POR RAÚL MENCHACA
En el último medio siglo cubano nunca hubo una elaboración teórica, precisa, autóctona y a largo plazo, sobre el camino que como sociedad pretendemos andar.
Ahora contamos con una herramienta de futuro tras la aprobación por el Comité Central de los documentos rectores del proceso de actualización de nuestro modelo económico-social.
Esos tres textos, cuyos títulos pudieran tal vez parecer al escucha no avisado rimbombantes y complicados, han sido el resultado de un largo proceso de discusión colectiva que no estuvo exento de contradicciones porque mirar el porvenir es un ejercicio complejo que casi colinda con lo imposible.
Más allá de los debates, y sin restarle mérito a aquellos, lo importante es el resultado final de las discusiones que involucraron a más de un millón y medio de cubanos.
Son los documentos más estudiados, discutidos y rediscutidos de la historia de la Revolución, consideró Rául Castro.
Ni dogma, ni camisa de fuerza, una guía decisiva
Los documentos rectores de la actualización del modelo cubano, que discutirá la Asamblea Nacional, servirán para tomar decisiones trascendentales de cara al futuro del país.
La nación socialista, próspera y sostenible con que se sueña está ahora esbozada en esos textos, que resumen el ideario político-social de varias generaciones de cubanos comprometidos con la justicia y la equidad.
No son documentos grabados en piedra después de análisis afiebrados y dogmáticos, sino directrices concebidas en constante perfeccionamiento y diálogo con una realidad que se nos muestra cambiante tanto en el país, como en el entorno internacional.
Lo que tenemos ahora no es un dogma, ni una camisa de fuerza, sino una brújula para lo que Mariátegui llamó la creación heroica.