¿QUIEN SUBIÓ AL CIELO Y DESCENDIÓ Y DIO DONES A LOS HOMBRES?
Es indispensable saber, quien fue el que subió al cielo y descendió. En Proverbios 30:4, hay entre cinco (5) preguntas importantes, el siguiente interrogante profético: “¿Quien subió al cielo y descendió?”
Con ese interrogante profético que Agur hijo de İaqué le hizo a İtiel y a Ucal, indudablemente se está refiriendo al Ser Divino, quien es el único que a su voluntad puede subir al cielo y descender. Este Ser Divino que a mucho tiempo después de materializarse en Cristo (El Mesías), le habló al maestro Nicodemo con palabras semejantes, diciendo: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió; el Hijo del Hombre que está el cielo” (Jn. 3:13). En Efesios 4:8-12, el Apóstol Pablo por su parte, también hace una afirmación del que subió al cielo; y descendió, en los siguientes términos:
“¿8Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres (Salm. 68:12). 9Y eso que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más baja de la tierra? (1P 3:19). 10el que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11Y El mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros (1Co. 12:28), 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo (2 Co. 13:9; Ef. 1:23: 1 Co. 12:27)”.
Expuesto lo anterior, entonces Jesucristo es el que subió al cielo, y descendió, y es el mismo que derramó de su Espíritu sobre toda carne, para que a fin de la edificación de su cuerpo que es la iglesia, sus miembros tengan los dones espirituales (Is. 32:15; Ez. 39:29; İoel 2:28; y Hch. 2:17-18). Dones estos, que de acuerdo a la importancia de cada uno, son:
- Apóstoles.
- Pastores.
- Evangelistas.
- Palabra de ciencia.
- Palabra de sabiduría.
- Fe.
- Dones de sanidades.
- Hacer milagros.
- Profecías (Profetas).
- Discernimiento de Espíritus.
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- Diversos géneros de lenguas.
- Interpretación de lenguas.
- De servicio (los que ayudan).
- De enseñanza (maestros).
- De exhortación.
- Repartir con liberalidad
- Presidir con solicitud
- Hacer misericordia con alegría.
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Vale volver a decir, que Jesucristo es quien subió, y descendió (Pro. 30:4; Jn 3:13; Ef. 4:8-11; y 1P. 3:19). El cual además de ser un hombre consagrado y sin pecado, es uno con su Espíritu Divino, y uno con sus escogidos (Col. 2:9; Jn. 10:30; 14:10; 17:11; y Gl. 3:28); y es el mismo que para perfeccionar a los santos, a fin de la edificación de su Cuerpo que es la Iglesia, le ha dado como quiere los dones espirituales, para que en fe y buen conocimiento acerca de Él, seamos plenamente perfectos en unidad, siguiendo la verdad en amor, con un crecimiento que generalmente es en Cristo, que es la Cabeza de nosotros (Ef. 4:12; 1: Co. 14:3, 12, 26; Ro. 12:6-8; 1 Co. 12:8-13, 28-30; Jn. 17:22-23; Ef. 4:8-13; 15). Y así, ya no seamos como niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagemas de los hombres, que utilizan con astucia las artimañas del error (Ef. 4:14).
Finalmente, todos los dones espirituales que a los hombres dio, el que subió al cielo y descendió, Cristo IESUÉ, lo hizo para la perfección de los santos, a fin de la edificación de su Cuerpo que es la Iglesia (Ef. 4:12; 1Co.14:3, 12, 26). En la cual según el mandamiento de Eloah, mencionado por el Apóstol Pablo en 1Co. 14:37-40, es que todo cuanto en dones espirituales dados por Cristo (El Mesías), se debe hacer decentemente y con orden, teniendo espíritu de valentía y dominio propio (2 Timt. 2:7). Así que para indicar, ciertos ejemplos, tenemos:
1) Don de lengua: Al interpretarla bien, porque es para que la iglesia reciba edificación. (1 Co. 14:5). Caso contrario, si habla en lengua extraña, sea esto por dos, o lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Eloah (1 Co. 14:27).
2) Don de profecía: Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero, porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. Y los espíritus están sujetos a los profetas; pues Eloah no es Eloah de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos (1 Co. 14:29.33; y 4:17; 11:6).
3) Avivar el fuego del Don de Eloah: Al don de Eloah que está en el creyente, este debe avivarlo, para que evangelice como buen evangelista, con mucha valentía; porque Él no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timt. 1:6-7). Lo cual implica que el creyente no debe tener miedo para predicar el Evangelio; y por ese dominio propio, se tiene que ser muy cuidadoso, para no dejar que en las congregaciones de la Iglesia, el espíritu de confusión simulando ser el Espíritu Santo, finja el don de lenguas; y haga perder el control para golpear la humanidad del poseído y de algún otro converso, trayendo como resultado, que los indoctos y los incrédulos, se espanten diciendo que están locos (1 Co. 13:23). En fin, entorno a esto hay que llevarnos por lo que está escrito en 1 Corintios 14:33, que Eloah no es de confusión, sino de paz; y por tanto, no dejarnos dominar por el espíritu de confusión.