y yo llegaba tarde a las reuniones, se las cambiaba de horario. ‘No, Donald, salgamos con chicas esta noche y mañana reunámonos a la tarde…’ ”.
“Yo creo que me ayudó en esa negociación la audacia de mis veintipico. Trump era loco, caprichoso, y yo llegaba tarde a las reuniones, se las cambiaba de horario. `No, Donald, salgamos con chicas esta noche y mañana reunámonos a la tarde..` ”, cuenta Mauricio. Trump vino varias veces a Buenos Aires, donde se alojaba en la quinta Los Abrojos, de los Macri, en Escobar y en Terrazas de Manantiales. También recorrió Misiones, donde años más tarde lograría de la mano del actual embajador en España, Ramón Puerta, quedarse con la privatización del primer Casino privado de la Argentina.
En algún momento, la negociación fracasó. Trump no se sumó al proyecto, sino que volvió a comprar la parte de Macri con ese cheque de 150 millones en esa reunión. Franco siempre creyó que había un acuerdo entre Mauricio y Trump para que ellos llevaran adelante todo el trabajo y la inversión para conseguir la aprobación del proyecto y la rezonificación, y devolvérselo al ahora candidato republicano.
Junto a la publicación de The Washington Post también un libro en Buenos Aires vuelve sobre la oscura relación de Trump con Mauricio Macri, e indica que no terminaron nada bien. A veinte años de su secuestro, Natasha Niebieskikwiat sostiene que Franco Macri estaba convencido que era una venganza de Trump. Tanto que así se lo dijo al entonces embajador de Estados Unidos en la Argentina, Terence Todman, que le sugirió que contratara a un investigador ligado a la CIA, Mike Akerman. El ex “topo” de la Central de inteligencia americana es desde entonces el hombre encargado del espionaje y la seguridad de Socma, y estuvo implicado en la causa de las escuchas ilegales cuando Mauricio Macri era jefe de gobierno.
– ¿Sabe que Hirschfeld terminó preso por haber mandado a asesinar a su socio?, le pregunté a Macri en su despacho de la Casa de Gobierno de la ciudad.
-¿Preso? ¿El viejo Hirschfeld? Ja, qué buena noticia me das. Con la plata que me hizo perder.
Que opina que hay luchas por todos lados? Dejen de joder con las expresiones de deseos confundiendolas con la realidad.
Por otro lado, la posicion del PTS fue, es y sera sectaria porque no comprenden la diferencia entre construir un partido (con fuerzas afines ideologica, programatica y metodologicamente) y hacer un frente o unidad de accion (que se hacen con fuerzas dispares, aun opuestas en muchos puntos y por razones estrictamente coyunturales).
y maso Por con amadeo bordiga - Friday, Apr. 02, 2010 at 5:26 PM
la comparacion con el ultra italiano amadeo bordiga es muy cierta
tanto los del pts ,etc y amadeo bordiga eran ultras en lo actividad practica y oportunistas en lo teorico y flor de troskos traidores en general. el troskismo siempre aglutino en su entorno a cuanto agente de la burguesia andaba rondando para utilizarlo contra la URSS y el gran STALIN. almas gemelas digamos
perdon Por me falto algo - Friday, Apr. 02, 2010 at 5:28 PM
la unica diferencia sustancial es que bordiga era abstencionista . en cambio los de aca se desviven por meter un diputado y repartir la renta. ademas tengo entendido que las masas querian a bordiga. a estos no los quiere ni la madre