Este martes el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, se cubrió de gloria al comparar a Bashar al Assad con Adolf Hitler e insultar a las víctimas del Holocausto, en su afán de culpar al Gobierno sirio de un ataque con armas químicas contra civiles en Jan Sheijun, en la provincia de Idlib el pasado 4 de abril.
Sean Spicer, durante la rueda de prensa, que ya forma parte de su ridículo profesional, señaló de forma sorprendente que en la II Guerra Mundial EE.UU. y Alemania no utilizaron armas químicas. "No usamos armas químicas en la Segunda Guerra Mundial. Incluso alguien tan despreciable como Hitler no cayó en el uso de armas químicas", indicó, para atacar a Rusia por su relación con Siria y su Gobierno.
Lo dicho por Spicer, en lo que respecta a EE.UU., es cierto, no usaron armas químicas, solamente acudieron al uso de armas nucleares: Hiroshima 6 de agosto de 1945 y Nagasaki 9 de agosto de 1945, acabando con la vida de casi 250.000 personas y otros tantos heridos, amén de que miles de personas sufrieron secuelas.
Armas químicas y EE.UU.
Las armas químicas pues ya se las guardaron para la Guerra de Vietnam: según los cálculos de las autoridades del país asiático, 400.000 vietnamitas murieron o sufrieron mutilaciones como consecuencia del agente naranja utilizado por los militares estadounidenses. Medio millón de niños nacieron con defectos como consecuencia del uso de esta arma química.
La campaña aérea estadounidense durante la Guerra de Vietnam fue la más grande en la historia militar. Durante la guerra, las Fuerzas Aéreas estadounidenses lanzaron casi ocho millones de toneladas de artefactos explosivos. El tonelaje total de las bombas lanzadas casi triplicó el saldo de la Segunda Guerra Mundial de unos 2,15 millones de toneladas.
Holocausto
La otra metida de pata de Spicer, la más grave para muchos, es que con las palabras sobre Hitler menospreció lo ocurrido en el Holocausto, cuando los nazis mediante la denominada 'Solución Final' acabaron con la vida de millones de judíos, así como gitanos, testigos de Jehováy otros grupos gaseándolos con Ziklon B.
Por ello las palabras de Spicer generaron una ola de indignación, hasta el punto de que el Centro Ana Frank en EE.UU. ha exigido su dimisión. Según un comunicado elaborado por el director ejecutivo del centro, Steven Goldstein, Spicer "se ha envuelto en la negación del Holocausto" en plena semana de la Pascua judía y pidió que el presidente Donald Trump lo cese como portavoz.
Las declaraciones Sean Spicer serán estudiadas en las facultades de Periodismo y Comunicación Social de muchas universidades como ejemplo de lo que un portavoz no debe hacer.
Todo lo anterior evidencia la enorme improvisación existente en Washington bajo el gobierno de Donald Trump, donde una semana se dice una cosa, por lo general por Twitter, y a la siguiente se hace lo contrario: la actitud frente a Siria (y su Gobierno) y Rusia son solo los dos últimos ejemplos.
Henry A. Pinto Periodista y asesor político
Twitter: @hapinto2