PENA DE MUERTE. ¿Mandó Jesucristo las penas de muerte?...
Cuando Dios entregó la Ley a su pueblo en tiempos de Moisés, les había dicho: "NO MATARÁS" (Éxodo 20:13). Luego, los judíos se olvidaron de este mandamiento de Dios tan importante y en el viejo testamento escribieron que Dios les había mandado aplicar penas de muerte.
Antes de Jesucristo, el pueblo vivía en tinieblas, pues las penas de muerte y los castigos terribles eran un infierno para los pobres y humildes. Los dictadores del pueblo ataban cargas tan pesadas sobre los hombros de los pobres, que nadie podía soportarlas. Los profetas descubrieron que los poderosos y escribas habían cambiado la Ley y así dejaron escrito:
"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
"Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas para apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los huérfanos" (Isaías 10,1-2)
"Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, cambiaron los mandamientos, quebrantaron el pacto sempiterno" (Isaías 24:5-6).
Y Jesucristo, recordando las palabras del profeta Isaías, también les dijo a los escribas y fariseos que estaban enseñando mandamientos de hombres:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9
Jesucristo volvió a enseñar a su pueblo los verdaderos mandamientos de Dios, y estos mandamientos escritos en el Evangelio así dicen:
"No matarás" (Mateo 19:16-22)
Amarás a tu prójimo como a ti mismo". (Mateo 22:34-40)
"... si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7 )
"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (Mateo18:21-22)
"Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas". (Mateo 6:14)
Jesucristo venía a restablecer la verdadera Ley de Dios, y así es como el pueblo, que estaba en tinieblas porque no conocía los verdaderos mandamientos de Dios, vio una gran luz:
"El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de sombra de muerte,
Luz les resplandeció". (Mateo 4:15-16)
Desde entonces, los cristianos predicaron por todos los pueblos la paz, el amor, la misericordia y el perdón que les había predicado Jesucristo. Y así vivieron los cristianos durante los primeros siglos. Pero los poderosos de Roma no querían vivir sin esclavizar a los humildes y sin vivir como reyes a costa de ellos..., entonces decidieron ahogar las enseñanzas del Evangelio con leyes y doctrinas judaizantes que Jesucristo había abolido (emperador Constantino y sus descendientes, siglo IV).
Estos dictadores poderosos de Roma y su religión del imperio, desde el siglo IV, justificándose en las leyes de penas de muerte y de esclavitud del viejo testamento y en las cartas atribuidas a Pablo que ellos impusieron, que contenían puntos difíciles que podían dar lugar a interpretaciones contrarias a los misericordiosos mandamientos del Evangelio, volvieron a imponer sistemas judaizantes de terror que dejaron espantado al mundo.
Desde entonces, las inquisiciones, los sistemas de terror, las penas de muerte y las guerras, se sucedieron..., y así es como los poderosos dictadores de las naciones, amparándose en estas leyes de Roma, hicieron del mundo un infierno, que es el infierno que se vivió desde la Edad Media, y es un infierno que no terminará hasta que Jesucristo venga en su Segunda Venida. El apóstol Juan así nos dice:
"Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen...... (Apocalipsis 19:17-21)
La Bestia es todo lo que es guerra y penas de muerte, y el falso profeta son todas las religiones que, abandonando los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, han enseñado durante siglos doctrinas que justifican las guerras y las penas de muerte..., pues Jesucristo no enseñó ni justificó esas cosas, sino todo lo contrario: LAS CONDENÓ.
La verdadera Ley de Dios, que es la que Jesucristo enseña en el Evangelio, no permite penas de muerte, porque así nos dice:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Nadie quiere ser condenado a muerte, entonces nadie debe condenar a muerte a nadie.
Jesucristo también les dice a los que aplicaban penas de muerte y querían matar a pedradas a una mujer:
"El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella". (Juan 8...)
Nadie está libre de pecado, entonces nadie está autorizado por Dios para aplicar penas de muerte.
Y Jesucristo, que era el único libre de pecado, tampoco arrojó piedras a la mujer sino que la perdonó. Entonces, esto nos enseña claramente que lo que Dios quiere, es el perdón y la misericoridia. Por eso, dijo Jesucristo:
"... si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7 )
"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (Mateo18:21-22)
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