Los Anchorena y los Kavanagh
Personajes fabulosos o fantasmagóricos, con orígenes fundamentados en la historia o generados en rumores, ya forman parte de la identidad de cada barrio.
¿Hay nobleza en la Argentina? No, se abolió en 1.813. Pero sí hay familias “patricias” esto es criollos (hijos de españoles) que llegaron temprano
al reparto de tierras y entonces son casi nobles. Luego vinieron otras familias también adineradas, pero claro, ya era tarde,
los títulos de “nobleza” estaban completamente repartidos.
¿Hay una familia más patricia que los Anchorena? Me parece que no. Participaron siempre en la política argentina (normalmente del lado equivocado, pero esa es otra historia)
y fueron los dueños de uno de los máximos palacios porteños: El Palacio Anchorena.
La otra historia de Buenos Aires no está en los manuales. Como todas las grandes metrópolis, cuenta con cientos de autores anónimos que con sus leyendas también construyen la identidad urbana. Son relatos —los hay oscuros y sangrientos, pero también eróticos y misteriosos— que se instalaron en el imaginario porteño. Aunque nadie conozca muy bien el origen.
Hay una ciudad espectral, habitada por personajes extraños en los que muchos creen y dicen haber visto. Tanto que son parte de cada barrio. Como los fantasmas que sobrevuelan casonas abandonadas, la dama que intentó escapar de su tumba, una niña aristocrática asesinada por su amante y bestias fabulosas como el Gigante de Once. Algunos relatos, ya clásicos, tienen en sus orígenes fundamentos históricos. Otros, el rumor que va de boca en boca.
"Este tipo de leyendas se corresponden con la tradición oral de las ciudades, heterogéneas por definición. Y en Buenos Aires también se trata de buscarle explicación a las verdades generadas espontáneamente", explica la socióloga Daniela Tregierman.
Dulce venganza arquitectónica
Ex Palacio Anchorena
Muchas de estas piezas quedaron en el Palacio cuando, en 1936, fue rematado en subasta pública; la crisis económica del país hizo imposible que los Anchorena
pudieran mantener la propiedad.Adquirido por el Estado, fue declarado Sede de la Cancillería Argentina el 21 de abril de 1938, y se lo pasó a denominar
"Palacio San Martín", en homenaje al Libertador.Monumento Histórico Nacional, en él se encuentra la "Colección de Arte Precolombino de la Cancillería"
con piezas de las culturas del N.O.A.También cuenta con obras de artistas argentinos y americanos como Antonio Berni, Pablo Curatella Manes,
Lino Eneas Spilimbergo, Roberto Matta entre otros.El mobiliario original incluía: artefactos de iluminación en cristal de Baccarat, sillones de nogal italiano
tallados y dorados a la hoja, alfombras persas y tapicería de seda francesa.
Vistas techos
Vistas Salón Dorado
Jardín de invierno
Mirada especial requiere el jardín de invierno, visible desde la calle Basavilbaso, donde sobresale
el trabajo de herrería realizado en los talleres Zamboni de Buenos Aires y la "Bow Window" en estilo Art Nouveau.
Esta es la historia de dos familias enfrentadas que dejó sus huellas en Retiro. Los Anchorena, que vivían en el actual Palacio San Martín, sede de la chancillería Argentina, con 150 sirvientes. Y los Kavanagh, adinerados, aunque no patricios. Cuenta la leyenda que a principios de la década del 30, uno de los Anchorena enamoró perdidamente a Corina Kavanagh. Esto fue terminantemente prohibido por Doña Mercedes Castellanos de Anchorena simplemente por una cuestión de linaje.
Corina Kavanagh decidió entonces una venganza arquitectónica: en Florida y San Martín, ordenó tras comprar el solar al hotel Plaza, al estudio de los arquitectos Sánchez, Lagos y de La Torre (célebre en la época) la construcción de un gran edificio con una sola intención: tapar completamente la visual de la iglesia desde muchos ángulos. la construcción de un edificio cuyo único requisito era que impidiera la vista desde el palacio de los Anchorena a la iglesia, objetivo que aún cumple el edificio Kavanagh.
Ese terreno tambien era pretendido por la familia Anchorena. Y como broche de oro a este despecho si alguien quiere mirar de frente la actual basílica del Santísimo Sacramento, debe pararse en el pasaje que separa el Edificio Kavanagh del Hotel cuyo nombre es "Corina Kavanagh"de estilo Art Deco , "Incluso, si alguien quiere mirar de frente la actual basílica del Santísimo Sacramento,debe pararse en el pasaje "Corina Kavanagh", relata Eduardo Lazzari, presidente de la Junta de Estudios Históricos del Buen Ayre.
La millonaria porteña Corina Kavanagh encargó en 1934 un rascacielos a uno de los estudios de arquitectura más prestigiosos de la próspera Buenos Aires de comienzos del siglo XX.
La señora Kavanagh vendió dos de sus estancias para financiar la construcción. El edificio se erigió en 14 meses.
Es una torre escalonada de hormigón armado de 120 metros de altura, 32 pisos y 105 viviendas. Se levanta frente a la Plaza San Martín.
Cuando se inauguró fue el edificio más alto de Latinoamérica y la mayor estructura en el mundo de hormigón armado. El estilo es racionalista, caracterizado por la austeridad de las líneas,
la carencia de ornamentos externos y los grandes volúmenes prismáticos.Para asegurar la calidad de la obra no se pusieron límites al presupuesto.
El Kavanagh, proyectado como un edificio de departamentos de lujo, ganó numerosos premios nacionales e internacionales.
Corina Kavanagh —que tenía 39 años cuando encargó el edificio— se reservó para sí el departamento del piso 14, el único que ocupa toda una planta.