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El Reino de los Sueños: Seguimos con las leyendas de Buenos Aires
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De: 2158Fenice (Mensaje original) |
Enviado: 07/02/2010 09:16 |
Leyendas de Buenos Aires
Personajes fabulosos o fantasmagóricos, con orígenes fundamentados en la historia o generados en rumores, ya forman parte de la identidad de cada barrio.
La otra historia de Buenos Aires no está en los manuales. Como todas las grandes metrópolis, cuenta con cientos de autores anónimos que con sus leyendas también construyen la identidad urbana. Son relatos —los hay oscuros y sangrientos, pero también eróticos y misteriosos— que se instalaron en el imaginario porteño. Aunque nadie conozca muy bien el origen.
Hay una ciudad espectral, habitada por personajes extraños en los que muchos creen y dicen haber visto. Tanto que son parte de cada barrio. Como los fantasmas que sobrevuelan casonas abandonadas, la dama que intentó escapar de su tumba, una niña aristocrática asesinada por su amante y bestias fabulosas como el Gigante de Once. Algunos relatos, ya clásicos, tienen en sus orígenes fundamentos históricos. Otros, el rumor que va de boca en boca.
"Este tipo de leyendas se corresponden con la tradición oral de las ciudades, heterogéneas por definición. Y en Buenos Aires también se trata de buscarle explicación a las verdades generadas espontáneamente", explica la socióloga Daniela Tregierman.
LA DAMA DE BLANCO
Representacion de la “Dama de Blanco” Nuestro Mito de “La Dama de Blanco” (RECOLETA)
Rufinita Cambaceres, era una joven aristócrata hija de Eugenio Cambaceres un escritor de la década del 1800 y Luisa Baccini, al morir su padre de Tuberculosis, su madre paso a ser la “favorita” de Hipólito Yrigoyen (nuestro único Presidente soltero).Para ese entonces Rufina ya había cumplido catorce años, era muy agraciada y cantidad de mozos rondaban la antigua casona de Montes de Oca, sin obtener no obstante sus favores. Ella sabía a quién amaba, con ese silencio que la caracterizaba.Corría el año 1902, algunos hablan de 1903…, pero fue el día 31 de mayo en que Rufina cumplía sus diecinueve años, y Luisa había dispuesto una importante celebración para terminar luego la noche en el Teatro Colón disfrutando de una función lírica. Tales eran los planes. Sin embargo, el destino movió los hilos en un sentido diferente.Según cuentan, ese día del cumpleaños diecinueve de Rufina, recibió de labios de su amiga íntima una revelación que desencadenaría los hechos subsiguientes. Pues que el mismísimo novio de la niña mantenía relaciones con su bella madre, que eran amantes. El impacto que le produjo esta confidencia ocasionó a Rufina tal lacerante dolor, que su corazón literalmente se destrozó y le provocó la muerte en el acto.Uno de los médicos presentes diagnosticó un síncope. Tres médicos certificaron que Rufina había muerto. Hipólito Yrigoyen se cuidó de acompañar a Luisa e inhumar sus restos en la Recoleta.Sin embargo, esta funesta historia no había acabado aún; el espanto recién comenzaba.Un par de días más tarde, el cuidador de la bóveda de los Cambaceres debió comunicar a Luisa que descubrió abierto y con la tapa quebrada el féretro de Rufina. El cajón se había movido; y cuando lo abrieron, encontraron a la joven con el rostro y las manos arañados y amoratados.Se cuenta que Rufina habría sido víctima de un ataque de catalepsia y despertó en la oscuridad del sepulcro para rendirse y volver a morir después de una desconsolada y estéril pelea.Oficialmente se manifestó que se había tratado de un hurto, dado que la niña había sido enterrada con sus joyas más lucidas; no obstante, a Luisa le tocó vivir el resto de su vida remordida por el conocimiento y certidumbre de que su hija había padecido un ataque de catalepsia por lo que fue sepultada viva.Se dice que la joven Rufina, vaga entre las bóvedas por las noches, llorando por amor con su corazón destrozado…
LA REPÚBLICA PERDIDA - BARRIO DE MONSERRAT
Monserrat fue en tiempos coloniales el antiguo "barrio del tambor", creado en 1769 alrededor de la iglesia y parroquia del mismo nombre.
Allí vivieron desde fines del siglo XVIII varias comunidades de negros que integraban "repúblicas" como Cabunda, Banguela, Mondongo y Angola. Eran devotos de la virgen morena de Monserrat.
En los bailes y candombes de Reyes recreaban imaginariamente su vida africana y elegían sus autoridades.
Calles como las actuales Chile o México eran zanjones que marcaban el límite de la ciudad, el viejo matadero estaba cerca.
Se dice que en México 567, donde está hoy la Escuela Nacional de Música -que originalmente fue sede de la Biblioteca Nacional-,
funcionó un depósito de esclavos o la sede de una de aquellas "repúblicas" de negros libertos. Los cuidadores del edificio oían voces ya en la década de 1940.
Monserrat abunda en relatos semejantes. Por caso, en Chile al 1200 hay un caserón que también alimenta la leyenda de los fantasmas.
Según el investigador uruguayo Néstor Ganduglia, esa leyenda es la de los "pretos", fantasmas de negros ancianos que se limitan a recordar el pasado originario del barrio.
LA CASA DE LA PALMERA - CENTRO
En Congreso se destaca como una exquisita casona de estilo. La mansión de Riobamba 142, que tiene una palmera en el jardín de entrada,
fue comprada en 1930 por Catalina Espinosa, viuda de un médico español con el que tuvo seis hijos, cinco varones y una mujer, Elisa, quien era profundamente religiosa.
Cuenta Diana Arias —guía de turismo y docente de la carrera de Turismo del Instituto Perito Moreno— que los hijos varones eran muy deportistas y mujeriegos,
lo que ponía los pelos de punta a la pobre Elisa. A medida que los hermanos morían, ella clausuraba la puerta de sus habitaciones con candados que nunca jamás fueron abiertos.
Para ella, el cuarto más pecaminoso era el del subsuelo: era allí donde un hermano mantenía relaciones con la mucama.
En 1992, con la muerte de Elisa, la casona entró en estado de abandono. Y desde ese momento, dicen, siempre está en venta.
Esta leyenda, según explica Diana Arias, justifica que "muchos la consideraran la fuente de inspiración que Julio Cortázar encontró para escribir el célebre cuento Casa Tomada".
LA TORRE DE LOS FANTASMAS - BARRIO DE LA BOCA
Este edificio de Art Nouveau o de Modernismo Catalán esta ubicado en Benito Perez Galdos 390 en el barrio porteño de la Boca. Se terminó su construcción en el año 1923 y es dueño de un fantasma que con sus pasos no deja dormir a sus inquilinos.
Vivía en esta torre una pintora llamada Clementina solo acompañada de sus gatos. No salía mucho y llevaba una vida tranquila. Una vez, un periodista interesado en su obra fue a visitarla para hacerle una entrevista y tomó algunas fotos de sus pinturas.
La entrevista se desarrolló con total normalidad pero cuando el periodista reveló las fotos encontró figuras de duendes jugando entre los paisajes retratados. Volvió a ver a Clementina para comentarle lo sucedido pero ella se negó a hablar sobre el tema.
Poco tiempo después los vecinos escucharon un disparo pero cuando la policía llegó no encontró rastros de la pintora y nunca más se supo de Clementina.
En estos momentos la torre será convertida en una galería de arte colectivo, por lo que además de su fantasma el espíritu de Clementina seguirá entre sus paredes.
EL CASTILLO DE LOS LEONES
FANTASMAS Y LEONES - BARRIOS DE BELGRANO Y BARRACAS
En el libro "Belgrano, del pueblo al barrio", se hace referencia a la mansión conocida como "El castillo de los Leones", en José Hernández y Luis María Campos.
Se la conoce con ese nombre porque en su frente tenía esculturas de leones y torretas tipo medieval. Esa casa fue comprada por la familia Lacroze, y al parecer, allí se cometió un crimen.
Los vecinos solían decir que por las noches se escuchaban ruidos de cadenas, y algunos juran haber visto el espectro de una mulata vestida de celeste, que incluso salía a la vereda.
En Barracas hay un caserón que está cerca de la Casa Cuna, sobre la avenida Montes de Oca, donde pueden verse varias esculturas de leones.
Se dice que el dueño de la mansión tenía como mascotas unos leones (o pumas según otras versiones), que accidentalmente mataron al prometido de su hija
durante la fiesta de compromiso de la pareja. Ante este terrible suceso, la joven novia sufrió una crisis nerviosa y se suicidó.
Hay distintas versiones que indican que el novio no habría sido la única víctima de los animales, pero en lo que sí coinciden es en que desde aquella fatídica noche,
ambos fantasmas se paseaban por el caserón. Las estatuas de los leones fueron construidas con posterioridad para ahuyentar los espectros, objetivo que parece haberse logrado.
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