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Respuesta  Mensaje 1 de 243 en el tema 
De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 20/09/2006 03:03
El torturador Etchecolatz, condenado a cadena perpetua

inSurGente.- El Tribunal Oral Federal de La Plata ha condenado esta noche a cadena perpetua al que fuera comisario de la Policía de Buenos Aires, Miguel Ángel Etchecolatz (en la fotografía). La lectura del histórico fallo tuvo que ser interrumpida apenas fue conocida la sentencia porque el público presente en la sala se abalanzó sobre el represor mientras los abogados defensores huían de la misma.  La Fiscalía y las acusaciones particulares habían solicitado la pena máxima, mientras que la defensa había pedido la absolución.
 

Telam/ inSurGente.- El ex director de Investigaciones de la Policía Bonaerense, Miguel Ángel Etchecolatz, ha sido condenado esta noche a reclusión perpetua por asesinatos, detenciones ilegales y torturas, gravísimos delitos cometidos todos ellos durante la última dictadura militar.

La pena se la impuso el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, tras la lectura del veredicto  que se realizó esta noche en la Municipalidad de La Plata, donde se produjeron algunos incidentes.




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Respuesta  Mensaje 214 de 243 en el tema 
De: matilda Enviado: 23/12/2008 18:51


Ocho de los principales ex jefes militares de la Subzona 52 que tuvieron a su cargo el campo de concentración “La Escuelita” de Neuquén entre los años 1976 y 1979, fueron condenados a penas efectivas que van desde 7 a 25 años de prisión perpetua, por hallarlos culpables de los delitos de secuestro, robo, coacción, asociación ilícita y aplicación de tormentos, tanto psíquicos como físicos, agravados por ser las víctimas “perseguidos políticos”. El juicio oral y público que se llevó a cabo en el Tribunal Oral Federal de Neuquén comenzó el 20 de agosto de este año y culminó en la tarde del jueves, cuando tras la negativa de los ocho acusados a hablar en su defensa, el presidente del tribunal Orlando Coscia sorprendió a todos al leer en el mismo día el veredicto condenatorio para todos los militares acusados. Se trata del primer proceso de este tipo que se desarrolló en el sur del país y también el primero en el país que involucra a tantos represores en un banquillo de acusados. Pero la cosa no quedará allí: para el año entrante 2009 se espera en esta misma provincia la elevación a juicio de una megacausa que involucra a 25 represores que actuaron también en La Escuelita, entre ellos el conocido agente de inteligencia Raúl Guglielminetti, quien está detenido hoy en la cárcel de General Roca a la espera de este proceso.

El detalle de las condenas en la ya histórica Causa 666 de Neuquén es el siguiente: 25 años de prisión perpetua para Oscar Lorenzo Reinhold y Enrique Braulio Olea, ambos generales de brigada con los puestos de mayor autoridad en el Comando de Brigada de Montaña, de quien dependía el Batallón 181 de Neuquén, donde funcionó La Escuelita. La misma pena de 25 años de prisión le cupo al teniente coronel Mario Gómez Arenas, responsable de toda la parte de Inteligencia en la zona, con directa injerencia en el citado campo de secuestro y tortura de decenas de detenidos que fueron llevados allí.

Por el lado de Luis Alberto Farías Barrera, quien era el nexo visible con los familiares de las víctimas que poblaron La Escuelita en esos años de terror, la condena alcanza los 22 años de prisión. Mientras que para los oficiales de inteligencia Sergio Adolfo San Martín y Jorge Eduardo Molina Ezcurra, la pena alcanzó los 21 años de encierro. Finalmente el único médico imputado de haber asistido a sesiones de tortura en el propio campo de concentra ción que funcionó en las afueras de la Ciudad de Neuquén, a metros de la ruta nacional 22 y a pocos kilómetros del Aeropuerto internacional Juan Domingo Perón, tendrá que cumplir la pena de 20 años de prisión.

El único imputado de esta causa que fue beneficiado con una condena muchísimo menor que la de sus pares fue el oficial Francisco Julio Oviedo, a quien el tribunal no pudo comprobarle gran cantidad de hechos violatorios de los más elementales Derechos Humanos y por los cuales tendrá que pasar 7 años en prisión.

“Esto es una parte del triunfo de mucha gente que luchó por más de 32 años para que esto se haga realidad. Pero no es un triunfo total porque tanto a nosotros como al Poder Judicial nos falta una tarea fundamental que es el enjuiciamiento de todos los represores de Neuquén y el Alto Valle y no sólo de estos 8. Pero comenzamos otra época con estas condenas” dijo a Rebelión Noemí Labrune, militante histórica de la APDH neuquina y pilar fundamental para que este juicio se concretara como se concretó.

Por el lado de una de las partes querellantes, la abogada Ivana Dal Bianco expresó a Rebelión que “para nosotros es un paso adelante que se haya condenado a los ocho imputados, sin embargo nos parece que la pelea que dimos era por el delito de genocidio que todos ellos cometieron y eso no se ha nombrado en la condena y significa un retroceso para nosotros”: “También consideramos que una pena de 7 años a uno de estos genocidas (Oviedo) es una pena verdaderamente irrisoria, aunque al mismo tiempo nos parece importante que se mantengan las condiciones de detención a todos estos represores, es decir que cumplan sus condenas en cárcel común como se merecen y como les corresponde por lo que hicieron con nuestros Compañeros y Compañeras” agregó la otra abogada del CEPRODH Romina Szmunck, quien resaltó que “todo esto se logró por la fuerza de la movilización de las Madres de Neuquén que no bajaron los brazos y otros organismos de Derechos Humanos que dieron la pelea para que se reconozca la verdad histórica de lo que pasó en Argentina”.

Finalmente Inés Ragni, madre del único desaparecido de los 17 casos que se juzgaron en Neuquén, no dudó en decir a este diario que “estoy muy conforme porque demostramos que sin violencia se puede llegar a hacer justicia. Porque la verdad de lo que pasó en La Escuelita fue dicha por los familiares de las víctimas y por nuestros sobrevivientes. Y esa verdad vale por los 30 mil desaparecidos”: “Los 30 mil hijos nuestros nos acompañaron en este juicio ellos fueron los que nos empujaron para que aquí estemos condenando a estos y a muchos más asesinos… Y viva la justicia” culminó diciendo la madre de Oscar Alfredo Ragni, una Madre neuquina que luchó codo a codo junto al obispo Jaime Francisco De Nevares, con quien realizaron hace exactamente 32 años en Neuquén la primer marcha por los desaparecidos que se llevó a cabo en el país. Junto a su Compañera Lolín Rigoni, ambas fueron el centro de abrazos de muchísima gente que llegó para escuchar junto a ellas el veredicto condenatorio que tantos esperaban.

Con penas que van de siete a veinticinco años de prisión perpetua
El juicio por La Escuelita de Neuquén condenó a los ocho represores acusados

Elio Brat

Respuesta  Mensaje 215 de 243 en el tema 
De: Gran Papiyo Enviado: 03/04/2013 18:33
Testimonio contra los represores que actuaron en La Perla

“Sinvergüenzas, hijos de mala madre”

Lo brindó José Solanille, un peón rural que vivía a 500 metros del centro clandestino de detención cordobés. Hizo un pormenorizado relato de las atrocidades que allí se cometieron. Contó de los fusilamientos y de las fosas comunes.

Por Marta Platía
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Luciano Benjamín Menéndez se fastidió durante varios pasajes del testimonio de Solanille.

El arriero José Julián Solanille, de 83 años, sólo encontró en su vocabulario de campesino insultos y descalificaciones para retratar a los autores de las torturas y el asesinato de cientos de personas; para describir los hedores de los cuerpos quemados, las fosas repletas de cadáveres y los aullidos de los prisioneros de La Perla. Un sitio que distaba, según precisó al dar su testimonio en el juicio por los crímenes cometidos en ese centro clandestino de detención, “a unos 500 metros” de donde se encontraba su propia casa.

“A principios de 1976 –arrancó– yo vivía ahí con mi mujer y mis seis hijos ahí cerquita de la cárcel de La Perla. Desde el 24 de marzo lo que ya venía viendo empeoró: se llenó de gente la cárcel y empezaron los gritos todas las noches. Desgarradores gritos todas las noches, señor juez. Mi mujer tenía miedo, se quería ir de ahí. Pero yo no sabía dónde ir, dónde si ahí tenía trabajo. Ahí es cuando empecé a ver lo que estos atorrantes, sinvergüenzas, hijos de mala madre estaban haciendo.”

Entre los imputados, Solanille reconoció a Luciano Benjamín Menéndez, a quien dijo haberle “tenido aprecio alguna vez”, ya que le calzó uno que otro caballo; al “Nabo” Ernesto Barreiro; al “capitán (Exequiel) Acosta”, alias “Rulo”; a Pedro Vergez, alias “Vargas”, y a Luis Manzanelli.

Recordó cuándo escuchó por primera vez el apodo de Barreiro: fue por boca de la mujer de un paracaidista de apellido Baigorria. “Me acuerdo que el marido tenía un Chevy amarillo. Venían y este señor dejaba a la señora, que era muy linda, en mi casa. Una vez ella salió al campo con un termo y estaba cerquita de la cárcel. Se sentían gritos. Se escuchaban muchos gritos de chicas. Entonces los dos vimos pasar a Barreiro como a unos ocho metros. Ella me dijo entonces ‘ahí va el Nabo. Vas a ver cómo se va a acabar el griterío de las putas ésas’.”

Barreiro se rió como si hubiese escuchado el mejor de los chistes. Pero su mano izquierda lo traicionó con un movimiento hiperkinético sobre su rodilla. El otro que no pudo con su propio cuerpo fue nada menos que Menéndez. Su pose impertérrita, pétrea, sostenida durante los seis juicios que lleva por delitos de lesa humanidad, estalló en añicos durante el testimonio de Solanille: estuvo sentado de lado en su butaca, el torso hacia adelante, el pecho casi tocándole los muslos en dirección al arriero. No quiso perder palabra de lo que dijo Solanille. Se molestó y masculló insultos por lo bajo en algunos pasajes, y varias veces levantó la mano para replicar. El juez le ordenó silencio. Sólo le admitió una queja: que el declarante “no debe calificar a los represores”. Pero ni eso lo tranquilizó: Solanille lo vio al frente de un fusilamiento masivo y dio cuenta de ello.

“Estaba con otro compañero en la Loma del Torito. Habíamos visto la fosa cavada. Unos cuatro metros por cuatro. Tenían a toda la gente en dos filas. No sé, eran muchas personas. Como cien. Algunos vestidos, otros totalmente desnudos. Estaba Menéndez. El había llegado en un (Ford) Falcon blanco. Yo lo había visto. Sabía que se venía algo grande. Y ahí estaba, con su fusil. No lo vi disparar. Pero él dio la orden. La gente estaba encapuchada o vendada o tenían unos anteojos... Los que no tenían nada, los que podían ver, gritaban. Unos hasta corrieron. Pero los mataron por la espalda. Ahí nos rajamos con mi amigo. Estábamos cagados de miedo. Nos habíamos arrastrado hasta arriba de la loma, pero bajamos corriendo. Después se ve que los quemaron. Tiraron explosivos. El humo con ese olor espantoso se vino para mi casa. Era insoportable. Mi mujer y mis hijos se quejaban. Era horrible.”

Solanille contó que días después pasó por el lugar y vio que habían tapado la fosa: “Se ve que estaba muy llena, porque sobró mucha tierra”. También recordó cuando una perrita que tenía comenzó a llevar a la cucha “huesos chiquitos, cabecitas muy chiquitas...”. Allí se quebró. Se cubrió los ojos celestes con una de sus manos y sollozó: “Perdónenme abuelas, pero la perrita traía manitos, bracitos, batitas celestes y rosas...”

El ternero y los cadáveres en el pozo

Solanille recordó también la vez que uno de sus terneros cayó en un pozo y lo rescataron con otro campesino y unos soldados: “Tenía más de 18 metros. El animalito estaba parado. Pero alrededor había muchos cuerpos. Era espantoso. Salía un olor horrible. Había mucha gente muerta. Cabezas, piernas, brazos retorcidos, una chica con el pelo despeinado, para adelante... Sacamos el ternero. Un olor bárbaro tenía... Cuando volvimos después con los jueces y la Conadep, costó encontrar ese pozo, porque le habían hecho una loza de material arriba, y habían construido una casa cerca. Pero yo sé bien que ahí abajo estaba el pozo donde se cayó el ternero”.

El hombre dijo haber contado “más de doscientos pozos”, algunos grandes, otros más chicos. Todas tumbas. “Eran tumbas porque tiraban a la gente adentro y siempre sobraba tierra. A veces los enterraban tan mal que las lluvias lavaban el terreno y salían los huesos... Entonces los animales los agarraban. Los llevaban a mi rancho... Además el olor. Quemaban los pozos y, cuando había viento norte, el humo con ese olor de cristianos quemados llenaba mi casa. Con mi mujer discutíamos. Yo me había vuelto casi loco. Tanto que me fui a dormir a un rancho más adentro del campo para no tener tantos problemas. Ni una sola noche desde que vi todo eso me he podido olvidar de La Perla”, soltó. Y de nuevo los insultos “a estos vándalos, atorrantes, asesinos”.

Contó, además, de “la primera y única vez” que vio pasar un helicóptero por La Perla. “Fue el 3 de mayo de 1976. Iba a caballo y vi que tiraron como dos bolsas de papas. Eran dos chicas.”

Según Solanille, “algunas mujeres la pasaron muy mal, fueron muy maltratadas antes de que las mataran”. Dijo haber presenciado “una fiesta donde habían llevado a algunas chicas y las hacían chupar vino, se las tiraban unos con otros. Era espantoso”. Y también recordó un día que vio a “muchos jóvenes al sol, todos con los ojos vendados, las manos y los pies atados y, a un costado, llorando, a un chiquito de unos cuatro, cinco años”.

Solanille dejó casi sin preguntas a la defensa. Tan contundentes fueron sus dichos, a pesar de que, como era previsible, se intentó aducir “su pérdida de memoria por la edad”. Una afirmación que hizo sonreír a más de uno en la sala, considerando la minuciosidad de su relato.

Antes de terminar su declaración, memoró cuando una bala perdida casi lo mata a él: “Pero le dio a la yegüita en la que yo iba montado. Cuando me bajé, me manché con su sangre”. Furioso, volvió a darse vuelta y miró a los imputados. “Mire señor juez, los tengo acá, atrás, en mi espalda. Cuídeme, porque son capaces de cualquier cosa. Yo los he visto. De cualquier cosa.”

Antes de levantarse de su silla, el arriero pidió que “el juez y los periodistas” tomaran nota de algo: “Quiero decir que donde todos murieron, yo resucité. El año pasado, el 24 de marzo, cuando fui a La Perla, me infarté. Y si no fuera por los chicos de HIJOS, no estaría acá. Ellos me salvaron y no me morí por diez minutos, me dijo el médico. Emiliano Fessia (encargado de ese espacio de la Memoria) y los chicos me salvaron. Tanta gente que murió ahí y ahí yo resucité”, repitió, ya casi como para sí mismo.

Menéndez lo contemplaba, aún, doblado sobre sí mismo. La cara descompuesta, escuchando al único testigo que lo vio haciendo lo que todos saben que hizo y que el ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército no niega: dirigir y ordenar la tortura y la matanza de cientos de personas en el campo de concentración más grande que ha existido en Córdoba. El de Solanille ha sido uno de los testimonios más terribles y definitivos de los que se han escuchado en lo que va de este juicio.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 
(Gran Papiyo)       

Respuesta  Mensaje 216 de 243 en el tema 
De: Gran Papiyo Enviado: 13/05/2013 00:04

Historia del represor que se encariñó con el espía que había infiltrado en el ERP

Fue el gran titiritero del Batallón 601. Ahora sale a la luz uno de sus secretos mejor guardados: la vida y obra de su criatura más dilecta: Miguel Ángel Lasser, el hombre que por rencor se enroló en el terrorismo de Estado.  

 

 

El paradero del mayor Carlos Antonio Españadero aún era un misterio. Por motivos inexplicables, no había trascendido que este militar de 81 años –quien durante la última dictadura fue nada menos que jefe de Situación General del Batallón 601– terminó tras las rejas el 6 de septiembre de 2012 por orden de la jueza federal de Comodoro Rivadavia, Eva Parcio de Seleme, debido a su responsabilidad en la desaparición del soldado José Luís Rodríguez Diéguez. En esa misma causa también están procesados Teófilo Saa y Jorge Rafael Videla. 
En el pasado, Españadero se hacía llamar "Fernando Estevarena", "Doctor Peña" o, simplemente, "Peirano"; sus pares lo llamaban "El Viejo". Lo cierto es que aquel tipo de cabello levemente rizado, hombros caídos y edad incierta tenía una semejanza con Adolf Eichmann: era un burócrata del exterminio. Su especialidad consistía en el análisis y la valoración de informaciones que –en la etapa previa a los secuestros masivos– se basaban en denuncias, infidencias y presunciones. Aquella tarea le había permitido armar un valioso archivo con fichas sobre cientos de personas sospechadas de llevar al cabo "actividades subversivas". La mayoría fue luego capturada y conducida a las mazmorras del Ejército. 
Paralelamente, el mayor cultivaba otra de sus habilidades: la "penetración" y el "doblaje" del "enemigo". Tanto es así que desde mediados de 1974 estaba al frente de una pequeña pero auspiciosa red de agentes que él mismo había elegido y entrenado para infiltrar a las organizaciones revolucionarias. La gran estrella de su elenco fue Rafael de Jesús Ranier, alias "El Oso", un soplón que se había instalado en el ERP. Se le atribuye la entrega de medio centenar de militantes y las 53 bajas en el delatado ataque al Batallón de Monte Chingolo; además, propició la localización de casas operativas, talleres de armamento, imprentas y depósitos de propaganda, donde murieron acribilladas otros 13 militantes. 
"El Oso fue un verdadero héroe de guerra", diría Españadero, durante una entrevista con el autor de esta nota, efectuada en la confitería Los 36 Billares el 27 de mayo de 2004, cuya crónica publicó la revista Caras y Caretas en diciembre del año siguiente (ver recuadro). En la ocasión, el represor también reveló la existencia de otro espía enquistado en el ERP: Miguel Ángel Lasser, alias "Facundo". El relato del represor al respecto fue minucioso e ilustrativo, pero inacabado, ya que de esa trama él ignoraba los detalles de su estrepitoso final. Aquellos hechos y circunstancias pudieron ser reconstruidos a través de una investigación que incluyó testimonios y pruebas documentales. La historia completa de Lasser recién ahora sale a la luz. 

EL DOBLAJE. El 14 de febrero de 1975, a cinco días del inicio en Tucumán del Operativo Independencia, un pelotón de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, la milicia rural del ERP, recorría la orilla del río Viejo Pueblo. Un tal "Daniel" encabezaba la columna. A la altura del paraje Yacuchina, los insurgentes se toparon con una patrulla militar. La escaramuza fue breve, pero virulenta. Daniel alcanzó a ver de soslayo a "Tito", un estudiante tucumano, al ser atravesado por una ráfaga. Y gatilló su FAL sobre el matador, antes de que una granada lo pulverizara. Daniel, de 24 años, en realidad se llamaba Víctor Pablo Lasser. Una escuadra insurgente fue bautizada con su nombre.
Ese homenaje no mitigó la conmoción de Miguel Ángel ante la muerte de su hermano mayor. Esa granada –según dio a entender Españadero 29 años más tarde– también hizo añicos sus ideales. En ese momento, el joven se encontraba realizando tareas de apoyo al foco del ERP desde San Miguel de Tucumán. Y decidió regresar a su ciudad natal.
Había nacido el 28 de agosto de 1954 en Darregueira, un pueblo bonaerense de 4000 habitantes, situado a 30 kilómetros de La Pampa. Tercer hijo del matrimonio formado por Catalina Hoffer y Vicente Lasser, creció en un barrio de clase media. Cursó estudios primarios y secundarios en la escuela San José Obrero, un establecimiento agrotécnico, del que egresó en 1973. Dos años más tarde, convencido de que el ERP había impulsado a Víctor Pablo hacia una muerte violenta, regresaría devastado por el rencor a la casa familiar de la calle Rivadavia 169. Allí, días después, lo fue a buscar una patota del Ejército.
Sus integrantes no dudaban de que Lasser poseía datos precisos sobre la estructura del ERP; lo sorprendente fue que él, con sumo beneplácito, ofreció brindarlos. Ello fue rápidamente informado a la jefatura del Batallón 601, que ordena su inmediato traslado a Buenos Aires. 
"Lasser llegó en libertad –evocó Españadero en esa encuentro de 2004– y fue alojado en el Hotel Cosmos, sobre la calle Lima, de Constitución. Me ordenaron tomar contacto con él. No costó darme cuenta que el muchacho tenía condiciones para ser infiltrado. Disponía de 48 horas para convencerlo. Tuvimos una larga charla en el Cosmos. Yo le insistía con lo de la infiltración; él, en cambio, no estaba de acuerdo, y me dijo: 'Quiero pelear con un arma en la mano.' El chico tenía una carga de bronca. Y le dije: 'No sirve que seas un justiciero; eso no ayudará a nadie, ni a vos.' Lo convencí. El primer paso fue enviarlo a Tucumán para marcar subversivos. Cumplió. A su regreso, se me ocurrió infiltrarlo en Montoneros. Para entonces, ya había un vínculo afectivo entre nosotros. Conoció mi verdadero apellido y a mis hijos. En aquellos días manifestó su interés en hacer el servicio militar. Como ejercicio, le pedí que obtenga datos de otros conscriptos. Y cumplió."
En el legajo de Lasser –cuyo nombre de cobertura fue "Facundo"– consta que hizo el servicio militar en el Comando de Arsenales de Palermo desde el 18 de septiembre de 1975 al 16 de marzo de 1976, cuando fue dado de baja, en el último licenciamiento. Recién entonces fue subordinado orgánicamente al Grupo de Infiltración. "El chico ya estaba para las ligas mayores", evocó el mayor, con un dejo de melancolía.  
Lo cierto es que, además, "el chico" presentaba una psicología inquietante. Prueba de ello es una batería con preguntas –"inventario de intereses", según la jerga castrense– que debió completar para su ingreso. Allí, por caso, se le preguntó: "¿Tiene amigos?" La respuesta fue: "Ninguno." 
Españadero prosiguió con su relato: "Pese a mi recomendación, no lo infiltraron en Montoneros sino en el ERP. Un día, en el subte, se cruzó con un jefe de la Compañía de Monte, con grado de capitán en la estructura guerrillera. Una pieza de caza mayor. Lasser le fingiría amistad. Y se dieron una cita. Al día siguiente se encontraron en una pizzería de Corrientes y Federico Lacroze. Previamente, nos dio aviso. Y el encuentro se convirtió en una celada. El grupo de tareas lo empomó al subversivo, y Lasser se fue silbando bajito. Pero alguien lo vio."

En este punto, el relato del viejo militar fue impreciso. El tipo creía que una célula de contrainteligencia del ERP lo capturó en su domicilio, ubicado en el cuarto piso del edificio de la Avenida de Mayo 1277. Y asegura que, luego de un severísimo interrogatorio, Lasser fue ejecutado sin admitir su pertenencia al Batallón 601.  
No fue exactamente así.

AL DESCUBIERTO. Es asombroso y hasta literario como, en un punto, las versiones encajan. Y cómo, luego, la verdad se bifurca. Tras liquidar el segundo café en un bar de Congreso, Luis Mattini, el sucesor de Mario Roberto Santucho en la dirección del ERP, se refirió a ese mismo viaje en subte relatado por Españadero, en el que Lasser se encontraría con su futura víctima.
"Era el 'capitán Armando'; su nombre real: Julio Abad –reveló Mattini–. Y quedó con Lasser en una cita a concretarse en la pizzería Imperio, de Corrientes y Federico Lacroze. En el interín, 'Armando' comentó el encuentro a unos compañeros en una casa de seguridad. Al respecto, dijo que 'Facundo' estaba desenganchado y que la idea era ponerlo en circulación. 'Voy a la cita', fue lo último que dijo antes de salir. Minutos más tarde, llegó 'Matías', un compañero de contrainteligencia. 'Armando fue a encontrarse con Facundo', le dijeron. A 'Matías', entonces, lo envolvió la desesperación, y exclamó: '¡Le tendieron una trampa! ¡Facundo es un filtro!' Dicho esto, salió corriendo. Así llegó a la esquina de la cita. Pero ya era tarde. Sólo llegó a ver como a Armando lo sacaban esposado por una puerta, mientras Lasser salía tranquilamente por otra."
El secuestro se produjo el 1 de noviembre de 1976. Julio Abad sería llevado por sus captores a Tucumán; allí transitó por los centros clandestinos Nueva Baviera y Arsenal Miguel de Azcuenaga y murió tras brutales tormentos.
Se puede decir que, a partir de entonces, Españadero obró con su querido filtro de manera desaprensiva. La lógica indica que, luego del secuestro de Abad, Lasser tendría que haber sido desactivado por un tiempo. Ello no sucedió, ya que el filtro no tardó en establecer una cita con otro militante en una parada de colectivos. Esa vez la trampa fue para él. Y consistía en simular un operativo del Ejército. Para ello, se utilizaron dos Falcon verdes. En el trayecto, se cruzaron con dos móviles del Batallón 601. El saludo entre sus ocupantes fue muy cordial Lasser fue "chupado" en esas circunstancias. "¡Guerrillero hijo de puta!", le insultaron los falsos represores, al compás de unos cachetazos. "¡Paren! ¡Soy tropa propia! ¡Llamen a Españadero!", exclamó el espía. Fue su confesión. 
Tras ser sometido a juicio revolucionario, Lasser fue ejecutado. Su cadáver apareció al día siguiente en un basural de Avellaneda. 
Tal vez en el penal de Marcos Paz, Españadero pueda llegar a enterarse del verdadero final de esta añeja historia.  «

 

 

El hombre que no le daba la espalda a las ventanas

 

La cita con Españadero tuvo un comienzo accidentado. El anciano represor llegó antes de hora y, como buen agente de inteligencia, se ubicó en una mesa del fondo, dominando de ese modo el ventanal que daba a la Avenida de Mayo. Pero yo ingresé por Rivadavia. Ello le provocó un ramalazo de irritación, que se vio acentuado cuando saludé a un conocido que por casualidad estaba allí. Sin embargo, sus nervios terminaron de explotar al advertir la presencia de un fotógrafo que retrataba a una cantante de zarzuela que debutaba en el Teatro Avenida. El hombre se creyó víctima de un complot para desenmascarar su identidad. Fue difícil disuadirlo. Luego, ya calmado, abordó la figura del "Oso" Ranier.
"Era un campeón –dijo– estaba en logística del ERP, un lugar clave. Allí hizo contactos valiosísimos; estaba al tanto de los grandes operativos y se enteraba de todo. No bien llegaban sus informes, yo me ponía a trabajar. Su obra maestra fue lo de Monte Chingolo. Ya habíamos detectado una movilidad muy grande en la zona. Pero estábamos desorientados. Así fue como el 'Oso' aportó algunas puntas; entre ellas, una cita con un tal Pedro, que resultó ser nada menos que Juan Ledesma, el jefe del Estado Mayor de Santucho. Fue interrogado durante semanas y murió cantando la marcha del ERP, sin largar un solo dato. Pero en sus ropas había algunas servilletas de papel que nos llamaron la atención porque tenían anotaciones: nombre, lugares y… puentes. Esos papeles los analicé con minuciosidad; entonces, luego de cuadricular la información, me avivé de que esos puentes conducían al Batallón de Arsenales. Así supimos que el objetivo del ataque era Monte Chingolo. Pobre Oso. La idea era preservarlo. Pero no se pudo. El ERP lo ejecutó poco después."
Españadero sostuvo haber integrado el Batallón 601 entre 1970 y 1977, y se jactaba de no haber torturado jamás a nadie. "Yo sólo interrogaba. Ese era mi trabajo. En los centros de detención, me ponía detrás de un tabique y en esas condiciones trataba a la persona que debía interrogar. Sólo preparaba informes. Mi jefe tenía en claro que yo me oponía a la tortura."
Españadero también aseguró haber salvado de la muerte a muchos detenidos. Pero, por el momento, no ha encontrado a nadie que pueda confirmar eso. A la vez, insiste con que no se enriqueció con su trabajo. Dijo vivir "de prestado" en un galpón próximo al cementerio de Flores. Y que trabaja de taxista. Entonces, exhibió como prueba su raída vestimenta: "Para que usted vea que los represores no robamos." 
Pero sobre él pesa una acusación macabra: haberle cobrado 25 mil dólares al teólogo alemán Ernst Käsemann, a cambio de permitirle acceder a los restos de su hija, asesinada por los militares en 1977. Además, supo tener otra tarea: se dedicaba a recibir familiares de desaparecidos alemanes que iban a buscar ayuda a la embajada de ese país. Y, desde luego, los interrogaba, además de obtener algunas ganancias mediante la venta de informaciones falsas.
Dicen que, pese a su bajo rango, fue el cerebro del Batallón 601.
Ahora está a buen resguardo.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS  
(Gran Papiyo)       

Respuesta  Mensaje 217 de 243 en el tema 
De: Gran Papiyo Enviado: 22/10/2013 22:50
Pobrecito, teme por su propia salud. 
 
A llorar a la Iglesia, rata inmunda, y agradecé que el Estado te brinda cobertura médica ! ! ! ! 
 
Martes, 22 de octubre de 2013
Alfredo Astiz inició una causa para ser atendido en el Hospital Naval

Los lamentos del represor

Luego de que dos condenados se fugaran del Hospital Militar, se dispuso que los represores fueran atendidos en centros penitenciarios. Astiz presentó un amparo en el fuero Contencioso Administrativo. La Corte dijo que lo resuelva el Federal Criminal.

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Alfredo Astiz inició una causa en la que sostiene que la decisión del ministerio “intenta causarle la muerte”.

La Corte Suprema de Justicia rechazó un recurso presentado por la defensa del represor Alfredo Astiz para intentar que sea el fuero Contencioso Administrativo, y no el Penal, el que trate un reclamo que le efectúa al Ministerio de Defensa por la prohibición de atención médica en hospitales militares a condenados por delitos de lesa humanidad. Los ministros Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Enrique Petracchi, Juan Maqueda, Eugenio Zaffaroni y Carmen Argibay entendieron que el planteo de la abogada María Laura Bonomi, letrada del destituido marino, “no se dirige contra una sentencia definitiva o equiparable a tal”, motivo por el cual lo desestimaron.

La cuestión de competencia se originó ante un reclamo de Astiz contra la resolución 85/13 del Ministerio de Defensa que establecía la “prohibición de atención médica en hospitales militares o unidades de salud dependientes de las Fuerzas Armadas de personas condenadas penalmente o procesadas con privación preventiva de la libertad que tengan o hayan tenido estado militar”. La decisión fue tomada luego de que los militares retirados Jorge Olivera y Gustavo De Marchi se fugaran, a fines de julio, después de haber sido trasladados desde la provincia de San Juan hasta el Hospital Militar porteño, con la excusa de que debían hacerse un tratamiento. Así, estos dos represores se sumaron a los 62 que están prófugos de la Justicia, al tiempo que el Poder Ejecutivo implementaba una serie de medidas para restringir nuevas fugas.

Astiz inició una causa en la que sostiene que la decisión del ministerio “intenta causarle la muerte” y pide ser atendido en el Hospital Naval. Había alrededor de 300 amparos similares presentados por condenados por crímenes de lesa humanidad. El Ministerio de Justicia estableció que para trasladar represores sea implementado un exhaustivo informe médico a ser presentado ante la fiscalía y el juez interviniente en cada caso. En ese sentido, la prioridad será de los centros de salud del Servicio Penitenciario y los hospitales públicos.

Esta causa, en la que Astiz recibió ayer el revés de la Corte, tramitó ante el juzgado Contencioso Administrativo Nº 2 a cargo de Esteban Furnari, quien se declaró incompetente y remitió el expediente a la Justicia Federal para que decida qué juez debe intervenir, pero ello fue apelado por Bonomi, quien argumentó un supuesto “abandono de persona”. La Sala II de la Cámara del fuero –Luis Márquez, María Claudia Caputi y José Luis Castiñeira– confirmó esa sentencia y dispuso que el tema debe ser resuelto en sede penal, tal como ahora lo ratificó la Corte. “Las recomendaciones médicas relevantes, el traslado y lo referente al lugar de alojamiento son de exclusiva competencia del tribunal de ejecución”, dijo la Cámara, que agregó que “toda decisión (...) es exclusiva competencia del juez a cuya disposición se encuentra el imputado”.

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(Gran Papiyo)         

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De: Gran Papiyo Enviado: 09/11/2013 06:15
Jueves, 7 de noviembre de 2013
CASACION CONFIRMO CONDENAS Y LA ACTUACION DEL FISCAL GONELLA

Un fallo de doble importancia

La Sala IV de la Cámara de Casación ratificó las condenas a perpetua de Menéndez y otros dos represores por el asesinato de dos curas durante la dictadura. Además respaldó la actuación del fiscal subrogante Gonella.

Por Irina Hauser
Los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella, condenados a prisión perpetua.

En una misma sentencia, la Sala IV de la Cámara de Casación resolvió dos grandes asuntos: ratificó la condena a prisión perpetua de Luciano Benjamín Menéndez y otros dos represores por el asesinato de los curas Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville con la complicidad de la jerarquía eclesiástica durante la última dictadura y, a su vez, convalidó la actuación en el caso como fiscal subrogante de Carlos Gonella, duramente cuestionado no sólo en este expediente, sino por su designación inicial también como interino al frente de la procuraduría antilavado (Procelac). Por ser un fallo del máximo tribunal penal del país, empieza a zanjar la polémica alrededor de los nombramientos de fiscales sustitutos y ad hoc por la que incluso fue denunciada penalmente la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó.

Los defensores de Menéndez, ex jefe del III Cuerpo de Ejército, y de los otros dos condenados a perpetua por crímenes de lesa humanidad, el vicecomodoro Luis Fernando Estrella y el ex comisario Domingo Benito Vera, habían pedido la nulidad de la sentencia con que fueron condenados este año por un tribunal oral en La Rioja basándose, entre otras cosas, en la intervención supuestamente irregular de Gonella como subrogante y de Gustavo Romero como fiscal ad hoc. Esta ha sido una estrategia muy utilizada por los abogados de represores para frenar u obstaculizar las causas por crímenes cometidos en el terrorismo de Estado.

Esos intentos por complicar la actuación de los fiscales son tema de preocupación en el comité contra las desapariciones forzadas, en Ginebra, que se encuentra evaluando a la Argentina. Uno de los representantes dijo que el comité “ha tomado nota de la importancia que ha tenido la organización del Ministerio Público en el impulso de las investigaciones por desapariciones forzadas a través de la creación de una oficina de coordinación y unidades especiales”. A la vez preguntó por las posibles consecuencias de una reciente resolución de la Cámara Federal de Salta, que abrió una grieta cuando a pedido de Carlos Pedro Blaquier, dueño del Ingenio Ledesma acusado de 29 secuestros ocurridos en 1976, decidió apartar al fiscal ad hoc Pablo Pelazzo por considerar ilegal su designación en ese cargo.

En la misma línea insiste en el fuero federal porteño el fiscal Guillermo Marijuán, quien acusa a Gils Carbó por estos nombramientos. Quienes impulsan las denuncias invocan un fallo de la Corte Suprema que este año declaró ilegal la designación de una secretaria como fiscal subrogante ante el propio tribunal, pero que dio por válidas todas sus decisiones previas y refrendó el sistema de suplencias y auxiliares.

Los fundamentos de la sentencia del caso del asesinato de los curas De Dios Murias y Longueville se conocieron en febrero de este año y tienen la particularidad de hablar en forma taxativa de la connivencia de la Iglesia con el régimen dictatorial y de advertir que “persiste” en la actualidad una “actitud reticente de las autoridades eclesiales y miembros del clero al esclarecimiento de los crímenes” de lesa humanidad. Los religiosos fueron secuestrados el 18 de julio de 1976 por hombres que se presentaron con credenciales policiales, los subieron a un Falcon y enseguida, a la media hora aproximadamente, fueron ejecutados. Los fiscales Gonella y Romero participaron como apoyo de la fiscalía titular en el juicio contra Menéndez, Estrella y Vera como coautores “mediatos” de los crímenes. Una de las historias que atravesó este juicio fue la del asesinato del obispo riojano Enrique Angelelli, ya que cuando lo mataron en un supuesto accidente automovilístico llevaba documentación con datos y antecedentes sobre el homicidio de Dios Murias y Longueville que fue rescatada y utilizada como prueba. Esta semana, casualmente, comenzó el juicio por el asesinato de Angelelli.

El fallo de la Cámara de Casación, que confirma las condenas a prisión perpetua, respalda la actuación de Gonella, designado como subrogante durante la gestión del ex procurador Esteban Righi, y de Romero, como ad hoc. La resolución evita entrar en grandes consideraciones, pero el resultado es que valida todo lo hecho por ellos, al igual que sus designaciones y el régimen que dio lugar a ellas. Los jueces Mariano Borinsky y Juan Gemignani sostuvieron que los defensores no demostraron ningún “perjuicio” por esa actuación y que en virtud de disposiciones de la Corte Suprema corresponde “convalidar lo actuado”. El camarista Gustavo Hornos, en un voto algo más específico, explicó que los nombramientos se hicieron respetando la Ley de Ministerio Público. En el caso de Gonella, que era secretario, su nombre figuraba en una lista de posibles subrogantes y, dijo Hornos, cumplía las previsiones legales. El argumento con que se suele impugnar a los subrogantes es que no tienen acuerdo (del Senado y aprobación del Ejecutivo) que los designe como fiscales.

El fiscal de Casación Javier De Luca, quien había intervenido en el expediente en defensa de los fiscales y el sistema de subrogancias y ad hoc, rescató que “lo importante del fallo es que afirma que no hay ninguna ilegalidad en las designaciones, ni menos un delito”. Es un antecedente importante, que podría terminar desactivando otras denuncias, como la que impulsa Marijuán contra Gils Carbó y el propio Gonella.

Un comunicado de la Procuración General dice que “esta oportuna intervención del máximo tribunal penal del país determina que se ponga fin a los intentos por producir un colapso del sistema de administración de Justicia federal que en buena parte se sostiene –tanto en los Ministerios Públicos como en el Poder Judicial– con la actuación de magistrados subrogantes y ad hoc”.

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(Gran Papiyo)      

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De: Gran Papiyo Enviado: 29/04/2014 03:44
Lunes, 28 de abril de 2014

Interpol detuvo al capellán militar Aldo Omar Vara

El fiscal federal de Bahía Blanca, Miguel Palazzani, confirmó que el prófugo, de 80 años, "estaba siendo buscado hacía un año en Brasil y Paraguay" desde que se fugara del país cuando comenzó el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Batallón de Comunicaciones 181 durante la última dictadura cívico militar.

El excapellán, quien en 1999 había reconocido la práctica de las torturas en el centro clandestino La Escuelita y haber visto las secuelas de la picana en el cuerpo de jóvenes secuestrados en el Batallón de Comunicaciones 181, fue detenido por Interpol en Ciudad del Este y trasladado a Asunción (Paraguay).

Vara era buscado desde el 6 de agosto de 2013 y en diciembre de ese año el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos ofreció una recompensa de 100.000 pesos para quien aportara datos para ubicar al cura acusado de delitos de ser cómplice de secuestros, torturas y desapariciones. El sacerdote, que se desempeñó como capellán auxiliar en el Comando V del Ejército de Bahía Blanca, entre 1971 y 1979, tenía pedido de captura por los delitos de privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia; homicidio agravado por alevosía en concurso de tres personas por lo menos y homicidio y desaparición forzada e imposición de tormentos.

En el primer juicio a represores en Bahía Blanca, el tribunal había pedido que se investigue la participación de Vara en los centros clandestinos y dentro del ámbito del V Cuerpo. La fiscalía así lo hizo y pidió la detención e indagatoria del cura, pero el juez Santiago Martínez denegó las medidas solicitadas hasta que la decisión fue apelada por fiscalía y revocada por la Cámara Federal quien dictó finalmente la detención e indagatoria del sacerdote que hasta hoy se encontraba prófugo.

Uno de los casos más resonantes que figuran en la investigación contra Vara es el de "Los Chicos de la Enet". En diciembre de 1976, un grupo de estudiantes secundarios fueron secuestrados y recibieron tormentos en el centro clandestino de detención "La Escuelita". Ya en democracia, las víctimas relatarían que el religioso "nos llevaba la palabra de Dios, pero cuando le contábamos lo que nos estaban haciendo se quedaba en silencio".

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 
(Gran Papiyo)         

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De: Gran Papiyo Enviado: 12/06/2014 14:40
Jueves, 12 de junio de 2014
LA DECLARACION INDAGATORIA DE AGUSTIN BOTTINELLI, EX DIRECTOR DE PARA TI

Un periodista al servicio de la dictadura

Bottinelli compareció ayer por la entrevista apócrifa a la ex detenida-desaparecida Thelma Jara de Cabezas que en 1979 publicó la revista de Atlántida. Le echó la culpa al fallecido Aníbal Vigil, uno de los dueños de esa editorial.

Por Gustavo Veiga
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Thelma Jara de Cabezas lleva treinta años reclamando justicia por este caso.

Agustín Bottinelli es un periodista que quizá pase inadvertido por su nombre, pero no por el delito que se le imputa. A los 65 años, ayer ingresó acompañado por un defensor oficial a los tribunales de Comodoro Py. Había conseguido postergar su declaración indagatoria hasta que se vio obligado a comparecer para responder por el papel que cumplió durante la última dictadura. Sus dilaciones procesales agregaron años a los años de una causa donde se investiga si le cabe responsabilidad penal al ex editor de la revista Para Ti, la publicación de Editorial Atlántida, por una entrevista apócrifa a la ex detenida-desaparecida Thelma Jara de Cabezas.

El periodista, un hombre de 30 años cuando conducía la revista, declaró que desconocía lo que sucedía en la Argentina para la época del reportaje fingido titulado “Habla la madre de un subversivo muerto”, y que salió en el número 2983 del 10 de septiembre de 1979. Además, deslindó responsabilidades sobre su publicación y se las atribuyó al fallecido Aníbal Vigil, uno de los dueños de Atlántida. Pidió también medidas probatorias para su defensa, como que el Juzgado Federal Nº 12 a cargo de Sergio Torres cite a declarar a los periodistas Mario Mactas y a la jefa de redacción de Para Ti, Lucrecia Gordillo, además de a otros integrantes del staff.

Jara de Cabezas lleva treinta años reclamando justicia por este caso. Es la madre de Gustavo, su hijo de 17 años secuestrado y desaparecido el 10 de mayo de 1976 en una plaza de Martínez. En 1984 presentó su primera denuncia contra los responsables civiles de la maniobra pergeñada junto a los grupos de tareas de la ESMA, donde estuvo detenida.

La entrevista adulterada se la realizó un tal Américo Cerritti, en una confitería de Figueroa Alcorta y La Pampa, en el barrio del Bajo Belgrano. La habían sacado antes del centro clandestino de la Armada vigilada por una patota que lideraba el represor Ricardo Miguel Cavallo.

Le hicieron decir en la nota publicada en 1979, cuando Jara de Cabezas estaba secuestrada, que las madres argentinas “estén alertas, que vigilen de cerca a sus hijos. Es la única forma de no tener que pagar el gran precio de la culpa, como estoy pagando por haber sido tan ciega, tan torpe”. Esta adulteración de los hechos daba pie al remate de la entrevista donde se le preguntaba a la detenida-desaparecida:

–¿En quién confía hoy?

–En Dios.

–¿Qué le pide hoy a Dios?

–Que no haya más madres desesperadas ni chicos equivocados.

Pablo Llonto, el abogado de la querella, le dijo a Página/12 después de la indagatoria a Bottinelli: “Es la primera vez que un periodista es imputado por su participación en un delito de lesa humanidad a causa de actos que formaron parte del plan de exterminio; en este caso, un reportaje falso. Se abre así un nuevo andarivel en la búsqueda de los responsables civiles del terrorismo de Estado. Los medios de comunicación y muchos de los periodistas que dirigían las revistas de Editorial Atlántida y otros medios hegemónicos como La Nación, La Razón, Clarín y de distintas provincias, cumplieron el rol de activos agentes de operaciones psicológicas concertadas con los servicios de inteligencia de las tres fuerzas, la policía, los gendarmes y la prefectura”.

Jara de Cabezas fue forzada a conceder más de una nota falsa. El periódico uruguayo News World de la secta Moon le realizó una entrevista, presuntamente en Uruguay, publicada el 22 de agosto de 1979 y que Para Ti citó como antecedente de lo que significaba “un testimonio esclarecedor y tremendo que descubre los métodos de la subversión”. La mujer, ex secretaria de la Organización de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, lejos de convalidar la adulteración, se presentó ante la Justicia en 1984 y contó que su supuesta estadía en Montevideo había consistido en que la sacaron de la ESMA y le “hicieron fotografías en zonas de Buenos Aires, colocándose a mis espaldas carteles falsos que indicaban que estaba en Uruguay”.

En la querella contra los integrantes del directorio de Atlántida, se formula que “estaban en conocimiento de la preparación y elaboración del reportaje y de otras notas sobre lo que sucedía en la ESMA y otros centros clandestinos de detención”. Bottinelli no era una pieza menor en ese entramado. Con los años se alejó del grupo Vigil. Se desempeñó en el diario La Prensa y como corresponsal desde Buenos Aires de un diario de León, España.

Daniel Cabezas, también hijo de Thelma y hermano mayor de Gustavo, le dijo a Página/12: “Hace dos años esperábamos que este momento se concretara. Para toda la familia ha sido muy importante la continuidad de la causa, porque estaba muy frenada. La indagatoria al jefe de redacción de Para Ti para nosotros comprueba que la dictadura necesitó de colaboradores civiles como Bottinelli. Al margen de lo que pueda decir la Justicia, mi madre fue víctima de un operativo de prensa de la Editorial Atlántida, y su revista. Quiero decir sobre todo que ella no concedió un reportaje, jamás dio esa entrevista que publicaron en 1979”.

Llonto aspira a que el periodista “sea procesado, porque además ésta es una de las causas judiciales más antiguas que hay en la Argentina y Thelma merece que tanto esfuerzo de lucha por la verdad y la justicia se consagre lo más pronto posible con un juicio oral”. El juez Torres tiene ahora diez días hábiles para decidir la situación del ex editor de Para Ti.

 
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(Gran Papiyo)            

Respuesta  Mensaje 221 de 243 en el tema 
De: Margarita Enviado: 12/06/2014 14:59
En España quedan TODOS.
 
 

Respuesta  Mensaje 222 de 243 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 12/06/2014 19:29

Un juez citó a declarar al arzobispo Garlatti

10/06/2014 12:59 Lo acusan de encubrir al excapellán Vara mientras estaba prófugo.

para La Nueva
 
 
  
 

   El juez federal Álvaro Coleffi citó a declarar para mañana al arzobispo de Bahía Blanca, Guillermo Garlatti, acusado de encubrir al capellán del Ejército Aldo Vara mientras se encontraba prófugo.

   Vara murió mientras esperaba su extradición en Paraguay, donde fue detenido el 28 de abril. Era buscado desde el 6 de agosto de 2013 acusado de delitos de lesa humanidad en el ámbito del Comando V Cuerpo del Ejército.

   Los fiscales José Nebbia y Miguel Palazzani habían denunciado a fines de abril a Garlatti por financiar al excapellán durante los meses que estuvo prófugo

   El juez Coleffi también citó al empresario inmobiliario Leopoldo Bochile, exapoderado de Vara. (Canal 7)


Respuesta  Mensaje 223 de 243 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 12/06/2014 19:30

Juicio V Cuerpo Ejército Bahía Blanca

Cobertura Periodística de los juicios orales por delitos de lesa humanidad cometidos bajo control operacional del Comando V Cuerpo de Ejército y la Base Naval de Puerto Belgrano y las causas en instrucción contra el Terrorismo de Estado y la Triple A.

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Más sobre indagatorias a Garlatti y Bochile

bochile efemedelacalle

Se negó a declarar. Leopoldo Bochile detrás de su hijo y acompañado por Rubén Diskin, el defensor que comparte con Massot.

(fiscales.gob.ar/ Foto: FM De la Calle) Guillemo Garlatti prestó declaración durante más de cuatro horas ante el juez Coleffi. Afirmó que no tenía relación fluida con el sacerdote prófugo porque no compartían la misma corriente de pensamiento en la Iglesia. A su turno, el apoderado de Vara, Leopoldo Bochile, se negó a declarar.

El arzobispo de Bahía Blanca Guillermo José Garlatti negó hoy que conociera el paradero del recientemente fallecido ex capellán Aldo Vara mientras estuvo prófugo durante ocho meses de la justicia federal de esa ciudad por su participación en crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura.

Garlatti declaró ante el juez Federal subrogante Álvaro Coleffi en el marco de la causa que lo tiene imputado por encubrimiento agravado, dado que por la documentación recogida durante la pesquisa que dirigieron los representantes del Ministerio Público se presume que prestó ayuda a Vara durante el tiempo en el que estuvo prófugo, hasta que fue hallado por Interpol el 28 de abril pasado en Ciudad del Este, Paraguay.

En efecto, durante la investigación la fiscalía pudo comprobar que el sacerdote cobró durante todo ese período un beneficio jubilatorio que se hacía efectivo a través de la Curia local y mediante la participación del apoderado de Vara, Leopoldo Bochile, quien a continuación de Garlatti se negó a declarar.

En lo sustancial, el arzobispo señaló que desconocía el paradero de Vara y apuntó que la Curia de Ciudad del Este “no dice la verdad” cuando informa que el prófugo estaba allí con su autorización. Garlatti, además, dijo que nunca había tenido “relación fluida” con el ex capellán porque -indicó- ambos “tenían corrientes de pensamiento diferente dentro de la misma iglesia”.

En ese sentido, ratificó los términos de la carta que envió a los organismos de derechos humanos bahienses en noviembre pasado, en la que daba cuenta que desconocía el paradero del sacerdote prófugo. Fiscales pudo reconstruir lo sucedido en la audiencia en base al relato de la fiscal General ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Bahía Blanca, María Cristina Manghera de Marra, quien participó de las indagatorias en reemplazo de los fiscales de instrucción, Antonio Castaño, y de cámara, Alejandro Cantaro, ambos con licencia. Los dos, en diferentes oportunidades, habían solicitado la indagatoria de ambos imputados.

Según señaló la fiscal, durante la audiencia el arzobispo primero escuchó la imputación y los elementos probatorios que le expuso el juez Coleffi y luego comenzó una larga exposición, a la que siguieron varias preguntas.

La declaración, que comenzó antes de las 8:30, culminó recién a las 12:30. A esa hora, inició la breve audiencia de Bochile, quien se acogió a su derecho de negarse a declarar por consejo de su abogado defensor. Entre otros elementos de prueba, el juez expuso a este imputado el mandato que le había dejado Vara para la venta de una casa y para el mantenimiento de la sepultura de su madre.


Respuesta  Mensaje 224 de 243 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 12/06/2014 19:32

Los pecados del arzobispo

El titular de la arquidiócesis de Bahía Blanca aseguró ante el juez que desconocía el paradero del cura prófugo y que el obispo de Ciudad del Este mintió cuando lo responsabilizó. Su abogado también desligó a Garlatti del pago mensual que recibía Vara.

El arzobispo de Bahía Blanca, Guillermo Garlatti, imputado por encubrir al ex capellán militar Aldo Vara mientras estuvo prófugo de la Justicia, prestó ayer declaración indagatoria durante cuatro horas ante el juez federal Alvaro Coleffi. Según informó el Ministerio Público, Garlatti negó conocer el paradero del fallecido Vara, dijo no haber tenido una relación fluida porque pertenecían a “corrientes de pensamiento diferentes dentro de la misma Iglesia” y afirmó que la diócesis de Ciudad del Este mintió cuando informó que había recibido a Vara “a pedido de su obispo”. “No dice la verdad”, declaró Garlatti en referencia al comunicado difundido por el obispo esteño Rogelio Livieres Plano luego de que Interpol encontrara y detuviera al prófugo en Paraguay. El empresario inmobiliario Leopoldo Bochile, quien fuera apoderado del ex capellán del Ejército imputado por delitos de lesa humanidad, se negó a declarar.

Garlatti llegó al juzgado pasadas las 8.10 junto a su abogado Héctor Bertoncello. Escuchó la acusación y las pruebas en su contra, que le expuso el juez Coleffi, y luego comenzó una larga exposición a la que siguieron varias preguntas, informó el Ministerio Público, que estuvo representado por la fiscal María Cristina Manghera de Marra.

“Me van a perdonar, pero no voy a hacer por el momento ninguna declaración. Discúlpenme, ya se van a enterar de todo en su momento”, dijo ante los periodistas locales al salir del juzgado, a las 12.30. “Estoy muy tranquilo e hice todo lo que tenía que hacer, dije todo lo que tenía que decir. Que dios los bendiga”, agregó antes de subirse a un auto.

Según su defensor, Garlatti se explayó sobre “el gravísimo conflicto que tuvo con Vara en Mendoza, en (la congregación de) el Verbo Encarnado, que responde a una ideología de ultraderecha, situación que inclusive lo llevó a ir varias veces a Roma”. “Nosotros acompañamos notas donde Vara lo atacaba gravemente a Garlatti, estamos hablando del año 2001, antes de que fuera nombrado obispo. Es más, fue con el hoy Papa, el por entonces cardenal Bergoglio, a Roma, a puntualizar las disidencias con este tema porque de acuerdo con lo que dijo el arzobispo, esa agrupación tenía un seminario y captaba a chicos para ser seminaristas –por ejemplo en Bahía Blanca– y no les avisaba a los padres, una situación de mucha seriedad”, manifestó Bertoncello, quien dijo confiar “totalmente en que Garlatti es inocente”.

Consultado sobre el Fondo de Solidaridad que cobraba mensualmente Vara, el abogado aseguró que “no era el obispo” quien lo pagaba. “No sé quién le entregaba la plata a Vara. Se sabía que había un apoderado, pero el poder por escribano no existía, sólo una nota que le dejó a Rómulo García, el antecesor de Garlatti”, declaró Bertoncello. “Se hizo hincapié sobre algunas notas y las formas en que un sacerdote se va de una diócesis, temas de derecho canónico como por ejemplo a quién se pide autorización para irse”, explicó. “Nosotros ofrecimos también pruebas y, con respecto al tema del dinero, es un fondo fiduciario que se maneja desde Buenos Aires”, agregó. En cuanto a la tranquilidad mostrada por su defendido, dijo que el arzobispo “es una persona demasiado tranquila para la situación que vive” y confesó que “yo en una situación como ésta no estaría con esa tranquilidad”.

En segundo turno se presentó el empresario Bochile, quien por consejo de su abogado hizo uso de su derecho a guardar silencio. Bochile era el apoderado de Vara y cobraba en su nombre un beneficio jubilatorio, incluso durante los ocho meses que el ex capellán estuvo escondido en una parroquia de Ciudad del Este. El empresario, titular de Bochile Inmobiliaria en Bahía Blanca, es defendido por el abogado Rubén Diskin, quien defiende a su vez a varios militares imputados por crímenes de lesa humanidad y al director del diario La Nueva Provincia, Vicente Massot. Bochile se retiró acompañado por su hijo y por Diskin, sin hacer declaraciones.

Garlatti conduce la diócesis de la que dependía Vara, quien a poco del comienzo del primer juicio por delitos de lesa humanidad en Bahía Blanca decidió mudarse a Paraguay y fue acogido en una parroquia de Ciudad del Este “a pedido de su obispo”, según informó Livieres Plano y desmintió ayer Garlatti. De la investigación del Ministerio Público surge que el arzobispado continuó pagándole un beneficio jubilatorio al capellán mientras estaba prófugo, al tiempo que omitía aportar ese dato y decía desconocer su paradero ante los requerimientos del juez Coleffi. Tanto el Vaticano como la Conferencia Episcopal Argentina y los arzobispados de Mendoza, San Rafael, La Plata y Bahía Blanca dijeron desconocer el paradero de Vara. Garlatti agregó que Vara no había elevado ninguna solicitud para trasladarse al exterior y omitió decir que seguía cobrando el Fondo de Solidaridad por medio de su apoderado.


Respuesta  Mensaje 225 de 243 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 12/06/2014 19:32

Respuesta  Mensaje 226 de 243 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 12/06/2014 19:50

Ordenan autopsia para conocer la causa del fallecimiento del ex capellán Aldo Vara

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aldo varaMientras cumplía arresto en Paraguay, a la espera de ser enviado al país, el sacerdote acusado por delitos de lesa humanidad apareció muerto a los 80 años. “Vara murió impune y fue apañado por la Iglesia Católica hasta el momento de su muerte”, lamentó la agrupación HIJOS. Por su encubrimiento está imputado el arzobispo de Bahía Blanca, Guillermo Garlatti. 

El sacerdote Aldo Vara, imputado por delitos de lesa humanidad como capellán militar en Bahía Blanca durante la última dictadura, murió el martes a los 80 años en Ciudad del Este, Paraguay, donde cumplía arresto parroquial a la espera de su extradición. “Vara murió impune”, lamentó la agrupación HIJOS de Bahía Blanca, y recordó que “fue apañado por la Iglesia Católica hasta el momento de su muerte”. El ex capellán, que prestó servicios al terrorismo de Estado con jerarquía de capitán, estuvo prófugo durante ocho meses, hasta que Interpol lo encontró el 28 de abril en una parroquia de Ciudad del Este. Por su encubrimiento está imputado el arzobispo de Bahía Blanca, Guillermo Garlatti, quien le siguió pagando mes a mes una especie de retiro pese a que era público que Vara tenía pedido de captura y el Estado ofrecía una recompensa para ubicarlo. El fiscal general Alejandro Cantaro pidió la indagatoria de Garlatti, escrito que descansa desde hace semanas en manos del juez federal subrogante Santiago Ullpiano Martínez, el mismo que no había encontrado “elementos suficientes” para imputar al capellán. Garlatti “debe declarar y defenderse y decir lo que tenga que decir”, destacó el fiscal Cantaro la semana pasada.

Medios paraguayos informaron que “poco después de las 19.30, Vara fue encontrado muerto en su habitación en la Parroquia Virgen del Rosario, del barrio Pablo Rojas de Ciudad del Este”, la misma donde vivió escondido de la Justicia. “Fue socorrido hasta la Clínica Santa Lucía”, aunque “llegó sin signos de vida”, agregaron, según informó el periódico Página/12. Luego de que trascendiera la noticia, el fiscal Miguel Palazzani informó por una red social que “el juez federal Alvaro Coleffi y el Ministerio Público promovemos trámites de identificación y averiguación de las causas del fallecimiento”. Hasta anoche, sin embargo, no habían recibido una notificación oficial de la muerte del acusado. Fuentes de Interpol informaron que se interrumpió el velorio para realizar la autopsia pedida por la Justicia argentina. La diócesis de Ciudad del Este, que en su momento intentó justificar el cobijo al prófugo en que no tenía “sanción canónica”, difundió ayer a la tarde un comunicado en el que sugirió que “a los fines de constatar fehacientemente las razones naturales (sic) del fallecimiento se ha solicitado al Ministerio Público la realización de la correspondiente autopsia”. Minutos después borraron la explicación sobre “las razones naturales” y para evitar suspicacias la reemplazaron por la frase “como es habitual en estos casos”.

“El cura Vara murió impune y era el único religioso que aún vivía de los que tuvieron participación junto a los represores en Bahía Blanca”, recordó HIJOS, y mencionó los casos del “ex arzobispo Jorge Mayer, que llegó a bendecir medallas de torturadores hoy condenados; su segundo, Emilio Ogñenovich, quien justificó que “los profetas de una moral sin Dios están recogiendo las consecuencias lógicas”, y Dante Vega, el capellán del Cuerpo V. Vara “fue apañado por la Iglesia Católica hasta el momento de su muerte y tuvo ayuda de su apoderado, el empresario bahiense Leopoldo Bochile, quien le cobraba un subsidio en el tiempo que estuvo prófugo”, destacó. “La mayoría de nuestros abuelos murieron sin poder ver este proceso de justicia. No queremos que haya más genocidas muertos sin juicio ni castigo, por eso reiteramos nuestro pedido a la Justicia de que realice su trabajo con celeridad atendiendo al significado y magnitud que tienen los juicios de lesa humanidad en el marco del genocidio”, agregó.

Hace un mes, se informó sobre el encubrimiento del arzobispado bahiense, que aseguraba desconocer el paradero del prófugo mientras le pagaba por medio de un apoderado. A partir de la denuncia de los fiscales Palazzani y José Nebbia, se inició una causa que derivó en el allanamiento de la Curia y de la casa del apoderado, y en el pedido de indagatorias de Garlatti y Bochile. “Objetivamente hemos entendido que deben ser indagados”, explicó el fiscal Cantaro. “Si alguien cobra una jubilación o un aporte por otro y se lo gira, alguien sabe dónde está el tipo”, agregó. Teniendo en cuenta los antecedentes del juez Martínez, que se negó a citar a indagatoria a Vara y al director del diario La Nueva Provincia, Vicente Massot, el fiscal aclaró que “si la resolución fuera adversa y no tuviese fundamento intentaríamos recurrir a la Cámara de Apelaciones para revertirla”.

 


Respuesta  Mensaje 227 de 243 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 12/06/2014 22:18

EL PAIS › LA DECLARACION INDAGATORIA DE AGUSTIN BOTTINELLI, EX DIRECTOR DE PARA TI

Un periodista al servicio de la dictadura

Bottinelli compareció ayer por la entrevista apócrifa a la ex detenida-desaparecida Thelma Jara de Cabezas que en 1979 publicó la revista de Atlántida. Le echó la culpa al fallecido Aníbal Vigil, uno de los dueños de esa editorial.

 Por Gustavo Veiga

Agustín Bottinelli es un periodista que quizá pase inadvertido por su nombre, pero no por el delito que se le imputa. A los 65 años, ayer ingresó acompañado por un defensor oficial a los tribunales de Comodoro Py. Había conseguido postergar su declaración indagatoria hasta que se vio obligado a comparecer para responder por el papel que cumplió durante la última dictadura. Sus dilaciones procesales agregaron años a los años de una causa donde se investiga si le cabe responsabilidad penal al ex editor de la revista Para Ti, la publicación de Editorial Atlántida, por una entrevista apócrifa a la ex detenida-desaparecida Thelma Jara de Cabezas.

El periodista, un hombre de 30 años cuando conducía la revista, declaró que desconocía lo que sucedía en la Argentina para la época del reportaje fingido titulado “Habla la madre de un subversivo muerto”, y que salió en el número 2983 del 10 de septiembre de 1979. Además, deslindó responsabilidades sobre su publicación y se las atribuyó al fallecido Aníbal Vigil, uno de los dueños de Atlántida. Pidió también medidas probatorias para su defensa, como que el Juzgado Federal Nº 12 a cargo de Sergio Torres cite a declarar a los periodistas Mario Mactas y a la jefa de redacción de Para Ti, Lucrecia Gordillo, además de a otros integrantes del staff.

Jara de Cabezas lleva treinta años reclamando justicia por este caso. Es la madre de Gustavo, su hijo de 17 años secuestrado y desaparecido el 10 de mayo de 1976 en una plaza de Martínez. En 1984 presentó su primera denuncia contra los responsables civiles de la maniobra pergeñada junto a los grupos de tareas de la ESMA, donde estuvo detenida.

La entrevista adulterada se la realizó un tal Américo Cerritti, en una confitería de Figueroa Alcorta y La Pampa, en el barrio del Bajo Belgrano. La habían sacado antes del centro clandestino de la Armada vigilada por una patota que lideraba el represor Ricardo Miguel Cavallo.

Le hicieron decir en la nota publicada en 1979, cuando Jara de Cabezas estaba secuestrada, que las madres argentinas “estén alertas, que vigilen de cerca a sus hijos. Es la única forma de no tener que pagar el gran precio de la culpa, como estoy pagando por haber sido tan ciega, tan torpe”. Esta adulteración de los hechos daba pie al remate de la entrevista donde se le preguntaba a la detenida-desaparecida:

–¿En quién confía hoy?

–En Dios.

–¿Qué le pide hoy a Dios?

–Que no haya más madres desesperadas ni chicos equivocados.

Pablo Llonto, el abogado de la querella, le dijo a Página/12 después de la indagatoria a Bottinelli: “Es la primera vez que un periodista es imputado por su participación en un delito de lesa humanidad a causa de actos que formaron parte del plan de exterminio; en este caso, un reportaje falso. Se abre así un nuevo andarivel en la búsqueda de los responsables civiles del terrorismo de Estado. Los medios de comunicación y muchos de los periodistas que dirigían las revistas de Editorial Atlántida y otros medios hegemónicos como La Nación, La Razón, Clarín y de distintas provincias, cumplieron el rol de activos agentes de operaciones psicológicas concertadas con los servicios de inteligencia de las tres fuerzas, la policía, los gendarmes y la prefectura”.

Jara de Cabezas fue forzada a conceder más de una nota falsa. El periódico uruguayo News World de la secta Moon le realizó una entrevista, presuntamente en Uruguay, publicada el 22 de agosto de 1979 y que Para Ti citó como antecedente de lo que significaba “un testimonio esclarecedor y tremendo que descubre los métodos de la subversión”. La mujer, ex secretaria de la Organización de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, lejos de convalidar la adulteración, se presentó ante la Justicia en 1984 y contó que su supuesta estadía en Montevideo había consistido en que la sacaron de la ESMA y le “hicieron fotografías en zonas de Buenos Aires, colocándose a mis espaldas carteles falsos que indicaban que estaba en Uruguay”.

En la querella contra los integrantes del directorio de Atlántida, se formula que “estaban en conocimiento de la preparación y elaboración del reportaje y de otras notas sobre lo que sucedía en la ESMA y otros centros clandestinos de detención”. Bottinelli no era una pieza menor en ese entramado. Con los años se alejó del grupo Vigil. Se desempeñó en el diario La Prensa y como corresponsal desde Buenos Aires de un diario de León, España.

Daniel Cabezas, también hijo de Thelma y hermano mayor de Gustavo, le dijo a Página/12: “Hace dos años esperábamos que este momento se concretara. Para toda la familia ha sido muy importante la continuidad de la causa, porque estaba muy frenada. La indagatoria al jefe de redacción de Para Ti para nosotros comprueba que la dictadura necesitó de colaboradores civiles como Bottinelli. Al margen de lo que pueda decir la Justicia, mi madre fue víctima de un operativo de prensa de la Editorial Atlántida, y su revista. Quiero decir sobre todo que ella no concedió un reportaje, jamás dio esa entrevista que publicaron en 1979”.

Llonto aspira a que el periodista “sea procesado, porque además ésta es una de las causas judiciales más antiguas que hay en la Argentina y Thelma merece que tanto esfuerzo de lucha por la verdad y la justicia se consagre lo más pronto posible con un juicio oral”. El juez Torres tiene ahora diez días hábiles para decidir la situación del ex editor de Para Ti.


Respuesta  Mensaje 228 de 243 en el tema 
De: SadCharlotte28 Enviado: 13/06/2014 16:17

Yo aspiro a que eso mismito se haga también en Cuba, claro nosotros los cubanos sabemos que el tirano morirá con las botas puestas como lo hizo Franco.Pero los cómplices de sus crímenes deben pagar ante la justicia.



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