Unos 800.000 menores de edad viven en hogares donde ninguno de sus miembros tiene trabajo. En España casi dos millones de asalariados cobran igual o menos de 707,60 € al mes con contratos legales que rozan la explotación, lo que repercute directamente en la salud y vida de los menores de estas familias.
Los salarios más bajos se han devaluado un 28% mientras los más altos apenas han sufrido variaciones, todos estos datos evidencian una tendencia cada vez mayor a atacar a las capas más vulnerables de la sociedad lo que desemboca en “pobreza endémica”.
El pasado 14 de febrero, la ONG al servicio del capitalismo mundial “Save the Children” publicó el estudio “Desheredados” en el cual se refleja el aumento de la pobreza en España y su preocupante incidencia en la población infantil. Esta ONG, que encubre su apoyo al capitalismo criminal que genera la pobreza y la miseria entre el pueblo trabajador con el manto de la caridad, es también responsable del negocio por el cual las empresas lavan su imagen con su supuesta solidaridad y se benefician de suculentos beneficios fiscales y deducciones.
El informe resalta que el sistema fiscal en España no es suficientemente progresivo. En la II parte del documento “Políticas públicas contra la desigualdad infantil” se da unas recomendaciones en las cuales abogan por políticas más centradas en los menores, deduciendo que una mejora en la igualdad de oportunidades de los niños y niñas redunda en una reducción en la desigualdad entre las personas adultas, o lo que es lo mismo aumentar el gasto en políticas sociales. Estas recomendaciones se contradicen con los severos ajustes que nos exige la UE, con lo cual sale de nuevo a relucir las propias contradicciones del sistema. ¿Cómo se puede ajustar los presupuestos y a la vez invertir en políticas sociales?
Evidencia, dicho informe, un empobrecimiento cada vez mayor en nuestro país, y que esta circunstancia es más desfavorable en la población infantil ya que los menores de edad con menos recursos se han empobrecido cinco veces más que los más ricos. Los índices de desigualdad en España son de los más altos de la UE, el 20% más rico gana siete veces más que el 20% más pobre.
Esta situación se traduce en que las familias no disponen de los recursos mínimos para su mantenimiento tanto fisiológico como social y cultural, y mucho menos cubiertas sus necesidades básicas (alimentación, vivienda, servicios…etc.). Las situaciones de precariedad van en aumento en un país donde las compañías eléctricas incrementan el precio de la electricidad libremente, familias se ven obligadas a no poder calentarse en pleno invierno, o son incapaces de pagar el recibo enfrentándose al corte del suministro.
Estos datos repercuten directamente en el progreso escolar, pues se sabe que la mala nutrición a la que estos chicos están forzados a soportar incide negativamente en el progreso escolar, circunstancia que condiciona el futuro de estos niños de manera negativa; “En España un niño que nace en un hogar pobre está condenado de por vida a serlo”; Andrés Conde, director general de esta organización.
Este es un informe más de tantos en el cual sale a flote la desigualdad y la injusticia que sufren diariamente millones de personas en nuestro país, que sobreviven de los comedores sociales, la solidaridad, la caridad, o rebuscando comida en los contenedores de basura. Incapaces de “tapar” la miseria que supura de los poros de este sistema criminar capitalista, estos hechos son utilizados por grandes corporaciones y empresas para obtener deducciones y beneficios fiscales. Se las dan de solidarios pero lo que realmente hacen es negocio del hambre. Y mientras tanto la pobreza severa sigue aumentando, porque no interesa ir a la raíz del problema, hay muchos intereses en juego.
El Capitalismo es un sistema económico explotador y, por tanto, generador de pobreza, en el cual el empleo no garantiza condiciones que permitan la plena inclusión de los trabajadores en la vida social. Un sistema que fabrica pobres y a su vez castiga la pobreza a aquellas personas que no logran vender su fuerza de trabajo se convierten en individuos marginados, ayudando a generar mano de obra gratuita, porque eso beneficia a una minoría privilegiada, donde el poder lo siguen teniendo sólo unos pocos en detrimento de la mayoría.
Así vemos como desde todos los medios de comunicación y demás órganos de poder intentan engañarnos con el propósito de crear una opinión pública en favor de los pseudo-solidarios y para justificar lo injustificable, para negar la mayor y perder el tiempo en rodeos, para obstaculizar y no resolver el problema realmente. El poder económico debe recaer en todas las personas, una sociedad en la que los medios de producción sean propiedad de toda la sociedad y no de una minoría.