Todas son bendiciones que el Señor te dio, pero tú
tienes que aprender a regarlos, podarlos y darles
atención, pues al igual que la flor, los sentimientos
también mueren.
Te acostumbraste a ver la flor siempre allí,
siempre florida, siempre
perfumada, y te olvidaste de cuidarla,
como olvidas de cuidar a tu familia.
Oscar de Alba