Washington debió haber acatado los lineamientos del derecho internacional antes de atacar unilateralmente a Siria con el pretexto de un supuesto uso de armas químicas, sentencia Hans Blix, exdirector del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
"EE.UU. necesitaba una autorización del Consejo de Seguridad [para atacar a Siria]. Y eso nunca se dio. Esto es unilateralismo", declaró Blix a RT. "En el momento en que una gran potencia decide ignorar el Consejo de Seguridad y la Carta [de las Naciones Unidas], también está socavando la organización, y eso también es lamentable", agregó el que dirigiera la OIEA entre 1981 y 1997.
Un día antes de que EE.UU. lanzara 59 misiles Tomahawk sobre Siria, Rusia trató de convencer al Consejo de Seguridad de la ONU para que enviara un equipo de expertos a Siria a investigar los últimos informes de ataques químicos.
En lugar de esperar el resultado de una investigación imparcial de la ONU, Washington procedió a atacar las posiciones del Gobierno sirio, responsabilizándolo sin pruebas del supuesto ataque químico en la provincia de Idlib. La medida de la Administración Trump fue condenada por Moscú y también por Damasco, que alega que lo que ocurrió ese día es que bombardeó un depósito de armas químicas en posesión del Estado Islámico.
"Hubiera sido deseable tener una investigación imparcial del ataque primero, como se estaba discutiendo en el Consejo de Seguridad", expresó el diplomático sueco, que presidió la comisión de Naciones Unidas que buscó infructuosamente armas de destrucción masiva en Irak en 2003.
Blix considera que Moscú y Washington deberían centrarse en la diplomacia, al igual que sucedió en 2013, cuando Rusia convenció al presidente sirio, Bashar Assad, de que entregara su arsenal de armas químicas a la ONU.
Ese año, el Gobierno sirio se deshizo de todas sus armas químicas, a excepción de aquellas que estaban en arsenales situados en zonas inaccesibles controladas por los rebeldes y terroristas, un desarme que fue confirmado por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, afiliada a la ONU.
"La Carta de las Naciones Unidas prohíbe la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial de otros Estados. Y EE.UU. no está en guerra con Siria, así que no debe atacarla", asevera Blix.