El
subcontinente indio es un enorme cono de 4.000.000 de km2, cuya parte
meridional penetra en el océano Indico. La costa oriental o Coromandel
está bañada por el mar de Bengala y la costa occidental o Malabar por
el mar Arábigo o de Omán. La costa occidental presidió los contactos
con Mesopotamia, el Islam y Europa. La oriental fue la vía de salida
para la expansión de la cultura india hacia el Sudeste Asiático. En el
norte aparece la barrera más infranqueable del mundo, el Himalaya, con
nueve picos de más de 8.000 m de altura. Según las diversas culturas
que lo circundan, esta cordillera es llamada de formas diferentes, como
Hindu Kush en Afganistán o Karakorum en Cachemira. En el Hindu Kush se
encuentra el único acceso a India por tierra, el paso del Khyber. Junto
al Himalaya, las otras dos grandes zonas geográficas son la depresión
Indogangética y la meseta del Dekkán. Las llanuras aluviales del Indo y
del Ganges, entre el Himalaya y los Montes Vindhya, concentran a las
dos terceras partes de la población. Frente a esta India del Norte, la
del Sur ocupa desde los Montes Vindhya hasta el cabo Comorín. El
interior aparece aislado de la costa por los Ghats occidentales y
orientales. Por último, ríos como el Kistna o el Godavari cruzan esta
árida región.
La
India, el segundo país en población después de China, es la cuna de una
cultura milenaria, de las lenguas más antiguas que se conocen en el
planeta y de gran cantidad de religiones y formas de pensamiento aún
vigentes. Su vasto territorio ha albergado a multitud de pueblos,
etnias y religiones, que durante siglos han aprendido a convivir dando
lugar a una espléndida cultura. La civilización India abarca una
realidad geográfica determinada, la península del Indostán, que engloba
actualmente tres países diferentes: la India, Pakistán y Bangla Desh.
Con forma de triángulo invertido, el cabo Comorín, su punto más
meridional, separa las dos costas indias: la Malabar, bañada por el mar
Arábigo, y la costa Coromandel, abierta al golfo de Bengala. Al norte,
el imponente Himalaya, con el Karakorum y el Hindu Kush, cierra la
península. Grandes ríos la cruzan, como el Indo, el Ganges, el
Brahmaputra, el Godavari o el Kistna. Sus aguas, alimentadas por el
Monzón, hacen crecer ciudades populosas, como Calcuta, Kanpur, Delhi o
Bangalore. La historia de los orígenes de la civilización de la India
constituye un gran enigma. A partir del III Milenio, en el valle del
Indo se desarrolló una floreciente civilización, comparable a la de
Mesopotamia. Esta cultura contó con importantes asentamientos como
Mohen-jo Daro, Lothal o Harappa, quien da nombre a toda la cultura. La
ciudad de Mohenjo-Daro resulta sorprendente por su compleja red de
infraestructuras y su alto desarrollo urbanístico. Probablemente a
partir del año 1800 a.C. comienza la invasión de los pueblos arios, de
procedencia debatida. Entre los siglos VII y VI se crean numerosos
principados tribales a lo largo del Ganges, siendo el más importante el
de Magadha. En el siglo VI nacieron Buda y Jina, fundadores del budismo
y del jainismo, respectivamente, dos religiones que jugarán un papel
fundamental en la cultura india. La expedición de Alejandro Magno a la
India, en el año 326 a.C., produjo la entrada de la influencia griega
en la región. La dinastía Maurya, que gobernó en la India entre los
años 322 y 187 a.C. configuró el primer imperio bien documentado. El
emperador residía en Pataliputra, desde donde gobernaba sobre las
capitales provinciales: Taxila, Tasali, Ujjain y Suvarnagari. Los
gobernantes maurya son los creadores del primer arte indio. Su religión
oficial, el budismo, se sirvió del arte para hacer llegar de forma
gráfica a todos los habitantes del imperio los ideales y las normas del
gobierno. Pero la principal aportación del arte maurya es el stupa, un
tipo de monumento funerario que conmemora la muerte de Buda y es a la
vez un símbolo cósmico, una reproducción de la estructura del universo.
Entre los stupas más conocidos, el nº 1 de Sanchi es uno de los más
representativos del arte indio. El siguiente gran momento de la
civilización india es el llamado imperio gupta, entre los siglos IV y V
d.C. El imperio, a partir de un pequeño núcleo inicial en el valle del
Ganges, se extendió por casi todo el norte de la India actual. La
estabilidad social, la tolerancia religiosa, la paz continuada y el
enriquecimiento económico dieron lugar a uno de los periodos más
brillantes de la historia de la humanidad, en el que se realizaron las pinturas de Ajanta, la "Capilla Sixtina de Oriente"..