Está
claro que no. Y si resulta que esa mujer, además de inteligente y
hermosa, es la más afamada poetisa de Al-Andalus del siglo XI, entonces
el asunto es verdaderamente letal.
Y
si no que se lo pregunten al también poeta Ibn-Zaydun, quien tuvo la
dicha de disfrutar del amor de esa mujer, pero también tuvo la
desgracia de sufrir su ira.
La
mujer de la que hablo se llamaba Wallada y fue una mujer increíble y
totalmente atípica para su tiempo. Rubia, de ojos azules y bien
proporcionada, su belleza no tenía parangón como tampoco su genio
poético. Habilidad esta de la que le gustaba hacer gala hasta en sus
vestiduras, ya que bordaba en sus trajes los versos que componía. Así ,
por ejemplo, en un hombro llevaba escrito:
Soy capaz de las cosas más grandes y sigo orgullosamente mi camino.
Y en el otro anunciaba:
Regalo los hoyuelos de mis mejillas al que me ame y doy un beso al que lo desee.
Se
podría decir que el romance entre los dos grandes poetas, Ibn-Zaydum y
Wallada, fue un amor a primera vista, o mejor dicho, un amor al primer
verso, ya que se conocieron en una de los habituales duelos poéticos,
tan de moda en la Córdoba de entonces
Los
concursos eran una especie de batalla de versos donde uno comenzaba con
una estrofa inventada y el otro debía responder con otra estrofa en
rima. (Algo así como la batalla de Gallos de Hip Hop, pero a lo
medieval). Wallada era la única mujer que se atrevía a acudir a estos
retos y además lo hacía con la cara descubierta, por lo que era
conocida como Wallada La Perversa
En
uno de estos enfrentamientos surgió el amor entre ellos y el romance
que vivieron fue de los más apasionados y también escandalosos de
entonces. Pero he aquí que Wallada descubre que su querido le ha sido
infiel, y además con una esclava negra propiedad de la poetisa. ¿Para
que quieres más? Wallada en un principio se lamenta:
Si hubieses sido justo en el amor que hay entre nosotros,
no amarías, ni hubieses preferido, a una esclava mía.
[...]
Sabes que soy la luna de los cielos,
pero has elegido,para mi desgracia, un sombrío planeta.
Pero
después de los lamentos pasó a la acción usando su mejor arma, los
versos. Comienza acusándolo de tener amantes masculinos y le pone el
mote de “El Hexagonal”, por los seis lados que conforman su persona:
“Es sodomita activo y pasivo, rufián, cornudo, ladrón y ennuco.”
Y remata:
“Si hubiera visto falo en las palmeras sería pájaro carpintero”
No
contenta con extender perlas como estas por toda Córdoba, Wallada se
hace amante del visir, quien casualmente es rival político y enemigo
personal de Ibn-Zaydum. El poeta cae en desgracia, pierde todas sus
posesiones y acaba en la cárcel donde escribirá sus mejores versos.
Cuando de nuevo fue libre, Ibn-Zaydum trató de recuperar a Wallada…
Al perderte, mis días han cambiado y se han tornado negros, cuando contigo hasta mis noches eran blancas.
Pero
de nada sirvió, Wallada no le perdonó nunca y la poetisa murió
octogenaria bajo la protección del visir de quien se hizo amante.
Ibn-Zaydum también logró rehacer su vida y cuando murió era un hombre
rico y poderoso.
APORTACIÓN DE JESÚS : " ABDERRAMÁN " ( LA DANZA EN EL CAMINO )
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