Llámeme el tedio
Llámeme el tedio; que su lengua acceda, silenciosa, al recodo más oscuro, donde se muere el tiempo, sin futuro, donde el recuerdo es pálida humareda.
Sorpréndame desnudo en la vereda por donde sin destino me aventuro, y al percibir mi espíritu inseguro a mi inmediata posesión proceda.
Cansado estoy de improvisar recursos, trenzar poemas, pronunciar discursos que nadie advierte, o si lo ve, lo ignora.
Venga la paz opaca de los muertos, esa inmovilidad que a los despiertos al mundo de las sombras incorpora.
Francisco Álvarez Hidalgo
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Mi reino
Alguien pretende entrar en la guarida de este león que apenas se despierta, sin advertir que si es trivial la oferta, le será denegada la acogida.
Ni rey ni fuerte soy, pero mi vida es mi reino exclusivo, cuya puerta, si atrae a muchos, sólo estará abierta a quien se lo merezca o yo decida.
Rujan otros leones al gentío, sacudan su melena en desafío, apresuren sus garras al zarpazo.
Yo gobierno en bondad, mas exigente. Y algún día, sin prisa, o de repente, ha de entrar alguien, sin hallar rechazo.
Francisco Álvarez Hidalgo
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