Sucesos increíbles son reconocidos como milagros. La vida misma, en todas sus formas, es un milagro. La inimaginable totalidad de Dios eternamente lleva a cabo un plan divino que desafía toda explicación. Cada uno de nosotros es un milagro, creado y sostenido por Dios.
A pesar de lo difícil que parezca un reto, recuerdo que vivo en sociedad con Dios. Elevo mis expectativas al plano divino en el cual todas las cosas son posibles.
No existe separación entre lo creado y el Creador. Jesús habló de esto cuando dijo, “El Padre está en mí, y … yo estoy en el Padre”. Con Dios, puedo superar cualquier desafío que pueda presentarse. Yo soy un milagro de vida .
Crean en las obras que hago, para que sepan de una vez por todas que el Padre está en mí y que yo estoy en el Padre.—Juan 10:38
Los grupos musicales que cantan a capela lo hacen sin acompañamiento musical. Sus voces son los instrumentos, mezclándose unas con otras con armonía y precisión. El resultado es una experiencia musical conmovedora.
También puedo apreciar la armonía en los sonidos cotidianos. En la naturaleza también existe un coro mágico —bien sea el sonido de los grillos, el correr del agua o el trino de los pájaros. Aunque cada sonido es diferente, una hermosa sinfonía se lleva a cabo cuando se juntan. Otro tipo de armonía —del tipo emocional— tiene lugar cuando las personas mezclan sus creencias, opiniones e ideas para trabajar unidas en paz y amor. Juntos creamos una hermosa melodía en el mundo.
¡Qué bueno es, y qué agradable, que los hermanos convivan en armonía!—Salmo 133:1