1 pollo de corral
2 limones confitados (se venden en
tiendas de comida árabe; si no,
limones normales)
100 gr. de almendras crudas
100 gr. de dátiles
16 cebollitas (o un par de cebollas
medianas)
6 dientes de ajo
200 ml. de caldo de pollo sin sal
(si no, agua)
1 cucharada de comino en grano
1 cucharadita de pimentón
1 cucharadita de tomillo seco
2 cucharadas de miel
Aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta
Preparación
Precalentar el horno a 180 grados.
Mezclar la miel en un bol con el
comino, el pimentón, el tomillo, 2
cucharadas de aceite de oliva,
pimienta negra y una pizca de sal.
Poner el pollo en una fuente de horno
y pintarlo bien con la mezcla anterior.
Partir cada limón en cuatro trozos y
ponerlos en la fuente pegados al pollo
(también se pueden meter den
tro del pollo; yo no lo hice porque
estaba muy bien atadito). Añadir a la
fuente las cebollitas o las cebollas
cortadas en gajos, los dátiles, las
almendras y los dientes de ajo sin
pelar, y mojarlos con el caldo o el agua.
Hornear durante una hora aproximadamente
(el tiempo dependerá del tamaño y la
clase del pollo; lo mejor es ir probando
si se despega bien la carne del hueso),
echándole su propia salsa por encima
cada 20 minutos y cambiándolo de posición.
Sacar y dejar reposar 10 minutos para
que los jugos se redistribuyan (un truco
que dicen que va bien para que la pechuga
quede jugosa es ponerlo boca abajo, con
las patas para arriba... pero confieso
que nunca me acuerdo de probarlo).