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General: La negación del "YO".
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De: CARLOSR (Mensaje original) |
Enviado: 08/11/2012 21:31 |
La Negación del "Yo"
@
Red de Apoyo, Inc.
Dr. Enid Miranda Matos, MS. Myrna García
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La ‘Negación del Yo’ es una
técnica de persuasión frecuentemente utilizada por los
cultos peligrosos, pero apenas se menciona en los estudios y
publicaciones que tratan sobre las estrategias de dominio y
control mental. Es una de las herramientas más poderosas y
eficaces que suelen utilizar los líderes sectarios para
someter a sus adeptos. Consiste en convencer al adepto de
que, para merecer la aceptación del líder y el grupo, debe
negarse a sí mismo como individuo único con características
específicas: sus necesidades particulares, sus gustos, sus
propiedades materiales, sus pensamientos más íntimos, sus
maneras de ver el mundo quedan en un segundo plano o,
sencillamente, se niegan. Incluso las relaciones
interpersonales que no han recibido la aprobación del líder
deben negarse. No hay individuo, el sujeto no existe. Sólo
existe el grupo y su cabeza pensante es sólo uno: el líder.
Los demás no deben pensar, sólo obedecer.
Algunas religiones históricas que no se consideran grupos
peligrosos, como el cristianismo y el budismo, también
predican la 'Negación del Yo'. En el cristianismo, por ejemplo,
la 'Negación del Yo' es exigida por Jesucristo como requisito
indispensable para salvarnos y alcanzar la vida eterna. Así
se expresa claramente en Lc.9:23: "Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame.” ¿Cuál es, entonces la diferencia entre la
'Negación del Yo' predicada por grupos peligrosos y lo que se
predica en las religiones históricas? Tomemos el
cristianismo como punto de referencia y examinemos las
diferencias y semejanzas, si algunas.
En el cristianismo 'la Negación del Yo'
surge de una relación
personal e íntima con Dios, al amparo del amor, la
misericordia y la aceptación del sujeto. Este mensaje hace un
llamado a responder con heroísmo ante cualquier situación que atente
contra la Fe, el amor hacia Dios y a sus semejantes. La respuesta es una
individual, que surge del amor y la caridad, no
de la opresión de un ser humano hacia otro o hacia un grupo de
personas,
por la razón que sea. En todo momento el mensaje cristiano exalta
al máximo el valor de la caridad y de la compasión, catalogándolas
como las más preciadas de las virtudes.
El mismo mensaje, más adelante
también
señala que ningún ser humano tiene supremacía sobre ningún
otro, sino que todos deben considerarse y tratarse
compasivamente, de parte y parte. En ningún momento estas palabras
hacen referencia al privilegio de imponer exigencias o cargas pesadas
sobre ningún semejante, para someterles al sufrimiento, con el fin de
ayudarle a crecer espiritualmente, al negarse a sus propias necesidades.
Las emociones y los sentimientos son la causa y origen del sacrificio;
como consecuencia resultante surge siempre un sentimiento de
satisfacción en la persona. Para el cristianismo, al igual que para el
budismo, el negarse a sí mismo es una decisión personal, que depende
exclusivamente de la estabilidad psicológica y emocional que tiene cada
cual para poder enfrentar alguna situación que requiera algún sacrificio
personal,
lo cual en el caso del cristianismo debe ser exclusivamente por
amor; pero jamás puede ni deber ser impuesta bajo coerción.
En los cultos
peligrosos, el líder sectario aprovecha estas enseñanzas
religiosas para crear inquietud en su auditorio, al recordarle ciertos
principios religiosos y
las utilizan posteriormente para poder justificar cualquier
maltrato que estime sea necesario para
alcanzar a intimidar y
controlar al adepto que se
atreva revelársele, al que le falle o sencillamente maltrata
al adepto sin razón, bajo acusaciones falsas, frente a los
demás adeptos, con la única finalidad de alcanzar estos
objetivos. El adepto acepta el maltrato
como un reto
en contra de su "ego", o sea su orgullo,
honra, respeto y/o prestigio. Se somete porque
debe 'negarse a sí mismo' y porque el
divinizado líder será siempre justificado por todos;
por lo tanto, todo lo acepta como una prueba impuesta por el líder, quien busca ayudarle
a ascender dentro de su plano espiritual. La negación es impuesta desde
el exterior, no surge del convencimiento propio, personal e
íntimo. Surge de la presión desbocada del divinizado líder,
al poder castigar libremente a cualquiera con el
incondicional apoyo de sus seguidores, como si fuese el coro de una tragedia
griega. Aquellos que cometen una falta o fallan en el
proceso son penalizados con burlas, rechazos y humillaciones
que denigran y condenan a la persona.
El cristiano mantiene su
pensamiento crítico. El creyente
cristiano, al negarse a sí mismo ha realizado un acto
voluntario y libre, cuya sanción
le da siempre paz interna y satisfacción.
En los grupos sectarios peligrosos, 'la Negación del Yo' es una técnica de control muy eficaz debido a que el sujeto
busca huir de las constantes
humillaciones, burlas y obligaciones cada vez más pesadas e
indignantes, que lo someten a un proceso de deshumanización.
Negarse a sí mismo es para el adepto sectario el único
camino para ser considerado dentro del grupo como uno más.
Se siente oprimido y con la obligación de cumplir para poder mantener su
honra y prestigio dentro del grupo sectario y para evitar
cualquier humillación, falta de respeto o ridiculización hacia su
persona. El control es ejercido insitando el miedo y el espanto;
el adepto será capaz de realizar todo tipo de sacrificios,
bajo gran presión, nunca con paz.
El adepto queda atrapado, no es libre, siente la obligación
de someterse y
obedecer al líder. La motivación no nace de sus propias tendencias
y necesidades.
La
'Negación del Yo', en manos
de las sectas, trae como
consecuencia la 'total despersonalización del adepto'. La
persona deja de ser importante para sí mismo. Tan sólo la
secta y su misión son importantes. “Yo no existo”, carezco
de personalidad, sólo existe la secta (misión divina) como único camino
hacia la felicidad y realización. El adepto queda convencido
de que la práctica de negarse a sí mismo es un camino seguro
para lograr alcanzar a Dios. Pero sólo puede seguir a Dios a
través del líder y no a través de una relación personal e
íntima con Dios.
Como cualquier estrategia conducente al dominio mental y
psicológico, la “Negación del Yo” se practica dentro de las
sectas “a puerta cerrada” y en secreto. El sujeto debe
primero pasar con éxito algunas pruebas que, a modo de
iniciación, se proponen al adepto. La característica
principal de estas pruebas es la demostración de lealtad
ciega y absoluta al líder. Por eso, mientras más absurdas
sean éstas, más importante, se dice, es el sujeto que las
debe realizar. Sólo cuando el adepto ha demostrado
fehacientemente su lealtad y fidelidad al grupo y al líder,
comienza el proceso de negación del yo.
En algunos grupos, el proceso de negación comienza con una
exigencia simple que en apariencia no tiene nada de
peligroso: se le solicita al sujeto que cambie su nombre
propio porque, se alega, dentro del grupo es otra persona,
una nueva persona. Se le asigna un nuevo nombre más acorde
con su nueva vida sectaria. Más tarde se le prohíbe tener
propiedades personales, o utilizar la palabra “yo” al hablar.
Los adeptos tan sólo pueden identificarse como servidores, ‘su
servidor’, ‘éste servidor’, etc., evitando al máximo hacer
referencia a su persona. Algunos líderes han llegado a
asegurar que la primera palabra que salió de la boca del
diablo fue ‘Yo’, porque el ego es un montón de Yoes-diablos.
El adepto se convence de que sólo si se niega a sí mismo, se
somete y trabaja arduamente por los objetivos impuestos por
la secta y el líder, alcanzará el nivel espiritual prometido.
Se le motiva continuamente a alcanzar el respeto, la
admiración y hasta la veneración al líder; y esta motivación
se convierte en necesidad de recibir la aprobación del grupo.
Contrario a esa aprobación, el adepto recibe maltratos,
menosprecios y humillaciones porque nunca hay manera de
igualar al Jefe del Rebaño. Poco a poco, el adepto se
concentra en hacer sólo lo que le es asignado, sin protestar
o considerar nada más. El ego de un adepto fortalecido
espiritualmente está muerto y, como se supone que está
plenamente identificado con Dios, todo mandato lo debe
realizar sin perturbarse emocionalmente.
A través de la 'Negación del Yo', el adepto va doblegándose y
renuncia a sus propios sentimientos, suprimiendo sus
necesidades emocionales y psicológicas, lo cual engendra
ansiedad. Mientras esto ocurre en la vida íntima del adepto,
el líder procura presionarlo sólo lo necesario porque sabe
que una ansiedad extrema no es deseable. Por lo menos, no es
deseable hasta que el sujeto manifieste una entrega total a
su mandato y lo reconozca como único líder. Con una ansiedad
correctamente dosificada, el adepto responde de manera dócil
a los deseos del líder. Así, el líder podrá humillarle sin
temor a reacciones de rechazo y hasta podrá utilizar su
ejemplo para intimidar a cualquiera que intente incurrir en
alguna conducta no deseada.
Dentro de las sectas y bajo el manto del secreto, la
enseñanza de la 'Negación del Yo' se fundamenta en la idea de
que el humano debe deshacerse de todo lo que se interponga
con la voluntad de su Dios. Pero como la voluntad divina
sólo la conoce el líder supremo, el adepto depende
enteramente de él para conocer los designios de Dios.
Las sectas aspiran a sustituir el pensamiento crítico y
analítico por uno de obediencia dócil y ciega. Por eso se
esfuerzan en controlar toda fuente de información. Saturan a
los adeptos con actividades que le ocupan tiempo y
concentración. Con la ayuda de las técnicas, el adepto
termina viendo y escuchando lo que el líder desea que todos
vean y escuchen. El adepto deja de tomar decisiones, incluso
las más comunes. En lugar de un comportamiento autónomo, lo
que los cultos intentan fortalecer es la sumisión, la
dependencia física y psicológica respecto al líder.
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