Dice Pablo iniciando la carta a los Efesios:
“dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo,
DE REUNIR TODAS LAS COSAS EN CRISTO, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, ASÍ LAS QUE ESTÁN EN LOS CIELOS, como las que están en la tierra”.
Esto incluye los lugares desde los cuales actuó “el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesisos 2.2). De allí que una de las misiones de la congregación de Cristo es “que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”
Son lugares de los cielos que el maligno hundió en maldad y en ignorancia, así como desde allí influyó en el pensamiento de los hombres; lugares oscurecidos a los cuales llegará la luz de Cristo que existe en su congregación; por esto dice Pablo finalmente sobre el tema “no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Todos esos lugares serán reunidos en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, es decir, cuando llegue el respectivo momento, al iniciarse el reino milenial.